A inicios de los 90, Steven Spielberg estaba en mi lista de los cineastas más odiados. Cierto que el director de cosas como "Hook", "La terminal" o que nos castigó los sentidos con la hiperagobiante promoción de "Parque Jurásico" bien merecería un cachete. Pero seamos sinceros, aquella actitud no era más que esnobismo por mi parte. ¿Qué sentido tenía detestar al cineasta que había dirigido o producido la mayoría de películas que habían dado color a los años más mozos de mi vida y que me llenaría el cerebro de imágenes y emociones imborrables?, hagamos un leve repaso, estas son las que pagué por ver en salas: "En busca del arca perdida", "Indiana Jones y el templo maldito", "E.T. El extraterrestre", la magnífica trilogía de "Regreso al futuro", "Gremlins", "Esta casa es una ruina", etc, etc... y unos pocos años después: "Parque Jurásico 2", "Buscando al soldado Ryan", entre otras.
No reconocería tal esnobismo hasta que, empujado por mi devoción hacia el cine catastrofista, fui a ver "La guerra de los mundos" y quedé anonadado, de hecho, hoy día considero esta película una de mis diez favoritas. ¿Y por qué?, sencillamente porque logró darme miedo, en una época en la que raramente el cine de ficción lo consigue... de hecho, hasta tuve un par de pesadillas relacionadas muy directamente con esta adaptación del clásico de H.G.Wells. Lo juro.
"La guerra de los mundos" fue todo un éxito de taquilla, y hay quien ve en ella los mismos valores que yo. Sin embargo, también me he encontrado con mucha gente que la desprecia. Pues os diré algo, no me sorprende.
La gente tiende a quejarse cuando una película recurre a sobados clichés, sin embargo, en cuanto alguien osa saltárselos, es insultado desmedidamente por una audiencia que, inconscientemente, echa en falta todos aquellos elementos tan familiares que, aunque los critica, en esencia le son del todo necesarios. De una superproducción sobre una invasión extraterrestre con los nombres de Spielberg y Tom Cruise en cabeza, ¿qué es lo que puedes esperar?, pues más de lo mismo, pero con múltiples lujos. Es decir, "Independence Day" pero en buena. Solo que Spielberg es mucho Spielberg, y como confesaba el guionista del film en los comentarios del dvd, lo primero que se hizo fue una lista con todos aquellos elementos habituales en esta clase de pelis con la intención de evitarlos a toda costa. Eso es: monumentos famosos destruidos, el ejército de frente luchando heroicamente contra los enemigos, los discursos patrioteros, científicos que descubren el modo de derrotar al invasor y de cómo su hija se enamora del protagonista... nada de todo eso está en esta "Guerra de los mundos". Es más, solo hay dos secuencias en las que el ejército hace acto de presencia, y es en una de ellas, la más espectacular por su pirotecnia, donde vemos los tanques disparar, los aviones dirigirse raudos hacia el enemigo... pero, y ahí está la sorpresa, nunca divisamos a este recibiendo los impactos, ni devolviéndolos. La única secuencia clásica es al final, con los soldados disparando un cohete a una de las naves enemigas, momento este obligado narrativamente, pero que también agradecemos puesto que es un placer para los sentidos ver un momento tan icónico de la ci-fi de los 50 recreado con la tecnología moderna.
Y es que "La guerra de los mundos" habla de una invasión marciana desde el punto de vista de un individuo, centrándose en sus calamidades. El cineasta arriesga, de eso no hay duda, y más si tenemos en cuenta el peso de su nombre entre las plateas. Secuencias enteras son narradas mediante luces y sonidos, otras, que en una peli al uso hubiesen sido álgidas, las vemos a través de un televisor (cuando descubren que no es sólo una nave, sino un ejército de ellas), ¿y que me decís de la larga escena con Tim Robbins, totalmente huérfana de espectáculo y considerablemente extensa?, situada en medio de la trama y en general rechazada por el público, siempre tan impaciente. A pesar de todo eso, una opereta de ciencia ficción (y terror, como bien aclara el mismo director) de Spielberg sin momentos grandilocuentes, sería como una Fanta sin gas. Momentos de esa clase hay, y no pocos, pero permitidme que destaque la aparición de la primera nave invasora. Una obra maestra en si misma, cargada de suspense y terror que, a mi, me aceleró el corazón a mil. Increíble pericia aquí la del cineasta, logrando tantas emociones de intranquilidad partiendo de una base tan inverosímil (incluido el aspecto del artefacto), en parte gracias a una fotografía que, ante todo, busca el absoluto realismo. Y es que cuando la fantasía se ilustra mediante una pátina de verismo bien entendida, los resultados siempre son sabrosos, y ahí tenemos otras joyas del calibre de "El Exorcista" o el "Superman" de Donner que lo demuestran con creces.
Naturalmente no todo es oro en "La guerra de los mundos", la inevitable escena de lucimiento para el protagonista, cuando es capturado por los marcianos, y logra destruir su nave con la ayuda de unas oportunas granadas, chirría que da gusto. Es facilona y cutre, aunque, obviamente, era algo que probablemente iba estipulado en el contrato de Tom Cruise. Resulta curioso, y preocupante, que a las nuevas generaciones fuese ese el único momento que les gustó de lo que consideran una película aburrida (o directamente, una mierda). Así vamos.
martes, 25 de diciembre de 2007
NEOREALISMO ARÁCNIDO
Por avatares del destino que no vienen a cuento, estos últimos días me he estado tragando algunos de los telefilms que, en los 70, se encargaron de llevar personajes Marvel a la pantalla... aunque fuese la pequeña. No voy a ser como esos esnobs idiotas que, ante las nuevas producciones inspiradas en el universo creado por Stan Lee y sus negreros, vaya a anteponer aquellas como "las mejores". Para nada, todos sabemos que incluso la versión de "El Capitán América" de Albert Pyun es mucho mejor que la serie en la que Reb Brown interpretaba al del escudo, y todos somos conscientes de que, aunque el "Hulk" con Lou Ferrigno era bien majo (el telefilm estrenado en Europa tiene su qué, en parte gracias a que su escasez de medios obligó a sus responsables a no perder mucho los papeles, de ahí que el producto sea agradecidamente sobrio), no le llega a la suela de los zapatos a la que firmó Ang Lee. Y aunque "Ghost Rider" sea una basurilla simpática, probablemente, de existir un precedente, sería peor. Como digo, el esnobismo es patético, pero si encima viene rodeado de nostalgia, es más chungo.
Sin embargo, repasando los dos primeros largos sobre "Spiderman" con el bueno de Nicholas Hammond y sus horribles pelos setenteros, caí en la cuenta de un curioso detalle: su realismo. Es cierto que en las películas de Sam Raimi se presta más atención al lado humano de los personajes, pero este queda lastrado por una fantasía de altos vuelos. En los telefilms, mientras Peter Parker y los suyos parecían muñequitos de un recortable, era en cuestiones estéticas donde ganaba puntos (en cuanto a su verismo, repito). En el momento en que un tipo decide ser un superhéroe y se confecciona él mismo su disfraz teniendo en cuenta que no es modisto, está claro que lo mejor que le podría salir es algo con sus arrugas e imperfecciones, donde canten las costuras y los pliegues. En el "Spider-man" de Tobey McGuire, este sencillamente aparece de la nada con su super-traje aerodinámico, sin que nos expliquen cómo cojones lo ha fabricado. En el televisivo el tema se aborda con gracia y salero (y es más creíble), la idea de confeccionarse un disfraz la tiene Parker mientras intenta venderle la moto a su jefe, el Sr.Jameson, y en más de una ocasión se hace burla de sus mallas. ¿Y que me decís de los lanza-redes?, muchos criticaron en su momento que el hombre araña de la caja tonta llevara esas muñequeras y esos cinturones tan feos, pero... ¿dónde si no guardaría "la munición" teniendo en cuenta que, a diferencia de las versiones actuales, y más acorde al comic original, lo de las telarañas es un mero gadget?.
Todo ello va totalmente acorde al tono general del producto, ya que en todas las pelis el superhéroe arácnido se limita a pelearse con otros seres humanos, nada de monstruos ni criaturas mutantes. Incluso a pesar de disponer de super-poderes, recibe más de un piño del que se queja. Lo sé, es una gilipollez, pero resulta muy curioso, y más teniendo en cuenta el marco setentero en el que se desarrolla la acción, tan urbano y sucio, muy de moda en esa época gracias a que al cine de Hollywood le dio por retratar el lado poco glamouroso de las cosas.
Supongo que ambas versiones se complementarían perfectamente... igual que ocurría con el "Punisher" de Lundrgen y el de Tom Jane (sobre todo en cuestiones de violencia), pero ese es un juego de los errores al que ya jugaremos más adelante.
Sin embargo, repasando los dos primeros largos sobre "Spiderman" con el bueno de Nicholas Hammond y sus horribles pelos setenteros, caí en la cuenta de un curioso detalle: su realismo. Es cierto que en las películas de Sam Raimi se presta más atención al lado humano de los personajes, pero este queda lastrado por una fantasía de altos vuelos. En los telefilms, mientras Peter Parker y los suyos parecían muñequitos de un recortable, era en cuestiones estéticas donde ganaba puntos (en cuanto a su verismo, repito). En el momento en que un tipo decide ser un superhéroe y se confecciona él mismo su disfraz teniendo en cuenta que no es modisto, está claro que lo mejor que le podría salir es algo con sus arrugas e imperfecciones, donde canten las costuras y los pliegues. En el "Spider-man" de Tobey McGuire, este sencillamente aparece de la nada con su super-traje aerodinámico, sin que nos expliquen cómo cojones lo ha fabricado. En el televisivo el tema se aborda con gracia y salero (y es más creíble), la idea de confeccionarse un disfraz la tiene Parker mientras intenta venderle la moto a su jefe, el Sr.Jameson, y en más de una ocasión se hace burla de sus mallas. ¿Y que me decís de los lanza-redes?, muchos criticaron en su momento que el hombre araña de la caja tonta llevara esas muñequeras y esos cinturones tan feos, pero... ¿dónde si no guardaría "la munición" teniendo en cuenta que, a diferencia de las versiones actuales, y más acorde al comic original, lo de las telarañas es un mero gadget?.
Todo ello va totalmente acorde al tono general del producto, ya que en todas las pelis el superhéroe arácnido se limita a pelearse con otros seres humanos, nada de monstruos ni criaturas mutantes. Incluso a pesar de disponer de super-poderes, recibe más de un piño del que se queja. Lo sé, es una gilipollez, pero resulta muy curioso, y más teniendo en cuenta el marco setentero en el que se desarrolla la acción, tan urbano y sucio, muy de moda en esa época gracias a que al cine de Hollywood le dio por retratar el lado poco glamouroso de las cosas.
Supongo que ambas versiones se complementarían perfectamente... igual que ocurría con el "Punisher" de Lundrgen y el de Tom Jane (sobre todo en cuestiones de violencia), pero ese es un juego de los errores al que ya jugaremos más adelante.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
EVIL DEAD: UNA VERDAD INCÓMODA
Recientemente me enteré de que el mediocrísimo cineasta (o, mejor, videoasta) Doug Sakmann había puesto en marcha una versión porno del flamante y maravilloso clásico del horror moderno "Evil Dead", titulado acertadamente "Evil Head". El caso es que en su teaser podemos ver imágenes que recrean situaciones de la primera película de Sam Raimi, pero cuyo tono está más próximo a su famosa segunda parte, "Evil Dead 2: Dead by dawn". Semejante tontería me ha dado en que pensar.
Es casi una obligación para cada cineasta que debuta en el género terrorífico hacerle un homenaje a "Evil Dead". Valgan títulos al azar como "El libro del mal", “Demon Wind” o "Frostbiter: Wrath of the Wendigo". Sin embargo, esos guiños están versados muy claramente en la comedia porque se tiende a pensar, y a un nivel preocupantemente amplio, que "Evil Dead" es una película voluntariamente humorística (aunque sutilmente), lo que para mi es una idea muy equivocada. Me explico.
El que la saga en cuestión se asocie hasta cierto punto al cachondeo, se lo debemos esencialmente a la segunda entrega (y no digamos la tercera!!). Muchos de los atributos asociados a las correrías de Ash/Bruce Campbell, tales como el tono de dibujo animado, las muecas del protagonista, el desfase visual, el ritmo acelerado, los monstruos de tebeo, etc, etc, pertenecen, sin ninguna serie de dudas, a "Evil Dead 2". Siempre he defendido que la primera parte, y así lo sigo creyendo, es una película de genuino miedo (mientras que la segunda es de sustos, y aunque parezca una tontería, para mi ese es un detalle de peso), el humor es totalmente involuntario, y único fruto del exceso sanguinolento. Nos reímos porque nuestros ojos no pueden creer la sarta de barbaridades a las que Raimi y los suyos nos exponen, pero en ningún momento a causa de un efecto cómico buscado por los mismos. Es más, nos reímos incluso, y con mucho cariño, de su maravilloso cutrismo amateur, resultado de la -entonces- limitada capacidad del equipo técnico... equipo este que se tomó muy en serio su trabajo.
A libros como "The Evil Dead Companion" me remito. En ellos se explica claramente que Raimi y su gente, en su santa ingenuidad (eran jóvenes y en sus verdes carreras aún no había sitio para desarrollar un estilo o tendencia claros), venían de hacer cortos cómicos en Super 8, jamás asociados al horror, y cuando decidieron debutar en el largo, con una del género que más nos gusta (y la decisión fue tomada por cuestiones mercantiles, nada de afición), se pusieron a ello con el único fin de dar al público cuanto más, mejor, tomándose muy a pecho su labor, pues el fin de la misma era hacer un producto perfectamente vendible en el mercado standard. No había lugar para el sarcasmo, o el cinismo, y así lo entendí yo de crío cuando la vi como "Posesión Infernal" y pasé un acojone tremendo. Os juro que no me reí. Y desde entonces, vivo un apasionado romance con ella.
"Evil Dead 1" es feísta, cruda, oscura, de ritmo mas bien pausado, habla del eterno sufrimiento de unas personas en una noche tormentosa, y el imberbe Campbell aún no había desarrollado su famoso catálogo de muecas, es más, en la peli está deliciosamente soso. Entonces, ¿a santo de qué se le suele asociar tanto la comedia al debut de Raimi?. Supongo que es más fácil volcarse al carnaval de "Evil Dead 2", que es una peli que me encanta, pero no le llega a la altura del betún a su predecesora.
Así pues, a ver cuando alguien se aclara y si afirma hacer un homenaje a "Evil Dead", que no recurra a cosas como la sierra mecánica (que en la peli madre prácticamente ni la usan) en el muñón de Campbell, su histrionismo o el abuso de steadycam, que, como decía, son aspectos clave en la secuela (más ejemplos: el tono guasón de “Evil Dead, the musical” o los videojuegos basados en la franquicia). En "Evil Dead" Ash no era ningún héroe, solo una víctima más (y al final moría, no lo olvidemos... o esa es la impresión que nos quedó a los que la vimos en la época, dejándonos una sensación amarga que le iba ni que pintado al tono general del film).
Está claro que los hay que entienden la jugada. El mismo Peter Jackson siempre ha citado a "Evil Dead 2" como referente, y de ahí su predisposición a la comedia en obras tan visualmente deudoras del Raimi de la buena época como "Bad Taste" o "Braindead", pero no se trata de un caso generalizado. Es más fácil y cómodo equivocarse.
Es casi una obligación para cada cineasta que debuta en el género terrorífico hacerle un homenaje a "Evil Dead". Valgan títulos al azar como "El libro del mal", “Demon Wind” o "Frostbiter: Wrath of the Wendigo". Sin embargo, esos guiños están versados muy claramente en la comedia porque se tiende a pensar, y a un nivel preocupantemente amplio, que "Evil Dead" es una película voluntariamente humorística (aunque sutilmente), lo que para mi es una idea muy equivocada. Me explico.
El que la saga en cuestión se asocie hasta cierto punto al cachondeo, se lo debemos esencialmente a la segunda entrega (y no digamos la tercera!!). Muchos de los atributos asociados a las correrías de Ash/Bruce Campbell, tales como el tono de dibujo animado, las muecas del protagonista, el desfase visual, el ritmo acelerado, los monstruos de tebeo, etc, etc, pertenecen, sin ninguna serie de dudas, a "Evil Dead 2". Siempre he defendido que la primera parte, y así lo sigo creyendo, es una película de genuino miedo (mientras que la segunda es de sustos, y aunque parezca una tontería, para mi ese es un detalle de peso), el humor es totalmente involuntario, y único fruto del exceso sanguinolento. Nos reímos porque nuestros ojos no pueden creer la sarta de barbaridades a las que Raimi y los suyos nos exponen, pero en ningún momento a causa de un efecto cómico buscado por los mismos. Es más, nos reímos incluso, y con mucho cariño, de su maravilloso cutrismo amateur, resultado de la -entonces- limitada capacidad del equipo técnico... equipo este que se tomó muy en serio su trabajo.
