miércoles, 29 de septiembre de 2021

EL BAÚL DE TÍO VICENTE - 14 (Y FINAL)

Llegamos al final de esta subsección. No van a tener que sufrir más los recortes extraídos de la revista "Shows" que tantos momentos regocijantes, entrañables, irritantes y nostálgicos nos han hecho pasar todas estas semanas.
Y chapamos a lo grande, rejuntando en un montoncito aquellas tonteridas que, al no tener prestancia suficiente como para dedicarles una entrada exclusiva, las vomitamos aquí, juntas y revueltas, asaco, y ustedes las disfrutan si quieren o no... allá cada uno. Total, solo son tres.



Siempre mola ver a Clint Eastwood empuñando la Magnum 44.
Y si, además, le ponemos encima la palabra "Vídeo", entonces la cosa
es ya pa chuparse los dedos.



Resulta altamente curioso descubrir que Dino De Laurentiis
estuvo a puntito de producir "2013: Rescate en L.A.", pero finalmente
no ocurrió. ¿Habría sido mejor película de haberse materializado
 tal asociación (teniendo en cuenta lo muuuuy flojita que es)?
Permitan que lo dude.


Y lo mejor, para el final. Una imagen que despertará
muchas agradables sensaciones... y algunas erecciones. ¿Cómo no alucinar
ante una Sabrina en pleno apogeo? ¿de cuando más rica estaba? ¿Y EN COLOR?
Que se lo digan a los dos mastuerzos que posan, babeantes, junto
a los encantos (los increíbles encantos) de la italiana.
Cagüendios, ¡¡y que imposible resultaría hoy día repetir un fenómeno
así con lo de pureta, atontao y feministoide que se ha vuelto todo!!

Griten todos al unísono: ¡Adiooooos tío Vicenteeee!

lunes, 27 de septiembre de 2021

THE AMITYVILLE EXORCISM

Desde que murió su hermano John, Mark Polonia viene realizando, de manera imparable, una media de dos a tres películas por año, todas de género, todas para ser distribuidas directas a video (y ahora a plataformas digitales) y todas con una seña de identidad genuina; el amateurismo más feroz.
Dudo que Polonia se forre con esto, pero ha de irle bien porque es un no parar. De hecho funciona porque sus películas tratan de aprovechar cierto tirón de ciertas franquicias libres de derechos (es decir, pelis de tiburones, de exorcismos, sasquatchs u hombres lobo) cuya imagen pueda utilizar a su antojo. La cosa consiste en emular a infraproductoras de la calaña de The Asylum o Tomcat Films, y canibalizar éxitos de renombre. Y Polonia lo hace cámara de vídeo casera en ristre y aprovechando todos los filtros y efectos incluidos por defecto en los programas de edición que utiliza.
Claro, si a uno le pilla de nuevas, estos modus operandi de Polonia pueden llegar a resultarle graciosos e incluso interesantes, pero a mí me pilla ya mayor, curtido en mil batallas y habiendo saciado años atrás la curiosidad suscitada por el particular universo de los Polonia. Pero de vez en cuando, hago una excursión.
En esta ocasión Mark factura esta producción de la mano de su nueva marca, Polonia Bros Entertainment. Y todo queda en familia puesto que su hijo, Anthony Polonia, está metido en el ajo haciendo los artesanales y sencillos efectos especiales de sus películas, haciendo de actor, cogiendo la cámara o cualquiera que sea la tarea que le encargue su padre.
Así, entre un montón de películas amateur con distribución, llegamos a esta “The Amityville Exorcism” que mata dos pájaros de un tiro; Amityville no es una marca, sino una villa de Nueva York, por lo tanto se puede utilizar el nombre con total libertad del mismo modo que las palabras “exorcista” y “exorcismo” tampoco están sujetas a ningún tipo de derechos. Pues hagamos una película de exorcismos en Amityville, pensaría Polonia. Con el título fardón, lo siguiente es acompañarlo con una carátula que de el pego y que resulte tan terrorífica como la que nos ocupa. Así ya tiene el 90% del trabajo hecho. Con ese poster, sin duda va a vender la película, que el fandom del cine de terror en USA va a comprar sin pestañear. Y luego ya, la película es lo de menos.
Lo que está claro es que, todas las ganas que tenía Mark en sus inicios, cuando grababa sus películas junto a su hermano John, han desaparecido completamente. Él ahora se toma el hacer cine como un trabajo y graba con el piloto automático, con lo que todo lo bueno que pudiera tener el cine de los Polonia hace tiempo que desapareció. Lo único que se cuida de que esas películas tengan ese aspecto amateur que es lo que las caracteriza y lo que, supongo, andan buscando sus seguidores.
Así, la trama se centra en una casa en Amityville (una casa cualquiera, ni se han molestado en adecentarla para que parezca la mítica de la saga que se pretende expoliar y de la que ya hay cerca de 22 títulos entre los oficiales y no oficiales) en la que residen un padre maltratador y alcohólico que se lleva fatal con su hija. Entre trifulca y trifulca, este descubrirá que esta está poseída por un demonio, por lo que contactará con un cura que, aunque tiene aún más pinta de alcohólico que él, no lo es. Este cura se tomará muy a pecho el exorcismo de esta muchacha ya que, por lo visto, el demonio que alberga en su interior, tiempo atrás mató a su hermano. Este demonio venía transportado de la casa original de Amityville ¡¡En un cargamento de madera!! Por eso ahora está en la casa de esta gente. La película se desarrollará entre diálogos interminables en cuyo montaje no se solapa el audio ni una vez, malas interpretaciones, efectos de maquillaje absolutamente caseros y un señor disfrazado con túnica del todo a 100 y máscara de los bazares chinos que dice ser el demonio. Hablan, deliran… y al final tiene lugar el exorcismo. Tan mala que, bueno, alguna risilla acaba uno echándose, pero sin más. Pero es muy triste por que es el amateurismo monetizado, hecho sin pasión, sin gracia… cosa esta paradójica que no deja de llamarme la atención; alguien consiguiendo sacarle rendimiento a sus películas caseras. En verdad los Polonia lo llevan haciendo desde el principio, pero esto ya es una corporación mercantil.
Poco más… denle al play si les come la curiosidad.
Por otro lado, hace un rato acabo de flipar, estando reciente el estreno de la nueva película de “Dune”  para cines, que el amigo Mark se ha sacado de la manga su propia versión para aprovechar el tirón, “Dune World”, de la que acabo de ver el trailer. Casi parece una jodida broma… pero no lo es. Y quizás (solo quizás) algún día les de mis impresiones al respecto.

