viernes, 28 de noviembre de 2014

EL PRIMER TORERO PORNO

El cine de corte político de Antoni Ribas, siempre ha estado  camuflado, en su exposición al público, de comedia desmadrada. Sin ir más lejos, el título de esta película, así como su póster ilustrado y la temática que en un principio parece tocar, bien podría ser deudora del Almodóvar de los años ochenta o similares. O al menos me da la sensación de que se intentaba captar a ese público.
Y a mí, a priori, el cine español de los ochenta, me llama la atención. Y más en particular, cierta comedia catalana (Francesc Beltriu, Bellmunt, incluso el primer Ventura Pons por citar a los más famosos, Joan Minguell, Luis Martínez Cortés o Juan Bosch, los más ignotos y cuyas comedias a duras penas llegaban a la meseta) de corte populachero a la que se podría adscribir esta película.
Cuenta la historia de un profesor cuya verdadera vocación es la de torero. Se suele acostar con una actriz porno y como en Cataluña –ya en los ochenta- está muy mal visto lo de torear, le está costando un imperio trabajar de lo que le gusta, así que, la crisis, le obligará a trabajar en una sala de espectáculos haciendo un numerito pornográfico, para sustituir al compañero de su pareja, al que los problemas con la seguridad social del recinto para el que trabaja, le han obligado a dejar el trabajo. Mientras, un par de situaciones supuestamente divertidas, y un par de gags de corte político y socio-económico, y con la independencia de Cataluña como bandera.
Miren que me gusta el humor Catalán y la mera presencia del gran Joan Borrás –aunque aquí tiene un papel muy secundario-,  pero esta película, además de ser más pretenciosa de lo que debería (porque, además de que lo que nos vende es otra cosa, no llega a ser la película que trata de ser), no es del todo una comedia. Y los temas serios que trata, tampoco están tratados de manera suficientemente seria, con lo que, entre la política, que no me interesa y que no se trata de una película en exceso graciosa –no porque no se intente, sino porque no se llega-, al final, se queda sumida en la más chabacana mediocridad, no llegando a ser lo suficientemente buena, ni lo suficientemente mala como para tenerla en consideración siquiera. De hecho, he corrido a reseñarla tras verla, porque dentro de unas horas se me va a olvidar que existe.
Como ese torero que acaba haciendo porno tenemos a un tal Joan Vázquez, que solo protagonizó esta película, aunque luego tuvo un papelito muy pequeño en “Sinatra”. Junto a él, Emma Quer, vista con anterioridad en “Secta Siniestra” o en “El fascista, Doña pura y el follón de la escultura”, para acabar su carrera con Antoni Ribas en “Dalí”. Blanca Marsillach (“El rollode Septiembre”, “Los señores del acero”) o el anteriormente citado Joan Borrás, completan el reparto, entre otros.
Por culpa del título, en los videoclubes, la película era alquilada compulsivamente por los pajilleros, que creían que se trataba de una película porno. De hecho recuerdo de niño ver en las estanterías su carátula con un cartelito pegado en el que rezaba “Atención: esta película no es pornográfica”. Y una de sus ediciones, lo advertía directamente debajo del título: “Una sátira que no es porno” ponía, o algo así.
Flojita.
Como anécdota decir que nuestro Naxo Fiol trabajó para Antoni Ribas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

LAS AVENTURAS DE FORD FAIRLANE

Entendemos como película de culto aquella que, habiendo sido un fracaso en taquilla, a lo largo de su existencia se va granjeando una legión de fans que la reivindican. “Las aventuras de Ford Fairlane” sería un claro caso de lo que es una película de culto. Y además sería un caso curioso, porque si bien es cierto que en los USA, dónde fracasó, es una película que no tiene nada de especial, que pasó inadvertida y que para nada es recordada, en países como Noruega o Hungría tiene cierto culto. Pero dónde de verdad tiene culto y fans, es en España. Curiosamente, dentro del fandom, esta película ha cuajado del todo, mucho más que en esos otros países, y muchísimo más que en los Estados Unidos. De hecho, España es el país del mundo dónde más DVDs de la película se vendieron en el momento de su lanzamiento. En cine (dónde yo la vi por primera vez) apenas congregó a 150.000 espectadores. Pero vendió muchos DVDs.
Yo soy muy fan, no ya de la película, sino de su protagonista Andrew Dice Clay.
El culto que esta película generó en España viene de un pase que le dedicó a la misma Antena 3 en su espacio estrella de cine de cuando se emitió. Ahí muchos descubrieron esta película cuyo doblaje parecía hecho por aficionados, y en el que el lenguaje populachero del protagonista, lleno de expresiones más propias de un garrulo español que de un detective roquero de Brooklyn –al que da vida Clay- caló hondo en cierto sector. De hecho a día de hoy podemos escuchar en la calle frases de Ford Fairlane tales como “Tanto hijo de puta y tan pocas balas” o “La madre que os parió, hijos de puta”, con el aire teatral  que le otorgaba el actor de doblaje al que le asignaron el personaje,y con la misma facilidad que escuchamos las frases de Chiquito de la Calzada.
Mucho se sorprenderían esos fans si la vieran en versión original subtitulada y comprobaran que todas las expresiones del doblaje, salvo en contadas excepciones, son literales,  son las mismas que usaba en inglés Andrew Dice Clay, ergo, a mi lo que me sorprende es que esas expresiones salgan de la boca del actor americano, no del doblaje. Luego, indagando más en el actor protagonista y en su humor, descubrí que es que el tío es lo soez dentro de lo soez, y que en todas las frases mete las palabras “Fuck” o “Mother fucker”, muchas veces de manera indiscriminada y sin venir a cuento, así que todo cuadra.
Pero ese doblaje tan malo y a la vez tan gracioso, no es una cosa anecdótica, que va.  Resulta que a principios de los noventa, fuera por el motivo que fuera, los actores de doblaje convocaban huelgas regularmente, y no doblaban las películas durante cortos periodos de tiempo. Las películas tenían que ser dobladas, así que comenzaron a hacerlo con actores de doblaje de la televisión Gallega, o como en la que nos ocupa, sustituyendo al actor de doblaje por un no profesional. En este caso se contó con Pablo Carbonell, líder de “Los Toreros Muertos”,y que ya empezaba a hacer algún que otro papelillo en cine, para darle voz en Castellano a Ford Fairlane. Y fue un acierto. De hecho la película goza de la fama que goza hoy en España, gracias al doblaje de Carbonell. Si esa huelga de actores no se hubiera llevado a cabo, “Las aventuras de Ford Fairlane” sería hoy una película más, sin apenas gracia que habría pasado totalmente inadvertida.
Y en cuanto al mal doblaje de Pablo Carbonell, es posible que sea algo meramente casual, pero lo cierto es que Andrew Dice Clay es un espantosísimo actor, pésimo y Pablo Carbonell se limita a imitar la forma de hablar del actor americano. ¡Y lo clava! Si tienen el DVD pónganse la película en ambos idiomas y comprobarán  que no hay diferencia alguna en la forma de hablar de Carbonell y de Dice Clay. Entonces, si, Pablo Carbonell interpreta fatal… pero es que curiosamente, Andrew Dice Clay en su versión original, lo hace así de mal también… En cualquier caso,  el poder verla doblada y entenderla, nos da la versión buena y divertida de la película.
“Las aventuras de Ford Fairlane” está basada en una serie de relatos escritos por el novelista Rex Weiner, que se publicaban semanalmente en  revistas centradas en el Rock & Roll tales como el “New York Rocker” o en “L.A. Weeckly”, y cuenta la historia de un  músico de Rock & Roll que viaja hasta Los Angeles para convertirse en estrella, pero, por las veleidades del destino acaba convirtiéndose en detective especializado en casos relacionados con el Rock & Roll. Esta vez, es contratado por enigmáticas personas para encontrar a una groupie que ha desaparecido, justo después de la supuesta muerte por sobredosis de una estrella de Heavy Metal. Entre gilipollada y gilipollada,  tendrá que resolver algo más que esa desaparición.
La película, acumuladora de “Razzies” (para los rezagados, decir que se trata de los premios a los peores del año) hasta la médula en 1990, y famosa por ser una malísima película, en realidad no es tan mala como dicen. Yo creo que es una gran comedia de acción, subgénero este hasta ahora representado por sosas “Buddy Movies” de manual, que no le llegan al forro a esta. Bien rodada por Renny Harlin, con un ritmo poco menos que trepidante, la mala interpretación de Clay/Carbonell, no deja de ser un aliciente a una película entretenidísima, que, efectivamente, sin Clay/Carbonell no sería lo mismo (de hecho no sería de culto) pero sería una película que se puede ver perfectamente. Incluso, diría que se trata de una muy buena película y ¿por qué no? lo mejor que ha hecho Harlin en su  irregular carrera. Las escenas de acción son más que decentes, y la galería de chascarrillos, demencial. Imposible aburrirse. Con esta, no.
En el reparto tenemos nada menos que a Robert Englund haciendo de malo psicópata, y el resto del reparto lo componen cameos de estrellas de la música como puedan ser  Vince Neil (de los Motley Crüe), Tone Löc o Sheila. E, y actores como Wayne Newton (“Licencia para matar”, “Campeón de campeones 2”), Priscilla Presley (“Agárralo como puedas”, “Austin Powers”), Lauren Holly (“Dos tontos muy tontos”, “Dragón, la vida de Bruce Lee”) o Ed O’Neill (“A la caza”, “Cinturón Rojo”).
Por lo que a mí respecta, ¡cojonudísima!

