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domingo, 10 de agosto de 2008

BIG STAN

Yo se que entre el respetable Rob Schneider levanta ampollas del tamaño de una montaña; pero a mi este tipo, desde que le vi por primera vez en "El ojo del huracán", me cae bien. Además, pasó de interpretar papeles de “amigo gracioso del prota”, a ser una estrella cómica de alto calibre, gracias al enchufe de su amigo Adam Sandler.
Y es que el "Saturday Night Life" ha sido de toda la vida una cantera de actores cómicos insuperable. Obviamente, la etapa ochentera dio lo más mejor del humor yanki, pero esta ultima generación no se queda corta. Es más, es que todos los actuales han salido de allí: Adam Sandler, Ben Stiller, Vince Vaughn, Jack Black, Will Ferrell... todos los grandes. Y quizás Rob Schneider sea el más pequeñito de ellos, sin embargo sus películas son las que más me gustan. Son tan absurdas, ñoñas, ridículas e ingeniosas... Y precisamente, la ultima,"Big Stan", con la que debuta en la dirección, quizás sea la más redonda de todas las que ha hecho.
Un tipo que se dedica a la especulación inmobiliaria es condenado a cinco años de prisión. Deprimido, una noche sale a tomar una copa y allí conoce a un ex presidiario al que paga para que le cuente como es eso de ir a la cárcel. El tipo se sincera y le dice que, sin duda alguna, nada más entrar en chirona será violado repetidas veces, por tipos de diferentes etnias. Esto aterroriza a nuestro protagonista y comienza a obsesionarse con ello.
Como le quedan varios meses para ingresar, planea hacer todo lo posible para que la inevitable sodomización no se lleve a cabo, así que toma clases de karate, que obviamente, no le sirven para nada. Tras recibir una paliza de su maestro, aparece un extraño ser (David Carradine) que le entrenará para convertirle en indestructible, un experto en Kung fu al que nadie tose una vez entre rejas. Y no solo eso, en un alarde de babosismo Hollywoodiense, reforma a todos los presos, convenciéndoles de que no violen a otros presos, a no ser que estos así lo deseen...
La película es cojonuda.
A ver, las dosis de ñoñería son inevitables, recordemos que es una película de Rob Schneider... pero una contiene un montón de géneros, los suficientes para que yo me haya quedado entusiasmado. Es una comedia con mucha escatología verbal. Muchísima, no paran de hablar de pollas, enculadas... todo el tiempo, y esas cosas a mí me matan de risa. Por otro lado, tiene artes marciales ¡muy tomadas en serio! Con coreografías de kung fu más que dignas y bien ejecutadas por un Rob Schneider que no ha necesitado especialista alguno que le doble en las escenas de acción (recordemos que Schneider es de origen filipino, y más que probable que domine algún arte marcial. Y si no lo domina, para la peli ha aprendido notablemente). Y luego todo el rollo carcelario, del que soy fan. A mi estas películas me molan un huevo.
Luego, está David Carradine por ahí, bordando el papel.
Tras "Kill Bill", todo el mundo creía que el estatus de Carradine subiría desmesuradamente, pero aquí estamos ya ante su decadencia absoluta. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que al igual que Christophe Lambert recientemente ha hecho el ridículo en un anuncio de coches, parodiando el único personaje suyo mítico (el de "Los Inmortales"), en esta película, Carradine hace chufla de su personaje mas mítico... ¿hace falta que les diga cual? Pues como, una de dos, o ustedes son muy tontos, o yo soy retrasado mental y no me explico, les diré cual es: El de "Kung Fu". Si, mazo de años después de haber hecho esa serie y sus continuaciones, Carradine todavía vive a rebufo del pequeño saltamontes, y en esta peli, aunque nunca se nos confirma, sabemos que es él... eso sí, Carradine es lo mejor de la misma y protagoniza las escenas más memorables.
Por otro lado, hay montones de guiños a otras películas, de las cuales está claro que ha mamado Schneider para hacer esta... "Kill Bill", "Yo os declaro marido y marido", "El mono borracho en el ojo del tigre", "Un novato en prisión"...a todas las homenajea, aderezado con la banda sonora innecesaria (¡¡¡¿¿ por qué suenan a todas horas??!!) cortesía de los "Gipsy Kings".
Y lo mejor es que se trata de una película cuyo hilo conductor es el evitar que a un tipo se la metan por el culo ¿Cuántas se atreven a ser tan osadas?
En definitiva, que si os gusta la comedia americana, os la recomiendo. Y de verdad, ya que esta es una gran película y lo mejor que ha hecho Rob Schneider.

