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jueves, 5 de agosto de 2010

NIGHT OF THE LIVING DEAD 3D

"La noche de los muertos vivientes" original, la de George A. Romero, es, como supongo sabréis, de dominio público. Por una cagada notable en el momento de su lanzamiento, resulta que puede ser explotada por cualquiera que tenga intención de hacerlo sin miedo a que le caiga un puro. Si quieres rodar un remake, valerte del peso de su título y dormir con la tranquilidad de que nadie va a pedirte un chavo a cambio, puedes. Eso mismo es lo que hicieron los responsables de la peli que comentamos ahora, quienes pensaron que para darle un poco de color no era mala idea recurrir a las tres dimensiones y colar en el reparto a Sid Haig, que por aquel entonces vivía un escueto momento de fama gracias a sus colaboraciones con Rob Zombie.
Naturalmente el resultado final no ha recibido más que palos y repalos por parte de la crítica especializada que consideran la peli madre como un clásico intocable (a menos que te llames Tom Savini y vengas respaldado por el propio Romero). La ventaja que tengo yo sobre todos ellos es que a mi "La noche de los muertos vivientes" me parece un rollazo. Que sí, que tiene grandes momentos y notables aciertos estéticos, soy consciente de su peso en la historia del cine fantástico y bla, bla, bla... pero, joder, ¡¡que es un tostón de tres pares de cojones!!. Por eso me la trae totalmente floja que se haga un remake de ella y a lo mejor por ese motivo, a mi "Night of the living dead 3D" no me ha disgustado tanto.
Lo primero que llama la atención de ella es que el film de Romero es parte de la trama. Es decir, que los protas ven "La noche de los muertos vivientes" por la tele antes de que empiecen los problemas. Una idea que aún no he decidido si es ingeniosa o chorra. La historia se va desarrollando más o menos igual, salvo que Ben es blanco, que lo de "Vienen por ti, Bárbara" aquí es un simpático sms (!), que el resto de los habitantes de la casa son una panda de hippies porreros, que hay una rubia macizorra que se pasea entre zombies como dios la trajo al mundo y que hacia el tercer acto entra en acción el personaje interpretado por Haig, quien se encarga de trasladar la acción a otro decorado. El motivo de que los muertos estén vivos es también distinto (y algo absurdo y confuso), estos tienen un look que personalmente me mola, algunos de ellos parecen sacados de una peli de Lucio Fulci. Y, eso sí, el gore es escaso y nada llamativo. En su lugar tenemos el 3D, que no es que esté super-explotado, pero tiene su innegable gracejo. ¿Algo malo que decir de verdad de la buena?, la música, en un principio efectiva, agota por repetitiva y monótona.
Te guste o no, lo que no puedes negar es que "Night of the living dead 3D" tiene dos puntos a su favor. One: se trata de uno de los primeros films en apuntarse a la hoy agotadora y febril moda por los zombies. Two: se adelantó por completo a otra moda, la del cine tridimensional. ¿La salva eso de ser un pestiño?, no, pero ya os digo que a mi me ha parecido incluso soportable. Se puede ver.

domingo, 31 de agosto de 2008

WARLORDS

"Warlords" es la primera y única incursión del "gran" Fred Olen Ray en el terreno de la aventura post-apocalíptica línea "Mad Max 2". Naturalmente, todo dentro de los parámetros de su peculiar estilo (o anti-estilo), es decir, precariedad, escasa imaginación, look sintético y visualmente nada atractivo y mucho mucho palique para rellenar metraje desesperadamente.
Un David Carradine pre "Kill Bill" (ya había currado para Ray en "El poder de las armas" y repetiría aluego con "El diablillo caliente") interpreta al héroe de la función, un tipo que busca a su mujer (nada menos que una bastante más joven Brinke Stevens, ¡menudo viejo verde!), quien se supone es prisionera del mega-malo de turno, el simpático Sid Haig antes de renacer de la mano de Rob Zombie (y que, curiosamente, ejerce también de director de segunda unidad). La sorpresa que le espera al ex “Kung-Fu” no tiene precio. Por el camino se encontrará con una tipa, la irritante Dawn Wildsmith, que le ayudará en su misión, cargándose de paso a unos cuantos mutantes (tres tipos disfrazados igual que interpretan a un ejército).
La peli acaba resultando muy cutre y tremendamente pobre. Un único decorado (el resto es desierto), coches tuneados de modo ridículo (atención a cuando dos de estos salen por los aires por efecto de una rampa que podemos apreciar perfectamente) y ese "error genético" con aspecto de patata que, vamos, es cosa fina, realmente desternillante (de hecho, es lo mejor del pifostio).
Destaca especialmente la interpretación de Carradine. El tipo tiene toda la pinta de aburrirse tanto como el espectador, moviéndose pesadamente (la pelea final es de juzgado de guardia) y con absoluta desgana. Ni tan siquiera el pretendido humor cazurro que imprime su realizador ayuda a que la cosa sea salvable. Aún así, tiene su "gracia", aunque solo sea por el inconfundible (en algunos casos para su desgracia) toque Ray.

