lunes, 28 de abril de 2014

CONTAMINACIÓN: ALIEN INVADE LA TIERRA

De los muchos “ExplotaitionItalianos de “Alien, el octavo pasajero” que se estrenaron en la gran pantalla, mi favorito siempre ha sido este “Contaminación: Alien invade la tierra” –“Contamination” en su versión internacional o  “Alien arriva sulla terra” en su versión original, que el avispado de José Frade tuvo a bien distribuir en nuestro país –lo solía hacer con casi todo lo que llegara del país de Jaimito, este incluido- con terrible éxito. Y es mi favorito, no porque si. En primer lugar lo es porque, siendo yo tierno infante en el momento se su estreno, hasta pasados muchos años pensé que la original de “Alien”, la americana, era esta. Lo mismo me pasó con “Otra Loca academia de Policía” (ver en “Malas pero Divertidas”) pero bueno eso sería otro cantar. Y en segundo lugar, porque a pesar de lo cutre y chabacana que es, todavía a día de hoy, es altamente disfrutable, entretenida, entrañable, y follada de ritmo, cosa que se agradece.
La policía se encuentra en un barco, en el que por motivos extraños toda su tripulación ha muerto, unas cajas de café en cuyo interior, en lugar de café, se encuentran unos huevos cuya yema, al tomar contacto con los humanos, hace que estos revienten por dentro. Pronto el gobierno descubrirá que estos huevos son de alienígena y también, que el origen de todo esto está en Colombia. Así que viajan hasta allí, un poli, una alto cargo del gobierno y un astronauta que estuvo en Marte y que sabe dos o tres cosas sobre el asunto. La cosa terminará como el rosario de la aurora, con un muñecajo devorador de humanos, que permanece estático en su sitio.
Dirigida por el ayudante de Dario Argento, Luigi Cozzi, cuya filmografía más selecta está firmada bajo el pseudónimo de Lewis Coates, este caballero cuando no estaba haciendo películas de “Hercules” para lucimiento de Lou Ferrigno,  lo que hacía era expoliar conceptos de éxitos americanos –o eso pensamos… porque la realidad, es que solo “Contaminación: Alien invade la tierra” y “Star Crash: Choque de galaxias” son plagios, de “Alien” y “La Guerra de las galaxias”, respectivamente- y de ahí su fama. Pero lo chocante de su carrera no es esto, si no que, siendo Italiano, y de la tradición de directores de la que proviene, Cozzi, tiene una filmografía demasiado escueta. No obstante, y siendo un manazas funcional, su “buen” hacer detrás de la cámara, le sitúa un par de peldaños por encima de otros “Artesanos”, que es como se les llama a los inútiles, de coetáneos tales como Lenzi o Fulci, de los que si digo lo que pienso, puedo temer por mi integridad, ya que una horda de fans retarderds de estos italianos, pueden firmar mi sentencia de muerte con tan solo pronunciar el nombre de sus dioses en bano.
Y es que “Contaminación: Alien invade la tierra” es ligeramente superior a cualquier clásico Italiano de aquella época. Como ya he dicho, al menos está entretenida y el paso del tiempo no la ha deteriorado tanto como a otras de aquellas mierdas.
Eso sí, cutreces no le faltan. La más destacable es la maqueta, más o menos bien construida, que simula una gruta del planeta Marte. En ella, hay unas decenas de los huevos protagonistas; bien, todo va de puta madre, hasta que en un momento, un foco ilumina esa maqueta, dejando claro que los huevos no son tales, sino ¡¡aceitunas!! ¡Resuelven la papeleta de los cientos de huevos de Alien, colocando en la maqueta aceitunas, algunas de ellas, incluso, con el rabito!
Sin embargo, todo lo referente a gore está más que bien servido. No solo la cámara se recrea sabiamente en mostrarlo, sino que este, obra del maestro de los efectos especiales  Giovanni Corridori (“Tenebre”, “La espada Salvaje de Krotar” por citar algunos de sus trabajos, y que acabó trabajando para Hollywood”) está tan terriblemente bien hecho, que da cierta grima. Un trabajo bárbato.
La película, no es un plagio propiamente dicho de la de Ridley Scott, es decir, que no copia o simula las desventuras de Ripley y su séquito a bordo de una nave parecida al Nostromo. Solamente toma prestado el concepto huevil, para en torno a esto, contarnos una historia que nada tiene que ver con la de la película expoliada; a parte de los huevos, las reventadas de estomago y el climax final, que recrea en su justa medida la ambientación de la nave de “Alien, el octavo pasajero”, absolutamente nada tiene que ver con ella… claro que de cara al incauto público, si esto puede pasar por secuela directa, mejor que mejor.
No obstante diré que mientras la genuina “Alien”, la incuestionable obra maestra, me parece un absoluto coñazo, ya les digo que este plagio me parece una película simpatiquísima, que efectivamente, me gusta mucho más que la original. O al menos, tiene más ritmo. Aunque no me tomen por imbécil; se cuales son los valores cinematográficos de cada una de ellas. Y en definitiva, “Contaminación: Alien invade la tierra” es una basura de las que hacen época, pero una basura bien digna y divertida, por lo que ya pasa a ser buena.
En el reparto tenemos a Ian Mc Culloch, presente en cosas tan icónicas del fantástico italiano como puedan ser “Nueva York bajo el terror de los Zombi” o “Zombi Holocausto”, la gabacha  Louise Marleau y el tan Italiano que es incapaz de parecer Americano, solo por lo mucho que gesticula, Marino Masé, todo terreno habitual de los “Polizescos” que también coqueteó con la comedia (“Otra loca academia de Policía”) o el terror (“Bestia Asesina”) y acabó actuando en “El Padrino III”.
Absolutamente entrañable, y a su modo, y en lo suyo, imprescindible.

