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jueves, 31 de mayo de 2018

S IS FOR STANLEY

Sé lo que estáis pensando: "¡¿un nuevo documental sobre Kubrick?!, ¿acaso hay a estas alturas algo más que añadir o decir sobre la figura del director de "Barry Lyndon"? Pues yo os respondería, sí y no... aunque ahora mismo os lo cuento con más detalle.
Este documental de nacionalidad mayoritariamente italiana está basado en "Stanley e me", un libro que el historiador y crítico cinematográfico Filippo Ulivieri escribió en 2012 y en el que a su vez se inspiraría el director Alex Infascelli a la hora de contar el insólito caso de Emilio D'Allessandro, un nombre que por otra parte jamás ha aparecido - ni creo que aparezca ya - en ningún libro de cine; de hecho, dudo que su persona se haya llegado a citar siquiera en alguna de las incontables biografías dedicadas al director americano, por mucho que D'Allessandro colaborase estrechamente con Kubrick en el arco temporal que va desde el rodaje de "La naranja mecánica" hasta el de "Eyes Wide Shut": es decir, cinco películas y casi treinta añitos, nada menos. Procedente de la pequeña localidad de Cassino, situada en el centro de Italia, Emilio emigra a Londres a comienzos de los 60 sin tener ni idea de inglés y, tras pasarse la mayor parte de la década desempeñando toda suerte de oficios relacionados con el mundo del motor (mecánico, corredor de Fórmula 1, taxista...), al italiano le llega la oportunidad de su vida cuando, en una de las peores nevadas que se recuerdan en Londres, recibe el encargo de transportar un peculiar objeto al otro lado de la ciudad: en concreto, a una gran mansión donde estaba teniendo lugar la filmación de un largometraje. La pieza deseada era nada más y nada menos que la escultura fálica con la que Alex Delarge se carga a una de sus víctimas, y la película - como no podía ser de otra forma - era "La naranja mecánica".
A pesar de no haber trabajado con anterioridad en el negocio cinematográfico, y de ser prácticamente analfabeto en todo a lo que a películas se refiere, Kubrick queda impresionado por la osadía, eficacia y rapidez de la que hace gala el italiano, por lo que inmediatamente decide contratarlo en calidad de chófer personal, ocupación que con el tiempo , y conforme Emilio se va ganando su confianza, irá extendiéndose a prácticamente todos los ámbitos de la vida del director, tanto en el personal como en el profesional, y ya fuera en los rodajes de sus pelis como - sobre todo - durante los largos intervalos de tiempo en los que no filmaba.
De esta manera, y tras más de cuatro décadas de absoluto secretismo, Emilio nos hace aquí partícipes de lo que se cocía en la trastienda de la gestación de títulos tan populares como "El resplandor" o "La chaqueta metálica", y lo hace a través del relato de una serie de anécdotas en apariencia intrascendentes pero que tienen el valor de delimitar los aspectos más mundanos de la personalidad de Kubrick: de hecho, y en esencia, "S is for Stanley" no nos descubre en realidad nada que no sospecháramos o supiéramos ya del carácter del director, aunque sí que completa aquellos matices cotidianos que en el pasado otros documentales más ambiciosos que éste, y también peores, optaron por pasar por alto. Así las cosas, el proyecto de Infascelli ahonda en lo ya sabido al mismo tiempo que intenta descubrirnos la faceta más humana y vulnerable del director, mostrándonos así a un Kubrick que trata a sus empleados de una manera tan tiránica como sobreprotectora, a una persona perfeccionista que se toma con la misma seriedad y meticulosidad tanto el rodaje de una superproducción como la elección de la comida idónea con la que alimentar a sus numerosos gatos. Y aunque asimismo se aborda la relación de dependencia que se establece entre los dos absolutos, y casi únicos, protagonistas de la cinta (es decir, Stanley y Emilio), también se decide pasar de puntillas por los aspectos más cuestionables de su colaboración en común, pintando de este modo con una capa de amistad y lealtad una relación que, en el fondo, se intuye bastante enfermiza: de hecho, el vínculo de dependencia que existía entre ambos hombres alcanzó tales extremos que Kubrick llegó a contar con línea telefónica propia en casa de Emilio e, incluso, llegaría a prohibirle que siguiera corriendo en los circuitos por miedo a perder en un accidente a uno de sus más valiosos colaboradores.
En el aspecto formal "S is for Stanley" no podría estar hecha de una manera más simple, optando así por no recurrir en ningún momento ni a excesos infográficos y/o de montaje ni tampoco a ningún narrador célebre con el fin de llamar la atención sobre el proyecto: el propio Emilio cuenta su historia de una manera tan elocuente que nada de lo anterior es realmente necesario; en este sentido, ni siquiera se llegan a utilizar demasiadas imágenes de los films de Kubrick a modo de refuerzo visual, ilustrando en su lugar el relato con las fotografías que D'Allessandro ha ido conservando a lo largo de los años o con las notas y cartas que el propio director le escribía, documentos que, por otra parte, el italiano tenía orden expresa de destruir una vez leídos: afortunadamente, y por una vez, Emilio no atendió a la petición de Kubrick. En definitiva, y gracias casi en exclusiva a su entrañable protagonista, el documental de Infascelli es un film que desborda emoción, una película cálida, sencilla y cercana, encontrándose así curiosamente justo en el extremo opuesto de la pedantería y frialdad acostumbradas en la obra del responsable de "2001": de esta manera, y si otros documentales como "Room 237" o "Stanley Kubrick's Boxes" se afanaban con especial ahínco a la hora de intentar revelar al genio detrás del director, éste en cambio se ocupa en descubrir al ser humano que - por lo visto y sorprendentemente - también había.
Finalmente, y para ponerle la guinda al pastel, en "S is for Stanley" ni siquiera faltan los cotilleos a costa de algunas estrellas de Hollywood, como por ejemplo el hecho de que durante el rodaje de "El resplandor" Nicholson fuera todo el tiempo más pedo que Antoñete o que intentara follarse a todo lo que llevara falda. Una delicia, vamos: 100% recomendable.

viernes, 30 de octubre de 2020

EL HALLOWEEN DE HUBIE

Lo que me encanta de Adam Sandler es que, un año, hace una película dramática en la que el tío ejecuta un papel tremendo de aquellos que sirven para que le den premios y consigue poner a toda la crítica a sus pies, y, al año siguiente, hace una película de Adam Sandler para fans de Adam Sandler, dando lo que se espera de Adam Sandler (por lo general, roles en los que interpreta a un individuo con ligero retraso mental) y consigue poner en su contra a toda esa misma crítica que el año anterior le laureó.
Además, cuando la crítica se ceba con Adam Sandler, suele ser especialmente cruel —de hecho, creo que fue con “Desmadre de padre”, un crítico británico, incluso llegó a desearle la muerte—. Pero Sandler no da puntadas sin hilo y sabe perfectamente la reacción que va a generar con cada película que hace. ¿Afecta esto a su modus operandi? En absoluto. Tiene a crítica y a público en donde quiere tenerlos en cada momento. Y por el camino, aumenta los ceros se su cuenta bancaria. ¿Stanley Kubrick? Me río yo de Kubrick. Adam Sandler sí que tiene absoluto poder creativo sobre lo que hace. Quizás por eso es la niña bonita de Netflix que le tiene en nómina desde el día cero. Por otro lado, fue Adam Sandler uno de los primeros hombres de negocios de Hollywood que se dio cuenta de que el futuro del cine estaba en las plataformas digitales y no en las salas. Y en ese negocio anda, intuyo, que por mucho tiempo.
Dentro de esa tesitura, “El Halloween de Hubie” es su última película para Netflix y en menos de un mes de vida en la plataforma la crítica ya le ha dicho de todo a Sandler menos bonito —esta tiene especial mérito, pues no solo ha puesto en su contra a la crítica convencional, sino también al público generalista, aquel que no es fan de Adam Sandler y que ven el film porque está disponible en Netflix, jamás pagaría por ir a ver una película de Sandler al cine, pero no tiene reparo en ensañarse con ella cuando el poder verla sólo es cuestión de darle a un botón. Bueno, en cualquier caso, hablar, opinar,hasta ahora es gratis—. No es para menos porque, en una reivindicación de sus papeles más irritantes, el Hubie de esta película es el típico personaje bobalicón y retraído que tan bien se le da hacer a Sandler y que puede sacar de quicio a neófitos y haters del cómico, pero que hará las delicias de sus fans, entre los que me incluyo. “El Halloween de Hubie” da exactamente lo que se puede esperar de una película de Adam Sandler. Esperar algo distinto es una absoluta necedad. Y lo que hoy se le critíca, ya lo había dado en películas como "Zoham". Así que, cuanto más se le critica, mas Sandler es, y cuanta más facilidad tiene para ofender a esos obvios plumillas y blogeros, mucho mejor.
La película viene que ni al pelo para estas fechas (Mañana se celebra Halloween, festividad esta que afortunadamente, y exportada de los USA, cada vez se celebra más aquí y a mí me encanta) y por eso la reseño este finde (mañana viene otra), porque no se me ocurre mejor cinta que esta para visionar durante la noche de las brujas, que es, por otra parte, para lo que ha sido concebida esta “El Halloween de Hubie”.  Así, tenemos una comedia de lo más tontorrona e inofensiva a la que se le ha dado un toquecito chiquitín de terror, para disfrute de toda la familia. Una película para Halloween y ambientada en Halloween. Y es una maravilla ver todo lo que sucede en el pueblo en el que situamos la historia (nada menos que Salem), debidamente acondicionado con toda la parafernalia propia de esa festividad y, además, muy a la americana, con lo cual es un placer para los sentidos. Entre esqueletos, calabazas y Adam Sandler, va la cosa. Por ponerle alguna pega, hay que decir que, la trama, me ha parecido un tanto confusa, así como vaga, pero como al final no es más que una chorrada y se resuelve con facilidad, nos da un poco lo mismo. La trama, no es más que una excusa para que veamos a Sandler y a su equipo para arriba y para abajo en la noche de Halloween.
Hubie lleva toda su vida viviendo en Salem y toda su vida ha sido víctima del buying al que le ha sometido casi la totalidad del pueblo. Durante la festividad de Halloween, él se ofrece como voluntario para hacer las veces de monitor de los jóvenes, por lo que patrullará toda la noche por el pueblo para garantizar la seguridad de todos durante la fiesta. Sin embargo, la presencia en el pueblo de un extraño nuevo vecino, y las desapariciones misteriosas (y medio paranormales) de unos cuantos habitantes, llevarán a nuestro protagonista a contactar con la policía (que pasa de él) para que investigue… y poco más. Y ni falta que le hace.
En realidad es un film muy del montón de Adam Sandler, los tiene mejores y también peores, pero, su ambientación en Halloween con tanto monstruito, tanto adorno, tanta calabaza, lo convierten sin duda en uno de los más simpáticos y agradables. Vemos la película, nos echamos unas risas, nos vamos a dormir, y al despertar al día siguiente ya no nos acordamos de ella. Pues maravilloso.
Por ahí tenemos, haciendo gracietas, a Ben Stiller, Steve Buscemi, Rob Schneider, Kevin Hart, Maya Rudolph, Ray Liotta… El director, que en una película de Adam Sandler es lo de menos, es Steve Brill, que ya lo dirigió en “Mr. Deeds” o “Sandy Wexler” y cuya película más gorda fuera de la órbita Sandler sería “De perdidos al río”. Ahí, es nada.