A libros como "The Evil Dead Companion" me remito. En ellos se explica claramente que Raimi y su gente, en su santa ingenuidad (eran jóvenes y en sus verdes carreras aún no había sitio para desarrollar un estilo o tendencia claros), venían de hacer cortos cómicos en Super 8, jamás asociados al horror, y cuando decidieron debutar en el largo, con una del género que más nos gusta (y la decisión fue tomada por cuestiones mercantiles, nada de afición), se pusieron a ello con el único fin de dar al público cuanto más, mejor, tomándose muy a pecho su labor, pues el fin de la misma era hacer un producto perfectamente vendible en el mercado standard. No había lugar para el sarcasmo, o el cinismo, y así lo entendí yo de crío cuando la vi como "Posesión Infernal" y pasé un acojone tremendo. Os juro que no me reí. Y desde entonces, vivo un apasionado romance con ella.
"Evil Dead 1" es feísta, cruda, oscura, de ritmo mas bien pausado, habla del eterno sufrimiento de unas personas en una noche tormentosa, y el imberbe Campbell aún no había desarrollado su famoso catálogo de muecas, es más, en la peli está deliciosamente soso. Entonces, ¿a santo de qué se le suele asociar tanto la comedia al debut de Raimi?. Supongo que es más fácil volcarse al carnaval de "Evil Dead 2", que es una peli que me encanta, pero no le llega a la altura del betún a su predecesora.
Así pues, a ver cuando alguien se aclara y si afirma hacer un homenaje a "Evil Dead", que no recurra a cosas como la sierra mecánica (que en la peli madre prácticamente ni la usan) en el muñón de Campbell, su histrionismo o el abuso de steadycam, que, como decía, son aspectos clave en la secuela (más ejemplos: el tono guasón de “Evil Dead, the musical” o los videojuegos basados en la franquicia). En "Evil Dead" Ash no era ningún héroe, solo una víctima más (y al final moría, no lo olvidemos... o esa es la impresión que nos quedó a los que la vimos en la época, dejándonos una sensación amarga que le iba ni que pintado al tono general del film).
Está claro que los hay que entienden la jugada. El mismo Peter Jackson siempre ha citado a "Evil Dead 2" como referente, y de ahí su predisposición a la comedia en obras tan visualmente deudoras del Raimi de la buena época como "Bad Taste" o "Braindead", pero no se trata de un caso generalizado. Es más fácil y cómodo equivocarse.
NOSTALGIA RETRÓGRADA
"No pasa de ser una mediocridad muy al tono de nuestros tiempos (...) Demostración de la pobreza de argumentos que sufre Hollywood". ¿A qué película se referirán estas lapidarias frases?, ¿a la última epopeya de Michael Bay, quizás el nuevo vehículo de Will Smith o puede que a la nueva comedia gamberra llegada de la meca del cine?. En realidad no importa, al fin y al cabo estamos ya acostumbrados a leer esa clase de sentencias en la prensa cuando se habla del detestado -en términos generales- cine moderno. ¿Y quién te dice a ti que estamos hablando no ya de cine moderno, si no de tiempos modernos?. En realidad tan abrumadoras palabras fueron publicadas en la revista "Fotogramas" el año 1948, en relación a un film de la época, en concreto "Mi hijo Edward". ¿Qué significa ello?, pues que aguafiestas y nostálgicos retrógrados ha habido a lo largo de toda la historia (del cine, en este caso). Parece como que esa clase de anti-atributos, y sobre todo las referencias a la falta de ideas de Hollywood, así como la "mediocridad muy al tono de nuestros tiempos", son más típicos del siglo XXI (con mención especial a los 20 últimos años del anterior) que de una supuesta época tan dorada, intocable, repleta de clásicos maravillosos e inmortales como 1948. Ahora aquello de "Ya no se hace cine como el de antes" quizás no tenga tanto sentido, ¿verdad?.
Lo que vengo a decir es que pelis buenas y malas han habido siempre, lo que ocurre es que como más años acumulamos, más nos quemamos, y más echamos de menos el pasado. No queremos entender que el cine que nosotros consideramos mejor, el de los 70 y 80 en mi caso, fue muy mal visto en su momento por los que, entonces, añoraban los 50 y 60. Y que los niños y jóvenes recordarán con nostalgia y cariño dentro de 30 años, el cine que hoy consumen y que, a mi, puede parecerme peor que el que yo tragaba con pasión a mis 18 tacos (estos mismos jóvenes y niños echarán pestes del cine producido en el 2030, añorando el actual, ¿hacemos apuestas?).
El mundo avanza, las cosas cambian, y hay que aceptarlo. La nostalgia está bien, pero sin que peque de retrógrada, porque ello anula el valor del tiempo actual que nos toca vivir –por cojones, si cabe-, y aunque pese, incluso este también tiene sus cosas buenas. Además, vivir anclados a una etapa de la historia que ni nos pertenece ni conocemos de primera mano, es muy triste, al menos eso creo yo.
Rechazar los adelantos tecnológicos y los avances es de tontos. Hay quien critica el cine digital (es decir, el vídeo), o las pelis de animación 3D, sin darse cuenta de que el cine y la animación que ellos defienden en contraposición, en su momento también representaron un adelanto (del mudo al sonoro, del blanco y negro al color, la creación de los 16mm como formato más asequible a todo aquel que quisiera hacer pelis sin demasiado dinero... aunque aún podemos ir más atrás... a cuando la fotografía parecía que iba a sustituir al lienzo... o cuando la imagen en movimiento tenía las de ganar sobre la fija. Etc, etc), adelantos estos que, en su época, fueron rechazados por el fósil de turno, personaje este que no es otra cosa que la versión añeja de lo que hoy son estos que rajan.
A mi me parece maravilloso que se haga cine con cámaras de vídeo de alta definición (o baja!), me parecen estupendos experimentos en la animación como el de "Beowulf", incluso los CGI, con lo feos que los considero, también me parece de puta madre que existan (de hecho, gracias a ellos el cine catastrofista mola mucho más)... pero también me encanta el celuloide imperfecto lleno de grano, las maquetas, el látex, los dibujos en 2D o plastilina, la diferencia es que sé y acepto el mundo en el que vivo. Los 70 y 80 siempre estarán ahí, para cuando quiera revivirlos a través del dvd (invento moderno gracias al cual se recupera mucho cine perdido u olvidado), pero nadie me obliga a "consumir" el séptimo arte de la nueva era, lo puedo evitar si tanto me molesta, o lo puedo disfrutar sin miedo a que "sustituya" aquellas formas de hacer cine "mas puras" que tanto amo, porque estas siempre tendrán su hueco en mi corazón.
Lo que vengo a decir es que pelis buenas y malas han habido siempre, lo que ocurre es que como más años acumulamos, más nos quemamos, y más echamos de menos el pasado. No queremos entender que el cine que nosotros consideramos mejor, el de los 70 y 80 en mi caso, fue muy mal visto en su momento por los que, entonces, añoraban los 50 y 60. Y que los niños y jóvenes recordarán con nostalgia y cariño dentro de 30 años, el cine que hoy consumen y que, a mi, puede parecerme peor que el que yo tragaba con pasión a mis 18 tacos (estos mismos jóvenes y niños echarán pestes del cine producido en el 2030, añorando el actual, ¿hacemos apuestas?).
El mundo avanza, las cosas cambian, y hay que aceptarlo. La nostalgia está bien, pero sin que peque de retrógrada, porque ello anula el valor del tiempo actual que nos toca vivir –por cojones, si cabe-, y aunque pese, incluso este también tiene sus cosas buenas. Además, vivir anclados a una etapa de la historia que ni nos pertenece ni conocemos de primera mano, es muy triste, al menos eso creo yo.
Rechazar los adelantos tecnológicos y los avances es de tontos. Hay quien critica el cine digital (es decir, el vídeo), o las pelis de animación 3D, sin darse cuenta de que el cine y la animación que ellos defienden en contraposición, en su momento también representaron un adelanto (del mudo al sonoro, del blanco y negro al color, la creación de los 16mm como formato más asequible a todo aquel que quisiera hacer pelis sin demasiado dinero... aunque aún podemos ir más atrás... a cuando la fotografía parecía que iba a sustituir al lienzo... o cuando la imagen en movimiento tenía las de ganar sobre la fija. Etc, etc), adelantos estos que, en su época, fueron rechazados por el fósil de turno, personaje este que no es otra cosa que la versión añeja de lo que hoy son estos que rajan.
A mi me parece maravilloso que se haga cine con cámaras de vídeo de alta definición (o baja!), me parecen estupendos experimentos en la animación como el de "Beowulf", incluso los CGI, con lo feos que los considero, también me parece de puta madre que existan (de hecho, gracias a ellos el cine catastrofista mola mucho más)... pero también me encanta el celuloide imperfecto lleno de grano, las maquetas, el látex, los dibujos en 2D o plastilina, la diferencia es que sé y acepto el mundo en el que vivo. Los 70 y 80 siempre estarán ahí, para cuando quiera revivirlos a través del dvd (invento moderno gracias al cual se recupera mucho cine perdido u olvidado), pero nadie me obliga a "consumir" el séptimo arte de la nueva era, lo puedo evitar si tanto me molesta, o lo puedo disfrutar sin miedo a que "sustituya" aquellas formas de hacer cine "mas puras" que tanto amo, porque estas siempre tendrán su hueco en mi corazón.
domingo, 25 de noviembre de 2007
EL PROYECTO DE LA BRUJA DE REC
Hace unos pocos días que se estrenó "Rec", la nueva película de Jaume Balagueró y Paco Plaza, apadrinada, cómo no, por Filmax. Se trata de un falso documental rodado en vídeo en el que unos periodistas se internan en un edificio infestado de pseudo-zombies. Dicen que da mucho miedo. De hecho, en los medios no paran de alabar la supuesta genialidad de sus directores cuando cuentan que, con el fin de lograr una sensación de pavor realista, se pasaron el rodaje ocultándoles a los actores qué es lo que iba a ocurrir, montándoles un especie de “tour” durante el cual sólo había una constante: No parar de grabar.
Lo que joroba del asunto es que, como bien sabrán los mínimamente documentados, esa es exactamente la misma técnica de rodaje utilizada por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez para "El proyecto de la bruja de Blair"... pero LA MISMA, dejar a los actores en medio del bosque de noche, con cuatro indicaciones y un par de cámaras que no debían estar apagadas nunca. Este film es todo un clásico moderno, le pese a quien le pese, revolucionó el modo de promocionar las películas (se descubrió el potencial de internet en ese campo) y ayudó a integrar el vídeo como formato de rodaje dentro de la industria (hoy día hasta George Lucas y Brian De Palma lo utilizan). La diferencia es que en ese caso, hablamos de un film prácticamente amateur, mientras que "Rec" cuenta con el respaldo del capo Julio Fernández.
Obviamente, mientras cualquier "falso documental de terror" que se produce actualmente es comparado con el trabajo de Sánchez y Myrick (incluso la última de George Romero), en el caso de "Rec" es lo opuesto, NADIE, y digo NADIE, se atreve a comentarlo en ningún medio, no sea que el peso de Filmax caiga sobre sus cabezas y en el próximo preestreno no hayan canapés. Aquí se habla maravillas del "revolucionario modo de rodaje", de la genialidad de sus autores (irónicamente, también dos, como en "El proyecto de...") y, seguramente, el que sean Españoles o, peor, Catalanes es el verdadero motivo de esta voluntaria ceguera.
Lo que joroba del asunto es que, como bien sabrán los mínimamente documentados, esa es exactamente la misma técnica de rodaje utilizada por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez para "El proyecto de la bruja de Blair"... pero LA MISMA, dejar a los actores en medio del bosque de noche, con cuatro indicaciones y un par de cámaras que no debían estar apagadas nunca. Este film es todo un clásico moderno, le pese a quien le pese, revolucionó el modo de promocionar las películas (se descubrió el potencial de internet en ese campo) y ayudó a integrar el vídeo como formato de rodaje dentro de la industria (hoy día hasta George Lucas y Brian De Palma lo utilizan). La diferencia es que en ese caso, hablamos de un film prácticamente amateur, mientras que "Rec" cuenta con el respaldo del capo Julio Fernández.
Obviamente, mientras cualquier "falso documental de terror" que se produce actualmente es comparado con el trabajo de Sánchez y Myrick (incluso la última de George Romero), en el caso de "Rec" es lo opuesto, NADIE, y digo NADIE, se atreve a comentarlo en ningún medio, no sea que el peso de Filmax caiga sobre sus cabezas y en el próximo preestreno no hayan canapés. Aquí se habla maravillas del "revolucionario modo de rodaje", de la genialidad de sus autores (irónicamente, también dos, como en "El proyecto de...") y, seguramente, el que sean Españoles o, peor, Catalanes es el verdadero motivo de esta voluntaria ceguera.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
FEAST
La existencia de "Feast" se la debemos a un concurso televisivo, "Project Greenlight", un especie de "Operación Triunfo" apadrinado por Matt Damon, Ben Affleck y Wes Craven (!) cuyo fin es la promoción de nuevos talentos para estas cosas del séptimo arte, y si hasta entonces sus preferencias apuntaban a un cine más "de autor", con "Feast" dieron un giro total decantándose por un producto puramente de género. Y ya puestos, procuraron que no fuese cualquier cosa.
Es posible que esta película recuerde a "Abierto hasta el amanecer", pero seguramente ello se deba a que el pestiño de Robert Rodriguez copia, o se inspira en, las mismas pelis que "Feast" toma como base. En esencia la idea es la de siempre, personajes variopintos encerrados en un espacio limitado, son asediados por un enemigo sobrenatural. ¡Joder!, si vas a mirar, las conexiones con "El caballero del diablo" son mucho más evidentes que las que pueda tener con la cosa esa apadrinada por Quentin Tarantino (pero es que Tarantonto es Tarantonto... todo el mundo le copia, y todo el mundo olvida a cuantos saquea él impunemente).
El toque de gracia reside en cómo los guionistas (un par de confesos fans del horror) resuelven la ecuación, añadiendo algunas gotas de originalidad (las "fichas" que nos presentan a los personajes y sus posibilidades de sobrevivir), recurriendo a la cada vez más habitual "rotura" de clichés (me tienta citarlas, pero si lo hiciera os jodería el pastel, así que me morderé la lengua, por rabia que me dé) y añadiendo una generosa, muuuy generosa, ración de líquido rojo, mutilaciones y momentos de contundente asquerosismo (esa cuenca repleta de gusanos, ¡agh!). Sorprenden mucho, por su osadía, las escenas en las que sexo y gore se unen en un feliz matrimonio, presentándonos folleteo entre criaturas, alusión directa, visual y bastante salvaje a sus mismos genitales (en el 90% del cine de bichejos asesinos, rara vez se tienen en cuenta esas "cosas") o (esta si que no puedo reprimírmela) de cómo el pequeño de ellos viola oralmente a una pava y esta escupe el resultado de la eyaculación (!!!). Muy jevi. Eso si, tal desfase es tratado con amplio sentido del humor, aunque sin caer en la chirigota tipo "Braindead".
Y ya que mencionamos a los monstruos, resaltar su más que logrado y espectacular diseño, reservado para el final como supuesta sorpresa (y digo supuesta porque en el cartel sale uno en primer plano), cuya agresividad casi demoníaca queda incrementada por un logrado efecto de montaje que acelera la imagen y le da una textura gracias a la cual no perdemos detalle alguno de la masacre.
En el reparto de "Feast" (por cierto, un título acertadísimo) destacan Henry Rollins, Jason Mewes (conocido como "Jay" en el universo de Kevin Smith, y que se interpreta a si mismo) y el veterano Clu ("El regreso de los muertos vivientes") Gulager, precisamente padre del prometedor director del festín, John Gulager.
Nunca podría hablar mal de "Feast", la primera vez que la vi flipé con ella, y aún hoy, dedicándole sendos visionados, puedo afirmar que se trata de un delirio divertidísimo, super-acelerado y, muy importante, generoso en sangre, carne y vómito (verde, para más señas).
Es posible que esta película recuerde a "Abierto hasta el amanecer", pero seguramente ello se deba a que el pestiño de Robert Rodriguez copia, o se inspira en, las mismas pelis que "Feast" toma como base. En esencia la idea es la de siempre, personajes variopintos encerrados en un espacio limitado, son asediados por un enemigo sobrenatural. ¡Joder!, si vas a mirar, las conexiones con "El caballero del diablo" son mucho más evidentes que las que pueda tener con la cosa esa apadrinada por Quentin Tarantino (pero es que Tarantonto es Tarantonto... todo el mundo le copia, y todo el mundo olvida a cuantos saquea él impunemente).