sábado, 25 de septiembre de 2021

FREAKED, LA DISPARATADA PARADA DE LOS MONSTRUOS

Para bien o para mal, una de mis lecturas de importación recurrentes en los noventa era "Film Threat Video Guide", hermana mucho más focalizada en lo alternativo y marginal -y, por tanto, mejor- de "Film Threat". Fue en sus páginas donde supe sobre un cortometraje del que se hablaba mucho y muy bien, "Squeal of Death", que si destacaba era por su tono de dibujo animado de carne y hueso, a base de dinamismo alocado y absurdismo estridente. Sus responsables eran Alex Winter y Tom Stern. A Winter lo tenía visto como actor, interpretó a uno de los punkis malos en la estupenda "El justiciero de la noche" y a uno de los vampiros malos en la sobrevalorada "Jóvenes Ocultos". Luego se convirtió en el super-colega de Keanu Reeves para la saga de "Bill y Ted". De Stern no sabía nada de nada. Juntos lograron dar el salto a la MTV con un escueto programa de sketchs llamado "The idiot box" donde de nuevo tiraban de las formas de su afamado corto, incluyendo animación en stop-motion y humor un pelo transgresor, antes de que "South Park" lo convirtiera en algo normal y corriente. Los resultados de aquella nueva aventura afirmaron, de una vez por todas, que Winter y Stern estaban listos para su primer largometraje con cara y ojos, "Freaked", subtitulada en España sutilmente como "La disparatada parada de los monstruos".
Un actor de cine y televisión tan famoso como vanidoso y arrogante, acepta a cambio de mucho dinero promocionar un producto químico que sabe es terriblemente dañino. Puesto que tanto en Europa como en Norteamérica está prohibido, lo mandan a Sudamérica (a la ciudad de ¡¡Santa Flan!!). Una vez allí, él, su estúpido socio y una chica de tirón anti-sistema, terminarán en la terrible parada de los monstruos del profesor Elijah C. Skuggs, que les convertirá en bichos deformes (gracias a la mentada y dañina sustancia) y entrarán a formar parte del consabido espectáculo con otras criaturas igual de mutadas. Obviamente, juntas terminarán revotándose a su carcelero.
Después de lo dicho sobre "Squeal of death" y "The idiot box", resulta bastante sencillo suponer qué clase de humor gasta "Freaked": uno extremadamente delirante, con notables connotaciones "cartoonescas" y muy muy absurdo. Podría parecerse un poco al "spoof", pero termina siendo distinto, primero porque no hay citas meta-cinematográficas y segundo porque, además de situaciones surrealistas, tenemos personajes también muy extremos. Muy locos, cosa que no solía darse en el "spoof" primigenio (donde la gracia consistía en situar personajes serios y creíbles en escenarios imposibles, el contraste hacía el resto). Así pues, la abundancia de gags genuinamente graciosos, sea por brillantes, sea por gilipollas-pero-divertidos, es infinita. Y la risa, en mayor o menor grado, está asegurada. Además que, al ser un film tan libre (y tan punk rock, como he leído por ahí), no resulta todo lo previsible que podría. Sí que en algunos aspectos tira de fórmulas (tal vez el clímax final sea lo que más peca en ese sentido), pero siempre hay alguna salida / sorpresita inesperada que te descoloca y hace del visionado algo mucho más estimulante. Sin duda, mi personaje favorito es el de Stuey, el super-fan del protagonista, que se guarda alguna de las ocurrencias más coñeras.
Mentar también el tremendo despliegue de efectos especiales, sobre todo de maquillaje y stop-motion, elaborados por nombres del calibre de Tony Gardner, Screaming Mad George, Steve Johnson y David Allen. No podemos pasar por alto que el diseño de algunas de las criaturas, especialmente las dos del final, beben mucho de los míticos dibujos de Basil Wolverton. "Acusación" que, viniendo de Winter y Stern, es del todo razonable y hasta lógica.
En el reparto localizamos rostros familiares como los de William Sadler, Randy Quaid, un sorprendente Mr.T haciendo de mujer barbuda, Brooke Shields huyendo de su imagen angelical, Keanu Reeves como "chico perro" -¡gracias Romerito!- (un papel NO acreditado por el que cobró nada menos que un millón de dólares!!!!), Morgan Fairchild, Derek McGrath y Bobcat Goldthwait poniendo sobre todo voz a uno de los monstruos. Curiosamente este y McGrath habían coincidido en la cuarta entrega de "Loca academia de policía".
"Freaked" se estrenó y fue un batacazo tremendo en taquilla, cosa bastante comprensiva. Era demasiado extravagante para funcionar entre el público masivo. La carrera de Alex Winter y Tom Stern se vio truncada. Ambos siguieron currando, pero sin alcanzar el triunfo esperado. Concretamente, la siguiente obra de Winter como director fue "Fever", más modesta y totalmente alejada del tono alocado y "cartoonesco" de la reseñada, apostando por el thriller a lo Hitchcock. Aún así, creo que sería interesante echarle un ojo. Luego vino "Smosh, the movie", sobre la que escribió Víctor en su día.
Resumiendo, "Freaked, la disparatada parada de los monstruos" no es un plato para todos los gustos. Solo aquellos que vibren con el humor más absurdista, extremo y demencial (como aquí el menda) disfrutarán del espectáculo. Recomendable.

viernes, 24 de septiembre de 2021

SÚPER AMIGOS

El fenómeno de los súper héroes de la vida real es algo que me llama la atención y que conozco  gracias a algunos documentales. Pero me llama la atención más que por el fenómeno en sí, o el componente social que pueda llevar a estos hombres a ponerse una capa y luchar de manera cutre y torpona contra las injusticias, por la parte que normalmente se omite cuando se habla de ellos; el estado de la salud mental de estos súper héroes.
Y lo sórdido del asunto, porque aunque la película “Kick Ass” nos muestre este fenómeno como si fuese una fábula, es que la realidad anda más cerca del lumpen y la marginalidad que del heroísmo social.
Así, me topo con el documental “Súper Amigos”, de proveniencia mexicana, que nos muestra el legado de El Santo…. O el daño que ha hecho este a algunas cabezas. Y es que el documental nos muestra el día a día de cinco luchadores enmascarados mexicanos (que son toda una institución en el país) que, cuando no están en el ring peleando por dinero, están en la calle ataviados de la guisa ya por todos conocida, luchando por las injusticias y la sinrazón. Todo eso está muy bien, las intenciones son muy buenas, pero al final el documental es un retrato de la ciudad de México DF y, viéndolo, se me ha puesto mal cuerpo al comprobar la decadencia y pobreza de esa ciudad, gracias a las causas que defienden esos luchadores un tanto tarados en su vida diaria.
El director Arturo Pérez Torres, no lo sabe, ni lo pretende, pero ha rodado lo más parecido que puede haber en la actualidad a un documental mondo.
Nuestros protagonistas responden a los nombres de Súper Animal, Súper Barrio, Ecologista Universal, Fray Tormenta y Super Gay. Súper Animal centra su lucha en los derechos de los animales, Súper Barrio lucha contra los desahucios, Ecologista Universal pretende mantener limpio el bosque, Fray Tormenta, que además es sacerdote, recauda dinero para crear una ciudad escuela para los niños de la calle y, Súper Gay, lucha contra la homofobia.
Con la excusa de las buenas intenciones de estos hombres, el documental nos muestra corridas de toros, pero no corridas sin más, sino corridas en las que, tras finalizar, se arrastra al toro por todo el pueblo, es desollado en público, y la parte que más me ha impactado; ver como los lugareños, despojos humanos en realidad, acercan sus vasos de plástico al cadáver del toro, le meten un tajo y con la sangre que brota llenan sus recipientes y se beben la sangre del toro in situ. Un espectáculo absolutamente aterrador. Súper Animal denuncia esa situación, pero para ello, se va a la puerta del ayuntamiento y esparce en la puerta vísceras de animales en señal de protesta.
Fray Tormenta fue drogadicto de niño, y a parte de dar la misa con la máscara de luchador, quiere sacar a los niños de la calle. Eso es muy noble, pero para ilustrarnos la situación, la cámara nos muestra, sin inmutarse, a las hordas de niños que viven en alcantarillas entre las ratas. Obviamente, una situación triste que el director podía habernos ahorrado visualmente.
Súper Gay lucha contra la homofobia como luchador homosexual que es. Solo que esta lucha cobra mayor relevancia cuando descubrimos, según el documental, que México es un país en el que cada tres horas se comete un asesinato contra homosexuales, por el mero hecho de ser homosexuales. Y nos lo cuentan con toda naturalidad.
No menos duras son las causas de Súper Barrio o Ecologista Universal, solo que, de cara al público, bastante menos gráficas.
Todo ello entre declaraciones y balbuceos de los luchadores, que entre unas cosas y otras, demuestran, como ya dije al principio, no estar muy bien de la chaveta.
Ahora, lo más inquietante es que estoy seguro que la realización de este documental es honesta, que pretende denunciar y no buscar el sensacionalismo, solo que la realidad es tan dura, que parece todo lo contrario.
Desde luego, tras ver el documental, y sabiendo cómo está la cosa por allí con el tema de los narcos, a uno se le quitan las ganas de visitar México de por vida.
Por lo demás, el documental es correcto, sin más, aburrido en algunos segmentos, más interesante en otros y de factura eminentemente amateur.
Pensaba que iba a ver una cosa sobre luchadores mexicanos y cultura pop, pero me di de bruces contra el suelo con la dureza de algunas de estas imágenes. Y es que el director las muestra sin inmutarse, porque debe ser todo de lo más normal por allí.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

FROM THE PAGES OF "TELERADIO"

