Y vamos con una película de la que yo he ido detrás durante
mucho tiempo, y que después de verla, decido que si no la hubiera visto, me
hubiera ahorrado un dolor de cabeza.
Porque es que cuando una película setentera., cómica, de
ambiente terrorífico, con un cómico más o menos popular (en su momento lo fue
mucho) no ha sido pasada por televisión hasta la saciedad, o como en mi caso,
no se ha visto nunca, e incluso, es muy posible que a cualquiera que le
preguntes, no sepa de que le estás hablando, es porque esa película ha
pasado inadvertida totalmente. Y esto es, digo yo, porque resultó en su momento
poco divertida. Joe Rígoli, su protagonista (y director de una de las primeras
películas comerciales rodadas en vídeo en nuestro país, “Zocta, solo en latierra se puede ser extraterrestre”), que en la televisión contaba con su
target de audiencia, sin embargo en cine, ni tan siquiera parodiando al
mismísimo Conde Drácula, lograba un público masivo, y solo congregó en
las salas unos 285.000 espectadores (que ya quisieran hoy para sí, cualquiera
de las películas españolas que se estrenan), que era bastante poco para lo
habitual.
Me refiero a “El pobrecito Draculín”, la más triste de las
parodias hispánicas-sobre Drácula-. Mucho mejores “Tiempos duros para Drácula”
y sobretodo “El jovencito Drácula”, ambas también de la década de las tetas y
los felpudos.
En ella, el hijo del conde Drácula, alias Draculín, tras
vivir la leche de tiempo en una discoteca, decide volverse a la mansión
familiar en Transilvania, donde se reencontrará con el criado de la familia,
Vladimir, y donde se sucederán las tramas de enredo en torno a una serie de
señoritas, unos traficantes de diamantes y unos viajeros con un homosexual en
sus filas, que por unos motivos u otros, acaban pernoctando en la mansión.
Espantosa.
Porque es que a pesar de la lograda ambientación, de contar
en el reparto con nombres como los de Víctor Israel, Josele Román, “Piper”,
o Lita Claver “La maña”, la película, no es que no llegue a entretenida… es que
no llega ni a graciosa, y por mucho que el tempo de esta sea rápido y todo
suceda a velocidad vertiginosa, nos
aburrimos sobremanera. Además, que es que Joe Rigoli, con ese acento argentino
medio castellanizado y esas caras, cae
mal. Los chistes, son de mal gusto y malos, que no tengo nada en contra de los
chistes de mal gusto, los adoro, pero
decir que “El Conde Drácula, ha muerto porque mordió a una mujer
con leucemia”, es una mamarrachada que no hace puta gracia.
Por lo demás, técnicamente correcta, pero nada más.
Dirige Juan Fortuny, de quien lo que más destaco es la
escritura del guión, por la parte española, de la película “También los ángelescomen judías”, y que en labores de dirección, se hizo popular gracias a títulos
como “Las ratas no duermen de noche” para lucimiento y posterior regodeo de
Paul Naschy, o “El rey de la carretera” con Xan Das Bolas.
Su incursión en la comedia paródica no pudo ser más
desafortunada, a pesar de su apellido…
En cuanto a “Dráculadas”, ahora ando detrás de la porno soft
con John Leslie y John Holmes, “Drácula Chupa”.