Y el helicóptero del cartel no aparece por ningún lado.

lunes, 6 de enero de 2014

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (39): ASOMANDO A LO LOCO Y CON LA CARA DEL OTRO (O EL DÍA DESPUÉS DEL DÍA DESPUÉS)



Considerada un clásico menor del fantástico de los ochenta, "Muertos y enterrados" es una de esas pelis que conmigo no terminaron de conectar. Es decir, me gusta, me parece buena, pero no pierdo el ano por ella. Ni tan siquiera la tengo entre mis posesiones, ni en vídeo, ni en dvd, ni en nada (aunque, ahora que escribo esto, igual ha llegado el momento de darle una nueva oportunidad, quien sabe cómo me sentará en estos tiempos en los que soy ya una vieja nostálgica). Sea como fuere, está claro que tampoco necesita presentación.
Dirigida el año 1981 por Gary Sherman en su momento de mayor inspiración (suyas también son la desaprovechadísima "Subumanos", "La jauría del vicio", "Se busca vivo o muerto" o "Poltergeist 3"), venía escrita por el siempre valioso Dan O´Bannon acompañado de Ronald Shusett, responsables del libreto de "Alien, el octavo pasajero", lo que le fue de perlas a los productores a la hora de venderla (aunque, a decir verdad, es O´Bannon el que tecleó el guión del clásico de Ridley Scott, Shusett solo aportó la "story". Curiosamente, no mucho después de "Muertos y enterrados" se estrenó "Terror final", que se valía de la misma treta promocional aunque, paradójicamente, en ese caso O´Bannon no estaba implicado). La historia giraba en torno a un pueblo costero en el que los turistas morían de modo bien truculento en manos de sus habitantes para, poco después, reaparecer aparentemente vivitos y coleando, como si nada hubiese pasado. El sheriff investigaba el caso y se llevaba el susto de su vida. Sí, queridos, "Muertos y enterrados" era una peli de zombies, solo que algo distintos a aquellos con los que últimamente nos dan tanto la chapa.
No hace falta decir que uno de los varios hallazgos del film era su inquietante poster. Tan bien les quedó que en seguida le salieron imitadores de esos que tanto nos gustan en este blog. Veamos un notorio ejemplo...



"El día después del juicio final" ("The aftermath" en v.o.) es una película que no he tenido el placer de gozar y tras leer a fondo sobre ella, ya me muero de ganas (¿alguna alma caritativa que me quiera digitalizar este Beta -préstamo de Mr.Pajarillo- y cuyo nick comienza con la letra E?, ejem...). Por lo visto estamos ante una epopeya post-nuclear rodada el año 1978 pero que no cobró vida de modo oficial hasta 1983. Cuenta la historia de unos astronautas que, tras la misión espacial de rigor, llegan a una tierra sacudida por una reciente guerra atómica. Las calles están infestadas de moteros malvados o mutantes cuyo fin es joder la vida a los pocos supervivientes que quedan. Pues sí, digamos que estamos ante una mezcla de "El planeta de los simios", "Mad Max" (que no "Mad Max 2", fechada un año después del rodaje de la comentada), algo de "El último hombre vivo" y la no menos popular "Defcon-4"... ¿o no?, en realidad más bien sería al revés, porque esta última se hizo en 1985.
Según testigos, se trata de una candidata ideal para una improbable segunda parte de nuestro pest-seller. Vamos, que de tan chunga, está la mar de divertida, algo a lo que supongo ayudarán sus notables dosis de gore y violencia. Como a nosotros nos gusta. Completan el cuadro un puñado de nombres bien interesantes, tales que Sid Haig haciendo de jefe de los moteros belicosos, Forrest J. Ackerman, Jim Danforth (en realidad su especialidad son los trucajes visuales, de animación y derivados. Has gozado de su labor en títulos tan reconocibles como "El maravilloso mundo de los hermanos Grimm", "Equinox", "Dark Star", "Las aventuras de Flesh Gordon", "Cavernícola", "Creepshow", "La historia interminable", "The Stuff", "Commando", "El día de los muertos", "El príncipe de las tinieblas", "El mago de la velocidad y el tiempo", el octavo "Viernes 13" y... en fin, paro ya que me entusiasmo) o el clásico Dick Miller. En tareas de co-producción, sin acreditar, encontramos nada menos que a Ted V. Mikels. Entre el gentío de técnicos de efectos especiales (donde también figura Danforth) están Robert y Dennis Skotak, que terminarían implicados en las pelis más gordas de James Cameron. El director, co-guionista y protagonista es Steve Barkett, quien en funciones actoriles se ha dejado ver en un puñado de chusqueces de... ¡oh, no, tu otra vez!, Fred Olen Ray. Como director solo tiene otra peli más sin aparente desperdicio, "Empire of the dark", en la que un detective que persigue a un asesino da con un culto satánico de otra dimensión por el que pululan monstruos y ninjas (y es que Richard Harrison está en el reparto, algo que aclararía mucho este último punto)... ¿¿es coña??, casi parece "El anticristo 2" de Germán Monzó. Sonaba tan marciana que he buscado más info y, aunque no he leído otras referencias a los monstruos y los ninjas, la peli sí existe. ¡¡Yo quiero!! (finalmente la conseguí y AQUÍ tienen la respectiva reseña).
Pero no nos vayamos por los cérros de Úbeda, coño, que aquí hemos venido a hablar de la caratula. De la parte delantera no hay mucho que decir, es evidente que la inspiración del ilustrador ha sido "Muertos y enterrados", pero al menos se tomó la molestia de parir su propia versión, alterando un poco el original. Sin embago, para la parte trasera no se lo curraron tanto. Es fácil deducir -por el título español de la comentada y también por época- que esa imagen tan bien parida del muchacho mirando al hongo atómico seguramente pertenezca al famoso y traumático telefilm de Nicholas Meyer "El día después". ¿Seguramente?, no solo sería un dato evidente es que, encima, buscando información de esta, he dado con lo que sigue...