Hace treinta años (o más?), los vídeos-clubs eran tan comunes, que cualquier publicación dedicada al entretenimiento disponía de su sección de novedades listas para el alquiler. 
Publicaciones como "TeleRadio", que comenzó en 1957 y aguantó hasta 1986 (cuando "Teleprograma" se la comió con patatas). Navegando entre sus páginas, llegábamos hasta "Videomania", donde se comentaban lanzamientos recientes en vídeo.
Pal caso, destacamos el textillo dedicado a "
Mutant". Obviamente, tal y como se estilaba entonces, es de naturaleza negativa, echando mano de un recurso tan común como acusar al film -y al terror de la época- de gratuitamente violento y truculento. Efectivamente, y como sabrán si han visionado la interfecta, de eso hay demasiado poco en "Mutant", abundando mucho más el mero sopor. Pero así las gastaban en la "prensa mainstream" del momento. El cine de terror JAMÁS recibía elogios. Y menos si era de naturaleza oscurilla.
Pues, lo crean o no, lo echo mucho de menos. Estoy hasta el gorro de que, hoy día, pase totalmente lo opuesto: Cualquier mierda del género que se estrena no recibe más que alabanzas. Alabanzas que, siendo como son falsas y erróneas, poco a poco se diluyen en el tiempo hasta que nadie más recuerda la supuesta "obra maestra" a la que iban dirigidas....



En flagrante contraste, y aprovechando que lo teníamos a mano, también "TeleRadio" solía apuntarse a los productos de moda del momento, intentando sacar alguna clase de beneficio. Bien, en esos tiempos lo petaba entre la chavalda (yo incluido) la serie de ese "Sherlock Holmes" perruno que ilustres asiáticos se habían sacado de la... manga. Y "TeleRadio" pues publicaba cada semana unas cuantas páginas dedicadas a trasladar sus aventuras televisivas al papel.
Les dejo a continuación un muestrario de las mismas que, supongo, despertará algún bonito recuerdo a los de mi quinta.






lunes, 20 de septiembre de 2021

MENTIRAS Y GORDAS

Película de corte generacional cuya acción se sitúa en algún lugar de Alicante. Una suerte de historias entrecruzadas que nos muestra a una serie de jóvenes con cierto retraso mental que, follan entre ellos, esnifan cocaína, toman pastillas, bailan los ritmos de la discoteca desacompasadamente, y mueren de sobredosis. Además se tiran la película entera llamando gorda y menospreciando a la tía más buena de todo el cast. Incluso,  a ese personaje, le despiden de trabajo por gorda (cuando en verdad está para comérsela en comparación con los sacos de huesos anoréxicos que pululan por toda la película.)
Ha pasado ya el suficiente tiempo para poder hablar de esta película retrospectivamente, y si en su momento, 2009,  era tan solo una película malísima, 12 años después podemos verla como una película malísima con matices.
Podemos emparejarla con otra cinta del mismo corte de los años 90,  “Historias del Kronen”, controvertida en su momento,  pero que con los años se ha convertido en una estimable obra trash, con su guion estúpido, sus infra actuaciones hoy míticas y algunos momentos ridículos perennes en el imaginario colectivo. Una película, a día de hoy, casi naif. El gran problema (a celebrar) de aquella, es que es el resultado de la visión de un señor ya adulto, Montxo Armendariz, que retrata a una generación que no es la suya de la manera que él cree que es. Sin embargo, “Mentiras y gordas” sería la visión de dos bastiones de la modernidad, Albacete y Menkes, que en los 90 dieron títulos que retrataban a miembros de su generación en ambiente nocturno como “No me hables de los hombres que me pongo Atómica” o “Más que amor frenesí”. Pero claro, de aquellos títulos al que nos ocupa han pasado unos cuantos años y ahora les sucede lo mismo que le sucedía a Armendariz con el Kronen: Que ya son dos señores de cerca de cincuenta años retratando las vivencias nocturnas de chavales de 20 años.  Y no solo eso, sino que comparten la escritura del guion con Ángeles  González Sinde, ex ministra de cultura y abanderada del cine de “calidad”, que tampoco se entera de la misa la media.
El resultado es el siguiente: “Mentiras y gordas” parece EJECUTADA POR DEFICIENTES MENTALES. Eso sí, subvenciones para esta película a cascoporro, que no falten. Entonces, lo que este trío de profesionales del cine español pare es un despropósito de diálogos mongólicos e improbables, unos personajes que parece que se han escapado de un psiquiátrico, y unas sexualidades confusas, forzadas y sin razón de ser. Todo ellos en un escenario que a base de colores saturados, música tecno-pop que  no se llevaba en esa época, y con cierta intención de transportarnos a un ambiente lisérgico, parece que estemos viendo una cosa rara que podíamos rebautizar “Historias del Kronen meets Brazil” (la de Terry Gilliam) pero en malísimo.  Esta mierda no dista demasiado del “Hot Milk” de Bofill, solo que esa es mucho más honesta y divertida.
Al margen de esto, no creo que “Mentiras y gordas” sea una mierda consecuencia de la falta de talento —que obviamente, también—. A mí me da la impresión de que Albacete, Menkes y Sinde, tienen a la generación a la que retratan por estúpidos y, por ende, deciden hacer una película para que los estúpidos fuesen a verla. Así, con toda la mala leche. Y en ese sentido tampoco iban mal encaminados porque se convirtió en una de las películas más taquilleras de 2009…  Así que, algo sabrían que el resto de los mortales no sabíamos. En el lado contrario, la película fue masacrada por la crítica, una crítica compuesta de los Boyeros, Weinchrichter y demás plumillas, que, bueno, le van a la zaga a los cineastas.  
Vista hoy, no podemos evitar sentir vergüenza ajena al tiempo que nos descojonamos de los diálogos, se nos revuelven las tripas con los alardes técnicos, esos colores saturados, y  nos llevamos las manos a la cabeza con ciertas situaciones. El tiempo la hace parecer aún más marciana de lo que era, más mala de lo que era y, en consecuencia, también, y al igual que “Historias del Kronen” se ha convertido en pieza trash, que si aún no ha encontrado su hueco entre los degustadores de cine  malo, raro, misterioso y desperado, lo acabará encontrando. Yo la he visto por primera vez y, créanme, no daba crédito.
Al margen de eso, la peli muestra tetas y rabos a mansalva, los de un reparto compuesto por jóvenes procedentes de las más exitosas series de televisión del momento y que son las estrellas del cine de hoy en día: Tenemos a Marieta Orozco, Mario Casas, Hugo Silva, Ana Polvorosa, la internacional Ana de Armas o Yon González. El bombón que es vejado, vilipendiado e instado a adelgazar una y otra vez durante todas y cada una de sus apariciones en el metraje es la actriz Miriam Giovanelli. Si esta mujer es una gorda infecta, lo siento por actrices como, por ejemplo, Carmen Machi.
Tras el éxito de la película, se planeó hacer una serie basada en estos personajes pero, quizás por la presión de las críticas, eso nunca llegó a suceder.
Con todo, se llegaría a exportar a algún país bajo el título internacional, y menos malicioso que el castellano, “Sex, Party & Lies”.
Tan horrorosa que hay que tenerla en cuenta.