viernes, 25 de abril de 2014

THE REJUVENATOR

Extraña e ignota cinta de serie B de origen americano, destinada a su explotación únicamente en los mercados Brasileño, Francés e Inglés – quiero pensar que para el ámbito de vídeo- que concebida con el título de “The Rejuvenatrix”, fue rebautizada con el título con el que se la conoce, “The Rejuvenator,” para comerse los residuos que dejó por ahí el éxito de “Re-Animator”-como no-.
Se trata de un remake del clásico de la factoría Corman “La mujer avispa”, que actualiza  la trama para esta sea más coherente con los tiempos que corren (es decir, los ochenta), con mucha escena de laboratorio y la inclusión de un suero, para parecerse a “Re-Animator” lo máximo posible.
Cuenta la historia de una vieja actriz que debido a su edad, ya no recibe papeles en el cine, por lo que lleva años invirtiendo su dinero a un laboratorio que, extrayendo líquido del cerebro a los ratones, ha creado un suero que devuelve la juventud a quien se lo inyecta. Sin que este esté perfeccionado, la actriz se lo inyecta, y este hace efecto; vuelve a ser bella y joven. Claro que con lo que ella no contaba, es que este suero tenía efectos secundarios, lo que la transformará en un monstruo que asesinará a quien se ponga en su camino hacia la eterna juventud.
Al igual que “Despedazator” u otras películas de su época, “The Rejuvenator” basa su efectismo gore, más que en el derramamiento de sangre, en el derramamiento de fluidos varios (babas, líquido del cerebro, saliva…y blandiblub trasparente), lo que esta muy bien, pero al final siempre se echa en falta el líquido rojo, que es por el que, al fin de al cabo, nos molestamos en ver estas películas. No obstante, queda compensado por los maquillajes que se emplean para el monstruo, exagerados a más no poder a la par que graciosos, con ese látex sobrante en cara y manos, cutrongo y tambaleante, que hace al espectador, en un momento dado, mondarse de la risa. Cuando ya no hay monstruo en escena, que por otro lado hay que decir que su presencia es mínima, el resto de la película son eternas conversaciones intrascendentes sobre la eterna juventud, las ratas de laboratorio alteradas genéticamente, y el suero que están patentando.
En definitiva, una entrañable película de aquellos años, que mola por lo que mola, pero que es un absoluto coñazo muy susceptible de “Fast Fordward” para poder ver solo las escenas en el que la vieja/monstruo hace acto de presencia.
Rara a más no poder, obviamente, en España nunca pudimos verla. Ni tan siquiera en vídeo (bendito sea Internet).
En el papel de actriz/vieja/monstruo, tenemos a Vivian Lanko, una “Scream Queen” de quinta categoría que solo rodó tres películas en su carrera, una de ellas, para más cachondeo, fue “The Refrigerator”, sobre ¡una nevera asesina!.
Y el dire de la cosa esta es  Brian Thomas Jones, responsable de tantos otros subproductos como "Infierno en Safehaven" o "Cerco Mortal".
Curiosa por rara… pero vamos, que si no la ven nunca, no se pierden nada.

jueves, 24 de abril de 2014

TRANSPORTER 2

En el último podcast de AVT comentaba lo decepcionado que había quedado con la violencia de Drive. Y es que esperaba más una oda al salvajismo como pudo ser Oldboy, que una película casi contemplativa con algunos arranques de mala leche de un asperger como finalmente es. Y ojo, Drive no es una mala película, simplemente no es lo que pensaba que iba a ver. Ya se sabe que las expectativas no son buenas consejeras en el ámbito cinematográfico, así que no debería de pillarme por sorpresa. La saga Transporter no lo hace, romper mis expectativas, porque ya se a lo que vengo, porque solo quiero ver coches serpenteando entre el trafico y alguna que otra dosis de patadas en la boca, soy así de simple, no tengo vuelta de hoja, dame a un tio que patea culos sin ton ni son y me haces feliz.

En esta ocasión Frank (Jason Statham) ha mudado su residencia de Francia a los EEUU, concretamente a Miami, donde trabaja como chofer para la familia de un importante funcionario encargado de operaciones antidroga internacionales. Frank no es más que el chofer, y así se lo hace saber el padre. Solo con el hijo de este, tendrá una relación más amistosa y casi paternalista (por eso de que el padre está enfrascado en su trabajo y no juega con su retoño) la madre le pone ojitos al Statham, pero la cosa no va a más. En esto que secuestran al crio, y Frank se cabrea, mucho. Nuestro calvo favorito repartirá estopa a diestro y siniestro. Mientras él sigue dando caña a los mafiosetes, estos liberan al crio pero le han inoculado un virus que al cabo de unas horas acaba siendo mortal. La finalidad es contagiar al padre y que este contagie al resto de líderes mundiales de antidroga para dejar paso libre a los cárteles con su tráfico ilegal. Lo que no contaban es que Frank pateara culos, romperá bocas y dislocara brazos si es necesario (y vaya si lo será) para conseguir el antídoto para el crio. Que luego lo consigue para el padre, pues guay, pero el crio es prioridad.

Dirigió la película Louis Leterrier, su labor aunque simple y sin grandes locuras esta realizada con buen hacer. El ritmo es muy bueno, y la acción se ve perfectamente. Statham como siempre tiene que quitarse la camisa por A o por B, en ese caso es simplemente para cambiarse de ropa por tener la camisa manchada de sangre, pero el plano de su torso desnudo (que a más de una pone a cien y a más de uno, lo mas seguro que también) esta si o si en el filme. Repite François Berléand como el inspector Tarconi, el simpático policía francés de la primera, y que también sale en la tercera. Y como contrapunto tenemos a los rufianes de la película, Alessadro Grassman, un actor italiano del que nada se, y a Kate Nauta de la que tampoco se nada salvo que la lencería y las dos pistolas en las manos le quedan genial. 

Esta película es de consumo rápido, la ves, te lo pasas bien y fuera. No es El Padrino Drive, pero está muy bien, y con eso me vale y me sobra.