martes, 17 de junio de 2025

LA NOVENA CONFIGURACIÓN

Manda cojones la desfachatez de William Peter Blatty. El muy cretino iba a los cines a reírse de “Exorcista II (El Hereje)” y la ponía de vuelta y media. Y encima tuvo la jeta de decir que "La novena configuración", su debut como director en 1980, era la verdadera secuela de “El Exorcista”. Obviamente, todo eso se lo sacó de la manga, porque lo cierto es que “La novena configuración”, basada en la novela anterior a “El Exorcista” del propio Blatty, “Twinkle, Twinkle  Killer Kane!” (título con el que también se conoce a la película en algunos países), se ambienta en el mismo universo de “El exorcista” con pequeñas e imperceptibles conexiones que, a no ser que vivas obsesionado con la película de William Friedkin, tampoco localizarás. Y es tan mala que hace parecer a la secuela perpetrada por John Boorman una obra maestra. De ahí la desfachatez del escritor/director. Pero al margen de los lazos que la unen con “El Exorcista” o las posibles rabietas que en un momento dado se pudiera llevar Blatty, lo primero que me llama la atención de "La novena configuración" es que, si bien técnicamente estamos ante una película verdaderamente competente, por todo lo demás es verdaderamente chapucera y bobalicona, resuelta con un planteamiento excesivamente largo (una hora completa de metraje) y un nudo y desenlace que ocurren en un santiamén.
Y le pasa como a “The Room”, que es tan estúpida e inenarrable que, a posteriori, Blatty divulgó que en realidad se trataba de una comedia de humor negro, así como lo había sido la novela previa en la que se inspira (y que por lo que fuera escribió y reeditó dos veces). Mis cojones.
Entonces tenemos una especie de hospital psiquiátrico para soldados con problemas mentales. Lo que sucede es que las autoridades se están planteando si esos problemas mentales son reales o si los soldados se los inventan para irse (o no combatir) en la guerra de Vietnam. De este modo, llega al lugar un psiquiatra militar que los irá entrevistando para delimitar quién miente y quién no. También acabará cubriendo necesidades de los locos en torno a sus excentricidades. Al mismo tiempo, tendremos una violenta banda de moteros que la liarán parda, un impactante giro final y muchas, muchas, muchas conversaciones, eternas, sobre el bien y el mal o la existencia de dios y el diablo. Además de chistes de vodevil, violencia descarnada que no viene muy a cuento y hasta unas pequeñas dosis de surrealismo.
Viéndola, da la sensación de que Blatty, ante la imposibilidad de William Friedkin a realizar este guion, se tomó la dirección de su primera película con la finalidad de convertirse en una especie de nuevo Stanley Kubrick (toda esa secuencia del hombre en la luna ante la presencia de un cristo crucificado...), pero es obvio que el hombre no llega y, lejos de salirle una obra maestra, le sale esta patochada.
Ahora, como Blatty no quería trabajar con "Warner Brothers" porque le debían dinero, ofreció el proyecto de “La novena configuración” a "Universal" y "Columbia", que algo raro verían cuando ambas decidieron descartar la posibilidad y apostar sus dineros en otras producciones. Así que el futuro cineasta puso unos milloncejos de su bolsillo, además de convencer a "Pepsi" para añadir otro par, siempre y cuando, por motivos que tenían que ver con la burocracia y economía de la marca de refrescos, el film se rodase en Hungría.
Posteriormente, el karma castigó a Blatty, porque, para su estreno, cedió los derechos de distribución a "United Film Distribution" que, muy sabiamente, los vendió a "Warner Brothers" quienes la distribuyeron de aquella manera. Los resultados económicos fueron tan pobres durante la apertura  que, finalmente, "Warner" le dijo a Blatty: “Toma chaval, aquí tienes tu película y haz con ella lo que quieras”.  Así que cineasta / escritor, todavía con mucha fe, se tomó un tiempo para retocarla y pasó a formar parte del catálogo de la "New World" de Roger Corman, quien la relanzaría en 1985 con resultados similares.
El paso de los años, los distintos estrenos y ediciones videográficas, han convertido esta película en una de culto, máxime si tenemos en cuenta que, para cada movimiento de distribución hay una versión distinta. Es por eso que, a lo largo y ancho del globo, existen una ensalada de cortes de “La novena configuración” (o “Tinkle, Twinkle Killer Kane!”, lo que prefieran), por lo que es muy difícil saber a ciencia cierta cual es la que dio por buena el director —aunque probablemente ni él mismo lo supiera—. Una de ellas con un póster bastante llamativo, porque sin ningún tipo de coherencia utiliza a uno de los moteros que aparecen en una de las escenas para efectuar una especie de plagio del póster de “La naranja mecánica”, motivo este que me deja aún más claro que Blatty pretendía ser una suerte de Kubrick.
Como fuere, se trata de una de las películas más chapuceras y demenciales que he tenido la suerte de ver, además, también, una de las más aburridas, y solo por eso yo creo que ya es digna de consideración. Pero, madre de dios, que dos horas más infernales…
En el reparto tenemos auténticos pepinos completamente desatados y mal dirigidos: Stacy Keach, Robert Loggia, Jason Miller, Tom Atkins, Joe Spinell, Richard Lynch
William Peter Blatty, que toda su vida a defendido la calidad de su película y su puesto como auténtica secuela de “El Exorcista”, diez años después aprendería a dirigir y lo pondría en práctica con “El Exorcista III” que, paradójicamente y visto lo visto, está muy bien.

jueves, 8 de septiembre de 2011

INTERVIEW: LUIS PAPIOL CASTELL

En la época del video-club de los ochenta, aparecia en las estanterías, de forma un tanto clandestina, POKE, una película de corte amateur rodada en video que cuenta la amistad entre un niño y una computadora. Una pieza de indudable culto que hasta hace poco era totalmente inencontrable, y que goza de cierta popularidad entre el sector de aficinados a la informatica. Una joya del cine español mas ignoto, oscuro y extraño
Su director, Luis Papiol Castell, cineasta amateur e informatico, muy amablemente nos concedió esta entrevista, con la que inauguramos nueva sección en AVT, para que conozcais un poco más acerca de el y de su obra.


¿De donde sale Luis Papiol Castell? ¿Tienes estudios cinematográficos previos?

Soy de Amposta, Tarragona, siempre me ha fascinado el mundo del cine, a los 14 ya estudié óptica construyendo mi primera cámara de fotos con cartulina y papel de plata, fotos mediocres que yo mismo revelé. a los 15 años estaba de aprendiz en una cabina de cine y me encantaba el olor a celuloide y la magia de la proyección. no tengo estudios universitarios, pero con 18 estuve en un grupo de teatro y filmando una serie de cortos en super8 de los que por desgracia, ya no se pueden recuperar. puesto que la empresa que los tenia que convertir a video, desapareció con los originales.

Cuéntanos como surgió el proyecto de POKE y como fue su distribución en video-clubs.

