Partamos de la base que ya en su época, cuando me pasaba el día nadando entre hemoglobina de procedencia ítalo parlante (mayormente cortesía de individuos tan poco recomendables como Lucio Fulci, Umberto Lenzi o Aristide Massaccesi), consideraba "Virus" una de las aportaciones más flojuchas al "género", por así llamarlo. Sobre todo porque, seguramente, estaba entre las primeras que vi y las expectativas pesaban. Fue tal el poco entusiasmo obtenido, que no había vuelto a hincarle el diente -nunca mejor expresado en este caso- desde aquel primer intento.
Unos veteranos del Vietnam regresan a la civilización portando un virus que les vuelve caníbales, tal cual. A pesar del cambio de aires, no podrán contener las ansias alimenticias y la liarán parda, siendo perseguidos por las autoridades, mientras a su paso van dejando un generoso reguero de cuerpos mordisqueados e infectando a otros con su hobby.
Conocida también como "Apocalypse domani", "Cannibals in the Streets" o "Cannibal Apocalypse", la película cuenta con un chorro de ingredientes para hacerla triunfar. A la dirección, todo un clásico en lo suyo, Antonio Margheriti (generalmente oculto tras el alias de Anthony M. Dawson). En el co-guion, otro que tal baila, Dardano Sacchetti. De los efectos de maquillaje se encarga un tercer grande, Giannetto De Rossi. Siendo co-producción entre Italia y España, José Frade viene a encabezar la movida. Y el reparto está a la altura: John Saxon, Giovanni Lombardo Radice o Ramiro Oliveros, entre otros ligados al llamado "eurotrash". Y sin embargo, a mi "Virus" me sigue sin acabar de funcionar. Le reconozco un arranque solvente. Algunas buenas ideas (esa vecinita adolescente que se pirra por los huesos de Saxon). Y, obvio, la generosa ración de violencia, en especial los destellos más truculentos -y populares- como el agujero en el estómago de Lombardo Radice o el "apretujón" de ojos. El gore es licuoso y detallado, pero menos que los excesos de Fulci, y es que al colega Margheriti, tal y como leí en una entrevista, no le molaba demasiado eso de mostrar higadillos. Lo hacía porque, siendo el solvente artesano que era, daba al mercado lo que pedía a gritos. Pero no gozaba en el proceso, y esas cosas se notan. Luego tenemos al mentado Lombardo Radice, cuya actuación roza los límites del exceso y el histrionismo. Esos caretos como de constreñido, me cargaban de chaval y lo han vuelto a hacer ahora.
Creo que mi verdadero problema con "Virus" es que, en esencia, NO es una película de terror. Es más de acción. Un thriller si lo prefieren, en el que, eventualmente, unos tipos se comen la carne de otros, pero abundan más los disparos que los sustos. Me aburrió un poco, sobre todo con la persecución final. Así que, no, el tiempo no me ha reconciliado con ella.
Mostrando las entradas para la consulta Sacchetti ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Sacchetti ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
sábado, 3 de febrero de 2024
jueves, 22 de enero de 2015
CENA CON EL VAMPIRO
Uno de los cuatro infames telefilms que Lamberto Bava dirigió para la caja lerda bajo el título común -serial- de "Brivido Giallo". Los otros son "Disturbios en el cementerio", "Efectos sobrenaturales" y "El Ogro". A cada cual, peor. ¿Es "Cena con el vampiro" -del 87- la excepción que confirma la regla o se suma al apestismo reinante?.... si de verdad les interesa saberlo (y si de verdad no se imaginan la respuesta), sigan leyendo esta fútil y estúpida crónica.
Fiel a las incongruencias propias del más zafio terror italiano, una bailarina, una aspirante a cantante pop, una actriz de tipo shakespeariano y un humorista irritante se presentan al casting de la nueva epopeya de terror de un importante y enigmático cineasta, Jurek. Todos ellos son seleccionados y conducidos a una gótica, barroca y bonita mansión para que conozcan al caballero. Después de que se les proyecte una antigua peli de vampiros en blanco y negro, hace acto de presencia el supuesto señor director, que se confiesa auténtico chupasangre y les explica que si les ha reunido no es para ofrecerles ningún papel, sino porque los considera lo suficientemente puros (??) como para que puedan matarle y acabar con su milenaria agonía... si antes no se los carga él, se comprende. Y eso es todo. El resto de la peli, pues ya se lo pueden imaginar, carreras y más carreras por la mansión huyendo del vampiro, intentos de acabar con él, etc, etc... y yo, que la vi tumbado en la cama, haciendo esfuerzos titánicos para no caer rendido. Claro que ya iba preparado. La consumí en su día, cuando era novedad en el video-club, y ya entonces me pareció un soberano rollo. Ni tan siquiera el paso del tiempo ha actuado en su favor.