martes, 22 de abril de 2014

MARQUIS

Recordaba esta película Franco-Belga de los tiempos del videoclub, porque tanto sus imágenes como su trailer, me resultaban perturbadores. Pero más allá de eso, no le di más importancia al asunto. Y la borré de la memoria hasta que el otro día cayó en mis manos, la recordé perfectamente y, desde luego,  es un momento estupendo de mi vida para verla. Digamos que es pos aquello de “ya soy mayor”.
La película adapta los relatos del Marqués de Sade cuando este estaba encarcelado, a la vez que cuenta esa estancia entre rejas de una forma muy curiosa; los actores llevan máscaras “animatroneadas” que representan un animal de rasgos humanoides. Y esto es el gran acierto de la película, porque si no, sería la enésima película sobre el marqués de Sade. Pero no es ya el hecho de que lleven las máscaras, si no que estas han sido diseñadas para ser lo más desagradable posible.
El otro aliciente, y que conforma lo que es el grueso de la película, es el escuchar las conversaciones que el Marqués de Sade, con careta de perro, tiene con su polla, una polla con ojos, nariz y boca,  que al final es la que le dicta lo que tiene que hacer en esa celda, ya sea encular al carcelero maricón con cabeza de rata, o bien, penetrar la grieta que la  pared de la celda tiene, por puro capricho sexual, con el peligro que esto conlleva.
La película, obviamente, es oscurilla, sórdida y desagradable, con un tufo teatral de cuidado –tampoco muy coñazo en ese sentido- y, por ende, falta de ritmo. No obstante, el sentido del humor que desprende y la manera en que está contada, hacen que el espectador pase un buen ratillo, flipándolo con el sexo explícito entre muñecotes –memorable esa felación que hace “la vaca” Justine a la polla ensangrentada del Marqués de Sade- o las escenas más brutas, solucionadas, al ser parte de los relatos que el Marqués en su celda escribe, con animaciones de plastilina. No obstante, y a pesar de lo sórdido del tema, mucho me temo que esta película no deja de ser una versión bastante light de lo que podía haber sido.
Dirigida por Henri Xhonneux, que ya era popular por hacer una serie de televisión con personajes similares a los de esta película, en realidad es un proyecto ideado por Roland Topor, Dibujante, ilustrador y director, responsable de la famosísima “El planeta Salvaje” con  el que co-escribió el guión, y acabó de pulir el resultado final de la que nos ocupa.
Xhonneux, con “Marquis”, dirigió su última película, murió en 1995, dejando una misteriosa y escueta filmografía.
“Marquis”, es una rayada tan bizarra y rara, como curiosa e interesante.

viernes, 18 de abril de 2014

SEDUCIDOS Y ABANDONADOS

El actor Alec Baldwin y el director James Toback (que, a mi humilde parecer, no ha hecho nada realmente destacable a lo largo de su carrera) unen esfuerzos para parir un documental sobre lo mucho que cuesta -sobre todo, hoy día- reunir los dineros para tirar adelante una película medianamente digna (en cuanto a medios). Para ello, inventan un proyecto así como de drama erótico y se las piran al Festival de Cannes. Allí, entre charla y charla con productores y posibles inversores (entre ellos unos cuantos ricachos), también se reúnen con bastantes rostros reconocibles del mundillo (actores y directores) y les preguntan sobre sus experiencias y, ya de paso, sus orígenes. El resultado es de lo más entretenido y estimulante.
Desconozco cual es la verdadera finalidad de "Seducidos y abandonados", pero casi parece confeccionada para desanimar a todo aquel que pretenda apuntarse a la industria del séptimo arte. La de culos que has de lamer y la de rechazos que has de soportar dignamente superan en número e intensidad a cuando sales por ahí con calentón y ganas de follar... francamente, no sé si yo sería capaz de pasar por esta mierda (y por la otra!).
Haciendo gala de un ritmo endiablado (sobre todo para la vista, hay momentos en los que la pantalla se divide en tantas subpantallas que al final te pierdes, algo a lo que contribuye el seguimiento de los subtítulos) y un amplio sentido del humor (el colega Baldwin resulta ser todo un cachondo) -a pesar de que, esencialmente, lo que cuenta es muy trágico-, la tendencia general es de lógica nostalgia, a "cualquier tiempo pasado fue mejor". Todos se lamentan de algo que ya sabemos, que en los 70 Hollywood era mucho más valiente y arriesgaba poniendo guita en proyectos innovadores y diferentes. Lo que parecen olvidar es que, precisamente, un exceso de aquellos, y el desmedido ego de muchos de sus responsables, fueron los que se cargaron a la gallina de los huevos de oro.
Todo este lloriqueo sería algo más cargante (que principalmente viene de boca de, obvio, los más mayores) si no fuese por la cantidad de joyitas que algunos sueltan. Así de memoria son especialmente interesantes los parlamentos de Martin Scorsese, Roman Polanski y Ryan Gosling (tremenda la anécdota del avión). Luego están los que se sinceran sin tapujos y aparecen mucho más vulnerables y humanos de lo acostumbrado, como James Caan (quien reconoce que su carrera básicamente está ya muerta) y Francis Ford Coppola. Aunque lo más cachondo es oir hablar a los productores y posibles inversores, sus escaqueos, sus quejas y, sobre todo, sus absurdas demandas y su cruda sinceridad respecto al estatus de los actores que James Toback propone para su supuesto proyecto (el mismo Alec Baldwin es calificado despectivamente como "actor de televisión"). El más jefe de todos es Avi Lerner, co-capitoste de "Nu Image" y al que le importa una mierda soltar que solo quiere ganar pasta, que no lee los guiones de sus producciones (eso lo explica todo) y calificar al cine "de autor" propio de Cannes como "películas que solo van a ver las madres y hermanas de los que las han hecho". Brillante.
Sorprende ver que la mayoría de los productores se apuntan a la aventura -sin demasiadas dificultades- aunque su ofrecimiento nunca supera los cinco millones de dólares. Cifra esta que Toback considera insuficiente. No sé, a mi no me parece tan miserable para un drama intimista... pero ¿qué sabré yo?.
En el lado malo, pues la tendencia del documental a echar mano de referencias respetables (grandes clásicos, grandes poetas y pensadores, grandes nombres del séptimo arte), despreciando todo aquello que se sitúe a un nivel más comercial/popular, como las pelis basadas en comics o videojuegos, a las que por ahí alguien sitúa en un poco generoso renglón. Lo de siempre.
Pero vamos, que esa es mi única queja y viene condicionada por mis apetencias consumistas, porque en realidad "Seducidos y abandonados" está muy bien, es entretenido, es instructivo, es divertido, es patético (en el fondo no deja de ser un berrinche de aquellos que no logran alcanzar la cima o la han dejado atrás... o, peor, de los que lo tienen todo y, aún así, lloran) y ha conseguido lo imposible, que le pierda un poco de asco a Diablo Cody. Eso tiene mérito.
Muy recomendable.

