Esto es un telefilm Canadiense, muy telefilm y muy canadiense.
Cuenta la historia de un skinhead que, una noche, mata brutalmente a un trabajador Pakistaní. El abogado de oficio que le asignan es un judío bastante amable y liberal cuyo plan no consiste en sacar al pelao de la cárcel, sino lograr que deje su ideología a un lado...
Nada nuevo. Como en casi todas las pelis de skinheads, un nazi muy malo al final se vuelve muy bueno. En todas ocurre esto, que se le va a hacer. Aunque por supuestísimo no comulgo nada de nada con la ideología skin (ya sea neo-nazi o de ultra-izquierda ) sí que me gustaría que algún osado me sorprendiera algún día con una película en la que lo que diga el skin vaya a misa, y no se vuelva bueno al final. Pero claro, eso es tan políticamente incorrecto que nunca lo verán mis ojos. Porque en estas películas el rapado es un tipo inteligente que, precisamente por esa inteligencia, finalmente elige el buen camino, cuando la verdad es otra muy distinta. El skin por norma general es tonto, continuará tonto y morirá tonto.
Con todo, la película arranca fuerte, con diálogos contundentes y engancha totalmente. Solo que el paliqueo se prolonga, empiezan a repetirse, ves venir lo que va a pasar y acabas aburriéndote.
Dirigen a pachas David Grow y Mark Adam.