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sábado, 30 de abril de 2022

LA DAMA DE BLANCO

Ver en su día -alquilada- "La dama de blanco" fue un auténtico palo. Se trataba de la segunda película del poco prolífico Frank LaLoggia, director de la simpática "Lucifer" ¿Cómo no tener ciertas expectativas? Mis queridas revistas franchutes ya me habían advertido que la cosa iba de "terror blando", todo muy light y tal, pero aún así, no me esperaba semejante nivel de ñoñería y mariconismo. La decepción fue tal, que no quise saber más de ella hasta ayer, cuando la localicé en Amazon Prime y pensé aquello de las segundas oportunidades.
Frankie es un niño atontao y debilucho al que sus amiguitos de clase gastan una broma pesada, encerrándolo en el guardarropía del colegio, donde pasará la noche y será testigo, mediante visiones fantasmales, de un asesinato cometido en el pasado pero cuyo responsable aún colea. De hecho, intenta cargarse a Frankie sin conseguirlo, por lo que el crío tratará de descubrir su identidad con ayuda de espíritus y señoras de blanco.
Es evidente que, con esta peli, LaLoggia se hacía un gran pajote nostálgico. No creo que de chaval fuese testigo de lo que narra, pero que el niño se llame como él, tenga un origen italianini, le gusten las películas de monstruos y escriba historias de miedo, resulta tan sospechoso como que, cuando nos lo muestran adulto, lo interprete el propio director (eso sí, de espaldas y reservándose un único primer plano de los ojos).
Tal vez por eso el film sea tan y tan... pasteloso. Sí, amigo lector, mis impresiones juveniles se reafirmaron ayer sufriendo esta sobredosis de azúcar y buenos sentimientos. Realmente empalagoso. Es cierto que, siendo ya un señor mayor como soy, en algunos momentos me tocó la fibra. Aquellos más terrenales, por así decirlo. Pero cuando entra en escena el rollo fantástico, y a LaLoggia se le va la pinza con fantasmas voladores que echan chispas y tal, roza incluso el ridículo. Casi de comedia involuntaria. Además, retuerce tanto la trama, intentando contar tres historias a la vez, que todo adquiere unos tintes un pelo caóticos y confusos (como el hecho de que la dama de blanco sea presentada como una fantasma, deslizándose por el aire, para luego resultar que era de carne y hueso) Destaca el culebrón del negro acusado injustamente por los crímenes, rollo panfleto brasas de esos que quieren otorgar más caché al producto. Pero lo cierto es que no lleva a ningún lado.
Se dice que todo el desmadre final de "Lucifer" a base de rayos de colores fue una imposición de la distribuidora, por aquello de darle lustre. Teniendo eso en cuenta, sorprende mucho ver que el clímax del film reseñado cuente también con una buenas dosis de lucecitas y mandangas tricolor altamente vergonzantes.
"La dama de blanco" fue la última película con cara y ojos (y orejas, si tenemos en cuenta a su protagonista infantil, Lukas Haas) de Frank LaLoggia -luego rodó un "direct to video" titulado "Posesión Maldita" y el resto fueron intervenciones como actor segundón- por todo lo expuesto, me pregunto si el dichoso despliegue de luces no sería otra imposición, lo que acabaría de quemar al cineasta y alejarle de la profesión.
Encima, los efectos visuales dejan bastante que desear, muy especialmente los cromas, realmente horribles para ser un film medianamente mainstream. Que su máximo responsable, Ernest D. Farino, se iniciara en esto del cine de la mano de Don Dohler, tal vez daría sentido al descalabro.
En su día Sam Raimi comentaba en las entrevistas lo mucho que le había gustado "La dama de blanco". Visto cómo se desarrolló el resto de su carrera a partir de ahí, confirma que aquellas declaraciones fueron un auténtico aviso de lo que estaba por venir (lejos, muy lejos, quedaban los tiempos en los que, a la hora de mentar sus favoritas, se decantaba por títulos como "Creepshow" y "La Cosa" -aquí- Snif)
Para su actual edición en dvd -pirata, creo-, se han sacado otro título de la manga: "El misterio de la dama blanca".