jueves, 17 de abril de 2014

ASALTO SIN LÍMITE

Me resulta muy curiosa la carrera del director Russel Mulcahy, tan capaz de hacer una obra de entretenimiento muy visible, como de hacer una pestecilla para televisión de lo más lamentable.
Después de hacer mogollón de vídeo clips para las estrellas pop más famosas del momento, se convirtió en un cotizado director con “Razorback: Los colmillos del infierno” para pasar directamente a dirigir una película que, aunque a día de hoy podamos cuestionar su calidad, hay que reconocer que se trata de un icono de la época como es “Los inmortales”, todo un éxito que, convertida en saga, la segunda entrega ya era un tostonazo de aúpa. Y se puede decir que ahí comenzó el declive de lo que en un principio parecía un prometedor talento. Consecuencia de “El silencio de los corderos”, intentó otro éxito con “Ricochet”, que aún con cierta repercusión, no fue el éxito que debería ser. Después deambuló sin pena ni gloria por pequeños títulos de acción, hasta que volvió a intentar un “rompe-taquillas” con “La Sombra”, y lo que consiguió fue hundir su carrera en el lodo. A finales de los noventa, rueda dos títulos “explotation” para fin de milenio como puedan ser “La sombra del faraón” para chupar del frasco de “La momia” o “Resurrección” con su amigo Christopher Lambert y haciendo lo propio con “Seven”, esta vez haciendo un calco de esta más cercano a la vergüenza ajena que a otra cosa.
Después su carrera se vio inmersa en una vorágine televisiva – de la cual es fruto la peli que nos ocupa- para, esporádicamente, volver al mainstream de la mano de cosas como  “Resident Evil. Extinction” o al videoclub más especializado con la muy maja  Give em´ Hell Malone”.
Si no es curiosa esta carrera, no se cual lo es.
El caso es que ser un director que sabe desenvolverse, como fuere, en películas de gran presupuesto, le confiere la facultad de, cuando hace una “T.V. Movie” como este “Asalto sin limite”, sacarle el máximo partido al ritmo, presupuesto y entorno televisivo, con lo que en esta ocasión tenemos un telefilme que, siendo malo y pestoso como es, al menos es altamente entretenido. Es más, yo diría que es superior a muchas de sus películas más gordas. Si es cosa del azar o del buen hacer eso ya sería otro cantar.
Cuenta la historia de un individuo que roba coches con una solvencia absoluta. Y como los roba muy bien, toma contacto con unos mafiosos que le encargan robar una serie de coches, entre ellos, un prototipo. Mientras cumple su cometido, una banda de “Gangstas” le tocará las pelotas. Pronto el espectador verá que el ladrón de coches, en realidad está metido en todo este rollo por un trato con el F.B.I, que no voy a desvelar por si les pica la curiosidad de verla.
Una película televisiva, sin duda, consecuencia de “A todo gas” destinada al mismo tipo de público y con similares intenciones, solo que, con mucho menos dinero de lo que costó la otra, con actores mucho menos carismáticos que esa, y con una trama, sin duda, mucho más discreta, consigue resultados infinitamente más óptimos, si no en los artificios, si en las cotas de entretenimiento, porque lo cierto es, que mientras que esta me la comí del tirón, dejándome un buen saborcillo de boca, cualquiera de de la saga “Fast & Furious” no aguanto ni cinco minutos. Y con directores, en teoría, mucho más solventes que el irregular del Mulcahy.
En el reparto, destacamos al prota, el video clubero y televisivo Eric Palladito, y como mafioso malvado, raro y desperado tenemos a Michael Madsen, que ha pasado de ser un Harvey Keitel del nuevo mileno, a ser un habitual de todas las roñas segundonas que pueblan el basto entorno de los video clubs. Una pena.
En cuanto a la peli, ya les digo, entretenidilla. Quizás más de lo esperado.

lunes, 14 de abril de 2014

TUNKA, EL GUERRERO

En el “Exploitation” de nuestro país, gracias a “Conan, el Barbaro” tenemos un par de forzudos que intentaban seguir la estela de Arnold Schwarzenegger y que rodaron mierdas dignas de los paladares más selectos -quiero decir, que en “Saló o los 120 días de sodoma”, en la que los fascistas comían mierda por puro placer, disfrutarían con las películas de estos forzudos, como también disfrutan todos esos posers que se suben a la moda que, modestamente, está instaurada en nuestro país de disfrutar de las películas malas y que, la mayoría de las veces, despista a los consumidores y les hace confundir velocidad con tocino-. Estos son, por un lado Richard Yesteran (Supersonic Man cuando este se ponía el traje, “Tarzán” la mayoría de las veces) y Dan Barry, quien más cultivó este género en nuestro país. De sus esfuerzos y su “talento” surge un plagio de “Conan” tan descarado como este, que también bebe un poquito del cine post apocalíptico y “Mad Max” y que goza de cierta popularidad por su condición de película mala. Pero seamos serios; “Tunka, el Guerrero” es una película mala de verdad, quiero decir, que únicamente aburre, que las posibles risas por humor involuntario hay que buscarlas con lupa y se tiende a exagerar  cuando el fandom habla de ella,  colgándole el honor de “Película tan mala que es buena”, cuando en realidad es tan mala, que pone de mala leche su visionado, cosa que, según se mire, también es meritoria, pero se ensalza su supuesta “diversión”, en lugar de reivindicarla por absoluto coñazo.
Si, hay espadas de goma, un cóndor que se quiere escapar mientras su portador cabalga al galope, vestuario comprado en una tienda de disfraces y que este es de cavernícola en lugar de guerrero, pero está servido todo con tan poca gracia e incapacidad que, convirtiéndose, efectivamente, en una película genuina, la torpeza eclipsa todos los elementos que resaltan  por descabellados, es decir; que si, que vemos las espadas de goma, pero son tan obvias y la peli es tan coñazo, que nos da absolutamente lo mismo.
El argumento –inexistente por otro lado-  gira en torno a un  mundo post apocalíptico en el que  los hombres y las mujeres están en guerra, y hay un guerrero, Tunka, que hace lo posible porque ambos bandos se hagan amigos. Entre medias, incapacidad absoluta y los diálogos más simples que te puedas imaginar. Vamos, que no llegan ni a marcianos… que no sueltas ni una sonrisilla.
Dentro de la categoría de “Malas pero divertidas”, esta mierda está infinitamente sobre valorada. No sirve ni para hacerla añicos. Una de las películas más aburridas y mal hechas que he visto. Y siempre, en el mal sentido.
Pero lo realmente interesante, es el hombre por el que esta película existe, el anteriormente mentado Dan Barry (le hemos visto, haciendo más o menos lo mismo en “Los Cantabros”), de nombre real Joaquín Gómez, que además dirigió la película.
Este hombre se le llena la boca diciendo que la película es una mierda debido al presupuesto mínimo y la incapacidad del director de fotografía, el montador, etc, etc… vamos, que todos tienen la culpa de que esta película sea una mierda, menos el, que tan bien lo hacía todo. Solo excusas para camuflar lo obvio.
El caso es que la película es tan puta mierda, que rodada entre los años de 1983 y 1986 (¡¡¡tres putos años para rodar esto!!!), una vez finalizada, ni tan siquiera se estrenó en salas (con lo permisivas que estas eran con el género por aquel entonces), siendo relegada al video club, dónde se editaba cualquier cosa, y de tapadillo, es decir, que tampoco era una de las películas más populares para alquilar. De hecho, era una película totalmente desconocida, hasta que de hace unos años para acá, como bien he dicho antes, victima de la moda imperante, alguien ha dicho que “Tunka, el guerrero” molaba y esto ha hecho que esté en boca de todos. Incluso en la mía.
Pero todo el despropósito de la película era culpa de las circunstancias, el presupuesto y el equipo, no de Dan Barry. Por eso, la otra película que rodó en 1983, “Perdidos en el tiempo” tampoco se estrenó en cines. De hecho, esta no tuvo ni distribución en vídeo clubs, o sea, que permanece inédita. Y yo que me cago por verla, por incunable, aunque dudo que vaya a ver algo mejor que esto, si es que llego a dar con una copia. Y esto, es bastante poca cosa para mis retinas. Una porquería, vaya.
La carrera de Barry, tras unas cuantas películas de género, no acabó de cuajar siendo su último trabajo hasta la fecha, dar voz a un personaje secundario de la serie infantil “Los Aurones”. Como director, pues nada más que lo aquí comentado. Ahora, me encanta que existan películas como esta, y personajes como este. Son los que me hacen amar esta mierda.