lunes, 24 de noviembre de 2014

THE TAINT

“The Taint” es una película genuinamente gore – esto es, la historia al servicio de los efectos especiales y no al revés-  de corte ultra-mega-independiente (casi amateur) cuyos efectos especiales artesanales (con una gotita, casi imperceptible, de C.G.I. ) serían del todo elogiosos y la baza fuerte del film, de no ser porque la propia naturaleza de la película, que en un alarde de ambición  creativa pretende ser provocativa, políticamente  incorrecta,  artística, moderna y populachera al mismo tiempo, se vuelve en su contra y anula por completo cualquier atributo que pudiera tener. Es más, desde que comienza, se vuelve antipática.
Exceso por exceso, intención de ser lo que no se es y actitud de “si no llegamos a ser esto que pretendemos, con eso que decís que somos, ya nos viene bien” se dan cita en una película que, no obstante, está muy bien rodada y, para ser una cosa de bajísimo presupuesto, mantiene el tempo perfectamente, llegando a estar, incluso, hasta entretenida… pero tantas pretensiones en una película gore, me crispan, enfadan e indignan.
Unos científicos logran, extrayendo del interior de los cojones el líquido que hace que fluyan las erecciones,  crear una especie de suero que fortalecerá la polla de aquel que se lo inyecte. Pero la cosa sale mal, y acaba en un río que contamina a toda la población masculina, convirtiéndolos en individuos misóginos de enormes pollas eyaculadoras (de puñetera goma que canta por soleares), que revientan a las mujeres con ellas, a la par que les aplastan las cabezas con piedras, con saña y exagerada mala baba.
Por otro lado, los no infectados, ahora, que lo que conocíamos como sociedad, ya no existe, aprovechan para violar a tanta mujer como puedan antes de que las pillen los infectados. Finalmente, llega a la ciudad una especie de Hipster que, con una muchacha que anda por las inmediaciones, intentarán combatir esta plaga misógina.
Aunque sus artífices definen la película de varias maneras, en la contraportada del dvd se decantan en primer lugar por “Una experiencia intelectual”, y luego sentencian que se trata de “Una violenta y misógina película sobre violencia, misoginia y entretenimiento” (vaya unos gilipollas), y aunque –spoiler-  al final ganan los misóginos de las grandes pollas,  y no dejan ni una sola tía viva,  una película en la que los misóginos son los malos y un par de héroes luchan contra ellos ¡no puede ser jamás de los jamases una película misógina! Pero como los directores son un par de modernillos enrollados, pues, venga, vamos a decir que es una película de lo más cabrona y desagradable.
Ya digo, una película que aunque esté muy bien técnicamente en todos los sentidos, siendo semi amateur, es un claro ejemplo de que, como todo en la vida, no solo las cosas bien hechas son importantes; para mí cuentan, en según que casos, la actitud e intenciones de quienes las hacen, y estos Drew Bolduc y Dan Nelson, son un par de universitarios gilipollitas, jugando a que ser, por un lado  la versión buena de Chad Ferrin y por otra los sucesores de los “Radio Silence”. Para ser tanto una cosa, como otra,  hay que tener talento, que estos muchachos no tienen. Ahora, la peli ¿Se puede ver? Sí, está entretenida. Y hasta curiosa.
Rodada en alguno de los bosques de Richmon y con estudiantes de la universidad de Virginia como actores, se ve que a nivel amateur debió gustar por allá abajo, porque pronto el pirata de Lloyd Kaufman y su infame “Troma” apareció y se quedó la película, supongo que engañando a sus autores, que gracias a sus ansias por tenerla distribuida permitirán que el dinero que esta dé, se lo quede el señor Kaufman en sus arcas. Eso si, ellos tendrán su flamante edición en Blu-Ray. Y el colmo del esnobismo: No solo es que la hayan editado también en VHS… es que, además, si quieres puedes adquirir el VHS decorado a mano…. para matarlos, Señora mía.
En algunos certámenes en los que se pasó la peli, le quitaron la inscripción “Kill Women” al póster como condición para proyectarla.