El toque de gracia reside en cómo los guionistas (un par de confesos fans del horror) resuelven la ecuación, añadiendo algunas gotas de originalidad (las "fichas" que nos presentan a los personajes y sus posibilidades de sobrevivir), recurriendo a la cada vez más habitual "rotura" de clichés (me tienta citarlas, pero si lo hiciera os jodería el pastel, así que me morderé la lengua, por rabia que me dé) y añadiendo una generosa, muuuy generosa, ración de líquido rojo, mutilaciones y momentos de contundente asquerosismo (esa cuenca repleta de gusanos, ¡agh!). Sorprenden mucho, por su osadía, las escenas en las que sexo y gore se unen en un feliz matrimonio, presentándonos folleteo entre criaturas, alusión directa, visual y bastante salvaje a sus mismos genitales (en el 90% del cine de bichejos asesinos, rara vez se tienen en cuenta esas "cosas") o (esta si que no puedo reprimírmela) de cómo el pequeño de ellos viola oralmente a una pava y esta escupe el resultado de la eyaculación (!!!). Muy jevi. Eso si, tal desfase es tratado con amplio sentido del humor, aunque sin caer en la chirigota tipo "Braindead".
Y ya que mencionamos a los monstruos, resaltar su más que logrado y espectacular diseño, reservado para el final como supuesta sorpresa (y digo supuesta porque en el cartel sale uno en primer plano), cuya agresividad casi demoníaca queda incrementada por un logrado efecto de montaje que acelera la imagen y le da una textura gracias a la cual no perdemos detalle alguno de la masacre.
En el reparto de "Feast" (por cierto, un título acertadísimo) destacan Henry Rollins, Jason Mewes (conocido como "Jay" en el universo de Kevin Smith, y que se interpreta a si mismo) y el veterano Clu ("El regreso de los muertos vivientes") Gulager, precisamente padre del prometedor director del festín, John Gulager.
Nunca podría hablar mal de "Feast", la primera vez que la vi flipé con ella, y aún hoy, dedicándole sendos visionados, puedo afirmar que se trata de un delirio divertidísimo, super-acelerado y, muy importante, generoso en sangre, carne y vómito (verde, para más señas).
lunes, 29 de octubre de 2007
CAMINO SANGRIENTO (WRONG TURN 2)
El arranque es muy prometedor. Una tipa de buen ver cae en las garras de un par de tipos deformes y, después de que el más joven de estos le arranque la lengua de cuajo, el otro la parte por la mitad, verticalmente, de un contundente y certero hachazo. Y todavía no han acabado de salir los créditos.
Estamos ante la tardía segunda parte de "Km 666" (estrambótico título español), película esta que se ha ido ganando mi cariño a base de visionados, puesto que la primera vez que la vi me pareció de lo más mediocre (tanto he cambiado de parecer que, actualmente, cuento en mi dvdteca con la edición especial y todo). Esta jugaba con ventaja respecto a su continuación. De entrada, fue uno de los primeros films modernos en recuperar y reivindicar la crudeza y fealdad del cine de horror de los 70 (luego llegarían Rob Zombie, "Alta Tensión", "Hostel"... incluso Tarantino) y, además, sus responsables (entre ellos el gran Stan Winston) supieron contar lo de siempre pero de un modo sutilmente distinto, o lo suficientemente bien resuelto como para evitar el aburrimiento (me viene a la cabeza el efectivo suspense de la secuencia en la que los protagonistas intentan escapar de la cabaña de los psicópatas mientras estos dormitan plácidamente). Desde entonces, y hasta "Wrong Turn 2", la fórmula ha sido requetexprimida y, a menos que adornes el resultado con mucho talento (cosa difícil si tenemos en cuenta que estas secuelas se suelen enfocar como productos menores y, por tanto, se los encargan a realizadores novatos o sin mucho que aportar) o, en su defecto, apuestes por toda suerte de excesos, siempre vistosos y resultones, únicamente obtendrás algo rancio, plano y más previsible de lo asumido.
No estamos ante un caso muy distinto al de "Las colinas tienen ojos" de Aja y su continuación "El retorno de los malditos", solo que esta segunda supo montárselo mejor, tomándose a cachondeo a si misma y dejando en la puerta cualquier atisbo de inteligencia (porque, sí, hay que saber valorarlas por lo que son y tomárselas con sentido del humor, a estas alturas pretender que cada nueva peli de terror que se estrene -y más siendo secuelas- sea una obra de arte es de tontos, ¡cojones!). A "Wrong Turn 2" no le ha salido tan bien la jugada, y salvo algunos momentos muy específicos (entre ellos, el mentado hachazo inicial) en general el resultado aburre bastante.
Tampoco es "nueva" la idea de situar la acción durante la grabación de un concurso televisivo de supervivencia, en el cual los participantes deberán pasar toda clase de pruebas en un bosque infestado de lugareños feos y cabreados. Todo ello bajo la supervisión de Henry Rollins en su mejor y más adecuado papel (últimamente el ex cantante de "Black Flag" se deja ver mucho en este tipo de cine, no olvidemos su intervención en la simpática "Feast"). De hecho, su conversión en un especie de "Rambo" improvisado está entre los aciertos de los que hablaba, a los que tenemos que añadir algunas muertes ocurrentes (el hacha clavada en la cabeza de una chica mientras huye y la cámara la sigue de frente, pegada a ella. O el brutal fenecimiento del viejo de la gasolinera, el único verdadero punto de conexión con "Wrong Turn 1"), el orden de las víctimas (no demasiado predecible) y el baño de sangre, en especial al final, cuando entra en escena una monstruosa trituradora de carne.
Sin embargo, y a pesar de lo comentado, la peli no engancha, le falta garra, le falta color (aunque no rojo!) y le falta asumir su condición de refrito/exploitation, cosa esta que, en contadas ocasiones, ayuda mucho.
Estamos ante la tardía segunda parte de "Km 666" (estrambótico título español), película esta que se ha ido ganando mi cariño a base de visionados, puesto que la primera vez que la vi me pareció de lo más mediocre (tanto he cambiado de parecer que, actualmente, cuento en mi dvdteca con la edición especial y todo). Esta jugaba con ventaja respecto a su continuación. De entrada, fue uno de los primeros films modernos en recuperar y reivindicar la crudeza y fealdad del cine de horror de los 70 (luego llegarían Rob Zombie, "Alta Tensión", "Hostel"... incluso Tarantino) y, además, sus responsables (entre ellos el gran Stan Winston) supieron contar lo de siempre pero de un modo sutilmente distinto, o lo suficientemente bien resuelto como para evitar el aburrimiento (me viene a la cabeza el efectivo suspense de la secuencia en la que los protagonistas intentan escapar de la cabaña de los psicópatas mientras estos dormitan plácidamente). Desde entonces, y hasta "Wrong Turn 2", la fórmula ha sido requetexprimida y, a menos que adornes el resultado con mucho talento (cosa difícil si tenemos en cuenta que estas secuelas se suelen enfocar como productos menores y, por tanto, se los encargan a realizadores novatos o sin mucho que aportar) o, en su defecto, apuestes por toda suerte de excesos, siempre vistosos y resultones, únicamente obtendrás algo rancio, plano y más previsible de lo asumido.
No estamos ante un caso muy distinto al de "Las colinas tienen ojos" de Aja y su continuación "El retorno de los malditos", solo que esta segunda supo montárselo mejor, tomándose a cachondeo a si misma y dejando en la puerta cualquier atisbo de inteligencia (porque, sí, hay que saber valorarlas por lo que son y tomárselas con sentido del humor, a estas alturas pretender que cada nueva peli de terror que se estrene -y más siendo secuelas- sea una obra de arte es de tontos, ¡cojones!). A "Wrong Turn 2" no le ha salido tan bien la jugada, y salvo algunos momentos muy específicos (entre ellos, el mentado hachazo inicial) en general el resultado aburre bastante.
Tampoco es "nueva" la idea de situar la acción durante la grabación de un concurso televisivo de supervivencia, en el cual los participantes deberán pasar toda clase de pruebas en un bosque infestado de lugareños feos y cabreados. Todo ello bajo la supervisión de Henry Rollins en su mejor y más adecuado papel (últimamente el ex cantante de "Black Flag" se deja ver mucho en este tipo de cine, no olvidemos su intervención en la simpática "Feast"). De hecho, su conversión en un especie de "Rambo" improvisado está entre los aciertos de los que hablaba, a los que tenemos que añadir algunas muertes ocurrentes (el hacha clavada en la cabeza de una chica mientras huye y la cámara la sigue de frente, pegada a ella. O el brutal fenecimiento del viejo de la gasolinera, el único verdadero punto de conexión con "Wrong Turn 1"), el orden de las víctimas (no demasiado predecible) y el baño de sangre, en especial al final, cuando entra en escena una monstruosa trituradora de carne.
Sin embargo, y a pesar de lo comentado, la peli no engancha, le falta garra, le falta color (aunque no rojo!) y le falta asumir su condición de refrito/exploitation, cosa esta que, en contadas ocasiones, ayuda mucho.
martes, 16 de octubre de 2007
HATCHET
Como película de horror y "slasher" del nuevo siglo "Hatchet" funciona. Adam Green dirige su "carta de amor" al subgénero con brío, ritmo, sentido del humor, muy consciente de quién será su público potencial y, sí, gore, muchísimo gore de lo más bestia. El lugar donde se desarrolla la historia resulta ideal, un pantano, y el asesino también merece un aprobado considerable. Decía el Señor Director que últimamente los "slashers" se habían acomodado demasiado a la insulsa fórmula de dotar a sus killers de excesivo elemento "humano", es decir, todos son gente normal que, motivada por un trauma o intereses más básicos (herencias, dinero, venganzas), un día pierden los papeles y comienzan a dar cuchilladas. Pero, ¿dónde están los monstruos?, ¿dónde están esos tipos corpulentos, deformes, con fuerza sobrehumana, casi prehistóricos, imposibles de aniquilar y que llevan con orgullo su condición de máquinas de matar?, los mismos individuos que nos lo hicieron pasar teta en cualquiera de las secuelas de "Viernes 13" o en "Madman", "The Prey", "Hell Night", "Don´t go in the woods alone"... incluso si me apuran, "Pesadilla en Elm Street". Pues ahí radica el mayor acierto de esta película, su asesino tiene un nombre que suena bien (Victor Crowley), un origen de leyenda urbana, es deforme, enorme, con muchísima mala uva y ha nacido para aniquilar, sin más, porque si (es especialmente memorable la secuencia en la que Crowley se deja ver bien por primera vez, en ella Green no pierde el tiempo, se abre la puerta de la cabaña, aparece el monstruo gritando hacha en mano, y en menos de 1 minuto ya ha masacrado a un par de infelices). Si a esto le añadimos que es Kane "Jason Voorhees" Hodder el que le pone cuerpo (y rostro a su padre) y que por el relato pululan Robert Englund, Tony "Candyman" Todd y John Carl Buechler (director de la séptima "Viernes 13" y en "Hatchet" actor y técnico de maquillajes) entonces está claro que este film tiene todos los números para robarnos el corazón.
Pero... ¡ah, ese pero!, Adam Green puede "engañar" a los espectadores más jóvenes incluyendo en el póster promocional de su peli un lapidario slogan, "Horror Americano de la vieja escuela". Sin embargo, los que vivimos ésa época dorada sabemos que estamos ante una gran falacia. Puede que para algunos el "Horror Americano de la vieja escuela" sea "Evil Dead 2" o las desventuras de Freddy Krueger, pero para mi, y muchos otros, los "buenos tiempos", y más específicamente del "slasher" que teóricamente homenajea "Hatchet", están entre finales de los 70 e inicios de los 80, y durante esos años jamás vimos "pelis de psicópatas" con un humor tan obvio y un gore tan gran guiñolesco.
El gore de "Hatchet" es brutal y grotesco... pero no es serio, es bufonesco, más deudor de "Braindead" o "Toxic Avenger" que de las escabechinas gráficas, realistas, impactantes y hasta ofensivas de "Maniac" o "The Burning". ¿Y el humor?, bien, esa es una característica completamente deudora del revival "slasher" de los 90 a raíz de "Scream" y en ningún momento del material que Adam Green cita como verdadera inspiración.
Llamadme quisquilloso o tiquismiquis, pero con semejante publicidad yo me esperaba un regreso real, sincero y honesto al "slasher" primigenio, y no otra vuelta de tuerca a los tics del horror moderno, siempre escudados tras el humor y el exceso por miedo a no ser tomados en serio. ¿Para cuando una de asesinos enmascarados sin chascarrillos ni molestas innovaciones?.
Aún así, si nos tomamos "Hatchet" como un refrito más de los muchos que se producen hoy día, entonces estamos ante un film simpático, entretenido y que bien merece un visionado... incluso puede que dos.
HALLOWEEN, EL ORIGEN
He tenido la oportunidad de ver el "Halloween" de Rob Zombie. No me ha gustado. Y no es porque esté contra los remakes, ni mucho menos, sino porque la peli no funciona. Aplaudo la valentía de Rob Zombie de hacer SU propio "Halloween" y no intentar, salvo detalles infranqueables como la música o la máscara de Michael Myers, repetir los hallazgos visuales de la original. El director ha llevado a su terreno bruto y salvaje una historia originalmente más atmosférica y de suspense puro, lo que no ha salido nada bien salvo en las aportaciones puramente Zombianas (la infancia de Myers, lo mejor de la peli). Cuando se adentra en el terreno del remake propiamente dicho, ahí el film se vuelve aburrido, monótono y previsible. Myers no desprende esa aureola fantasmagórica del "Halloween" de Carpenter (lo sé, las comparaciones son odiosas, pero entonces no hagas un remake pichabrava) y se convierte en un "Jason Voorhess", lo que sería genial si no fuese porque este compensaba su falta de sutilidad con abundantes chorros de sangre, sangre esta bastante ausente en el nuevo "Halloween", que pretende aportar realismo a una historia que no lo necesita (y menos cuando ya están más que asumidos todos los clichés del subgénero que Carpenter inauguró en su película). Eso si, el reparto cojonudo.
Rob Zombie no era la elección más adecuada para hacer un nuevo "Halloween" y nuestros peores temores finalmente se han visto tristemente confirmados.
Rob Zombie no era la elección más adecuada para hacer un nuevo "Halloween" y nuestros peores temores finalmente se han visto tristemente confirmados.
martes, 25 de septiembre de 2007
EL RETORNO DE LOS MALDITOS
Dejemos a un lado el curioso cambio de título (supongo que por movidas varias de distribución) y centrémonos en comentar lo que da de si esta secuela de "Las colinas tienen ojos" versión Alexandre Aja, parida a toda velocidad con la sacrosanta intención de chupar al máximo del merecido exitazo que obtuvo su precedente en las taquillas de medio mundo (pero sobre todo en las que mandan, las yankees). Por norma prefiero hablar en este blog de pelis un pelín más oscuras (y cuando digo oscuras no me refiero ni a Troma ni a Ed Wood, por dios!), pero es que "El retorno de los malditos" me ha caído en gracia y, al fin y al cabo, de lo que se trata es de hacer aquello que a uno más le complace, ¿no?.
Estaba claro que esta segunda parte iba a estar por debajo del remake, y también, afortunadamente, que no guardaría la más nimia relación con la horrenda "Las colinas tienen ojos 2ª parte" original que Wes Craven tuvo la desgracia de dirigir en plena época decadente (antes de renacer de la mano de Freddy Krueger). Para la ocasión Craven ejerce tanto de productor como de guionista (junto a su retoño) y, viejo zorro astuto como es, sabe perfectamente qué es lo que el público potencial espera y desea: más sangre, más mutantes (con mayores deformaciones), más acción (es decir, más balas) y menos personajes profundos y materia gris. Asentadas todas las bases en el primer film, ¿de qué sirve explicar nada en la secuela?, ¡¡vamos a por todas!!. Y, resumiendo, eso es "El retorno de los malditos", que desde el minuto uno va directa a la yugular adaptándose al molde de lo que yo llamo "una producción videoclubera", aspecto este que destaco como algo positivo.
El que la escena más fuerte sea la que abre el film (y la que ruló por internet a modo de promo) lo deja todo bien claro. Una tipa atada, desnuda, sucia y visiblemente sufriente pare un crío (atención al gráfico plano de su vagina abriéndose y al torso cercenado con la pilila al aire, obviamente la versión en dvd es la íntegra) recogido por las manos de un mutante. Una vez concluye el parto, el monstruo se carga a la involuntaria mamá de un señor sopapo. Seguidamente, la peli se adhiere cómodamente a la fórmula que tan bien supo aprovechar James Cameron en su "Aliens" y que, desde entonces, salva muchas papeletas en el género del horror (y si no, que se lo digan a Bruno Mattei): militares contra "lo que sea" con malas intenciones.
A partir de aquí la adrenalina y la sangre chorrean por doquier, destacando la curiosa y macabramente divertida muerte de un soldado con dominio de la escalada y el escarmiento final al mutante jefe de la tribu. Se ceban con él que da gusto, oiga. Cachondeo cruel garantizado.
Llegamos a la hora y veinte y FIN, se acabó la función, contundentemente y sin florituras, tal y como debe ser. El reguero de personajes inocuos, violencia de tebeo malo (la primera no sólo era más brutal en lo visual, también en lo psicológico) y ausencia de explicaciones (¿de dónde salen los nuevos mutantes?, ¿son familia?, ¿amigos?, ¿por qué sus deformidades son tan grotescas y burras?) es abundante, pero da igual... porque te lo pasas bien durante el viaje y eso es algo que yo agradezco mucho, de verdad te lo digo.