Para la ocasión, y tal vez consciente de lo que tenía entre manos, Bava Junior tira un poco de elemento humorístico, destacando ese doble del "Aiiigorrrr" de "El jovencito Frankenstein" que ejerce como cocinero y criado del vampiro. Tal es la guasa que en un momento dado se refieren a él directamente como Marty Feldman. Toma cha!. Aunque en general todo el elemento cómico retrotrae más otro Frankenstein, a aquel infame "Idem a la Italiana" de funesta memoria y que expoliaba con muy poco "savoir-faire" el clásico de Mel Brooks.
¿Algo más digno de mención?... quizás la curiosidad de que, a diferencia del resto de títulos que conforman ese "Brivido Giallo", en "Cena con el vampiro" sí se apuesta por una escueta dosis de truculencia, condensada la mayoría, que no toda, en la película dentro de la película. Y aunque tenemos efectos muy dignos, destacando por un lado el maquillaje del mismo chupasangre en su versión "geriátrica" (cortesía de un Luigi Ciminelli muy inspirado en "Nosferatu"), por otro encontramos tres secuencias de stop-motion alucinantemente cutres -para un producto como este, mínimamente "pro"- pero, a su vez, ridículamente majas (impagable esa mano mutando).
En cuestión de personal, Lamberto Bava se rodea de varios habituales y no menos clásicos individuos del “fantastique” de su tierra como son: el legendario guionista Dardano Sacchetti, Luciano Martino (hermano de Sergio y productor de espagueti-exploits), Simon Boswell a los teclados, Sergio Stivaletti a los efectos y, pa redondear, E.Sciotti firmando el cartel que, como de costumbre, le da mil patadas a la película.
De los actores me quedo con el señor vampiro, interpretado por George Hilton, un auténtico veterano en las lides del cine popular italiano (lo has visto en westerns, bélicas, giallos, eróticas, polizescos...) y con la cara-de-muñequita de Yvonne Sciò, cuya trayectoria es tan curiosa que incluye cosas como el tercer "Torrente" (urgh!) o "La pantera rosa" del 2006.
Cuando Lamberto Bava se puso manos a la obra con "Brivido Giallo" venía de dirigir sus películas más emblemáticas no sin cierto éxito, los "Demons" y "Crímenes en portada" (entre medio cae una inédita para mi, "Morirai a mezzanotte"), por lo que no me acabo de explicar por qué accedió a hundir definitivamente su carrera pariendo este cuarteto de ñordillas (rematada con ese apestoso remake de "La máscara del demonio").
En fin... ¿¿chi lo sa??.
Fiel a las incongruencias propias del más zafio terror italiano, una bailarina, una aspirante a cantante pop, una actriz de tipo shakespeariano y un humorista irritante se presentan al casting de la nueva epopeya de terror de un importante y enigmático cineasta, Jurek. Todos ellos son seleccionados y conducidos a una gótica, barroca y bonita mansión para que conozcan al caballero. Después de que se les proyecte una antigua peli de vampiros en blanco y negro, hace acto de presencia el supuesto señor director, que se confiesa auténtico chupasangre y les explica que si les ha reunido no es para ofrecerles ningún papel, sino porque los considera lo suficientemente puros (??) como para que puedan matarle y acabar con su milenaria agonía... si antes no se los carga él, se comprende. Y eso es todo. El resto de la peli, pues ya se lo pueden imaginar, carreras y más carreras por la mansión huyendo del vampiro, intentos de acabar con él, etc, etc... y yo, que la vi tumbado en la cama, haciendo esfuerzos titánicos para no caer rendido. Claro que ya iba preparado. La consumí en su día, cuando era novedad en el video-club, y ya entonces me pareció un soberano rollo. Ni tan siquiera el paso del tiempo ha actuado en su favor.