POKE, nace porque en el 84 los videoclubs que estaban llenos de peliculas ilegales, se vieron en la obligacion de reconvertir todo su material por peliculas Originales, para ello, tenian todas las cintas un sello polaroid que las identificaba.
Muchas casas con peliculas poco comerciales descubrieron la Formula para vender su material, y asi comenzo la epoca de reconversion, cambiaban a los videoclubs una pelicula pirata, por otra LEGAL, y 2000 pesetas. de esa manera te vendian peliculas de bajo coste y aprovechaban la cinta pirata para regrabar la original. solo tenian que invertir en caratulas y el sello polaroid del ministerio de cultura. Fué entonces cuando se me ocurrió hacer una pelicula de bajo presupuesto y reconvertir mi propio videoclub ganando dinero.

Tu película, ha generado un pequeño culto entre la gente dedicada a la informática y entre cierto sector del fandom al cual le gustan las rarezas. ¿Llegaste a pensar alguna vez que tu película generaría interes, más de 20 años después de su realización y distribución?

No esperaba que tuviese mucho exito, no lo tuvo en su momento, pero a mi me gustó, creo que es interesante, y la hice con todo el cariño, me ayudaron muchos amigos, la musica es de un grupo de amposta que se llamaban LOS GUTIS, el viejo ermitaño se tuvo que filmar en una casa de jubilados, simulando un caseron en el campo. y muchisimos inconvenientes. lo mas curioso es que, como tenia el VHS muy poca calidad, no se hizo montaje, se fué grabando tal como se desarrollaba la pelicula. Algo realmente dificil.

¿Te inspiraste en E.T. EL EXTRATERRESTRE de Steven Spielberg para la confección de tu película?


E.T. no tuvo ninguna influencia con poke, la influencia la tuve con los ordenadores, en esa epoca comenzaba a descubrirlos, y me imaginaba que podrian ser en el futuro suficiente inteligentes como para controlarlo todo, justo antes de Poke, acababa de hacer un curso de programador analista, y ahi se veia ya que solo era el principio, quizás diría que tuve alguna influencia con 2001 una odisea espacial de Kubrick, más que, con ET. pero la memoria organica de la que hablaba en la película, tardó 12 años a que escuchara un dia, en las noticias, de que se estaba investigando.


¿Por qué te decantas por el formato Vídeo a la hora de realizar una obra?

Un año después de la pelicula, deje de lado mi videoclub y las camaras, por un tiempo permanecí al margen de este mundo, estaba dando clases de informatica como profesor.

¿Cineasta o informático?

La informática es mi trabajo, el cine mi pasión. Nunca se puede tener todo.

Después de POKE, ¿Qué otros proyectos has ejecutado y cual ha sido su repercusión?

En 1999 volví al mundo del video con LEJOS DE CASA, un largo, presentado en el festival de Sitges en el 2000, y que solo se comercializó en VHS con una tirada limitada. Por ultimo, lo hice en el 2007, un corto llamado SENSACIONES AFLICCION, que se puede ver en YouTube, Me encantaria encontrar gente dispuesta a hacer trabajos, (cortos o largos) de cine o video, pero siempre en equipo, el cine no es cosa de uno, es siempre un equipo, y vive gracias al resto del mundo, EL ESPECTADOR, por eso el secreto de una pelicula, no esta ni en su duración ni en su formato ni en su calidad, esta en el sentimiento, lo que vale es el mensaje que te pueda quedar.

Influencias y preferencias.

Me influyó Kubrick por su impresionate innovación en el cine y en los distintos temas de su carrera, guerra (teléfono rojo volamos hacia moscú) (Senderos de Gloria) , seducción (Lolita) Futuro y despertar (2001), celos de pareja ( Eyes wide side), locura (el resplandor) etc. Y aunque Spielberg es un grande, no deja de ser extremadamente comercial.

¿Tiene proyectos a corto plazo?

De momento no tengo ningun proyecto, pero me gustaria preparar algo, quizas, me gustaria tocar un tema que es bastante actual. la politica vista desde el pueblo, o, que pasaria si un politico "bueno". se camuflara entre la población, para saber que falta para solucionar la crisis, creo que podria ser interesante.

Si tienes algo que decir a los lectores de AQUÍ VALE TODO, aquí tienes tu espacio.

Por último, solamente puedo decir, GRACIAS VICTOR, por este viaje que me has obsequiado de viajar con la Maquina del tiempo al 1985. Y gracias a todos los que estais leyendo esto, porque me da fuerza para seguir.

sábado, 14 de diciembre de 2013

THE HIDDEN 2, EL REGRESO

Indudablemente, a la estupenda "Hidden" las cosas le fueron de puta madre a nivel crítico, pero desconozco cómo discurrió la cosa en las taquillas del mundo, aunque algo me dice que lo que no se comió en su paso por las pantallas grandes sí lo hizo, y sobradamente, en los estantes de los video-clubs. Todo ello explicaría la existencia de una segunda parte de tan pocas lustrosas ambiciones, impulsada -como la primera- por la entonces cada vez más en alza "New Line". "The Hidden 2" fue parida siete largos años después de su precedesora (concretamente en 1993, y eso que la acción se sitúa quince por delante, es decir, en 2003. Algo que, obvio, no se nota por ningún lado a nivel tecnológico y estético) y con una inversión de dinero, talentos y capacidades mucho más modesta. Normalmente, las continuaciones cuyo campo de acción es el mercado doméstico suelen aportar menos ingredientes que el film que las originó. "Hidden 2" directamente aporta menos que nada.
Teniendo en cuenta que absolutamente nadie del reparto de la original repite aquí, la pirueta que se montan para lograr atar ambas películas es espectacular. De entrada, nos comemos entero todo el clímax final de "Hidden 1". Lo repiten prácticamente igual, con la diferencia que, hacia el final de los quince minutos que dura, lo mezclan con imágenes de un perro que se cuela en el escenario en el que el marciano malo había sido exterminado, y pilla un cacho que resultará cobrar vida, introduciéndose en el animal con el fin de generar crías. Mientras -recordemos- Kyle MacLachlan (alien güeno) revive al buddy-poli recién muerto trasladándose a sus adentros. Pasan quince largos años. Los productores y guionistas de "Hidden 2" necesitaban poder contar con el actor que interpretó al mentado policía, Michael Nouri, pero este no picó. Entonces, se buscaron un doble que se le pareciera mínimamente, le metieron un puñado de látex entre los pómulos y la barbilla y le filmaron mirándose a un espejo diciendo aquello de "Oh, dios mío, cómo se me ha deformado la cara!". ¡¡Yeah!!. Esto promete. Total, que se entera que el alien malo se ha metido en el cuerpo de un gilipollas, va para allí, se pelean y mueren los dos.
Y aquí es donde realmente arranca "Hidden 2". La hija del poli -ya crecidica- recibe la visita de otro alien bueno y le explica que el chungo todavía sigue por ahí jodiendo la marrana. La convence para que la ayude y juntos parten a por el. Y ya está, en adelante todo lo que veremos será eso, la persecución, nos paramos, nos enamoramos, seguimos la persecución, el alien malo salta de cuerpo en cuerpo y todo termina en un enfrentamiento poco espectacular y bastante deslucido, rematado por un susto final de vergüenza ajena.
"Hidden 2" es, directamente, horrorosa. Se nota que ha sido parida con muchísima menos guita que la primera, lo que no debería ser ni un problema y ni un inconveniente si sus responsables lo compensaran con imaginación y buenas ideas. Pero no van por ahí los tiros. Prácticamente toda se desarrolla entre la pareja chica/alien y el malo. Encima, el escenario más recurrente es una fábrica abandonada donde las crías del marciano se han instalado. Ni tan siquiera tenían dinero para alquilar un Ferrari (que ya saben cuánto le gustaban al bicho malvado que, de hecho, en este film amplía su gustos a otros modelos más asequibles). Todo es tan escaso, que tiran de diálogos y de la poco creíble y ñoña historia de amor entre la hija del poli y el marciano guay. Sí, vale, al menos los efectos especiales son "old school", pero tampoco esperen nada muy espectacular.
El director y guionista del estropicio es un tipo de errática carrera, no demasiado agraciado y con un nombre igual de poco atractivo, Seth Pinsker. Venía de dirigir en los 80 sendos episodios para un par de series (entre ellas "Con ocho basta") y no volvería a ponerse tras una cámara hasta pasados más de 10 años. ¡¿Qué cojones le vieron los productores para encargarle a él el proyecto?!. El caso es que Pinsker nunca jamás volvió a dirigir nada de nada, lo que no me sorprende. Su único crédito posterior es como productor televisivo el año 2004. Nothing more. Claro que igual es el Kubrick de la serie Z y reaparece en 2014 con otra obra de arte, ¡a saber!.
En el reparto únicamente reconozco un careto, el de la prota femenina, Kate Hodge, que en cuestiones cinematográficas debutó nada menos que con "Leatherface, La matanza de Texas 3". Algo que, rápidamente, le otorgó la etiqueta de "reina del grito" y la encasilló en el género. Le siguieron la serie de "Tales from the crypt" y otro producto televisivo en el que interpretaba a una mujer lobo, "She-Wolf of London" y que fue portada de un viejo "Gorezone" en el que la muchacha, ya deseosa de salirse del gueto, decía que no era muy fan del cine de horror. Y sí, pudo aspirar a otra clase de papeles, pero no mucho más lustrosos. Posó junto a Brandon Lee en "Rapid Fire" y de ahí a "Hidden 2", lo que nos indica que su carrera no debería pasar precisamente por un buen momento. El resto son todo series y más series hasta nuestros días. Aunque lo más marciano de su currículum lo encontramos en su desvirgue, un bizarro cortometraje del año 86 titulado "Super Christian 2" de obvio contenido cristiano. El responsable, John Schmidt, es un cineasta especializado en esas temáticas tan pringosas.
No entiendo cómo se les ocurrió a los de "New Line" hacer semejante chapuza, partiendo de un film tan entretenido, vibrante, colorista e inteligente como fue el de Jack Sholder (cuya trayectoria y resultados, hoy por hoy, guardan pocas diferencias con las del amigo Seth Pinsker). Tal vez su intención era producir algo rápido y poco costoso con el único fin de preservar el copyright del título, a saber, pero total para lo que les sirvió...
Que nunca hubiese una tercera parte podría echar un poco de luz sobre el entuerto. ¡¡Malditos años 90!!.
Evitable a toda costa.

