domingo, 24 de agosto de 2008

THE WIZARD OF GORE

En los últimos años, se está poniendo muy de moda "remakear" las pelis de Herschell Gordon Lewis. Ya lo hicieron hace unos años con "2000 Maníacos" y ahora le toca el turno a "The Wizard of Gore".
¿Y qué es lo que pasa cuando haces el remake de una mala película? Pues que conseguimos otra aun más mala. Porque, seamos serios, la del papá del gore -Lewis- puede ser curiosa, salvaje, camp y todo lo divertida que tu quieras, pero desde luego no es una buena película.
Ésta nueva versión, a priori, es de lo más atractiva, con Crispin Glover haciendo del mago y papelitos para Jeffrey "Re-Animator" Combs y Brad "Chucky" Dourif.
El tema es trasladar todo aquel vodevil de la original a nuestros días, con el espectáculo de un mago que inflige una variedad de mutilaciones a los espectadores supuestamente inofensivas, pura hipnosis colectiva. Aquí está planteado como si de una "performance" se tratara.
El caso es que, al día siguiente de hacer el show, la victima del mago muere en la vida real de una manera similar, y ahí es donde entran en escena el protagonista, Kip Pardue como una especie de reportero, o algo así, una extraña droga y mucha confusión. Quizás es debido a una mala traducción por culpa de los subtítulos sudacas, pero la verdad es que no me enteré de un carajo.
El plato fuerte de la peli, por supuesto, es Crispin Glover y su espectáculo, pero estos putos americanos son unos moñas, y aunque disfrutamos de la sobreactuación del actor, cada vez que ejecuta un truco en el que destripa a alguien, lo mete en un extraño habitáculo en el que sale una especie de neblina, con lo cual no vemos con claridad los destripamientos, decapitaciones, reventamientos y demás lindezas. Por increíble que parezca ¡¡¡"The Wizard of Gore" en su encarnación moderna es una película totalmente light!!! No tiene nada de chicha...
La maldita "Dimension Extreme Films", que se vanagloria de sacar al mercado productos demasiado fuertes para las salas de cine, hace pelis en las que no hay ni una gota de sangre. 
En "Triloquist", otra del catálogo, pasa lo mismo. Lo que ocurre es que, en este caso, hablamos de una puesta al día de un cine que basaba su identidad, justo, en los excesos de gore, y si ha pasado a la historia, tanto como para que a alguien se le ocurra remakeralo, es por ese mismo motivo. Que la desprendas del líquido rojo y demás guarrerías es, pues, un absurdo.... y una vergüenza.
El director de esto, Jeremy Kasten (quien guarda cierto parecido físico con Joe Spinell), es uno de esos curtidos en cientos de making ofs, que tiene muy poquito que ofrecernos. Esta pedazo de mierda ratifica lo que digo.