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sábado, 7 de mayo de 2022

CYCLONE, AL FILO DE LA MUERTE

Suelo lamentarme de que, desde hace ya demasiados años, la carrera del otrora rey del zetismo Fred Olen Ray ande medio muerta, con el tipo dedicándose a la facturación de productos desalmados, sin frescura, ni pizca de las simpáticas extravagancias que eran habituales en su etapa ochentera, cuando más volcado andaba en el fantastique y el terror, géneros estos prácticamente desaparecidos de su filmografía. Pero, siendo justos, es cierto que en aquellos añorados entonces Ray también dirigió alguna película afín al material actual. Meros encargos huérfanos de amor en sus fotogramas (aunque puede, solo puede, que un pelo mejor presupuestados y distribuidos) Eran los años en los que el filmmaker soñaba con integrarse en el sistema de los grandes estudios. Creía firmemente seguir la senda correcta, aspirando a convertirse en un mero pero feliz artesano. Para bien o para mal, nunca lo consiguió.
Siendo entonces yo super-fan suyo, detestaba esas películas. Me aburrían mortalmente (es decir, más de lo habitual en su cine) Eran las etiquetables de "acción y/o thriller", como "Commando para matar", "Terminal Force", "El poder de las armas" o la que me dispongo a comentar hoy, "Cyclone, al filo de la muerte" (puede que las otras caigan también en el futuro -salvo "El poder de las armas", que ya está reseñada-, dependerá de lo que logren mis conseguidores personales. ¡Gracias pishas!) Ya saben que, últimamente, ando en plan "zen", intentando deglutir las películas que en el pasado me atormentaron -por malas pero, sobre todo, palizas- invirtiendo toda mi atención y esforzándome al máximo en busca de impresiones positivas.
Un tipo ha inventado una moto mega-futurista y "chanin" que se alimenta, principalmente, de una batería la mar de duradera y beneficiosa para el medio ambiente. Una corporación malvada hará lo que sea por agenciarse el juguete, así que, simplemente, se cepillan al científico. Lo que no saben es que, a partir de ahí, será su novia la que se encargue de proteger el invento y, de paso, vengar la muerte del pocholo.
A pesar de contar con más medios de lo habitual, "Cyclone, al filo de la muerte" sigue teniendo un presupuesto ajustado, de ahí que el señor director -haciendo honor a su "modus operandi"- continúe abusando de diálogos. Aunque al menos no son tan excesivos, ni tan tontos, como solía ser habitual. La peli cuenta con su accion-cilla. Sus "stunts" espectaculares (hay uno, con un coche que sale disparado por un puente, francamente llamativo) Explosiones generosas. Y todos aquellos elementos tan de la década (está fechada en 1987) que contribuyen a distraerte el ojo y la mente, como la banda sonora a base de sintetizador y un poco de repelente AOR. Así pues, como pasatiempo dominguero, la cosa tiene un pase. Sí, se puede ver.
Quizás la escena más maja -y más Ray_ante, dicho de modo positivo- sea cuando la prota y el novio acuden a un local "punk" para ver un concierto (con el mismo Fred Olen Ray interpretando al portero) En seguida pensé aquello de "Ay dios, a ver qué concepto tiene este hombre de lo que es punk... seguro que nada bueno" Y, vale, es verdad que las pintas del público son más propias de unos "New Romantics", sin embargo, y por esta vez, el grupo está a la altura. Hablo de "Haunted Garage", que se curran una canción un rato guapa y, además, cuentan como cantante con Michael Sonye, auténtico devoto del cine de terror y el "trash", hasta el punto de meter mano en "la industria" apareciendo en toda suerte de títulos. Lo has visto en muchas otras "obras maestras" del mismo Olen Ray, pero también de David DeCoteau o Donald G. Jackson. Ejercía como Mengele (!!!) en "Los surfistas nazis deben morir" Y se prestó a participar en los desvaríos primero underground, pornográficos después, de Eric Brummer. Como guionista, Sonye tampoco es manco, y entre sus libretos más notorios localizamos la falsa cuarta entrega de "El Exterminador" , "Commando para matar" del mismo Ray y, sobre todo, el clásico videoclubero "Fonda Sangrienta". Vamos, que el tío es toda una leyenda y merecería muchas más atenciones (justo al ladito de William Butler).
Ya que estamos con el personal que colabora o aparece en "Cyclone, al filo de la muerte", siempre tan interesante como entonces era norma en el cine de su director, sigamos indagando. Pal caso destacan Heather Thomas, la típica "bimbo" californiana supuestamente sexy que, a mi, me echa patrás. El colega Jeffrey Combs, aún caliente de su paso por "Re-Animator" y que repetiría con Fred Olen Ray en subsiguientes películas, como "Los Dreggs" (de la que siempre se arrepintió) o "Bandidos Americanos" (un western coñazo que ni pude terminar) El actor y especialista Dar Robinson, que moriría poco después de "Cyclone..." rodando otra peli (estrelló la moto contra un árbol, quedando empalado por una rama, nada menos) y al que se hace una dedicatoria antes de los créditos finales. La ex-"chica Bond" y ex-chica "Hammer Films" Martine Beswick. Un Martin Landau en pleno naufragio por los contornos del cine barato. Huntz Hall de los "Bowery Boys" como mecánico salido (este y la Beswick seguramente sean elecciones del Olen Ray más fan) Troy Donahue (repetiría con el director en "Terminal Force") Tim Conway Jr. (volveríamos a verle en una de las mejores Ray-adas, "Beverly Hills Vamp") Dawn Wildsmith (la por entonces pareja del cineasta) Y un par más de los habituales de la casa, Robert "Conde Yorga" Quarry y una Michelle Bauer vista y no vista ejerciendo de stripper, cómo no. Tanta fidelidad se prolonga al personal tras las cámaras, como un Donald G. Jackson en función de asistente, Bret Mixon a los efectos especiales + visuales y T.L.Lankford retocando el guion de Paul Garson, quien poco después escribiría también el de "Alienator".