Para la ocasión, y tal vez consciente de lo que tenía entre manos, Bava Junior tira un poco de elemento humorístico, destacando ese doble del "Aiiigorrrr" de "El jovencito Frankenstein" que ejerce como cocinero y criado del vampiro. Tal es la guasa que en un momento dado se refieren a él directamente como Marty Feldman. Toma cha!. Aunque en general todo el elemento cómico retrotrae más otro Frankenstein, a aquel infame "Idem a la Italiana" de funesta memoria y que expoliaba con muy poco "savoir-faire" el clásico de Mel Brooks.
¿Algo más digno de mención?... quizás la curiosidad de que, a diferencia del resto de títulos que conforman ese "Brivido Giallo", en "Cena con el vampiro" sí se apuesta por una escueta dosis de truculencia, condensada la mayoría, que no toda, en la película dentro de la película. Y aunque tenemos efectos muy dignos, destacando por un lado el maquillaje del mismo chupasangre en su versión "geriátrica" (cortesía de un Luigi Ciminelli muy inspirado en "Nosferatu"), por otro encontramos tres secuencias de stop-motion alucinantemente cutres -para un producto como este, mínimamente "pro"- pero, a su vez, ridículamente majas (impagable esa mano mutando).
En cuestión de personal, Lamberto Bava se rodea de varios habituales y no menos clásicos individuos del “fantastique” de su tierra como son: el legendario guionista Dardano Sacchetti, Luciano Martino (hermano de Sergio y productor de espagueti-exploits), Simon Boswell a los teclados, Sergio Stivaletti a los efectos y, pa redondear, E.Sciotti firmando el cartel que, como de costumbre, le da mil patadas a la película.
De los actores me quedo con el señor vampiro, interpretado por George Hilton, un auténtico veterano en las lides del cine popular italiano (lo has visto en westerns, bélicas, giallos, eróticas, polizescos...) y con la cara-de-muñequita de Yvonne Sciò, cuya trayectoria es tan curiosa que incluye cosas como el tercer "Torrente" (urgh!) o "La pantera rosa" del 2006.
Cuando Lamberto Bava se puso manos a la obra con "Brivido Giallo" venía de dirigir sus películas más emblemáticas no sin cierto éxito, los "Demons" y "Crímenes en portada" (entre medio cae una inédita para mi, "Morirai a mezzanotte"), por lo que no me acabo de explicar por qué accedió a hundir definitivamente su carrera pariendo este cuarteto de ñordillas (rematada con ese apestoso remake de "La máscara del demonio").
En fin... ¿¿chi lo sa??.
sábado, 18 de julio de 2009
EL ÚLTIMO CAZADOR

En esencia, "El último cazador" es una peli de acción, de aventuras incluso, con la guerra del Vietnam como telón. Claro, si estuviésemos justo en pleno subidón de la moda "Rambo" (cuyo "start" fue a partir de 1985), la peli resultante hubiese sido algo parecido a, no se, pongamos por caso "Strike Commando" de Vincent Dawn / Bruno Mattei. Pero no, lo que molaba entonces era el rollo Coppola / Cimino, y Dawson se esfuerza en que su historia de un militar enviado a la jungla a destruir una emisora de radio desde la que una voz femenina americana lanza proclamas anti-belicistas para desanimar a los combatientes llegados de los USA, tenga una pátina como falsamente deprimente, en la que todos sueltan "amargos" discursos sobre lo puta que es la guerra, en la que los soldados, hastiados y sobreactuados, se matan entre ellos y con el sacrificio final -y sin sentido (aunque menos lo tiene la absurda supuesta sorpresa de quién locuciona los discursos por antena)- del anti-héroe de la función.
El guión es de ese astro de las letras con fines cinematográficos llamado Dardano Sacchetti (suyos son los libretos de muuuuchos de los clásicos del exploit italiano) y, como suele pasar en este tipo de films, está repleto de encantadoras ingenuidades, "yankiladas" de esas que soltábamos de chavales jugando a detectives a la hora del patio porque "así hablan los americanos en sus películas". El resultado, muy típico de su momento (todo el "exploitation" llegado de esas tierras, y enclavado en ésa década, era prácticamente idéntico), se soporta bien... cuesta, no diré que no, a ratos el ritmo se torna farragoso, y los clichés sacan de quicio, pero se consigue llegar al "Fine" y se disfruta con nostalgia de un invento al que el encanto le sobra. Y que no falte la canción seudo-de autor-neo hippie al final propia del cine anti-belicista de entonces (aunque dicha "denuncia" no exista, y su supuesto mensaje viene en realidad del material plagiado... como parte de uno de los elementos que "tienen que estar" en un film de este estilo. No porque sí "El último cazador" en su país de origen apunto estuvo de titularse ¡¡¡"El Cazador 2"!!!).