Y que si la pones después de la imagen extraída de la caratula de "El día después del jucio final", obtienes esto:

 

La secuencia completa de la huida del muchacho casi como si fuera un libro de esos que llaman "flip".
Es otra de las muchas grandezas de caratuleo chungo. Además de divertir, sorprender, emocionar e, incluso, indignar, te proporciona material para el ocio y las manualidades.
¡Lo que aprende uno en esta vida!

sábado, 14 de mayo de 2022

COMMANDO PARA MATAR

Sigo revisando las producciones más impersonales y sosas del Fred Olen Ray ochentero gracias a la generosidad de Don Enorm. Hace unas semanas le dimos un meneo a "Cyclone, al filo de la muerte" y, ya entonces, introduje toooodo el rollete con respecto a por qué no me gustaron en su día. Si necesitan instruirse, vayan para allá y échenle un ojo.
Ahora toca la otra "action movie" que el cineasta parió en 1987 para "Trans World Entertainment", esta "Commando para matar", "Commando Squad" en v.o. Siempre me llamó la atención que el título español incluyera la segunda M anglófila en comando (supongo que con el afán de churrupetear del entonces aún reciente éxito de la maravillosa película de Arnold Schwarzenegger), cosa que ha sido finalmente corregida en versiones más actuales.
Con el fin de detener a unos malvados narcos, una serie de agentes son enviados a México city. Todos morirán... menos el último, que secuestran y torturan. Así pues, ante el desespero, el encargo recae en una pava. Será la que acabará poniendo orden, salvando a su colega y matando a los malos.
Nada que destacar. Acción del montón, pero un poco más a lo pobre. El ritmo es farragoso. Las escenas de persecuciones y tiroteos carecen de suspense o emoción. Lo mismo que los "stunts" que, aunque los hay, son menos espectaculares que los de "Cyclone, al filo de la muerte". La violencia escasea y, en fin, que no, no funciona. "Commando para matar" es bastante palizas.
Siendo otro el director, esta reseña terminaría aquí. Pero hablamos de San Fred Olen Ray, y su incomparable universo, y es ahí donde localizamos todos aquellos elementos llamativos que hacen de la experiencia algo medianamente más interesting.
Para empezar, que no falte el "momento Ray_ante" de rigor. Pal caso, tenemos la aparición de una legendaria tienda de coleccionismo cinematográfico allá en Los Ángeles ("Hollywood Book & Poster") que se supone tapadera para armar a los agentes (entre el arsenal disponible ¡un espectacular cuchillo con hoja rellena de ácido!). Justamente, antes de que la prota haga su entrada, vemos a la dependienta venderle un póster de "El misterio de la pirámide" -del mismo Ray- a un chavalín (he intentado localizar al actor, pero no figura en ninguna parte. ¿Tal vez el hijo del dire? En ese caso hablaríamos del hoy también filmmaker Christopher Olen Ray), previo comentario: "No se por qué, pero por lo visto a todos los niños les gustan esta clase de películas". Graciosísimo. Y, justamente, ya que mentamos ese título en concreto, señalar que en él aparecía una avioneta estallando en mil pedazos. Ray, como buen alumno que era de Roger Corman, la reutiliza en "Commando para matar" (a pesar de que el escenario sea sensiblemente distinto) y la hace petar por efecto de un certero disparo mediante recortada. ¡Toma puntería!.
Pero esos no son los únicos toques llamativos del film, hay más... aunque por la vía negativa. Errores, unos bastante tochos. Por ejemplo, un personaje procura ocultar su identidad a los ojos de un villano, que lo conoce previamente. Justo a continuación, ambos se encuentran cara a cara y el villano reacciona como si no supiera quien es. ¿Pa qué tanto disfraz entonces?. El héroe secuestrado anda metido en una caseta en medio del campamento de los narcos. Se supone que, por esa razón, debería ser el lugar más vigilado. Pues no, lo cierto es que es un cachondeo. Cuando el guarda de la puerta desaparece, nadie le da la más mínima importancia, ni siquiera uno de los esbirros que pasa por allí. Hay más (como que veamos perfectamente las colchonetas en las que caen algunos actores cuando son abatidos... podría ser cosa del formato, pero es así), todas igual de absurdas o, como dicen hoy día, "WTF".
En cuanto a los actores, y demás individuos pululando delante de la cámara, tenemos a los integrantes de la secta FOR (de Fred Olen Ray), todos en roles segundones: Robert Quarry, Dawn Wildsmith (interpretando, como siempre, a una tipa dura y mal lechada), Ross Hagen, Michelle Bauer en un papel no acreditado y despelotado y el mismo Señor Director jugando al póquer. Debuta como nuevo miembro el mítico Russ Tamblyn.
Del resto destacan otra de esas "bimbos" ex-chica Playboy, Kathy Shower, a la que hemos podido gozar como dios trajo al mundo en "Las aventuras de Tennessee Buck". Todo un clásico de la acción ochentera, Brian Thompson. Dos leyendas del exploitation, William Smith y Sid Haig (que haría buenas migas con el dire y saldría también en "Warlords", acá da vida a un esbirro que se pone como una moto cuando inflige dolor). Y, finalmente, un par de "antiguos", de esos que Ray fichaba por puro fanatismo, como Mel Welles (el Mushnick original de "La pequeña tienda de los horrores") o Marie Windsor, con una filmografía repletita de clásicos y subclásicos del fantastique de segunda o tercera división.
El guion corre a cargo de otro jefe, Michael Sonye (ya saben, cantante de "Haunted Garage" y responsable del libreto de "Fonda Sangrienta"). El todoterreno Gary Graver se responsabilizó de la fotografía. El supuesto México donde se desarrolla la acción no resulta demasiado convincente (sobre todo la aldea. Pa mi que el diseñador de producción no hizo los deberes), tiene toda la pinta de ser uno de los escenarios favoritos y habituales de Olen Ray, las cuevas de Bronson Canyon, hogar de mucho cine de monstruos barato en los años 50 y 60. ¡Ah! y uno de los personajes masculinos responde al chispeante nombre de: Putita.
¿Qué otra peli de baja estofa da más?.