Estaba claro que esta segunda parte iba a estar por debajo del remake, y también, afortunadamente, que no guardaría la más nimia relación con la horrenda "Las colinas tienen ojos 2ª parte" original que Wes Craven tuvo la desgracia de dirigir en plena época decadente (antes de renacer de la mano de Freddy Krueger). Para la ocasión Craven ejerce tanto de productor como de guionista (junto a su retoño) y, viejo zorro astuto como es, sabe perfectamente qué es lo que el público potencial espera y desea: más sangre, más mutantes (con mayores deformaciones), más acción (es decir, más balas) y menos personajes profundos y materia gris. Asentadas todas las bases en el primer film, ¿de qué sirve explicar nada en la secuela?, ¡¡vamos a por todas!!. Y, resumiendo, eso es "El retorno de los malditos", que desde el minuto uno va directa a la yugular adaptándose al molde de lo que yo llamo "una producción videoclubera", aspecto este que destaco como algo positivo.
El que la escena más fuerte sea la que abre el film (y la que ruló por internet a modo de promo) lo deja todo bien claro. Una tipa atada, desnuda, sucia y visiblemente sufriente pare un crío (atención al gráfico plano de su vagina abriéndose y al torso cercenado con la pilila al aire, obviamente la versión en dvd es la íntegra) recogido por las manos de un mutante. Una vez concluye el parto, el monstruo se carga a la involuntaria mamá de un señor sopapo. Seguidamente, la peli se adhiere cómodamente a la fórmula que tan bien supo aprovechar James Cameron en su "Aliens" y que, desde entonces, salva muchas papeletas en el género del horror (y si no, que se lo digan a Bruno Mattei): militares contra "lo que sea" con malas intenciones.
A partir de aquí la adrenalina y la sangre chorrean por doquier, destacando la curiosa y macabramente divertida muerte de un soldado con dominio de la escalada y el escarmiento final al mutante jefe de la tribu. Se ceban con él que da gusto, oiga. Cachondeo cruel garantizado.
Llegamos a la hora y veinte y FIN, se acabó la función, contundentemente y sin florituras, tal y como debe ser. El reguero de personajes inocuos, violencia de tebeo malo (la primera no sólo era más brutal en lo visual, también en lo psicológico) y ausencia de explicaciones (¿de dónde salen los nuevos mutantes?, ¿son familia?, ¿amigos?, ¿por qué sus deformidades son tan grotescas y burras?) es abundante, pero da igual... porque te lo pasas bien durante el viaje y eso es algo que yo agradezco mucho, de verdad te lo digo.
sábado, 15 de septiembre de 2007
SPLATTER FARM
Los hermanos John y Mark Polonia son unos tipos muy interesantes. Su parecido físico y el hecho de que hagan películas, o lo intenten, los emparienta directamente con otros personajes afines. Podríamos decir de ellos que son los Coen del cine de horror, o los Kuchar de las "backyard movies", pero no caeremos en esa trampa. Los Polonia llevan en esto del terror casero, o el fantástico (también casero) en todas sus variantes, desde que eran unos tiernos adolescentes que recreaban en Super 8 y con los amigos de clase aquello que veían en las pantallas de los cines, que para la década de la que hablamos, se trataba básicamente de "slashers" y pelis de zombies italianos.
Su ambición les llevó, siendo aún muy jóvenes, a pisar Hollywood en busca de una oportunidad que nunca llegaría. Frustrados, pero no desmotivados, volvieron a su ciudad natal y decidieron sumarse al entonces emergente “boom” del cine de horror facturado directamente en formato magnetoscópico que puso en activo el exitazo de la aburridísima "Blood Cult" (lo que los yankees llaman SOV, es decir, "shoot on video"). Tras varios intentos fallidos se decidieron por la enésima variación de "La matanza de Texas", haciendo especial hincapié en aquello que no mostraba el film de Tobe Hooper, gore. Un gore enfocado desde un punto de vista muy sexual (a esa edad las hormonas no perdonan) e ingenuamente transgresor, aspecto este que, según los brothers, se hizo buscando única y exclusivamente llamar la atención (y ni así...).
El resultado a sus esfuerzos, "Splatter Farm", tuvo el "éxito" lógico dado que era el momento más propicio para este tipo de material, aunque no tanto como para librarlos de seguir llevando su carrera cinematográfica (o videográfica) como un hobby al que poder dedicar únicamente el tiempo libre. Aún así, estos dos sujetos de aspecto indiscutiblemente "nerd" (gafotas, bigotillo tardo adolescente, dentones...) han visto varias de sus numerosas obras editadas en dvd y, poco a poco, su apellido se va haciendo más y más popular. Tienen fans acérrimos (incluso ronda un foro por internet dedicado únicamente a informar sobre sus hazañas, ya que, por raro que suene, no disponen de página web propia) y detractores sin escrúpulos (de esos que usan la red para insultar cobardemente, ocultos tras un seudónimo o protegidos por la distancia). Entre sus últimas joyas tenemos historias de pirañas asesinas ("Razorteeth"), monstruos de lagunas no necesariamente negras ("Splatter Beach"), bigfoots de tendencias criminales ("Among Us", su return al celuloide, concretamente los 16mm) y espíritus mal carados dispuestos a jorobar a unos soldados en plena batalla en lo que es su proyecto más ambicioso hasta la fecha, "Dead Knight", un "film" que cuenta con numerosos extras, vestuario de época e incluso decorados, características estas que los aleja, muy sutilmente, de sus habituales equipos reducidos y eminentemente familiares.
Ahora la compañía especializada en "backyard horror" ochentero, "Camp Motion Pictures", saca al mercado digital "Splatter Farm" con la bendición del gurú del cine exploitation, Frank Henenlotter, y varios extras tan jugosos como los "slashers" superocheros que los Polonia rodaron durante el insti o un "Making Of" la mar de simpático en el que hacen gala de esa ingenuidad tardía que tanto irrita a sus enemigos, pues los hermanos tienden a tomarse demasiado en serio sus trabajos videográficos que, al fin y al cabo, no dejan de ser mierdecillas.
La peli cuenta con una virtud que, a la larga, termina convertida en su peor defecto y es que, a pesar del rimbombante título y las engañosas estampas publicitarias, es de lo más seria y -pretendidamente- malrollista, situándose bien lejos de la habitual chirigota sanguinolenta de esta clase de productos. Pero claro, es que los Polonios contaron solo para su realización con su misma presencia, la abuela de no se quién y un par de amigotes, uno de ellos dispuesto a actuar mucho y filmar más, y con tan pocos elementos, la cosa da más bien para poco... para poco gore (y yo, ustedes perdonen, en el “backyard horror” busco, única y exclusivamente, excesos hemoglobiníacos, ya que no mucho más se puede esperar de el) y poca chicha en general. Resumiendo, que la peli aburre... está repleta de buenas intenciones, tanto a nivel atmosférico como visual (y no lo hacen tan mal sus autores teniendo en cuenta su por entonces corta edad) pero el caso es que acabé dándole inevitablemente al avance rápido, y eso significa algo.
Añadir que el tono seriote y comedido se va al traste con la exageradamente burra e inverosímil muerte del personaje de la tía (familiarmente hablando) y que la repetición de planos explícitos que hay a final, así como los créditos a cámara lenta, poco hacen por acercar el "film" a la duración standard de un largometraje, quedándose en una escasísima hora y diez.
NOTA: La edición que presenta "Camp Motion Pictures" no es la original de la época, sino una remasterización hecha por los Polonia adultos lo que, para mi, y para muchos críticos especializados, es un error. Quizás, si sus autores hubiesen mantenido la baja calidad del montaje de video a video, la ausencia de música y los créditos hechos con cartulinas, no solo se hubiese conservado intacto su encanto sino también la gracia própia de las "backyard movies" de la década que tanto reivindica el sello que las edita... una vez más, la molesta ingenuidad de los brothers (convencidos están de que se trata de un "cult classic"), se vuelve contra ellos.
Su ambición les llevó, siendo aún muy jóvenes, a pisar Hollywood en busca de una oportunidad que nunca llegaría. Frustrados, pero no desmotivados, volvieron a su ciudad natal y decidieron sumarse al entonces emergente “boom” del cine de horror facturado directamente en formato magnetoscópico que puso en activo el exitazo de la aburridísima "Blood Cult" (lo que los yankees llaman SOV, es decir, "shoot on video"). Tras varios intentos fallidos se decidieron por la enésima variación de "La matanza de Texas", haciendo especial hincapié en aquello que no mostraba el film de Tobe Hooper, gore. Un gore enfocado desde un punto de vista muy sexual (a esa edad las hormonas no perdonan) e ingenuamente transgresor, aspecto este que, según los brothers, se hizo buscando única y exclusivamente llamar la atención (y ni así...).
El resultado a sus esfuerzos, "Splatter Farm", tuvo el "éxito" lógico dado que era el momento más propicio para este tipo de material, aunque no tanto como para librarlos de seguir llevando su carrera cinematográfica (o videográfica) como un hobby al que poder dedicar únicamente el tiempo libre. Aún así, estos dos sujetos de aspecto indiscutiblemente "nerd" (gafotas, bigotillo tardo adolescente, dentones...) han visto varias de sus numerosas obras editadas en dvd y, poco a poco, su apellido se va haciendo más y más popular. Tienen fans acérrimos (incluso ronda un foro por internet dedicado únicamente a informar sobre sus hazañas, ya que, por raro que suene, no disponen de página web propia) y detractores sin escrúpulos (de esos que usan la red para insultar cobardemente, ocultos tras un seudónimo o protegidos por la distancia). Entre sus últimas joyas tenemos historias de pirañas asesinas ("Razorteeth"), monstruos de lagunas no necesariamente negras ("Splatter Beach"), bigfoots de tendencias criminales ("Among Us", su return al celuloide, concretamente los 16mm) y espíritus mal carados dispuestos a jorobar a unos soldados en plena batalla en lo que es su proyecto más ambicioso hasta la fecha, "Dead Knight", un "film" que cuenta con numerosos extras, vestuario de época e incluso decorados, características estas que los aleja, muy sutilmente, de sus habituales equipos reducidos y eminentemente familiares.
Ahora la compañía especializada en "backyard horror" ochentero, "Camp Motion Pictures", saca al mercado digital "Splatter Farm" con la bendición del gurú del cine exploitation, Frank Henenlotter, y varios extras tan jugosos como los "slashers" superocheros que los Polonia rodaron durante el insti o un "Making Of" la mar de simpático en el que hacen gala de esa ingenuidad tardía que tanto irrita a sus enemigos, pues los hermanos tienden a tomarse demasiado en serio sus trabajos videográficos que, al fin y al cabo, no dejan de ser mierdecillas.
La peli cuenta con una virtud que, a la larga, termina convertida en su peor defecto y es que, a pesar del rimbombante título y las engañosas estampas publicitarias, es de lo más seria y -pretendidamente- malrollista, situándose bien lejos de la habitual chirigota sanguinolenta de esta clase de productos. Pero claro, es que los Polonios contaron solo para su realización con su misma presencia, la abuela de no se quién y un par de amigotes, uno de ellos dispuesto a actuar mucho y filmar más, y con tan pocos elementos, la cosa da más bien para poco... para poco gore (y yo, ustedes perdonen, en el “backyard horror” busco, única y exclusivamente, excesos hemoglobiníacos, ya que no mucho más se puede esperar de el) y poca chicha en general. Resumiendo, que la peli aburre... está repleta de buenas intenciones, tanto a nivel atmosférico como visual (y no lo hacen tan mal sus autores teniendo en cuenta su por entonces corta edad) pero el caso es que acabé dándole inevitablemente al avance rápido, y eso significa algo.
Añadir que el tono seriote y comedido se va al traste con la exageradamente burra e inverosímil muerte del personaje de la tía (familiarmente hablando) y que la repetición de planos explícitos que hay a final, así como los créditos a cámara lenta, poco hacen por acercar el "film" a la duración standard de un largometraje, quedándose en una escasísima hora y diez.
NOTA: La edición que presenta "Camp Motion Pictures" no es la original de la época, sino una remasterización hecha por los Polonia adultos lo que, para mi, y para muchos críticos especializados, es un error. Quizás, si sus autores hubiesen mantenido la baja calidad del montaje de video a video, la ausencia de música y los créditos hechos con cartulinas, no solo se hubiese conservado intacto su encanto sino también la gracia própia de las "backyard movies" de la década que tanto reivindica el sello que las edita... una vez más, la molesta ingenuidad de los brothers (convencidos están de que se trata de un "cult classic"), se vuelve contra ellos.
sábado, 1 de septiembre de 2007
GOING TO PIECES, THE RISE AND FALL OF SLASHER FILM
¿Un documental sobre el auge y caída del cine "slasher"?, eso no puedo perdérmelo (y además, con subtítulos en castellano). Tras agenciármelo, esperé al momento propicio para verlo. Ahora que ya ha pasado tan señalado instante, puedo decir que, efectivamente, me ha encantado. Es previsible, lo sé, pero afirmar lo contrario sería mentir.
La película, que adapta un libro escrito por Adam Rockoff (de idéntica temática, of course), posee la maravillosa virtud de no centrarse únicamente en los de siempre e ignorar a los que vinieron después, inexorablemente relegados a la sombra. Efectivamente, tenemos a Carpenter, a Cunningham, a Craven, a Savini... pero también podremos gozar de entrevistas a Joseph Zito o Fred Walton, e incluso si me apuran por ahí también asoman elementos aún mucho más oscuros como Herb Freed, Armand Mastroianni o Paul Lynch, autores todos estos que, en algún momento de su carrera, se adentraron en el pantanoso, pero agradecido, terreno del "slasher", ya sean títulos más conocidos ("El asesino de Rosemary", "Prom Night") o cosas terriblemente ignotas ("El día de la graduación", "El día de los inocentes"). Además, aunque el film también repasa el resurgimiento del género en los 90 con "Scream" y todo lo que le siguió (incluidos Rob Zombie, "Hostel" o "Saw"), en realidad se centra en la gloriosa década de los 80 (de las pelis que no muestran imagen, al menos incluyen el poster, caso de "Madman", "No abrir hasta Navidad" o "The Prey") y los títulos que la precedieron y marcaron la pauta, siendo "Psicosis" la que se lleva la medalla.
"Going to pieces" posee un ritmo absolutamente endiablado, toca todos los palos propios del "slasher" (el tipo de asesino, su posible trauma, la clase de arma que usa, la heroína que resiste hasta el final, los emplazamientos típicos, los actores famosos que debutaron en esta tipo de producciones, etc, etc) y aledaños (la escuela Italiana, con especial mención al "Bahía de Sangre" de Mario Bava donde, por fin, se muestra con toda clase de lujos la escena del empalamiento que, poco después, plagiaría sin rubor el segundo "Viernes 13") a toda velocidad, y lo hace con imágenes a porrillo, centrándose casi única y exclusivamente en los crímenes más sangrientos de cada film comentado (¡incluso "Mil gritos tiene la noche"!).
Afortunadamente no se echa demasiada mano de justificaciones intelectualoides (alguna cae, sobre todo vía Wes Craven, pero nada que moleste demasiado), al contrario, todos los entrevistados se sueltan el pelo reconociendo que gozan viendo/creando los más atroces crímenes (especial mención merece Stan Winston, que abre el documental afirmando: "Cuando voy al cine, me encanta ver como decapitan a alguien", ¡ahí, ole tus huevos!) y la dosis de descojone la ponen secuencias en las que críticos almidonados (el cateto de Roger Ebert) o padres ofendidos (un puntazo toda la movida ocasionada por el trailer de "Noche de paz, noche de muerte") salen rajando de este cine que tanto nos gusta. Pero tienen las de perder, porque "Going to pieces" está de lado de los que nos molan los "slashers", de lado del fan del género... de hecho, toda la peli es un regalo para nuestros sentidos y viéndola, uno recuerda (por si tiene la desgracia de haberse olvidado) cuán gozoso y estupendísimo es pertenecer a la gran familia de adoradores del terror y, más especialmente, del cine de adolescentes troceados por asesinos enmascarados. Un diez.
La película, que adapta un libro escrito por Adam Rockoff (de idéntica temática, of course), posee la maravillosa virtud de no centrarse únicamente en los de siempre e ignorar a los que vinieron después, inexorablemente relegados a la sombra. Efectivamente, tenemos a Carpenter, a Cunningham, a Craven, a Savini... pero también podremos gozar de entrevistas a Joseph Zito o Fred Walton, e incluso si me apuran por ahí también asoman elementos aún mucho más oscuros como Herb Freed, Armand Mastroianni o Paul Lynch, autores todos estos que, en algún momento de su carrera, se adentraron en el pantanoso, pero agradecido, terreno del "slasher", ya sean títulos más conocidos ("El asesino de Rosemary", "Prom Night") o cosas terriblemente ignotas ("El día de la graduación", "El día de los inocentes"). Además, aunque el film también repasa el resurgimiento del género en los 90 con "Scream" y todo lo que le siguió (incluidos Rob Zombie, "Hostel" o "Saw"), en realidad se centra en la gloriosa década de los 80 (de las pelis que no muestran imagen, al menos incluyen el poster, caso de "Madman", "No abrir hasta Navidad" o "The Prey") y los títulos que la precedieron y marcaron la pauta, siendo "Psicosis" la que se lleva la medalla.