viernes, 21 de noviembre de 2014

ME HACE FALTA UN BIGOTE

Exceptuando las dos películas que dirigió después para lucimiento de los “Hombres G”, se puede decir perfectamente, que la última película de Summers, sería “Me hace falta un bigote”. Una película rara, que condensa en hora y veinte, sino todo el cine de Summers, si las películas que le dieron la fama; esto es, que “Me hace falta un bigote”, sería secuela inconfesa de su obra más famosa “Del rosa al Amarillo”, sería, también,  película de cámara oculta,  sería biopic,  película típica suya de adolescentes, y por ultimo, también sería película de los “Hombres G”… y el que no la haya visto se preguntará ¿Cómo es eso? Fácil. Summers rueda una película en la que el protagonista es él mismo, en la que figura que está rodando una película de cámara oculta, la cual quiere terminar inmediatamente, porque como ha recibido una carta de la que fue el primer amor de su vida, y eso le remueve la nostalgia,  decide rodar una película en la que cuenta como fue esa relación con esa señora, a la que amó con toda su alma cuando tenía 10 años.  A partir de que comienza con la escritura del guión,  la narración se torna “flashback”, la imagen se pone en blanco y negro, y nos cuenta su propia historia infantil, la historia de el niño que se enamora de una niña, que, siendo un par de años mayor que él, dice estar enamorada de Jorge Negrete, que lleva un bigote más negro que un teléfono. Y el niño llega a la conclusión de que le hace falta un bigote. ¿Y lo de los “Hombres G”? bueno, pues en un momento de la primera parte de la película, Summers, llama por teléfono a su hijo, líder de ese grupo, y se pegan un cameíllo a costa de eso.
 No es ni de lejos la mejor película de Summers, pero si que es una buena forma de hacerse un auto homenaje – y un testamento al fin de al cabo- y de saciar el ego que todo artista tiene, pegándose el gustazo de protagonizar su propia película, haciendo de si mismo, y contando una anecdotilla de su vida. Claro, se pegó un gustazo que, sin embargo, pasó del todo inadvertido ya que tan solo fueron a ver la película a los cines 73.000 espectadores, que para una película española del año 1986, era una miseria. Menos mal que luego se resarció con  Sufre Mamón” y “Suéltate el pelo”.
A mi me gusta el cine de Manuel Summers, y por lo tanto, me gusta “Me hace falta un bigote”, pero también es cierto que, igual que me parece una película originalísima, una machada de alguien con mucho oficio a sus espaladas, me parece que en el momento que la película se vuelve rancio “flashback” en blanco y negro, pierde el interés para mí. Porque amoríos de críos y sexualidad temprana de la posguerra, ya lo contó muy bien en sus películas pasadas, aquí lo que me interesa es toda la primera parte, con él rodando, llamando a su hijo, comentando proyectos con Jorge Grau y todo lo referente al “metacine” que ofrece toda esa parte inicial. Luego ya, incluso me aburro con los críos vestidos de falangistas, calibrando qué es y que no, un pecado.
Sin embargo, me encanta como combina todos los elementos que dotaron de personalidad sus películas.
En el reparto, además de la familia Summers tenemos a Luis Escobar, Jesús Hermida, el antes mentado Jorge Grau,  Carlos Lucas o Juan José Alonso Millán.
Recomendable para completistas de Summers, si es que hay alguno por aquí.

lunes, 17 de noviembre de 2014

DICE RULES

En su momento de mayor esplendor, en 1991, Andrew Dice Clay se pegó la machada de llenar el Madison Square Garden de Nueva York (esto es decir, miles y miles de personas) y meter en su interior un equipo cinematográfico para que filmara su espectáculo, el “Dice Rules”. De ahí salió esta película, así como un doble álbum que recogía los mejores monólogos de cómico americano.
Claro que su espectáculo apenas duraba cincuenta minutos, con lo que no llegaba a la duración estándar para estrenar en cines, con lo que la completó con una serie de sketchs interpretados por si mismo, en los que nos cuenta como fue su vida hasta convertirse en “The Dice”. Para ello, asume el rol de un retrasado mental – en realidad imita a Jerry Lewis- al que le van sucediendo una serie de cosas en su día a día,  hasta que por fin se pone la chupa de cuero de “The Dice” y con ella puesta, comienza el show. También aparecerá él, entre sketch y sketch comentando lo que acabamos de ver, usando la gorra más grande que he visto en mi vida.
Por otro lado tenemos, durante los títulos de crédito iniciales, un numerito musical  interpretado por él mismo, que vemos claramente, por el local donde está filmado y por el vestuario del cómico, que es un extracto descartado de “Las aventuras de Ford Fairlane”, que le vino de perilla para rellenarle minutos a esta.
Así, tenemos una película atípica, rara y extraña, en la que lo que cuenta es el show del cómico que no empieza hasta pasada media hora. Hasta ese momento, vemos las gilipolleces que acabo de comentar.
La película fue un fracaso absoluto y, dicen, que el principio del meteórico declive de Andrew Dice Clay, que, prácticamente, dura hasta nuestros días en los que la rumorología dice que tiene que trabajar en un gimnasio para poder subsistir. O al menos, hasta que lo rescató Woody Allen para darle un papel en “Blue Jasmine”.
La película, además, está considerada una de las peores de la historia, y se llevó nosecuantos  premios Razzies. Pero es que allá dónde estuviera Clay, estaba esta asociación acechando, gustosa de darle sus anti-premios. Ya lo hicieron con “Las aventuras de Ford Fairlane”.
En cuanto al show de Clay, no gustó a la sociedad bienpensante, que le criticó el hecho de que sus chistes y gags fueran de corte machista, homófono, racista y, en definitiva, todas esas cosas graciosas –huelga decir, que comparto y uso el humor de Clay- que tanto molestan a los americanos, según quien las use.
La crítica, calificó a Dice de misógino y de usar un humor de “Matón de patio de recreo”, y afirmó no hacerle puta gracia como en la película “The Dice”, se ríe de un traqueotomizado, de los paralíticos y de las mujeres.
Por otro lado, Roger Ebert, su eterno enemigo,  lo llama acomplejado y “assholer”.
Rotundo, Ebert,  termina diciendo que, a juzgar por el tipo de público de Andrew Dice Clay, al cual podemos ver en la película, eso parece, más que un show cómico, un mitin fascista, con todos esos garrulos levantando el puño y coreando como brutos el nombre del cómico.
Y es que efectivamente, el público de Clay, al menos en ese show, está compuesto de blancos de la “White Trash”, que ríen sin parar todas las gracietas de Clay, y dónde predominan individuos desdentados luciendo bonitos “Mullets”. Ni un solo negro en el público. Acojonante. Aunque por otro lado, es sabido que Clay, en su vida personal, se mueve con famosos raperos (obviamente, negros) con los que, incluso, colabora en sus canciones.
Pero, que quieren que les diga, a mí Andrew Dice Clay me cae bien, me gusta mucho el humor que hace, me gustan sus películas, y esta, aunque entiendo perfectamente que esté considerada una de las peores de la historia (los treinta minutos previos al show de Clay, son una absoluta vergüenza… graciosa, si, pero de pena) es una película, que a pesar de que, dentro de su show, se me escapan montones de expresiones, jerga y juegos de palabras debido a que la visioné con la única ayuda de unos defectuosos subtítulos en Inglés, me gusta mucho y lo que pude entender me hizo mucha gracia, al igual que reconozco que la imitaciones que Clay hace de Stallone, De Niro, Pacino, Eric Roberts y John Travolta, son unas imitaciones horrorosas ejecutadas, no obstante, dentro de un magnifico gag en el que estos imitados, deciden ir juntos al zoo, donde no ven una puta cebra (¿).
Especialmente celebrado el momento en el que recita, a la vez que su entregado público le ovaciona, el famoso “Moother Goose”; una serie de rimas ofensivas inspiradas en canciones populares, que le valieron el veto de por vida en la Mtv.
“La madre que os parió, hijos de puta”.
En fin, tengo debilidad por este cómico, que les voy a contar. Buenísimo.