Como colofón, y por aquello de no perder la costumbre, les dejo la caratula completa del VHS surgida de los archivos de Don Enorm.

domingo, 29 de diciembre de 2013

BLOB, MASA MORTAL

La primera vez que tuve conocimiento de una edición videográfica española de "Blob, masa mortal", fue yendo de mercadillos. Allí la localicé, pero por desgracia su formato no era VHS, ni tan siquiera Beta, sino Video-2000. Y el precio un tanto exagerado, así que ahí se quedó. Tiempo después, mi amigo Enorm, que también fue testigo de aquella primera vez, la encontró en VHS, la compró a cambio de una suma muy razonable y, conocedor de mi deseo y morbo enfermizo, me la prestó (¡gracias querido!). Esperé al momento adecuado para disfrutarla, consciente de su condición de rareza y de que tenía que consumirse y consumarse con todos los sentidos activados. Quedé con mi otro amigo videoadicto Mr.Pajarillo y, aquella misma noche, la metimos en el reproductor y le dimos al "play". Bien, al terminar, y a pesar de las tremebundas ganas que arrastraba desde hacía tiempo, no sabía qué coño podía decir/escribir sobre ella. Estaba lo que se dice totalmente desarmado.
Después de reflexionarlo mucho, llegué a la conclusión de que la única manera posible de comenzar un ¿análisis? de "Blob, masa mortal" era a través del film original que motivó su existencia, es decir, "The Blob", la primera, el clásico, la de 1958. En teoría su título oficial español es "La masa devoradora", pero yo la conocía como "La burbuja del terror". La primera vez que la vi fue  en Super 8. Mis padres tenían una de esas versiones resumidas que uno podía comprar o alquilar antes de la aparición del vídeo, y fueron unas cuantas las ocasiones en las que la vimos proyectada en la pantalla. A veces marcha atrás, lo que la hacía especialmente divertida. No pasaron muchos años hasta que supe que existía también una secuela de aquella vieja película, pero la verdad es que desconocía por completo que había llegado a estas tierras y tampoco tenía especial interés en consumirla.
Por lo visto el productor de la original, Jack H. Harris (impulsor también del posterior remake y de títulos tan atractivos pal fan como "Equinox", "El monstruo de las bananas" -la primera peli de John Landis, "Dark Star" -la primera de John Carpenter-, "Ojos" -de Irvin Kershner, con guión de Carpenter- y "Prison Ship" -¡¡de Fred Olen Ray!!-) llevaba tiempo queriendo parir esa segunda parte, ya que la primera había sido un exitazo, pero por alguna razón no lo logró hasta pasados 14 años y en parte fue gracias al interés que en ella puso un actor y director televisivo joven y hambriento de éxito, Larry Hagman, sí, el legendario "J.R." de la no menos legendaria serie "Dallas".
Todo eran buenas intenciones por parte de Harris y Hagman, el problema fue que, en 1972, las cosas habían cambiado mucho para Estados Unidos. Aún andaba calentita la revolución hippie y el cine se encontraba en plena convulsión. Larry Hagman apenas contaba con 30 tacos, así que imaginaos el percal. Resumiendo, "Blob, masa mortal", conocida en v.o. como "Beware! The Blob" o "Son of Blob", terminó convertida en una comedia altamente improvisada. Según declaraciones del guionista original, se pasaron su libreto por el forro de los cojones. En general la improvisación es un sistema que me mola, pero no cuando se resuelve a base de interminables diálogos y monólogos que los actores sueltan para rellenar el silencio de forma desesperada (como es el caso). Todo acabó resultando muy caótico, anárquico y, ¡¡yes!!, muy hippie. De hecho estos tienen una notable presencia en el film, o se les ve en plena fiesta psicodélica o son motivo de chistes y chascarrillos. Y, acorde a todo eso, la peli está rodada muy toscamente, con una cámara nerviosa que se pasa casi todo el metraje apoyada en el hombro del operador y una fotografía algo cerda y oscura. En este campo merece la pena destacar la presencia nada menos que de Dean Cundey, futuro colaborador de John Carpenter y Steven Spielberg (!!!), que aquí, joven e inexperto, limitó sus tareas (como bien se indica en los títulos de crédito) a las "secuencias con animales", que no son muchas (??).