viernes, 28 de agosto de 2015

OCHO NOCHES LOCAS

Adam Sandler posiblemente sea el cómico Americano que más tiempo lleva ostentando el título de “Rey de la comedia”. De hecho ya van para 20 los años que lleva cosechando éxitos en las plateas de medio mundo (menos en España donde por un lado, no acaba de caer bien y por otro, no termina de cuajar su humor) con un estilo que, aún basado en lo zafio y la escatología, no deja de ser excelsamente blanco y, por ende, muy americano.
Se ha pasado por la piedra a todos los Jacks Blacks, Bens Stillers o Chris Rocks de turno, hundió la carrera de Rob Schneider cuando decidió dejar de ser su mega-amigo y directores  de prestigio autoral como Paul Thomas Anderson (en “Embriagado de amor”) o “indies” como Thomas McCarty (en “Con la magia en los zapatos”) o  Jason Reitman (en “Hombres, mujeres y niños”) cuentan con él en films que finalmente se convierten en atípicos, únicamente porque cuentan con Sandler como protagonista.
Y comediantes posteriores, como los de la factoría Apattaw, le muestran su respeto e incluso le ponen de protagonista, evitando el lucimiento de los cómicos de la casa, en sus películas (en “Hazme Reír”).
A título personal, a rasgos generales me gusta. Su carrera  es un compendio de malas y buenas películas en la que más o menos puedes intuir lo que te vas a encontrar, pero también puedes sorprenderte y hasta espantarte. Y comprendo su éxito en USA.
Y después de hablar de su éxito, toca hablar del mayor fracaso en su carrera, una película que se estrelló en los USA: ignoro el número de espectadores que logró reunir allí, pero en los cines españoles, no llegó a congregar ni 700. Vamos un fracaso de lo gordos, gordos, gordos. Quizás por eso es tan complicado hacerse con una copia (no pirata) de esta película, ya sea en DVD o en VHS.
Y es que “Ocho Noches Locas” es una excentricidad fruto de la megalomanía de Sandler, cuando para las navidades de 2002 estando en el mejor momento de su carrera (su segundo momento podría haber sido este verano cuando se estrenó “Pixels”, pero "Ant-Man" le ha quitado el puesto...), decide  jugar a ser Disney. Sabemos que es todo poderoso, y que cuando se le ocurre una idea, rápidamente contrata a una serie de currelas de estudio que convierten sus locuras de eterno adolescente en realidad, y todo con ese resultado aséptico incapaz de ofender a nadie. Pues el año que decide saquear las taquillas haciendo una película navideña, contrata todo un estudio de animación para que trabajen a su servicio y, posteriormente, pegarse la hostia. Y así nace “Ocho Noches Locas” en la que Sandler se convierte en personaje animado. ¿Cuál es el problema? Que siendo esta una película navideña (con judíos que celebran el Hanukáh) no se le ocurre otra cosa que enfocarla al público adulto, y como si fuera una de sus películas al uso, pero quizás más escatológica todavía… así, su personaje es un alcohólico y tenemos cosas tan desagradables como viejos con los pies deformes, renos que comen mierda, amputados con garfios y montones, montones de chistes de mierda, pis, culos y bello corporal. Todo ello servido como si fuera la más ñoña de las películas Disney, con sus numeritos musicales y su mensaje positivo y alentador de corte navideño. Claro, los padres que llevaron a sus hijos al cine fliparon en colores, y los adultos que querían ver a Adam Sandler, pasaron de ver la película “para niños” que este había hecho. Vamos que se queda en tierra de nadie, porque al final ni es una película infantil, ni es una comedia desmadrada de Sandler; es más cerda de lo normal, solo que animada por gente, que, por el estilo, es posible que vinieran de la factoría Disney.
Por otro lado, tampoco es que sea una película brillante, o súper divertida –es más, aunque su visionado es resistible, tiene partes bastante coñazo- y al final no tiene nada destacable más allá de la mera curiosidad que pueda generar un producto e estas características.
El argumento es una vuelta de tuerca al “Cuento de Navidad “de Dickens, pero en modo realista y sin fantasmas. Un alcohólico  que odia las navidades –por trauma infantil, como no- se tira los ocho días que dura el Hanukáh (la navidad judía) liándola parda, destrozando todo a su paso y cometiendo pequeños delitos. Como cada año se repite la historia, el Juez le condena a prestar ayuda al entrenador de baloncesto, un viejecito medio retrasado y con un pie más grande que el otro, que dice, que quizás en su cancha pueda enmendar al gamberro, o de lo contrario a 10 años de prisión; el individuo no escarmentará, pero mientras le jode al viejo la existencia, pronto se dará cuenta de que este hombre es una excelente persona y todo acabará como han de acabar esta pelis; asquerosamente bien. Luego hay una subtrama de una placa conmemorativa que quiere ganar el viejo…
Para ver por curiosidad, sin más.
Por otro lado, Sandler se pega la machada de hacer las voces de nada menos que cuatro protagonistas, mientras que el resto son habituales actores de doblaje americanos, con la excepción de John Lovitz o Rob Schneider, que ponen alguna que otra voz.
Dirige el asunto, un director de dibujos animados televisivo, que con “Ocho noches locas” debuta en el cine;  Seth Kersley.