sábado, 15 de noviembre de 2014

THE TOWN THAT DREADED SUNDOWN (2014)

En 1946 un escalofriante psycho-killer con el rostro oculto tras un saco se dedicó a asesinar a varios jovenzuelos en la ciudad de Texarkana, por ahí Texas. Bautizado como "The Phantom Killer" (el asesino fantasma), nunca jamás fue capturado, dejando una huella indeleble en los habitantes de la ciudad y su historia. Hablamos de un hecho totalmente verídico, tanto es así que en 1976 fue motivo de una película titulada "The town that dreaded sundown", "Pánico al anochecer" para su edición videográfica en España. Desafortunadamente, y a pesar de haberse parido en los siempre estimulantes setenta, el resultado final dejó mucho que desear, en buena parte debido a su inadecuado y atontado sentido del humor. Lo único salvable era la caracterización del asesino, que inevitablemente recuerda al "Jason Voorhees" del segundo "Viernes 13". De hecho, existe un cartel que casi parece parido para la película de Steve Miner y que os dejo por ahí abajo.
El caso es que se hacía necesario una nueva versión más seria y respetuosa (y que no la dirigiera Ulli Lommel, por favor), y esta fue anunciada hace un año o asá. De entrada pintaba interesante ya que en su producción / confección andaban involucrados nombres ligados a películas como "Paranormal activity" e "Insidious" (don Jason Blum) o series como "American Horror Story". Lo malo vino -pa mi- cuando descubrí que realmente se trataba de una especie de secuela tardía... me explico:
Texarkana. Han pasado 65 años desde los asesinatos. Y casi 40 desde la película. Para "conmemorar" la movida, esta se proyecta en un auto-cine durante la noche de Halloween. Una parejita que sale a media peli es atacada por un tipo que va vestido como el mismo "Phantom Killer". Es lo que llaman un "copycat", un imitador que recrea los asesinatos originales exactamente igual, hasta el punto de dejar viva a la chica, cosa que también hizo el auténtico en su día. Esta decidirá investigar los hechos mientras los crímenes se van sucediendo, siempre según los patrones de la historia real.
Todo eso, en su momento, me echó un poco atrás. ¿Por qué no narrarlo tal cual fue, recreando la década de los 40?. Parecía una excusa para ahorrarse invertir en decorados, vestuario y demás ambientación. Pintaba a cutre, básicamente. Bien, una vez visionada la película, puedo decir que estaba equivocado, al menos en parte. Este nuevo "The town that dreaded sundown" (bautizada para las españas como "Espera hasta que se haga de noche") está parido con talento y sapiencia cinematográfica. En el apartado técnico merecen ser destacados algunos sinuosos movimientos de cámara (sobre todo el del principio de todo, en el auto-cine) y la iluminación, que a ratos tira de llamativos y atractivos rojos y azules, lo que le da un rollo extraño de lo más molón. Tal vez sea el modo en que los responsables quieren marcar la diferencia entre la peli que, a pesar de partir de un caso real, lo que narra no deja de ser ficción (por mucho que al inicio digan lo contrario) y la realidad, siempre infinitamente más dramática y desagradable. Resumiendo, que les ha quedado una cosita estilizada y muy estimulante pal ojo.
Complementan todo ello un tempo llevadero, actores más que solventes, algo de gore en sus justas dosis y algunas ideas frescas, como la pareja que se oculta en el bosque pa liarse, con el detalle de que son dos adolescentes varones apunto de experimentar su primer encuentro homosexual. Cosas así compensan otras más tópicas y clichosas, como que la churri protagonista me vaya de "solitaria e inadaptada" a pesar de estar como un quesito y despertar pasiones sin complicarse la vida. De hecho, no tarda nada en encontrar un sustituto a su primer noviete masacrado por el "Phantom Killer"... a eso le llamo yo superar el trauma. Aunque más vil resulta el modo en que lo justifican hacia la parte final, durante el clímax, como si ello la exculpara de ser, esencialmente, una zorra insensible.
Uno de los aspectos más llamativos de la película es lo mucho que la versión del 76 forma parte de la trama. No solo la vemos continuamente en pantallas de cine o televisores (o carteles), también se recrea su rodaje y el supuesto hijo del director de aquella es quien aporta la pista final para desenmascarar al asesino. En un momento dado suelta: "Mi padre siempre quiso que yo rodara una secuela", algo que no deja de ser gracioso si tenemos en cuenta que en realidad  es eso mismo lo que estamos visionando. El tal padre/director es Charles B. Pierce. que, pa no faltar, se marca un cameo.
En el reparto localizamos algunos nombres / rostros familiares como los de Veronica "Alien, el 8º pasajero" Cartwright, Ed "El justiciero de la noche" Lauter, Edward "Jóvenes ocultos" Herrmann, Gary Cole (el padre de "La tribu de los Brady" en su simpática versión coñera de los 90), Spencer Treat Clark, el niño de "El Protegido", Joshua "El proyecto de la bruja de Blair" Leonard y Anthony Anderson, al que normalmente vemos en papeles cómicos (en la serie "Scary Movie", por ejemplo) y que aquí hace uno -relativamente- serio como Ranger de Texas.
Al director y al guionista no los tenía nada vistos, pero me hacen gracia por sus hispánicos nombres, Alfonso Gomez-Rejon (forjado en las series "Glee" y "American Horror Story") y Roberto Aguirre-Sacasa (también ligado a "Glee"), responsable del libreto de la muy terrible nueva versión de "Carrie"... suerte que en el caso de la reseñada anduvo mucho más inspirado. Sin ser la polla en patinete, el "The town that dreaded sundown" del 2014 está un rato potable / visible y, sobre todo, supera y con creces a la peli del 76.

