domingo, 28 de septiembre de 2014

MOONTRAP, TRAMPA EN LA LUNA

Nos encontramos ante uno de esos típicos "hits" videocluberos que se daban mucho en los tiempos en los que estos eran el principal centro de ocio de la raza humana. Films normalmente modestos pero con el gancho suficiente para ser lanzados "a lo grande" y, por ende, alquilados con voracidad. Yo mismo fui uno de los que picaron... y además con doble interés, porque en su reparto figuraba, en rol estelar, un joven Bruce Campbell, quien no necesita presentación alguna por estos parajes. Sin embargo, y como creo que es ya una fea costumbre, me sentí profundamente decepcionado. Ello no ha sido óbice para que, un buen puñado de años después, y tras leer a fondo sobre ella en una revista especializada de la época, me dieran unas irrefrenables ganas de revisarla.
Unos astronautas de rutina laboral por el espacio se topan con una enorme nave de origen desconocido. Dentro, localizan un cuerpo humano momificado y una cosa que parece un puñetero melón. Al llegar a la tierra, el aparente fruto despertará y en plan "bricomanía" se currará un robot asesino con ayuda del cadáver y un porrón de piezas de laboratorio. Los chicos lograrán derribarlo. Como consecuencia de semejante misterio, serán lanzados de nuevo al espacio, esta vez en dirección a nuestro satélite, pa que desentrañen la movida y se enfrenten a hordas de robots malvados y maquetas mil.

"Moontrap" suponía la niña de los ojos del equipo que la confeccionó. Todos ellos venían del terreno los efectos especiales y/o la publicidad y se morían de ganas de aplicar sus conocimientos técnicos a un largometraje propio de ciencia ficción. Arropados por la "Shapiro Glickenhaus Entertainment", de la que hablamos hace no mucho, tiraron adelante el que era, sin dudarlo, un proyecto demasiado ambicioso para los medios con los que contaban... algo que, desafortunadamente, les acabó pasando factura en todos los sentidos.
No se puede negar que el arranque de la película resulta genuinamente interesante, la cosa de entrada nos plantea un gancho infalible con todo el cristo este de cyborgs homicidas escondidos en la luna. Pero el verdadero problema llega cuando los astronautas se largan hasta allá. Lo escaso de la cuenta bancaria a disposición canta más que una almeja. Que sí, que los efectos especiales están potables, ingeniosos, a base de maquetas, mate paintings y sets limitaditos, pero no alcanzan para todo aquello que sus perpetradores quieren contarnos.
Por ello, tiran de veta a base de lo infalible: paseos. Paseos por la luna. Ahora voy aquí, ahora voy allí, entre medio los protas no pueden evitar tomárselo todo un poco a chota soltando chistecillos varios, como si tal cosa, a pesar de la retahíla de hechos insólitos y sorprendentes de los que son testigos.
Para aligerar un poco la cosa, de vez en cuando aparecen monstruos amenazantes contra los que los héroes se enfrentan con la poca gracia que la escasez de todo puede ofrecer. Planos cortos y rápidos, actores reaccionando sin demasiada naturalidad y, muy rara vez, compartiendo cuadro con las criaturas. Además, cuelan en la trama a una chica guapa que se desnudará absurdamente en pleno caos/trauma para contentar a la audiencia juvenil (nota: el ripeo que rula por internet no incorpora la artificiosa escena de folleteo ¿?). Igual que el cadáver momificado del principio, esta moza se supone humana. Unos humanos que viajaron hasta la luna hace 14.000 años, nada menos. OK, la idea mola, muy enigmática, pero... ¿cómo es ello posible?, ¿eran viajeros del tiempo?, ¿por qué?, ¿de qué manera?... pues bien, olvídense de dar con una respuesta satisfactoria porque "Moontrap" pasa un cojón de aclarar el asunto. Así, por la patilla. A esto hay que añadir unas pocas incongruencias científico-tecnológicas más y que se saltan algunos trámites narrativos quizás no genuinamente necesarios, pero que en una peli de mayor presupuesto hubiesen sido explotados por la mera excusa del espectáculo visual. Por ejemplo, el viaje a la luna se limita a un encadenado. Y no me vengan con la economía narrativa... mejor llámenlo economía ahorrativa.
Total, que "Moontrap, trampa en la luna" acaba convertida en un producto mediocre que no cumple con lo que prometía. A veces es mejor intentar no apuntar tan alto o te puede pasar lo que a esta peña, que una serie de buenas ideas, de atractivos conceptos, terminen por ser trasladados a la pantalla sin la suficiente fuerza y sosainamente. ¡Qué desperdicio!.
En cuanto al personal implicado, y dejando de lado al entrañable pero limitado Bruce Campbell (digámoslo alto y claro, no puede ir más allá de las 45 muecas de su repertorio), encontramos de protagonista a un nombre de peso para los seguidores de la ciencia ficción, Walter Koenig, es decir, el "Chekov" del "Star Trek" original (inevitable guiño al comienzo de la peli con este parodiando los monólogos del "Capitán Kirk") quien, como les ocurriera a Tom Sizemore y William Forsythe en sus incursiones en el terreno de la serie B/Z, no da demasiado el pego como héroe, ni como hombre que despierte pasiones en una mujer (por mucho que lleve 14.000 años sin echar un quiqui). Ella era la televisiva Leigh Lombardi, que desde el 2002 no da señales de vida.

Tras las cámaras, dirigiendo, tenemos a Robert Dyke que había currado en los FX de películas como "Terroríficamente muertos" (ahora sabemos dónde conoció a Campbell!) -suyas son las cantosas maquetas, que se noten falsas no es culpa suya sino del Sr.Sam Raimi- o "Big Foot y los Henderson". "Moontrap" era su debut y tardaría un porrón de años en volver a dirigir. Este 2014 estrena una cosa titulada "Liquid Red" y para el 2015, ojo al dato, ya tiene en plena pre-producción "Moontrap: Target Earth", la inevitable secuela-que-en-realidad-es-un-remake (con una trama de lo más extraña: "Una cineasta comienza a creer que sus películas fantásticas son en realidad una crónica de su  futuro") y que, a pesar de haberse activado ahora, llevaba ya años en cartera. De hecho, poco después del lanzamiento de la original se anunciaron sendas
versiones de una segunda entrega. La primera iba a producirla nuevamente "Shapiro Glickenhaus" y con el título de "Moontrap 2: The pyramids of Mars" intentaba churrupetear del -entonces- reciente éxito de "Desafío Total". Un año después, más o menos, vuelve a anunciarse el proyecto, con idéntica intención explotadora, solo que ahora "Shapiro Glickenhaus" se ha retirado y la compañía que acarrea con la culpa no es otra que "Double Helix Films", en cuyo poco lustroso curriculum destacan las chusco-secuelas de "Sleepaway Camp". La cuestión es que entonces el tema no prosperó por ningún lado, aunque dejó pa la posteridad sendos cartelillos que gustosamente les cuelo en esta humilde reseña.