lunes, 2 de noviembre de 2020

DARK WAS THE NIGHT

Serie B de la era digital que se inspira en un caso real datado en el siglo XIX conocido popularmente como “Las huellas del diablo” en el cual se cuenta que en el condado de Devon, al suroeste de Inglaterra, aparecieron en la nieve unas extrañas huellas de pezuña partida en tres que atravesaban paredes y acababan en el techo de las viviendas. Un misterio que, a día de hoy, sigue sin resolver. “Dark Was the Night”, toma este hecho como punto de partida para trasladar la acción al pueblo de Maiden Woods en la América nevada y profunda. Un buen día, desaparecen en el pueblo unos trabajadores de la madera. Las autoridades no pueden dar con ellos. Poco después, se irán sucediendo una serie de crímenes. El Sheriff y su ayudante descubrirán unas extrañas huellas de pezuñas partidas en tres, cosa esta que les despistará por completo y que les llevará a investigar, llegando a la conclusión de que el animal (o lo que sea) que está cometiendo esos asesinatos, es el llamado Windiga, una especie de bicho extraño con el que tendrán que enfrentarse.
“Dark Was the Night” comienza de forma muy reposada y seria, como si fuera una suerte de “Fargo” con monstruo. En ningún momento abandona ese etilo reposado, pero sí que es cierto que la investigación se va alargando y alargando hasta que, por fin, aparece el monstruo que trae al pueblo de cabeza, y es entonces, con la presencia del bicharraco, cuando la película pasa de ser digna a ser un cliché mal desarrollado. Como base, el director se tiene bien aprendido aquello de que, cuanto menos se vea al monstruo más miedo da la cosa. En este caso, al bicho se le ve poco y el espectador está deseando verlo para ver si así la cosa espabila un poco, que se va anquilosando... Pero no vemos al bicho hasta el enfrentamiento final con el protagonista. Cuando vemos al monstruo en su esplendor, este está generado por el CGI más cutre y chabacano que uno se pueda imaginar, y el look del mismo, poco más que una masa informe antropomórfica con dientes, resulta ser una absoluta mierda, cosa que ni siquiera nos da tiempo a valorar porque antes de que nos demos cuenta el prota se lo carga. Y fin. Eso sí, antes de los créditos, se nos ofrece una sorpresa final de lo más tonta.
El caso es que la película empieza bien, y sus primeros 40 minutos son hasta interesantes. Después, todo el interés generado es arrojado por el retrete. Yo creo que en la actualidad las series B no tienen razón de ser. Las series B de décadas pasadas eran películas que, bien por sus carencias, bien por su artesanía, aunque fueran malas películas tenían algo, estaban vivas, tenían de encanto. Muchas de aquellas películas, incluso, luego se convirtieron en clásicos. Las que no, sobrevivieron por cutres e hilarantes. En la actualidad, por un lado, se impone el posmodernismo y el cutrismo impostado. Se saben películas de bajo presupuesto y, con la nostalgia y la auto conciencia por bandera, se generan autenticas basuras que solo interesan a esa rama del fandom que alardea de su acusado retraso mental y que no sabe distinguir velocidad de tocino (o peor aun, sí que lo distingue pero le da lo mismo) y, por otro lado, están esas otras series B que lo que intentan es hacer, con esos pocos medios de los que disponen, la mejor película posible, pero que no llegan a hacerla condicionados precisamente por esa falta de presupuesto. Eso le ocurre a “Dark Was the Night”. Vemos que trata de ser una película de terror seria, sólo que no llega ¿Qué sucede? Que estamos en la era digital y que, técnicamente, el resultado no dista mucho de una película de gran presupuesto en cuanto a montaje, fotografía y demás. Entonces, las series B de este tipo, ni siquiera son películas que puedan provocar nuestra hilaridad, porque están demasiado bien hechas para ello. Pero no tienen alma. Nacen muertas. Y eso es lo que sucede con “Dark Was the Night”, amén de ese despropósito de monstruo que se marca, que según los responsables de la película, es un híbrido entre los muchos monstruos del folklore americano. Al final, no es más que mierda. Y es una pena porque la película comienza francamente bien. Con todo, dura poco y no es excesivamente aburrida, por lo que, si se tienen tragaderas, en una tarde tontorrona sin nada mejor que ver, puede funcionar.
En el reparto tenemos a Kevin Durand, actor secundario de películas bastante gordas, y al eterno niño de “Unico Testigo” Lukas Haas y sus dos orejotas, sólo que ahora tiene 50 palos. El dire, no tiene más que otra película anterior, “Enter Nowhere”, con pinta de ser como esta, pero sin bicho. Ya digo que “Dark Was the Night” no es lo más abominable que he visto, que se aguanta bien, pero es sosa como las pipas blanquecinas sin sal de Facundo.

