lunes, 5 de agosto de 2013

POSESIÓN INFERNAL (2013)

Si algo he aprendido tras tantos años de cinefagia descontrolada es que cuando me siento a ver una peli que espero con ilusión, mis impresiones al terminar nunca son del todo fiables. Llámenlo exceso de expectativas, entusiasmo desbocado o positivismo a cualquier precio, lo que sea, el caso es que, independientemente de la opinión que pueda extraer de la experiencia, se hace obligatorio un segundo visionado. No estoy muy seguro de que, en el cine, eso de "la primera impresión es la que cuenta" sea del todo cierto. El caso es que fui a ver el remake de "Posesión Infernal" al poco de su estreno con cierto temor, pero también con ilusión después de un trailer prometedor y reacciones altamente entusiastas y buenrollistas de mi círculo social. Bien, salí cagándome en todos los santos y demonios, incluidos los cantarianos. 
Aquellos que me conocen saben de mi desmedida pasión por el clásico de Sam Raimi, la primera. Es mi absoluta favorita de todos los tiempos, la que me llevaría a una isla desierta o a un planeta desconocido. La adoro incondicionalmente. Cuando los íntimos me pedían un veredicto sobre el remake, se lo daba, pero siempre aclarando que esperaba repetir para estar seguro y, obvio, escribir desde el sosiego y el raciocinio. Y ahí vamos.
Hay dos modos de enfocar la reseña de un remake. Lo comparas con la original o te lo tomas como una obra independiente. En el caso que nos ocupa, y por razones obvias, me cuesta muchísimo desprenderme de la peli del 81. Me resulta imposible. En parte porque la nueva retrotrae en muchas ocasiones a ella a base de guiños y referencias muy directas, incluso cómplices con el fan (como que no pueda prenderse fuego al "Necronomicón", que en la de Raimi era justo lo que resolvía todo el entuerto) y, en parte, porque sin el elemento comparativo el "Posesión Infernal" del 2013 no me inspira nada. No sabría qué decir de ella. Me pasa que, aunque ustedes no lo crean, no reseño todo lo que veo, únicamente aquello que, de algún modo (positivo o negativo) me estimula, y eso, con la película de Fede Alvarez (reconocido hincha de fútbol, algo que dificulta mis posibles simpatías hacia su persona),  solo funciona si juego al juego de las comparaciones, por odiosas que sean.
El principal problema con el "Posesión Infernal" de 1981 es que ni tan siquiera sus perpetradores, Raimi, Tapert y Campbell, entienden en qué radica su verdadero éxito. ¿En el guión?, no, desde luego. Digamos más bien en su notable intensidad, su descaro, su truculencia, su atmósfera terrorífica y, ahora sí, su espíritu amateur y su estética artesanal. Que sea, en esencia, un film casero hecho entre amigos, con tres pesetas, una cámara de 16mm y mucho mucho entusiasmo (juvenil), es lo que la hace mágica, tanto como su cutrismo, sus actores acartonados, sus efectos especiales tercermundistas (pero muy efectivos) y su inocencia. Si le quitas todo eso, la haces con el apoyo de un gran estudio, profesionalmente, con un equipo competente de gran talento, actores solventes y un guión que se preocupa por sus personajes, por darles humanidad, por dar una estructura emocional a lo que narra, ¿qué obtienes?... pues algo soso, aburrido, sin garra... SIN ALMA, que es en lo que se ha convertido el nuevo "Posesión Infernal", una película demasiado normalica, bien hecha, convencional, sin nada especial a destacar, un producto de terror más, del montón. Lo último que necesitaba era un lavado de rostro que únicamente ha logrado desprenderle de toda personalidad.
¿Gore?, sí, la gente se entusiasmaba comentando que al menos el nuevo "Evil Dead" chorreaba sangre por todos sus fotogramas (o frames, a saber), pero yo no creo que sea para tanto. Se trata de ese gore "limpio" y "estilizado" tan habitual en el terror "mainstream" que, a la larga, resulta tan inofensivo. Presumían sus responsables de haber usado más líquido rojo que en la original... pero ya ven, cantidad (es decir, más dinero para más tomate) no significa en ningún momento calidad.