viernes, 26 de septiembre de 2014

JERSEY SHORE MASSACRE

“Jersey Shore” es un famoso reality  de MTV, en el que meten en una casa de aquella zona de Nueva Jersey, intuyo que infectada de garrulos, a lo peor de los llamados por los yankies “Guidos” y “Chongas”, lo que vendría a ser, traducido al castellano “Cholillos y Chonis” o “Canis y Poqueras”. Apliquen aquí todas las variantes que se les ocurran a ustedes. Y la equivalencia nacional más parecida que se me ocurre a ese programa, sería, por el tipo de subnormales que concursan en ellos, “Hombres, mujeres y viceversa”, si a estos los metieran en una casa a que copulasen como monillos. Porque su verdadero equivalente español, “Gandía Shore”, pasó inadvertido por estas tierras.
El caso es que el dichoso programa suscita tanto interés a nivel yankie, como para que los aviesos productorcitos  de roñas exploten cinematográficamente estas franquicias, y si aquí en España también se han hecho versiones cinematográficas de realitys (“El Gran Marciano”, sería la versión cine de “Gran Hermano”, en la que se les somete a los concursantes a una cámara oculta u “O.T. La película”, sería el documental cinematográfico sobre “Operación Triunfo”), al menos los americanos lo hacen con mas gracia, y los meten en géneros cinematográficos que puedan disfrutar públicos no afines a esos programas. Porque además, explotan solo el nombre, no meten a esa gentuza en la película. Vivan los Yankies.
Así, hace un par de años, con la moda de las películas chungas de tiburones, se sacaron de la manga “Jersey Shore Shark Attack”, en la que un tiburón se papea gustoso a esta panda de “Canis”, y ahora, se repite la hazaña en el “Slasher”, sub-género este, en el que este tipo de gañanes, están que ni pintados, señora.
Así que tenemos a un grupo de zorras que se van a Jersey Shore a pasar las vacaciones. Entre tanto zorreo, conocerán a un grupo de macarras de gimnasio con los que ligarán. Se los acabarán llevando a la casa perdida en el bosque que tiene el tío de una de ellas,  y allí, un asesino con máscara de animal, se los irá cargando uno por uno. Sencillita trama… no sea que los “Guidos” y las “Chongas” que vean la película no alcancen a entenderla… claro que tampoco hace falta un argumento más complicado.
A ver, cosas buenas de este “Jersey Shore Massacre”. Es un gustazo  ver morir a este tipo de gentuza, porque caen peor de lo normal, son más lerdos de lo normal y además ya se encarga el director de que los asesinatos de esta película sean tan brutos y garrulos como sus protagonistas. Es un “Slasher” y yo se que en él, lo que cuenta es la sangre; pues aquí la hay abundante, con  buenos efectos gore a la vieja escuela (esto es látex y demás) y bastante imaginativos. Es memorable la escena en la que a una tetuda, le rebanan los melones en la ducha. Está súper bien hecho, y el asesino se recrea en ello. Luego hay muertes más o menos eficientes, pero la más destacable es esta.
El asesino, del que en todo momento intuimos la identidad, tiene un look de lo más fardón, con esa camisa de cuadros a lo “redneck” y esa máscara de animal (parece de cerdo, pero nunca se ve lo suficientemente iluminada para saber que animal es), bruto como él solo y que asesina con  lo primero que pilla.
Por otro lado, los garrulillos estando reunidos en la casa, se ponen una película de terror, un “Slasher” sobre un campamento para niños gordos. Alguien les deja en el bosque “Cupcakes” y pizzas para atraer su atención y una vez estos salen a por comida quedan atrapados en un cepo para osos, momento este, en el que un señor vestido de payaso da cuenta de ellos a base de sierra mecánica, y huelga decir, que seguimos con más interés los segmentos de esta película dentro de la película, que de la película en si misma. Esto sería lo más destacable.
Las cosas malas de la peli: Los protagonistas son odiosos, pero odiosos, odiosos (vamos como los del programa mismo) y mucho me temo que los actores sean, igualmente, “Cholos y Chonis”  en la vida real. Si no, es que son actores muy buenos, cosa que dudo.
Y siendo tan odiosos como son, sus muertes tardan en llegar, casi 50 minutos nada menos. Entre tanto, tenemos que aburrirnos soberanamente viendo a los idiotas estos cuando se supone que están haciendo cosas divertidas como irse a cazar al diablo de Jersey, o liándola en la playa. Acaba uno de conversaciones estúpidas hasta los cojones.
Por no hablar el abundante humor que destila la película. Este es de vergüenza ajena. Sin ir más lejos, si llegan a verla, recuerden esto que les digo cuando llegue la secuencia del rapero “Italian Ice”.
Entonces, lo que digo yo, ¿merece la pena aguantar una hora de “Jersey Shore” en máxima potencia (que además el garrulismo se incrementa al estar este tipo de personas parodiados) para ver la masacre final? Pues con todo lo interesante que me parece el gore de esta película, me temo que no es suficiente para aguantar el resto del material de relleno.
Eso si, la idea de hacer un "Slasher" cuyas víctimas sean este tipo de fauna, me parece de lo más acertado. Pero nunca me compraría el DVD de esta película.
Junto a los actores de primera o “Cholillos” de tercera, tenemos el, no muy divertido, cameo de Ron Jeremy.
Dirige la cosilla esta, un tal Paul Tarnapol, que debuta tras las cámaras.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

INSTINTO BÁSICO 2: ADICCIÓN AL RIESGO

…Y  quince años después, llegó la secuela.
Recuerdo a la perfección la reacción que tuve cuando vi el póster de esta película: Nada más verlo, me descojoné. Porque, que en pleno 2006 veas en una marquesina un póster de “Instinto Básico 2”, es para descojonarse. Y luego, hasta que no he visto la película, consecuencia de haber visto la primera, no he vuelto a saber de ella. De hecho he conseguido una copia, no sin cierta dificultad.
Lo que yo no me explico es  qué les llevó a Mario Kassar y Andrew Vajna, en un fallido intento de resucitar la “Carolco” (rebautizada en esta ocasión, aunque con logotipo similar, como “C2”) el hacerlo con una secuela de una película que fue consecuencia de su momento. En 2006, ya ni dios se acordaba de “Instinto Básico”, y aunque Sharon Stone, con 48 años que tenía en esta película está más que apetecible (ahora con casi 60 está más apetecible todavía esta señora. Esta envejeciendo mejor que ninguna. Tiene retoques estéticos, si, pero aún así) ya no es el mito erótico que pudo ser en los noventa, por una mera cuestión de edad. Incluso, digamos que como reclamo publicitario tampoco era un aval. No arriesgaron mucho en la producción, no obstante. Les costó unos setenta millones de Dólares a los ingleses (que es de producción británica), una cantidad decente, pero no demasiado. Que sirviera al menos para recuperar en caso de que al público no le interesara. En 1995, sin duda hubiera sido un éxito.
 Pues significó un fracaso tan rotundo, que no he vuelto a ver ni un solo estreno más de esta “Carolco 2”. En los USA, país que tiene tantos millones de espectadores, con gustos tan variados, la película no recaudó nada. Estuvo en cartel tan solo 15 días porque la mayoría de los pases se suspendían porque no iba nadie a ver la película, o bien, se proyectaba para dos o tres espectadores a lo sumo.
En Europa fue algo mejor, sin ir más lejos, en españa congregó a 450.000 dignos espectadores del 2006, pero no fueron suficientes. En total recaudó 35 millones de dólares, con lo que las perdidas son más que patentes.
Y esto hubiera pasado aunque la película hubiera estado bien, aunque hubiera sido mejor que la de Verhoeven, porque, simplemente, en 2006 no tocaba otra película de “Instinto Básico”. Pero es que, encima, la película es más mala que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Y encima mojigata…. Verhoeven tuvo problemas con la suya porque era casi pornográfica. Aquí el sexo brilla por su ausencia. Le vemos las tetas a la Stone (dos pegotes de silicona) de refilón y a dios gracias.
No sabemos por qué, la escritora Catherine Tramell está en Londres, escribiendo y follándose a futbolistas drogados. En una de estas que, tienen un aparatoso accidente de coche en el que solo muere el futbolista que le acompaña, pero como en su vida ha sido tantas veces sospechosa de asesinato, la policía no se fía un pelo, por lo que empiezan a investigarla. El psicólogo de la policía, llega a la conclusión de que esta mujer es un peligro para el resto de los mortales, o como mínimo, para si misma porque es  “adicta al riesgo”, por lo que empieza un tratamiento con el doctor. Este se la folla, empieza a morir gente, y la escritora manipulará todo a su antojo para salir inocente. Una chorrada.
Se trata de una película totalmente incompetente, aburrida a más no poder, que en un alarde de originalidad repite todos los chascarrillos de la original – como por ejemplo lo de “Aquí no se puede fumar”- con el fin de lanzarle el guiño, pero que el publico no se da cuenta porque no se acuerda de la primera –Yo si, pero porque me he visto las dos seguidas- y además… ¡ni que fuera una comedia para que el repetir chascarrillos funcionase!
La resolución de la incomprensible trama es una absoluta tomadura de pelo.
Para colmo de males, si Catherin Tramell era un personaje seductor, con cierta clase y envuelta en un halo de misterio, en esta, por obra y gracia del espíritu santo se convierte en una vulgar fulana que seduce a su partenaire a base de decirle guarrerías: frases como “¿Sabes que me masturbo pensando en ti cuando te corres?”, “¿Cómo hago cuando te imaginas que me follas?” o “Como te gustaría correrte en mi boca”o "Yo tocarle el coño y chuparle la boca", salen del gaznate de Sharon Stone, cuando en la película original no tenía que tirar de marranadas para poner cachondo  a Michael Douglas (y al espectador) , lo que sumado a la edad de la actriz, se reduce a una vieja diciendo guarradas.
En fin, una mamarrachada mayúscula que hay que ver, pero solo en el caso de que se tenga algo de curiosidad, porque verla para entretenerse sería un craso error. Esto no hay un dios que lo aguante.
Dirige Michael Caton – Jones, mediocre director de estudio que tiene en su currículum cosillas como “Menphis Bell”, “Doc Hollywood” para lucimiento de Michael J. Fox, cuando este ya mostraba síntomas de decadencia o “El Chacal”. Tras “Instinto Básico 2: adicción al riesgo” trabaja solo en televisión.