viernes, 11 de abril de 2014

YA ESTÁN A-KIU...

Uno de los aspectos más interesantes del mega-éxito de "E.T. El extraterrestre", la fenomenal película de Steven Spielberg, fue la ristra de imitaciones que esputó. Interminable y colorista. La más conocida a nivel internacional seguramente sea la yankee "Mi amigo Mac" (sobre la que pueden instruirse en nuestro pest-seller), pero también las hubo en países subdesarrollados, como España sin ir más lejos. Dejando de lado excusas para la parodia (como la horripilante "El E.T.E y el OTO"), centrémonos en "exploitations" pretendidamente serios: Tenemos el de Juan Piquer con "Los nuevos extraterrestres", el de Mario Gariazzo con la co-producción ítalo-española "Hermano del espacio" (cuidao que hay dos tituladas igual, la otra va de rollo "peli-con-mensaje") y la de... ¡Bigas Luna!.

¿Lo qué, cómo, cuando, ande?, ¿Bigas Luna?, ¿el reputado -y fallecido- director de "Bilbao", "Angustia", "Las edades de Lulú", "Jamón Jamón", "La teta y la luna" (¡¡quiero una porción de Mathilda "las mejores ubres del universo" May!!) y aquella cosa costrosa bautizada como "Yo soy la Juani"?. Pues sí, ese mimmo. En 1985, justo durante el impase de "director estrellado" a "director estrella", Bigas Luna recibió un encargo de TV3, la televisión de Cataluña: Parir una serie que churrupeteara del éxito del momento, "E.T.", y la cosa resultante pasó a llamarse "Kiu i el seus amics", es decir: "Kiu y sus amigos".

Según Imdb solo hubo un episodio, pero les garantizo que es mentira. En 1985 yo contaba con la edad justa para dejarse maravillar por semejante producto y recuerdo que lo seguí fielmente. Es más, era la típica movida sobre la que hablar con los amigos de clase a la hora del patio.
La historia no tenía mucho truco ya que, como indica el título, narraba las desventuras que un grupo de chavalines vivían junto a un extraterrestre al que conocen gracias a unos, por entonces rudimentarios pero atractivos para una platea juvenil, ordenadores. O computadoras, que no se cómo se las llamaba entonces, ya que casi nadie las tenía.

Si buscan ustedes información sobre "Kiu y sus amigos" en internet, no encontrarán mucha cosa. Lo más llamativo, hasta hace poco, estaba en la misma página de TV3, donde se podía visionar el primer capítulo. Aunque en este no salía el marciano, solo un poco de "Blandi blub" mal iluminado e hinchado mediante pajita (juguete que, por cierto, estaba bastante de moda entonces). A este misterio tan tonto hay que sumarle un par más.
Primero, por mucho que hable con personas de mi exacta misma edad, parece que nadie en este planeta recuerde a "Kiu". Y si lo recuerdan, no le dan mayor importancia (¡¿cómo no dársela a un "exploit" de "E.T." parido por Bigas Luna?!). Está claro que la serie no era ninguna obra de arte, se hizo en unos tiempos en los que -la hoy muy horripilante- TV3 andaba en pañales y, claro, todo resultaba como muy zarrapastroso. Pero estas cosas marcan, sobre todo cuando eres chaval, pero un chaval de mediados de los 80, con su inocencia y tal, no como los de ahora que están de vueltas de todo y prefieren atizar a sus amigos y grabarlo con el móvil a perder el tiempo viendo tiernas y babosas historietas de marcianos bondadosos (¡argh!, ¡¡acabo de hacer un discurso de viejo amargado!!).

Justamente, y hablando de nostalgia, postmodernidad y juguetes de moda, una de las pocas escenas completas que mi cerebro rememora de la serie es aquella en la que los chavales protagonistas se ponen a tocar música utilizando como instrumento los famosos "Melody Pops" (¡de estos si os acordaréis, cabrones!), unos caramelos-silbato -sí, silbato- que fueron muy populares en mis tiempos (y todavía se comercian). Los chavales no solo hacían algo parecido a música, sino que incluso se animaban a bailar a su son.
Ya entonces me pareció altamente ridículo, imagínense lo que me supondría verlo ahora.

Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda (ya saben, especialidad de la casa).
Hablaba hace unas líneas de dos misterios tontos. Aclarado el primero, vayamos a por el segundo: Merchandising. Sí queridos, otra prueba más de que "Kiu i els seus amics" fue muy popular en mi tierra (está claro que esto nunca se vio más allá de parajes catalanes) es que esputó unas cuantas "mercaderías", tal y como las llamaba Mel Brooks en "Spaceballs". No fue gran cosa ya que entonces era algo más propio de George Lucas, pero resulta altamente curioso.

Veamos, teníamos el tema musical de la serie empaquetado en un flamante vinilo...


Un puzzle patrocinado por "La Caixa" (que imagino te regalaban si abrías una cuenta) con una cubierta muy clarificadora, en ella vemos al marciano, al súper-ordenata y a una pirámide de cristal (también dibujada en la portada del disco) y que, ahora mismo, así en plan "flash", recuerdo que tenía bastante importancia en la trama....


Sin embargo, el gran y más mítico "merchandising" de "Kiu y sus amigos" fue el inevitable muñeco, la figurita del extraterrestre.
La vi por primera vez en la vitrina de una tienda, llevándome toda una sorpresa. Pero por el motivo que sea, no me hice con el. Lo extraño del caso es que, tras aquel inesperado fugaz encuentro, no volví a verlo nunca jamás. Incluso, pasados los años, trataba de contrastar opiniones, pero nadie compartía recuerdos conmigo (algo previsible si tenemos en cuenta que tampoco recordaban la serie).


Hace un par de años, durante los que anduve muy ocupado visitando mercadillos de trastos viejos, decidí que era el momento de localizar la maldita figura de "Kiu". Así que busqué y busqué, hurgué en cajas, entre montañas de mierda, y aunque localizaba cosas aquí y allí (como mis queridos "Monclis"), nunca di con el puñetero marciano.
En muchas de aquellas búsquedas desesperadas me acompañaba otro habitual del vicio de la nostalgia y de este blog, el amigo Norman. Él compartió mi dolor y mi desconcierto. Tanto es así que hace unos días, visitando cierta y célebre página web dedicada al coleccionismo (de donde también han surgido las imágenes del disco y el puzzle), el colega dio con el mentado tesoro y decidió avisarme por e-mail.
"Mira qué he encontrado" escribió. Cuando seguí el enlace, mis cojones cayeron al suelo cual peloticas de ping pong, ¡¡EL PUTO MUÑECO DE "KIU"!!, ¡¡POR FIN!!, ¡¡EXISTE, EXISTE!!, no era una alucinación mía, ¡¡era y es real!!. La alegría fue máxima y el susto mínimo, ya que su precio me parecía más que razonable. Dediqué el rato que dura la cena a decidir si lo compraba o no, al fin y al cabo no era más que un jodido muñeco... pero, joder, ¡era el puto "Kiu"! y, tras tanta búsqueda y espera, ¿iba a privarme del gusZto por esa escasa cantidad de euros?. No way!.
En fin, que lo pillé, lo tengo ya en mi poder, es de lo más hermoso y luce tal que así...



Si miran la base, verán que lleva inscritos algunos curiosos datos de interés (como el nombre de la productora Luna Films)...


En fin, toda esta epopeya me recuerda a la feliz compra de otro "E.T." que efectué el año pasado en el Salón del Comic de Barcelona. Bueno, miento, en realidad no fui yo, fue mi querido amigo Víctor (sí, el mismo que  escribe en este blog) quien tuvo el detallazo de regalármelo para mi mayor disfrute.
Y cuando digo "otro E.T." me refiero al de verdad... al de la peli, lo que pasa es que no estoy seguro que este muñeco en concreto fuese una reproducción legal, bendecida por Spielberg y sus secuaces.
Si se lo muestro, tal vez lo recuerden...


A diferencia de lo ocurrido con "Kiu", con "E.T." hubo una auténtica invasión de muñecos inspirados en su persona, algunos de lo más lujoso y otros tirando a cutre. Había uno que incorporaba bombillitas en los ojos y el dedo. Otro con una guarrada fluorescente en el pecho y al que podías estirarle el cuello. Y estaba el de la foto, que era como el hermano feo y tonto, pero al mismo tiempo guardaba mucho encanto, por su diseño casi caricaturesco, por sus ojos a lo Marty Feldman y por protagonizar una fotonovela chusquera en "El Jueves" en la que se follaba a una muñeca "Barbie" para mayor horror de su señora (Interpretada, nada menos, que por el de las bombillitas).
Lo crean o no, y a pesar de su aspecto barriobajero y, por tanto, asequible, nunca logré disponer de aquel muñeco. Era una de esas "espinitas fricosas" de las que, finalmente y ya con canas, pude desquitarme gracias al amor fraternal.
Ahora me he desquitado de otra, la del puto "Kiu". Los "E.T.s", legales, ilegales o plagiadores, me han acompañado a lo largo de mi funesta vida hasta el extremo de convertirse en agradable nostalgia. Dicen que no hay nada mejor que hacer realidad tus sueños. Pues bien, yo ya tengo dos cumplidos, los poseo, puedo meterlos juntos en la misma estantería/foto y quedan así de bien, que para algo son primo hermanos y vienen del espacio con idénticas buenas intenciones....