viernes, 1 de abril de 2016

AMERICAN GIGOLÓ

“American Gigoló” es una de esas películas emblemáticas de los ochenta –emblemática además de por los valores comerciales que todos conocemos, por poner en el mapa tanto a Richard Gere, aún desconocido, como a la marca de Giorgio Armani – que sin ser un auténtico bombazo de taquilla (en españa apenas reunió 400.000 espectadores), si que se ha granjeado, a posteriori, cierto culto. Hasta el inefable Rob Schneider en su “Gigoló” osó parodiar a Richar Gere haciendo pesas colgado del techo. Conocida por todos es su eléctrica banda sonora a cargo de Giorgio Moroder  y su póster es todo un símbolo del cine de los ochenta menos amable y nostálgico. Sin embargo, y desconozco los motivos, yo nunca había visto “American Gigoló”. Hasta hoy.
Cuenta la historia de un Gigoló de Beverly Hills, que presta sus servicios sexuales a toda suerte de señoras maduras, entradas en años y sobradas de millones. En una de estas, su “Chulo”, le consigue un trabajo en el que tendrá que follarse a una mujer delante de su marido, con tan mala suerte que esa misma noche, ella acaba asesinada de manera violenta. Entonces, a la par que el Gigoló se enamora de la mujer del senador, un detective iniciará una investigación para con nuestro hombre, la cual parece indicar que el culpable de dicho asesinato es él. Intentando demostrar su inocencia, no hará más que  complicar las cosas.
Estamos en 1980 y el cine de la anterior década, tan frío, tan serio y tan cojonudo por otro lado, está dando sus últimos coletazos; las superproducciones palomiteras , Spielberg, Lucas y demás ralea, vienen pegando fuerte y le van a dar la vuelta a la industria como si de un calcetín se tratara, y justo en esa transición se encuentra “American Gigoló”, escrita y dirigida por Paul Schrader, que tras hacerse el guion de “Taxi Driver” y dirigir dos películones como son “Blue Collar” y “Hardcore: Un mundo oculto” entra en los 80, como director, en el peor momento posible. “American Gigoló” es una película que bebe del cine recién muerto, justo en un momento en el que se pide todo lo contrario. Al ser una película de estudio, esta abandona toda sordidez y mal rollo en pro de un estilo más aséptico que ya venía estilándose en otras producciones, por lo que la culpa de que “American Gigoló” no sea una de esas películas memorables y perturbadoras, la tiene, exclusivamente, el cambio de década.
Y es que sin que sea una mala película, que en absoluto lo es, si que se ve claramente que Schrader se está mordiendo la lengua, que no puede contar la película como a él le gustaría, porque los estudios ya no quieren eso. Entonces, estando entretenida,  si que notamos que es una película terriblemente contenida que, por otro lado, esa misma contención, impide que las dos tramas principales, la de la vida de Richard Gere como puto, y el asesinato del que le acusan, avancen debidamente, quedándose la película a medio camino de todo y en tierra de nadie. Da la sensación que es más importante el lanzar una banda sonora reconocible y bailable o el darle al asunto una ambientación pop, que el ejecutar la película como está mandado, que seguro, era más oscura y deprimente el en guion de Schrader. Y con todo, el sello de autor se ve por todas partes, eso si, y como ya he dicho antes, de manera contenida.
Al final “American Gigoló” resulta una película rara y totalmente desubicada que, sin embargo, se deja ver. Pero los 80, le sentaron muy mal a la película, y por ende, a un tipo tan de la generación del nuevo Hollywood como Paul Schrader.
Eso si, “American Gigoló” aportó notoriedad a Richard Gere, que por aquél entonces no era todavía la estrella que llegó a ser. Y fue elegido para la película tras las negativas de Christopher Reeve, que cobraba un pastón, y John Travolta que se negó en rotundo a interpretar a un puto. Mejor para Gere, que de aquí iría directamente a protagonizar “Oficial y Caballero”.