Pero el de Dean Cundey no es el único nombre (+ o -) famoso asociado a este descalabro, hay más. Tenemos a Robert Walker Jr. (quien recientemente asomó en este blog por su protagonismo en "Olivia: Dulce asesina"), Carol Lynley, el gran Gerrit Graham en un rol muy pequeño, Dick Van Patten (sí, el de "Con ocho basta") y otros que tampoco necesitan presentación como Burgess Meredith (el entrenador de "Rocky Balboa") o Sid Haig (la última musa de Rob Zombie, haciendo casi de extra). Como vemos, muchos de ellos eran -y serían- rostros habituales de la caja tonta, entorno natural del mismo Hagman, que venía de dirigir algunos capítulos de una serie y, tras "Blob, masa mortal", no volvería a comandar nada más (y no me extraña). Él también se marca un papelillo como vagabundo. Y no podemos olvidarnos de Doug Wesbick encargándose de ciertas escenas de animación, quien no mucho después repetiría en tan sórdidos ámbitos con "Las aventuras de Flesh Gordon". Poco imaginaba él entonces que terminaría involucrado en algunos de los films más legendarios e importantes de la historia del cine fantástico (mira "Imdb" si te pica la curiosidad).
Para hablar del argumento de "Blob, masa mortal", tenemos dos opciones. O leemos y hacemos caso a lo que dice en la parte de atrás de la caratula, o directamente le damos al "play" para percatarnos de que todo lo ahí descrito es, en cierto modo, falso. Dice así: "El geólogo GODFREY CAMBRIDGE, trae a su casa de una expedición en el Polo Norte un interesante trozo de roca rojiza dentro de un envase herméticamente cerrado. Por extrañas circunstancias, la tapa del envase se abre cayendo la roca al suelo a la vez que se convierte lentamente en una repugnante masa gelatinosa..." bla, bla. Bien, el tal GODFREY CAMBRIDGE (¿por qué en mayúsculas?) es un "nigga" algo tonto y gordo que va desesperado por tirarse a su injustamente atractiva mujer. Para demostrarnos que es científico (apellido aparte), vive en una tienda de campaña montada en su propia sala de estar (??). Eso de que es geólogo y que viene del Polo Norte se me escapó. Lo que está claro es que "las extrañas circunstancias" que liberan al "blob" son, simplemente, que la palurda de su esposa encuentra el frasco en el congelador, lo abre y lo deja expuesto al aire, de ahí que la masa se descongele y comience a devorar. El amigo GODFREY no tarda en caer en sus pringosas zarpas, justo cuando estaba sentado frente al televisor viendo... ¡¡el "The Blob" de 1958!!.
Sigamos con el texto de la caratula, termina así: "¿Qué es esa extraña "cosa" que les ataca vorazmente?, ¿de dónde procede?, ¿quién lo envía?". En fin, ninguna de estas preguntas son respondidas a lo largo de la película, así que ¿¿qué demonios importa??. Lo que sigue a la liberación de la criatura son un puñado de escenas, sin verdadero hilo narrativo o estructura, en las que, por un lado "the blob" se come a alguien, y por otro, la pareja prota y sus amigos hippies se lo pasan bien, corren de aquí para allá y, en fin, no sé, que todo es muy desquiciante y aburrido.
"Blob, masa mortal" apesta a "locuras de juventú", a gamberrada de la que, años después, todos sus implicados se avergonzarían. Eran tiempos de desfase y cachondeo, ¿quién podría culparles?. Bueno, para comenzar los admiradores del film original, claro, cuyo clasicismo, calidad y convencionalidad queda a millares de kilómetros de distancia de lo aquí comentado. Seguidamente, cualquier fan del cine de ciencia ficción con un mínimo gusto. Tercero, cualquier cinéfilo que se precie. Y cuarto, yo, que me cago en las muelas y los premolares de Larry Hagman.
Más allá de sus efectos especiales más o menos potables (aunque los del film original, o los de su imitación italiana, "Caltiki, el monstruo inmortal", son incluso mejores, a ratos esta burbuja del terror en color parece directamente zumo de tomate), no hay nada salvable en "Blob, masa mortal". Como comedia es terrible, no hace puta gracia. Y como peli de ciencia ficción, no hay por donde cogerla. Digamos que toda la parte final intenta centrarse más en ese apartado, cuando el invasor se cuela en una bolera, y vienen los agentes de la ley a detenerla y tal y pascual (obviamente, el sheriff es especialmente malcarado y antipático, ¡hey, man, es la autoridad, y la autoridad no mola!), pero a esas alturas estás tan aturdido por su estridencia, que ya todo te la sopla y solo quieres que la jodida peli termine cuanto antes, y lo hace con un gag tan malo como los previos.
Sí amigos, "Blob, masa mortal" es horrible. Así de simple, no tiene ni encanto. Pero por rara, merecía la pena que apareciera en este blog, masa mortal. Y aquí la tienen. Créanme si les digo que esto ha sido un auténtico sacrificio para mi, ¡aunque sepa a ciencia cierta que ninguno de ustedes lo merece!.

