miércoles, 7 de agosto de 2013

EL POBRECITO DRACULIN

Ahora que caigo, hay que ver la cantidad de reseñas sobre Drácula que tenemos en este blog ( y más que no aparecen en el enlace, por una vulgar cuestión de acentos), ya sea en su vertiente más seria, como en la paródica. Para que no se diga, incluiremos una más a la colección. Una de cachondeo.
Y vamos con una película de la que yo he ido detrás durante mucho tiempo, y que después de verla, decido que si no la hubiera visto, me hubiera ahorrado un dolor de cabeza.
Porque es que cuando una película setentera., cómica, de ambiente terrorífico, con un cómico más o menos popular (en su momento lo fue mucho) no ha sido pasada por televisión hasta la saciedad, o como en mi caso, no se ha visto nunca, e incluso, es muy posible que a cualquiera que le preguntes, no sepa de que le estás hablando, es porque esa película ha pasado inadvertida totalmente. Y esto es, digo yo, porque resultó en su momento poco divertida. Joe Rígoli, su protagonista (y director de una de las primeras películas comerciales rodadas en vídeo en nuestro país, “Zocta, solo en latierra se puede ser extraterrestre”), que en la televisión contaba con su target de audiencia, sin embargo en cine, ni tan siquiera parodiando al mismísimo Conde Drácula, lograba un público masivo, y solo congregó en las salas unos 285.000 espectadores (que ya quisieran hoy para sí, cualquiera de las películas españolas que se estrenan), que era bastante poco para lo habitual.
Me refiero a “El pobrecito Draculín”, la más triste de las parodias hispánicas-sobre Drácula-. Mucho mejores “Tiempos duros para Drácula” y sobretodo “El jovencito Drácula”, ambas también de la década de las tetas y los felpudos.
En ella, el hijo del conde Drácula, alias Draculín, tras vivir la leche de tiempo en una discoteca, decide volverse a la mansión familiar en Transilvania, donde se reencontrará con el criado de la familia, Vladimir, y donde se sucederán las tramas de enredo en torno a una serie de señoritas, unos traficantes de diamantes y unos viajeros con un homosexual en sus filas, que por unos motivos u otros, acaban pernoctando en la mansión.
Espantosa.
Porque es que a pesar de la lograda ambientación, de contar en el reparto con nombres como los de Víctor Israel, Josele Román, “Piper”, o Lita Claver “La maña”, la película, no es que no llegue a entretenida… es que no llega ni a graciosa, y por mucho que el tempo de esta sea rápido y todo suceda a velocidad vertiginosa,  nos aburrimos sobremanera. Además, que es que Joe Rigoli, con ese acento argentino medio castellanizado  y esas caras, cae mal. Los chistes, son de mal gusto y malos, que no tengo nada en contra de los chistes de mal gusto, los adoro, pero  decir que “El Conde Drácula, ha muerto porque mordió a una mujer con leucemia”, es una mamarrachada que no hace puta gracia.
Por lo demás, técnicamente correcta, pero nada más.
Dirige Juan Fortuny, de quien lo que más destaco es la escritura del guión, por la parte española, de la película “También los ángelescomen judías”, y que en labores de dirección, se hizo popular gracias a títulos como “Las ratas no duermen de noche” para lucimiento y posterior regodeo de Paul Naschy, o “El rey de la carretera” con Xan Das Bolas.
Su incursión en la comedia paródica no pudo ser más desafortunada, a pesar  de su apellido…
En cuanto a “Dráculadas”, ahora ando detrás de la porno soft con John Leslie y John Holmes, “Drácula Chupa”.