sábado, 6 de octubre de 2012

JUEZ DREDD

En 1995 fui al cine a ver la primera adaptación a la gran pantalla de uno de mis tebeos favoritos, "Juez Dredd". De entrada la cosa prometía mucho... el film se iniciaba con portadas de los comics, y la tipografía del título era exactamente la misma... pero a los 10 o 15 minutos, el actor que ponía la mandíbula a "Dredd" -Sylvester Stallone, claro- se quitaba el casco, y ahí comenzaban los problemas. Luego, la cosa empeoraba. Salí del cine cabreado como una mona. ¡¿Pero qué le han hecho a mi "Juez Dredd", hijos de puta?!. Naturalmente la peli entró de lleno en mi lista negra. Pasaron unos cuantos años durante los que volvería a verla un par de veces, sin grandes cambios en mi parecer. Hasta que un día se estrena la nueva versión, o la nueva adaptación, "Dredd" a secas. El buen sabor de boca obtenido fue tal, que recuperé todos mis comics de "Juez Dredd", los de "Ediciones Zinco", que son los que de chaval me volvieron fan, y me puse a releerlos. La colección completa. A medida que iba pasando páginas, me iba dando más y más cuenta de que, en muchos aspectos, la peli de Sylvester Stallone, de la que tenía un recuerdo tan amargo, no era, después de todo, una adaptación TAN inútil. Guardaba con el tebeo más vínculos de los que yo recordaba. Así que, ansioso por corroborar y redescubrir, me hice con una copia, la revisé y, en fin, aquí estoy ahora tecleando esta sarta de chorradas.
Vale, el "Juez Dredd" de Stallone puede enfocarse de dos modos distintos. Como mera película de entretenimiento, sin tener en cuenta las fuentes de inspiración y, obvio, como adaptación de un cómic de culto. Si olvidamos el tebeo, "Juez Dredd" se convierte en un film más o menos divertido, más o menos pasable, no mata, es algo previsible, hace tufo a muchos de los tics que hicieron del 90% del cine comercial de los 90 una caca cuantiosa, pero vamos, que no está especialmente mal. Para pasar el rato, funciona. No aburre en exceso.
Si la miramos como adaptación, la cosa cambia. Aquí podemos subdividir este apartado en dos. Por un lado, "lo bueno" y por otro "lo malo". Lo bueno está, por ejemplo, a nivel estético. El parecido con el comic resulta asombroso. Los edificios, las naves, los robots, las armas, el vestuario (incluso el de los ciudadanos), todo es casi EXACTO a las viñetas, lo único en lo que este "Dredd" gana al más actual. Claro, tenían mucha guita, y se nota. También resulta muy agradecido encontrarse con personajes y temas narrativos habituales del tebeo, como la famosa familia Angel y ese monstruo medio cibernético con un medidor de furia incrustado en la frente, las inevitables guerras de bloques o incluso la aparición del hermano malo de "Dredd", "Rico", aunque en el comic muestra algunas poco agradables operaciones de estética que en la peli no están. También el tono aventuroso/épico es idéntico... algo de lo que me di cuenta releyendo los comics. En estos, "Juez Dredd" emprende grandilocuentes batallas en las que la fantasía es un plus... hay dinosaurios asesinos, ejércitos de robots locos.... todo ello muy lejos del ultra-realismo urbano de la adaptación moderna, y mucho más próximo a la de Stallone. Ah! y ya que estamos, todos veíamos como un requisito necesario que en una peli de "Juez Dredd" la violencia, la sangre y la truculencia chorrearan por doquier... pero, si indagamos en el tebeo, sobre todo el más primigenio (Bolan, McMahon, Ezquerra...) veremos que eso no era, para nada, una constante. El "gore" vino luego, con el maldito Simon Bisley, pero en el "Dredd" de antes, el bueno, la violencia andaba a un nivel standard que la peli de Stallone recrea con bastante fidelidad.