NOTA: El amigo-lector Newzombie ha hecho notar que la imagen urbanita de la caratula pertenece en realidad a "Hellraiser 3". Gran observación la suya porque, efectivamente, si se mira con atención, verán a un cenobita ahí de pie, todo chulo él. Gracias al compañero por una info que, yes, hubiese ido de perlas para nuestra sección de... ya saben qué....

viernes, 17 de mayo de 2019

LA PESADILLA

Extraña y semidesconocida película de terror psicológico que ambientada prácticamente en un solo escenario y con Jeff Daniels casi como único protagonista, y que nos cuenta como al despertar una mañana, un hombre con insomnio, descubre que su mujer ha desaparecido sin comprender por qué. Mientras que la policía comienza la investigación, nuestro protagonista, además de practicar un adulterio con una de sus alumnas —es profesor— y ser el principal sospechoso, comienza ser testigo de cómo el ambiente de su casa se va enrareciendo hasta el punto de que tiene alucinaciones (o no) de bebés contrahechos y gigantes que reposan en su bañera o miembros amputados de su esposa (no sabemos si muerta o no) que cobran vida y de los que no hay manera de sorprenderse.
Densa y de cadencia tranquila, “La pesadilla” es un film angustioso e inquietante cuyo trabajo de ambientación minimalista y un sentido del suspense basado en  los pequeños detalles, consigue que una película donde predomina el parloteo insustancial —prácticamente, toda la película es el protagonista dando explicaciones de lo que hace a la policía— llegue, con muy poco, a provocar el desasosiego del espectador. Con lo cual, esta película de bajísimo presupuesto, pero de aspiraciones autorales, se ve con interés. Lástima que el final es demasiado previsible y trillado. Pero la película entera es un ejercicio de estilo, que aún siendo comparado por la crítica sesuda con Stanley Kubrick, en realidad parece que tenga sus ojos más bien puestos en la primera etapa de Polanski. En cualquier caso, la peli solo se quedaría en un competente y sugestivo intento de todo eso.
Jeff Daniels, que rara vez sale de plano, se echa la película a los hombros y la saca adelante a base de actuar poco y expresar menos. Pero le va bien, cualquier alarde de sobreactuación se hubiera cargado la película, y el soseras de Daniels con la cara de pánfilo, la mega papada que allá por el año 2000 ya ostentaba y la impasividad ante cualquiera de las situaciones que vive, contribuye a esa atmósfera perturbadora y de pesadilla que despide toda la película. Pese a que el título origina es “Chasing Sleep”, traducido, “Persiguiendo dormir”, el título castellano, “La pesadilla” esta vez le viene que ni al pelo a la película, pese a la simpleza del mismo.
Con capital entre el euro y el dólar al tratarse de una co-producción franco-estadounidense, “La pesadilla” nos presenta el debut de un interesante y práctico director de carácter independiente llamado Michael Walker, que sin prodigarse demasiado va filmando títulos que triunfan en los festivales siendo su película “El secreto de los Crawford” la más popular y exitosa hasta el momento. En el caso de “La pesadilla”, se tiró una larga temporada por festivales estadounidenses ganándose cierto prestigio hasta que la adquirió para su distribución Lions Gate, que no la estrenó en cines siendo esta material para su distribución directa a vídeo. Sin embargo, aquí en España si que se estrenó en dos o tres cines, aguantando en cartel poco más de una semana y dejando en taquilla cantidades irrisorias. Pasó totalmente inadvertida en su estreno, así como su paso por el formato videográfico, tampoco es que fuera muy destacable. Una buena película víctima del “tapadillo” que merecía mejor suerte. Aunque me temo que, pese a que se ha tratado de un visionado bastante disfrutable, no dure en mi memoria muchos años, ni meses. Puede que ni tan siquiera semanas. En cualquier caso, recomendable.

jueves, 7 de marzo de 2013

LA ESPADA INVENCIBLE

Terry Marcel. Fíjense en este nombre, a mi me parece bien bonito. Si hubiera nacido anglosajón, como él, me hubiera gustado llamarme igual. Terry Marcel. El señor Marcel posee una filmografía bastante curiosa. Arranca, básicamente, a inicios de los 80 con comedias tirando a ignotas, para, en plena fiebre del cine espectáculo Spielbergiano-Lucasiano, subirse al carro de la fantasía destinada a todos los públicos, pero a base de calderilla. Desvirgándose justamente con esta "La espada invencible", continuando con la oscura -y curiosa- "Prisioneros del universo perdido" y cerrando el círculo con, tal vez, su peli más conocida, "Jane en busca de la ciudad perdida" (evidentemente inspirada en ya saben qué saga). La cosa no debió de irle muy bien, porque a partir de ahí se especializó de modo exclusivo en dirigir capítulos de series televisivas.
"La espada invencible" entra de lleno en la categoría de la fantasía heróica, o incluso la espada y brujería, unos años antes del "Conan" de John Milius que tanto inspiró a unos y otros. Es decir, que en ese sentido la peli de Marcel vendría a ser incluso pionera. En realidad si hay alguna fuente de la que el cineasta churrupetea no es del personaje de Robert E. Howard (y sus novelas) sino de "El señor de los anillos"... o eso creo yo. Pero a niveles estrictamente cinematográficos, la verdadera fuente de ideas y robos es "La guerra de las galaxias". Una teoría que creía exclusivamente mía, pero por lo visto, y tras consultar Imdb, es bastante oficial. Veamos...
Como buen culebrón de espada y brujería, "La espada invencible" gira en torno a la venganza. Aquí todo el mundo se quiere vengar de algo. El prota de su hermano mayor, el malo de la peli, después de que este se cargue a su amada esposa y a su respetado padre. Antes de morir, el progenitor le entrega al hijo bueno una espada mágica con poderes propios. El mozo sale en busca de ayuda, agenciándose a un gigante, un enano y un gnomo. Bien, este último no se puede decir que sea muy bajito, ni lleva un ridículo gorro rojo, en realidad tiene las orejas puntiagudas y dispara flechas, por lo que deducimos que es un elfo. La panda se une a un pobre hombre (y digo pobre porque en 15 minutos le amputan la mano, le clavan una flecha y le meten de hostias) cuyo pueblo fue masacrado por el malo y, claro, quiere vengarse. El malo, por su lado, ha secuestrado a una monja por la que pide un montón de oro a cambio, así pues el equipo de los "good guys" aprovecharán su rescate para desahogarse de todos esos deseos revanchistas que les impiden dormir por las noches.
Qué duda cabe que el rey de la fiesta es el gran Jack Palance, quien da vida a un mega-malvado vestido de negro que se llama Voltan, lleva un casco igual al de "Darth Vader" y de vez en cuando consulta con un brujo encapuchado conocido como Señor Oscuro. Por cierto, que a Voltan le gusta más matar que a un tonto una piruleta, cosa a la que siempre recurre ante la duda. Todo ello, más la espada mágica con la empuñadura iluminada de verde, los impolutos ropajes blancos del héroe cuya única meta es ayudar al desvalido, el gigante que parece Chewbacca y su relación con el enano, que recuerda a la de C3PO y R2D2, más toooodos los rayitos de colorines y efectos de sonido entrañablemente cutre-salchicheros, evidencian que Marcel tomó buena nota del clásico de George Lucas, que para algo era el título fantasioso de cabecera en la época.
No es que "La espada invencible" sea la diversión personificada. Su trama previsible y super-lineal impiden que nos distraigamos lo necesario, pero tampoco es que nos aburramos mortalmente (en realidad, y aunque el ritmo general es lentillo, las secuencias más movidicas se resuelven a toda hostia, sin florituras). El aspecto general del film, así como sus simpáticos trucajes, la ingenuidad de todo ello y el regusto a cuento de hadas churrigueresco, le otorgan un indudable y entrañable encanto que contribuye a hacerla bastante simpática. Maja. Algo que me temo no compartieron aquellos que fueron a verla al cine en su día, ya que nunca hubo la segunda parte que, indudablemente, Terry Marcel tenía en mente. No porque sí "La espada invencible" en v.o. se hace llamar "Hawk, the slayer", en referencia al protagonista ("Halcón" en la versión castellana), título nacido para ser una franquicia. Al final de la peli, Jack Palance muere, pero es rescatado por el Señor Oscuro con intención de devolverle a la vida. Y una bruja buena se despide del "Halcón" con un "Volveremos a encontrarnos". De hecho, la secuela ya tenía título y todo, "The Slayer returns. The Hunt begins"... aunque realmente no se anunció hasta el año 2009. ¿¿Cómor??. En todo caso, nunca llegó a realizarse.
El reparto reserva algunas agradables sorpresas, como encontrarse con la musa de Lucio Fulci, Catriona MacColl, Patricia Quinn (la Magenta de "The Rocky Horror Picture Show"), Roy Kinnear, Patrick Magee (habitual en el cine de Kubrick), Graham Stark (habitual en la saga de la pantera rosa), y, curioso, dos actores que volveríamos a ver en futuras y notables muestras de espada y brujería como Ferdy Mayne (que haría un papel parecido en "Conan, el destructor") o, sobre todo, Bernard Bresslaw quien, mientras en "La espada invencible" interpreta a un gigante, en la también (medio) inglesa "Krull" hace lo idem con un cíclope.
Así mismo cabe destacar los créditos iniciales y finales, precedidos por el dibujo animado de un halcón volador, la banda sonora de inesperado ritmo discotequero (y con un tema heróico que suena cada vez que aparece "Halcón" blandiendo su espada mágica) y la marcianada de la carátula española que otorga la paternidad de la película a dos caballeros, el colega Marcel y Jack Gill. En realidad el segundo ejerce de productor-mecenas de lo que es una curiosidad bien agradable y que, desde ya, entra a formar parte de mi elitista colección de cintas VHS.

