viernes, 29 de agosto de 2008

GREMLINS

“Spielberg es el culpable de que el cine haya muerto” dijo David Trueba en una revista. Bien, yo me cago en todos sus muertos más frescos. Y, de paso, en los de Aitana Sánchez Gijón, que en la misma sección de la misma revista dijo que “La violencia de Stallone es peligrosa, la de Tarantino, no”. ¿Qué sabrán de cine estos payasos? Sobretodo la Aitana, que ya veríamos qué haría si le propusiesen hacer una peli junto a Stallone.
Después de este inciso os diré que, desde los 90 hasta "Inteligencia Artificial", odié a Spielberg. Ahora estoy reconciliado e incluso sentencio que se trata del mejor director de la historia del cine. ¿Que en qué me baso? Pues lógicamente en sus películas. Despotricar sobre él es muy fácil, yo lo hacía porque era estúpido, pero ya no lo soy tanto y me doy cuenta de lo grande que es este tipo.
A lo que voy, es que, además, todo lo que facturó como productor es igualmente muy grande. Cada película, por unos motivos u otros, pasarán a la historia y no es para menos.
Ahora, la reseña.
Anoche, relajado y sin sueño, estuve buscando en mi colección alguna película para ver. Tengo montones de terror videoclubero, pero después de las dos ultimas mierdas que me he zampado, no me apetecía ver nada de esa índole. Así que recurrí a los clásicos, pelis que se que aunque las haya visto cientos de veces, me van a gustar de todos modos. Tiré por la que más veces he visto en mi vida: "Gremlins".
¿Qué decir? Pues que hacía la tira de años que no la veía y que me ha gustado como el primer día.
Los primeros 45 minutos son brillantes, llenos de terror. ¡Hasta que salen a la ciudad, los gremlins son unos bichos la hostia de malos! Realmente, la escena de la cocina, con la madre de Billy acojonada, es aterradora. Podemos decir que estamos ante una peli de terror, que, de golpe y porrazo, pasa a ser una comedia. Me siento estúpido diciendo esto que acabo de soltar, pues es demasiado obvio...
¿Y que os puedo decir de esta obra maestra que no sepáis? Nada. Así que tomaros esto más como una reivindicación que otra cosa. Una de las mejores pelis de la historia del cine, que se mantiene fresca como una botella de champán dentro de una cubitera y que es muy buena.
Y que todo lo que produjo Spielberg en los 80 son, más que películas, trozos de la vida de quienes pasamos la treintena.