Sin embargo –ya que estamos últimamente visionando títulos
de esa filmografía que, para bien o para mal, parece no acabarse nunca- una de
las etapas de las que menos se habla, es una, como ya he dicho mil veces (de
hecho voy a empezar a no reseñar las pelis de
Franco, porque para decir siempre
lo mismo…) es la comprendida en los años 80, dónde el tío Jess rodaba, rodaba y
rodaba, casi sin dinero y a razón de, casi, peli por semana, toda suerte de
películas y de todos los géneros. Tiempos en los que
el pizpireto equipo (Jess,
Lina,
Mayans…)
bien cargados con película y siempre en un hotel de la costa andaluza, se
podían rodar una de aventuras y/o artes marciales, y sin salir del hotel,
rodarse una película porno de miembros fláccidos o una comedieta ligera con
tintes
“S” para tener completados todos los posibles mercados del tío Jess. Y
cuando no, una de
Al Pereira.
De esta etapa descuidada, loca, chapucera e inmensamente
creativa data esta popular “El hotel de los ligues” que deja claro que si bien
el abuelo a la hora de abordar géneros puede que con algunos fuera más diestro,
con la comedia era un autentico negado. Sin ir más lejos, cualquiera de sus
pornos tiene más gracia y chistes que esta pretendida comedia que cuenta la
historia de tres parejas que interactúan en sus respectivas habitaciones de
hotel, bajo la voyeuristica mirada de un jardinero pervertido y palillero.
Todo funciona como tiene que funcionar, hasta que llega al
hotel la tal Bombón, una mujer de mala vida que se monta ella sola, en la intimidad
de su habitación, tontos numeritos cabareteros.
Esta mujer solita, logra revolucionar la vida sexual del resto de
parejas.
Digamos que la película, chabacana, idiota, fea y
desafortunada funciona solo porque es de Jess Franco con todo lo que eso conlleva
–que es predisposición al aburrimiento y fascinación por las maneras- pero es mala, sosa y aburrida hasta el coño
de la puta. Pero claro, la necesidad de rodar impera, y esta peli nos muestra
joyas en forma de imágenes. Su precio en oro vale la escena en la que Mayans y
Juan Soler, juegan sin ningún motivo al tenis en la pista. Bien, se ve que eso
días debió llover a mala leche por la zona, lo que dejó la pista de tenis
completamente inundada. Lo curioso es que Jess podía haber situado la acción en
cualquier otra parte, o cambiar incluso el supuesto guion. Pero, no, se limita
a rodar la escena de tenis en la pista, como manda dios, solo que esa pista
está llena de agua y en la realidad, jugar con toda esa agua, es inviable… pero
no en una peli de Jess Franco… Ahora estéticamente ¡que cosa más fea, más cutre
y más absurda! Pero a la vez, estos no-detalles, son los que hacen especial el
cine de Franco. Por lo demás, sin novedad de ningún tipo.
Hay quien dice que “El Hotel de los ligues” es un remake un
poco endulzado de otra peli de Jess, “Elles Font Tout”, pero conociendo a Jess
Franco, mucho me temo que es que cogió el guion existente e hizo otra vez la película, porque
si, porque ¿Qué más da? Además en esa época el productor Lesouer estaba muy
cabreado con el tío Jess porque le daba pasta para una película, con ese dinero
Jess hacía dos, y robaba la segunda que luego vendía por su cuenta. Así que
¿por qué coño no hacer la misma peli las veces que me salga de los cojones?
Con todo, la gracia de la película radica en la torpeza de
los bailecitos estúpidos de Lina Romay, y el hecho de que la película entera
parece que está inventada sobre la marcha aunque no fuera así, sino obra de la
desgana y la incapacidad de nuestro director “Trash” favorito.
Ni mejor ni peor que el resto, simplemente, una más.