domingo, 21 de julio de 2013

HATCHET 3

Gracias a la generosidad de uno de nuestros lectores, ayer noche pude ver la tercera parte de la franquicia neo-slasher "Hatchet". Totalmente dispuesto a reseñarla hoy, antes he querido repasar lo que escribí en su momento de la primera y la segunda parte y, bueno, me doy cuenta de que no tendría que esforzarme mucho para decir nada nuevo, valdría con un "copy & paste" de las dos anteriores. ¿Motivo?, pues que las diferencias son mínimas, casi inexistentes. "Hatchet 3" básicamente es igual que "Hatchet 1" y "Hatchet 2" y eso por un lado está muy bien, porque no engaña a nadie, te ofrece lo que quieres ver y se limita a cumplir con la papeleta. Pero por otro está muy mal, porque, claro, no resulta demasiado estimulante en ningún sentido y, a menos que tengas en muy buena consideración las otras dos y no te importe ver lo que, en esencia, no es más que un remake, puede aburrirte mortalmente.
Siguiendo a rajatabla la costumbre de la franquicia, "Hatchet 3" arranca con el final de "Hatchet 2". La chica prota, tras combatir al asesino Victor Crowley, partirlo en dos con una sierra y hacer pulpa su cabeza, agarra un cacho de esta y, toda ensangrentada ella, se presenta en la comisaría del pueblo (mientras disfrutamos de unos títulos de crédito bien macarras a ritmo de los muy adecuados "Gwar"). Allí la toman por la culpable de la masacre, convencidos como están de que Crowley no es más que una leyenda. Y mientras la poli entera acude al lugar del crimen a recoger los múltiples cadáveres por ahí esparcidos pertenecientes a las dos entregas anteriores, la chica recibe una visita en la celda. Se trata de una periodista obsesionada en demostrar la existencia real de Crowley y que, no solo sabe mogollón sobre él, también conoce el método infalible para destruirle definitivamente. Así pues, huyen de la comisaría dispuestas a terminar con el asesino de una vez por todas, mientras este resucita y se despacha a gusto con todos los polis, ayudantes, agentes y para médicos que encuentra por los pantanos.
Como vemos, la peli se mantiene fiel al esquema de "grupo de víctimas potenciales reunidos en un bosque para ser masacrados". En la primera eran turistas, en la segunda asesinos profesionales y aquí policías. Por lo demás, sin sorpresas, algo que, como comentaba, no importa mucho ya que el verdadero astro de "Hatchet 3", y de la saga en general, no es la chica protagonista, ni tan siquiera Victor Crowley, es el gore. Ese gore exagerado, gran guiñolesco, casi cómico, más deudor de "Braindead" o "El vengador tóxico" que de "The Burning", "The mutilator" o cualquiera de los slashers clásicos que, se supone, el film homenajea, parido pa la ocasión con látex y efectos físicos. Nada de CGI. Y si lo hay, es tan poco que no se nota, algo muy de agradecer. Esta dependencia de la truculencia es lo que ha hecho que muchos flipados confundan la velocidad con el tocino y consideren a la saga completa como "peliculones" (va en serio, a mi me lo han llegado a decir con convicción) en un evidente caso de "la sangre no dejar ver el bosque" o "en el país de los ciegos, el gore es el rey". Algo que también le ocurrió a "La madre de las lágrimas" de Dario Argento. Si solo fuera por gore, "Hatchet 3" sería estupenda... pero a mi no me vale con eso cuando, por lo demás, no hay imaginación alguna, ni atmósfera (¡teniendo como tiene ese siniestro pantano como emplazamiento!), ni miedo... ni tan siquiera sustos. En fin, así nos va...
Y si el gore tiene las funciones de contentar al fan poco exigente, los guiños y, sobre todo, las intervenciones actoriles de personas inevitablemente ligadas al cine de terror, ya sea en sus mejores tiempos como en los más desafortunados, se ocupan de engatusarlo del todo. Así pues, en el reparto de "Hatchet 3", y compartiendo cartel con los ya habituales Danielle Harris, Kane Hodder como psycho-killer y Parry Shen (que aunque sale en las tres, interpreta siempre a diferentes víctimas de la furia de Crowley. Simpático detalle este), encontramos a Zach Galligan, el chaval de "Gremlins" o "Waxwork", Caroline Williams, nada menos que la protagonista femenina de "Masacre en Texas 2" (a la que le han crecido las tetas tanto como las arrugas), Derek Mears, el "Jason" de la versión del año 2009, Sean Whalen, uno de los chavales chungos de "El sótano del miedo" (y que también salía en el segundo "Halloween" de Rob zombie) o el ya inevitable Sid Haig, convertido en "horror star" desde que Rob Zombie le rescatara para el casi-mainstream. Pequeño cameo de Joel David Moore quien, a modo de guasa cruel, retoma por un momento a su personaje de la primera parte.
Si hasta ahora Adam Green se dedicaba a dirigir, pal caso produce y escribe el guión, pero cede los honores al operador de cámara de la segunda parte (y de los dos "Halloween" de Rob Zombie, por lo que confirmamos la pesada influencia que este ejerce en la película), BJ McDonnell y, la verdad, la diferencia es mínima. Diríase que McDonnell prefiere apostar más por una estética tirando a tenebrista y que se vale algo menos del humor, habitualmente presente en la franquicia, es posible que en esta tercera epopeya resulte un pelín más sutil, pero sigue ahí. Por lo demás, como si la hubiese dirigido el mismo Green que, pa que no sea dicho, se reserva el cameo habitual (de borrachuzo) y una de las mejores coñas de toda la peli, cuando el sheriff repasa los hechos ocurridos en "Hatchet 1 y 2" y los califica de inverosímiles y ridículos, algo a lo que Adam Green reacciona con una notable mueca. Tampoco está mal la escena en la que un policía se dispone a narrar la leyenda de Victor Crowley a un compañero novato, pero antes de tener que sufrirla por enésima vez, son bruscamente interrumpidos por un tercer personaje, chiste este que también aparecía en "Gremlins 2", protagonizada por Zach Galligan. ¿¿Casualidad??.
¡¿Qué más puedo decir?!, pues que la peli está simpática y se puede ver perfectamente. No es demasiado chapas y chorrea sangre por todos sus poros, aunque no cambiará ni revolucionará el género... claro que, honestamente, tampoco creo que lo pretenda.