"Going to pieces" posee un ritmo absolutamente endiablado, toca todos los palos propios del "slasher" (el tipo de asesino, su posible trauma, la clase de arma que usa, la heroína que resiste hasta el final, los emplazamientos típicos, los actores famosos que debutaron en esta tipo de producciones, etc, etc) y aledaños (la escuela Italiana, con especial mención al "Bahía de Sangre" de Mario Bava donde, por fin, se muestra con toda clase de lujos la escena del empalamiento que, poco después, plagiaría sin rubor el segundo "Viernes 13") a toda velocidad, y lo hace con imágenes a porrillo, centrándose casi única y exclusivamente en los crímenes más sangrientos de cada film comentado (¡incluso "Mil gritos tiene la noche"!).
Afortunadamente no se echa demasiada mano de justificaciones intelectualoides (alguna cae, sobre todo vía Wes Craven, pero nada que moleste demasiado), al contrario, todos los entrevistados se sueltan el pelo reconociendo que gozan viendo/creando los más atroces crímenes (especial mención merece Stan Winston, que abre el documental afirmando: "Cuando voy al cine, me encanta ver como decapitan a alguien", ¡ahí, ole tus huevos!) y la dosis de descojone la ponen secuencias en las que críticos almidonados (el cateto de Roger Ebert) o padres ofendidos (un puntazo toda la movida ocasionada por el trailer de "Noche de paz, noche de muerte") salen rajando de este cine que tanto nos gusta. Pero tienen las de perder, porque "Going to pieces" está de lado de los que nos molan los "slashers", de lado del fan del género... de hecho, toda la peli es un regalo para nuestros sentidos y viéndola, uno recuerda (por si tiene la desgracia de haberse olvidado) cuán gozoso y estupendísimo es pertenecer a la gran familia de adoradores del terror y, más especialmente, del cine de adolescentes troceados por asesinos enmascarados. Un diez.
LOS NUEVOS EXTRATERRESTRES
He ido tras ella durante bastante tiempo, y hasta hoy, era para mi la película más ignota del inmortal Juan Piquer Simón, cineasta repleto de buenísimas intenciones pero, por lo general (siempre, siempre, no), paupérrimos resultados... caso de esta "Los nuevos extraterrestres".
Suele contar el cineasta Valenciano que el film nació originalmente como producción adscrita al género del terror, en concreto al de historias de invasores alienígenas con malas pulgas. Pero de pronto, y a rebufo del entonces aún caliente exitazo del "E.T." Spielbergiano, al productor se le ocurrió derivar la historia al terreno infantil, con un niño de protagonista que, cómo no, se hace amigo del marciano bueno de turno (bautizado como Trompi!!!)... mientras su "hermano maligno" campa a sus anchas por el bosque cepillándose a cazadores furtivos y groupies de cantantes pop.
Y es ahí donde radica el mayor defecto de "Los nuevos extraterrestres", su condición de hijo de nadie, es demasiado de terror para ser infantil, y demasiado infantil para ser de terror. El no decidirse por un bando hizo que el film quedara en el limbo de los olvidados. Porque, vamos a ver, está muy bien que el niño juegue con su amiguito del espacio y este haga mover los objetos de la habitación gracias a un apañado stop-motion, o que convierta al famoso juego de "Simón" en una mini-disco de bolsillo, pero entonces entre medio no me metas escenas de muerte, violencia, disparos, bosques neblinosos, mujeres atacadas en la ducha y otras delicias propias de cualquier joya del horror que se precie... y de nada sirve que le quites líquido rojo, pues el público joven (y más el de los 80) aún no estaba preparado para un mejunje tan indigesto (¿fue Piquer visionario?... ¡puede!).
A esto, le añadimos las habituales meteduras de pata del cine del caballero: Falta de ritmo, tono almidonado, actores algo limitados, efectos especiales dignos pero ensombrecidos por la abrumadora falta de medios y ese irritante Ian Sera que para la ocasión hasta luce chupa de cuero y se permite canturrear un par de canciones "rockeras" altamente inflamatorias.
El final se pretende feliz, pero termina resultando más deprimente y desesperanzador que el de la famosa obra de Spielberg.
No es lo peor de Piquer Simón, pero poco le falta... si es que ni tan siquiera sirve para echarse unas risas.
Suele contar el cineasta Valenciano que el film nació originalmente como producción adscrita al género del terror, en concreto al de historias de invasores alienígenas con malas pulgas. Pero de pronto, y a rebufo del entonces aún caliente exitazo del "E.T." Spielbergiano, al productor se le ocurrió derivar la historia al terreno infantil, con un niño de protagonista que, cómo no, se hace amigo del marciano bueno de turno (bautizado como Trompi!!!)... mientras su "hermano maligno" campa a sus anchas por el bosque cepillándose a cazadores furtivos y groupies de cantantes pop.
Y es ahí donde radica el mayor defecto de "Los nuevos extraterrestres", su condición de hijo de nadie, es demasiado de terror para ser infantil, y demasiado infantil para ser de terror. El no decidirse por un bando hizo que el film quedara en el limbo de los olvidados. Porque, vamos a ver, está muy bien que el niño juegue con su amiguito del espacio y este haga mover los objetos de la habitación gracias a un apañado stop-motion, o que convierta al famoso juego de "Simón" en una mini-disco de bolsillo, pero entonces entre medio no me metas escenas de muerte, violencia, disparos, bosques neblinosos, mujeres atacadas en la ducha y otras delicias propias de cualquier joya del horror que se precie... y de nada sirve que le quites líquido rojo, pues el público joven (y más el de los 80) aún no estaba preparado para un mejunje tan indigesto (¿fue Piquer visionario?... ¡puede!).
A esto, le añadimos las habituales meteduras de pata del cine del caballero: Falta de ritmo, tono almidonado, actores algo limitados, efectos especiales dignos pero ensombrecidos por la abrumadora falta de medios y ese irritante Ian Sera que para la ocasión hasta luce chupa de cuero y se permite canturrear un par de canciones "rockeras" altamente inflamatorias.
El final se pretende feliz, pero termina resultando más deprimente y desesperanzador que el de la famosa obra de Spielberg.
No es lo peor de Piquer Simón, pero poco le falta... si es que ni tan siquiera sirve para echarse unas risas.
miércoles, 22 de agosto de 2007
MASTERS OF HORROR: HUELLA
Como nostálgico del horror de los 70 y 80, tengo una opinión positiva respecto a la serie de televisión "Masters of Horror", aunque solo sea por su loable intención de recuperar a viejas glorias de detrás de las cámaras y darles total y absoluta libertad creativa... o eso se dice. De todos los episodios que he visto, algunos me han parecido muy potentes (John Carpenter), otros potables sin más (Don Coscarelli y Dario Argento), los hay bastante mediocres (Stuart Gordon, Joe Dante) y, directamente, insufribles (Mick Garris, creador de la serie nada menos).
En un producto televisivo que, como decía, alardea de no cortarse un pelo en cuestiones de violencia y desmelene, "choca" que el episodio dirigido por el cineasta asiático Takashi Miike fuese vetado por su contenido altamente perturbador. Bueno, "choca" a medias si tenemos en cuenta la mojigatería puntual que gastan los yankees y que allá donde va Miike, el escándalo le persigue.
Que quede bien claro, no soy fan de Takashi Miike... de hecho, me parece un tipo sobrevaloradísimo y rodeado de fans un poco ciegos que, visto la pasión que demuestran por su ídolo, han visto muy poco cine. La mejor peli del autor nipón es, justamente, una de las menos valoradas por sus seguidores, "Audition". El resto... pssss... mucha basura ("Llamada perdida", "D.O.A", "Izo"), mucha decepción ("Ichi, the killer") y alguna cosa curiosa ("Full Metal Yakuza"), pero poco, muy poco, más.
Mi atracción hacia "Huella", el episodio del tipo para "Masters of horror", era puramente morbosa, pero una vez vista puedo decir que me ha sorprendido gratamente.
La historia es la siguiente: Un americano (el recuperado Billy Drago, que en este caso sobreactúa que da gusto), viaja hasta Japón en busca de un antiguo amor al que prometió sacar de la mala vida. Cuando llega a un prostíbulo, conoce a una puta deforme que en su momento trató con la chica en cuestión y guarda algunas desagradables noticias sobre su paradero.
Lo primero que llama la atención de la peli es que se aleja bastante del tono tradicional y "conservador" que suele manejar "Masters of Horror" con respecto al género. De entrada, Miike tiene la sabia idea de reducir los acontecimientos a dos personajes que dialogan en un único escenario y en tiempo real, lo que provoca cierta desazón y angustia en el espectador. Además, se permite aportar bastantes elementos visuales que incomodan e inquietan, como cierta silueta fantasmagórica que surge en un momento en el que no te lo esperas, pero sin pirotecnia que valga, lo que provoca un notable escalofrío. A parte del aspecto atmosférico o sórdido de la historia está, cómo no, la violencia y la crudeza propias de su autor, destacando la inevitable y brutal secuencia de tortura (que guarda puntos en común con la de "Audition") y ciertos abortos nada delicados que tampoco se quedan cortos.
Sin embargo, cuando llevas 45 minutos y crees estar viendo una muestra muy muy digna de cine de terror del bueno, viene el señor Takashi y... ¡la caga!, y de que manera. Tal metida de pata se la debemos a una "sorpresa final" que no desvelaré aquí pero que, afrontémoslo, roza el ridículo y perjudica muchísimo al tono del resto de un film que, de otro modo, hubiera podido estar muy cerca de la "obra maestra".
Sin embargo, y a pesar del desliz, está muy por encima de los logros de "Masters of Horror" (y del cine de terror moderno en general), por lo que bien merece un visionado.
En un producto televisivo que, como decía, alardea de no cortarse un pelo en cuestiones de violencia y desmelene, "choca" que el episodio dirigido por el cineasta asiático Takashi Miike fuese vetado por su contenido altamente perturbador. Bueno, "choca" a medias si tenemos en cuenta la mojigatería puntual que gastan los yankees y que allá donde va Miike, el escándalo le persigue.
Que quede bien claro, no soy fan de Takashi Miike... de hecho, me parece un tipo sobrevaloradísimo y rodeado de fans un poco ciegos que, visto la pasión que demuestran por su ídolo, han visto muy poco cine. La mejor peli del autor nipón es, justamente, una de las menos valoradas por sus seguidores, "Audition". El resto... pssss... mucha basura ("Llamada perdida", "D.O.A", "Izo"), mucha decepción ("Ichi, the killer") y alguna cosa curiosa ("Full Metal Yakuza"), pero poco, muy poco, más.
Mi atracción hacia "Huella", el episodio del tipo para "Masters of horror", era puramente morbosa, pero una vez vista puedo decir que me ha sorprendido gratamente.
La historia es la siguiente: Un americano (el recuperado Billy Drago, que en este caso sobreactúa que da gusto), viaja hasta Japón en busca de un antiguo amor al que prometió sacar de la mala vida. Cuando llega a un prostíbulo, conoce a una puta deforme que en su momento trató con la chica en cuestión y guarda algunas desagradables noticias sobre su paradero.
Lo primero que llama la atención de la peli es que se aleja bastante del tono tradicional y "conservador" que suele manejar "Masters of Horror" con respecto al género. De entrada, Miike tiene la sabia idea de reducir los acontecimientos a dos personajes que dialogan en un único escenario y en tiempo real, lo que provoca cierta desazón y angustia en el espectador. Además, se permite aportar bastantes elementos visuales que incomodan e inquietan, como cierta silueta fantasmagórica que surge en un momento en el que no te lo esperas, pero sin pirotecnia que valga, lo que provoca un notable escalofrío. A parte del aspecto atmosférico o sórdido de la historia está, cómo no, la violencia y la crudeza propias de su autor, destacando la inevitable y brutal secuencia de tortura (que guarda puntos en común con la de "Audition") y ciertos abortos nada delicados que tampoco se quedan cortos.
Sin embargo, cuando llevas 45 minutos y crees estar viendo una muestra muy muy digna de cine de terror del bueno, viene el señor Takashi y... ¡la caga!, y de que manera. Tal metida de pata se la debemos a una "sorpresa final" que no desvelaré aquí pero que, afrontémoslo, roza el ridículo y perjudica muchísimo al tono del resto de un film que, de otro modo, hubiera podido estar muy cerca de la "obra maestra".
Sin embargo, y a pesar del desliz, está muy por encima de los logros de "Masters of Horror" (y del cine de terror moderno en general), por lo que bien merece un visionado.
martes, 14 de agosto de 2007
HILLSIDE CANNIBALS
En una sociedad tan macro-mediatizada como la nuestra, lograr destacar un poco entre la ingente masa de cabecillas con intenciones es todo un logro, aunque para ello haya que acarrear una poco honrosa etiqueta. Por ejemplo, ahí tenemos a Uwe Boll, que con el cuento de ser considerado uno de los peores directores del cine moderno (cuestión esta muy discutible), cada vez es más y más popular. En el caso que nos ocupa tenemos a The Asylum, productora que se va granjeando un reconocimiento gracias a una particularidad, su especialidad en plagiar descaradamente, y pocos días antes de que se estrenen, supuestos éxitos de taquilla de mayor presupuesto y entidad. El juego de las comparaciones es harto divertido (a "Serpientes en el avión" le precedió "Serpientes en el tren", a "El código DaVinci", "El tesoro DaVinci", a "Transformers", "Transmorphers" y al futuro "I am a legend" de Will Smith, "I am omega" -no olvidemos que la versión anterior de la novela que adapta el film, protagonizada por Charlton Heston, se tituló "Omega Man"-). Resulta casi un juego malicioso esperar a cada gran estreno para ver qué idea chusca se saca de la manga Asylum un par de semanas antes.
Tenía mucha curiosidad de ver qué eran capaces de hacer estos individuos, así que opté por el camino más fácil, agenciarme su versión del remake de "Las colinas tienen ojos", "Hillside Cannibals", supuestamente basada en la historia real (la de Sawney Beane) que inspiró el film de Craven y, de rebote, el de Aja. Si al director francés le hubiera dado por centrarse en la rutina diaria del clan caníbal, en lugar de su lucha con la "familia normal" atrapada en el desierto, el resultado hubiese sido este "Hillside Cannibals". Poco menos de 70 minutos (!) de mamoneos entre los antropófagos, sus peleas por agenciarse comida o demás, y si tenemos en cuenta que no hablan, solo gruñen, dispondremos de un guión escueto y no demasiado difícil de rodar.
La rapidez que los cineastas se dieron en acabar el film con el fin de estrenarlo antes de "Las colinas tienen ojos" salta a la vista... un par de escenarios, pocos personajes, menos diálogos (lo que decía arriba de los gruñidos), escenas sin sentido ni necesidad alargadas al máximo y, muy chocante esto, secuencias que se cortan unos segundos más tarde de lo que deberían (es decir, un personaje se levanta y se va, y la cámara se queda filmando el fondo sin que ocurra nada, lo suficiente para que nos preguntemos "¿Y?"), lo que, a base de sumar y sumar, le añaden algunos minutos a la escasísima hora y quince que dura la peli. Un auténtico caso de saqueo desesperado que deja en pañales la jeta que gastaba el gran Bruno Mattei.
Eso si... ALGO hay que hacer para compensar tanto NADA... ese algo es gore, no excesivo, pero si cuantioso y pretendidamente ofensivo, aunque su cutrismo lo desprende de toda capacidad de molestar. Especial atención merece el jefe del clan caníbal, cuyo careto con pinta de máscara carnavalera resulta que se supone es su rostro real.
Como ejercicio de morbosidad mola... como película, es una basura sin nombre.
Tenía mucha curiosidad de ver qué eran capaces de hacer estos individuos, así que opté por el camino más fácil, agenciarme su versión del remake de "Las colinas tienen ojos", "Hillside Cannibals", supuestamente basada en la historia real (la de Sawney Beane) que inspiró el film de Craven y, de rebote, el de Aja. Si al director francés le hubiera dado por centrarse en la rutina diaria del clan caníbal, en lugar de su lucha con la "familia normal" atrapada en el desierto, el resultado hubiese sido este "Hillside Cannibals". Poco menos de 70 minutos (!) de mamoneos entre los antropófagos, sus peleas por agenciarse comida o demás, y si tenemos en cuenta que no hablan, solo gruñen, dispondremos de un guión escueto y no demasiado difícil de rodar.