El reparto, cómo no, también está plagado de nombres indivisibles de ese periodo, tales como el simpático David Warbeck ("El mas allá", "Los aventureros del tesoro perdido", imitación Dawsoniana de "En busca del arca perdida"), Tisa Farrow ("Nueva York bajo el terror de los zombi", "Gomia, terror en el mar Egeo"), Bobby Rhodes (el negrazo de "Demons 1 y 2"), Margit Evelyn Newton ("Apocalipsis Caníbal") y John Steiner ("Shock", "Tenebre" o "El arca del dios Sol", el otro seudo-"Indiana Jones" perpetrado por Margheriti).
domingo, 23 de enero de 2011
EL DEVORADOR DEL OCEANO

Aquí no hay truco: Un monstruo tremebundo (que sí, se parece a Pacman) ataca a bañistas e incautos en el típico pueblo costero de turno. La experta de turno, con ayuda del experto de turno, deciden unir fuerzas para pararle los pies... o los tentáculos, sin saber que hay "algo más" oculto tras el bichejo.
En fin, pues rutina pura. Genuina escuela del exploit italiano con sus pros y contras (algo parecido a lo que ocurre con "Destroyer"). Hay que decir que en el Imdb muchos merluzos se ceban excesivamente con esta peli. Yo no creo que sea TAN mala. A decir verdad, casi la prefiero a los productos actuales de engendros marinos producidos por Syfy Channel o Asylum. sobre todo el monstruo, que tiene su gracia y hasta da el pego en algunos momentos (por cierto, muy feos esos primeros planos de un pulpo real retorciéndose ante el efecto de las llamas, ¡¡que hijosdeputa estos fetuccini!!). Es verdad que el montaje resulta algo atolondrado y que muchas secuencias terminan abruptamente, como si aún les quedara algo más que mostrar. Pero no se hagan ilusiones, no creo que sea ni sexo (que no hay ni gota) ni violencia (que sí hay, pero poca y sobre todo recogida en la parte final, con alguna sutil dosis de gore), simplemente estamos hablando de cine de bajo presupuesto de los 80 con un corazón amplia y genuinamente italoparlante!.
sábado, 12 de febrero de 2022
MORIRÁS A MEDIANOCHE
¿Nunca se han preguntado por qué Lamberto Bava se adaptó tan bien a la televisión cuando esta arrasó con todo el cine de género italiano, especialmente el terror? ¿Por qué es uno de los pocos de su quinta -sin contar al eterno Dario- que sobrevivió a la catástrofe? En "Morirás a medianoche" tienen la respuesta. Otro seudo-giallo ochentero que el fetuccini se curró nada menos que entre los dos "Demons", donde hacía gala de un estilo colorista y gran guiñolesco debido, tal vez, a la supervisión de maese Argento. En cuanto este se ausenta, lo que obtenemos por parte de Lamberto es un cine plano, frío y aséptico como una mala cosa. Muy televisivo (y ahí tienen la respuesta al enigma, el cineasta se adaptó bien porque llevaba el "telefilmismo" en la sangre). Eso mismo se nota un huevo con "Morirás a medianoche" que, sin embargo, me ha molado un poquito -solo un poquito- más que "Cuchillos en la oscuridad". Quizás porque se mantenía virgen para mis hastiados ojos, quien sabe.
Un policía y su cornuda mujer se pelean, llegando a las manos. Todo parece que va a terminar en tragedia hasta que él se contiene y sale a por tabaco. Ella, dolorida, corre a la ducha. De pronto aparece en escena una figura misteriosa que la mata con un pico de hielo. Naturalmente las sospechas recaen en el policía pero ¿es él o un famoso asesino supuestamente fallecido que ha regresado para seguir matando?.
Todo en esta peli del 86 es rematadamente de manual. Todo. Incluido un desenlace algo tramposillo. Y su deuda con la entrañable "Tenebre" del inevitable Dario, también. La banda sonora firmada por Claudio Simonetti parece surgida de los descartes de la que él mismo compuso junto a Massimo Morante y Fabio Pignatelli para aquella. Y si nos ponemos farrucos, hasta podemos extendernos al resto de la filmografía Argentiana, porque hay un detalle narrativo directamente mangado de "El pájaro de las plumas de cristal". Tal cual (hoy lo llamarían homenaje).