sábado, 1 de febrero de 2014

EL DÍA DESPUÉS DEL JUICIO FINAL

No es la primera vez que "El día después del juicio final" aparece por este blog. Ya lo hizo cuando nos dedicamos a analizar su particular caratula videoclubera hispánica. Entonces me extendí revelando algunos de los aspectos más curiosos de la película, aunque en aquel momento aún no la había consumido. Ahora sí (gracias de nuevo al gran Enorm). Así que perdónenme si ignoro un poco aquel "desvirgue" y me repito en la reseña que sigue, pero es que "El día después del juicio final" no solo es un producto cargadito de peculiaridades, encima resulta que no está ni tan mal.
Unos astronautas llegan a la tierra después de que haya sido sacudida por una guerra atómica que lo ha dejado todo patas parriba. Las calles andan infestadas de bandas y/o mutantes caníbales. Unos y otros se ceban con los escasos supervivientes. El astronauta más chanin de todos decide recorrer mundo y, de este modo, conoce a una moza recién huída de las zarpas del malvado y cruel cabecilla de uno de esos gangs tremebundos. Dispuesto a hacer justicia, planea un asalto a sus aposentos.
A "El día después del juicio final" se la conoce en su país de origen como "The aftermath". El título español es un obvio exploit del "melodrama nuclear"
"El día después", que por entonces había pegado fuerte. Originalmente fue rodada el año 1978 (siete antes de "Defcon-4", film con el que comparte casi idéntica premisa), pero por problemas en la fase de post-producción no se estrenó hasta 1983, lo que debía de resultar muy marciano ya que toda ella apesta a setentismo.
"El día después del juicio final" es una auténtica "labor de amor". En serio. A diferencia de muchos títulos del estilo en aquel periodo, se nota confeccionada por peña que disfruta con el género, en este caso la ciencia ficción, peña como Forrest J. Ackerman, el famoso uber-coleccionista de cine fantástico y creador de la legendaria "Famous Monsters of Filmland", que se marca un notable papel secundario como dueño de un abandonado museo repleto de fósiles de dinosaurio, criaturas estas por las que sienten y sentían especial predilección todos esos peronajes crecidos cuando Ray Harryhausen dominaba las pantallas. Jim Danforth responde a ese patrón. Iniciado en el campo de las stop-motion, terminaría convertido en el responsable de efectos varios en algunos títulos bien gordos. Además de encargarse de un puñado de trucajes en "The aftermath", se marca un cameo como tercer astronauta. El tema de los dinosaurios se extiende incluso al adorno de un collar que lleva el prota y que regalará a un crío que se encuentra entre las ruinas.
Toda esa dedicación salpica también a los efectos especiales, sobre todo los de tipo galáctico y apocalíptico. Inevitablemente limitados por cuestiones presupuestiles, chorrean mucho encanto, sobre todo los maquetones, que son numerosos. Aún así, no resultan excesivamente caseros, manteniéndose a un nivel bien aceptable de verosimilitud. Y en este segmento incluyo también los de maquillaje, en especial esos mutantes caníbales tan graciosos y toscos y la inesperada y sorprendente ración de truculencia. Sí, queridos, "El día después del juicio final" es bastante generosa en cuanto a hemoglobina se refiere. No faltan las cabezas estallando, las extremidades amputadas y los chorreantes impactos de bala. Caramba, ¡si incluso matan niños!. ¿Qué más necesitan sus perturbadas mentes?.
¡Ojo!, no quiero decir con toda esta entusiasta perorata que sea fabulosa y perfecta. Ni de coña. A su modo se acerca mucho a la categoría de "mala pero divertida", solo que se queda más en el segundo término que el primero, aunque sea únicamente por el entusiasmo que desprenden sus fotogramas. Va tan follada narrativamente hablando, es tal su ritmo y velocidad, que en ocasiones parecen olvidarse de rellenar algunos huecos en el guión, o detallar más las acciones de sus personajes, incrustando en medio de la acción momentos más reposados que no aportan demasiado, ni entiendes por qué están ahí y por qué en ese justo instante. Tampoco van mancas las notorias escenas dramáticas y románticas, de tan pastelosas y sentimentaloides que uno no puede evitar echar una nada maliciosa risilla. Sobresale en este aspecto un diálogo entre los dos astronautas pretendidamente profundo y existencial, que es para mear y no echar gota. Si no me creen, ahí va un extracto: "Esto no es ningún secreto para mi. Hace tiempo que odias el mundo y yo se por qué. El mundo nos ha privado de sus encantos, tu y yo hemos visto cómo cambiaba todo lo hermoso de la vida. El plástico, ¡tu odiabas el plástico!. Y yo también. Eso es todo". Decir fascinante es quedarse muy corto.
Todo ello empaquetado con una pizpireta y rimbombante música muy de los años 50 que parece totalmente material de archivo (pero que funciona) y puntuado por un clímax inaudito con un giro francamente radical y nada previsible. Que sí, coña, que a mi me gustó. Me puse a ver "El día después del jucio final" dispuesto a aburrirme mortalmente con el típico subproducto setentero, desangelado e insulso, y lo que me encontré logró algo casi imposible para mi en estos tiempos descreídos que corren: Me entretuvo.
Todo ello es mérito de su director y absoluto protagonista, Steve Barkett, quien guarda(ba) un parecido más que notorio con Sam Rockwell. Es evidente que el colega comparte ambas tareas porque no se corta un pelo en presentarse a si mismo como el héroe resolutivo y valiente de la función (casi mejor digamos superhéroe, en algunos carteles aparece megamusculado, cosa esta nada representativa de lo que vemos en la peli), sobre todo al final, cuando armado con una escopeta y dos granadas arrasa con los malos, sin dejar uno de pie ni recibir un solo balazo a cambio. Realmente explosivo y espectacular. Steve Barkett terminaría actuando en películas del inevitable Fred Olen Ray (el Kevin Bacon de la serie Z) y volvería a dirigir unos años después una ignota película con ninjas, monstruos y satanistas (¡y Richard Harrison!) que daría gusto ver, "Empire of the dark".
Otra de las virtudes de nuestro astronauta protagonista es su imbatible "sex appeal". De hecho, no tarda nada en enamorar a la chica de la peli y tirársela, mostrándonos así sus notables encantos y añadiendo un ingrediente más a la ensalada (tetas, que vuelven a repetirse en una posterior y no tan placentera escena de casi-violación). Dichos senos no pertenecen a una cualquiera, son las mismas ubres que en más de una ocasión magreó y chupó el legendario y fallecido humorista Andy Kaufman. En serio, la portadora fue su pareja en los 70, Lynn Marguiles. Es decir, el papel que interpretaba Courtney Love en "Man on the moon". ¿Y qué hace la ex de "Tony Clifton" en una peli de ciencia ficción de tercera regional?, pues tal vez tenga algo que ver el hecho de que, a su vez, es hermana de Johnny Legend, auténtico personaje "cult", devoto del cine fantástico, amigo de Kaufman (y probablemente de Forrest Ackerman), a quien dirigió en un extraño producto parido en vídeo titulado "My Breakfast with Blassie", actor (lo has visto en "La novia de Re-Animator" y "2001 Maniacos") y músico de rock and roll, suya era la canción que aparecía al final de "Biohazard/Alien 3" dirigida por ¡¡San Fred Olen Ray!!, reseña esta en la que ya hablé de las bondades de Legend por si quieren ampliar información. El mundo de las pelis de género "low budget" es un pañuelo.
Pero es que no acaba aquí la cosa. Resulta que al jefe de los malos lo interpreta Sid Haig, quien volvería a encarnar un personaje muy parecido en otra epopeya post-nuclear de  tirón cutre, "Warlords". ¿Y saben quién dirigía en aquella ocasión?, ¡sí, el RAY de Roma in person!.
Y como guinda del pastel, tenemos al mismísimo Dick Miller, musa de Roger Corman y Joe Dante (y que, no les quepa duda, también actuó para el omnipresente), poniendo voz a una grabación que escucha el protagonista. Jolín, si es que no se puede pedir más.
Con estos ingredientes, ¿cómo iba yo a dedicarle una reseña mala a "El día después del juicio final"?. Absolutamente imposible.