martes, 3 de julio de 2018

EL REPUBLICANO

Suele ser habitual que los directores principiantes pongan bastante de sí mismos a la hora de realizar sus óperas primas: en el caso concreto de “El republicano” esta refleja a la perfección el recorrido biográfico, tanto vital como profesional, de su máximo responsable, el actor David Arquette, más conocido entre los aficionados por interpretar al pusilánime Dewey Riley de la saga “Scream”. De esta manera, Arquette tuvo por un lado la suerte de nacer y crecer en una comuna junto a sus padres y a sus cuatro hermanos, los también actores Alexis, Richmond, Rosanna y Patricia. Mientras asistía al desmesurado e imparable desarrollo de los atributos de sus hermanas mayores, y seguramente con el objetivo de alejar todo tipo de pensamiento incestuoso de su mente (esto es sólo una suposición mía) el pequeño David optó por compensar la libertad y el buenrollismo post-hippie que reinaba en su familia refugiándose en los cines de reestreno y de programa doble, en los cuales - y al mismo tiempo que se hacía fan de clásicos del terror de la Universal como "Drácula" o "Frankenstein" - también se fue aficionando al cine de supervivencia tan característico de los 70 así como al slasher de principios de la siguiente década, encontrándose de este modo entre sus favoritos títulos como "Deliverance", “Viernes 13” o, muy especialmente, “La última casa a la izquierda” y el “Halloween” carpenteriano.
El hecho de que su adolescencia transcurriera en el nucleo más duro de la era Reagan unido a la relación de amistad que mantuvo años después con Wes Craven, merced a su colaboración en la saga protagonizada por ghostface, hicieron el resto a la hora de decidir el tema de su debut tras las cámaras. Tan dispares elementos confluirían un día en la cabeza de Arquette mientras éste se encontraba asistiendo a un concierto de reggae que se celebraba en plena naturaleza con motivo de la conmemoración de "el día de la marihuana", también conocido como "el día internacional de la fumada de porros" (¿?) que se celebra todos los años el 20 de abril. Según recordaba Arquette: "Debido a la desorganización que imperaba en aquel festival empecé a emparanoiarme. Tenía la sensación de que todo estaba fuera de control. Luego, y para empeorar aún más las cosas, cuando se hizo de noche estaba todo tan oscuro que no era capaz de encontrar a mis amigos, ya que a ninguno de nosotros se nos ocurrió llevar una linterna al evento. Justo en ese momento me dio por pensar, "¿No sería genial que a alguien se le fuera la pinza y comenzara a cargarse a todos estos hippies?" De esta manera, a partir de la idea de realizar un body count protagonizado por un asesino en serie de ideas conservadoras, y teniendo como mayor punto de referencia a la propia saga "Scream" y su desmitificador sentido del humor, Arquette y el guionista Joe Harris ("Darkness Falls") pergeñaron un slasher de manual que incluye absolutamente todas las constantes que caracterizan al subgénero: de esta forma, aquí no faltan el psychokiller enmascarado que oculta un trauma de niñez, el grupito de neohippies que viaja en una furgoneta, y que tendrán el inevitable encontronazo con un grupo de rednecks de camino al concierto, así como el viejo que alerta de la amenaza que se oculta en el bosque o la consabida final girl, interpretada en esta ocasión por la deliciosa Jaime King ("Sin City").
Lo mejor, y a la vez lo peor, de esta película es que a pesar de incluir referencias postmodernas a "El equipo A" o a "El exorcista" sus responsables se atienen de una manera tan estricta a las reglas del slasher que "The Tripper" acaba siendo exactamente igual de coñazo que los títulos más representativos del género, con el agravante de que éste que nos ocupa ni siquiera es tan original (en lo que respecta al slasher con connotaciones políticas, Larry Cohen ya se les adelantó unos años antes con "Muerto el 4 de julio") ni tampoco tan gracioso como se pretende, por mucho que cuente con el plus de presentar a un sosias de Reagan que, hacha en mano, se dedica a desmembrar jipiosos.
De todas formas, y a pesar de sus puntuales aciertos, es una pena que Arquette no muestre aquí el talento suficiente para llevar el género un poco más allá como sí lo hizo en cambio a lo largo de su carrera, y en más de una ocasión, su mentor Wes Craven: así las cosas, la sátira y el metacine se desestiman en favor de los consabidos chistes de fumetas y la oportunidad de crear a un nuevo icono del terror a partir de la figura de este "The Tripper" se desaprovecha al mostrarse Arquette incapaz de otorgarle una personalidad propia que defina y distinga a su protagonista de los Michael Myers, Jason Vorhees y compañía. Al menos sus responsables no escatiman a la hora de desplegar a lo largo del metraje un gore bastante burro y escatológico y de mostrar sin ningún tipo de tapujos culos, felpudos, tetas y pollas hippies: algo es algo.
En su magnífico reparto, y junto al propio director, nos podemos encontrar con un Thomas Jane que por aquella época estaba casado con Patricia Arquette, y que acababa de encarnar a "El castigador", Lukas Haas ("Unico testigo"), Balthazar Getty ("Carretera perdida"), Paul Reubens (¡el mismísimo Pee-Wee Herman!), así como los cameos de Wes Craven y Courteney Cox (esposa por aquella época de Arquette) o a un Jason Mewes ("Clerks") que aquí, y para variar, también interpreta a un fumeta que va durante toda la peli más puesto que Maradona en una rave, seguramente tanto delante como detrás de las cámaras.
Aunque como ya apuntábamos sea un poco aburrida y previsible y falle asimismo a la hora de seguir los pasos de los superiores modelos en los que se mira, gracias a lo atractivo de su premisa y a su falta de pretensiones "El republicano" resulta ser al final, y a pesar de su mediocridad, una serie B inevitablemente simpatica. Así las cosas, si eres un fan curtido del género su visionado ni te cambiará la vida ni tampoco te defraudará en exceso. Una peli del montón, en definitiva.