lunes, 22 de septiembre de 2014

INSTINTO BÁSICO

“Instinto Básico” se ha ganado por derecho propio el título de clásico. La sensación cinematográfica de los noventa, me pilló siendo un confundido espectador de quince años, y claro, una película que había gustado a tantísimos espectadores, no podía dejar de gustarme a mí. Así que, sin saber muy bien hoy si me gustaba o no, hacía ver como que si. No obstante, el boom, como vino se fue, y pronto ya nadie se acordaba de “Instinto Básico”. La volví a ver con una opinión ya más formada y los gustos más definidos, y me pareció espantosa. Y ya nunca la volví a ver, hasta que en una reciente visita a una tienda de productos de segunda mano tenían un DVD de la película precintada por 20 céntimos. Así que, lógicamente, la adquirí. “Instinto Básico” tenía la ardua tarea de superar el paso del tiempo. Algo que para cualquier película noventera, es un absoluto reto. Por mi parte, tenía que enfrentarme a ella veinte años después, con la animadversión que me provocan las películas de los noventa –y más cuando hicieron tanto ruido como esta- teniendo a su favor, únicamente, que ya no tengo tantos prejuicios a la hora de ver una película, a pesar de todo.
Pues tras el visionado puedo decir que “Instinto Básico” ha superado con creces el paso del tiempo, y que vista hoy en día, no se trata de una grandísima película, pero pocas existen más entretenidas que esta. Con un tempo y una atmósfera rarísima, unos diálogos –eso si- algo idiotas, y sobretodo una iluminación soberbia que le otorga ese look que, una vez visto por primera vez, ya no se va de tu retina y que vas rememorando según vas viendo la película. Es como verla por enésima vez, pero dando la impresión de que sea la primera. Una sensación rara.
Ya saben; un “Thriller” en el que un policía de oscuro y reciente pasado, se ve inmerso en un caso de asesinato en el que la principal sospechosa es una escritora la cual, en una de sus novelas, describe con pelos y señales el asesinato que se acaba de cometer, por lo que es la principal sospechosa. Cuanto más avanza el caso, compañeros y psicóloga –a la que el poli se tira-  van complicando la cosa, y más se nos complica a nosotros, a la vez que se van dando pistas, falsas o no, para que el espectador saque sus conclusiones, mientras que el poli cae en una espiral de descarnado sexo con la sospechosa.
Una cosa simple pero efectiva, que como ya digo, se disfruta más en la actualidad, en parte por cierto sabor anejo que acompaña a la peli,  en parte porque la película es una máquina fabricada para combatir el aburrimiento.  Y es que detrás de ella está el mejor Paul Verhoeven, el de los primeros noventa, al que precedían un montón de éxitos en los ochenta (¿Hace falta que diga los títulos?).
Así que una película que recomiendo fervientemente, y que está claro que, al tiempo, será recordada con el paso de este. Aunque quizás es demasiado pronto para que se la reivindique.
La película fue un éxito mundial absolutamente rentable que en nuestro país congregó a 4.000.000 de espectadores y que se convirtió en un fenómeno social. Por aquél entonces, en cualquier parte se hablaba sobre “Instinto Básico”, en el cole, en el banco, en la compra… raro será cualquiera que no alquiló la película cuando esta salió en video, y más raro será cualquiera que no se haya masturbado, bien con las escenas sexuales protagonizadas por la Stone, como las protagonizadas por Jeanne Tripplehorn (que debutaba mostrándonos hasta las amígdalas).  Y bien merecido se tiene Sharon Stone el título de mito erótico, aunque, vista ahora la película, podamos comprobar que sus duros pechines son operados.
Buscando algo de info, doy con algunos datos curiosos, como los referentes a la versión final de la película. Verhoeven, presentó a la censura tres versiones distintas. ¿El motivo? Que cada vez que la presentaba se la clasificaban “X”, lo que afectaría absolutamente su carrera comercial. Finalmente supo darle el toque, en el corte final, para que resultase explosivamente erótica (a día de hoy, este erotismo es nada) y no una vulgar película pornográfica.
Así mismo, la elección de Michael Douglas como duro detective follador, papel que le viene que ni al pelo, no fue la primera. Hasta que se decidió a que Douglas interpretara el papel, se barajaron los nombres de Wesley Snipes, Bruce Willis, Charlie Sheen e incluso ¡Stallone! La verdad es que cualquiera de ellos da bien el papel. Aunque las caras de gusto y gemidos de placer que suelta el hijo de Kirk Douglas, creo que serían difíciles de superar por cualquiera de estos.
Por otro lado, el papel de Sharon Stone, tiene unos toques de homosexualismo.Vamos, que le da a las pollas, pero que también le da a los coños. Bien, pues este hecho insignificante puso en alerta a los diversos colectivos de lesbianas americanas, que tocando los huevos como los tocaron los maricones en “A la caza”, las liaron pardas porque decían que el personaje de la Stone, daba una mala imagen de ellas. Ya saben, fanatismos yankies.
La película ha dado pie a un montón del “exploitations” que, curiosamente, se han dado más dentro del mainstream  que dentro de la Serie B –o el cine italiano- aunque estos fueran imposibles remedos de esta, con repartos marcianísimos; por poner dos ejemplos, “Nunca hables con extraños” con Antonio Banderas y  Rebeca de Mornay, o “La marca del asesino” con James Belushi y Lorraine Bracco.
Y además la película contó con una absurda y tardía secuela, a la cual dedicaré mi próxima reseña.
Y en fin. Hay mogollón de info por ahí acerca de la película. Yo he reseñado aquí lo que más gracia me ha hecho, pero en cualquiera de los libros dedicados a la figura de Verhoeven se habla largo y tendido sobre ella, así como algún que otro libro dedicado por entero a la película, incluso, en nuestro país y en nuestro idioma.
Ha sido una buena experiencia el volver a verla.

domingo, 21 de septiembre de 2014

EXPERIMENTO MORTAL (DEATH WARMED-UP)

Dejando a un lado el caso "Hell Night", nos encontramos ante la película que más me ha costado poder ver a lo largo de mi miserable vida. Y no sería porque no me apeteciera. Desde que leí sobre ella por primera vez y calaran hondo en mi psique toda sus supuestas cualidades (que si extraña, que si gore, que si punk, que si defenestrada por un crítico de esos gacetilleros…), que la tenía en el punto de mira. Sin embargo, el juego de las confusiones y decepciones es largo y complejo, como el libro del amor mismo, veamos:
Mi primer intento lo di con "Señal de alarma". Cuando la alquilé en el video-club lo hice pensando que se trataba de "Death Warmed-Up". Mal.
Luego, logré agenciármela en formato de Beta (de ahí he sacado la caratula escaneada) -fue una sorpresa localizarla en vídeo, no tenía ni idea de que había llegado a nuestras tierras- pero al ponerla en el reproductor, resultó ser OTRA película totalmente distinta. Vamos, cinta defectuosa. Imaginaos mi careto.
Y luego tenemos la red. Tras muchos intentos de dar con ella sin éxito, cayeron en mis manos un "Experimento Mortal" que no era este, en realidad se trataba del típico subproducto made in Syfy Channel que compartía título español con la interfecta. Súmenle una versión supuestamente en idioma patrio que al ponerla, ya tumbado en la cama, cenando y dispuesto, resultó estar en italiano (cabreo al canto) hasta que, ¡¡oh, yes!!, mi buen amigo Alejandro me consiguió un ripeo del VHS español que, por fin, pude degustar hace unas noches.
Lo que nos lleva a la siguiente evidencia: Con tanto esfuerzo y tanto buscar, era muy difícil que mis expectativas no estuviesen al nivel de la estratosfera. ¿Logró "Death Warmed-Up" complacerme?. Errrr.... pos no. ¿Es culpa suya o mía?, errrr.... vamos a ello.
"Death Warmed-Up" cuenta con el honor de ser la primera película "exploitation" producida en Nueva Zelanda. De cuando Peter Jackson andaba comiéndose los mocos, básicamente. También cuenta la siguiente historia: Un mad doctor que experimenta con el cerebro tiene unos planes de lo más malévolos. Tanto, que ponen a su ayudante en su contra. Así pues, el mad doctor hipnotiza al hijo de aquel para que se lo cepille. El muchacho entra en casa y acribilla a sus padres, por lo que es encerrado en un manicomio. Años después sale curado y lo primero que hace es juntar a unos amigos e ir a la caza del mad doctor para vengarse. En todo este tiempo, el tipejo se ha instalado en una isla que ha convertido casi en un harén de experimentos fallidos y pueblerinos acojonados ante su temible poder. La cosa se complica cuando uno de los mentados mutantes se rebela y libera a un puñado de zombies que viven encerrados en una nevera. Vaya culebrón.
Más allá de su delirio probablemente involuntario (¿por qué el mad doctor deja vivo al chaval sabiendo que, tiempo después, podrá buscarle para tomarse la revancha?. O ese final tan absurdo), de su gore (tampoco tanto), de su look en 16mm (que es con lo que se rodó), de su estética de colorines, de su inadecuado humor racista (ojo al chiste del indio que regenta un colmado) y de su espíritu ochentoso (fue parida en 1984), "Death Warmed-Up" termina resultando total y completamente tonta. Sosa. No hay nada en ella que pueda decir que me haya llamado la atención... tal vez el grupo de jóvenes protagonistas, guapos, chulillos y que restriegan a sus hermosas jacas frente a los ojos de los pobres mutantes feos y que mola ver como, poco a poco, van cayendo bajo las garras de estos. O esa supuesta -muy cogida con pinzas- adscripción a cierto rollo punk, con unos créditos "a lá Sex Pistols", o algunos cachos del vestuario o la peluquería. "Death Warmed-Up" chupa de un puñado de películas previas, destacando tal vez algo de "Mad Max 2", pero poco bueno saca de ellas. Y, eso sí, mola mucho volver a encontrarse esos paisajes verdes tan característicos de su país productor y que, inevitablemente, recuerdan a "Mal Gusto".
El papá de "Death Warmed-Up" se llama David Blyth. Según he leído, permitió que el famoso showman/egomaníaco Alejandro Jodorowsky le leyera las cartas del Tarot. Visto el resultado, el Chileno le dijo que se dejara de chorradas y que pusiera toda su energía en rodar una nueva película, y Blyth le hizo caso, pariendo el film comentado. Cuando lo presentó al Festival de Sitges de la época, resulta que Jodorowsky era parte del  jurado, quien presionó para premiar la labor del neozolandés. ¿Curioso, eh?. Tras esto, Blyth se vio envuelto en la confección de “House 3/Horror Show”, pero no terminó de cuajar, así que siguió a lo suyo, rodando pelis, documentales y telefilms. Nada destacable salvo, quizás, sus más recientes aportaciones al horror y la fantasía, "Wound" en 2010 (que por lo visto es de lo más gráfica) y "Ghost Bride" en 2013. Tal vez intente verlas algún día.
En fin, muy decepcionado me quedé. Como mera y olvidable curiosidad exótica "Death Warmed-Up" tiene un pase, pero nada más.
¡¡Tanto rollo pa esto!!.