Tampoco creo que le haga ningún favor esa estúpida pretensión de dotar de humanidad a los personajes. ¡¿Qué más me da el drama de la yonqui o su puta madre la loca muerta?!, ¡¡vamos, hombre!!, ¿qué falta hace?. Los protas solo deberían ser peones puestos ahí para ser poseídos y aniquilados. Fin. Como siempre ha sido, y como siempre ha funcionado. Y ya que estamos, al menos que los posean con algo más de gracejo. Los poseídos de la original daban muchísima más impresión con unas lentillas de mierda y látex mal aplicado que las epilépticas de esta versión, con sus espasmos y, sobre todo, sus ridículos discursos llenos de absurdos tacos pretendidamente ofensivos. En general me temo que toda la peli chupa demasiado del terror nipón, algo que le hace un flaco favor, especialmente con la super-demonia del desenlace, a la que no le veo sentido ni forma. Sobra.
Al final, lo mejor del "Evil Dead" de 2013 es que es totalmente seria. Y ya conocen mi teoría al respecto. Cuenta Fede Alvarez que cuando recibió el encargo (básicamente porque no tenía otra cosa que hacer, Raimi le había contratado para dirigir la versión larga de su bonito pero vacío corto "Panic Attack" que no se materializó y tras intentarlo con varios directores japoneses de los que únicamente obtuvo negativas, decidió pasarle las riendas a su nuevo fichaje, por aquello de amortizar) le preguntó a su productor, y padre de la original, si tenía que meter humor, a lo que aquel contestó: "Me ofende usted caballero", alegando que él y su troupe de novatillos en 1981 únicamente trataron de hacer la peli más aterradora imaginable y que el humor nunca estuvo ahí de modo expreso. Simplemente, surgió del inocente exceso de una mentalidad casi casi adolescente y las limitaciones técnicas y actoriles. Fin. Lo demás, solo ha sido tontez por parte de fans y críticos. Así pues, agradezco la gélida seriedad de la versión del 2013. Lástima que sea lo único. En el apartado de lo peor-peor, tenemos ese final medianamente feliz y, sobre todo, el tristísimo momento MacGiver con la resurrección y las jeringas mágicas. Buf!. Me pregunto cuanta culpa de ello tiene la incursión en el guión de la repugnante Diablo Cody. Yo la maldigo.
La sinopsis ya la sabéis de sobras y, aunque con leves variantes, es igual que la antigua. Unos chavales van a pasar el finde a una cabaña, encuentran un libro que desata los infiernos y comienzan a ser poseídos por un ente diabólico, lo que les obligará a defenderse y sobrevivir. Y, ya que estamos, el personaje que al final se erige como el héroe tiene un nombre compuesto de tres letras, igual que "Ash". Curioso.
Lo dicho, no es que piense que es una puta mierda, para nada, está bien, se puede ver, tiene sus cosas buenas... pero desaprovecha un escenario acojonante para crear atmósfera y, en fin, que ni me hace vibrar, ni me da miedo... ni tan siquiera me asusta, más bien me aburre... y, tratándose como se trata de un remake de "Posesión Infernal", decir todo eso es casi peor que decir que es una basura.
Ya, yo tampoco entiendo el desmedido fervor general. Me parece absurdo. Personalmente lo achaco a la predisposición del fan medio a que le guste la película. Demasiados años esperando algo nuevo relacionado con la saga. Saliera lo que saliera, tenía que molar. Por huevos. A pesar de que nos engañaran... ¿dónde está en el largometraje final esa imagen del protagonista masculino sujetando la sierra mecánica mientras es bañado por un geiser de sangre?, yo no la vi. ¿Y tú? (Actualización 30-1-2015: Finalmente ha salido a la luz como parte de material descartado, lástima).
Lo que sí no tiene perdón divino es el guiño final post-créditos. Pa matal.los!.