La rapidez que los cineastas se dieron en acabar el film con el fin de estrenarlo antes de "Las colinas tienen ojos" salta a la vista... un par de escenarios, pocos personajes, menos diálogos (lo que decía arriba de los gruñidos), escenas sin sentido ni necesidad alargadas al máximo y, muy chocante esto, secuencias que se cortan unos segundos más tarde de lo que deberían (es decir, un personaje se levanta y se va, y la cámara se queda filmando el fondo sin que ocurra nada, lo suficiente para que nos preguntemos "¿Y?"), lo que, a base de sumar y sumar, le añaden algunos minutos a la escasísima hora y quince que dura la peli. Un auténtico caso de saqueo desesperado que deja en pañales la jeta que gastaba el gran Bruno Mattei.
Eso si... ALGO hay que hacer para compensar tanto NADA... ese algo es gore, no excesivo, pero si cuantioso y pretendidamente ofensivo, aunque su cutrismo lo desprende de toda capacidad de molestar. Especial atención merece el jefe del clan caníbal, cuyo careto con pinta de máscara carnavalera resulta que se supone es su rostro real.
Como ejercicio de morbosidad mola... como película, es una basura sin nombre.
BASEKETBALL
Unir los talentos de David Zucker (originario del tandem Zucker / Abrahams / Zucker que nos regaló comedias tan míticas como "Made in USA", "Aterriza como puedas", "Top Secret!" o "Agárralo como puedas") y de Trey Parker y Matt Stone, los dementes que parieron la afamada serie "South Park", era una idea a la que ningún productor podía resistirse. El resultado a tal unión fue "Baseketball", comedia digamos deportiva que se adelantó unos años a cosas como "Juego de pelotas" o "Patinazo a la Gloria", ambas con mejor suerte en taquilla.
Desconozco por qué motivo "Baseketball" fue un fracaso, pues al menos, a mi, me ha parecido divertidísima. La historia que cuenta es la siguiente: Un par de perdedores dedican su excesivo tiempo libre a un juego de barrio que ellos mismos han creado, donde se mezclan las normas del baseball y el basket. Pronto el juego se hace tan popular que pasa al campo profesional, y de ahí, a todos los problemas propios de un deporte que mueve grandes cantidades de dinero: publicidad, fichajes, etc, etc... todo ello dará como resultado que los dos protas de la historia (Parker y Stone) pongan en jaque sus principios y su amistad.
Está claro que la razón de que "Baseketball" exista se la debemos muy mucho a "Orgazmo", la divertida segunda peli de Trey Parker como director (y protagonista, después de la fallida "Cannibal, the musical") que guarda muchas similitudes en el tono con esta "Baseketball"... el tono y el reparto, donde repiten algunos actores (en especial ese simpatiquísimo Dian Bachar, alias "Choda Boy"). Seguramente, inspirado por las aventuras del primer superhéroe porno, Zucker fichó a los chavales con la intención de trasladar su particular humor a la platea más mainstream pero, como digo, no coló (raro si tenemos en cuenta el fulgurante éxito de "South Park"). La peli fue hundida por los críticos (que la calificaron de infantil e inmadura... ¡joder, de eso se trata!), nominada a un par de premios Razzie y no logró conectar con el gran público... pero si con una escueta audiencia que le rinde culto, incluso tiene su propio rincón en myspace donde sus fans van a adorarla.
"Baseketball" es una película completamente estúpida, idiota, irriante, ridícula y absurda... pero en realidad no pretende más que eso y ahí radica su grandeza. Parece que te estén diciendo: "Deja el cerebro en la puerta y ven a pasarlo en grande con nosotros", y eso hice yo, muy gustosamente. La peli arranca casi como una comedia standard, del tipo "American Pie", pero a medida que avanza el humor se vuelve más y más burro, hasta el punto casi de un surrealismo muy Zuckeriano.
La guasa en general es más bien inofensiva, tiene sus puntos de mala leche (la descojonante escena del hospital con el niño enfermo) y sus momentos chabacanos (la hilarante secuencia del vestuario) pero en general, como comentaba antes, tira más de un tono irreal y muy muy tonto.
No es para el paladar de todo el mundo, pero aquellos que hayan gozado con cosas como "Hot Shots", la misma "Orgazmo" o cualquiera de las "spoof movies" del clan Zucker, pasarán un buen, buenísimo, rato.
Desconozco por qué motivo "Baseketball" fue un fracaso, pues al menos, a mi, me ha parecido divertidísima. La historia que cuenta es la siguiente: Un par de perdedores dedican su excesivo tiempo libre a un juego de barrio que ellos mismos han creado, donde se mezclan las normas del baseball y el basket. Pronto el juego se hace tan popular que pasa al campo profesional, y de ahí, a todos los problemas propios de un deporte que mueve grandes cantidades de dinero: publicidad, fichajes, etc, etc... todo ello dará como resultado que los dos protas de la historia (Parker y Stone) pongan en jaque sus principios y su amistad.
Está claro que la razón de que "Baseketball" exista se la debemos muy mucho a "Orgazmo", la divertida segunda peli de Trey Parker como director (y protagonista, después de la fallida "Cannibal, the musical") que guarda muchas similitudes en el tono con esta "Baseketball"... el tono y el reparto, donde repiten algunos actores (en especial ese simpatiquísimo Dian Bachar, alias "Choda Boy"). Seguramente, inspirado por las aventuras del primer superhéroe porno, Zucker fichó a los chavales con la intención de trasladar su particular humor a la platea más mainstream pero, como digo, no coló (raro si tenemos en cuenta el fulgurante éxito de "South Park"). La peli fue hundida por los críticos (que la calificaron de infantil e inmadura... ¡joder, de eso se trata!), nominada a un par de premios Razzie y no logró conectar con el gran público... pero si con una escueta audiencia que le rinde culto, incluso tiene su propio rincón en myspace donde sus fans van a adorarla.
"Baseketball" es una película completamente estúpida, idiota, irriante, ridícula y absurda... pero en realidad no pretende más que eso y ahí radica su grandeza. Parece que te estén diciendo: "Deja el cerebro en la puerta y ven a pasarlo en grande con nosotros", y eso hice yo, muy gustosamente. La peli arranca casi como una comedia standard, del tipo "American Pie", pero a medida que avanza el humor se vuelve más y más burro, hasta el punto casi de un surrealismo muy Zuckeriano.
La guasa en general es más bien inofensiva, tiene sus puntos de mala leche (la descojonante escena del hospital con el niño enfermo) y sus momentos chabacanos (la hilarante secuencia del vestuario) pero en general, como comentaba antes, tira más de un tono irreal y muy muy tonto.
No es para el paladar de todo el mundo, pero aquellos que hayan gozado con cosas como "Hot Shots", la misma "Orgazmo" o cualquiera de las "spoof movies" del clan Zucker, pasarán un buen, buenísimo, rato.
sábado, 11 de agosto de 2007
PLANE DEAD
A poco de anunciarse, "Plane Dead" pasó a ser bautizada de modo coloquial como "Zombies en el avión", y es que su parecido argumental con la reciente producción en la que ahora mismo estáis pensando es obvia: A causa de un accidente, digamos, científico, los pasajeros de un vuelo comercial se van volviendo muertos vivientes. Los pocos supervivientes tendrán que ingeniárselas para sobrevivir a una noche infernal (y tormentosa, of course).
Evidentemente que es lo de siempre... cambia el avión por un supermercado, una base militar o una cabaña, y obtendrás lo que obtendrás, pero a pesar de ello, la peli sabe desarrollarse con ritmo y sin aburrir en exceso. Además, el origen de la plaga zombie es, dentro de lo que cabe, bastante original, no la contaré aquí pero digamos que tiene que ver con la criogenización. Los personajes son, hasta cierto punto, arquetípicos (en especial el poli esposado al delincuente simpático) y el film se permite un par o tres de momentos visualmente potentes, como cuando los zombies se abren paso por el suelo del compartimiento de los pasajeros (tal y como si surgieran de debajo de la tierra) o cierto ahorcamiento imprevisto. Estos son, cómo no, muertos revividos de la nueva era... es decir, corren como locos, chillan y hasta parecen pensar, al menos del mismo modo que lo haría un animal.
Lo que más sorprende de "Plane Dead" es que, uno, los no-muertos tardan en salir y, dos, la seriedad con la que la película va desarrollándose. Obviamente era todo una falsa alarma. Por lo visto los cineastas esperaban al último rollo para soltarse el pelo, recurriendo más que nunca al gore (hasta ese momento habíamos visto mucho líquido rojo pero pocas mutilaciones) y, por desgracia, al humor. Y es aquí donde uno se da cuenta de que, hasta cierto punto, Peter Jackson hizo bastante daño al subgenero zombie con su "Braindead", pues todavía hoy hay quien se empeña en emularle, homenajearle e incluso robarle gags, caso de este "Plane Dead" que se olvida de la seriedad y el respeto del que hasta el minuto 60 había hecho gala y comienza a descerebrarse con chistes graciosillos y gags visuales a costa de los cadáveres andantes (quienes sufren el 99% de las mutilaciones más gráficas de la peli... es curioso como ha cambiado el cine de muertos vivientes. Reventarle la cabeza a algo ya muerto que revive no es inmoral, pero sacarle las tripas a un ser vivo es impensable).
Toda esta parte final (y unos efectos visuales que de resultones pasan a mediocres cuando intentan currarse un desenlace espectacular) acaban por hundir lo que podría haber sido una muy potable peli de zombies. Ahora, sencillamente, se deja ver y poco más.
PD: Como véis, el cartel promocional y ciertas escenas relativas a cierta puertezuela en el suelo del avión, son un claro, clarísimo, homenaje a esa joya inmortal e imprescindible: "Evil Dead".
Evidentemente que es lo de siempre... cambia el avión por un supermercado, una base militar o una cabaña, y obtendrás lo que obtendrás, pero a pesar de ello, la peli sabe desarrollarse con ritmo y sin aburrir en exceso. Además, el origen de la plaga zombie es, dentro de lo que cabe, bastante original, no la contaré aquí pero digamos que tiene que ver con la criogenización. Los personajes son, hasta cierto punto, arquetípicos (en especial el poli esposado al delincuente simpático) y el film se permite un par o tres de momentos visualmente potentes, como cuando los zombies se abren paso por el suelo del compartimiento de los pasajeros (tal y como si surgieran de debajo de la tierra) o cierto ahorcamiento imprevisto. Estos son, cómo no, muertos revividos de la nueva era... es decir, corren como locos, chillan y hasta parecen pensar, al menos del mismo modo que lo haría un animal.
Lo que más sorprende de "Plane Dead" es que, uno, los no-muertos tardan en salir y, dos, la seriedad con la que la película va desarrollándose. Obviamente era todo una falsa alarma. Por lo visto los cineastas esperaban al último rollo para soltarse el pelo, recurriendo más que nunca al gore (hasta ese momento habíamos visto mucho líquido rojo pero pocas mutilaciones) y, por desgracia, al humor. Y es aquí donde uno se da cuenta de que, hasta cierto punto, Peter Jackson hizo bastante daño al subgenero zombie con su "Braindead", pues todavía hoy hay quien se empeña en emularle, homenajearle e incluso robarle gags, caso de este "Plane Dead" que se olvida de la seriedad y el respeto del que hasta el minuto 60 había hecho gala y comienza a descerebrarse con chistes graciosillos y gags visuales a costa de los cadáveres andantes (quienes sufren el 99% de las mutilaciones más gráficas de la peli... es curioso como ha cambiado el cine de muertos vivientes. Reventarle la cabeza a algo ya muerto que revive no es inmoral, pero sacarle las tripas a un ser vivo es impensable).
Toda esta parte final (y unos efectos visuales que de resultones pasan a mediocres cuando intentan currarse un desenlace espectacular) acaban por hundir lo que podría haber sido una muy potable peli de zombies. Ahora, sencillamente, se deja ver y poco más.
PD: Como véis, el cartel promocional y ciertas escenas relativas a cierta puertezuela en el suelo del avión, son un claro, clarísimo, homenaje a esa joya inmortal e imprescindible: "Evil Dead".
jueves, 9 de agosto de 2007
DISASTER!
Comparar "Disaster!" con "Team America" es un recurso fácil y obvio, pero no por ello menos cierto. Ambas parodian en esencia el cine de Michael Bay, ambas recurren a un humor de línea gruesa, ambas están hechas con marionetas y ambas terminan por saturar y, hasta cierto punto, aburrir... aunque el caso de "Disaster!" es peor.
Dirigida por Roy T. Wood (habitual de MTV), "Disaster!" es un remake de "Armageddon", a pesar de que tenga citas directas a otros films de temática catastrofista ("Dante´s Peak", "La tormenta perfecta", "Deep Impact"...). La historia es exactamente la misma con, casi, los mismos personajes y situaciones, solo que, como decía, hechos con marionetas... no sujetadas por hilos, sino animadas mediante la siempre fascinante técnica de stop-motion, aspecto este en el que "Disaster!" se luce.
Donde la cosa ya brilla menos es en el tipo de humor que gasta. A mi no me disgusta para nada el humor negro, escatológico y ultra-políticamente incorrecto, mas bien todo lo contrario, pero soy de la opinión que es un recurso que puede llegar a aburrir solemnemente si es sobre explotado... y en "Disaster!", lo es. Por eso mismo, los primeros 30 minutos son una partida de caja, chistes de pedos, de cacas, de sexo a tutiplen, cachondeo a costa de niños enfermos y tullidos, gore a punta pala... incluso se permiten algún que otro gag más que inspirado (hace especial gracia el personaje del científico oriental), pero la lástima es que de ahí no pasan. En adelante lo único que te encontrarás serán más coñas de pedos, cacas y sexo guarro (disminuyendo el gore, por desgracia).
Da la sensación de que pronto, muy pronto, se les agotan las ideas y uno comienza a agobiarse mucho, muchísimo, hasta el extremo de olvidarse de reír. Hubiese sido un corto, o un mediometraje, muy potente... pero como largo, falla.
Dirigida por Roy T. Wood (habitual de MTV), "Disaster!" es un remake de "Armageddon", a pesar de que tenga citas directas a otros films de temática catastrofista ("Dante´s Peak", "La tormenta perfecta", "Deep Impact"...). La historia es exactamente la misma con, casi, los mismos personajes y situaciones, solo que, como decía, hechos con marionetas... no sujetadas por hilos, sino animadas mediante la siempre fascinante técnica de stop-motion, aspecto este en el que "Disaster!" se luce.
Donde la cosa ya brilla menos es en el tipo de humor que gasta. A mi no me disgusta para nada el humor negro, escatológico y ultra-políticamente incorrecto, mas bien todo lo contrario, pero soy de la opinión que es un recurso que puede llegar a aburrir solemnemente si es sobre explotado... y en "Disaster!", lo es. Por eso mismo, los primeros 30 minutos son una partida de caja, chistes de pedos, de cacas, de sexo a tutiplen, cachondeo a costa de niños enfermos y tullidos, gore a punta pala... incluso se permiten algún que otro gag más que inspirado (hace especial gracia el personaje del científico oriental), pero la lástima es que de ahí no pasan. En adelante lo único que te encontrarás serán más coñas de pedos, cacas y sexo guarro (disminuyendo el gore, por desgracia).
Da la sensación de que pronto, muy pronto, se les agotan las ideas y uno comienza a agobiarse mucho, muchísimo, hasta el extremo de olvidarse de reír. Hubiese sido un corto, o un mediometraje, muy potente... pero como largo, falla.
12 DIAS DE TERROR
Las expectativas eran más bien bajas: Producción televisiva sobre tiburones asesinos dirigida por Jack Sholder, caballero que vivió su mejor época por ahí los 80 (con "Hidden" y "Pesadilla en Elm Street 2" porque "Solos en la oscuridad" es un rollazo) y luego comenzó a desinflarse peligrosamente, dirigiendo cosas tan aberrantes (aunque divertidas) como el "Arachnid" de la Fantastic Factory.
Sin embargo, sorprende ver que el film lleva el sello del "Discovery Channel", que está basado en el hecho real que inspiró la novela de "Tiburón" (y la consiguiente peli de Spielberg, claro) y que, para variar, se desarrolla en 1916, con una ambientación muy potable.... y nada modesta a nivel presupuestario.
A esa sorpresa se une la de que "12 Días de Terror" termina resultando una película bien narrada, bien acabada, con sus momentos de suspense, no demasiado larga y considerablemente entretenida. Bueno, quizás después de todo al señor Sholder aún le quede algún as en la manga. ¡Me alegro, hombre!.
Sin embargo, sorprende ver que el film lleva el sello del "Discovery Channel", que está basado en el hecho real que inspiró la novela de "Tiburón" (y la consiguiente peli de Spielberg, claro) y que, para variar, se desarrolla en 1916, con una ambientación muy potable.... y nada modesta a nivel presupuestario.