viernes, 14 de noviembre de 2014

THE ST. FRANCISVILLE EXPERIMENT

Es curioso el caso de esta “The St. Francisville experiment”.
Las leyendas populares estadounidenses, cuentan que en 1834 se cometió una masacre con esclavos negros, en la mansión de St. Francisville. El tema salió a la luz tras un incendio en esa casa, dónde aparecieron restos de cadáveres con signos de tortura y encarcelamiento.
Bien, pues en un principio, un productorcito con poco dinero en los bolsillos, quería grabar un documental sobre la casa y estos hechos, pero mira tú por donde, durante la pre-producción de este documental, “El proyecto de la bruja de Blair” se estrenaba,  se convertía en fenómeno social, y el invento llenó, a sus responsables, los bolsillos de dinero. Así que pensando en el vil metal, el productorcito, mutó su proyecto de documental, en un descarado “Exploitation” del por muchos considerado primer “Found Fotage” de la era moderna. Así que, con esa idea, contactó con varios socios que pusieran algo de capital, entre ellos Charles Band, y logró reunir los míseros 250.000 dólares, que con suerte se convertirían en millones. Y por sugerencia de Band, se contrató a un experimentado director de cine, acostumbrado a rodar con presupuestos ínfimos: El pobrecillo de  Ted Nicolaou (“Terrorvision”, “Puppet Master vs. Demonic Toys”).
Así,  plagiaron plano por plano la estructura de falso documental de “El proyecto de la bruja de Blair”, con una primera parte con cabezotes parlantes y  cambiando el bosque en el que se desarrolla la original, por la mansión de St. Francisville, y a la bruja, por los espíritus de los esclavos encadenados que murieron torturados allí. Pero un plagio tan descarado, que aquí también tenemos un plano de una de las protagonistas aterrada ante la magnitud de los paranormales acontecimientos, que llora desconsolada. Claro que todo esto rodado en mini-dv, sin brío, sin gracia, y con tanta luz en los momentos de terror, que no da miedo en absoluto. Con lo difícil que es que un “found footage” no de miedo.
La peli cuenta como un grupo de estudiantes de cine interesados por los hechos paranormales, se adentran con sus cámaras de vídeo en la susodicha mansión con el objetivo de grabar tanta actividad fantasmal como puedan. Y claro, cuando estas hacen acto de presencia, estos se acojonan.
La película es tan incompetente que, llevando toda esta estructura de falso documental, y sin salirse del mismo, una vez se adentran  en la casa, el montaje pasa a ser como el de una película de ficción, viendo la acción a través de las cámaras que portan los protagonistas, por lo que la sensación de realidad, tan importante en este tipo de productos, brilla por su ausencia. Además que vemos planos que, ni de coña, podían pertenecer a esas cámaras, cosa de la que en Estados Unidos, se mofaron especialmente.
Eso por no hablar del soberano aburrimiento que supone el enfrentarse a su hora y media de metraje.
Plagiando, de la misma manera, la campaña publicitaria de “El proyecto de la bruja de Blair”, cuando esta aún estaba calentita en los cines, anunciaron esta película como si fuera totalmente real, y que estas eran las cintas encontradas de este grupo de jóvenes, por lo que se omitió siempre, en la campaña promocional, el nombre de los actores.
La película salió directamente en DVD, fue un fracaso de ventas, y los aficionados se pitorrearon de ella, como era de prever, y los más puristas fans de “La bruja”, se ofendieron y la criticaron en sus blogs, llegando a decir que esto era un insulto y una falta de respeto para con “El proyecto de la bruja de blair”. Vamos, que salió el tiro por la culata, porque la puta película es una vergüenza, la campaña promocional una chufla, y esta gente no ha sabido expoliar como es debido. Además de que salió inmediatamente después de “La bruja de Blair”, y aunque el público es tonto,  no lo es tantísimo.
Así que, con la tontería, esta mierdecilla se ha quedado ahí como una pieza oscura y extraña, que no obstante, y gracias a la visita a mi rastrillo favorito, he podido encontrarla por un euro en DVD, gracias a que, en su momento, “Filmax” la editó, un tanto de tapadillo, en la segunda era dorada del vídeo club. Además, con mala leche, o al menos yo lo interpreto así, pues la frase promocional de la película en españa reza: - Si “El proyecto de la bruja de Blair” te asustó… “The St. Francisville experimente” te aterrorizará”- Desde luego, es una película aterradora…
Un pedazo de mierda, que no deja de ser curiosa, un “Exploitation” que pasó inadvertido, y un nuevo “Found Footage”, esta vez de vergüenza ajena, para la saca.
El pobrecillo de Ted Nicolaou,  todavía anda por ahí, rodando cualquier mierdecilla que le proponen, echando sobre el asador sus huevos y su escaso talento.

jueves, 13 de noviembre de 2014

SALVAR AL SOLDADO RYAN

Les voy a contar una historia de la mili. Esperen, esperen, no será la típica historia de abuelo cebolleta (o puede que sí) es solo algo superficial para empezar la reseña con una anécdota personal. Pues sí, yo un chicarrón del norte hice el servicio militar en 1998, el mismo año de estreno que esta película. Si se preguntan porque hice la mili, no fue por ver la película (que no había visto hasta este lunes pasado) ni por un sentimiento patriótico, fue simplemente porque no tenía nada mejor que hacer. Si, como lo oyen. No sabía que quería hacer, y estudiar nunca se me dio demasiado bien. Como se me agotaban las excusas para las prorrogas, y ese año era el último sorteo para decidir destinos del servicio militar obligatorio en nuestro país, decidí no renovar ningún papel, con la demasiado optimista idea de que como había exceso de cupo, miles de jóvenes quedaríamos exentos de hacer la mili siendo yo uno de ellos. El sorteo funcionaba así, tu tenias un numero, y en el sorteo saldría un numero (recuerdo que lo retrasmitieron por televisión) y de ahí para adelante las chorrocientas mil plazas estarían ocupadas, así que si tenias un número a partir del chorrocientas mil uno, ya estabas libre.

Para que la anécdota tenga más guasa han de saber que nunca me ha tocado la lotería, y cuando jugaba quinielas con los compañeros del instituto perdíamos estrepitosamente lo invertido. ¿Pues ya se imaginaran, no? Exacto, no me libre por los puñeteros pelos, no sé si fue con 150 o 200 números. Ver en la televisión a cientos de chavales saltando y celebrando que se habían librado, hizo que sintiera esa envidia insana que nos embarga a todos cuando el día de la lotería de navidad sale alguno de los que han ganado mucha pasta por la tele diciendo que con lo que ha ganado va a tapar unos agujerillos. Yo si que te tapaba los agujeros cacho carbón, a paladas de tierra, por la boca y el....... en fin, pues eso, que estaba jodido.

Pero luego hice la mili y no lo pase mal, volvía todas las noches a dormir a casa de mis padres así que guay. Es más, me vino muy bien como fuente de disciplina, aunque también vi que la vida militar no era para mí. Afortunadamente me pase la mili jugando al mus mientras escuchaba la serie de TV Louis & Clark por una vieja radio FM de las que estuvieron en Vietnam (y no es coña, todo lo que teníamos en mi cuartel eran cosas de segunda mano compradas al ejército estadounidense) Bueno como veo que esto SI es una anécdota de abuelo cebolleta, a lo que iba. Uno de los mandos de mi compañía, no recuerdo quien, nos dijo que fue al cine a ver la película y que todo estaba perfectamente recreado, salvo un arma que aparece que no era de aquella época y que no salen, o casi no se les ve, a los otros países aliados que también tomaron la playa de Omaha. Salvo esos detalles mínimos nos dijo que la película era muy buena. Como comprenderán yo estaba del ejercito ya en esos momentos un poco hasta los cojones, así que lo último que quería cuando salía de allí era meterme en una sala de cine a pasar 3 horas viendo militares, además no me podía/quería fiar de la opinión de una persona que sabia estaba condicionada por su carrera militar, así que en su momento pase. Pero como he dicho antes el lunes pasado la vi y me encontré con eso que se llama ALTO CINE, en este caso bélico.