sábado, 20 de septiembre de 2014

BLANK GENERATION

Justo huyendo de las Alemanias, y antes de arrancar con su periodo como -frustrado- director de cine de terror, Ulli Lommel vivó un escueto sueño: Formar parte de la bohemia artística de Nueva York a finales de los 70, de la mano nada menos que de Andy Warhol. Rodó dos películas, back-to-back, de rollo "auteur" y con el famoso artista ¿albino? colaborando en escuetas intervenciones actoriles. La primera se tituló "Cocaine Cowboys" y para la banda sonora pudo contar con las canciones de "Richard Hell & The Voidoids", el legendario cantante/combo del punk original (el forjado en la Gran Manzana antes de que los Ingleses lo mangaran y se lo cargaran) de fascinante carrera (Músico, escritor, cineasta superochero y actor en cosas raras. No olvidemos que fue uno de los protagonistas del bizarro "Geek Maggot Bingo", obra del simpático poseur profesional Nick Zedd). Tanto le gustó su música a Lommel que pal siguiente proyecto decidió contar con él en tareas protagónicas. De hecho, lo tituló exactamente igual que uno de sus discos más míticos -así como una de sus canciones más emblemáticas-, "Blank Generation" (no confundir con el documental de Amos Poe, "The Blank Generation", a pesar de las evidentes e indiscutibles conexiones).
Richard Hell interpreta a un aspirante a estrella del (punk) rock llamado Billy. Un día, justo cuando se le presenta la oportunidad de despegar, conoce a una periodista francesa que le entrevista y termina perdidamente enamorado de ella. Lo que sigue es la crónica de una historia de "amor fou" en la que se aman, se gritan, se separan, se juntan, etc, etc. Billy, que es un calzonazos, abandona su carrera musical por ella, y vende todos los derechos de sus canciones. Pero entonces la gabacha, que tiene exabruptos imprevisibles, absurdos y exagerados, le manda al carajo y va al encuentro de... su otro novio, un acaudalado productor televisivo -interpretado por el mismo Ulli- obsesionado en entrevistar a -cómo no- Andy Warhol. Así las cosas, Billy retoma sus tareas musicales a pesar de lo mucho que le cuesta canturrear frente a una audiencia pasiva que no se toma la molestia de prestar atención a sus letras. Justo ahí, la francesita vuelve... pero se marcha de nuevo. Luego deja al productor germano para regresar con Billy, pero no del todo. Y entre esto y aquello, llegamos al "Fin". La verdad es que viéndola se te quitan las ganas de echarte novia (aunque al final ella paga por sus desplantes, lo que me parece muy bien y muy justo -y muy poco verosímil-).
Según leí, Richard Hell tiene un concepto muy negativo de "Blank Generation" y, especialmente, de su director, al que califica de "forma de vida rastrera". Alaba la fotografía -con razón- pero echa pestes del resto, y confiesa que si durante todo el metraje le vemos ausente y con cara de bobo, es porque decidió actuar así aposta. Pero a mí la peli no me ha parecido tan terrible, quizás porque esperaba un tocho acojonante y no lo es. Tengan en cuenta que la consumí justo al terminar un film previo que me decepcionó, que era muy tarde y que la vi en versión original con subtítulos en francés... y aún así, no tiré de avance rápido, no me cogió sueño, no me tembló la pierna y no me aburrí demasiado. Algo querrá decir todo eso, ¿no?.
Supongo que contribuyó al disfrute toda la parte dedicada a Richard Hell (que sale tocando varias veces. A lo largo de la banda sonora se escuchan como cuatro canciones suyas, tres de ellas se repiten hasta la saciedad) y a la escena del punk neoyorquino. Aparece el legendario "CBGB" que vemos desde dentro, desde fuera y desde atrás. (Por lo visto) aparece toda una leyenda del cine underground de los contornos como Eric Mitchell (y probablemente también asomen el careto más integrantes del mundillo, solo que no los reconozco). También tenemos a los "Voidoids" al completo, Robert Quine, Ivan Julian y Mark Bell/Marky Ramone. Y hay unos pocos punks que rajan de la escena británica ("Hablan de política en sus canciones", "Eso es una gilipollez"). Estamos en 1980, el punk neoyorquino lleva tiempo agonizando y en Inglaterra el boom del 77 ya ha dado paso a la época de las crestas y el imperdible con regusto "cartoon". A quien le mole todo eso, y ver el oscuro, sórdido pero extrañamente bonito Nueva York de la época, gozará.
Resulta gracioso que Andy Warhol aparezca en los créditos iniciales como el tercer actor de la película, cuando en realidad únicamente se marca un cameo de 10 minutos muy forzado, algo que no deja de formar parte de la mentalidad "exploitation" que Ulli Lommel desarrollaría no mucho más tarde. Merece destacarse también, como fricada, la notoria atención que se presta al formato vídeo, por entonces aún en pañales. La francesita se pasa toda la peli con un armatoste grabando todo lo que puede, y en lugar de dejarle a Richard Hell una nota para decirle que le abandona, le deja una cinta enorme -y de paso el equipo necesario para visionarla-. Otro momento curioso lo tenemos cuando esta misma pava sufre un escueto flashback, de esos que tienes antes de caer desde una azotea y toda tu vida pasa por delante de tus bonitos ojos, solo que en este caso se trata de escenas del mismo film visionado pero re-grabados de un televisor sin disimulo alguno. Me encanta. Y no olvidemos el asssurdo y regocijante momento en que Hell y la muchacha van en coche y discuten si ir a la playa o volver a la ciudad, al final ella se harta, estalla de modo muy desmedido, le roba el coche a él y se pira. Puro arte. ¡Ah! y que en los diálogos no falte un par de menciones a Jean-Luc Gordard, claro, de quien -muy probablemente- Lommel tomó buena nota para hacer su película.
Al reparto mencionado cabe añadir a la guapa pero sosa Carole Bouquet (que, justo tras la peli reseñada, saldría en "Solo para sus ojos", la de James Bond) e, inevitablemente, Suzanna Love, ex-mujer de Lommel, interpretando a una punkita con aspiraciones cinéfilas que rueda un largometraje con una cámara de Super 8 y se obsesiona luego en pasar lo filmado a 35mm. El mismo Ulli le dice que no lo haga, que eso podría acarrearle éxito y fama, lo que perjudicaría a su integridad. Un discurso parecido le hace la Bouquet a Hell con respecto a su música. No deja de ser divertido que Lommel andara tan obsesionado con la "integridad artística" viendo los derroteros por los que tiró su carrera justo después (si no lo digo reviento: Su nuevo film no es otra cosa que un regreso a los documentales "shock" de los 70, sobre el lado más bizarro de las Américas, se titula muy adecuadamente "Mondo Americana". Que le den un Oscar!!!).
Podría decir aquello de que "Blank Generation" es más interesante como documento histórico que como película... y algo de eso hay, pero la verdad es que como lo segundo se puede aguantá y está entre lo mejor de su señor director (lo que tampoco es muy difícil).

Gracias a Pere Koniec por el préstamo.

viernes, 19 de septiembre de 2014

EL CLON DE HITLER

Otro “Video home” de Christian González esta vez del todo descojonable por la descabellada propuesta que se le ha ocurrido a nuestro Mejicano favorito.
“El clon de Hitler”, parte de la base de que, durante la segunda guerra mundial, los nazis experimentaron con fetos humanos en busca de la inmortalidad del Führer, creando clones que esparcirían por todo el mundo. Así, que en algún lugar de México, uno de estos clones, es posible que haya nacido.  Así, nos vamos a un barrio conflictivo y veremos a un ya crecidito clon de Hitler, que se hace llamar Hitler, y que con su grupo de secuaces controla todo el sector de la droga por esos barrios de dios. Este Hitler se dedica a hacer el mal por ahí, mientras su esposa no cesa de denunciarle e intentar apartar a la hija de ambos de su lado.
La verdad es que se trata de una más de tantas películas “Video Home” de pandilleros al estilo de “La banda de los Panchitos” o “Drogadictos quemando chiva”. Lo único que en esta han tenido, con fines meramente comerciales, la gracia de inventarse esa trama sobre los clones de Hitler, y convertir al protagonista, un actor llamado “Iván el Ruso” en uno de esos clones. No se parece en nada. Se trata de un joven con melena rubia, repeinada hacia atrás, al que han vestido de cuero y le han colocado un par de Svásticas en la ropa ¡Que están mal hechas! ¡Están al revés! Y al que le ha colocado un bigotillo de Hitler ¡Pintado con betún!
Si el aspecto de nuestro protagonista fuera el de un negrata americano, la película sería exactamente igual, ya que es de rollo pandillero, no de rollo skin ni de temática nazi (algo común en las películas de cabezas rapadas Mexicanos. De muestra “Cabezas rapadas”, también de Christian González).
Por si esto fuera poco risible, a este clon de Hitler, le asignan una mujer y una hija. Pongamos que este muchacho tiene 24 años. Pues su mujer tendrá unos 45, y su hija unos 22. Y no se crean que se les caen los anillos con estas diferencias de edad… Todo esto sería lo más risible de la película, junto con el resto de absurdos esbirros traficantes que van con Hitler, porque por lo demás, se trata de una película densa y tediosa a más no poder, en la que se filma mucho paseito para rellenar, mucho tempo muerto y mucho diálogo. Y a rasgos generales, no pasa nada en la película. Así que, si, es malísima.
Sin embargo hay un par de aspectos que me han gustado mucho; mientras que hay escenas de interiores protagonizadas por los policías que quieren dar caza a Hitler, que se las ve del todo guionizadas y ensayadas, todas las escenas de exteriores son guerrilleras. Es decir, que se ponen a actuar con la gente de la calle delante mirando a cámara y con total impunidad. Impagable como la gente de la calle se queda anonadada mirando al muchacho vestido de Nazi, que con el brazo en alto grita ¡Aquí llegó Hitler! Por no hablar, de que, todos los diálogos filmados en exteriores son improvisados, en el mercado, la callejuela… allá donde pasen, y no solo se nota muchísimo, sino que muchas son las veces, a los actores les entra la risa, miran a cámara, y después continúan actuando porque el señor director no ha dado la voz de corten. ¡Y lo dejan en el montaje final! Pues por todo eso, y por ser una locura más del señor González, la película resulta fascinante, porque por lo demás, es un puto coñazo.
Pero está bien esa filosofía. Lo que importa en los “Vídeo home” es elegir un tema llamativo para el público Mexicano, rodarlo a toda prisa, y si hay tomas falsas… pues se dejan ¿Qué mas da? Total, la cinematografía Mexicana se sustenta gracias a estas mierdas, no a los estrenos de cine que cuestan mucho, y no dejan ni la mitad de beneficios que estas cosas.
Esta también está rodada en 16 mm. Como todo lo que hace este hombre, mejor o peor, siempre es muy curioso.