miércoles, 9 de abril de 2014

VIDA BUENA, VIDA MALA




Ya dije en una ocasión que con el cine evangélico gitano pasa lo mismo que con las exóticas cinematografías Turca o Peruana, que una vez descubiertas, vistos un par de títulos el chiste deja de serlo, puesto que parecen unas calcos de las otras.
Pero hace tiempo, alguien en los “comments” de este blog, me recomendó esta película, alegando que se trataba de una película amateur gitana, alejada de las evangélicas que al final solo son panfletos religiosos, y casi, el único género cultivado en su cine.
Se trata de una comedia con intención de serlo, rodada a base de planos secuencia eternos, con la pericia de aquél que no tiene ni idea de que existe el montaje y el plano contraplano y que para separar unas escenas de otras, utiliza todas las cortinillas posibles y disponible en el Pinacle Studio con el que se ha medio montado. O sea, cine amateur de verdad. Todo lo demás es pose.
Cuenta la historia de una familia gitana que vive en una chabola y que subsiste recogiendo chatarra. Pero la crisis hace que con ese negocio no saquen ni para comer, con lo que el patriarca de la familia tendrá que salir a buscarse la vida. Viendo que no es capaz de hacer nada  bien por su falta de estudios y experiencia, un famoso camello acaba convenciéndole para que venda droga, con lo que saldrá de la pobreza y su vida cambiará, pero tendrá que sotear las situaciones que su nuevo estatus conlleva.
Primordial; no deja de sorprenderme como los gitanos, con solo una vídeo cámara y una idea de base que tampoco va a ninguna parte, son capaces de hacer películas tan entretenidas. Si todas las del rollo evangélico son de por sí entretenidas, esta con intencionalidad cómica, es ya la re-hostia. Introducen un buen número de gags, bastante localistas y gitanos que sin embargo, funcionan. Y las pelucas son una constante en esta película.
Como si de una película de los Monty Phython se tratara, aquí las presencias femeninas se solucionan disfrazando de mujer a un gitano, cosa que, lógicamente, induce a la risa en cualquier caso y con cualquier público. Por no mencionar a un impersonator de Camarón, bautizado para la ocasión como “Camaleón de Peña Perro”, que se canta, en directo, tres canciones seguidas, con la peculiaridad de que, al contrario que cualquier gitano, este canta horrorosamente.
Por otro lado, cuando anoche visionaba la película, pensé en que es de alabar la voluntad y entrega de los gitanos a la hora de llevar a cabo una película, no solo en el hecho de completar una peli de ¡¡¡Dos horas!!! –que no se hacen largas- sino la manera de inmiscuir en ella al barrio entero. Hay una escena que me parece de una maestría a la hora de dirigir, digna de un Berlanga en buena forma. Y lo mejor es que estos gitanos, ni siquiera son conscientes de ello. Recordemos que la película entera está resuelta a base de planos secuencia (de los obvios y naturales, no intencionados. Todo aquél que no tiene ni idea de hacer una película y decide hacerla, lo hace a base de planos secuencia, no se si me explico),  pues hay una en la que un grupo de gitanos entra en un bar, quejándose de que les detiene la policía porque llevan coches buenos. La cámara sigue a los personajes dentro del bar estando ellos una serie de minutos dentro. Salen fuera y la lían con los vecinos, y justo cuando la cámara se coloca a espaldas de uno de los gitanos, vemos una avalancha de unos cincuenta gitanos más que vienen de lo lejos con palos, para correrles a hostias, en una secuencia coreografiada con maestría, puesto que se necesita una sincronización perfecta para rodar un plano así. Los gitanos lo consiguen con solo una indicación de los directores, un tío que va avisando a la horda de los palos –intuyo-  para decirles cuando deben salir de la esquina, y lo consiguen a la primera. Dudo que hayan rodado esta escena más veces.
Pero sobretodo, insisto, son dos horas de lo más entretenidas, de lo más artesanas y puras, que convierten esta película en algo único.
Sin embargo, la moraleja de toda película gitana, no falta en esta, ya que el final nos viene a decir, que si vendes droga, acabarás mal. De hecho, en los títulos de crédito iniciales, cuando el título aparece “Vida buena, vida mala”, acto seguido sale otro rótulo que nos invita a reflexionar nada más comenzar la película: “Tu decides”.
En el circuito natural del cine gitano (básicamente Youtube) la película fue un éxito, lo que propició que los artífices rodaran una secuela directa, que ya me muero por ver.

jueves, 3 de abril de 2014

CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO

Cuando en el 2005 el guionista de comics Ed Brubaker pasó de DC a Marvel, para hacerse cargo del capitán de la estrella en el pecho, su revisión del personaje y sus argumentos “noir” lo devolvieron a la palestra con su colección individual. Al año siguiente ya estaba desarrollando la trama del Soldado de Invierno, dejando a los lectores uno de los giros más determinantes en la historia reciente de Steve Rogers y allegados. Saber de antemano que Brubaker supervisaría la historia del guion de la película que nos ocupa, no eran más que buenas noticias. La dirección de Anthony y Joe Russo, dos hermanos que hasta la fecha solo habían rodado episodios de series de televisión,  acierta en todo. En ritmo, en exposición de personajes, en acción dosificada, en ese aspecto de novela negra ocurrida en la actualidad que tiene el argumento… no me extraña que les hayan fichado para encargarse de la secuela de esta, y supuestamente cierre de la historia del personaje, pero eso es otra historia.

Aquí va una ligera exposición del argumento:
Steve Rogers, el Capitán América, trabaja para Shield en operaciones secretas. Poco a poco va haciéndose al mundo actual, pero no esperara encontrar secreto tras secreto dentro de su propia organización. Tras una misión en un barco y otros incidentes, Rogers es un fugitivo de Shield. Tendrá que desmontar su organización piedra a piedra si es necesario, para dar con los verdaderos culpables de la situación en la que le han puesto. Para colmo de males, un misterioso y muy bien preparado asesino acecha a Rogers. Y no explico más que la estropeo.

La película cuenta con algo menos de humor que las anteriores de Marvel Studios, algo completamente normal tratando un tema más “oscuro y adulto” (no es que sea compleja, es por comparación con el tono de las otras películas Marvel), pero aun así sigue teniendo algún que otro chascarrillo que nos hará sonreír de vez en cuando. Lo que sí que haremos cada dos por tres será cerrar la boca, porque las escenas de acción nos la abren como mucha facilidad. Y es que acción hay por un tubo. Está bien rodada y no llega nunca al momento de total fantasmada (aunque alguna sí que hay