A modo "frikoso", les dejamos una captura del film donde, muy de refilón, se cuela el estupendo póster de una no menos estupenda película recién estrenada entonces... ¿la reconocen? Más les vale porque, esta vez, no pienso desvelar de cual se trata.


Aprovechando que estamos generosos, también les dejamos con la caratula del VHS patrio completita, cortesía del gran Enorm.

sábado, 14 de mayo de 2022

COMMANDO PARA MATAR

Sigo revisando las producciones más impersonales y sosas del Fred Olen Ray ochentero gracias a la generosidad de Don Enorm. Hace unas semanas le dimos un meneo a "Cyclone, al filo de la muerte" y, ya entonces, introduje toooodo el rollete con respecto a por qué no me gustaron en su día. Si necesitan instruirse, vayan para allá y échenle un ojo.
Ahora toca la otra "action movie" que el cineasta parió en 1987 para "Trans World Entertainment", esta "Commando para matar", "Commando Squad" en v.o. Siempre me llamó la atención que el título español incluyera la segunda M anglófila en comando (supongo que con el afán de churrupetear del entonces aún reciente éxito de la maravillosa película de Arnold Schwarzenegger), cosa que ha sido finalmente corregida en versiones más actuales.
Con el fin de detener a unos malvados narcos, una serie de agentes son enviados a México city. Todos morirán... menos el último, que secuestran y torturan. Así pues, ante el desespero, el encargo recae en una pava. Será la que acabará poniendo orden, salvando a su colega y matando a los malos.
Nada que destacar. Acción del montón, pero un poco más a lo pobre. El ritmo es farragoso. Las escenas de persecuciones y tiroteos carecen de suspense o emoción. Lo mismo que los "stunts" que, aunque los hay, son menos espectaculares que los de "Cyclone, al filo de la muerte". La violencia escasea y, en fin, que no, no funciona. "Commando para matar" es bastante palizas.
Siendo otro el director, esta reseña terminaría aquí. Pero hablamos de San Fred Olen Ray, y su incomparable universo, y es ahí donde localizamos todos aquellos elementos llamativos que hacen de la experiencia algo medianamente más interesting.
Para empezar, que no falte el "momento Ray_ante" de rigor. Pal caso, tenemos la aparición de una legendaria tienda de coleccionismo cinematográfico allá en Los Ángeles ("Hollywood Book & Poster") que se supone tapadera para armar a los agentes (entre el arsenal disponible ¡un espectacular cuchillo con hoja rellena de ácido!). Justamente, antes de que la prota haga su entrada, vemos a la dependienta venderle un póster de "El misterio de la pirámide" -del mismo Ray- a un chavalín (he intentado localizar al actor, pero no figura en ninguna parte. ¿Tal vez el hijo del dire? En ese caso hablaríamos del hoy también filmmaker Christopher Olen Ray), previo comentario: "No se por qué, pero por lo visto a todos los niños les gustan esta clase de películas". Graciosísimo. Y, justamente, ya que mentamos ese título en concreto, señalar que en él aparecía una avioneta estallando en mil pedazos. Ray, como buen alumno que era de Roger Corman, la reutiliza en "Commando para matar" (a pesar de que el escenario sea sensiblemente distinto) y la hace petar por efecto de un certero disparo mediante recortada. ¡Toma puntería!.