martes, 19 de junio de 2018

FRANK

En cuanto tuve noticia de esta película, me entusiasmé ante lo que parecía el biopic oficial del extravagante cantante inglés Frank Sidebottom (nombre real Chris Sievey), un tipo con raíces en el punk y que sería lo que hoy los más ignorantes llaman "friki mediático". Un poco como "Rodolfo Chikilicuatre" pero con más estilo, actitud, engundia y una intención creativa real detrás. Frank Sidebottom solía cantar acompañado de un ukelele o un teclado, tirando de irritante voz nasal, desafinando y, lo más llamativo, ocultando su rostro tras una divertida falsa cabeza. Justamente esa cabeza ha sido replicada exactamente en "Frank", película británica/irlandesa que, aunque finalmente no narra la vida real del amigo Sidebottom, sí reconoce que ha sido su inspiración tal y como reza un texto en los créditos finales. Y así ha de ser, por supuesto.
Jon es un frustrado músico mediocre que sueña con la fama y un talento que no posee. Del modo más casual termina incrustado en las filas de un extravagante grupo, "The Soronprfbs", compuesto por un puñado de personajes de lo más excéntricos y chalados, siendo el jefe de todos ellos el enigmático Frank, que es el que lleva la falsa cabeza que no se quita jamás. Fascinado ante todo ello, Jon luchará no solo por integrarse, también por hacer famosos a los "Soronprfbs" y, de paso, usarlos como impulso para lograr su deseada popularidad. Pero claro, el personal y atípico universo de Frank y los suyos está inevitablemente reñido con el éxito y la aceptación masiva, lo que dará pié a un montón de problemas y situaciones tremebundas.
"Frank" es, principalmente, una comedia. Pero al ser británico-irlandesa, denota también un incuestionable tono amargo. Y dramático. Aunque en esencia el "mensaje" es muy trillado y generalmente algo hipócrita viniendo un cine más bien "convencional" -Mantén tus maneras incorruptibles y no las destruyas aspirando a la fama efímera-, en este caso se ve un poco más honesto y coherente. En un producto Hollywoodiense -cosa que no es "Frank"- sería mucho peor. Y es que, en el fondo, estamos ante la primera película que retrata de modo oficial, y desde dentro, un fenómeno que no por ocasionalmente insufrible resulta fascinante: La música "outsider" o, lo que es lo mismo, partituras creadas, tocadas y cantadas por individuos con genuinas taras mentales (la lista es larga: The Shaggs, Wesley Willis, Tiny Tim, Daniel Johnston, Jandek, Wild Man Fischer o Captain Beefheart, que sirve de inspiración para la parte de la película en la que la banda se encierra en una casa de campo con la finalidad de grabar un disco. Por lo visto algunas de las cosas que ahí suceden ocurrieron en la vida real durante una grabación del mentado Captain Beefheart).
El resultado final es una película entretenida, nada facilona, en la que se mete un palo a la fama que crean las redes sociales. Esa basada en el chascarrillo tontaina de aquellos que no ven más allá de su flequillo y solo se quedan en la superficie. Que "disfrutan" a través de la arrogancia, mirando por encima del hombro, y que en cuatro días se cansarán y buscarán otro fenómeno al que despellejar agotadoramente para poder decir aquello de "Yo lo ví primero" y "Desde que le gustan a tanta gente, ya no molan". Y en eso no puedo estar más de acuerdo con la peli reseñada.
Complementan el show un reparto excelente (Domhnall Gleeson, Scoot McNairy, Maggie Gyllenhaal y un Michael Fassbender que no se quita la falsa cabeza hasta la parte final) y unas canciones en general bastante curiosas (entre ellas una versión relentizada de "I want to marry a lighthouse keeper" de Erika Eigen, tema que pasó a la inmortalidad cuando fue elegido por Stanley Kubrick para figurar en el soundtrack de "La naranja mecánica"), el cénit de las cuales es la estupendísima "I love you all" que pueden escuchar aquí para su mayor disfrute.
Recomendable película, sí señor.

viernes, 8 de diciembre de 2017

SCUMBAG HUSTLER

Uno de los personajes más interesantes del underground americano contemporáneo —más interesante como concepto que como artista, como debe ser— tiene un carácter “Exploit”, tiene su residencia sita en Brooklyn, New York y factura películas eminentemente amateur que luego un sello especializado en este tipo de productos lanza a la venta en DVD. Y tiene su público. Su nombre es Sean Weathers.
Su forma de grabar es sencilla: da al rec de su videocámara —que suele usar, muchas veces, alguna que otorga a sus películas una calidad de imagen de lo más ponzoñosa— y graba y graba, dejando que la película vaya saliendo prácticamente sola. Como la mayoría de sus películas las protagoniza él mismo, desde que empezó a grabar en los 90 se hace acompañar de un tal Aswad Issa que es quién lleva la cámara en sus producciones, mientras este da rienda suelta a sus locuras. A veces, este Issa, también co-dirige.
Cultiva el “cine de guerrilla” en todo su esplendor, puesto que tiene el morro suficiente como para meterse junto a Issa en un centro comercial e improvisar allí mismo, delante de la gente, una escena en la que se inyecta heroína, para después salir de allí como si tal cosa con una escena completa. Luego lo monta todo de una manera bastante torpe en el ordenador de su casa, y a veces compone la música que servirá de banda sonora en un sintetizador, a veces la roba, y la mayoría de las veces, utiliza música libre de derechos decantándose por la música clásica.
Le pasa factura a todos los géneros, comedia, terror, drama, acción… y su estilo se caracteriza por ser escandalosamente violento, pasarse de sensacionalista y darle tal importancia al erotismo, que muchas veces lo confunde con el porno. De hecho, tiene a su disposición un ejército de zorrillas barriobajeras que no dudan en someterse a sus instrucciones de director, instrucciones estas que Weathers aprovechará en su propio beneficio: El porno que vemos en sus películas no es explícito, nunca vemos penetraciones o felaciones, pero haberlas, haylas. Se ve claramente que Weathers se folla a las actrices de verdad en esas escenas.
Weathers no va a convenciones de cine raro ni a festivales de ningún tipo, no porque no quiera, sino porque, en su torpeza, no sabe como hacer para estar allí, por un lado, y por otro porque no le invitan. Toda su experiencia con público se limita al pase de su película más bruta y conocida (“They all Must Die”, una peli rodada en vídeo cutre sobre violaciones en la que se ve que se pasa tres pueblos…) en un televisor de un bar cochambroso de Manhattan, del que casi sale apaleado porque el público, compuesto de blancos y de negros, se enfrentó entre sí; mientras que los blancos se ofendían por la violencia y las escenas de violación que mostraba su película, los negros aplaudían estas con efusividad. A Weathers le pilló en medio del pifostio.
Sin embargo, no se dejen fascinar del todo por esto que les cuento; Weathers es un individuo odiable. Por un lado, es un director trillado y  obvio que en su estupidez afirma que sus influencias van de Orson Welles a Tarkovski o Kubrick (cuando sus películas tienen una mentalidad del todo “Expolit”), y por otro, es el clásico cachitas vanidoso y cholillo al que no le pega nada hacer cine amateur chungo y feista. Si visitan su instagram, comprobarán que está más preocupado en hacerse selfies mostrando sus trabajados abdominales que en cualquier otra cosa. No obstante, resulta entrañable su ingenuidad; como un Tommy Wiseau cualquiera, el cree estar haciendo un cine de la hostia, aunque también es consciente de que se mueve en terrenos marginales, terrenos dónde se siente a gusto porque tiene un público. Vamos, que hay intencionalidad de ser, y permanecer underground.
 En contrariedad a sus influencias, Sean Weathers es un aficionado al cine “Exploitation”, al terror y a la serie B, que desarrolló su cinefilia a la vez que cometía delitos de toda índole al estar mezclado, en su adolescencia, con pandillas callejeras. Si en estas tropelías mató o no a otras personas es un detalle que el director omite en las entrevistas, pero asegura que la violencia y la muerte estuvieron muy presentes en su día a día como pandillero, y que sin duda, esos días fueron una inspiración para lo que plasma hoy en sus películas.
Lo curioso es que el cine le sacó del crimen y las pandillas. En uno de sus muchos asaltos, un buen día robó una videocámara domestica y comenzó a grabar las andanzas de sus amigos pandilleros. Se volvió adicto a la videocámara. A medida que experimentaba con ella, le fue interesando más el hecho de hacer sus propias películas que el de ir por ahí haciendo el mal, por lo que abandonó las bandas y se puso a grabar como loco toda suerte de cortos, hasta que en 1996, con tan solo 16 años, graba su primer largo “House of the Dammed” un pequeño “éxito” dentro de los circuitos especializados (y marginales). Y así hasta hoy.
Mi primer contacto con su obra es con la reciente “Scumbag Hustler” de 2014 y yo creo que es la película ideal para iniciarse con Withers ya que es una excelente carta de presentación.
Con estructura de película porno, “Scumbag Hustler”, en clave de comedia,  nos cuenta la historia de Solomon Crow, un politoxicómano de las calles de Brooklyn que lo único que hace es tratar de conseguir dinero para poder comprar su dosis diaria de crack, heroína o cualquier droga que se pone a tiro. Mientras que su cuñado trata de llevarle por el buen camino, este lo único que hará es conseguir dinero de la manera que sea y drogarse… además follarse a toda hembra que se encuentra por el camino.
Entonces, lo dicho, como una película porno. Una escena del negrata buscando pasta y drogándose da paso a una de folleteo, para volver a ponerse a buscar pasta, y así todo el rato. No hay planteamiento, nudo y desenlace. Por no tener, no tiene ni un final cerrado. Solo una escena tras de otra.
Pero todo este rollo tiene, a grandes rasgos, su gracia. El hecho de ser un vídeo tan crudo, un montaje tan tosco y estar casi toda la película resuelta a base planos secuencia, amén del morro que le hecha Weathers en sus escenas más de guerrilla, y el amateurismo que desprende la película entera, sumado a la inutilidad como creador de Weathers (eso sí, posee grandes habilidades como follador) ya me ganaron nada más ver la película. Y es que en el fondo está hasta entretenida según se mire.
Lo bueno es que hay una intencionalidad de hacer una comedia, y esta se resuelve a base de “slapstick” cuando el protagonista se va a drogar, básicamente, poniendo Weathers (que protagoniza la peli) caras de ansia, o con gags en los diálogos (muchas veces inapreciables para mí por la barrera que supone el idioma) de lo más tontos. En cualquier caso, ninguna de las formas de comedia ofrecidas por Weathers funciona, por lo que la comedia se torna involuntaria, y tiene más gracia de la que inicialmente el director pretende. La película acaba funcionando  a base de accidentes.
Por lo demás, el visionado de esta película se queda en mera anécdota; una vez ha terminado se acabó también la broma, pero por lo que sea, Sean Weathers ha despertado mi curiosidad y, sí, voy a ver alguna más de sus películas.
Obviamente, el fandom más mainstream (e incluso el especializado), que se abstenga de verla… esto es solo para los más curiosos e inquietos arqueólogos cinematográficos. Sean Weathers y “Scumbag Hustler” no se encuentra en la catacumbas del cine, pero sí en las cloacas ¡Y eso que se venden sus DVDs en los USA como churros!
Tampoco sean ustedes obvios ni asocien esta película al Hip-Hop por que esté realizada por negros; Sean Weathers odia el rap, sin embargo, fue amigo de Notorious B.I.G ya que eran del mismo barrio. Cuando este se hizo famoso y popular, Weathers le tentó para que apareciese en una de sus películas. Weathers dice que al final no acabó apareciendo en ella, porque su gente (su equipo, sus managers, la gente que rodeaba al rapero) no le dejó hacerlo. Pero estaba dispuesto a hacerlo.

