Soy defensor del, ya extinto, programa de televisión
“
Cronicas Marcianas”, porque elevó la industria de la telebasura y el
entretenimiento a una categoría superior. Fue un absoluto fenómeno que tenía
pegados a la tele tanto a sus fieles espectadores, como a sus detractores,
llenando la parrilla nocturna de basura, subnormales, cotilleos, violentos
contertulios y paletas que no saben ni hablar, pero bien follables, como muy bien
su director, Javier Sardá sabrá. Aquello no era televisión, era un fenómeno
social.
Yo no podía parar de verlo, sin
embargo lo que hay ahora, pues no le muestro ni la más mínima atención, siendo
todo, no obstante, heredero de aquello que creó el Sardá.
Tal fue el éxito que, en consecuencia, la marca extendió sus
zarpas incluso en el mundo del cine, y muchos de sus colaboradores aprovecharon
la fama que el programa les brindaba para embarcarse en proyectos cinematográficos.
Aunque el canal dónde se auspiciaba el programa, no era
nuevo en esto de las películas “consecuencia de”, prueba de ello son “El Gran
Marciano” de Antonio Hernandez, que explotaba la popularidad del reality “Gran
Hermano” o “
Aquí el que no corre… vuela” de
Tito Fernández, cuya existencia
radicaba en presentar en la gran pantalla a la plana mayor de presentadores de “La
cadena amiga”.
Lo que tienen en común estas películas, incluidas las
precedidas por el programa al que acabo de hacer mención, es que, lo que
funcionaba en televisión, jamás funcionó en cine, si bien es cierto que pensar
si estas películas servían para engrosar la lista de chanchullos y estafas en
las que se ve envuelto el cine español, no sería algo del todo descabellado.
Directamente consecuencia de este programa televisivo serían
las películas “
F.B.I. Frikis buscan incordiar” del infame Javier Cardenas,
ahora tranquilo y feliz en la radio, “
Plauto” de David Gordon, pelele
dirigiendo bajo la batuta del delincuente Coto Matamoros, que escribió el guión
y manejó las riendas de tamaño fracaso, “Hot Milk”, desquiciada ópera prima de
Ricardito Bofill que por aquel entonces colaboraba habitualmente en el
programa, el cual utilizó para promocionar una película, que, lógicamente,
nunca vio nadie, o la que nos ocupa, “Operación Gónada” que tenía en su reparto
rostros televisivos destacando, precisamente, los de los de algunos de los
cómicos fijos de tan exitoso programa; Mariano Mariano, Xavier Deltell y
Daniela Cardone, además de otros de otros programas –y canales- como puedan
ser
Juan Imedio, Javivi o
EnriqueVillén.
La película cuenta la historia de un paralítico que fabrica
utensilios de ortopedia y que inventa unos suspensorios térmicos para combatir
el frió y que, por otro lado, potencian la virilidad. Franco se entera de este
magnífico invento y decide darle al ortopedista todo el material necesario (material
bélico) para que lleve a cabo esa invención con el fin de regalárselos a Hitler
durante su famoso encuentro. Por otro lado, un espía enviado por el gobierno
británico, intentará por todos los medios, si no sabotear el encentro, al menos
que esos suspensorios no lleguen a su destino.
Pues si de alguna película he leído críticas malas,
indignaciones y demás destructivas monsergas, es de “Operación Gónada”. Y
bueno, tan, tan, tan mala como dicen, no es. Solo por la ambientación y el
gracejo de su argumento, más el hecho de que la película en sus escasos ochenta
minutos está entretenida, yo creo que está infinitamente mejor que muchas
películas españolas que tienen cierto prestigio. Además de tratarse de una
película de género lo que para mí, le hace sumar puntos. Pero entiendo que
esas “cagaditas” de principiante llegaran
a crispar a los críticos de esa manera. Cagaditas que a mí, por otro lado, me
hacen gracia que te cagas.
Mariano Mariano, que en el programa, además de contar
chistes derrochaba una energía y una verborrea que le hizo famoso, amén de su
jerga callejera y macarra, en la película, incluso trasladando ese estilo de
hacer de una manera anacrónica a los años 40, recordemos que, por muy gracioso que fuera, no es actor, con
lo que en la película está soso, contenido y casi dan ganas de darle una
colleja para que espabile. De hecho, en montaje debieron pensar lo mismo que
yo, y ante la sosa interpretación de este, y los muchos silencios de los que su
personaje hace gala, supongo, que a alguien de la producción se le ocurrió que,
para despabilar un poco la cosa y darle ritmo, introducirle al personaje de
Mariano Mariano una voz en off que da a entender que escuchamos sus
pensamientos cuando este no reacciona, cosa absurda porque es el único personaje
que tiene esta voz en off, y muchas de estas frases (del tipo “Anda la hostia”,
“Que buena está esta tía”, “Que pedazo de maricón” o “Se lo merece por cabrón”)
están metidas ahí con calzador y a tiempos para no pisarse con los diálogos
reales.
Esto que, seguro, es motivo de denuncia por los plumillas
que la vieron, para mí es motivo de algarabía.
Por otro lado, no se trata de una comedia desmadrada, ni
“Spoof” ni nada por el estilo. Es una comedia serena que se mantiene muy bien
por si sola, así que, otra de esas cagaditas serían unos subtítulos a modo de
Karaoke que aparecen en pantalla, en un momento muy tonto en el que el
protagonista y su madre se ponen a tatarear una canción. Y es que está claro,
cuando tiran de recursos tan estúpidos, que en ningún momento confiaron en la
capacidad cómica de la película. Y la “cagaron” entre comillas.
Pero lo que mayor indignación supuso para los periodistas de
la prensa seria, es algo ajeno a la creación técnica o artística; resulta que
esta película datada en 1999, tiene unos novedosos efectos infográficos (un
dinosaurio que representa el nazismo y que arrasa con Londres, o el tren en el
que se desarrolla casi toda la película que, en su exterior, es infografía) que
ahora están obsoletos, pero que en su momento debían ser la hostia, que
costaron cerca de 500 millones de pesetas (o eso he leído) y la película
recaudó tan solo 64.116.740 que dejaron en taquilla los 97.000 espectadores que
se pasaron a verla a los cines. Lo que la convierte en uno de los grandes
fracasos del cine español. Y ya se sabe, si hubiera recaudado mil millones de
pesetas… ¡igual decían que era buena!
Pero bueno, el caso es que, sin ser nada del otro mundo, a
mí esta película me gusta, me parece distinta y muy efectiva, y la fama de puta
mierda que le acompaña no es justa, en mi opinión. Es infinitamente mejor que
otros productos consecuencia de “Crónicas Marcianas” como “Plauto”. De hecho,
creo que es la mejor del sub género, y una obra maestra si la comparamos con
cualquier otra película española de la época o actual.
En cuanto a su director, Daniel F. Amselen, debutaba en el
largometraje con esta película, y también se despedía, pues nunca más
volvió a rodar ni cine, ni televisión, ni nada parecido.