Pero esos no son los únicos toques llamativos del film, hay más... aunque por la vía negativa. Errores, unos bastante tochos. Por ejemplo, un personaje procura ocultar su identidad a los ojos de un villano, que lo conoce previamente. Justo a continuación, ambos se encuentran cara a cara y el villano reacciona como si no supiera quien es. ¿Pa qué tanto disfraz entonces?. El héroe secuestrado anda metido en una caseta en medio del campamento de los narcos. Se supone que, por esa razón, debería ser el lugar más vigilado. Pues no, lo cierto es que es un cachondeo. Cuando el guarda de la puerta desaparece, nadie le da la más mínima importancia, ni siquiera uno de los esbirros que pasa por allí. Hay más (como que veamos perfectamente las colchonetas en las que caen algunos actores cuando son abatidos... podría ser cosa del formato, pero es así), todas igual de absurdas o, como dicen hoy día, "WTF".
En cuanto a los actores, y demás individuos pululando delante de la cámara, tenemos a los integrantes de la secta FOR (de Fred Olen Ray), todos en roles segundones: Robert Quarry, Dawn Wildsmith (interpretando, como siempre, a una tipa dura y mal lechada), Ross Hagen, Michelle Bauer en un papel no acreditado y despelotado y el mismo Señor Director jugando al póquer. Debuta como nuevo miembro el mítico Russ Tamblyn.
Del resto destacan otra de esas "bimbos" ex-chica Playboy, Kathy Shower, a la que hemos podido gozar como dios trajo al mundo en "Las aventuras de Tennessee Buck". Todo un clásico de la acción ochentera, Brian Thompson. Dos leyendas del exploitation, William Smith y Sid Haig (que haría buenas migas con el dire y saldría también en "Warlords", acá da vida a un esbirro que se pone como una moto cuando inflige dolor). Y, finalmente, un par de "antiguos", de esos que Ray fichaba por puro fanatismo, como Mel Welles (el Mushnick original de "La pequeña tienda de los horrores") o Marie Windsor, con una filmografía repletita de clásicos y subclásicos del fantastique de segunda o tercera división.
El guion corre a cargo de otro jefe, Michael Sonye (ya saben, cantante de "Haunted Garage" y responsable del libreto de "Fonda Sangrienta"). El todoterreno Gary Graver se responsabilizó de la fotografía. El supuesto México donde se desarrolla la acción no resulta demasiado convincente (sobre todo la aldea. Pa mi que el diseñador de producción no hizo los deberes), tiene toda la pinta de ser uno de los escenarios favoritos y habituales de Olen Ray, las cuevas de Bronson Canyon, hogar de mucho cine de monstruos barato en los años 50 y 60. ¡Ah! y uno de los personajes masculinos responde al chispeante nombre de: Putita.
¿Qué otra peli de baja estofa da más?.