lunes, 29 de agosto de 2016

EL SHERIFF Y EL PEQUEÑO EXTRATERRESTRE

Yo lo siento mucho, pero si hay películas con las que el paso del tiempo se ha cebado más de la cuenta, esas son sin duda las de BudSpencer y Terence Hill. Siempre hay excepciones, porque como todo hijo de vecino también tienen sus obras maestras (“Y si no… Nos enfadamos”, el binomio “Trinidad” o “También los Ángeles come judías” –esta sin Terence- que son todas ellas cojonudas), sin embargo son el estupendo ejemplo de que algo que disfruté en mi niñez, ahora ya en la mediana edad, me cuesta verles la gracia. Incluso las señas de identidad, que son las peleas, me molestan cuando hacen acto de presencia. Ya está uno harto de ver  a Bud Spencer dando bofetadas a los mismos, y de las mismas maneras.
Sin embargo, “El Sheriff y el pequeño Extraterrestre”, sigue vigente y teniendo cierta gracia, más que nada por el imposible tandem que forman Bud Spencer y el niño Cary Guffey.
Y si bien esta película es un intento italiano por aprovecharse del tirón de “Encuentros en la tercera fase” también es cierto que en muchos aspectos se anticipó a “E.T. El Extraterrestre”.
Cuenta la historia de un pequeño pueblo norteamericano en el que aterriza una nave espacial. El alienígena de su interior, resulta ser un niño pequeño de unos ocho años, que topa con el Sheriff del pueblo, que intenta llevarlo a su casa, incrédulo este de que a quien tiene bajo su tutela, resulta ser un Extraterrestre en realidad. Tras muchas exhibiciones de un aparato con poderes que lleva el niño consigo, finalmente se hace cargo de la situación y lo entrega al gobierno. Pero como estos quieren experimentar con el niño, y el ejército quiere quedarse con el aparatito espacial para dominar el mundo, al Sheriff le da pena, lo rescata de las manos del gobierno, y lo preparará todo para que los padres del chico vengan a recogerlo en su nave espacial el día señalado. Todo ello una burda excusa para ver lo que queremos ver, que no es otra cosa que al tío Spencer dando sopapos aquí y allá.
Pues que quieren que les diga, a mí el argumento me parece de lo más pareado al de “E.T. El Extraterrestre”… ¿Plagiaría Spielberg? En cualquier caso, que se jodan estos italianos, porque, quien roba a un ladrón…
Y es que, cuando los italianos idearon esta producción para lucimiento de Bud Spencer, fijaron tanto sus ojos en “Encuentros en la tercera fase”, que a la hora de seleccionar al niño actor que habría de protagonizar la película junto a Spencer, se fijaron en el niño que es abducido por los extraterrestres en dicha película, Cary  Guffey. El chaval tenía su aquel para la gente del cine, porque si podemos verle en esta película, fue porque había sido tentado por Stanley Kubrick para que protagonizase “El Resplandor”, sin embargo, como sus padres no querían que su hijo participase en una película de horror tan terrorífica, la siguiente oferta que tuvo vino por parte de Italia, que al tratarse de una película familiar, ya les pareció mejor. Y aquí le tenemos.
En realidad, la peli, de precioso título internacional – “The Sheriff and the Satellite Kid”- no deja de ser un producto más a la Bud Spencer con o sin niño –como en “Zapatones” que iba con un negrillo- al que a estas alturas le falta ritmo y situaciones divertidas por doquier, aunque si lo miramos por el lado de la nostalgia, pues miren ustedes; me las puse ayer noche, y me zampé la hora y media del tirón. Tampoco son estas películas tan malas o aburridas como para tener que pasarlas rápido o directamente quitarlas. Vamos, que ahí permanecen.
El pequeño Guffey, luego hizo un par de películas más, acabó en la serie “Norte y Sur”, pero esta sería su película más importante. Y su secuela… de la que el próximo día les hablo.
En cuanto a la dirección, Michelle Lupo, artesano Italiano sin ninguna personalidad, que dirigía algunos productos Spencer con la misma eficacia –o ineficacia- con la que dirigía Peplums o Spaghetti Westerns.

lunes, 3 de agosto de 2009

BRONSON

Extraño y apestosamente “Kubrickiano” film que narra las peripecias del preso más conocido de Reino Unido, Charles Bronson. Ustedes dirán ¿cómo que Charles Bronson?, y yo les diré que el tipo se llamaba de otra manera, pero tal era su ego que decidió cambiarse el nombre por el de una estrella de cine. Al principio pensó en Charlton Heston, aunque su devoción por la saga "Death Wish" le hizo cambiar de idea.
Estamos ante una película de "arte y ensayo y hostias", que además homenajea el cine de género y que, encima, es un biopic. Una rara avis de factura Inglesa en co-producción con otros países, entre ellos Dinamarca, de donde sale el director, Nicolas Winding Refn, y protagonismo de Tom Hardy.
Un buen día, un tipo entra a robar en una oficina de correos y se lía a puñetazos con todo el mundo. Le detienen -llevándose los respectivos policías una somanta de palos en el trasiego- y termina en la cárcel. Allí se siente como en casa. De hecho, considera su celda una suite de hotel, y se pasa el día apalizando a funcionarios y carceleros. Es constantemente cambiado de prisión hasta que, por su inclinación hacia la violencia extrema y sin razón, le dan por loco y es ingresado en el manicomio. Una vez en libertad, decide ganarse un dinero con peleas ilegales, en las que incluso lucha contra perros de presa. Será aquí cuando decida cambiarse el nombre a Charles Bronson e, inevitablemente, regrese a prisión, donde es feliz hostiando a todo el mundo. Más o menos, y sin orden ni concierto, esto es lo que nos cuenta la peli. Añádanle que el prota narra sus hazañas vestido de ¿clown? subido al escenario de un teatro.
El director se recrea artísticamente, dotando a la película de imágenes súper complicadas, filmándolo todo de manera “marcapaquete” intentando imitar a Kubrick, lográndolo ligeramente, pero quedándose a medio camino, y es justo ese el motivo por el que la peli, aunque consumible y visualmente espectacular, no logra engancharnos, porque es mayor su afán por "Kubrickear" que mostrarnos la interesante historia de este skinhead violento y de enormes bigotes. Más “mira que buen director soy y que bien lo hago” que “mira que peli más buena he hecho”.
Con todo, si obviamos los momentos aburridos, que son muchos, y nos centramos en las hostias, que también las hay a pares, podemos pasarlo hasta bien. Pero hay que estar ya muy curtido.