sábado, 18 de septiembre de 2021

REFUGIO MACABRO

Ya saben -o deberían- lo que pienso del cine de terror británico clásico. No, no me va mucho. Y tampoco me tira nada la labor de "Hammer Films". Únicamente la gente de "Amicus" se ganó mi simpatía. Tal vez por su tendencia al formato episódico -que me gusta-, tal vez porque sus pelis se desarrollaban en la época moderna de entonces (nunca he conectado mucho con el rollo victoriano) o tal vez porque tenían un puntito de "trashismo" que las hacía encantadoras. No sé. El caso es que ya he reseñado unas cuantas (como "Condenados de ultratumba", "La bóveda de los horrores" o "Cuentos de ultratumba")  y hoy una más se suma al petate, "Refugio Macabro" (subtitulada "La casa de los locos" según la edición).
Fechada el año 1972, y originalmente bautizada como "Asylum", cuenta la historia de un médico que llega a un manicomio para entrevistarse con su director e incorporarse a la plantilla. Una vez allí, se encuentra que el susodicho ya no ocupa su silla, lo hace otro loquero que le cuenta que aquel perdió la chaveta y ahora forma parte de la clientela. De esta guisa le propone un juego. Deberá visitar a cada uno de los enfermos, escuchar la batallita de todos ellos y, al final, descubrir quién es el director original de la institución.
Y con la excusa, nos cuelan tres historias. Primero, una sobre un marido que decide asesinar a su cornuda esposa. Esta, al haber hecho tejemanejes con el vudú, revivirá para vengarse... o mejor dicho, lo harán la suma de sus partes. Pal caso llama la atención que el asesino consiga descuartizar a su víctima sin derramar ni una sola gota de sangre. Ni salpicarse la camisa. Está simpática. Le sigue otra sobre un sastre al que encargan un traje muy raro que brilla en la oscuridad y tiene el poder de otorgar vida a objetos muertos... o personas muertas. Cuando el tipo que se lo encargó decida no pagar, se liará parda. Esta puede que, con sus carencias (le insisten al sastre que siga las reglas a rajatabla, este no cumple y, en apariencia, no hay consecuencias), sea la mejor. La más original al menos. Y llegamos a la tercera, la peor. La más aburrida. Va sobre una tipa recién salida del manicomio que se reencuentra con su peligrosa hermana, quien recurrirá a la violencia para librar a aquella de las garras de quienes la retienen. El final se supone sorpresa... aunque se ve venir a la legua (supongo que en 1972 se vería un poco menos).
Aquí terminarían las historias para centrarnos en la trama de base. Cuando el doctor llega hasta el último paciente, resulta que este se ha aficionado a construir robotitos con la cara de personas reales y la intención de transferir sus mentes al interior para convertirlos en una extensión de ellos mismos. Llegado el momento, el chalado hará lo propio con uno al que usará como máquina asesina. En este caso llama la atención el aspecto de los robotitos, entre lo encantador y lo patético. En realidad se limitaron a coger esos robots de juguete que muchos de nosotros -los de mi quinta- pudimos tener en la infancia, a cuerda con ruedecitas en los pies y que iban avanzando torpemente, compuestos de un torso en forma cuadrada, pintarlos de plata y añadirles una cabeza "realista" que intenta parecerse al actor que lo maneja. ¡Saleroso!.
Con eso y un bizcocho, llegamos al final de "Refugio Macabro" que, como buena película "Amicus", nos depara un desenlace sorpresa razonablemente efectivo aunque un poco risible.
Y resulta que hemos pasado poco menos de 90 minutos bastante amenos, a los que han contribuido, como es de menester, el look añejo/setentero del film, sus buenas maneras, ese lenguaje visual clásico, anticuado, pero agradecido para mis cansados ojos y un puñado de rostros reconocibles y entrañables por igual: Richard Todd, Peter Cushing, Britt Ekland, Charlotte Rampling, Herbert Lom, Patrick Magee o Robert Powell.
Escribe el prestigioso Robert "Psicosis" Bloch. Dirige el todoterreno Roy Ward Baker.
"Refugio Macabro" es la prueba contundente de que, en cine de terror, cualquier pasado fue mejor.

viernes, 17 de septiembre de 2021

NACIDO AL ESTE DE LOS ANGELES

Un trabajador norteamericano de ascendencia mexicana, al no llevar documentación por descuido, es confundido con un ilegal durante una redada y deportado a México. Por mucho que explica que todo es un error y él es norteamericano, la policía de emigración no le cree. De este modo, se verá solo en México, sin un centavo y sin nadie a quién acudir, por lo que se las tendrá que ingeniar para cruzar la frontera o conseguir dinero y pagar a alguien le ayude a cruzarla.
“Nacido al este de Los Angeles”, comedia muy querida para la comunidad hispana de USA, bien podría ser el canto de cisne de ese pequeño auge de comediantes  latinos de los años ochenta. Después de la película, cómicos que gozaban de éxito en la taquilla como Cheech & Chong o Paul Rodriguez, verían seriamente frenada su actividad cinematográfica, quedando relegados a los escenarios de "stand up" de los que salieron. Pero durante buena parte de la década, hicieron grandes películas recordadas hoy por todos.
Asimismo, 1987, año de producción de la reseñada, puso fin definitivo a la pareja cómica Cheech & Chong, porque, aunque ya se habían separado un par de años atrás, “Nacido al este de Los Ángeles”, que surge a partir de una canción homónima que cantaban ambos cómicos en sus actuaciones parodiando el “Born in the USA” de Bruce Springsteen, significó una patada en el culo para Thomas Chong por parte de su compañero Cheech Marin. Con el desgaste de la pareja, cuando los estudios se plantearon hacer una nueva película del dúo, al ver que ya se habían separado, decidieron que el lucimiento de la misma sería para Marin. Este fue contratado como protagonista y director por el ejecutivo que solía negociar con la pareja, Frank Price, porque, de los dos cómicos, el gracioso era Marin, a quien no se le cayeron los anillos a la hora de aceptar el proyecto dejando de lado a su compañero, y no solo eso, sino que además tuvo la indecencia de ofrecerle un pequeño cameo. Por supuesto, Chong se negó y, en consecuencia, la relación personal de ambos se rompió hasta que en 2009 volvieron a reunirse para un nuevo espectáculo, “Cheech & Chong’s Hey Watch This”, en el que lo que prevalecía era la nostalgia y el intentar revivir glorias pasadas.
A poco estuvo la película de no realizarse, porque tratándose de un proyecto de Price, entonces presidente de Universal, que casi lleva a la ruina al estudio al dar el visto bueno a “Howard, un nuevo héroe” el resto de ejecutivos le cogieron tirria. Tras el traspiés de la peli del pato parlanchín Universal obligo a Price a dimitir, y así lo hizo. Durante esta guerra en los despachos, “Nacido al este de Los Angeles” era ya un proyecto aprobado, y como al fin y al cabo Cheech Marin resultaba rentable, continuaron con el mismo, eso sí, reduciendo considerablemente el presupuesto inicial y convirtiéndolo en un proyecto más modesto. No les salió mal la jugada, porque la película se convirtió en un éxito.
En nuestro país, en el que paradójicamente Cheech & Chong tuvieron un gran tirón popular,  no es una de las películas más célebres de cualquiera de estos cómicos —por ejemplo, “Vendemos chocolate” lo es mucho más—, sin embargo, con todo lo tontorrona que resulta, y esa trama facilona y predecible, es una película entrañable y eficaz que, al contrario de las que protagonizaron los dos cómicos juntos que se han quedado rancias, anticuadas y desfasadas (aunque siguen teniendo un encanto especial), aguanta el tipo perfectamente, y eso es porque todo el peso es soportado por un Cheech Marin en plena forma. No solo improvisa líneas de texto, sino que dirige estupendamente. Se trata de una película dinámica, divertida y bien intencionada con la que es absolutamente imposible aburrirse.
Cheech Marin obtuvo, tras esta experiencia, las más altas cotas de popularidad de su carrera, pero coincidió justo con el declive de la comedia hispana. No obstante, nunca le faltó el trabajo, pero ya no se sucedieron más películas míticas como esta. Tampoco volvería a dirigir, lo que es una lástima, porque habría sido un buen director de comedias.
No terminaré sin hacer alusión a ese maravilloso cartel, esa caratula que presidía las estanterías de los vídeo-clubs, con una ilustración tan bonita y cómica que, sin embargo, nunca me llevó a alquilarla; Yo “Nacido al este de Los Angeles” la vi por televisión, creo recordar que en la cadena autonómica. Y está muy bien, oiga.
Junto a Marin tenemos a un divertidísimo Daniel Stern y a un aún más divertido Paul Rodríguez, infravalorado actor y comediante latino que a mí me gusta mucho.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