Bien, hasta aquí lo bueno. Ustedes pensarán "Cojones, pues por cómo hablas de ella, cualquiera diría que la versión de Stallone es buena, incluso mejor que la reciente". No canten victoria, porque mientras este "Juez Dredd" acierta en muchos aspectos estéticos y secundarios, falla en LO PRINCIPAL, sí, evidente: falla a la hora de dar aspecto y forma humana a su protagonista. A pesar de lo que dijera John Wagner en su momento, Stallone NO es un buen "Juez Dredd". Ni por asomo. Ni tan siquiera cuando lleva el casco puesto. De hecho, y esto sí es extraño, los "Jueces" en esta versión quedan muy grotescos y muy ridículos. No sé, tal vez los artífices de la peli se la tomaron demasiado en serio (a lo que ayuda la presencia de Max Von Sydow), y en esa "seriedad" o, mejor, "excesiva reverencia", los absurdos vestidos de los "Jueces" contrastan tanto, y están tan fuera de lugar, que quedan bastante horteras. Los yankees confundieron el humor inglés, socarrón, malcarado y sarcástico, con la bufa chorra... entendían que en el tebeo había humor, pero no sabían cómo interpretarlo, así que, para que este no faltara, metieron como comparsa cómica, y compañero de "Dredd", a Rob Schneider que, digámoslo sin tapujos, resulta ABSOLUTAMENTE INSUFRIBLE, odioso, cargante, molesto, insultante, innecesario y, sí, no es gracioso y estropea mucho de la película. Ya en la época, viéndola en el cine con un amigo, aplaudimos de placer cuando Schneider recibe un balazo hacia el final. No era para menos. Pero en fin, que el verdadero problema es Stallone, quien exagera el tono seriote y estirado del personaje (se pasa casi toda la peli tieso como un rábano) y, joder, ¿a quién se le ocurre fichar a un actor con una boca tan característica para dar vida a un personaje de tebeo al que únicamente identificamos por, eso, la boca?. Resulta inadecuado y absurdo.
Sin embargo, no es en todo esto en lo que más falla "Juez Dredd", ni tan siquiera en que le quiten el casco a Stallone, lo realmente irritante es ese especie de "estudio psicológico" o "análisis de comportamiento" al que someten al personaje. Me explico: En las viñetas "Juez Dredd" es un policía huraño y malcarado obsesionado con la ley. No tiene familia, ni pareja, ni vive para otra cosa que no sea repartir lo que él cree que es justicia. Y no nos importa, lo aceptamos, nos mola así. Bien, en la peli de Stallone intentan explicarnos por qué "Dredd" es así y mostrárnoslo como un ser humano sufriente que ha elegido la soledad y la absoluta dedicación a su trabajo como válvula de escape contra un mundo cruel que le desagrada, o le hace sentirse solo o... joder, no sé... vamos, que mal, muy mal. "Dredd" no necesita esa clase de "justificaciones psicológicas", él es así porque es un puto clon programado, casi un robot, sin sentimientos, sin corazón, es un hijo de puta. Pero claro, eso, en una super-producción de Hollywood con Sylvester Stallone de protagonista NO PODÍA SER. Es algo que todos sabemos de sobras, y que ya Alan Grant lo explicó en su momento afirmando que el gran error de este "Juez Dredd" había sido convertir a su prota en un héroe, cuando, en esencia, no lo es. Es un cabrón... que mola, sí, pero cabrón a fin de cuentas.
Lo mejor para el final, y cuando digo lo mejor, digo lo peor. Antes de que salgan los créditos, el "Juez Dredd" de Stallone recupera su casco (bastante feote, por cierto), pero antes sonríe plácidamente y besa a la chica, demostrando que "ha sido curado", se acabó su mal genio, su obsesión con la ley, su inhumanidad... en resumen: se acabó "Juez Dredd". ¿Se imaginan cómo hubiese sido una segunda parte?, ¡¡urgh!!.
El mismo Sylvester Stallone ha reconocido, años después, que la peli fue un fiasco, una oportunidad desaprovechada, que no se sacó ningún partido a un personaje repleto de potencial y que lo que de entrada iba a ser una comedia negra, terminó convertida en una peli de acción standard, un "Demolition Man" Como ya dije en su momento, lo ideal sería coger esta versión, echar a Stallone/Schneider y poner a Karl Urban en su estupendo "Dredd", con el entorno y la estética de la peli de 1995. Probablemente, entonces, hubiese sido una adaptación redonda. Sin embargo, y aunque la nueva versión está muy bien y mola mucho, creo que hay que aceptar que "Juez Dredd" nunca podrá llevarse a la gran pantalla como realmente merece. Es uno de esos personajes que, por mucho que se esfuercen los responsables, jamás será lo suficientemente aprovechado en su traslación. Eso, por un lado, es una pena... pero por otro, está muy bien. Porque de este modo, "Juez Dredd" seguirá siendo un personaje de incontestable culto concebido para el gozo de unos pocos pero entusiastas elegidos. 
Amén.