Salvar al soldado Ryan es CINE con mayúsculas, da todo lo que el cine puede dar, gore y carnaza para empezar, planos preciosos de campiñas francesas, o de militares andando, o contra el sol recortando una silueta del Capitán Miller. Momentos de terror, pánico, tensión, compañerismo, impotencia, brutalidad, emoción hasta las lagrimas, TODO!!! Sin olvidar un elenco de actores tan extenso y de una calidad tan bestial que quita el hipo. Y si a todo esto le sumamos el buen hacer de Steven Spielberg para que quieres más. Las cámaras en mano que son casi la mitad de la película sino más, son excepcionales, el trabajo de fotografía es magnífico, los efectos de sonido, los especiales, el vestuario, el atrezo…. todo, todo es de una calidad extrema. 

Los tres hermanos del soldado Ryan han muerto en combate, así que el General de la plana mayor ordena devolver al último de los Ryan con vida a su madre. Para ello el Capitán Miller (Tom Hanks) con una pequeña escuadra de hombres que han sobrevivido al desembarco de Normandía 3 días atrás, son enviados tras las filas enemigas a localizar a Ryan.

Por el camino vamos viendo y descubriendo a los personajes y en las situaciones que viven podemos ver que nadie actúa de una forma heroica, todos están allí para matar y morir. Sus decisiones heroicas o desinteresadas no les llevan a buen puerto, los ejemplos claros son Caparso (Vin Diesel) y cuando sueltan a un nazi, el cual luego vuelve a la carga contra ellos. Solo intentan sobrevivir un día más y cumplir órdenes. Y es que como bien dicen al principio, arriesgar la vida de 8 hombres por la de uno solo es una estupidez, pero son órdenes y los soldados cumplen órdenes, punto. Realmente devolver sano y salvo a Ryan, es devolver una parte del sacrifico realizado por los cientos de miles de voluntarios (y no tan voluntarios) que fueron a la guerra. Una forma de expiar los pecados del ejército, y nunca mejor dicho porque expiar significa sacrificar algo para borrar un pecado o conseguir su absolución.
La película con sus tres horas de duración no se hace pesada, el guion, y como digo unos actores excepcionales hacen que la veas con interés aunque todo el asunto bélico no te atraiga ni lo más mínimo. 

El mensaje se podrá tomar bien o se podrá tomar mal, pero la película no dejara de ser lo que he dicho arriba, CINE en mayúsculas.

jueves, 6 de noviembre de 2014

TERROR SIN HABLA

No es la primera vez que el amigo Pete Walker asoma por estos ciber-parajes. Tampoco lo es aquello de que, en general, su cine no me apasiona... salvo alguna excepción bien sonada. Para los que sean lo suficientemente gandules de no darle a ninguno de los enlaces expuestos, resumirles la movida en que Walker es uno de los cineastas más importantes y destacados -sino el que más- del terror británico producido sobre todo durante los años 70. Y "Terror sin habla", "Frightmare" en versión original, es su peli más conocida y respetada. De hecho, hoy día se la considera un clásico. La alquilé de chaval en mi video-club habitual atraído por el nombre de su director -del que algo sabía, cómo no, gracias a mis "Fangoria" yankees- y, claro, por esa caratula que prometía sordidez y truculencia. ¿Adivinan el resultado?, ¡premio!... decepción es mi segundo nombre. No obstante, ayer noche, y tras un porrón de años sin darle una segunda oportunidad, decidí que ya había llegado el momento.
La historia arranca con una pareja de asesinos siendo capturados y encerrados en prisión. Veintipico años después conocemos a sus hijas, la más joven de las cuales (muy guapa ella) es una golfilla de armas tomar cuya especialidad es la mentira y la manipulación. La otra le oculta que sus padres siguen vivos y habitan una granja en pleno monte, bien lejos de la sociedad. La madre, que era la asesina number one, se supone curada... pero no. Lee las cartas del tarot y aquellos que la visitan para conocer su fortuna terminan asesinados y... devorados. Sí, le tira el canibalismo. Naturalmente semejante pifostio estallará a lo burro en un final donde todos los personajes se encuentran y pasa lo que pasa.
"Terror sin habla" es inconfundiblemente británica y setentera en su forma y fondo. La estética que gasta, el modo que está rodada, los zooms, el gore tímido y algo costroso, los peinados de los actores... en fin, todo muy de la época. Y también la calma con la que Pete Walker se toma las cosas. No me extraña que de chaval me aburriera hasta lo indecible, ya que para degustar el material más chocante o sangriento has de cargarte de paciencia. No diré que tiré de cámara rápida o me agobié porque mentiría, la vi más o menos bien, comedidamente entretenido.
No comprendo que sea la peli más famosa y considerada de su director teniendo "Los crímenes del ático" en el curriculum, muchísimo más lograda en todos los aspectos. Sí, hay algunos asesinatos resueltos con gracejo, algunas ideas retorcidas (ese pajar donde se acumulan los cadáveres), algo de mala leche (el agradecido asesinato del irritante motero chulito), incluso cierta inquietud (la pobre mujer empalada con un atizador al rojo vivo, después de un inútil y desesperado intento de fuga. Lo que no entiendo es por qué se queda quieta esperando que la maten) y un final tirando a "shock" que es lo mejor de la peli (por algo también la imagen icónica que adorna el cartel), pero deja con la sensación de que "Terror sin habla" hubiese funcionado más como capítulo de una serie televisiva, es decir, con 30 minutos, o si me apuras, 60 y un final sorpresivo.
Merece la pena señalar cierto parecido temático entre el film comentado y el clásico "La matanza de Texas", ambos de 1974, ambos sobre familias caníbales, ambos situados en ambiente rural (al menos las secuencias más truculentas) y ambos con jovenzuelos rebeldes dando la paliza. ¿Casualidad?, no sé, no me extrañaría que Walker hubiese visto la peli de Tobe Hooper y tomara buena nota pa rodar la suya a toda castaña, al fin y al cabo el colega era un exploiter de tomo y lomo y ya había rechupeteado anteriormente de corrientes reinantes (la misma "Los crímenes del ático" es puro "giallo" argentiano). Normalmente el cine de Pete Walker es más gótico en un sentido clásico del término, pero aquí apuesta por una temática sucia y terrenal, lo que también la emparenta con el terror duro y feista norteamericano que comenzaba a despuntar con fuerza por aquellos entonces.
Dejémosla en pasable y curiosa por motivos antropológicos e históricos.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