EL BAÚL DE TÍO VICENTE - 13

Desconozco qué es lo que me pasa con "Transylvania 6-5000", porque tenemos todos sus fotocromos + el hermoso póster, y ahora destacamos este recorte extraído de las páginas de "Shows", dedicado a promocionar el lanzamiento en vídeo -de la mano de José Frade- del debut en la dirección cinematográfica de Rudy De Luca, colaborador habitual de Mel Brooks. Pero lo cierto es que nunca me ha gustado. Me parece una comedia de lo más mediocre que comete el mayor error de todos: no hacerme reír. No sé, será que tal sensación se convirtió en un trauma, de ahí que insista tanto, como si esperara algún día encontrarle algo positivo.
En el caso del recorte, lo único que encuentro es una cagada enorme, otorgar a Joseph Bologna el rol de uno de los dos periodistas protagonistas, cuando en realidad ese papel recayó en manos del eterno Ed Begley Jr. (del otro se encargó Jeff Goldblum). Estos chicos de "Shows" no hacían bien sus deberes.
Griten todos al unísono: ¡Graaaaacias tío Vicenteeee!


lunes, 13 de septiembre de 2021

CHICANO

El boxeador Dum Dum Pacheco, olvidado del imaginario popular básicamente desde que dejó de boxear, está viviendo en estos momentos un revival por parte de gente que quizás se acerca a él en pleno siglo XXI  por una cuestión de extraño esnobismo, gracias a la publicación de una serie de libros de corte “cool” que, a parte de para satisfacer al lector —puesto que sin duda son todos ellos libros interesantes— , sirven para que sus autores peleen entre sí  en las redes sociales y ver cuál de sus libros es mejor o más genuino. Y a partir de ahí, el boca a boca natural en redes traduce este eco en una serie de fuegos de artificio que durarán a penas unos meses para que, luego, Dum Dum Pacheco, vuelva a ser el personaje oscuro y olvidado que era hace unos años.
La única verdad es que todos esos libros son complementarios, y supongo que si alguien siente verdadero interés por el apodado “El puño del tercio”,  deglutirá todas esas publicaciones sin importar quien tuvo la idea primero o cuál de los autores es mejor. Pero, por lo que a mí respecta, mi interés se vuelca inicialmente en la autobiografía de Dum Dum, “Mear Sangre”, no por quién lo haya editado, sino porque, sencillamente, porque es un libro que lleva 40 años escrito y el autor es el propio Dum Dum. Todo lo demás es una guerra de egos mal gestionados en redes sociales, que, sin duda, vista desde fuera es mucho más entretenida que la película de la que vengo a hablarles tras el inciso, del mismo modo que lo era ver "El gran circo de Televisión Española" después de la merienda.
No es que sienta un especial interés por Dum Dum Pacheco; Mi interés por él se reduce al par de películas en las que participó, motivo este por el que no me es una cara desconocida, pero, como boxeador, como personaje marginal que consiguió la suficiente popularidad como para que el mundo del cine se fijara en él —y al margen de sus celebradas colaboraciones con Mariano Ozores y Manuel Summers—, como estudioso de las cinematografías exóticas (y marginales, y de derribo, y raras, y misteriosas, y desperadas), Pacheco me puede llegar a causar el interés suficiente como para ponerme a leer alguno de los libros sobre su figura y ver alguna de las películas en las que intervino —de las que apenas se habla en ninguna parte en general—. Un interés similar al que me puede suscitare ver las películas porno de La Veneno, o ver “Un genio en apuros”. Porque es algo inusual y marciano. Así, me pongo la película en la que el boxeador estuvo más involucrado.
“Chicano”, dirigida por el inefable José Truchado gracias a la pequeña inyección que aportó el propio boxeador en calidad de productor, es un tardío chorizo western rodado con lo puesto mas cinco o seis actores (y actrices) como todo reparto, cuya incompetencia solo serán capaces de calibrar aquellos que hayan visto alguna película del director con anterioridad. Se trata de la nada más absoluta.  Y uno ya tiene las retinas desgastadas de ver basura; “Chicano”, tras su soso visionado, me ha dejado impávido. Tan solo es una película mal ambientada en el Oeste, mal rodada, mal montada, mal interpretada y mal contada. Una sucesión de escenas de gente hablando, a veces montando a caballo, a veces incluso peleando y usando una técnica que recuerda vagamente a las artes marciales. Carece de humor, voluntario e involuntario,  y no nos entretenemos ni un segundo de la hora y diez escasa que dura.  Tan solo comprendemos que pasa en el encuadre cuando, tras finalizar el visionado, consultamos la sinopsis en internet. Normal, entonces, que esta película sea tan ignota. Lo único bueno que se puede decir de ella, es que es una genuina película mala, de las que duelen.
La cosa va de un matrimonio que, al llegar a un pueblo, es víctima de unos bandoleros que, en un atraco al banco, asesinan a la mujer. Por supuesto, su marido, se tomará la justicia por su mano yendo a por los tres o cuatros bandoleros que han matado a su esposa, siendo un tal Anderson (Dum Dum) el más fiero y duro de pelar de todos ellos.
El morbo de la película radica, naturalmente, en ver a Dum Dum Pacheco actuando.
Es una lástima  la poca información  que hay acerca de esta película, porque me gustaría saber por qué el boxeador mira a un punto fijo cada vez que tiene que decir diálogos (¿Estará leyendo algún tipo de cartel?) o como de hábil era recitándolos, porque lo cierto es que, al igual que el resto del reparto, la voz de Pacheco está doblada por un actor  de doblaje profesional y no le escuchamos a él. Más allá de eso, la película no tiene nada.
A su lado, en pantalla, no se lo pierdan, tenemos nada menos que a otro icono del cine mierdoso nacional, el incombustible Max-B aka Max H. Boulois, protagonista de clásicos de la inmundicia como “Cazar al negro” u “Otelo, Comando negro” que, si bien su presencia es siempre un aval para disfrutar de una película, aquí está tan soso que nos da exactamente lo mismo. También tenemos a Guillermo Antón firmando aquí su intervención con el pseudónimo de ¡Williams Anthony!, supongo que en un afán de exportar la cinta internacionalmente y que no se viera tan claro que esto era un chorizo. A Guillermo le vimos también en “Los nuevos extraterrestres” donde firmaba como William Anton, en “Al Este del Oeste” con Fernando Esteso o en “Policía” junto a Emilio Aragón. Puede que “Chicano” sea la película donde este tenga más presencia. El resto del reparto, a bote pronto, carece de interés y, la verdad, poco más puedo decirles de una película que, si no existiera, tampoco pasaría nada. Ni tan siquiera se puede permitir el lujo de denominarse “joya del trash español”,  porque no llega.
Eso sí, Dum Dum Pacheco, está muy fuerte y lozano.
El film estuvo en salas cinematográficas, por supuesto, e incluso llegó a congregar a 36.000 espectadores. Una minucia para el año en que se estrenó, 1980, pero a día de hoy, esa cifra sería considerada casi un éxito.
Para antropólogos cinematográficos. Aunque desde aquí les recomiendo que, en lugar de ver la película, se lean cualquiera de esos libros que se centran en su figura; seguro que son infinitamente mejores.

sábado, 11 de septiembre de 2021

MARS ATTACKS!

