También, en pleno 1985, el “Slasher” se imponía en pantalla
en cuanto a géneros terroríficos se refiere. Juan Piquer Simón supo entenderlo
y fabricó un éxito “Mil gritos tiene la noche”, que aunque fuera porque los
yankies se descojonaban de ella, era un genuino “slasher”. Así pues, Carlos
Aured decidió intentarlo con “Atrapados en el miedo” pero, aún con intención
de “Slasher”, entre que no entendió del todo bien el concepto y que, a niveles
de dirección, el hombre estaba gagá, el resultado de esto es de lo más
estimulante, obviamente, a nivel de despropósito.
Con guión del propio Aured,
“Atrapados en el miedo” cuenta la historia de un par de amigos que se
van con dos hermanas al chalet de uno de ellos, con el fin de pasar un fin de
semana de folletéo. Por otro lado, un loco se ha escapado de un hospital psiquiátrico
y tras asesinar a dos jovencitas hippies (¿¿¿en plenos ochenta???), que a
priori parecía que querían quilar con él, se esconde en el pueblo donde las dos
parejas van a pasar el fin de semana. El encontronazo con el “Psycho Killer”
será inevitable.
Mala de solemnidad, por supuesto, pero de aquellas que a
poco que se va desarrollando la trama, les vas cogiendo simpatía.
A un tempo lento, una dirección pobre, una iluminación de
comedia (y no de película de terror) y actuaciones, como no, de pena, hay que añadirle los muy desfasadísimos y
machistas diálogos, salidos de la pluma del director. Escuchar para creer, pero
de la bocaza mal doblada del actor José Luis Alexandre salen perlas del tipo
“¿Quién es mejor ama de casa de las dos? Pues la que lo sea, que baje a la
despensa”, mientras que una de las actrices, Sara Mora, asume su rol y diciendo
“Yo soy la mayor, ¿no se me ve la cara de tonta?” se va a la puta despensa.
Y luego toneladas de diálogos insustanciales, que hacen
plantearnos si los protagonistas no son, al igual que el “Psycho Killer” que
les acosará, enfermos de un psiquiátrico. Y sería en resumidas cuentas lo más
destacable de la película, los diálogos, porque al fin y al cabo, eso es el
grueso; eternos diálogos cuya misión es engordar la endeble
trama que se resolvería en diez minutos.
Punto y aparte sería el “Psycho Killer”, que vestido con
jersey de lana verde y vaqueros desgastados de la época, va a cara descubierta,
luciendo melena y barbas pseudo-hippies, gusta de ir armado con un punzón que
apenas usa, en pro de las bofetadas y los golpes. Así que, si, tenemos un
asesino con arma blanca, que prefiere asesinar a sus víctimas a base de
puñetazos y patadas… una especie de Bud Spencer anoréxico con un punzón para el
hielo.
Con todo, y a pesar de lo malograda que es la película a
rasgos generales, la banda sonora, intuyo que de C.A.M, y algunos momentos de
inspirada tensión (porque Aured tuvo, ergo, algo ha de retener, un par de acuchillamientos pintones, eso si,
de puta coña, e, inevitablemente, las toneladas de humor involuntario) convierten “Atrapados en el miedo” en una película mala pero divertida,
altamente gozable y altamente indignante. Esto ya era muy malo para 1985…
aunque Jacinto Molina lo superaría en los noventa…
En el reparto la eterna Adriana Vega, esta vez recatadísima,
ni le vemos un pelo del coño, el Alexandre este que he mencionado antes, que
hasta que Aured le dio la oportunidad fue secundario en productos como “El
Lute” o “Loco Veneno”, Sara Mora, que salía en las dos entregas de “Eva Man, lamáquina del amor”, Joaquín Navarro, más secundario todavía que estos, e
interpretando al “Psycho Killer” Luis Cánovas, que jamás interpretaría papel
alguno en película alguna.
En cuanto al pobre Aured, no volvería a dirigir hasta que
poco antes de morir, Ángel Mora le dio la oportunidad con “Empusa”, pero
al final, y por motivos que se me escapan, acabó dirigiéndola Naschy.
Al menos su testamento, finaliza con una buena ponzoña.