viernes, 6 de mayo de 2022

LA PANTALLA DIABÓLICA

Ignota cinta española de mediados de los ochenta que se estrenó en pleno boom de la movida madrileña y que al no ser un film con Resines, Oscar Ladoire o Carmen Maura en su reparto, ambientado en un futuro distópico de alcantarilla, pasó por los cines sin pena ni gloria con menos de 2000 espectadores del año 1985, que era muy poca cosa. Y nunca más se supo; no me consta una edición posterior en VHS y tan solo pudieron gozar de su visionado los espectadores más avispados que se percataron de que la programó La 2 de RTVE a altas horas de la madrugada en el año 1991.
Recientemente La Filmoteca madrileña la rescató y proyectó en uno de sus ciclos de cine maldito y, hace poco alguien ripeó su copia grabada de la tele para compartirla con los usuarios, que es la forma en que podido verla yo —aunque con una calidad ínfima y un sonido de lo más pobre—.
Se trata de una película con una estética postpunk, de cine dentro de cine, que verdaderamente resulta interesante, destacando, por encima de su torpeza y baratez, su condición de perro verde.
Estamos en un futuro en el que parece ser que el cine es muy importante y en el que la gente vive como vagabundos, realizan sus quehaceres en descampados y visten con harapos de colores chillones. Dentro de esa cacotopía, tenemos a un director de cine “furtivo” llamado Caligari, que flipa con el cine de los años 50, con Nicholas Ray y Douglas Sirk, y que para subsistir da clases de cine para unos absolutos zoquetes en un descampado de la ciudad. Lleva años escribiendo el guion de una película que está llamada a revolucionar el mundo del cine que se titula “La pantalla diabólica”, pero le cuesta horrores conseguir un productor que le ayude a llevarla a cabo. Dentro de su particular cinefilia, admira a un director norteamericano que lleva 9 años seguidos ganando el Oscar y que se llama Phantom. Y resulta que Phantom viene a España a rodar su nueva película. Cuando Caligari se entera de que esta resulta ser un plagio de su “Pantalla diabólica”, decidirá secuestrarlo y usurpar su identidad para de esta forma, ser él el que ruede su propia película. Toda la parte final, en la que somos testigos del rodaje, es absolutamente surrealista.
Pues está bastante bien esta “La pantalla diabólica”. Es, como decimos por aquí, una película rara, misteriosa y desperada con todas las de la ley, cuya estética y el claro bajo presupuesto que se gasta, le confieren un aspecto muy raro y resultón, en parte porque este es mucho menos recargado e impostado que el de producciones de la época que nacen un poco en la misma tesitura que esta, como pueda ser “Poppers”, por ejemplo.
Son muchos los guiños al cine que adivinamos a poco que le prestemos algo de atención, pero por encima de todos destaca la influencia de Kubrick  y “La Naranja Mecánica”; “La pantalla diabólica” no solo se desarrolla en un futuro distópico igual que esta, sino que también los protagonistas hablan en una jerga inventada para la ocasión, del mismo modo que lo hacían los drugos.
Por otro lado, su director Joaquín Hidalgo, que firma con esta su segunda y última película, es docente y creador de una de las escuelas de cine más prestigiosas del país, la TAI (La Escuela Universitaria de Artes), que ha dado al cine español un innumerable número de técnicos. Llevaba la enseñanza tan arraigada a su piel que tras rodar “La pantalla diabólica” abandonó el cine para dar clases y, quizás haya algún paralelismo entre él y el personaje Caligari de la película que nos ocupa. También es un director que se dedica a la enseñanza y todo apunta a que puede que esté inspirado en sí mismo.
El reparto lo encabeza Enrique Simón, mítico porque en la época era popular por presentar programas infantiles, pero que en realidad era un consumado actor que, con los años, acabaría centrándose casi exclusivamente en el teatro y que en esta película está verdaderamente bien. Como su némesis, tenemos a otro actor casi desconocido pero de solvente eficacia llamado Albert Miralles, que debutaba para el cine de la mano de Antoni Ribas con “La ciutat cremada” y que, después de esta, su única intervención sería en “El placer de matar” junto a Antonio Banderas. Completarían el reparto rostros conocidos —y siempre agradecidos— del cine español como los de Paco Maestre, Pilar Alcón y, eterno, José Lifante. Asimismo en pequeños papeles, tenemos una ristra de enanos, cegaratos, deformes y contrahechos. ¡Ah! Y a un par de negros en zancos.
Una verdadera película de culto y, para variar, merece la pena.

viernes, 14 de enero de 2022

LOCK

Extraña muestra del más rutilante eurotrash ochentero, facturado por Maxime Debest, ignoto director del cual esta película es su canto de cisne, y que, hasta entonces, su filmografía la componían películas pornográficas, soft o hard, muchas de ellas a mayor gloria de la jamona Brigitte Lahaie. Para esta ultima película de su carrera, Debest opta por una historia de fantasmas clásica y, pese a los escasos medios, los pocos recursos y la casi total ausencia de efectos especiales… ¡le sale bien!
Una niña de unos 10 años descubre a su padre haciendo el amor de forma fogosa y lasciva... con la criada. Es tanto el impacto que sufre ante esa imagen que, al salir de aquella habitación, tiene un accidente y acaba muriendo. En consecuencia, y debido al shock, la madre de la niña acaba en estado catatónico. Todo un drama.
Pasa el tiempo y el padre de la niña se ha liado con la criada, y ambos cuidan a su esposa catatónica, si bien la criada, quiere deshacerse de esta. No obstante, la esposa es poseedora de una gran  fortuna y la necesitan con vida para poder subsistir. La mujer catatónica escucha la voz de su hija fallecida que le advierte que estos dos son unos jetas, que ella no murió por accidente, sino que la mataron estos dos, y que el destino de ella va a ser similar. Mientras su padre y la criada discuten y hacen planes de futuro, un buen día, su hija se presentará ante ellos de forma corpórea… y se arma el cristo.
Se trata de una película ambientada en un solo escenario, un caserón, con poco más que cuatro actores en el reparto y que, básicamente, se compone de conversaciones entre el padre, con su bigotillo y su pelo rizado a lo Maradona, y la criada, meticona y malintencionada.
Pues a lo mejor me pilló con el día tonto, pero la película me funcionó, me enganchó y la vi con interés y, quizás consecuencia de la mala calidad de la copia, lo cierto es que en momentos de clímax, sentí algo de canguelo ante un par de escenas fantasmales con la niña como protagonista.
Además “Lock” tiene ese tono afrancesado, con esa fotografía entre lo cutre y lo deprimente que tan bien define el cine francés de "serie B" de aquella época, esos tonos de película de bajo presupuesto a la “Érase una vez el diablo”, y la sobriedad y seriedad suficiente para que, lejos de señalar sus carencias y que nos riamos de ellas —que también—, las pasemos por alto y disfrutemos de la historia.
En el reparto tenemos actores habituales del cine popular franchute tales como puedan ser Roger Van Hool o Danièle Denie (por buscar alguna equivalencia autóctona, estos serían actores del estilo de, por ejemplo, Emilio Gutierrez Caba y Verónica Forqué), que a pesar del trillón de películas en las que aparecieron en su francia natal, no localizo ahora mismo una de la que ustedes o yo podamos saber gran cosa. Y poco más que añadir. Que está bien, una buena película chunga de terror gótico y psicológico ¡Se la recomiendo!
La película tuvo muy poca distribución a nivel internacional. En algunos países europeos se estrenó bajo el título de “Shocker” y en nuestro país, marcando la diferencia tercermundista, como siempre, se estrenó en formato vídeo bajo su título original, pero eso sí, con una carátula en la que, aprovechando el mínimo parecido que tiene la niña protagonista con Shelley Duvall, se pone una imagen de esta en “El Resplandor”,  se le planta el título de la película en medio y zumbando. Y ya de paso si alguien la alquila pensando que se trata de la de Kubrick, pues bienvenido sea. Maravillosa chapuza.