En el reparto, los inevitables rostros habituales de esta clase de cine, destacando por fácilmente reconocibles los de Paolo Malco y Peter Pitsch, que venía de protagonizar "Demons". Aunque a mi me ha llamado poderosamente la atención Lara Wendel, primero porque la he reconocido de su rol secundario en -otra vez- "Tenebre" (allí salía con el pelo largo y estaba más guapa) y, luego, porque al investigar he descubierto que fue una de las protagonistas de la extremadamente polémica "Maladolescencia", famosa por incluir imágenes de niñas menores -pero de verdad- desnudándose y efectuando actos sexuales. Wendel era una de ellas. Cuando la prensa de la época le preguntó cómo había osado reunir valor a sus tan solo once primaveras, afirmó que la movía un fuerte deseo de convertirse en actriz, costara lo que costara. Lástima que tanto esfuerzo no quedara compensado cuando se retiró de la profesión en 1993.
Como detalle curioso, mencionar la escena en la que una de las chicas se tumba en la cama a leer una novela de crímenes titulada "Blood" cuya llamativa portada viene firmada por el gran -y ya fallecido- Enzo Sciotti, responsable así mismo del cartel de esta "Morirás a medianoche" (ese que ven aquí al lado) y de, como bien saben, un sinfín de maravillosos pósters de películas afines.
Aunque Lamberto Bava figura con letras grandes como "mecenas" (¿imitando de nuevo a Dario en sus escarceos productiles?) a la hora de firmar dirección, montaje y co-autoría del guion (junto al gran Dardano Sacchetti), echa mano de su entrañable alias John Old Jr. ¿Motivo? Lo desconozco.
"Morirás a medianoche" es una peliculilla que se olvida con pasmosa facilidad, pero tampoco ofende y es útil si lo que se busca es un rato de desacomplejada e intrascendente evasión.
Un policía y su cornuda mujer se pelean, llegando a las manos. Todo parece que va a terminar en tragedia hasta que él se contiene y sale a por tabaco. Ella, dolorida, corre a la ducha. De pronto aparece en escena una figura misteriosa que la mata con un pico de hielo. Naturalmente las sospechas recaen en el policía pero ¿es él o un famoso asesino supuestamente fallecido que ha regresado para seguir matando?.
Todo en esta peli del 86 es rematadamente de manual. Todo. Incluido un desenlace algo tramposillo. Y su deuda con la entrañable "Tenebre" del inevitable Dario, también. La banda sonora firmada por Claudio Simonetti parece surgida de los descartes de la que él mismo compuso junto a Massimo Morante y Fabio Pignatelli para aquella. Y si nos ponemos farrucos, hasta podemos extendernos al resto de la filmografía Argentiana, porque hay un detalle narrativo directamente mangado de "El pájaro de las plumas de cristal". Tal cual (hoy lo llamarían homenaje).
En el reparto, los inevitables rostros habituales de esta clase de cine, destacando por fácilmente reconocibles los de Paolo Malco y Peter Pitsch, que venía de protagonizar "Demons". Aunque a mi me ha llamado poderosamente la atención Lara Wendel, primero porque la he reconocido de su rol secundario en -otra vez- "Tenebre" (allí salía con el pelo largo y estaba más guapa) y, luego, porque al investigar he descubierto que fue una de las protagonistas de la extremadamente polémica "Maladolescencia", famosa por incluir imágenes de niñas menores -pero de verdad- desnudándose y efectuando actos sexuales. Wendel era una de ellas. Cuando la prensa de la época le preguntó cómo había osado reunir valor a sus tan solo once primaveras, afirmó que la movía un fuerte deseo de convertirse en actriz, costara lo que costara. Lástima que tanto esfuerzo no quedara compensado cuando se retiró de la profesión en 1993.
Como detalle curioso, mencionar la escena en la que una de las chicas se tumba en la cama a leer una novela de crímenes titulada "Blood" cuya llamativa portada viene firmada por el gran -y ya fallecido- Enzo Sciotti, responsable así mismo del cartel de esta "Morirás a medianoche" (ese que ven aquí al lado) y de, como bien saben, un sinfín de maravillosos pósters de películas afines.
Aunque Lamberto Bava figura con letras grandes como "mecenas" (¿imitando de nuevo a Dario en sus escarceos productiles?) a la hora de firmar dirección, montaje y co-autoría del guion (junto al gran Dardano Sacchetti), echa mano de su entrañable alias John Old Jr. ¿Motivo? Lo desconozco.