lunes, 15 de septiembre de 2014

LA MALDICIÓN DEL CUARENTA Y NUEVE

Tal y como va la cosa con el cine, se tiende a reivindicar los ochenta como la era dorada del video club. Sin embargo, con el DVD ya instaurado en nuestros hogares, nadie se acuerda de una segunda era dorara, relativamente reciente. Hoy un video club, es un capricho que se permite alguien cuya economía está saneada, un local casi excéntrico que no le reporta beneficios. Pero recién salido el DVD, los videoclubs fueron, al menos durante unos años, un negocio. Y eso generaba mercado.
Es por eso que a principios de la década pasada, con el nuevo sistema domestico para ver cine, pasó un poco lo que en los años ochenta. Aparecieron de debajo de las piedras montones de pequeñas distribuidoras que traían a los estantes, sus “Direct to vídeo”. De 2000 a 2009, más o menos, salieron al mercado montones de títulos destinados al ámbito del DVD, en su mayoría de terror. Pequeñas ponzoñas que hacían la visita al videoclub, sin duda, más deliciosa. Productoras como la “Nu Image” salen de este segundo boom del vídeo club, al igual que sellos ya desaparecidos como “Luna Nueva” o “Big Time” o… que se yo. Localizar estos DVDs a día de hoy en tiendas de segunda mano o en rastrillos, es un autentico placer para mí, porque bien es cierto que conseguir cualquier joya del VHS ochentero es relativamente fácil en Internet, debido a la nostalgia, el coleccionismo, e incluso, el esnobismo hay cientos de usuarios montando y ripeando esos títulos. En cambio, estos de la década de dos mil, si, se pueden encontrar en la red, pero por norma general, con más dificultad.
Esta introducción viene a cuento por que la película que paso a reseñarles (y la película, quizás, sea lo de menos) pertenece a los años de ese segundo boom, y está concebida como película para ser alquilada en aquellos casi extintos recintos, además de haberla adquirido recientemente y a un precio de risa en un rastrillo.
Se trata de un “Slasher” línea sobre natural –es decir que mantiene la estructura del “Slasher”, pero el asesino, al igual que Freddy Kruegger, no es un señor con máscara, sino un ente sobrenatural-  dirigido por un pequeño artesano de los efectos especiales que en este blog nos cae muy bien y que responde al  nombre de John Carl Buechler, creador de los “Ghoulies” y director de cosas como “Troll”, “Cellar Dweller” o “Viernes 13 Part. VII”, entre otras tantas.
La película en realidad es bastante malilla. Y es que como director, aún con la simpatía que despierta, el señor Buechler anda un poco justo.
Un grupo de parejas se reúnen en  unas desérticas colinas, con el fin de ir a buscar una mina de oro que, según las leyendas locales,  está escondida por esa zona.  Esto hace que despierten a un viejo espíritu del salvaje oeste, un minero que en su momento hizo un pacto con el diablo y que lanzó una maldición en la que, cualquiera que intentara llevarse su oro, sería castigado. Así que aparece para cargárselos de formas variopintas, aunque no por ello originales.
A un nivel global, cuando yo me pongo un “Slasher” videoclubero, se a lo que me expongo. Por eso soy permisivo con ellos. Esto es; todos los putos tópicos, largas y eternas conversaciones, tempos muertos, aburrimiento por doquier, todo ello salvable única y exclusivamente, por las cantidades de sangre que tengan los asesinatos.  Entonces, “La maldición del cuarenta y nueve”, tiene todo eso, pero además, los asesinatos son sosos, el asesino no tiene ningún carisma, ni es aterrador, ni hay excesiva sangre. Además cuesta horrores llegar al final, pero ¡Cojones! Me cae simpático el producto en su mera existencia.
Para rematar el nivel de “malísmo” de la película diré, que la mayoría  de esta transcurre de día (y no paran de hablar) y la ambientación es tan nula, que vemos el rostro del asesino todo el tiempo ¡Por el amor de dios, Jonh Carl, quita un par de foquitos, pídele al director de fotografía que ilumine menos el rostro… que se yo!
Pero, como ya les digo, al tratarse de un “Slasher” videoclubero comprendido en esta época, me cae simpatiquísimo, lo reivindico y me lo zampo entero con una sonrisa en la cara.
En cuanto al reparto, junto a los cuatro protagonistas puestos ahí para que “El del cuarenta y nueve” se los cargue, y esto dota a la película de mayor simpatía si cabe, tenemos un buen puñado de rostros conocidos del cine de género y de serie B americano, haciendo papeles secundarios, pero que son el guiño que Buechler lanza al aficionado que va a alquilar la película. Así, van circulando por la pantalla los rostros de Karen Black ( vista en  “Easy Rider”, “Aeropuerto 75”, “Pesadilla diabólica” o “Invasores de Marte), John Phillip Law ( “El viaje fantástico de Simbád”, “Noche en el tren del terror” o “Thunder III”), el fetiche de Rob Zombie, Richard Lynch (“Cromwell, rey de los bárbaros”, “Invasión U.S.A.” o “La venganza de los muñecos 2 –Puppet Master III”), Michael Kove (“Karate Kid”, “Rambo” o “Justicia Final”) o, interpretando al viejo minero fantásma, Vernon Wells (“Fortaleza infernal”, “Mad Max 2” o “El Chip prodigioso”). Ahí es nada.
Así que, tanto como recomendarla no, pero si decirles que le echen un vistacillos. John Carl Buechler, del que si me pongo aquí a citar las películas para las que ha hecho maquillajes o efectos especiales no termino nunca, siempre es una garantía de algo… No sabemos si bueno o malo, pero algo, eso seguro.