viernes, 30 de octubre de 2020

EL HALLOWEEN DE HUBIE

Lo que me encanta de Adam Sandler es que, un año, hace una película dramática en la que el tío ejecuta un papel tremendo de aquellos que sirven para que le den premios y consigue poner a toda la crítica a sus pies, y, al año siguiente, hace una película de Adam Sandler para fans de Adam Sandler, dando lo que se espera de Adam Sandler (por lo general, roles en los que interpreta a un individuo con ligero retraso mental) y consigue poner en su contra a toda esa misma crítica que el año anterior le laureó.
Además, cuando la crítica se ceba con Adam Sandler, suele ser especialmente cruel —de hecho, creo que fue con “Desmadre de padre”, un crítico británico, incluso llegó a desearle la muerte—. Pero Sandler no da puntadas sin hilo y sabe perfectamente la reacción que va a generar con cada película que hace. ¿Afecta esto a su modus operandi? En absoluto. Tiene a crítica y a público en donde quiere tenerlos en cada momento. Y por el camino, aumenta los ceros se su cuenta bancaria. ¿Stanley Kubrick? Me río yo de Kubrick. Adam Sandler sí que tiene absoluto poder creativo sobre lo que hace. Quizás por eso es la niña bonita de Netflix que le tiene en nómina desde el día cero. Por otro lado, fue Adam Sandler uno de los primeros hombres de negocios de Hollywood que se dio cuenta de que el futuro del cine estaba en las plataformas digitales y no en las salas. Y en ese negocio anda, intuyo, que por mucho tiempo.
Dentro de esa tesitura, “El Halloween de Hubie” es su última película para Netflix y en menos de un mes de vida en la plataforma la crítica ya le ha dicho de todo a Sandler menos bonito —esta tiene especial mérito, pues no solo ha puesto en su contra a la crítica convencional, sino también al público generalista, aquel que no es fan de Adam Sandler y que ven el film porque está disponible en Netflix, jamás pagaría por ir a ver una película de Sandler al cine, pero no tiene reparo en ensañarse con ella cuando el poder verla sólo es cuestión de darle a un botón. Bueno, en cualquier caso, hablar, opinar,hasta ahora es gratis—. No es para menos porque, en una reivindicación de sus papeles más irritantes, el Hubie de esta película es el típico personaje bobalicón y retraído que tan bien se le da hacer a Sandler y que puede sacar de quicio a neófitos y haters del cómico, pero que hará las delicias de sus fans, entre los que me incluyo. “El Halloween de Hubie” da exactamente lo que se puede esperar de una película de Adam Sandler. Esperar algo distinto es una absoluta necedad. Y lo que hoy se le critíca, ya lo había dado en películas como "Zoham". Así que, cuanto más se le critica, mas Sandler es, y cuanta más facilidad tiene para ofender a esos obvios plumillas y blogeros, mucho mejor.
La película viene que ni al pelo para estas fechas (Mañana se celebra Halloween, festividad esta que afortunadamente, y exportada de los USA, cada vez se celebra más aquí y a mí me encanta) y por eso la reseño este finde (mañana viene otra), porque no se me ocurre mejor cinta que esta para visionar durante la noche de las brujas, que es, por otra parte, para lo que ha sido concebida esta “El Halloween de Hubie”.  Así, tenemos una comedia de lo más tontorrona e inofensiva a la que se le ha dado un toquecito chiquitín de terror, para disfrute de toda la familia. Una película para Halloween y ambientada en Halloween. Y es una maravilla ver todo lo que sucede en el pueblo en el que situamos la historia (nada menos que Salem), debidamente acondicionado con toda la parafernalia propia de esa festividad y, además, muy a la americana, con lo cual es un placer para los sentidos. Entre esqueletos, calabazas y Adam Sandler, va la cosa. Por ponerle alguna pega, hay que decir que, la trama, me ha parecido un tanto confusa, así como vaga, pero como al final no es más que una chorrada y se resuelve con facilidad, nos da un poco lo mismo. La trama, no es más que una excusa para que veamos a Sandler y a su equipo para arriba y para abajo en la noche de Halloween.
Hubie lleva toda su vida viviendo en Salem y toda su vida ha sido víctima del buying al que le ha sometido casi la totalidad del pueblo. Durante la festividad de Halloween, él se ofrece como voluntario para hacer las veces de monitor de los jóvenes, por lo que patrullará toda la noche por el pueblo para garantizar la seguridad de todos durante la fiesta. Sin embargo, la presencia en el pueblo de un extraño nuevo vecino, y las desapariciones misteriosas (y medio paranormales) de unos cuantos habitantes, llevarán a nuestro protagonista a contactar con la policía (que pasa de él) para que investigue… y poco más. Y ni falta que le hace.
En realidad es un film muy del montón de Adam Sandler, los tiene mejores y también peores, pero, su ambientación en Halloween con tanto monstruito, tanto adorno, tanta calabaza, lo convierten sin duda en uno de los más simpáticos y agradables. Vemos la película, nos echamos unas risas, nos vamos a dormir, y al despertar al día siguiente ya no nos acordamos de ella. Pues maravilloso.
Por ahí tenemos, haciendo gracietas, a Ben Stiller, Steve Buscemi, Rob Schneider, Kevin Hart, Maya Rudolph, Ray Liotta… El director, que en una película de Adam Sandler es lo de menos, es Steve Brill, que ya lo dirigió en “Mr. Deeds” o “Sandy Wexler” y cuya película más gorda fuera de la órbita Sandler sería “De perdidos al río”. Ahí, es nada.