sábado, 20 de mayo de 2023

JOHNNY PELIGROSO

Recuerdo cuando "Johnny Peligroso" se estrenó en 1985 y los medios de comunicación le dedicaron unos breves minutos. Al fin y al cabo, solo era otra comedia tonta más para lucimiento de ese actor de comedias tontas llamado Michael Keaton. Las imágenes me llamaron la atención por absurdas, dando a entender que aquello era una "spoof movie" con todas las de la ley. Sin embargo, a pesar de ser devoto del subgénero, no fui a verla. Su ambientación gangsteril rollo años 30 no me llamó -ni me llama- cinematográficamente hablando. Pasaría un tiempo hasta que la consumí en vídeo. Y otras tantas décadas para que se ganara mi simpatía.
Efectivamente, "Johnny Peligroso" es puro "spoof", y de los gordos. En 1984, que es cuando se rodó, el tema aún tenía tirón... aunque por poco tiempo (fue el año de "Top Secret!" y su fracaso en taquilla). Así, como todo buen producto del ramo, el argumento podría servir perfectamente para una película seria: Auge y caída de un gangster. Cómo entra en una poderosa familia, escala puestos, le sale un competidor, aparece una chica de la que se enamora y su hermano se convierte en su mayor perseguidor al ejercer de fiscal. En realidad, nada nuevo. Es el modo de contarlo donde, obvio, reside la gracia. Y, pal caso, dicho más a conciencia que nunca.
De entrada, sorprende, y para bien, que el tema musical central lo canturree Weird Al Yankovic, un nombre perfectamente vinculado al formato de la bufa absurda, quien hizo exactamente lo mismo para "Espía como puedas", además de marcarse un buen puñado de cameos en la saga "Agárralo como puedas". Y, hablando de la reina de Roma, hay un gag en la primera de ellas que lo habíamos visto cuatro años antes en "Johnny Peligroso". ¿Plagio? Mmmmh... no sabría decir, debemos tener en cuenta que en los créditos finales se menciona a Pat Proft y Neal Israel -entonces casado con la directora del film- como "consejeros". Juntos y revueltos, los nombres de esos caballeros se asocian a una ristra de títulos cómicos que quitan el hipo: Varias 
"Locas academias de policía", varios "Agárralos como puedas", "Locademia de conductores" o "Despedida de soltero". Es decir, dos titanes de la nueva comedia yanki asentada en los ochenta.
Por todo ello (y teniendo en cuenta que entre los guionistas de "Johnny Peligroso" localizamos también a Norman Steinberg, quien formó parte de los creadores de "Sillas de montar calientes" nada menos) el humor del film no es solo tonto hasta el tuétano, además de un modo absolutamente orgulloso y abundante. Hay tantísimos gags que la calidad varía, pero desde luego sin llegar jamás a la basura arrastrada de muchas muestras recientes de "spoof" (salvo, quizás, "Weird", justamente apadrinada por Weird Al Yankovic). Entre los mejores, y que me hicieron reír, destacaría la guasa a costa de las antiguas películas sobre higiene sexual, en esta concretamente nos muestran -incluida animación- como el exceso de sexo puede hacer estallar los testículos. El retrato robot de Johnny Peligroso que, según los rasgos del dibujo, es... ¡el jodido Sylvester Stallone! La anciana madre de Johnny, con su pelo blanco y arrugas, que resulta contar únicamente con 29 primaveras, "Espero llegar a los 30", anhela. El polvo entre Johnny y su interés amoroso viene acompañado por la inevitable ristra de fuegos artificiales en los cielos. Al verlos su jefe desde otro lado de la ciudad, exclama: "Yo diría que Johnny está follando". Un titular de la prensa reza así: "Moroni deportado a Suecia. Dice que no es de allí" (con esta me descojoné a gusto). El médico que visita a la madre de Johnny, y siempre le encuentra pupas, afirma con vehemencia: "Es la tiroides", "¿Qué le pasa?" pregunta el hijo,"Que no la