viernes, 12 de septiembre de 2014

SUPERNOVA

Posiblemente, una de las peores películas de la historia, no ya de nuestro cine, sino del cine mundial, sea esta “Supernova” concebida para conseguir montones de dinero a costa de la explotación fílmica de la conocida cantante Marta Sánchez, pero que supuso un fracaso y la muerte cinematográfica como actriz de la Sánchez, y de su director Juan Miñón.
Miñón, venía como director emergente del “Nuevo cine español”, pero que tras esta basura, solo rodó una película más –si no es esa pobre carrera posterior culpa de esta película, será por lo malo que era- y no se convirtió, afortunadamente, en una figura reconocible del cine español. Ahora, se marcó un gol en aquello del cine exótico. Pero no un gol que concediera la victoria, sino, un pequeño gol que consigue que años después se hable de él.
Para empezar, y aún siendo una película de los noventa, está rodada al estilo de los ochenta, los de Álvaro Sáenz de Heredia y, aunque Miñón decía inspirarse para esta película en el “Metropolis” de Fritz Lang, la verdad es que el resultado es más cercano al “Aquí huele a muerto… pues yo no he sido” del anteriormente citado, que de su supuesta inspiración.
Sin embargo, es una película sin subvenciones y pseudo independiente. En producción lo tenían claro; Le dijeron a Miñón que rodara rápido, gastando poco, pero haciéndolo parecer una súper producción, y así trincar la pasta lo antes posible. A finales de la década anterior, las películas para lucimiento de los “Hombres G”, habían sido un éxito. Marta Sánchez tenía el mismo nivel de popularidad que el conjunto pijo, por lo que la sola existencia de “Supernova”, ya tenía que dejar pingues beneficios. Sin embargo, el público es gilipollas, pero no tanto como los productores creen, y mientras que los “Hombres G” llevaban a millones de espectadores al cine, Marta Sánchez solo congregó 86.000. No creo que fuera culpa de ella, sencillamente, que la película apestaba a podrido desde el momento en que apareció anunciada en los medios. Fue una de las campañas publicitarias más potentes de 1993, pero las perdidas fueron tremendas.
 En una sociedad futurista, el Conde Nado (¡chiste de mierda!) está enamorado de la cantante “Fénix”. Con la ayuda de un retrasado obeso, secuestra a una científica, a la que obligará a fabricar un clon  de la cantante llamado “Supernova”, violento y  agresivo, que la suplantará en los conciertos y en la vida privada, así, el conde, podrá penetrar a “Fénix” y tener descendencia con ella. Pero entre un bombero deficiente y “Supernova” le girarán la tortilla al condenado conde Nado.
Para que se hagan una idea: El conde es Javier Gurruchaga, la científica Chus Lampreave y el bombero deficiente Gabino Diego.
Bien, Gurruchaga está haciendo de si mismo, completamente desatado y dando un recital de sobreactuación que es lo que se espera de él,  lo mismo con Lampreave, pero Gabino Diego, que es sorprendente comprobar como sobrevive dentro del cine español, hace aquí una actuación de vergüenza ajena. Y es que ciertamente, es un muy mal actor al que, en esta ocasión, se la ha dirigido muy por encima, por lo que tenemos aquí una cosa vergonzante. Mejor no hablar de eso que hace delante de la cámara Marta Sánchez, pero ella tiene excusa, ella no es actriz. Para compensar, amigos de las pajas, la Sánchez muestra sus famosas tetas, y es generosa con su anatomía todo el metraje. De hecho en su reciente visionado, he descubierto que Marta Sánchez, conocida por sus tetas, lo que tiene, es un portentoso culazo como pocos he visto yo en la gran pantalla.
Cerrando el “modo pajero”, pasaré a decir que la película es un absoluto despropósito, un claro ejemplo de la dejadez y la desidia más absoluta. A nadie, salvo a la Sánchez, le importaba un bledo esa película. Por eso la dirección es casi inexistente, el montaje es incomprensible, y la historia una chorrada. Cierto que la película es una pieza “Naïf” y con toques “Pulp”, pero eso no es cosa de Juan Miñón, es cosa de la casualidad. El ritmo es una autentica mierda. Cuando la película lleva veinte minutos de metraje, no solo se nos ha presentado mal a los personajes, sino que no sabemos nada de ellos, ni sabemos que es lo que va a pasar… ¡no se entiende un carajo! Luego, ya vemos que el personaje de Gurruchaga  ha creado un clon, y podemos intuir que ocurre y por qué derroteros va la cosa, pero nunca porque se nos explique bien. Luego la cosa va a trompicones con una colección de gags que no hacen ninguna gracia, unos personajes estúpidos y una serie de escenas que no aportan nada. Para colmo de males, una película concebida como lucimiento de una cantante, y tan solo hay un numerito musical, a medias, y no es de ninguna de las canciones famosas de “Olé, Olé” (grupo pop dónde militaba la Sánchez por aquellos años), si no de un a canción horrorosa, en Inglés, y creada en exclusiva para la película, por lo que imagino las caras de decepción de los primeros fans que se acercaran al cine a ver una película llena de vídeo clips de su cantante favorita (que es lo que realmente debía haber sido esta película) y encontrarse con esa mierda de película en la que no se entiende nada y dónde su ídolo –y todos los que aparecen en la película- parece ser retrasada mental.
Ahora, yo se que en los circulos  de cine “trash” de por estas tierras de dios se la reivindica, cosa que entiendo a medias, porque, basándose esa gente en que estas películas son ideales para verlas en parroquia con la finalidad de pitorrearse de ella, la verdad es que “Supernova”, no tiene ni una sola escena en la que el humor, ya sea voluntario o involuntario, nos haga esbozar, siquiera, una sonrisilla. Es una absoluta mierda de las gordas. Ahora, como digo siempre, hasta estas se merecen el visionado y que curioseemos por sus aguas pútridas y pantanosas.
Total, que fue un fracaso que no se esperaban ni el productor, ni el equipo de la película, ni mucho menos Marta Sánchez, que a día de hoy reniega absolutamente de esta película, pero que mientras que la rodaba, decía que “Es una película muy bien hecha y va a ser maravillosa”. Claro, que ver a día de hoy las entrevistas de la Sánchez, dejan en evidencia como anda de luces la artista. De hecho, por lo que fuera, no ha vuelto ha hacer nada para cine.
Iba a decir, que la estética futurista, el diseño de vestuario y demás, es bastante deudor de “Acción Mutante”, pero esta apreciación es errónea porque “Acción Mutante” se estrenó tres semanas después el mismo año, y “Supernova” comenzó su rodaje con anterioridad, lo que me lleva a esta otra apreciación. Tanto “Acción Mutante” como “Supernova” son dos películas de estética asquerosamente postmoderna y “noventera”.
Con todo, como curiosidad que es, hay que echarle un ojete (lo mio fue peor, fui a verla en su momento al cine “Palacio de la Música” en un pase en el que estaba, prácticamente, solo), e insisto en que merece la pena descubrir ese enorme, redondo y carnoso culo que tiene Marta Sánchez.

jueves, 11 de septiembre de 2014

LORD OF TEARS

A estas alturas, procuro desconfiar bastante cuando se estrena una nueva película de terror, aparentemente surgida de la nada, y la prensa especializada corre a calificarla como "La más terrorífica del año" o se dejan las pestañas para explicarnos el mucho miedito que da. Sin embargo, el fan del cine fantástico que hay en mí, y que ocupa un tanto por ciento muy generoso, en su apasionamiento incontrolado es casi como un niño y, en el fondo, ante noticias como esas se le/me dispara la adrenalina. Sí amigos, todavía logro sentir ilusión por estas movidas, por ver nuevos títulos adscritos al género de mis amores y esperar de ellos lo que más adoro en un horror film: Miedo. Me encanta el gore, no lo duden, pero me encanta más sentir escalofríos (ya que pa eso se inventó este tipo de cine, digo yo). Y ante panoramas como el descrito no puedo evitar acumular moderadas expectativas. Sensación esta que se acrecienta si, encima, el mentado film tiene genuina pinta de ser lo que dicen que es. Y "Lord of Tears" tenía todas las de ganar: producción independiente de origen británico, repleta de imágenes tan bonitas como siniestras y protagonizada por un tipo de mediana edad de aspecto desoladoramente corriente. Sin adolescentes guaperas, chicas rubias con tops bien ceñidos, asesino enmascarado, humor o una insufrible cascada de referencias y guiños post-modernos. Pintaba bien.
Y es que, además, el método promocional que se habían inventado tenía su gracia: Un individuo se disfrazaba del "monstruo" de la película (el "Owl man" u "Hombre Búho", cuyo look recuerda bastante -inevitablemente- al del psycho killer de "Aquarius") y se escondía entre las paredes de viejos caserones a los que solían acudir pazguatos aficionados a la parapsicología en busca de fantasmas. Claro, en plena caminata por las ruinas aparecía el bicho y las potenciales víctimas... pues imagínenselo, echaban la primera papilla por el culo. Reacciones de genuino terror tan graciosas como impactantes. Todo ello grabado con cámaras ocultas y difundido por la red (pueden localizar los vídeos resultantes en youtube). ¿Cómo no iba a tener yo ganas de ver "Lord of Tears"?. Inevitable.
Un pipolo de lo más gris recibe un tétrico caserón como herencia familiar. En una carta post-mortem su madre le dice que no se le ocurra ir, que allí, siendo chaval, se volvió medio loco tras ver varias veces a un supuesto hombre con cabeza de búho rondando por las cercanías. Como era de esperar -o eso, o nos quedamos sin película- el tipo no hace ni puto caso y decide instalarse en el lugar, dispuesto a desentrañar el misterio de lo ocurrido durante su infancia. Le ayudará una vecinita con la que comenzará a surgir el amour.
Lo mejor que podemos decir de "Lord of Tears" es que gasta una fotografía preciosa. De verdad, posee algunas imágenes -sobre todo de orden paisajista- muy muy bonitas. Impresionantes. Además, toda ella es lúgubre y de colores apagados, elementos –sesuponeque- infalibles para parir una atmósfera inquietante. Sin embargo, que el envoltorio de un regalo sea la hoxtia, no garantiza que lo de dentro esté a la altura. Por lo demás, la peli hace aguas... y de qué manera.
Tal vez su punto más flojo sean los actores. Sí, ya, no es algo en lo que me suela fijar, pero es que los dos protagonistas son terriblemente limitados. Muy muy mediocres. Y claro, en una peli de terror cutre y cafre eso no molesta, pero en una con aspiraciones tan altas como aquesta, es algo que no solo canta un huevo, es que duele y se carga todo el conjunto. Ninguno desprende el más mínimo carisma. De hecho, resultan totalmente irritantes (especialmente ella, perfectamente jostiable), hasta el punto de que te molesta verlos en pantalla. No creas ningún vínculo emocional con ellos, una estocada mortal cuando hablamos de escalofríos. El truco para que una peli de miedo lo dé, son los actores. Si estos tienen el suficiente talento como para resultarnos creíbles, cercanos y humanos, cuando comiencen a pasarlo putas, nosotros lo pasaremos putas con ellos. Algo imposible con intérpretes malos. "Lord of Tears" es la prueba fehaciente de tan certera teoría. Resumiendo, no da NI PIZCA de acojone. Ni tan siquiera crea inquietud. Nada, cero.
El otro problema que le veo está en sus notables pretensiones, que son muchas. Su director con cara de retarded, Lawrie Brewster, convencido por su nacionalidad de que vuela más alto que los yankees, su cine feriante y el terror tontuno y efectista, pretende parir una película tan sobria, tan elegante, tan preciosista, tan poética y tan fisna ella que, en fin, termina cargándola, sobresaturándola de mala manera, hasta el punto de resultar empalagosa e inhumana. Siempre habrá el típico idiota -que los hay- que caerá en la trampa, se dejará cegar por los árboles y soltará aquello de "Oh, qué compleja y bonita, cuanta clase, que lejos está del burdo horror adolescente, bla, bla, bla". Nada, ni caso.
Además, y aunque suene raro escrito por mí, su look digital molesta. En serio. Tal vez es que no case con su estética, pero hay algo en esas imágenes tan claras y mortecinas que, en fin, perjudica muchísimo. No sé, quizás por su espíritu gótico y clasicista le hubiesen sentado mejor los 16mm. Y en blanco y negro. Pero así, sumándole las infra-interpretaciones, casi parece una peli amateur que lucha -inútilmente- por aparentar ser algo más (lo que en mi pueblo llamamos un aborrecible "quieroynopuedo").
Hay momentos que rozan el ridículo. Mi favorito es un baile a cámara -más o menos- lenta que se marca la chica por el salón de la casa mientras el chico mira, a base de bonitas piruetas y elegante música orquestal. Es un poco largo pero dices, "Bueno, vale, al menos lo intentan". Termina, nos ofrecen 2 o 3 minutos de trama y lo siguiente que vemos es... casi lo mismo, solo que ahora situado en una piscina y cambiando la música orquestal por una molesta e inadecuada canción tecno-pop. Más cámara lenta, más planos de la chica en plan sensual, etc, etc… y dices, "¡Anda cha!".
No hay cosa más detestable que una película de terror pretenciosa incapaz de estar a la altura. A todo lo narrado hay que sumarle un puñado de molestas visiones/pesadillas -con sus inevitables imágenes aceleradas-, una trama supuestamente compleja pero que al final es más de lo mismo, elementos dramáticos que no funcionan
y una historia de amor altamente risible (material delicadísimo si no lo ejecutas como dios manda, miren "The Room" como ejemplo). El bicho, el "Owl man", poca cosa hace más allá de pasearse por el bosque y soltar parrafadas poéticas y profundas (dicho de otra manera, la campaña arriba mentada resulta del todo engañosa, ya que basa su impacto en el monstruo de marras, como si este tuviera verdadero protagonismo en el film, o fuese el elemento horrorífico que lo arrastra. Falso. Una publicidad que apuesta por el populismo cuando el producto que promociona tiene aspiraciones mucho más elitistas). Y los momentos de supuesto miedo, que se apoyan en mostrarnos el fantasma de una chica, se alargan tanto y tanto (al director le debería encantar la caracterización de la actriz, porque es que le dedica incontables planos caminando hacia cámara poniendo caras raras) que terminan cansando y carecen de toda efectividad.
Resumiendo: Un coñazo tremendo, aburridísimo. Y otra decepción terrible para mi cándida alma. De hecho, cuando llevaba ya una hora de metraje (y cuidao, que la puta dura 100 minutos) comencé a echar de menos a los adolescentes guaperas, las chicas rubias con tops bien ceñidos, al asesino enmascarado, el humor y la insufrible cascada de referencias y guiños post-modernos.
Que vida más dura esta, compañeros.

