
"The Langoliers" no es perfecta. Los efectos especiales vía ordenador son bastante mediocres (en aquella época despuntaban, pero faltaba mucho para que se perfeccionaran), y algunos de los actores son bastante chungos (en especial Bronson Pinchot, más histriónico y sobreactuado imposible. Algo que contrasta con las interpretaciones -a mi juicio- más que solventes del gran David Morse, y el siempre hilarante Dean Stockwell). Sin embargo, la peli cuenta con un punto a su favor, uno muy grande y que, al fin y al cabo es LA ESENCIA de toda película que se precie: Una buena historia, y más que bien narrada, lo suficiente como para lograr que no te levantes del sofá, aunque sea a lo largo de esas tres temibles horas.
El director, Tom Holland (el de "Muñeco diabólico", "Noche de miedo" y que es el primero en aparecer nada más arrancar el metraje gracias a un cameo), sabe mantener el suspense, logra que la historia nos enganche y, a cada nuevo enigma, deseemos conocer su respuesta. Lo mejor es que cuando esta llega, no nos decepciona. Ya os digo, a mi me encanta.
Otros nombres populares (aunque solo sea para el aficionado) que aparecen en los créditos son los de Richard Rubinstein (ex-socio de George Romero) y Michael Gornick (también vinculado a Romero, en tareas de director fotográfico y responsable de la simpática "Creepshow 2").