Tal día como hoy, el cuerpo pide una ración de invasiones / ataques a tierras norteamericanas... pero al estilo AVT.
En 1996 "Warner Brothers" confió sendos milloncejos al entonces aún candente -aunque ya le quedaba poco- Tim Burton para llevar a la pantalla, con todos los lujos imaginables, una comedia de ciencia ficción inspirada en unos famosos cromos surgidos en la Norteamérica de los años 60 llamados "Mars Attacks!" y en los que, a través de ilustraciones excelentes (de manos no menos excelentes como las de Wally Wood, entre otros), se mostraban los estragos de una invasión de marcianos de aspecto terrorífico. Al disponer de un alto contenido violento y truculento, se detuvo su producción. Pero el mal ya estaba hecho. Los cromos de "Mars Attacks!" habían dejado huella y ya formaban parte de la cultura popular yanki. A mediados de los ochenta, nada menos que Alex Cox intentó levantar un proyecto cinematográfico basado en los mismos, pero no prosperó. Tuvieron que pasar unos diez años hasta que, finalmente, ocurrió. Como era de esperar, y aunque no se puede negar que la película reseñada tiene sus gotitas de mala leche, en realidad el tono es mucho más light que el de los cromos. Los mismos marcianos han perdido parte de su aspecto amenazante, los rasgos son menos cadavéricos y han disminuido la altura. Casi parece que, con la excusa, Burton y "Warner" quisieran sacarse de la manga unos nuevos "Gremlins".
La historia no tiene más truco: Los habitantes de Marte nos invaden. Viviremos la movida a través de los ojos y experiencias de una serie de personajes tan diversos como el atolondrado presidente de los USA (y el resto de su equipo), un chaval que vive con su familia disfuncional en una caravana (y que, por cierto, a lo largo de toda la peli luce una camiseta del grupo punk-gótico "Alien Sex Fiend", detalle este probablemente aportado por Burton), un ex-boxeador reciclado en atracción para un casino de Las Vegas, un empresario hotelero desquiciado o una madre y sus revoltosos retoños.
El humor que gasta, en general, es un rato tontaina. Hay gags que funcionan (como el ovni dirigiendo un obelisco para que caiga encima de un grupo de boy scouts) y otros que dan vergüenza ajena (el de las coristas de Tom Jones). Se mata a mucha peña. Se mata a animales. Y al final se vence a los marcianos usando la misma técnica que se usaba en la famosa y costrosa "El ataque de los tomates asesinos". ¿Plagio, guiño o imitación involuntaria?. A saber, pero apuesto una pierna a que Burton conoce perfectamente la peli de John De Bello.
Sin duda, uno de los aspectos más llamativos de "Mars Attacks!" es su generoso reparto. Hay de todo y para todos los gustos, aunque permitan que destaque aquellos que más me llaman la atención por diferentes motivos: Jack Nicholson haciendo el Jack Nicholson (y en doble papel), el añorado -en pantalla grande, que recientemente ha aparecido en la pequeña- Martin Short, el bueno de Michel J. Fox justo cuando su carrera comenzaba a declinar, Rod Steiger semi-rescatado tras años de telefilms y pelis baratuchas, Jim Brown y Pam Grier rememorando el espíritu del blaxploitation (un año después el asqueroso Tarantino ficharía a esta última para "Jackie Brown" y todo dios comenzaría a hablar de "recuperación", cuando la tetuda Grier llevaba años sin dejar de currar), un Jack Black casi irreconocible, Joe Don Baker en plan redneck y el cineasta Barbet Schroeder marcándose un cameo.
Vi "Mars Attacks!" cuando se estrenó en el cine Niza de Barcelona y no puedo decir que me gustara mucho. Una de las consecuencias más irritantes consistió en que el público, y los gacetilleros de mierda de siempre, la convirtieron en el reverso "cool" de la entonces aún reciente "Independence Day". Se decía que Burton hacía chota de aquella. Y puede que así sea. De hecho, todo el film gasta un tufo considerable a coña facturada por las mentes liberales de Hollywood, pintando a los patrioteros y/o militaristas como monos retrasados. En general todos los personajes son muy estereotipados y se ve a la legua su función, como el rollo de que los marginados y raritos son siempre los buenos y los que salvan la papeleta. Buf...
Vista hoy, sin tantas manías, puedo decir que los efectos especiales de CGI han envejecido bastante mal, cantan como una almeja, y que sigue siendo increíblemente tonta... pero entretenida cuando lo que busques sea un poquillo de saludable escapismo.

viernes, 10 de septiembre de 2021

ONCE UPON... A GIRL

Don Jurwich, animador que durante gran parte de su trayectoria durante los 60 y los 70 trabajó en el departamento de animación de los estudios Hanna-Barbera diseñando escenarios y personajes de series tan queridas por el público como puedan ser “Los Picapiedra” o “El Escuadrón Diabólico”, abandona  su trabajo, laborioso y poco gratificante, para intentar dar forma a sus propias producciones. Jurwich acabó un poco hasta las narices de babosismo propio de las series de dibujos animados de corte familiar, así que con un presupuesto inmensamente reducido, decide hacer lo que será su primer largo de dibujos animados (con un par de segmentos en imagen real) y, como revulsivo a años de trabajar en un material blanco y aséptico, decide hacer la película de dibujos animados más cerda jamás rodada. Así, recluta a un buen puñado de animadores que, como él, acabaron un poco hartos del sistema de estudios, y con compañeros de Hanna – Barbera Productions, y gente que había sido despedida los estudios de Walt Disney, concibe lo que a día de hoy es un absoluto clásico de la animación para adultos, la archi-popular “Once Upon… a Girl”.
Desde luego, en el porno animado, en el que prima el sentido del humor y la exageración por encima del erotismo —prevalece el chiste de pollas en lugar de situaciones que estimulen la libido del  espectador— basándose generalmente en escenas de corte grotesco donde las pollas gigantes suelen ser las reinas de la función, no suele abundar la imaginación. Todos los porno-cartoons europeos suelen adaptar cuentos infantiles, por aquello del morbo que puede provocar en un momento dado el transformar algo inocente e infantil en todo lo contrario, y suelen ser animaciones baratas y de pésima calidad. “Once Upon… a Girl” es exactamente eso mismo, animación chusquera que adapta de manera muy marrana los cuentos clásicos infantiles y, en general, no destaca demasiado por encima de sus coetáneas europeas, salvo por el diseño de los personajes, que con el equipo cuidándose de no parecerse en demasía a los personajes de Disney o Hanna-Barbera, no pueden evitar dejar un poco de ese sello y, efectivamente, acaban pareciéndose, sobre todo, a los de Hanna-Barbera, como no podía ser de otra forma. Y ese sería el único dato destacable de un pornote animado en el que la imaginación brilla por su ausencia y que peca de excesivamente largo, aunque al final sí que contiene uno o dos gags a costa de corridas y pollas que puede hacernos esbozar alguna que otra sonrisilla.
La película nos muestra un hilo conductor en imagen real en el que, en un juzgado, están a punto de juzgar a mamá ganso —el actor Hal Smith travestido— por delitos de obscenidad, ya que va contando por ahí historias de contenido altamente erótico. Cuando le toca defenderse, ella alegará que es su obligación contar las historias de los cuentos infantiles como sucedieron en realidad y, así, se da pie a los segmentos de animación en los que se recrearan los cuentos de “Jack y las habichuelas” (con Jack follándose un árbol y corriéndose dentro de él  hasta hacerlo crecer…), “Cenicienta” (cuyas hermanastras tísicas y casi sidosas no tienen problema en follarse a todo lo que pillan) y “Caperucita Roja” (con una reproducción del cuento que absolutamente nada tiene que ver con este…), todo de manera muy desmadrada y abiertamente cómica, con garrulos que gozan mucho, pajas por encima del pantalón y mucha succión de pezones femeninos, que para cinco minutillos está bien, tiene su gracia, pero que a partir de la media hora, por repetición, y por lo malilla que es en general la película, cansa. Sin embargo, el tiempo le ha dado un estatus dentro del subgénero, sus imágenes han sido “sampleadas” una y otra vez en mixtapes audiovisuales o programas de televisión y, en definitiva, se trata de la película de animación pornográfica más popular de todos los tiempos.
Don Jurwich, después de este experimento, volvió a la animación convencional produciendo un sinfín de películas y series, y dirigiendo una película de absoluto culto, la T.V. Movie “G.I. Joe, La película”, a la que miles de seguidores tienen en un extraño pedestal a lo largo y ancho del mundo. No se por qué, pero así es.
Por otro lado, Jurwich sabía dirigir a un equipo de animación, pero no tenía ni pajolera idea de dirigir  a un equipo de acción real, por lo que para ese cometido se contó con los servicios del director Jack Conrad, cuya única referencia data de 1973 con la película “Country Blue”. Después de “Once Upon… a Girl”, no volvió a dirigir nada de nada.
Por supuesto, en el siglo XXI esta pequeña pieza de porno animación es reivindicada quizá de manera desmedida por los fans, y, en consecuencia,  Severin Films tuvo a bien engordar su catálogo de DVD con una versión íntegra de la cinta con secuencias de naturaleza pornográfica nunca vistas, que lanzaron al mercado sin obtener ningún tipo de clasificación para evitar la “X” y que de este modo solo pudieran vender su producto en sex shops y demás establecimientos de mal vivir.
Flojilla. Para echarle un vistazo tonto y después olvidarla para siempre.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

EL BAÚL DE TÍO VICENTE - 12

Ahí va una breve muestra de algunos de los carteles curiosos, a toda página, que me he encontrando hurgando entre los ejemplares de la revista "Shows" (año 1988). Veámoslos....