A esa sorpresa se une la de que "12 Días de Terror" termina resultando una película bien narrada, bien acabada, con sus momentos de suspense, no demasiado larga y considerablemente entretenida. Bueno, quizás después de todo al señor Sholder aún le quede algún as en la manga. ¡Me alegro, hombre!.
lunes, 6 de agosto de 2007
EL MARINE
De entrada, la cosa promete. Nos situamos en la guerra de Iraq. Los integrantes de un comando de Al Qaeda están a punto de degollar a un grupo de marines americanos frente a una video-cámara. De pronto, aparece en escena el prota de la función, un tiparraco hiper-musculado y con cara de pedrusco que, ataviado con sus ropas de batalla, hace papilla a los malos y salva a los buenos. ¡Dios!, esto es puro cine "de machos musculosos" ochentero!!, el protagonista berreando mientras suelta una ráfaga de balas, el "mensaje político" tan obvio... hummm, creo que vamos a pasarlo muy bien viendo esta película.
El muchacho se llama John Cena, no es exactamente un actor, más bien su fama se la debe a la lucha libre, ya que es una de las estrellas de este "deporte" tan popular y con tanto tirón en los USA. Tanto, que incluso existe una productora, WWE Films, especializada en fabricar pelis para lucimiento de los astros de la lona y el puñetazo. Tenemos a The Rock en el flojito remake "Pisando Fuerte", a Glen Jacobs en el potable slasher "See no evil" y ahora es el turno de Cena, y el director, un tal John Bonito... pero ¿a quién le importa?.
Seguimos viendo la película. El prota tiene un nombre chanante, John Triton... como John Rambo o John Matrix... este último el responsable de masacrar a medio reparto de extras en la fabulosa "Commando" (donde hay un carismático villano llamado Benett, igual que en el film reseñado. ¿Casualidad o cita intencionada?). Y es que, esencialmente, "The Marine" cuenta lo mismo que ese sub-clásico ochentero, el rescate por parte del héroe de un ser querido, en este caso su mujer que, por avatares del destino, cae en las zarpas de un grupo de ladrones de joyas.
Sin embargo, todo lo que prometía el arranque del film, se va transformando en decepción a medida que el metraje avanza. Las señas de identidad propias del cine musculoso de los ochenta van desapareciendo, y se convierten en un lenguaje más propio de estos tiempos tan políticamente correctos, a saber: Poquísima sangre, nula mala leche, número de fenecidos no demasiado generoso, desarrollo monótono, héroe poco... heroico y, el más grande de los defectos, unos malos con excesivo carisma, no demasiado despiadados y hasta que caen "bien". Todas esas cosas que un crítico consideraría "mejoras" en relación a los guiones de "Rambo", "Desaparecido en combate" o "Justicia de Acero" pero que, para mi, y para ti, vienen a ser todo lo contrario.
Al final, ni las cuatro escenas de acción y/o muerte potentes, ni las continuas citas a otras pelis ("El precio del poder", "Viernes 13", "Deliverance"...) y ni el siempre simpático Robert Patrick como malo de la función arreglan el desaguisado. Que sí, que la peli tiene un par de fantasmadas de esas que algunos tontos toman por defectos, cuando para mi son LA GRACIA de esta clase de productos... pero podría haber dado mucho, muchísimo más de si. Lástima.
Para pasar el rato, y poquísimo más.
El muchacho se llama John Cena, no es exactamente un actor, más bien su fama se la debe a la lucha libre, ya que es una de las estrellas de este "deporte" tan popular y con tanto tirón en los USA. Tanto, que incluso existe una productora, WWE Films, especializada en fabricar pelis para lucimiento de los astros de la lona y el puñetazo. Tenemos a The Rock en el flojito remake "Pisando Fuerte", a Glen Jacobs en el potable slasher "See no evil" y ahora es el turno de Cena, y el director, un tal John Bonito... pero ¿a quién le importa?.
Seguimos viendo la película. El prota tiene un nombre chanante, John Triton... como John Rambo o John Matrix... este último el responsable de masacrar a medio reparto de extras en la fabulosa "Commando" (donde hay un carismático villano llamado Benett, igual que en el film reseñado. ¿Casualidad o cita intencionada?). Y es que, esencialmente, "The Marine" cuenta lo mismo que ese sub-clásico ochentero, el rescate por parte del héroe de un ser querido, en este caso su mujer que, por avatares del destino, cae en las zarpas de un grupo de ladrones de joyas.
Sin embargo, todo lo que prometía el arranque del film, se va transformando en decepción a medida que el metraje avanza. Las señas de identidad propias del cine musculoso de los ochenta van desapareciendo, y se convierten en un lenguaje más propio de estos tiempos tan políticamente correctos, a saber: Poquísima sangre, nula mala leche, número de fenecidos no demasiado generoso, desarrollo monótono, héroe poco... heroico y, el más grande de los defectos, unos malos con excesivo carisma, no demasiado despiadados y hasta que caen "bien". Todas esas cosas que un crítico consideraría "mejoras" en relación a los guiones de "Rambo", "Desaparecido en combate" o "Justicia de Acero" pero que, para mi, y para ti, vienen a ser todo lo contrario.
Al final, ni las cuatro escenas de acción y/o muerte potentes, ni las continuas citas a otras pelis ("El precio del poder", "Viernes 13", "Deliverance"...) y ni el siempre simpático Robert Patrick como malo de la función arreglan el desaguisado. Que sí, que la peli tiene un par de fantasmadas de esas que algunos tontos toman por defectos, cuando para mi son LA GRACIA de esta clase de productos... pero podría haber dado mucho, muchísimo más de si. Lástima.
Para pasar el rato, y poquísimo más.
miércoles, 25 de julio de 2007
DESMEMBRADOS (SEVERANCE)
Curiosa, muy curiosa, es la nueva película de Chris Smith, el realizador de aquella modesta, pero simpática, "Creep" (la de Franka Potente acosada por un bicho en la oscuridad del metro). Aquí se aleja un poco del tenebrismo y dramatismo de aquel debut para narrar una historia más próxima al cine de supervivencia ("Deliverance", "La Presa"...) pero cargada de humor, un humor muy muy negro y muy muy british.
La sinopsis de "Severance" (el título español suena un pelín más disparatado, "Desmembrados") es más de lo mismo: grupo de personas asediadas en pleno bosque por algo o alguien con ansias de matar. Sin embargo, es el "cómo" Smith plasma todo esto en imágenes cuando nos damos cuenta de que estamos ante algo diferente y ¿por qué no?, un pelín original. De entrada el mentado grupo no son ni una panda de adolescentes cretinos, ni de cheerleaders chillonas ni nada que se le parezca, sino un grupo de oficinistas que van a pasar unos días juntos con el fin de "conectar" más y mejorar su capacidad laboral. Aunque caricaturescos, estos individuos son más normales y humanos de lo habitual, incluso diría que nada irritantes, de ahí que cuando sufren o mueren lo puedes llegar a sentir (y es que, además, el cabrón del director se ensaña con ellos, independientemente de lo majos que sean). El humor, totalmente alejado del estilo americano, es inteligente y no demasiado cargado, además de estar situado en el momento justo (hay un gag referente a cierto lanza cohetes realmente brillante), los diálogos son divertidos e ingeniosos y en general, como digo, Smith sabe coger todos los tópicos del horror yankee y darles la vuelta de modo muy afortunado.
Destacar por un lado cierta secuencia en la que se cuentan un par de historias "de miedo" y el genial modo en el que el realizador las ilustra con imágenes (una en plan cine expresionista alemán, la otra hecha en video y con estética de reportaje sensacionalista), por otro, y como ya pudimos ver en la mentada "Creep", la violencia y el gore, que, sin abusar, tienen un papel más que destacado en el film.
En definitiva, "Severance" logra algo que parecía imposible, contar lo de siempre, pero hacerlo de modo distinto. Si a todo eso añadimos el elemento cómico, que funciona, nos encontramos ante una peli muy gozable y que merece la pena ver.
La sinopsis de "Severance" (el título español suena un pelín más disparatado, "Desmembrados") es más de lo mismo: grupo de personas asediadas en pleno bosque por algo o alguien con ansias de matar. Sin embargo, es el "cómo" Smith plasma todo esto en imágenes cuando nos damos cuenta de que estamos ante algo diferente y ¿por qué no?, un pelín original. De entrada el mentado grupo no son ni una panda de adolescentes cretinos, ni de cheerleaders chillonas ni nada que se le parezca, sino un grupo de oficinistas que van a pasar unos días juntos con el fin de "conectar" más y mejorar su capacidad laboral. Aunque caricaturescos, estos individuos son más normales y humanos de lo habitual, incluso diría que nada irritantes, de ahí que cuando sufren o mueren lo puedes llegar a sentir (y es que, además, el cabrón del director se ensaña con ellos, independientemente de lo majos que sean). El humor, totalmente alejado del estilo americano, es inteligente y no demasiado cargado, además de estar situado en el momento justo (hay un gag referente a cierto lanza cohetes realmente brillante), los diálogos son divertidos e ingeniosos y en general, como digo, Smith sabe coger todos los tópicos del horror yankee y darles la vuelta de modo muy afortunado.
Destacar por un lado cierta secuencia en la que se cuentan un par de historias "de miedo" y el genial modo en el que el realizador las ilustra con imágenes (una en plan cine expresionista alemán, la otra hecha en video y con estética de reportaje sensacionalista), por otro, y como ya pudimos ver en la mentada "Creep", la violencia y el gore, que, sin abusar, tienen un papel más que destacado en el film.
En definitiva, "Severance" logra algo que parecía imposible, contar lo de siempre, pero hacerlo de modo distinto. Si a todo eso añadimos el elemento cómico, que funciona, nos encontramos ante una peli muy gozable y que merece la pena ver.
miércoles, 18 de julio de 2007
RE-ANIMATOR
Llevo varios días con la intención de actualizar este blog hablando de alguna película curiosa, extraña y oscura, pero últimamente no hago más que tragarme mierda insufrible que no me dice nada y únicamente me aburre hasta la desesperación. Ayer, cansado de tanta basura, le propuse a mi pareja desembolsar el recién adquirido dvd de "Re-Animator" y verla. Joder, amigos, como cambian las cosas cuando una película es buena... o, en este caso, cojonuda.
¿Y que puedo decir yo de "Re-Animator" que no se haya dicho ya?, pues básicamente mi punto de vista al respecto, que para eso existen los blogs personales y los fanzines. "Re-Animator" entra en la misma categoría que "Posesión Infernal", "La matanza de Texas" o "Pesadilla en Elm Street", el del clásico moderno que demuestra incluso a los críticos más sesudos que el horror puede aportar grandes títulos. Ese típico film oscuro y desconocido que sale de la nada, y sorprende hasta al más pintado, dejando una huella indeleble en la historia del séptimo arte, versión pringosa. De esas hay pocas, pero cuando aparecen, todo se pone patas para arriba.
Ya conocéis la cantinela: Adaptación muy sui géneris de los relatos de H.P.Lovecraft dedicados a narrar las desventuras de su científico loco particular, Herbert West, en la que éste se lía a reanimar toda clase de seres vivos engatusando para ello al médico más prometedor del hospital de turno, y llenar este de sangre y más cadáveres. Todo orquestado con mucho sentido del humor (voluntario, of course) y toneladas de higadillos.
En su momento "Re-Animator" era el no va más del gore, la típica película sangrienta que se infiltra entre las carteleras más mainstream y pilla a todos con la guardia baja. Genuinamente transgresora, sorprenden sobre todo las secuencias de sexo aberrante, ya tan famosas, en las que la cabeza del Dr.Hill lame sin compasión el cuerpo desnudo de Barbara Crampton (que a partir de ese momento, pasó a formar parte del sagrado panteón de las scream queens), incluido grotesco intento de cunnilingus totalmente antológico. No es un gore realmente desagradable, está más cerca de la caricatura de un "Braindead" (que no en vano, es el homenaje personal de Peter Jackson a "Re-Animator" y otros films de parecido calibre) que del rollo insano de un, digamos, "Hostel".... y para los tiempos que corren, la cantidad no es tan excesiva como nos lo pareció a los que la vimos en los sagrados años 80.
"Re-Animator" posee una estructura narrativa envidiable, un ritmo acelerado y la duración justa (menos de 90 minutos) para que resulte vibrante, divertida y muy entretenida. También hace gala de su pátina de originalidad, el humor negro no era entonces tan recurrente en el horror, y la historia casi de culebrón romántico entrelazada con las cuantiosas dosis de gran guiñol eran hasta cierto punto innovadoras. No está muy claro QUÉ tiene "Re-Animator" para ser un film tan eficaz, pero lo tiene, y si no, echar un ojo a las secuelas que siguieron ayuda a entenderlo.
Brian Yuzna es a "Re-Animator" lo que John Russo a "La noche de los muertos vivientes", la rémora que, sí, puso su grano de arena en la confección del original, pero que desde entonces no ha hecho más que vivir del cuento exprimiendo una obra que, en esencia, no le pertenece y cuya paternidad suele atribuirle erróneamente la prensa indocumentada. ¡Falso!, el verdadero genio tras "Re-Animator" es Stuart Gordon que, como Mario Bava, dejó el listón de su carrera demasiado alto, y nunca supo igualarlo, aunque aún rodaría algunos films más altamente recomendables, como "From Beyond", "Dolls", "Fortaleza Infernal" o "King of the Ants".
Yuzna se encargó de estropear la saga dirigiendo "La novia de Re-Animator" y "Beyond Re-Animator", dos pestiños horribles, aburridos, gratuitos y sin gracia alguna... y encima, en el caso de la que hace tres, con Elsa Pataki (BUARGH!) y Santiago Segura (RE-BUARGH!)
Otro rostro inseparable de la saga es Jeffrey Combs, el inquietante Herbert West, que desde entonces no ha hecho más que interpretar el mismo papel, pero que, como Bruce Campbell, y siendo ambos actores limitaditos, caen en gracia por su ineludible parentesco con el género que más nos gusta.
"Re-Animator" es, en resumen, un absoluto clásico moderno, una película de esas que surgen casi de forma milagrosa y que uno nunca se cansa de ver, lastimándose porque "Ya no se hacen como esta" y recordando que ser fan del género del terror es un camino duro y difícil pero que. a veces, la recompensa a tanta paciencia bien merece la pena.
¿Y que puedo decir yo de "Re-Animator" que no se haya dicho ya?, pues básicamente mi punto de vista al respecto, que para eso existen los blogs personales y los fanzines. "Re-Animator" entra en la misma categoría que "Posesión Infernal", "La matanza de Texas" o "Pesadilla en Elm Street", el del clásico moderno que demuestra incluso a los críticos más sesudos que el horror puede aportar grandes títulos. Ese típico film oscuro y desconocido que sale de la nada, y sorprende hasta al más pintado, dejando una huella indeleble en la historia del séptimo arte, versión pringosa. De esas hay pocas, pero cuando aparecen, todo se pone patas para arriba.
Ya conocéis la cantinela: Adaptación muy sui géneris de los relatos de H.P.Lovecraft dedicados a narrar las desventuras de su científico loco particular, Herbert West, en la que éste se lía a reanimar toda clase de seres vivos engatusando para ello al médico más prometedor del hospital de turno, y llenar este de sangre y más cadáveres. Todo orquestado con mucho sentido del humor (voluntario, of course) y toneladas de higadillos.
En su momento "Re-Animator" era el no va más del gore, la típica película sangrienta que se infiltra entre las carteleras más mainstream y pilla a todos con la guardia baja. Genuinamente transgresora, sorprenden sobre todo las secuencias de sexo aberrante, ya tan famosas, en las que la cabeza del Dr.Hill lame sin compasión el cuerpo desnudo de Barbara Crampton (que a partir de ese momento, pasó a formar parte del sagrado panteón de las scream queens), incluido grotesco intento de cunnilingus totalmente antológico. No es un gore realmente desagradable, está más cerca de la caricatura de un "Braindead" (que no en vano, es el homenaje personal de Peter Jackson a "Re-Animator" y otros films de parecido calibre) que del rollo insano de un, digamos, "Hostel".... y para los tiempos que corren, la cantidad no es tan excesiva como nos lo pareció a los que la vimos en los sagrados años 80.
"Re-Animator" posee una estructura narrativa envidiable, un ritmo acelerado y la duración justa (menos de 90 minutos) para que resulte vibrante, divertida y muy entretenida. También hace gala de su pátina de originalidad, el humor negro no era entonces tan recurrente en el horror, y la historia casi de culebrón romántico entrelazada con las cuantiosas dosis de gran guiñol eran hasta cierto punto innovadoras. No está muy claro QUÉ tiene "Re-Animator" para ser un film tan eficaz, pero lo tiene, y si no, echar un ojo a las secuelas que siguieron ayuda a entenderlo.
Brian Yuzna es a "Re-Animator" lo que John Russo a "La noche de los muertos vivientes", la rémora que, sí, puso su grano de arena en la confección del original, pero que desde entonces no ha hecho más que vivir del cuento exprimiendo una obra que, en esencia, no le pertenece y cuya paternidad suele atribuirle erróneamente la prensa indocumentada. ¡Falso!, el verdadero genio tras "Re-Animator" es Stuart Gordon que, como Mario Bava, dejó el listón de su carrera demasiado alto, y nunca supo igualarlo, aunque aún rodaría algunos films más altamente recomendables, como "From Beyond", "Dolls", "Fortaleza Infernal" o "King of the Ants".