encontramos". Un gag muy agradecidamente de la época, por su tono políticamente incorrecto, hace referencia a la sirvienta experta en insultos racistas para todas las etnias imaginables. Tenemos un coche con los frenos manipulados que, al acelerar, acelera también la velocidad de la canción que suena por la radio. Y así seguiría y seguiría, porque quedan un buen montón de coñas más igual de graciosas y que, sin hacer de "Johnny Peligroso" un entretenimiento infalible, sí resulta una comedia loca la mar de simpática que te ayudará tranquilamente a pasar una tarde, o echar algo de claridad a un exceso de negros nubarrones.
Contribuye, y mucho, el amplio reparto, generoso en toda suerte de rostros familiares, algunos en primera fila, otros casi en función de extra. Todos entrañables. Aparte del mismo Michael Keaton, exultante en su momento de gloria como comediante, encontramos a Joe "Estamos muertos... ¿o qué?" Piscopo, seguido de un sensacional Peter Boyle, Griffin Dunne, el gran Dom De Luise en un cameo absolutamente idiota y, por tanto, muy gracioso, un inesperado Danny De Vito (protagonizando un gag surrealista que aún no sé si calificarlo de brillante o ridículo. Él y Keaton coincidirían de nuevo en "Batman Vuelve"), el cómico clásico Ron Carey (como con De Luise, habitual de Mel Brooks), Ray Walston (protagonizando un gag de "vendedor de periódicos agredido" que recuerda mucho a otro visto en "La última locura" de... sí, Mel Brooks). Alan Hale Jr, que menciono únicamente porque en 1975 aparecía en "The giant spider invasion" de Bill Rebane, y eso es motivo suficiente. Scott Thompson, uno de los esbirros del Teniente Harris en "Loca academia de policía". Gary Watkins quien, justo después, protagonizó el "Ruedas de fuego" de Cirio H. Santiago, nada menos. El feo y carismático Hank "El justiciero de la ciudad" Garrett. Jack "Cabeza Borradora" Nance haciendo de cura. Rick Rosenthal, director de "Halloween 2 (Sanguinario)", como juez. Y un titán del calibre de Carl Gottlieb, cuyo nombre va ligado a títulos de variable pero significativo peso como "Cavernícola", "Tiburón", "Un loco anda suelto" o "Amazonas en la luna", dando vida a un médico. Algo menos llamativas son las actrices principales, como Marilu Henner (habitual de la famosa serie "Taxi") y Maureen Stapleton quien, habiendo recibido un Oscar -por otra peli, of course-, debería conocer... pero no es el caso, lo que delata mi ignorancia supina. La lista sigue, no se crean, sin embargo, para ir terminando ya, me centraré en los roles vistos y no vistos de otro gran feo del cine, Vincent Schiavelli (el fantasma del metro en "Ghost" o el director de la cadena televisiva en "Man on the moon", era inseparable de Milos Forman) y un jovencísimo Lukas Haas -con sus enormes orejas- dando vida a la versión infante de Griffin Dunne. ¡¡BUF!! agotado estoy, oiga.
Todo esto lo cocina, en funciones de directora, Amy Heckerling, quien posteriormente alcanzaría una notable relevancia al responsabilizarse de "Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana", las dos primeras entregas de "Mira quien habla", "Clueless" y un mogollón de series televisivas, algunas bastante conocidas. Resulta curioso ver cómo la mujer no tuvo manías en materializar muchos de los chistes tirando a machistas y generosamente vulgares. Sí, tal vez solo quería currar y recibir el cheque (de hecho, el fracaso comercial de "Johnny Peligroso" propició que decidiera escribir sus propios libretos, en lugar de filmar los de otros). O, tal vez, entonces estas cosas se tomaban menos a la tremenda que ahora. Buenos tiempos aquellos.
Como colofón simpático, mencionar que, por lo visto, Brian De Palma es muy fan de "Johnny Peligroso". El día del pre-estreno se partía de risa con ella.