En cuanto a la incorporación de nuevos personajes o referencias a anteriores, por la primera parte contamos con el que da título a esta secuela (que si os habéis fijado no lleva numero) El Soldado de Invierno. Todo él es una gran Spoiler, así que no comentare nada, simplemente que ese brazo mecánico es de lo más chulo y  100% respetuoso con los comics. Calavera, uno de los enemigos del Capitán en los comics y que aquí nos lo presentan como un agente de Shield interpretado por Frank Grillo. Robert Redford (esta viejo el cabrón) es Alexander Pierce, Senador o algo así que está metido hasta el cuello en el consejo de dirección de Shield. Aparece también Batroc (el saltador) en una escena de pelea en el barco que es cortita pero donde las patadas con botas militares son las reinas. También introducen a la Agente 13, Sharon Carter, interés amoroso del Capi en los comics, y que aquí todavía no se ha acercado tanto a Rogers como para que arrimen cebolleta. Para acabar el momento de nuevos personajes, tenemos a Sam Wilson, el Halcón, que no está nada mal apañado el personaje, aunque en algunas escenas se intuyan demasiado por dónde van los cables de los que está enganchado, aun así, mola. Hay un cameo de un personaje que salía en la anterior película que no desvelare, es uno de los villanos, y lo más seguro es que no sea quien piensas (aunque si has seguido de cerca las noticias de la película igual ya lo sabes) Se nombra a personajes de anteriores películas como Buce Banner y se hace referencia a uno de los próximos a los que Marvel le tienen preparada película, Stephen Strange (pero solo eso, solo nombrarlo, nada más) Luego están los que si o si tenían que aparecer, Nick Furia y La Viuda Negra. En esta película desarrollan más a los personajes, nos enteramos de algunas cosas de su pasado y vemos por donde tiraran en el futuro. El que no aparece es Ojo de Halcón, pero que si tenéis ídem, podréis ver un pequeño detalle suyo. Agudizad la vista y mirar el escote de Scarlett Johansson, ya sé que no hace falta ni que os lo diga, ibais a mirar igualmente. Pero si os fijáis bien, podréis ver que lleva al cuello una cadena de oro cuyo colgante/cierre es una pequeña flecha. Y siguiendo el momento curiosidades, está el tema de la lista, la terrible lista española. Si, la han cambiado, en el cine veréis la versión española de la lista de cosas por hacer de Steve Rogers. Lo que como herramienta de marketing para la campaña del filme lo veo como simpático, en la película es una ridiculez. Afortunadamente solo dura en pantalla dos segundos, pero es absurdo que un americano que ha estado 70 años congelado, tenga la más mínima curiosidad por Rafa Nadal o Héroes del Silencio. 

Es una buena película cuyos 139 minutos pasan en un suspiro y que te deja con ganas de más. Por lo que se ve en las escenas post-créditos (recuerden, hay dos) todo queda listo para la tercera parte del Capitán América y Los Vengadores 2 La Era de Ultron. Será interesante ver cómo afectan los acontecimientos de esta película en este universo cinematográfico que se ha montado Marvel.

miércoles, 2 de abril de 2014

WAXWORK II: EL SECRETO DE LOS AGUJEROS NEGROS

Los noventa y la introducción de humor en las cintas de terror hicieron mucho daño, sobretodo a la serie b de aquella década, dónde todo (con excepciones como “Leprechaun” que no deja de ser una saga víctima de esas circunstancias) era especialmente malo y dónde, a rasgos generales, se estaba más por hacer reír que por causar terror en las producciones de corte fantástico.
El caso es que, muerta y enterrada la “Vestron”,  y en plenos noventa, queriendo repetir el éxito de “Museo de cera”, Anthony Hickox con menos duros y, al fin de al cabo, buenas intenciones se pone manos a la obra con una secuela directa de aquella, que empieza justo dónde terminó la primera y que propone un poco de lo mismo, en un entorno distinto, pero vamos… que repite formula. Así, vemos metida a la pareja protagonista en un lío, en el que para demostrar ella en un juicio que no tiene nada que ver con el asesinato de su padrastro, se meten en la casa de un tipejo que tiene los dichosos “Agujeros negros” que harán viajar a nuestros protagonistas, más que a través del tiempo, a través del cine de terror, buscando pruebas que la declaren inocente. Así, vemos a los protagonistas metidos de lleno en películas como –paso a enumerar  guiños detectados- “Amityville”, “Nosferatu”, “Alien el octavo pasajero”, “Terroríficamente Muertos”, “Poltergeist”, “Los Pájaros”, “El Cuervo”, “Zombi”, “Godzilla”, “Fiebre del Sabado Noche”, “La invasión de los ultracuerpos”o “Regreso al Futuro III” , que yo recuerde, además de pasarle factura, como en la primera, a la mayoría de monstruos clásicos. Todo esto con un Zach Galligan ya con papada, haciendo una serie de ridículas cucamonas, y con el humor por bandera, y el sentido del ritmo en el culo, ya que todas estas referencias, aparecen en su mayoría en los primeros cuarenta minutos de película, mezclados todos sin orden ni concierto, para de ahí en adelante, viajar al medioevo y desenlazar ahí el resto de la película, enfrentándose los protas a un tal Scarabis, que para rematar, en el flojo doblaje castellano lo bautizan como otro personaje mítico: Scaramouge.
La cosa al final es un revoltijo de parodias, homenajes y cameos (Bruce Campbell, David Carradine, Drew Barrymore, Martin Kemp, Michael Des Barres o Alexander Godunov), unos títulos de crédito finales en los que vemos que a los personajes secundarios se les pone nombres como Romero, Argento, Hitchcock, etc… servido todo con muy poca gracia, torpemente y convirtiendo algo, a priori, súper divertido, en un coñazo de los de “Por favor, que se acabe ya”. Y es que Anthony Hickox era un autentico manazas. Además de un osado, porque si la primera era una serie b resultona y altamente entretenida, en esta se empeña en hacer, con menos pasta, una película que pedía a gritos que se le metieran millones y millones para llevarla a buen puerto.
Noventera hasta tal punto de que, para ser promocionada, y al igual que “Tortugas Ninja” y otras tantas de esos mismos años, cuenta con un vídeo-clip de raperos que a consecuencia de hacer el soundtrack de una peli, automáticamente fracasaron-caso de “Partners in kryme” en el caso de las “Tortugas Ninja”, “Big Dad Pierce & L.A. Posse” en este caso- y fue, tardía y discretamente estrenada en nuestras salas, gracias a un José Frade que en los noventa ya agonizaba (en la misma tanda estrenó “Pollo Jurásico”), con un póster (el adjunto) que era feo de pelotas, en el que citaba "El retorno del Jedi" y lo hacía mal -pone "El regreso del jedi-  y que trataba de ocultar su condición de secuela, porque, bueno, tampoco es que “Museo de cera” fuera una película muy conocida en nuestro país. Así que la distribuidora de Frade, que tantas películas había convertido en falsas secuelas, convertía una secuela real en una película independiente de una saga. Cosas del “Exploitation”.
Con todo, no deja de ser curiosa. Pero es una mamarrachada. En definitiva, un “Quiero y no puedo”.