"Morirás a medianoche" es una peliculilla que se olvida con pasmosa facilidad, pero tampoco ofende y es útil si lo que se busca es un rato de desacomplejada e intrascendente evasión.
sábado, 24 de octubre de 2009
EL DESTRIPADOR DE NUEVA YORK

Todo ello es lo que acabó otorgando a la peli, y a Fulci, la fama de misógina/o y cabreando a unas cuantas feministas, algo maravilloso y absolutamente irrepetible. Hoy semejante material se haría de modo consciente, buscando la provocación o el homenaje, en ésa época se actuaba así porque... bueno, ¡era lo normal!, se trataba de un film de horror con chicas asesinadas ¿no?, pues hale. Esa es la actitud que hoy echo de menos en cualquier film que presuma de brutalidad.
Como toda italianada que se jacte de serlo, la peli remite a otros films anteriores de éxito, en especial "Vestida para matar" (¿y "Maniac"?, tal vez la escena del metro y la atmósfera sórdida de un Nueva York tenebroso y depravado). Hay mucho material rodado en el hoy famoso "Times Square" de los 80 (ya saben, las "grindhouses", "the deuce", los cines proyectando material porno y/o exploitation del calibre de la misma peli de Fulci o cosas de arte y ensayo de alto grado erótico. Precisamente, en una secuencia vemos la marquesina de "Mi primer pecado" de Manuel Summers, y es que el español tenía mucho éxito por esos antros gracias a sus depravadas historias de jovencitos iniciándose en los placeres de la carne).
En "El destripador de Nueva York" encontramos varios nombres asociados al cine popular italiano de los 80, y a la obra de Fulci (quien se reserva un papelillo), como Paolo Malco, Alexandra Delli Colli, Zora Kerova o al gran Dardano Sacchetti en tareas de escribiente. Destaca la belleza de Almanta Suska.
En fin... que la peli en realidad es de lo más mediocre, no tiene ritmo alguno, acumula momentos para el ridículo (eso de que el asesino hable como el "Pato Donald", o las clásicas "americanadas desde el prisma italiano" típicas de la época) pero, ¡claro!, es lo que es... cine de género italiano de los 80... con eso, está dicho todo. Hay que verla.
sábado, 15 de enero de 2022
CUCHILLOS EN LA OSCURIDAD
La vida está lleno de misterios. No existe una razón lógica para mi reciente ataque de "Lambertobavaitis" seguido de unas ganas irrefrenables por ver o revisar algunos títulos de su filmografía (como irán sufriendo las próximas semanas). Sobre todo aquellos inéditos y/o olvidados -por y para mí-. Cierto que el hijo de Mario Bava es un habitual de este blog. Hemos reseñado un puñado de sus creaciones: "Disturbios en el cementerio", "Cena con el vampiro", "El devorador del océano", "Demons", "Demons 2" o "Crímenes en portada", pero eso no significa que nos apasione. Ni siquiera que nos guste. No. Lamberto Bava era (y, suponemos, es) bastante limitado. Pero ya saben lo pernicioso de la vil nostalgia. Uno no puede evitar sentir cariño por estos personajes que le acompañaron durante su crecimiento como aficionado al cine de género. Esa es la razón de que me enfrente de nuevo a "Cuchillos en la oscuridad", un seudo-giallo tardío de 1983 que, alquilado y visto en su época, únicamente logró hacerme caer rendido de sueño.
Cuenta la historia de un músico que se instala a vivir en una casita aislada del mundanal ruido porque necesita crear, concretamente la banda sonora de un film de terror. En eso que por el lugar ronda una misteriosa figura que va asesinando a todas las chicas que le visitan. Porque sí, aunque se supone que en esa casa se está muy tranquilo, lo cierto es que no para de entrar y salir peña, casi parece el "Mercadona" en fin de semana. Como es de ley, el músico se pondrá a investigar toda la movida.