viernes, 2 de abril de 2010

CIENCIA FICCIÓN DEL NUEVO MUNDO

No hay duda de que una de las etapas más interesantes del Roger Corman productor se dio con su compañía (luego vendida) "New World Pictures", de donde salieron muchas pequeñas joyitas que, aunque nacían con mentalidad exploitation, siempre aportaban algun detalle fresco y original. La lista de títulos es notable ("Piraña", "Rock and Roll High School", "Humanoides del abismo", "Big Bad Mama", "Death Race 2000", "Battle Beyond the Stars", "Deathstalker", etc...), pero da la casualidad que en los últimos días me he visto dos de sus mejores aportaciones a la ciencia ficción, una totalmente pulp y la otra un pelín más seria.
La primera es "La galaxia del terror", puro cine de culto que, incomprensiblemente, también encabeza algunas listas de lo peor de su década. James Cameron curró aquí de director de segunda unidad y diseñador de producción, aportando ideas visuales que posteriormente desarrollaría más a fondo, y con más dinero, en "Aliens, el regreso". "La galaxia del terror" parece una imitación de "Alien" pero solo los primeros minutos, luego se desentiende por completo aportando una historia 
distinta y sorprendentemente "filosófica" para tratarse de lo que se trata. Yo la vi de chaval y me impactó muchísimo todo el gore, que no solamente es gráfico, también retorcido y enfermizo, como ese cristal moviéndose bajo la piel, la cabeza de una tipa estallando por efecto de la presión o la famosa secuencia del gusano gigante violador. A pesar de su condición de ciencia ficción, esta peli encaja más en los parámetros del terror, contando la epopeya de unos tipos enviados a un planeta para descubrir la procedencia de la misteriosa señal que emite una enorme pirámide que será la puerta a la materialización de sus mayores terrores. Efectos especiales simples pero efectivos, tono oscuro e inquietante y, eso, truculencia a tutiplen. El reparto es muy jugoso, Robert Englund, Sid "La casa de los 1000 cadáveres" Haig, Grace "Twin Peaks" Zabriskie, el entonces futuro director especializado en erotismo rancio Zalman King (de "Orquidea Salvaje") y un clásico, Ray Walston.
La segunda es "Androide", un film más versado en los personajes y menos en los efectos especiales, justos y totalmente al servicio de la historia. Esta gira en torno a un doctor (el mítico Klaus Kinski) especializado en la fabricación de androides y obsesionado con crear a la mujer -artificial- perfecta. Al lugar (un laboratorio flotando en el espacio) llegan unos fugados de la prisión, con la peculiaridad que uno es hembra. Todos se vuelven locos con ella. Max, el androide-ayudante casi humano sueña con poseerla sexualmente y el doctor con traspasar su libido a su creación, pero la tipa prefiere tirarse al más macarra y bastardo de sus compañeros. Vamos, una auténtica alegoría del poder de la vagina, capaz de ponerlo todo patas parriba, contada sin prisa pero sin pausa, logrando mantener nuestro interés durante toda la proyección y dotando a lo narrado de un notorio realismo. Destaca en el papel de Max ese enigmático/feo actor/guionista llamado Don Opper, al que muchos recordarán como el tonto del pueblo en los primeros films de la saga "Critters" (y que, según Imdb, curró en el rodaje de "La galaxia del terror").
Curiosamente, ninguno de los dos directores, B.D.Clark y Aaron Lipstadt respectivamente, ha hecho nada más destacable con el resto de sus carreras.
Dos perlitas a recuperar.