SANTO CONTRA CAPULINA

Las películas de Santo, el enmascarado de plata no me gustan. No me gustan nada. Es más, el uso que se hace en este puto país de mierda de ellas me repugna; las asocio a la cultura pop de gafapastilla y bigotillo, al odioso e irritante rollo Subterfuge  y  a la cinefilia del que jamás ha sido cinéfilo. Pero manías personales a parte, es cierto que las películas de Santo, además de icónicas, son como el cine porno. Están todas rodadas igual, y vista una, vista todas. Incluso hay pelis porno menos aburridas que la más entretenida del Santo. Súmenle, que los luchadores enmascarados Mexicanos, no me parecen atractivos como personajes, porque, de igual modo, son todos iguales. No hay diferencia entre Santo, Blue Demon, Mil Mascaras, o el más reciente Atlántis.
De niño, tuve ocasión de ver en cine varias reposiciones de las películas de Santo; me parecían siempre un coñazo. Ya de adulto, inmerso en la cultura del cine “Trash” y los sub-géneros, les di a algunas de esas películas (“Santo contra la invasión de los marcianos”, “Santo y Blue Demon contra Drácula y el hombre lobo” (creo que se llamaba así)) una oportunidad. Me parecieron absolutamente insufribles, muchas de ellas ni acabé de verlas. Así que, digamos, que las películas de luchadores enmascarados no son “Santo” de mi devoción (Je!).
Sin embargo, si que soy un gran amante de la comedia en todas sus vertientes. Y esto incluye, si no la degustación de toda la comedia Mexicana, si al menos un conocimiento general de sus películas y comediantes. Ergo, un “Crossover” entre Capulina, famoso cómico que protagonizó mogollón de estúpidas e infantiloides películas –sin ir más lejos, “El Karateca Azteca”-  y Santo, si que forma parte de mis intereses, por lo desquiciado del asunto, y el hecho de poder ver dos iconos mexicanos pertenecientes a universos tan distintos juntos en un film.
La equivalencia sería, no se… ver una película cuyos protagonistas fueran  Iron Man y Pee Wee Herman, por ponerles un modelo yankiee que muchos de ustedes podrán identificar sin ningún tipo de problemas. Pues si, ese tipo de estupideces si que me gustan.
Claro, el negocio era redondo; dos de los personajes más taquilleros de los años sesenta juntos en una película.
Y aunque en España se estrenaron montones de películas protagonizadas por Santo, que dejaban en taquilla discretas cantidades (nunca una película de Santo pasó de los 500.000 espectadores en nuestros cines), “Santo contra Capulina”, nunca llegó a estrenarse, puesto que, aunque el luchador si gozaba de popularidad, Capulina era un completo desconocido en españa, que se rendía ante los pies de Cantinflas, del cual, el cómico al que nos estamos refiriendo, no es más que un remedo.
Eso si, esta película, no obstante, está más confeccionada para el lucimiento de Capulina que del Santo.
Capulina, trabaja de vigilante nocturno en una oficina de correos, pero como buen vago y maleante que es, duerme en lugar de vigilar, lo que propicia que unos ladrones entren a robar. Por suerte, estos son interceptados por Santo, que váyanse ustedes a saber que demonios hacía por allí. Y Capulina, en su afán por ayudar, no hace más que entorpecer las labores de acción del súper héroe. Creyéndose amigo del luchador, Capulina se hace con una mascara similar a la de Santo, que lucirá orgulloso por la ciudad,  lo que hará que los mafiosos de turno, se crean que es el famoso luchador. Por otro lado tenemos a un científico que crea replicas robóticas exactas de los humanos, crea una de Capulina, que será a la que se enfrente el Santo (y así se justifica el título). Como es lógico,  todo se resolverá sin mayores problemas
Pues el visionado me ha resultado soso, blanco, los personajes tienen el carisma justito, pero al mismo tiempo me resulta un producto entrañable, icónico (esto es así) y hasta entretenido. De hecho, me ha entrado infinitamente mejor que cualquier producto del Santo enfrentándose a todo tipo de  monstruos o mafiosos, simplemente porque el encuentro entre él y Capulina, es lo suficientemente divertido como para tener en consideración todo lo demás. Pero es su trama ligera, infantil y desprejuiciada, lo que convierten a este producto en un entretenimiento “fast food” de lo más agradable.
Algunas conversaciones entre los dos protagonistas, absolutamente tontas y retarded, verdaderamente merecen la pena.
Dirige, como no podía ser de otra manera, el primero de los Cardona, Rene Cardona, que dirigió montones de películas de ambos personajes por separado. Y guioniza otro mexicano clásico, Alfredo “Killer BeesZacarías.

lunes, 3 de noviembre de 2014

BRUCE LINITO AGENTE 003 Y1/2

Si hay una estrella de la serie Z reconocible, más incluso que Richard Harrison, ese sería el inefable  actor Filipino Weng Weng, que venía de hacer porno, y además entró de cabeza en el libro Guiness de los records como el actor protagonista más bajito de la historia, hasta que le arrebató el trono uno aún más pequeño, Nelson de la Rosa. Pero eso sería otra historia.
Y esta “Bruce Linito, agente 003 y ½” sería su película más famosa. A nuestro país llegó directamente en vídeo, pero lo cierto es que fue una rompetaquillas en el tercer mundo. Cualquier país en el que se pase hambre, pero que, sin embargo, disponga de salas de cine, tuvo esta película en sus salas, y en todas ellas hubo llenos continuos. Hacer una parodia de una saga de películas ya clásicas en 1980 como son las de James Bond, que el protagonista sea un repugnante enano y mezclar todo esto con las artes marciales, viviendo por entonces su mejor momento, y unas buenas dosis de acción y humor, era algo que no podía fallar, como muy bien sabía el productor, Dick Randall, quien con pocos duros y con protagonistas, digamos, estrafalarios, supo hacerse millonario. Y esta película es una de las que más pasta le dio.
Obviamente, supo jugar con los elementos de los que disponía; el enano Weng Weng vestido todo de blanco (si te fijas bien, podrás comprobar que tanto los vaqueros blancos que luce, como las botitas que calza, están pintados con Tintanlux), y un título de lo más sugerente, que sea, además, un juego de palabras con algún título de la franquicia Bond original. En este caso, la película se llama “For your height only” (“Solo para su altura”) en referencia a “For your eyes only” (“Solo para sus ojos”). Así que triunfó.
Y por si el carácter de la película por si mismo fuera poco “exploitation”, su aterrizaje en los vídeo clubs españoles la convirtieron en un “brucexploitation” no oficial, con el estúpido pero simpático título que le encalomaron aquí. Se ve que estaban más en auge las películas de Bruce Lee que las de  James Bond, y como Weng Weng era asiático y hacía algo de artes marciales… “Blanco y en botella" debieron pensar.
La película tiene un argumento ínfimo:  Las “fuerzas del mal”, que son unos señores filipinos con sombreretes, patillazas y camisas de lunares, pretenden dominar el mundo a través de la obtención de la bomba “H” (??), pero claro,  el agente Weng (ni siquiera le llaman Bruce Linito en la versión castellana) desarticula todos sus planes, y se va cargando sin remilgo alguno a todos los miembros de esta organización, lo que cabrea sobremanera a “Mister Gigante”, al que nunca le vemos la cara,  y resultará ser otro enano. Mientras, Weng Weng se liga a la chica, y además tiene tiempo para comerle el morro, también, a una negra de dos metros, fea como una mala cosa y con aspecto de travelo, que le ayuda en un momento de la película.
El Agente 00, al igual que James Bond, tiene a su propio “Q”, en esta ocasión un filipino que habla a tiempos, y que, en lugar de un “Aston Martin”, le entregará a Weng toda suerte de cachivaches inútiles, pero que a ojos del espectador son mortíferas armas o útiles utensilios, como por ejemplo, la pluma que no escribe, pero que mata, la hebilla del cinturón que le servirá para abrir puertas de hierro y, sobretodo, el sombrero volador cuya visera es una cuchilla giratoria, que al ser lanzado podrá cortar la cabeza de sus enemigos. Por si esto fuera poco,  se puede controlar a través del control remoto que tiene instalado en su reloj. Sencillamente, delirante.
Obviamente, la película con intencionalidad de comedia, resulta harto graciosa, no solo por sus gags –que en este caso hacen gracia por la poca que tienen- sino también por el bendito humor involuntario del que siempre hacen gala estas películas asiáticas de bajo presupuesto. Los diálogos son la cosa más tronchante que he podido escuchar en una película. Pero a lo que voy es, si la película no tuviera tanto humor involuntario, si no fuera tan cutre y chabacana ¡también funcionaría! Porque la verdad es que es la hostia de entretenida, no para, sus escenas de acción no dan tregua al espectador, y aunque no sean muy espectaculares, la verdad es que hacen que la película pase como un vaso de agua. Muy de agradecer, obviamente.
Y por si todo esto fuera poco, tiene un final rompedor, dramático y de los de, después de estar hora y veinte riéndole las gracias al “jodío enano” (así le llaman  de forma despectiva en la versión doblada los malos, en inglés le llaman “Little Stinki”), te quedas bocas por la mala leche que se gasta. No digo más, el solo hecho de comentarlo aquí ya es un spolier…
Así que, en definitiva, estamos ante una película muy disfrutable, todo un clásico del cine “trash” y la única del pequeño Weng Weng que, vía descarga ilegal, podemos disfrutar en castellano… aunque esto da igual… para las cuatro chorradas que dicen…
Dirige el tinglado, sorprendentemente, con un pelin de solvencia, Eddie Nicart, actor del cine filipino, que tiene un buen puñado de títulos de similares características a sus espaldas, ya sea actuando o dirigiendo.
El experto en cine exótico Pete Tombs, con su sello “Mondo Macabro”, tuvo la feliz idea de sacar en  DVD (eso si, de importación) en sesiones dobles, un buen puñado de las películas de Dick Randall. Esta vendría acompañada de “Duelo del Dragón y el tigre” que, aún divertida, no lo es tanto como esta. Ni tan mítica.
Yo creo que para un no iniciado en cine chungo “Bruce Linito, agente 00 y ½” sería una buena opción.