Yuzna se encargó de estropear la saga dirigiendo "La novia de Re-Animator" y "Beyond Re-Animator", dos pestiños horribles, aburridos, gratuitos y sin gracia alguna... y encima, en el caso de la que hace tres, con Elsa Pataki (BUARGH!) y Santiago Segura (RE-BUARGH!)
Otro rostro inseparable de la saga es Jeffrey Combs, el inquietante Herbert West, que desde entonces no ha hecho más que interpretar el mismo papel, pero que, como Bruce Campbell, y siendo ambos actores limitaditos, caen en gracia por su ineludible parentesco con el género que más nos gusta.
"Re-Animator" es, en resumen, un absoluto clásico moderno, una película de esas que surgen casi de forma milagrosa y que uno nunca se cansa de ver, lastimándose porque "Ya no se hacen como esta" y recordando que ser fan del género del terror es un camino duro y difícil pero que. a veces, la recompensa a tanta paciencia bien merece la pena.
viernes, 6 de julio de 2007
CARRETERA SIN SALIDA (NIGHT SKIES)
Parece mentira, amigos, pero todavía existen películas modestas, o muy modestas, capaces de sorprenderte... aunque únicamente sea porque de ellas solo esperas mierda de alto nivel, y te encuentras con algo un poco menos apestoso. Roy Knyrim lo ha conseguido con su simpática peliculilla "Carretera sin salida", cuyo título original es "Night Skies", que suena bastante mejor.
Esta reciente producción del 2007 alardea de estar basada en hechos reales, hechos estos que tienen como base el tema de la abducción extraterrestre. Te venden la moto de que el guión se inspira en las escalofriantes declaraciones que hizo en su momento el único superviviente del lío. De entrada, cuando le das al play y tras 15 minutos, piensas "Si yo fuera el mentado superviviente, me mosquearía mucho el tono exploitation que le están dando al drama que tuve la desgracia de vivir", porque de entrada "Carretera sin salida" parece un slasher del montón, en concreto te recuerda a "Las colinas tienen ojos": Una panda de niñatos guapos/gilipollas van de excursión montados en su flamante rulote, de pronto, chocan con otro coche y se quedan parados en medio del bosque, de noche, donde son acosados... no por mutantes deformes, esta vez por marcianos.
Sin embargo, mientras el 80% del film se desarrolla sin sorpresas y de modo bastante rutinario, el último 20% es lo que te pilla desprevenido, la secuencia de la abducción propiamente dicha, en la que los extraterrestres (que ya de por si no están nada mal), someten a experimentos a sus presas. Es como si los realizadores hubiesen querido guardar más de la mitad del presupuesto para el final, por eso contrasta la ultra-simplicidad formal del resto del film con esos minutos bastante imaginativos, sobre todo en los decorados, pero también en los logrados efectos especiales, destacando el momento en la que los marcianos traspasan la piel humana y magrean nuestras partes internas más delicadas. De verdad, no está nada nada mal... en mi caso, dejé de decir paridas a costa de la peli, y me quedé callado, mirando con los ojos bien abiertos.
En ningún momento he dicho que "Carretera sin salida" sea una maravilla o una obra maestra, para nada, pero logra bastante más que la mayoría de los films ultra-B que suelen pulular por los video-clubs.
El prota del sarao es Jason Connery, que como Chris Mitchum, se mueve por la senda más pringosa y oscura del cine, bien alejada del camino que solía transitar su sagrado padre.
Esta reciente producción del 2007 alardea de estar basada en hechos reales, hechos estos que tienen como base el tema de la abducción extraterrestre. Te venden la moto de que el guión se inspira en las escalofriantes declaraciones que hizo en su momento el único superviviente del lío. De entrada, cuando le das al play y tras 15 minutos, piensas "Si yo fuera el mentado superviviente, me mosquearía mucho el tono exploitation que le están dando al drama que tuve la desgracia de vivir", porque de entrada "Carretera sin salida" parece un slasher del montón, en concreto te recuerda a "Las colinas tienen ojos": Una panda de niñatos guapos/gilipollas van de excursión montados en su flamante rulote, de pronto, chocan con otro coche y se quedan parados en medio del bosque, de noche, donde son acosados... no por mutantes deformes, esta vez por marcianos.
Sin embargo, mientras el 80% del film se desarrolla sin sorpresas y de modo bastante rutinario, el último 20% es lo que te pilla desprevenido, la secuencia de la abducción propiamente dicha, en la que los extraterrestres (que ya de por si no están nada mal), someten a experimentos a sus presas. Es como si los realizadores hubiesen querido guardar más de la mitad del presupuesto para el final, por eso contrasta la ultra-simplicidad formal del resto del film con esos minutos bastante imaginativos, sobre todo en los decorados, pero también en los logrados efectos especiales, destacando el momento en la que los marcianos traspasan la piel humana y magrean nuestras partes internas más delicadas. De verdad, no está nada nada mal... en mi caso, dejé de decir paridas a costa de la peli, y me quedé callado, mirando con los ojos bien abiertos.
En ningún momento he dicho que "Carretera sin salida" sea una maravilla o una obra maestra, para nada, pero logra bastante más que la mayoría de los films ultra-B que suelen pulular por los video-clubs.
El prota del sarao es Jason Connery, que como Chris Mitchum, se mueve por la senda más pringosa y oscura del cine, bien alejada del camino que solía transitar su sagrado padre.
martes, 26 de junio de 2007
BOSQUE DE SOMBRAS
Por diferentes motivos que no vienen al caso, tenía mucha curiosidad de ver el debut en el largometraje de Koldo Serra. Ahora que ya lo he hecho, ha suscitado en mi diversas impresiones, de esas tan variadas e intensas que te empujan a ponerte a escribir una reseña a las 5,30 de la mañana. Uno es así, oigan.
Ningún ser humano puede tildar a Serra de falta de honestidad. Desde el primer momento, cuando le preguntaban por su película, hablaba de dos influencias claras: "Perros de paja" y "Deliverance". Eso está muy bien... desafortunadamente, ambas se dejan ver demasiado a lo largo de "Bosque de sombras", excesivamente incluso diría yo, algo que si se tratara de un film exploitation videoclubero, no sería criticable, pero viniendo de una producción Filmax con Gary Oldman de prota y que desde el principio te la han vendido con intenciones serias y prestigiosas, entonces maaaalo.
Las réplicas son cuantiosas, la estructura es idéntica a "Perros de paja" (asedio de pueblerinos a gente de ciudad decidida a proteger de sus garras a una "criatura indefensa"), el prota es clavado a Dustin Hoffman (el pringao que termina convertido en una máquina de matar) y Oldman que hace muy bien de Burt Reynolds, el personaje duro y seguro de si mismo que cree saberlo todo de todo.
Aún así, y a pesar de ello, "Bosque de sombras" termina resultando un producto entretenido, de género puro y sin aparentes pretensiones. Vale que la parte final es un poco plasta, y que los actores, salvo Oldman, Lluis Homar y Alex Angulo, son un poco acartonados... y no hablemos de las manos deformes de la niña (engaya!), pero teniendo en cuenta la de mierda con ínfulas que se hace en España, esta pequeña peliculilla es un soplo de aire fresco que igual se queda con las buenas intenciones, pero que desde aquí agradecemos.
Ningún ser humano puede tildar a Serra de falta de honestidad. Desde el primer momento, cuando le preguntaban por su película, hablaba de dos influencias claras: "Perros de paja" y "Deliverance". Eso está muy bien... desafortunadamente, ambas se dejan ver demasiado a lo largo de "Bosque de sombras", excesivamente incluso diría yo, algo que si se tratara de un film exploitation videoclubero, no sería criticable, pero viniendo de una producción Filmax con Gary Oldman de prota y que desde el principio te la han vendido con intenciones serias y prestigiosas, entonces maaaalo.
Las réplicas son cuantiosas, la estructura es idéntica a "Perros de paja" (asedio de pueblerinos a gente de ciudad decidida a proteger de sus garras a una "criatura indefensa"), el prota es clavado a Dustin Hoffman (el pringao que termina convertido en una máquina de matar) y Oldman que hace muy bien de Burt Reynolds, el personaje duro y seguro de si mismo que cree saberlo todo de todo.
Aún así, y a pesar de ello, "Bosque de sombras" termina resultando un producto entretenido, de género puro y sin aparentes pretensiones. Vale que la parte final es un poco plasta, y que los actores, salvo Oldman, Lluis Homar y Alex Angulo, son un poco acartonados... y no hablemos de las manos deformes de la niña (engaya!), pero teniendo en cuenta la de mierda con ínfulas que se hace en España, esta pequeña peliculilla es un soplo de aire fresco que igual se queda con las buenas intenciones, pero que desde aquí agradecemos.
martes, 19 de junio de 2007
LA UNICA PELI BUENA DE JACKIE CHAN (O CASI)
Si hago un repaso a mi adolescencia me encuentro con un panorama muy triste, pero lo que más me llama la atención es que jamás disfruté de dos de las típicas "cosas" que solían encandilar a los de mi quinta: los grupos de heavy metal y las películas de artes marciales. Y lo intenté!, ya lo creo, pero a día de hoy no puedo hablar de ningun grupo greñudo que me flipara y de ningun film de piños que despertara mi interés mas allá de lo meramente anecdótico.
Por ese motivo puedo decir que nunca me sentí atraído (dentro de los parámetros de la heterosexualidad) ni por Bruce Lee ni por Jackie Chan, aunque puestos a elegir, la verdad es que me quedo con éste segundo... quizás porque sus pelis solían ser más divertidas, o porque sus producciones me son más próximas en cuanto a década se refiere. He visto muchas pelis de Jackie Chan, y salvo excepciones, suelen entretenerme, lo que ya es mucho... incluso las más recientes, tipo "El Smoking", me parecieron films muy gozables.
De la cosecha de Chan, antes de su integración definitiva en Hollywood, me quedo con dos. Por un lado "La armadura de Dios" y por otro, la que, sinceramente, creo que es su mejor película, "El Protector".
A Jackie Chan siempre le ha gustado vender la moto de que sus obras están pensadas para una audiencia joven y, por ello, se mantienen alejadas de la violencia excesiva y especialmente cruda. Sin embargo, "El Protector" es la única que se resiste a encajar en esa fórmula, quizás sea por ello que al actor no le hace demasiada gracia que figure en su currículum. Y es que no podía esperar un cuento de hadas con James Glickenhaus detrás de las cámaras, también conocido como "El tipo que dirigió la emblemática, brutal e inolvidable "El Exterminador"", lo que para mi ya es sello de garantía. Está claro que "El Protector" no abusa de la sangre tanto como la obra cumbre de Glickenhaus, pero tampoco se queda corta, sobre todo en los tiroteos.
De por medio tenemos a un Danny Aiello totalmente desubicado, acompañando a Chan hasta su tierra natal para ajustar cuentas con el asesino de un compañero, galletas, muchas galletas, de esas que asustan, un poster promocional super-chanante (aquí presente) y un slogan que quitaba el hipo a jovenzuelos impresionables como yo: "Clint Eastwood es Harry, el sucio, Sylvester Stallone es Rambo, Jackie Chan es El Protector". ¡Olé!
Por ese motivo puedo decir que nunca me sentí atraído (dentro de los parámetros de la heterosexualidad) ni por Bruce Lee ni por Jackie Chan, aunque puestos a elegir, la verdad es que me quedo con éste segundo... quizás porque sus pelis solían ser más divertidas, o porque sus producciones me son más próximas en cuanto a década se refiere. He visto muchas pelis de Jackie Chan, y salvo excepciones, suelen entretenerme, lo que ya es mucho... incluso las más recientes, tipo "El Smoking", me parecieron films muy gozables.
De la cosecha de Chan, antes de su integración definitiva en Hollywood, me quedo con dos. Por un lado "La armadura de Dios" y por otro, la que, sinceramente, creo que es su mejor película, "El Protector".
A Jackie Chan siempre le ha gustado vender la moto de que sus obras están pensadas para una audiencia joven y, por ello, se mantienen alejadas de la violencia excesiva y especialmente cruda. Sin embargo, "El Protector" es la única que se resiste a encajar en esa fórmula, quizás sea por ello que al actor no le hace demasiada gracia que figure en su currículum. Y es que no podía esperar un cuento de hadas con James Glickenhaus detrás de las cámaras, también conocido como "El tipo que dirigió la emblemática, brutal e inolvidable "El Exterminador"", lo que para mi ya es sello de garantía. Está claro que "El Protector" no abusa de la sangre tanto como la obra cumbre de Glickenhaus, pero tampoco se queda corta, sobre todo en los tiroteos.
De por medio tenemos a un Danny Aiello totalmente desubicado, acompañando a Chan hasta su tierra natal para ajustar cuentas con el asesino de un compañero, galletas, muchas galletas, de esas que asustan, un poster promocional super-chanante (aquí presente) y un slogan que quitaba el hipo a jovenzuelos impresionables como yo: "Clint Eastwood es Harry, el sucio, Sylvester Stallone es Rambo, Jackie Chan es El Protector". ¡Olé!
domingo, 17 de junio de 2007
LA MALDICIÓN DE "LA MALDICIÓN 2"
Fue en pleno auge del terror nipón que se estrenó "La Maldición", coronada junto a "The Ring" como una de las mejores representantes de su especie. Fui a verla al cine, esperando cagarme de miedo, y lo único que logré fue aburrirme hasta extremos impensables. La odié, y así se lo hice saber raudo a mis amistades esa misma noche. Naturalmente de "La Maldición 2" no quise saber ni leches.
Un tiempo después, los norteamericanos estrenan un remake, "El Grito", y resulta que no me desagrada, incluso me da algo de acojone. Ello despierta en mi un nuevo interés por la saga. Me zampo "La Maldición 2" que me parece hasta soportable, y alquilo "Ju-On", el telefilm que lo empezó todo y que, desde mi humilde punto de vista, es lo mejor de todo este despipote.
Pasa más tiempo. Le digo a mi pareja que alquilemos "El Grito" y "La Maldición 2", asegurándole que pasará miedo. La yankee aún... pero la japonesa nos resulta insoportablemente plasta, hasta el extremo de tener que quitarla. ¡Que raro!.
Y todavía pasa más tiempo... el suficiente para que se estrene "El Grito 2". Ei, que no cunda el pánico, no puede ser peor que "La Maldición 2"... además, "El Grito 1" estaba muy potable. ¿Lo que?, "El Grito 2" no es peor que "La Maldición 2", pero es igual de plasta, anodina, monótona y lenta... un tostón que ni podemos aguantar hasta el The End. Un buen remake sin duda, incluso conserva intactos los elementos negativos/insufribles de la obra original.
Algo pasa con la segunda entrega de "La Maldición" y su remake yanki... algo que me impide soportarlos... miedo, da mucho miedo.
Lo que está claro es que ha pasado lo que era inevitable: El terror nipón ha tocado fondo, las caras pálidas en la oscuridad, las largas melenas negras y demás aburren y ya no resultan efectivos. Que le den al "off".
Epílogo: Al final logramos reunir el valor suficiente para enfrentarnos a "El Grito 2" y debo decir que por lo menos cuenta con UNA escena potente, que da verdaderos escalofríos. Cierto que, en 90 min, una sola escena no la salva de la quema, pero menos es nada.
Un tiempo después, los norteamericanos estrenan un remake, "El Grito", y resulta que no me desagrada, incluso me da algo de acojone. Ello despierta en mi un nuevo interés por la saga. Me zampo "La Maldición 2" que me parece hasta soportable, y alquilo "Ju-On", el telefilm que lo empezó todo y que, desde mi humilde punto de vista, es lo mejor de todo este despipote.
Pasa más tiempo. Le digo a mi pareja que alquilemos "El Grito" y "La Maldición 2", asegurándole que pasará miedo. La yankee aún... pero la japonesa nos resulta insoportablemente plasta, hasta el extremo de tener que quitarla. ¡Que raro!.
Y todavía pasa más tiempo... el suficiente para que se estrene "El Grito 2". Ei, que no cunda el pánico, no puede ser peor que "La Maldición 2"... además, "El Grito 1" estaba muy potable. ¿Lo que?, "El Grito 2" no es peor que "La Maldición 2", pero es igual de plasta, anodina, monótona y lenta... un tostón que ni podemos aguantar hasta el The End. Un buen remake sin duda, incluso conserva intactos los elementos negativos/insufribles de la obra original.
Algo pasa con la segunda entrega de "La Maldición" y su remake yanki... algo que me impide soportarlos... miedo, da mucho miedo.
Lo que está claro es que ha pasado lo que era inevitable: El terror nipón ha tocado fondo, las caras pálidas en la oscuridad, las largas melenas negras y demás aburren y ya no resultan efectivos. Que le den al "off".
Epílogo: Al final logramos reunir el valor suficiente para enfrentarnos a "El Grito 2" y debo decir que por lo menos cuenta con UNA escena potente, que da verdaderos escalofríos. Cierto que, en 90 min, una sola escena no la salva de la quema, pero menos es nada.
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