Gracias a Alejandro por pasármela.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

24 CUADROS DE TERROR

En “Malas pero divertidas”, ya hablé sobre Christian González, director de esto, en la reseña de la crudísima “La mataviejitas: Asesina serial”. Un director que me cae bien, que arremete (como casi cualquier director de género) contra las escuelas de cine, y que diciendo Tarantino (¡Como no!) que González es una de sus influencias, este responde cagándose en él, y en Robert Rodríguez. Dice que cuando ve “Machete” y se echa a reír, y que sus películas si son crudas, y no las de estos dos gringos cuyos fans son pijos de buena familia. Al respecto, dice, también, que sus seguidores son carniceros, obreros de la construcción y algún que otro coleccionista. Gente dura, y no como los fans de Tarantino. Ole sus cojones.
Se trata del director con más “haters” por metro cuadrado de México. Mismamente, esta “24 cuadros de terror” es un ejemplo de ello, a poco que se navegue por Internet. La película  está rodada con algo parecido al 16 mm. (incluso puede que sea vídeo falseado, no lo se), pero está rodada con total descuido, prácticamente en interiores, con tres o cuatro actores y es de factura totalmente amateur. Logra estrenarse en cines –recordemos que González es uno de los abanderados del “Vídeo Home”- y solo esto es motivo para que el público se le eche encima, diciendo que la película es un fraude y que seguro que se ha estrenado para ocultar, váyase usted a saber que trapos sucios.
A lo que González responde rodando más películas. Todas una fulaña, claro… pero aún así, el tipo no se da cuenta: “No por ser “Vídeo Home”, hay que rodarlas de mala manera” dijo en una entrevista. A mí, lógicamente, me fascina. ¿Qué es lo que pasa? Lo de siempre. Que mola mucho el individuo, el concepto, las maneras… pero luego enfrentarse a sus películas es una ardua taréa. Y aunque con González he tenido tragaderas digeribles, esta película, a priori la que más atractiva pinta de su filmografía reciente, me ha costado horrores verla entera.
La idea inicial es buena hasta para una película mainstream:
Un asesino en serie, filma sus asesinatos de manera estética, y acumula las cintas. Un buen día contrata a una montadora de cortometrajes –cuyo novio es director de cortos de terror ¡y la maltrata!- que tras la oferta de este individuo, cree que va a montar un largometraje, así que accede a este trabajo de buena gana. Pronto, al empezar a montar, se dará cuenta de que lo que está montando es una película snuff, y cuando intenta escapar, ya es demasiado tarde, porque el asesino quiere acabar su película y para ello, ella es imprescindible.
No está mal el argumento. Solo que González es muy manazas, la película muy pobre, y los actores malísimos, por lo que  al final es todo un puto coñazo, aburrimiento y desdén por los cuatro costados. Lo que es una autentica pena.
No obstante, hay que decir, que si Christian González tiene sus detractores,  también tiene apasionados fans (Tarantino, como he dicho antes, entre ellos) y estos le defienden, ciegamente y con mucha estupidez por su parte, llegando a decir que esta peliculilla, este pequeño ñordo, tiene momentos de gran cine a los Carpenter, a lo Argento, a lo Miike… vamos a la creme de la creme. Vamos, a mi me parece bien que este señor te caiga bien, que te haga gracia ver sus películas e incluso que te gusten por los motivos que sean, pero cojones, no me compares esto que puede hacer cualquier retrasado con su cámara de vídeo, con ninguno de esos. Y mira que Miike no me mola, y que hasta Argento o Carpenter han rodado sus mierdas… pero endiosar así de esa manera, tampoco es. ¡Puto México chingón!
Mala hasta decir basta, no obstante la recomiendo como curiosidad, porque yo se que entre nuestros lectores hay carniceros, obreros de la construcción y hasta algún que otro coleccionista, y ese es el público de González.
Mucho mejor –no mucho- estaba “Cabezas Rapadas”.

lunes, 8 de septiembre de 2014

LOVELACE

Pasa el tiempo y el anunciado biopic sobre Linda Lovelace – actriz porno que se hizo súper popular comiéndose pollas en la película porno “Garganta Profunda”- se estrena en los USA, sin hacer excesivo ruido. Y acaba saliendo en DVD, y en españa, ni rastro de ella. Suerte que tenemos las descargas ilegales.
Y cuando una de estas películas no termina de llegar a españa, malo. Siempre suele ser porque son una puta mierda. Y al comenzar el visionado y ver ese logotipo de “Milleniun Films” (ya saben, “Nu Image”) hace presagiar que lo que vamos a ver, no es ese producto mainstream de dos horas y media que esta historia pedía a gritos, y que por otro lado, muy ingenuamente, yo esperaba. Y efectivamente, “Lovelace” es ese tipo de biopic funcional que omite montones de cosas, que suaviza los acontecimientos y que convierte a Linda Lovelace, más tonta y ávida de dinero que otra cosa, en martir y santa, cuando la única verdad, independientemente de lo que ocurriese con su marido maltratador, es que le gustaba la fama más que a un tonto un lápiz, y que se hizo famosa por ser la primera que se comía una polla hasta los huevos delante de una cámara. Cuando ya comerse una polla entera no era una cosa exclusiva, entonces se reconvirtió al cristianismo y luchó contra la pornografía hasta las últimas consecuencias (yo creo que como medio de vida finalmente). Pero claro,  Harry Reems ya se había corrido en su cara, y ella se había relamido cuando le dio por luchar contra lo que le había reportado la fama. “Quien vea la película está presenciando mi violación” Muy exagerado todo.
Bien, pues de todo eso la película habla por encima. Su reconversión  al cristianismo extremo se omite,  su lucha contra la pornografía se resuelve en los minutos finales, y la película tiene el infortunio de contarnos la historia dos veces. Esta se centra en el periodo comprendido desde la adolescencia hasta el estrellato de la actriz: por un lado nos cuenta como fue esta historia desde el punto de vista popular, lo que la gente conoció acerca de la actriz y la película que le dio la fama, y una vez llegada su noche de gloria en el pase privado de “Garganta profunda” que dio el magnate Hugh Hefner para famosos y demás, la película retrocede en el tiempo para contarnos lo mismo pero desde el punto de vista de Linda Lovelace, lo que se resume en paliza tras paliza que le propinaba su marido Chuck Traynor, que además, la prostituía siempre que podía.
Esto hace a la película tremendamente reiterativa y  convierte la funcionalidad que pretende tener en una falta de ritmo más o menos palpable, que hace que la cosa decaiga. Pero al final la película con una hora y veinte de duración se ve tranquilamente, sin estridencias de ningún tipo, ni trasgresión alguna. Así que la mayor pega que le pongo, es que, en mi opinión, habría que haberle echado más pasta a esta producción. Luego ya, le falta un poco de mala baba al asunto, y por otro lado, el casting no me parece muy acertado porque ¡¡¡Es todo el mundo muy guapo!!! Y  hay que recordar que la gente implicada en  “Garganta Profunda” era toda bastante fea. La Lovelace, se comía las pollas como si hubiera nacido para ello,  pero era más bien feúcha, de dientes pochos yde físico más bien discreto. Y Harry Reems, parecía Bigote Arrocet. Aquí, hasta Gerard Damiano es guapo.
En resumidas cuentas, es un biopic, estos siempre son agradecidos (si lo era hasta el telefilme sobre Anne Nicole Smith…), y se ve perfectamente, pero es demasiado televisivo, demasiado plano y demasiado blanco y políticamente correcto.
Las estrellas de la película, Amanda Seyfried  (“Caperucita Roja: ¿A quién tienes miedo?”, “La gran boda”) como Linda Lovelace,  Peter Sarsgaard  (“Linterna Verde”, “La llave del mal”) como Chuck Traynor, Hank Azaria ( “Los Pitufos”, “Godzilla (1998)”) como Gerard Damiano, James Franco como Hugh Hefner , secundados por gente como Wes Bentley, Eric Roberts, Cloe Sevigni, Juno Temple, Robert Patrick o Sharon Stone.
Los directores son Rob Epstein y Jeffrey Friedman, que no han rodado nada que yo haya podido ver o que me haya podido interesar.
No obstante, si quieren saber bien, bien la historia de esta actriz y de la película que estuvo a punto de llamarse “El Tragasables”, es mucho mejor ver el documental “Inside Deep Throat” donde se ahonda en todo el asunto, y en la vida de Linda Lovelace y todos los implicados en la película, de manera sobervia.