sábado, 1 de noviembre de 2014

LA ESPADA DE SATAN

Una de las cosas más divertidas de inicios de los años ochenta es que el cine de terror estaba de moda y todo aquel que quisiera ganarse unos dineros o, también, introducirse en el negocio, se apuntaba a la corriente reinante invirtiendo el mínimo capital y produciendo desde la más rutilante independencia. Total, hacer pelis de terror era barato, no exigía nombres famosos, ni tampoco mucha calidad. Bastaba con un título molón, un cartel aún más molón y, claro, sangre y tetas, aunque por lo general abundaba más lo segundo porque, tal vez, era más económico que contratar a un especialista del látex. Muchas de las obras esputadas tenían varios puntos en común: abusaban de las escenas de paseos o de diálogos, por aquello de alargar metraje, solían lucir una fotografía oscura, algo de torpeza en el manejo de la cámara (con sus estupendos zooms temblorosos) y un aire amateur, casi casero, que les otorgaba mucho encanto. Además, dado que por entonces el celuloide no estaba tan imposible, se rodaban en 35mm o, en el peor de los casos, 16mm (el súper 8 y el vídeo vendrían poco después). Y salvo contadas excepciones -bien conocidas- la mayoría eran jodidamente aburridas, criminalmente malas y, con el tiempo, han quedado relegadas a la penumbra. De sus directores no hace falta hablar, casi ninguno de ellos repitió. Pues bien, "La espada de Satán", o "Satan´s Blade" en v.o., es el prototipo de esta clase de mojones.
La historia arranca con el robo a un banco. De los asaltantes solo vemos sus extremidades... y su mala hostia, ya que a una de las recepcionistas le quitan la blusa para que enseñe el pechamen y, seguidamente, se la cargan... a ella y a su compañera. Huyen y se refugian en una cabaña. Sorprendentemente, cuando se quitan la ropa resulta que son dos mozas de buen ver y, digo yo, lesbianas... si no, no se entiende lo de quitarle la blusa a una de las víctimas. Todo parece ir bien hasta que lesbi-1 se carga a lesbi-2 y, luego, una mano misteriosa apuñala por la espalda a la primera. ¡¡Qué tragedia más tonta!!. Según dicen, el asesino es el fantasma de un viejo montañista chalao en busca de sangrienta venganza... pero, en fin, vaya usted a saber.
Al día siguiente, un grupo de domingueros se instalan en la misma cabaña y en otra que cae justo al ladito. Entre ellos encontramos dos parejas y un puñado de chicas con ganas de marcha. Después de las escenas de cháchara de rigor, del susto barato y de una secuencia de pesadilla en la que vemos actuar al supuesto asesino del cuchillo (que no la espada) luciendo un maquillaje algo cutrexpa, la peli se olvida por completo del terror y centra sus siguientes quince o veinte minutos en culebronear. Que sí, rollo amoroso. Una de las amigas se quiere follar a uno de los maridos, lo que eclosiona en crisis y... ¡¡buaaaah!! (bostezo). Cuando ya estamos a punto de suicidarnos, aparece el misterioso killer y se cepilla a todas las chavalas, menos a la golfa. Esta pide ayuda a las parejas de al lado y, en fin, que el resto de la peli se desarrolla entre gritos, oscuridad, apuñalamientos y poco más. La verdad es que no puse mucha atención, andaba ya tan hastiado que mi cerebro desconectó y comenzó a pensar en la cita del día siguiente y si podría mojar o no. Un poco más y me pierdo el final, regocijantemente chorra.
Evidentemente "La espada de Satán" es un rollete. No voy a negar que arranca bastante originalmente y que, por lo menos, sus autores no se conforman con tirar literalmente de la formula "slasher" de rigor entonces (1981 / 1984 según la fuente). Incluso puede que todos esos melodramas románticos sean un intento de dotar de humanidad a los personajes... pero, francamente, pal caso ni falta que hacía. Lástima que se quede en la intención y la peli, más pronto que tarde, se adentre en el sopor absoluto.
A nivel de sangre la cosa anda algo manca. De tetas ya está mejor... hay una rubia de esas de quitar el hipo, pero sale demasiado poco (en top-less, digo).
Con todo, y si eres un puto nostálgico como yo, podrás disfrutar muy comedidamente (y con precaución) de sus anti-atributos, que son los que decía al inicio de esta review, así como el formato cuadrado, al que tengo en alta estima. Pura serie Z... eso sí, con un cartel de lo más chanin y que, a buen seguro, reconocerán de sus video-clubes.
Visiten la ficha en Imdb y vayan a los comentarios, localizarán a algunos de los actores/técnicos narrando su experiencia en el cochambroso rodaje.
El director de simpático nombre, L. Scott Castillo Jr., no hizo nada más en su puta vida.