martes, 12 de agosto de 2025

PLAY BOY: EL REY DEL MANDO

Atípica producción de la “Happy Madison” del todopoderoso Adam Sandler. Y es atípica porque está concebida para lucimiento de uno de los rostros menos conocidos de su séquito, Allen Covert, mamporrero mayor de Sandler desde que ambos debutaran en el cine en la semi-amateur “Going Overboard” y que desde entonces le acompaña haciendo las veces de productor, co-guionista y actor en casi todas sus películas. En “Play Boy: el Rey del mando” Sandler se gasta la calderilla, el presupuesto que tiene para palillos de dientes en cualquiera de las producciones en las que él es la estrella, y le concede a su amigo el honor de escribir y protagonizar una película hecha a su medida. Cualquiera pensaría que Sandler no tenía ninguna fe en este film y no iría mal encaminado, ya que en el momento de su estreno, durante las siete semanas que estuvo en cartel y las ventas al extranjero, tan solo logró recaudar siete millones de dólares que a duras penas conseguían cubrir el presupuesto dispensado para rodarla.
Sin embargo, y por la gracia de dios, poco a poco fue adquiriendo culto por parte de fans chiflados que la iban descubriendo a posteriori, lo que se tradujo en una recaudación de más de 50 millones por la venta de DVDs. Todo un fenómeno al respecto. Con lo cual la película es a día de hoy una de las más queridas por los fans y la más rentable de la “Happy Madison”.
Se trata de una “stoner comedy” repleta de chistes de fumetas, que además contiene elementos generacionales que son en realidad los verdaderos motores de su éxito; “Play Boy: El Rey del mando” contiene marihuana, vídeo juegos, tetas, gerontofília, retrasados mentales, vírgenes, hechiceros de tribu africana que consumen cannabis y se tiran olorosos cuescos, chimpancés karatekas, leones custodios de droga y diálogos totalmente demenciales. Solo falta Tom Green molestando por ahí.
En definitiva, se trata de una comedia tonta que funciona a las mil perfecciones. Como para no salirle fanáticos.
También se trataría de una de las escasas incursiones que de vez en cuando hace el cine en el mundo de los “jugones”. Hay pocas referencias o tramas que giren en torno a los jugadores de videojuegos, siendo los máximos exponentes en la comedia títulos como “Joysticks” de Greydon Clark y “Porky’s 4” dentro de los parámetros de la "serie B/Z", o “Pixels” en el mainstream. “Play Boy: El Rey del mando”, sería la película más significativa sobre el tema.
Asimismo refleja una realidad social cada día más extendida en todo el mundo, que es la de los treintañeros —casi cuarentones— que todavía viven en casa de sus padres y, por lo tanto, desarrollan cierta inmadurez que les insta a pasarse el día fumando canutos y jugando videojuegos. Nos presenta  al protagonista, Alex, como un buen ejemplo de todo eso.
Alex se dedica a probar videojuegos para una gran empresa del sector. Vive en una casa con su compañero de piso. Este se gasta el dinero del alquiler en prostitutas filipinas y, por tanto, son desahuciados. A Alex no le queda más remedio que irse a vivir con su abuela y sus dos compañeras de piso, igualmente ancianas. Para  no parecer más perdedor de lo que es, a sus compañeros de trabajo les dice que se ha mudado con tres esculturales jovencitas con las que se acuesta cada noche.
Por otro lado, el punto neurálgico del argumento está en una descerebrada fiesta que se celebra en la casa de las tres abuelitas, en la que el desmadre, el destete, y el consumo de drogas blandas se convierten en los protagonistas de la función.
En el argumento vemos que Alex, además de probar videojuegos, está desarrollando un nuevo juego llamado “Demoniac” que pretende proponer a sus jefes con el fin de comercializarlo y cuya idea es robada por JP, el villano de la película, un “retarded” maestro del diseño de videojuegos que se cree un robot y se quiere implantar unas piernas mecánicas. El juego en cuestión es una novedad para la "Xbox 360", consola referenciada —y publicitada— en varias ocasiones, que se estaba desplegando con la idea de que su fabricante, “Terminal Reallity”, lo lanzara a la venta después del estreno de la película. Sin embargo el asunto finalmente se canceló antes de estar completamente acabado el proyecto debido a problemas financieros, y jamás se comercializó ese juego, por lo que las imágenes que vemos del mismo en la película son el único testimonio de su existencia.
Como anécdotas del rodaje, reseñar que hay un momento en el que Alex se masturba sobre una "Barbie" mientras le dice guarrerías. En realidad, en el guion decía que debía proceder sobre una réplica de "Lara Croft", la heroína del “Tomb Raider”, pero no se pudo utilizar su imagen por un problema con las licencias. El cambio de muñeca no resiente el resultado de la escena, pero es cierto que tendría mucha más gracia si hubiese sido la famosa aventurera pechugona.
El personaje de Alex, “loser” donde los haya, conduce una chatarra de coche destrozado que le confiere una imagen de perdedor mayor de la que ya desprende de por sí. No es una maniobra de guion premeditada; la producción se estaba quedando sin dinero para sufragar los gastos. El próximo desembolso era para el vehículo del personaje de Alex y, como no había montante, se le sacó esa porquería de un desguace cualquiera. En este caso, las carencias benefician a la historia y, por ende, al personaje.
La marihuana que se consumía durante el rodaje era obviamente falsa, cosa que en absoluto le parecía bien al actor Peter Dante, quien da vida a un camello que además es fumeta. Como pensó que estando fumado interpretaría mejor a un porrero, decidió llevar al rodaje su propia marihuana, por lo que cada vez que se rodaba una escena en la que este tenía que fumar, y cortaban, le pegaba caladas reales al canuto, motivo por el que el actor se cogía unos colocones de aúpa, teniendo que interrumpir el rodaje en una ocasión para ir al hospital porque decía no sentir las piernas.
En otro orden de cosas, “Play Boy: El Rey del mando” se convirtió en una película de prestigio para la comunidad de consumidores de cannabis recibiendo varios premios “Stony” que concede la revista “High Times” (sobre marihuana y su consumo), que incluían el de mejor película “stoner”, mejor escena de fumada y mejor actor para Allen Covert.
Toda una rara avis dentro del panorama cómico americano de la década de 00, y la película más extraña y transgresora de la “Happy Madison”, que no es nueva en aquello de hacer humor “stoner”; a Adam Sandler le encanta interpretar a fumetas, aunque siempre desde el lado más blanco e inofensivo. A “Play Boy: El Rey del mando” le cuesta un poco menos ofender al personal.
También tenemos en el reparto papeles para un jovencito Jonah Hill, dando ya muestras de su talento y lejos de imaginarse que 10 años después se convertiría en uno de los actores más importantes de Hollywood. También tenemos cameo insulso para un Rob Schneider que estaba a punto de romper peras con Adam Sandler (aunque recientemente se reconciliaron de aquella manera).
En la dirección -lo de menos en las producciones “Happy Madison”- tenemos a Nicholaus Goosen. Un par de años después rodaría la película “The Shortcut”, para seguidamente dedicar su carrera por entero a la televisión.
Por cierto, la traducción española del título original, “Grandma’s Boy” (El niño de la abuela), es absolutamente infame ¿Cómo que “Play Boy: El Rey del mando”? ¿Por qué Play Boy? Acojonante. España.