Como colofón, y por aquello de no perder la costumbre, les dejo la caratula completa del VHS surgida de los archivos de Don Enorm.

viernes, 5 de julio de 2013

LOS DREGGS

Y ya tenemos aquí, una vez más, al hijo pródigo, Fred Olen Ray. Todo un clásico de este blog. Para la ocasión, hablaremos de una de las películas de su filmografía cómodamente instaladas en lo que podríamos llamar, no sin cierto temor, la "etapa dorada" del sr.director, 1988, es decir, los años en los que se había apoltronado definitivamente en la serie B/Z como uno de sus más apreciados y populares representantes, produciendo morralla a troche y moche, siempre con un amplio sentido del humor y un equipo casi fijo de actores y técnicos. ¡Ah!, y por entonces aún rodaba en 35mm. Eran tiempos en los que el cineasta disponía de productora propia, la infame "American-Independent Pictures" (no confundir con "American International Pictures" ni con "Action International Pictures"), y básicamente hacía lo que le daba la gana... sin salirse del guión, de SU guión, el del Roger Corman de los 80, por así decirlo.
En concreto "Los Dreggs" vendría a ser un especie de homenaje a los seriales de ciencia ficción y aventuras de los años 30, pero pasados por el tamiz Fred Olen Ray, es decir: muchos diálogos para rellenar metraje (y extremadamente estúpidos, añado), incapacidad de dotar de un mínimo de ritmo a nada y reciclaje desesperado. No en balde, su título original es "The Phantom Empire", exactamente igual que un serial del año 1935 con protagonismo de Gene Autry (a quien se cita directamente a modo de guiño fricoso durante una charla). Eso sí, sin ningún vínculo real más allá de la -imagino que- buscada coincidencia titular. 
La peli que nos ocupa a España llegó de la mano del entrañable sello "Lightning Video" que, aprovechando la presencia en la trama de unos bichejos caníbales de ojos blancos, intentaron colárnosla como un especie de exploitation de "Gremlins" bautizándolos como "Dreggs" (aunque no recuerdo que en el film se mencione ese nombre... y no será porque no le dan al pico, los muy hijos de su madre). Al menos la caratula era de lo más llamativa, prometiendo emociones mil, monstruos, robots, chicas malas, etc... lástima que en ningún lado pusieran que se había rodado en tan sólo seis llamativos días, por aquello de aprovechar el equipo que Ray había alquilado para alguna de sus producciones previas. Tío listo.
Un cazatesoros en plena mala racha es contratado por una chica rica para buscar una civilización oculta bajo tierra donde, se supone, encontrarán diamantes de incalculable valor. Pero antes de llegar, tendrán que enfrentarse a toda suerte de peligros tales como una tribu caníbal, un robot mortífero, dinosaurios y una jefa alien con pinta de amazona y muchas malas pulgas.
¡¿Qué gran concepto, verdad?!. Sí. Lástima, como decía, que todo ello esté facturado con la habitual desgana y pereza del cine de Fred Olen Ray. ¿Por dónde empiezo?... ¡hay tanto!. La peli se abre con un absurdo texto en el que el mismo director asegura que lo que va a narrarnos es totalmente verídico. ¿Recuerdan cuando en la reseña de "Biohazard" les hablaba del "toque Ray"?, bien, pues en "Los Dreggs" esto que les comento ejerce como tal. Seguidamente, viene la que, a mi gusto, es la mejor escena del film, en la que un monstruo de patético y ridículo aspecto altamente zetoso (un tipo con una evidente máscara de carnaval) sale de una cueva, ataca a una familia de picnic y le arranca la cabeza al padre. ¿Gore?, sí, un poco, pero también increíblemente cutre y mal parido... ver el cambio de expresión de la cara de la víctima de perola entera a cercenada resulta im-pa-ga-ble. Con todo, yo de chaval tenía la costumbre de ver los primeros cinco minutos de la peli unas horas antes de sentarme en serio frente a la tele. Y claro, con un arranque así, uno se lleva fácilmente a engaño.