Bien, lo divertido de consumir estas italianadas ochenteras está en, obviamente, el personal implicado. Nombres y rostros que has visto en otras de su misma condición. Así, localizamos en las letras al eterno guionista Dardano Sacchetti, acompañado por otra que tal, Elisa Briganti. La música, de gran importancia -por la trama y tal-, la firman otro par de eternos, Guido y Maurizio De Angelis. En tareas de asistente de dirección, un grande, Michele Soavi que, además, se marca un papel bastante potente. Ya saben que al hombre le iba eso de actuar. Sigo diciendo que algún día alguien debería dedicarle un libro, con extensa entrevista incluida. Este caballero es historia viva del -para mí- mejor cine de género italiano (Nota: Resulta que sí existe uno, editado por el Festival de Sitges. Me hice con el y, recién leído, puedo afirmar que, sí, está un rato bien. Te deja satisfecho). Y ya que hablamos de actuar, también aquí hay agradables sorpresas, como el prota Andrea Occhipinti, que anduvo en sendas películas de Lucio Fulci, lo mismo que el niño rubio cabezón Giovanni Frezza. Sin olvidarnos de Fabiola Toledo.
Una vez visto y dicho esto (recuerden: la parte divertida), queda lo aburrido: Ver "Cuchillos en la oscuridad" (nacida "La casa con la scala nel buio"), una peliculita de inevitables tintes Darioargentianos (eso de que el prota sea un artista enfrentado a un misterio) pero únicamente en el concepto, porque estilísticamente es sosa, mortecina y perezosa. Y narrativamente, aburrida y sin sorpresas. Gran parte de las escenas consisten en largos paseos de sus protagonistas por la casa, con un nivel cero de suspense. Y los crímenes están dentro de lo común y corriente. Nada especialmente ingenioso o, al menos, truculento. No me extraña que me quedara sopa viéndola en su día... lo único llamativo es el final, por quien sale y cómo sale, pero para eso le dan al avance rápido y se ahorran la modorra previa.
Cuenta la historia de un músico que se instala a vivir en una casita aislada del mundanal ruido porque necesita crear, concretamente la banda sonora de un film de terror. En eso que por el lugar ronda una misteriosa figura que va asesinando a todas las chicas que le visitan. Porque sí, aunque se supone que en esa casa se está muy tranquilo, lo cierto es que no para de entrar y salir peña, casi parece el "Mercadona" en fin de semana. Como es de ley, el músico se pondrá a investigar toda la movida.
Bien, lo divertido de consumir estas italianadas ochenteras está en, obviamente, el personal implicado. Nombres y rostros que has visto en otras de su misma condición. Así, localizamos en las letras al eterno guionista Dardano Sacchetti, acompañado por otra que tal, Elisa Briganti. La música, de gran importancia -por la trama y tal-, la firman otro par de eternos, Guido y Maurizio De Angelis. En tareas de asistente de dirección, un grande, Michele Soavi que, además, se marca un papel bastante potente. Ya saben que al hombre le iba eso de actuar. Sigo diciendo que algún día alguien debería dedicarle un libro, con extensa entrevista incluida. Este caballero es historia viva del -para mí- mejor cine de género italiano (Nota: Resulta que sí existe uno, editado por el Festival de Sitges. Me hice con el y, recién leído, puedo afirmar que, sí, está un rato bien. Te deja satisfecho). Y ya que hablamos de actuar, también aquí hay agradables sorpresas, como el prota Andrea Occhipinti, que anduvo en sendas películas de Lucio Fulci, lo mismo que el niño rubio cabezón Giovanni Frezza. Sin olvidarnos de Fabiola Toledo.
Una vez visto y dicho esto (recuerden: la parte divertida), queda lo aburrido: Ver "Cuchillos en la oscuridad" (nacida "La casa con la scala nel buio"), una peliculita de inevitables tintes Darioargentianos (eso de que el prota sea un artista enfrentado a un misterio) pero únicamente en el concepto, porque estilísticamente es sosa, mortecina y perezosa. Y narrativamente, aburrida y sin sorpresas. Gran parte de las escenas consisten en largos paseos de sus protagonistas por la casa, con un nivel cero de suspense. Y los crímenes están dentro de lo común y corriente. Nada especialmente ingenioso o, al menos, truculento. No me extraña que me quedara sopa viéndola en su día... lo único llamativo es el final, por quien sale y cómo sale, pero para eso le dan al avance rápido y se ahorran la modorra previa.
domingo, 19 de diciembre de 2010
DESTROYER (BRAZO DE ACERO)

Supongo que no meto la gamba si digo que este oportuno refrito de "Terminator" es una de las últimas muestras de exploiation italiano "old school", con su inconfundible lista de virtudes y cagadas estético-formales. Encima, a las riendas tenemos a uno de los clásicos, Sergio Martino, que según cuando y donde firmaba con su alias Martin Dolman.