lunes, 9 de mayo de 2022

THE UNDERGROUND COMEDY MOVIE

“The Underground Comedy Movie” es una de esas películas que engrosa las listas de “peores películas de la historia”, pero que cuenta con un hándicap con respecto al resto; mientras que las películas que suelen poblar esas listas cuentan con la simpatía del público y cierto culto, esta es tratada con el mayor desprecio posible por quienes osaron verla. No es para menos ya que su principal artífice es un individuo que da, cuando menos, cierta grima.
La película está orquestada por Vince Offer. Se trata de un showman de ascendencia israelí cuya principal ocupación es la de vender utensilios de cocina en canales locales de televisión. Bayetas mágicas que lo absorben todo, peladores de patatas increíbles y su producto estrella, el asombroso cortador de verduras. Offer era bastante payaso en sus espacios televisivos y obtuvo cierta notoriedad anunciando y vendiendo todo esto, hasta tal punto que incluso fue requerido por Adam Sandler para que hiciera un cameo en su película “Jack y su gemela”.
En el mayor momento de megalomanía del sujeto, a finales de los 90, decide producir, escribir, dirigir e interpretar su propia película, “The Underground Comedy Movie” que financia con las ganancias de sus cortadores de verduras, gastándose en la misma medio millón de dólares. La idea era, con los beneficios del estreno, financiar su distribución en formato domestico. Sin embargo solo consiguió estrenarla en un cine y no fue a verla nadie, obteniendo unos beneficios brutos de apenas 900 dólares, con lo que no cubrió ni los gastos, quedándose absolutamente arruinado. En consecuencia, tuvo que volver a la venta de cortadores de verduras, esta vez a puerta fría, ofreciendo sus productos en reuniones comerciales y convenciones de utensilios de cocina.
Unos años más tarde, en 2002, Offer consigue reponerse económicamente gracias al trabajo duro, pero en lugar de ceder en su empeño y continuar trabajando en lo que se le daba bien, decidió  continuar adelante con la distribución de su película. Para ello, se sirvió de sus espacios televisivos realizando un infocomercial en el que ofertaba el DVD de “The Underground Comedy Movie” en televisión, que se emitía mayoritariamente en horario nocturno. Consiguió vender los DVDs y recuperar la inversión.
Sin embargo, cuando el público empezó a ver la película, se sentía ofendido e insultado por el contenido de la misma, las críticas fueron feroces, la catalogaron de repugnante y fue cuando se extendió el concepto de que “The Underground Comedy Movie” era una de las peores películas de la historia.
Offer era miembro de la Iglesia de la Cienciología en su momento de mayor popularidad; durante la producción del film. Cuando sus dirigentes se dieron cuenta del tipo de película que estaba rodando, decidieron expulsarle de la congregación alegando no querer tener nada que ver con el individuo que había rodado un material tan ofensivo.
Con la película ya distribuida, Offer tenía un amplio sentido del espectáculo y, lejos de amilanarse, y con la intención de darle un poco más de vida a su producto, comenzó a emitir una serie de denuncias que servirían para mantener la película un poco más en el candelero, así, denunció a La Iglesia de la Cienciología por la campaña de desprestigio que se había organizado contra la película. Y ya que estaba, denunció también a Anne Nicole Smith, porque en un principio había aceptado aparecer en la película, pero más adelante, y alegando que su participación en la misma podía ser perjudicial para su carrera, rehusó. Del mismo modo denunció a la Fox y a los hermanos Farrelly, ya que según Offer, “Algo pasa con Mary” tenía al menos 14 escenas que habían sido plagiadas directamente de su película. Yo que he visto las dos, puedo decir con tranquilidad que ni una sola de las escenas de “Algo pasa con Mary” está plagiada de la ópera prima de Offer, vamos, es que no se parecen en lo más mínimo. Los Farrelly, por supuesto, dijeron que no sabían quien era este señor y que no habían visto la película, puesto que, hasta el día de la demanda, no supieron de su existencia.
En el juicio contra Nicole Smith, el jurado falló a favor de Offer y le sacó 4 millones de dólares a la actriz, pero el de los Farrelly le salió rana, el juez considero que la demanda era una estratagema para llamar la atención y desestimó el caso, condenando a Offer a pagar 66.000 dólares a los Farrelly en concepto de gastos de abogados.
¿Y que tiene la película de especial para que genere estas reacciones tan adversas? En realidad nada, “The Underground Comedy Movie” es una chorrada como un templo cuya finalidad es la de provocar un poco con escenas desagradables y generar risas facilonas en el espectador a base de chistes del sal gruesa. Offer no tiene ningún talento para el cine, por lo que verdaderamente la película es mala, pero nada tan alarmante como para considerar non grato a este individuo. Aunque entiendo el descontento general de los yankis.
Se trata de una serie de sketchs filmados en vídeo, siguiendo un poco la estela de clásicos como “Made in USA” o “Amazonas en la luna”, donde predominan los chistes de pollas, pajas, lefazos  y cosas por el estilo. Tenemos a un superhéroe en forma de polla que se corre sobre los villanos que responde al nombre de Dickman; tenemos un individuo que simula ser “El acertijo” de Batman, que sirve como excusa para introducir un personaje que es un jugador de baseball y que, haciendo un chiste fácil, se hace llamar “Bateman”, y que aparece en escena cuando el anterior pretende robar un banco (de esperma). Cuando un sketch le funciona al director, lo repite hasta la saciedad, como aquel en el que un  rótulo nos anuncia “Cosas que no sueles ver habitualmente” y nos muestra a dos súper modelos en la taza del váter cagando y tirándose pedos. Pura morralla inofensiva. Lo que pasa es que según avanza la película, a Offer se le empieza a ir un poco la pinza y pasa a los chistes homófobos, a mostrar violencia bastante gráfica, y a delirar cuando incluye un sketch bastante desagradable en el que un individuo musculoso se folla a una mujer muerta que está completamente reventada, con un maquillaje bastante realista y que da bastante, bastante mal rollo. Incluso yo me sorprendí con esa escena, porque, busca además la complicidad del espectador presentando esto como una cosa graciosa y la verdad es que tiene muy poquita gracia, y no casa con el tono festivo e inocente que se gasta el resto de la película. Te ríes por lo excesivo del asunto y porque comprendes que hay algo que no funciona en la cabecita del señor Offer. Todo ello servido de manera casi amateur y muy atropellada.
A mí me hizo cierta gracia en general, le doy valor porque es una marcianada de padre y muy señor mío, pero sí es cierto que esto es material de derribo de la más baja estofa. Pero te la ves del tirón sin demasiados aspavientos.
Por supuesto, la mayoría de los actores que aparecen en la película son desconocidos, pero Offer tiene la suficiente fama como para embaucar a alguna que otra celebridad, así, veremos sketchs protagonizados por Slash de Guns´n´Roses o Michael Clarke Duncan, entre otros.
En 2013 Offer rodó una especie de secuela titulada “InAPPropiate Comedy”, ya de manera mucho más autoconsciente que esta primera película, y para la que logró contar con Adrien Brody, Michelle Rodríguez, Rob Schneider y Lindsay Lohan. A ver si doy con una copia y, en un futuro, les digo que tal.