El resto, pues un coñazo. Las peligrosas grutas por las que se desplaza el equipo explorador son todo el rato las mismas cuatro paredes, perfectamente iluminadas y con un amplio y cómodo pasadizo totalmente aplanado para que los actores puedan caminar sin demasiada dificultad. Una vez llegan al mundo perdido bajo tierra, este se limita a ser el puto exterior, justificando la luz solar como efecto de un volcán en perpetua erupción (sacado de vaya usted a saber qué documental). ¡¡Mamón, al menos pon algún filtro!!. Naturalmente este mundo está tirando a desolado, cuatro tipas en biquini y una amazona reina de aparatosa indumentaria leather. Poco más, todo muy pobre y triste. Completan el paisaje un puñado de dinosaurios en stop-motion directamente robados del film de 1977 "El planeta de los dinosaurios". Además de este reciclaje, tenemos muchos otros, destacando la aparición de una versión tuneada de "Robby, el robot" de "Planeta Prohibido" (el modo patoso y desordenado, casi verbenero, en el que los exploradores se enfrentan a él, resulta más que hilarante) y, mi favorito, el vehículo supuestamente futurista que aparecía en la serie de televisión de "La fuga de Logan" y que muchos que compartan edad conmigo recordarán afectuosamente. También localizamos la nave espacial que luego Olen Ray reutilizaría para su película "Alienator" (y que, probablemente, venía de reutilizar de alguna otra... ¿"Prison Ship" tal vez?) en un tremebundo efecto de perspectiva forzada, el truco favorito del cineasta que, si ya suele usarlo habitualmente en sus películas, en esta es un no parar. Tenemos esqueletos de dinosaurio, cráteres y diamantes, todas muy mal paridas.
Tanto delante como detrás de las cámaras encontramos nombres muy habituales del universo Ray, sobre todo en aquella época. Veamos: Ross Hagen, Dawn Wildsmith (la ex del director se marca un rol altamente irritante y odiable), Robert "Conde Yorga" Quarry, Susan Stokey, el malogrado Russ Tamblyn en un papel muy escueto, Michelle Bauer (enseñando pechamen, ¡claro!, aunque menos de lo habitual) y Michael Sonye como el decapitado del prólogo (y que, entre sus habituales funciones de guionista -además de cantante en el grupo "Haunted Garage"- está el haber firmado el libreto de la popular "Fonda Sangrienta"). Inevitablemente, la jamona Sybil Danning interpreta a la reina alien medio-amazona en esta, su segunda colaboración con Fred Olen Ray tras "El misterio de la pirámide", atención a la secuencia altamente patética en la que se enfrenta a un dinosaurio gracias a una lanza que localiza por pura casualidad. Sin embargo, la medalla se la lleva Jeffrey Combs, sí, el mismísimo "Herbert West" de "Re-Animator" (y que, cómo no, se reserva el chascarrillo complaciente citando "Miskatonic"). Venía de colaborar con Ray en una peli previa, la aburrida "Cyclone", y supongo que por cosas de contrato, se vería obligado a intervenir en "Los Dreggs". Viéndolo, es fácil compartir su dolor. Quiero decir que a los habituales de Ray, Hagen, Wildsmith, Bauer o Quarry, los ves en su salsa... pero con Combs sufres verdadera vergüenza ajena, no puedes evitar sentirte mal por/con él oyéndolo soltar esas frases tan chorras, viéndolo correr arriba y abajo o enfrentándose incapazmente al robot. Para mi que se sentiría totalmente fuera de lugar... ¡¿qué hacía él metido ahí, entre toda esa peña de la serie Z?!. En alguna entrevista posterior, ha confesado honestamente estar muy arrepentido de la experiencia. Sin embargo, años después repetiría con el director en el western "Bandidos Americanos".
En el apartado técnico, encontramos a T.L.Lankford, Gary Graver y Bart/Bret Mixon. Destaca por curioso Tony Malanowski como co-montador, un tipo que ha pasado media vida disculpándose por haber dirigido la peli que le abrió las puertas del cine profesional, "The Curse of the Screaming Dead", una costrosa fábula de zombies altamente zetosa que acabó en las arca(da)s de la Troma (¿quién si no?) como "Curse of the Cannibal Confederates". Si les digo que el mismo Lloyd Kaufman la considera una de las peores de su catálogo, se lo digo todo todito.
Me puse a revisar "Los Dreggs" ayer noche con ganas y mucha voluntad, por eso quizás me pareció un 10% menos aburrida y terrible de lo que la recordaba. Pero no nos engañemos, eso es exactamente lo que es, por mucho que Ray intente salvar la papeleta a base de humor... claro que, pal caso, a veces este hace más daño que bien, acercando en demasiadas ocasiones el conjunto al puro patetismo. Eso respecto a los momentos cómicos, el resto ya resulta miserable por si solo.
Únicamente recomendada a fans del director y su troupe... después de pegarse un lingotazo de trinaranjus y una clencha de petazetas.