En 1978, entre sus epopeyas ultra-violentas de caníbales, 
Ruggero Deodato dirigió este dramón
lacrimógeno de trasfondo deportivo, sobre un chaval de
mala vida que encuentra consuelo apuntándose a la natación
de competición, hasta que una enfermedad grave se lo joroba
todo y se ve obligado a combatirla.



Un cartel de este popular slasher de naturaleza trash no tiene nada
de especial. Es muy hermoso y está más visto que el tebeo. Pero así, en plan
lanzamiento novedoso, junto a un par de títulos más (de
idéntica naturaleza zetosa) y el logo de la eterna "Lightning Video",
pues es un espectáculo que mola mucho presenciar.



Cuando era jovencito, a raíz de asistir al estreno de
"La tienda de los horrores", me volví fanático total de la planta
"Audrey". Incluso me hice una con felpa, hilo, aguja y algodón. Poco después
algún empresario teatral decidió traer a mi ciudad la famosa versión
teatrera. Y a puntito estuve de ir a verla... pero es que a mi eso del escenario
no me tira mucho. No obstante, localizar este cartel, despertó los respectivos
recuerdos y, por ello, decidí incluirlo en el muestrario.
By the way, recientemente "La tienda de los horrores" regresó a nuestra
cartelera teatral... pero al hacerlo de la mano de esa repugnante criatura
llamada Ángel Llácer, la idea de acudir se tornó totalmente impensable.



Mel Smith y Griff Rhys Jones eran dos notorios humoristas británicos
que triunfaban en la tele de allí como "Smith & Jones". TV3, la caja tonta
catalana (ahora más tonta que nunca), compró la serie y la emitió acá. Yo la consumía
fielmente cada semana. Por esa razón, llamó poderosamente mi atención el día que vi
el, no menos llamativo, cartel de esta película-vehículo para lucimiento
de ambos cómicos (responsables del guion). Lo de que fuese una coña con
fondo de ciencia ficción lo hacía muy atractivo. El título tampoco tenía
desperdicio (lo mismo que el británico, "Morons from outer space", es decir, "Tontos del
espacio exterior"). Pero que el dire fuese el mismo que el del
"Flash Gordon" de 1980 era ya el acabose. Sin embargo, ni la vi entonces, ni
la he visto aún. Tengo esa cuenta pendiente (NOTA: Gracias
a esta entrada, Víctor me ha conseguido una copia. Así que, reseña en breve).
Con el tiempo, Mel Smith -ya fallecido- haría algo de carrera, saliendo como
secundario en otras pelis, incluso dirigiendo las suyas propias (como "Un tipo de
altura", con Jeff Goldblum y Emma Thompson). Jones continúa currando
a día de hoy, y eso siempre está bien.

Griten todos al unísono: ¡Graaaaacias tío Vicenteeee!

lunes, 6 de septiembre de 2021

UNA FAMILIA DE LOCOS

Una joven abrumado por las excentricidades de su familia, acude a una especie de coach motivacional llamado “El Maestro” que le convence de que él no es el protagonista de su vida, si no tan solo un extra. Le plantea que filme el día a día de su familia en películas caseras, que se plantee su existencia como si fuera parte de una película y, de este modo, retomará las riendas de su vida y dejará de ser un secundario para convertirse así en el protagonista. De este modo, el muchacho tomará su tomavistas y comenzará a filmar los desmadres de la gente con la que le ha tocado convivir: Un padre adultero que persigue a todas las chicas, una madre histérica y despechada, y un hermano al que siempre se le ha tratado mejor que a él.
Firmada por Brian de Palma, y al margen de que a este no se le da demasiado ben la comedia (“Dos tipos geniales" era horrorosa), “Una familia de locos” no es una película al uso, ni tampoco es exactamente una película de Brian de Palma.
El director, que había estudiado cine en el Sarah Lawrence College, pese a estar ya metido de lleno en el mainstream y con éxitos a sus espaldas, entre “La Furia” y “Vestida para matar”, ejerce como profesor de cine en las aulas de la misma escuela en la que él se formó, y decide, en lugar de dar insustanciales clases con las que poco podrían aprender sus alumnos, orquestar lo que sería el proceso habitual para hacer una película. En lugar de enseñarles cómo se hacen películas, les ofrece la oportunidad de, directamente, hacerla, siguiendo todos los procesos habituales a la hora de afrontar una producción. Esto va desde buscar la financiación hasta exhibir en salas, con lo que los alumnos salieron de esa escuela habiendo aprendido algo mucho más práctico que si tan solo recibieran clase. Así,  “Una familia de locos” es, en realidad, una película producida, rodada, montada y distribuida por alumnos del curso que De Palma impartía en el Sarah Lawrence College.
La dirección corre a cargo de muchos alumnos, aunque De Palma llevaba la batuta y, quizás por eso, la película aparece firmada con su nombre. De todas formas no es raro que las películas de escuela las acabe firmando el propio profesor.
Desde luego, Brian de Palma hizo bien su trabajo, pues no fueron pocos los alumnos participantes en esa producción que acabarían dedicándose al cine. Por ejemplo, tenemos a Mark Rosman, que debutaría un par de años después de acabar este ejercicio, con la película “Siete mujeres atrapadas” que es un clásico de "serie B" y por la que se convertiría en un director de culto. También participó en “Una familia de locos”, Charlie Loventhal, que levantaría su primera producción al año siguiente con la sex comedy “The First Time” para unos cuantos años después marcarse la simpatiquísima (y ninguneada) “Mi diabólico amante”. De aquella experiencia salieron más directores, pero estos serían los más reseñables.
Por otro lado, esta producción prácticamente amateur (aunque entre unas cosas y otras su producción se fue inflando hasta pasar del medio millón de presupuesto) se pega la machada de contar en su haber incluso con estrellas, ya que uno de los protagonistas, el que interpreta al gurú “El Maestro”, sería nada más y nada menos que Kirk Douglas  que aunque no veía muy claro si aparecer ahí o no, fue convencido por De Palma, al que le unía una gran amistad, y no solo no cobraría ni un duro por su intervención, sino que, además, se convertiría en uno de los principales inversores de la cinta. Por otro lado tenemos a Nancy Allen, que tampoco vería un duro, pero que se vio en la obligación moral de intervenir en la película, ya que por aquel entonces la actriz estaba saliendo con Brian de Palma, por eso aparece en la película como una de las protagonistas principales. Vincent Gardenia sería uno de los actores que vería un dinerillo simbólico del mismo modo que lo vería el principal protagonista, Keith Gordon, que años después sería un habitual de las películas adolescentes de los 80, destacando en su filmo títulos como “Christine” de Carpenter, “Regreso a la escuela” o “Loca academia de combate” y que aparecería en el siguiente film de De Palma, “Vestida para matar”. También tenemos a Gerrit Graham, habitual de De Palma en aquella época,  al que tendrán ustedes fichado en películas como “Terrorvision” o “Kill Bots: Robots asesinos”.
Por supuesto, no sin cierto esfuerzo, estos estudiantes lograron distribuir su película, por lo que se exhibió en salas. Eso sí, sin importarle un carajo a nadie su existencia por mucho Brian de Palma que se acreditara como director. No recaudaron ni uno por ciento de lo que se gastaron en hacerla.
Todo esto que les cuento es la mar de interesante, pero, ¿Cómo es la película? Pues una puta mierda pinchada en un palo, naturalmente.  Al margen de que se la ve relativamente pobretona (no más que cualquier producción de la Crown International de la época) y tosca, esto es una comedia desfasada en el tiempo (parece una sitcom de los años 50) en la que un puñado de personajes corretean para arriba y para abajo, en un caos argumental de difícil seguimiento. Aburrida y tediosa como ella sola. No obstante, ver a Kirk Douglas haciendo el cafre en una producción de factura tan pequeña —y tomándose la película y a sí mismo más en broma que en serio— es lo suficientemente curioso como para que le dediquemos un visionado. Por lo demás, caca.
Para incluir en el pack junto a “Greetings”, “The Wedding Party” y las películas primerizas de naturaleza amateur de su director.
A nuestro país llegó en VHS y DVD, presentada con unas carátulas que provocan, en primer lugar rechazo, cachondeo en segundo, como pueden ver.