lunes, 26 de octubre de 2009

LUNAS DE HIEL

Cuando se estrenó "Lunas de hiel" en 1992, época esta en la que yo vivía una etapa Polanskiana (y Bertolucciana e incluso Kusturikiana, creyendo que "Papá está en viaje de negocios" me gustaba...), la critica se cebó con ella, dejándola absolutamente por los suelos. Hablaban de “aberración”, de basura y de caída de un maestro. Yo fui a verla al cine y me encantó. No comprendía semejante ataque a aquella inquietante película que tan buen sabor de boca me había dejado. Vista hoy, sigo pensando lo mismo.
Un matrimonio en plena crisis matrimonial 
decide hacer un crucero. Piensan que el viaje hará limar asperezas. De casualidad conocen a una enigmática mujer por la que el marido beberá los vientos rápidamente. Pero mira tu por donde, también da con su impedida y verborreíca pareja, que se empeña en contarle la historia completa de su relación con esa mujer.
La película está resuelta a base de flashbacks, donde se nos explica la exagerada historia de amor de la pareja co-protagonista, su posterior declive y decadencia absoluta. En definitiva, una crónica repleta de amor y crueldad.
Lo que pienso es que quizás el tiempo se haya portado mal con "Lunas de hiel", al menos para un público estándar, y aunque hay momentos mal filmados, escenas y diálogos que rozan el ridículo, interpretaciones absolutamente malas y el metraje se excede en demasía, tomo todos estos elementos como virtudes y la disfruto cual “gran película extraña”, pues es exactamente eso, una película extraña incluso para Polanski. El ambiente en el que te envuelve rara vez lo consigue un director. Es una sensación de incomodidad, mal rollo y al mismo tiempo fascinación. Y esa sensación solo me la han sacado esta peli y el Kubrick póstumo "Eyes Wide Shut".
Y si al igual que yo disfrutas de las malas interpretaciones, esta es tu peli. Hugh Grant (pre-revienta taquillas), Kristin Scott Thomas, un híper-sobreactuado Peter Coyote y, sobretodo, la que es (o fue) esposa de Polanski, Enmanuelle Seigner. Jamás, repito JAMÁS estuvieron tan soberanamente mal en película alguna. El conseguir eso, que todo el casting actúe como el culo, es otra de las virtudes del Polanski más incontenido y ególatra, pues en realidad lo que cuenta la película es alguna de sus muchas historias de amor y odio.
Me puse muy cachondo en la época 
con la Señorita Seigner y sus numeritos eróticos. Ayer también.
Tremenda en su conjunto. Aunque dudo mucho que ustedes, pazguatos, le encuentren la grandeza a esta película.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "2010, ODISEA DOS"

Hoy les dejo con los fotocromos de una secuela de la película más emblematica de Stanley Kubrick, que lógicamente, no necesitaba secuelas. No obstante, resulta una película un tanto curiosa que en su momento tuvo algo de bombo pero que, con las mismas, pasó a olvidarse.
Aquí sus fotocromos












viernes, 19 de abril de 2013

TELEPATÍA DE UN ASESINATO

A estas alturas ya casi resulta cómico que siempre que les hablo de un cineasta específico, sobre todo si arrastra la etiqueta de "serie B", "Z" o terror, salga con aquello de "cuando era ñajo, fui fan suyo". De verdad, no lo hago por quedarme con nadie... lo que pasa es que aquellos eran tiempos tan entusiastas como inocentes y a la que descubría un realizador que, así a lo lejos, podía tildarse de "gran concepto", me emocionaba y me volvía seguidor obsesivo nivel diez. Luego pasaba lo que pasaba, que entre ver sus pelis, leer entrevistas y conocerle mejor, se me terminaba por caer el velo, finiquitando nuestra apasionada relación. El germano Ulli Lommel fue uno de esos individuos.
Visto en la distancia, Lommel pintaba bien jugoso: Alumno del reputado Rainer Werner Fassbinder, destacó a inicios de los 70 con "La ternura de los lobos", polémica -y aburrida- radiografía del psycho-killer real Fritz Haarmann (que inspiró el clásico "M, el vampiro de Düsseldorf" según Fritz Lang). Luego se largó a los USA donde hizo buenas migas con Andy Warhol, al que fichó para dos excéntricas películas, destacando "Blank Generation", un especie de drama-punk con protagonismo de Richard Hell. Y de ahí, al cine de género de segunda división, destacando "Satanás, el reflejo del mal", "Terror en Devonsville" y tantas otras (como la secuela de la primera, "Boogeyman 2", una auténtica ñorda de proporciones épicas perfectamente risible en la que Lommel interpreta a un cineasta de pelis de terror de serie B al que los productores no dejan ser el "auteur" que pretende). Tras unos años casi desaparecido, el cineasta regresa gracias al abaratamiento de la producción cinematográfica (dicho de otro modo, se aferra al vídeo como formato... aunque luego critique lo sobrecargado que va hoy día el mercado... típico temor burgués de perder la exclusividad de lo que básicamente  antes era un medio elitista) y comienza a parir un montón de roña inspirada en asesinos en serie reales que lo único que le ha reportado es, por un lado, polémica (quejas de aquellos que le acusan de explotar trivialmente lo que no dejan de ser hechos reales con víctimas de por medio), y por otro, odio, ya que el 99% de los que las alquilan (o descargan) y consumen, las detestan.
Así, por encima, pinta atractivo el asunto, ¿verdad?, el problema viene cuando descubres que Ulli Lommel es otro de esos gilipollas que, a pesar de vomitar mierda a chorro, van de artistas y se disfrazan en plan excéntrico (es decir, ridículo). Suelta aquello de "Yo no hago pelis de horror, hago cine experimental, lo que pasa es que nadie lo comprende y por eso me odian". Claro, ¿a quién se le ocurre creer que una cosa titulada "Zombie Nation" pueda ser cine de terror?. Lommel encaja en el perfil del papanatas que siempre se mete medallas, que nunca reconoce su mentalidad mercantil y acusa al "otro" (es decir, al bueno y honesto) de ser el copietas o el negado, él jamás (ejemplo: ¡que casualidad que Lommel estrenara su "Zodiac" justo cuando David Fincher lanzaba el suyo!). Sin embargo, lo peor de todo, lo más abominable y que, sin duda, marcó el final de nuesa love story fue leer en una entrevista que detestaba el cine de venganzas, de justicieros. Urgh!. Hay muchas cosas que puedo soportar y perdonar, por ESO... ¡NO!. Desde entonces, me interesan tanto las obras de Lommel como el diámetro de los testículos de un palomo cojo. Sin embargo, hace unos días, mi buen amigo Pajarillo me ofreció la posibilidad de ver el VHS de "Telepatía de un asesinato", uno de los títulos del alemán realizados durante su mejor etapa.... o, siendo más específicos, su etapa menos mierdosa. Y yo hay dos cosas a las que no puedo negarme, una es rascarme la huevera, la otra, zamparme una cinta VHS con una peli de corte fantástico (o aledaños) en sus tripas.
La movida se inicia con un asesinato. Matan a una pava chillona, cuyo cadáver termina metido en la nevera de un hospital. Por otro lado, la madre de una familia feliz y dicharachera, sufre un accidente y queda convertida en un vegetal. El médico que la trata le comenta al marido que tienen un plan para salvarla que consiste en reactivar su cerebro mediante hondas mentales de origen electrónico. El pavo dice que palante y tras la operación, la churri poco a poco va regresando a la normalidad. Todo el mundo está super-happy cuando, sí lo han adivinado, comienza a tener visiones... las de la muerta del principio de la peli. Vamos, que las hondas mentales que le metieron en el coco, venían rebotadas de la asesinada y, claro, conserva sus recuerdos. Así pues, una vez entendido y aplicado, ella y el marido (sobre todo el marido) investigarán el asunto y darán con el asesino, que pondrá en jaque sus vidas.
Decía Ulli Lommel que esta es una de sus pelis favoritas, entre otras cosas por su indudable espíritu Hitchcockiano. Algo reafirmado por la presencia de Vera "Psicosis" Miles en un rol secundario junto a Keir Dullea, el prota de "2001: Una odisea en el espacio". Efectiviwonder, Lommel es muy fan tanto del gordo calvo como del Sr.Kubrick. A los mentados hay que sumar la presencia de un perdidísimo Tony Curtis. Uno de los mejores repartos en el cine del germano, sin duda. El resto ya está a la altura de lo habitual, como demuestra el protagonismo de la guapísima Suzanna Love, la fémina que por aquellos tiempos se tragaba la lefa del amigo Ulli (estaban felizmente casados). Entre todo eso, y el acabado más que correcto y resultón de la peli, es comprensivo que el cineasta se sienta tan orgulloso.
Sí amigos, ayer me la puse dispuesto a aburrirme como una ostra... y no, la verdad es que "Telepatía de un asesinato" ("BrainWaves" en USA) funciona a su manera. No es que chorree calidad y suspense, ni mucho menos... pero está visible, ideal para una tarde de aburrimiento, a pesar de contar con una historia de lo más trillada y tópica cuyo precedente fue "Las manos de Orlac" en 1924 y que, desde entonces, ha sido copiada infinidad de veces... la del trasplante de origen sospechoso con efectos traumáticos y fines detectivescos. Ya sean manos, pies, corazones, ojos, escrotos u hondas cerebrales... da igual, siempre es lo mismo... solo que en el caso de la versión Lommel, la cosa se salva por los pelos (eso sí, al asesino lo descubrimos en seguida por mucho que intenten marcarse un detalle medianamente ingenioso con un tatuaje que porta y que, a la larga, deviene aquello que le delata).
¿¿Ha afectado de modo positivo todo esto a mi relación con el colega Ulli??... pos no, sigo pensando que es un gilipollas... pero al menos, es un gilipollas con UNA peli resultona... y eso ya es mucho.