Y sí, la cosa va de un cyborg enviado a sesgar la vida de un científico que puede salvar la tierra de su inevitable final. Pero tiene un lado humano y no cumple la orden, por lo que a partir de ese momento será perseguido por sus "creadores" con intención de destruirlo. Por medio, muchas explosiones, muchos tiros y unas -muy- leves dosis de truculencia a la italiana.
La verdad es que la deuda que "Destroyer" tiene con el clásico de James Cameron es mínima, aunque no se pueden estar de -literalmente- reproducir uno de los momentos más impactantes de "Terminator", cuando el cyborg se repara su propio brazo en una muestra de cirugía a lo burro.
Delante de la cámara tenemos a uno de esos cachas cuadrados que destacaba en los estantes de los video-clubs, Daniel Greene, solo que este se lo montó mejor, colaborando posteriormente en algunos títulos de los hermanos Farrelly (a los que le uniría una notable amistad, presupongo). A su lado, todo un clásico, John Saxon y unos cuantos rostros típicos del cine exploit de la bella italia: George Eastman, Janet Agren y/o Claudio Cassinelli. Tras la cámara, acompañando a Martino, Dardano Sacchetti entre los innumerables guionistas, Claudio Simonetti a los teclados y el inevitable Sergio Stivaletti en los efectos de maquillaje.
Apuntar que la espectacular carátula sería luego plagiada por otro producto italiano de parecidas intenciones pero peor calaña, "Cy-Warrior", el decepcionante debut en la dirección del habitualmente maestro de efectos especiales de maquillaje Giannetto De Rossi (aquí ejemplos). Otra muestra más de cómo la mentalidad copiadora de esta gente rozaba lo absurdo, pues no se limitaban a imitar productos de otras tierras, gustaban también de robarse a si mismos.
¿Y la peli?, pues como todas las italianadas, visionable pero no precisamente la cosa más entretenida del mundo.
lunes, 23 de junio de 2008
DISTURBIOS EN EL CEMENTERIO

Un grupo de adolescentes mongoloides están de excursión. En una parada, entran en un colmado (regentado por el mismo Lamberto Bava y su hijo), mangan no se qué, y salen pitando. Durante la huida quedan atascados en un riachuelo, y caminando caminando, llegan hasta una extraña taberna en la que un tipo les suelta un reto: Pasar una noche entera en una lúgubre cripta. De lograrlo, podrían convertirse en los dueños de un fantabuloso tesoro.
La idea en sí no está ni tan mal, pero claro, teniendo en cuenta los pésimos actores (algunos de ellos rostros asociados a la saga "Demons"), los increíblemente estúpidos e irritantes diálogos, las situaciones ridículas y que, en esencia, la peli no cuenta nada de nada (nos pasamos una hora viendo a los chavales correr de un lado a otro de la cripta, asistiendo a las escenas más supuestamente terroríficas y, a pesar de ello, dedicar tiempo al cachondeito), pues el resultado es una S.M.A., es decir: Señora Mediocridad Acojonante. De hecho, el tesoro se lo tendrían que dar a los que la aguantaran entera y de un tirón, cuestión esta harto compleja.
Lo triste es ver en tareas de guión a Dardano Sacchetti, un nombre ligado a todas las ilustres muestras del horror italiano de los ochenta que aquí, obvio es, tenía más prisa en acabar y cobrar. Ya sabemos como es la industria televisiva... de hecho, esa es la causa -probablemente- de que "Disturbios en el cementerio" tenga un nivel menos cero de gore, y que intenten compensarlo con un humor cazurro y cabaretero (el zombie manoseando la teta de una muerta y que esta le arree un sopapo), porque los efectos especiales, sobre todo los de maquillaje, son terribles... eso sí, un "terriblismo" no carente de cierto encanto. ¡Ah!, la banda sonora la firma Simon Boswell, y a mi es que me suena muchísimo haberla oído antes, ¿en "Aquarius" quizás?. Mmmmh.
Creo recordar que "Disturbios en el cementerio" se programó en el Festival de Sitges de ese año y, graciosamente, provocó un auténtico disturbio durante el que casi linchan a su director (en este caso incluso lo apruebo).
La imagen que les dejo viene firmada por un GRANDE del cartelismo cinematográfico, E.Sciotti. Gócenlo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)