sábado, 4 de septiembre de 2021

ARTIK

Desde luego, sentarse en la butaca convencido de que vas a ver un mierdote, ayuda a que luego las cosas se salden más positivamente. Así fue -en mi caso- con "Artik". Descubrir al inicio que venía apadrinada por la marca "Dread" no presagiaba nada bueno. Primero porque recientemente había consumido otros títulos bastante olvidables de su catálogo. Segundo porque he llegado a la conclusión que no hay veneno más mortal para el terror que aquellos dedicados de forma única y exclusiva a producirlo y/o distribuirlo. De fans para fans. Haciendo gala así de una estrechez de miras, y una dependencia de las fórmulas, que deteriora el producto final. O al menos, en la mayoría de los casos porque, siendo un poco benevolentes, es algo que no acaba de pasarle a "Artik".
Narra la historia de un psicópata y su señora que viven en una granja y disponen de un puñado de críos que usan cual esclavos. Uno de ellos, con algo así como trato de favor, sale al exterior a jugar y matar insectos. Un día conoce a un tipo que le come la cabeza con monsergas sobre ser libre, que no te controlen, hacer lo que te plazca, etc. El chaval queda maravillado y surge una relación de amistad entre ambos. Cuando, por los designios del destino, el tipo acabe en las zarpas del psycho-killer, el crío tendrá que debatirse entre seguir siendo fiel a este último o salvar la vida a su nuevo coleguita.
A medida que me hago vieja, cada vez me cuesta más tolerar el horror ultra-realista a base de psicópatas mutilando gente (como me pasó recientemente viendo "Wolf Creek 2". La escena en la que el asesino decapita de forma despiadada a un simpático chavalillo -frente a los horrorizados ojos de su novia- me ofendió tanto que apagué el televisor y me puse hecho un basilisco. Ni yo me lo creía... pero así fue) y, también, ciertas maneras del ya olvidado mal llamado "torture porn", sobre todo cuando se facturan buscando la complacencia del aficionado medio, material este presente en "Artik". Pero si se hace bien, y con gusto dentro del mal gusto, soy capaz de consumirlo e incluso apreciarlo. Como es el caso. Me sorprendió la buena factura de la película, lo interesante de sus personajes (especialmente ese asesino con pinta de troglodita al que le flipan los tebeos de superhéroes) y lo conciso de la trama, que va a piñón, no se pierde en tonterías inservibles ni se complica las cosas al llegar al clímax final. Que este no se haga esperar mucho, gracias a los escasos 78 minutos que dura la peli (aleluya!), también ayuda.
Otro aspecto que me sorprendió es que el personaje protagonista pertenezca al llamado Straight Edge, esa vertiente del hardcore-punk basada en el respeto al cuerpo a base de evitar la ingesta de alcohol, drogas o incluso carne. Y digo que me sorprende porque hace poco vi otra peli, también de terror, y también de naturaleza fans-para-fans (de hecho, viene apadrinada por la revista "Fangoria"), con un Straight Edge de protagonista... aunque más en tono de guasa (hablo de "Porno", con un arranque simpático pero un desarrollo plomizo que se lo carga todo). Tal vez se estén poniendo de moda en estos tiempos tan políticamente correctos que vivimos. El caso es que su presencia en "Artik" supone la incursión en la banda sonora de sendas canciones hardcore-punk cortesía de "Black Flag" (que no era un grupo Straight Edge... pero pal caso, no importa mucho) y Jay Reatard.
Escribe y dirige un tipo llamado Tom Botchii Skowronski en el que es su primer largometraje.
Recomendable... aunque sin hacer aspavientos.

viernes, 3 de septiembre de 2021

LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA VHS) DE "HORROR STORY"

Todavía no se han acabado los fotocromos... o al menos, vamos consiguiendo alguno que otro de vez en cuando.
En esta ocasión, y gracias al lector Fabio Méndez que ha tenido la bondad de escanearlos y enviarnoslos para el disfrute de todos ustedes, les dejo con los de una de las películas más infames de Los Hermanos Calatrava, "Horror Story", que aunque se nos vende como de terror cómico, en realidad se trata de una parodia del cine de espías en la que, en un momento dado, se introduce a los protagonistas en un viejo castillo en el que suceden un par de hechos paranormales. Lo cierto es que todo elemento horrorífico que pueda contener la película se queda en una vulgar anécdota.
Dirigida por Manuel Esteba, la película es más mala que Joselito, y lo cierto es que el único interés de la misma consiste en poder ver a los inefables hermanos Calatrava haciendo de las suyas.
Cuenta Manolo Calatrava en sus memorias "Yo... y mi hermano", que Esteba no les pagó ni un duro de lo estipulado en esta película. Aunque luego volvieron a caer en el anzuelo participando con él en algunas películas más... y a la hora de cobrar, su empresa siempre se declaraba en bancarrota.
Como sea, aquí les dejo los estupendos fotocromos, sin duda, mucho más vistosos que las churretosas copias existentes de la película, ripeadas del costroso VHS (del que, abajo, les dejamos la caratula completa) o de sus pases en televisión.












miércoles, 1 de septiembre de 2021

"DIABOLIK" VERSUS JETAS

A finales de los ochenta, el famoso tebeo italiano "Diabolik", según las artes de las hermanas Giussani, aterrizó en las Españas de la mano de la editorial "GTS". Que fonéticamente suene levemente parecido a JETAS no es casual ni inadecuado, sobre todo si echan un vistazo al material que sigue a estas letras. Comenzando por esa portada increíblemente cutre, con un "Diabolik" que parece obra de un niño con cierto retraso mental....



Dentro, la cosa mejoraba porque se reproducían los dibujos originales, claro... pero tampoco es que en ese apartado los de "GTS" pusiesen mucho cuidado. Básicamente cogían el fumetto, que según recuerdo era tamaño de bolsillo (llegué a pillarme uno en el viaje a Italia que hice con el colegio), y lo adaptaban al de esta edición, tamaño A4, por así decirlo. Y eso suponía dos cosas, o ampliar las viñetas a lo bestia, o pillar las de dos páginas pequeñas y pegarlas en una grande, lo que ocasionaba que quedaran feos huecos entre ellas. ¿Qué hacer? Pues recortar el culo sobrante de una viñeta y situarlo en el bujero de al lado o pintarrajearlo de negro.
Tienen ejemplos de todo ello a continuación....




El caso es que todo esto me pilló en una época en la que, inevitablemente, estaba obsesionado con "Diabolik", de ahí que pagara las 225 pesetas que costaba semejante tomadura de pelo. Encima, no me gustó lo que leí, por lo que acabé perdiendo interés en el personaje.
A los de "GTS" no les bastaba con mutilar la obra de las hermanas Giussani. Su sed de destrucción abarcaba más personajes y tebeos ajenos (según he leído, todos pertenecientes a la editorial fetuccini Astorina, S.R.L.), como pueden ver en el muestrario que sigue:



Justamente, al leerlo caí en la cuenta de que, a pesar de la magra experiencia con este "Diabolik" de chichinabo, llegué a comprar un número de "Gritos y Susurros", supongo que atraído por mi pasión hacia el género y por la horrible pero extrañamente atractiva portada...


Que a día de hoy aún conserve el tebeo de "Diabolik" pero no el de "Gritos y Susurros" querrá decir algo. Supongo que no me gustó ni pizca, porque mi cerebro ha borrado por completo cualquier posible recuerdo. Gracias a dios.
Pues sí, amigos, aquellos eran tiempos de mucha JETA.... JETA que ya conocíamos sobradamente en el mundo de la edición videográfica y que aquí, hoy, hemos extendido a su versión comiquera.