sábado, 6 de septiembre de 2014

SOCIETY

Por extraño que suene, "Society" es una película incluso con cierta reputación entre el "fandom". Claro que cuando hablo de "fandom", me refiero a la generación crecida y educada durante el apestoso boom de los apestosos 90´s. De ahí que cuando mantengo charlas amigables con especímenes de esa clase, en cuanto a nuestros títulos favoritos del género por el que compartimos amor e interés, "Society" es siempre uno de los que más chirrían (y no me sean quisquillosos, que fue parida en 1989). Ellos le ven algo especial, yo no. El caso es que hace unas noches decidí darle una nueva oportunidad, tras años de tenerla metida en el más lúgubre calabozo de mi pequeño y bulboso cerebro. Pasar por semejante experiencia ha inspirado el siguiente aporreamiento teclil.
A pesar de su condición de triunfador y su atractivo físico, Billy es infeliz, se siente a disgusto con su familia, a la que ve hacer cosas tan raras como practicar aparente incesto o deformar sus cuerpos cual plastilina. Pero, ¿es él que pasa una crisis existencial o hay algo de verdad en ello?. Con la ayuda de algún que otro amigo se decidirá a desentrañar el misterio, aunque le conlleve un susto de los gordos... y no cabe ninguna duda de que se lo llevará, uno de bien pringoso.
Bien, partamos de la base que mientras considero a Brian Yuzna un buen productor (como demostró en sus primeras colaboraciones con Stuart Gordon), como director me parece un patata. Las únicas pelis suyas que tolero son "El dentista" (donde, no porque si, volvía a colaborar con Gordon) y su capítulo en la antología "Necronomicón". ¿El resto?, alimento pa las focas. Especialmente esas horrendas secuelas - 2 y 3- de "Re-Animator" y toda su trayectoria por las Españas junto a aquella casa de putas y drogas que fue la "Fantastic Fucktory". Y "Society" no me hará cambiar de opinión, amigos y amigas.
Está claro que pa debutar en la dirección el muchacho quería epatar, sorprender con algo diferente, algo que guardara ciertos vínculos con el espíritu gamberril y provocador de sus primeras colaboraciones con su amigo el gordo(n), de ahí que en lugar de parir una de terror al uso, o algo fácilmente etiquetable, apostó por un film aparentemente distinto, raro, un perro verde, una cosa que arranca como thriller, como fábula de suspense, y termina de modo grotesco y chocante. Podemos llamarla comedia, podemos llamarla horror, podemos llamarla de muchas maneras pero de ninguna en concreto. Ese es el espíritu de las obras que rompen, que no se acomodan, que destruyen conceptos. Yuzna contaba con los ingredientes necesarios, pero fue incapaz de mezclaros y cocinarlos debidamente. Más allá de sus cuatro aspectos delirantes, el 80% de "Society" se desarrolla como un puto telefilm, plano, insípido, sin alma, tanto estética como narrativamente. Y si la supuesta transgresión reside en echar mano de la cansina cantinela de “los-ricos-son-malos-los-pobres-son-güenos”, pues apaga y vámonos. ¿Por qué siempre se raja tanto de la gente adinerada cuando, al final, todos soñamos con estar en su privilegiada posición?. Ridículo.
Otro problema que tiene "Society" está en su estructura. Es decir, nos tragamos hasta 75 minutos de exposición, para que al llegar al final, ¡PAF!, nos llevemos la sorpresa, el despliegue de grotesquerías y efectos especiales (tampoco demasiado logrados). Claro, eso, en formato corto, o como parte de una serie de historias fantásticas o un largometraje compuesto de distintos capítulos (o un chiste), pues estaría bien, pero en un largometraje, la cosa se hace pesada y te deja con la sensación de "¿Tanto rollo pa esto?".
En cuanto al personal implicado que compartió creación y esnifamientos con Yuzna, no hay mucho donde rascar. Por encima de todos destaca Screaming Mad George, hombre de trucajes con pasado punko (su curiosa banda se llamaba "The Mad") que durante los 90 se erigió como el especialista en cosas raras y grotescas. Incluso solía destacársele en ese sentido allá ande metía la zarpa, caso de este "Society", donde sus efectos son pomposamente calificados de "surrealists". Y es que de eso iba el amigo George, de surrealista o, lo que es lo mismo, de -mal- imitador de Dalí. Esa supuesta capacidad le hizo destacar y -como no podía ser de otra manera- le convirtió en un genio con fecha de caducidad. Naturalmente, a poco que dejamos atrás el deprimente terror noventero, Screaming Mad George desapareció del mapa. Vamos, no fue más que una mini-moda pasajera... aunque antes tuvo tiempo incluso de co-dirigir esta cosa. Actualmente rula por facebook y se auto-denomina "animator". A nivel Imdbero no consta que haya hecho nada desde el 2005 pero, ¿quién sabe?, igual se apartó de la industria y hoy se limita a gozar de sus capacidades sin presiones laborales. O no. ¡Yo que sé!... tampoco es que me importe mucho, la verdad.
En cuanto al reparto, tenemos a Heidi Kozak, de la que ya hemos hablado con anterioridad por su participación en films como el séptimo "Viernes 13" y el segundo "Slumber Party Massacre". Y merece la pena destacar el rol que se marca Pamela Matheson como "madre rara sobremaquillada adicta a comer pelo ajeno" cual ejemplo de otro de esos elementos locos y delirantes que Yuzna metió en su película para hacerla automáticamente de culto pero que, como decía -y no me cansaré de hacerlo- no sirvió pa nada, quedándose básicamente en un gag tonto.
Me he devaneado mucho los sesos buscando la palabra adecuada para definir a "Society" y la única que me viene es la de ABURRIDA. ¿Hay algo peor?.

viernes, 5 de septiembre de 2014

EL DIA DEL PRESIDENTE

El debut de Pedro Ruiz, en la pantalla grande como actor y como director, es este “El día del presidente” de 1979, que además, está basada en una novela del propio Pedro Ruiz. Yo me lo guiso, yo me lo como. Además que en aquella época no se le odiaba tanto como ahora, así que en su momento, hay quien tuvo, incluso, en estima a esta película, en la que su cara apenas sale de plano.
En ella interpreta al presidente del Gobierno. Cualquiera diría que interpreta a Suárez, pero Pedro Ruiz siempre ha insistido en que no, que no se trataba ni de una parodia ni de una inspiración, sino, más bien, de un personaje ficticio.
El caso es que el presidente está preparando un discurso que dará en la noche, que irá variando en medida  que tiene que lidiar con los que mandan de verdad, es decir, que durante esas 24 horas en las que transcurre la película, el presidente tendrá que agradar los deseos de la oposición, presidentes extranjeros, el clero, los maricones y las presiones que todos estos ejercen sobre él, lo que le llevarán, finalmente, a dimitir. Eso si, por el camino le da tiempo a echar un polvo.
La película transcurre casi en su totalidad en un despacho, por lo que huelga decir, que estamos ante una película aburrida y pretenciosa, cuyo única finalidad es la de ensalzar el ego de Pedro Ruiz. Pero seamos serios; si Ruiz es un gran cómico y un solvente actor, como director es discretito y como creador, la verdad es, que tiene un talento un tanto limitado.
El coñazo este, que finalmente, y aún vendido como disparatada comedia (que eso si sería la posterior “El Gran Mogollón”) en realidad sería un melodrama social al que se le han introducido unas gotas de sátira, metáforas, que no se le dan bien a Ruiz, dobles lecturas y un poquito de humor para justificar el tono de comedia que ha de vender la película. No picaron. Congregó en cines poco más de 200.000 espectadores.
Lo curioso es lo corta que es la carrera cinematográfica de Pedro Ruiz y lo ligada que está a la política. Pero no contento con los derroteros que llevaba como cómico y /o actor (recordemos que fue nominado al goya por “Moros y Cristianos”de Berlanga), pronto se recicló en controvertido entrevistador, ganándose las repulsas del respetable por la cantidad de  chorradas y petulancias que salían de su boca. Todo ello siendo, insisto, bastante limitadito como entertainment. Deudor de Lenny Bruce, decía que era…
Acompañando de refilón algún plano que otro, tenemos junto a Ruiz en el reparto a Pilar Bardem, Andrés Resino, Verónica Miriel y AntonioGamero.
Mala.