Tras unos títulos de crédito superchulos y prometedores, el engendro comienza con una familia de papa, mama, hijo, hija y amiga de hija, que van de viaje en coche a un camping. En el camino topan con una feria de monstruos, que resulta ser un antiguo campo de trabajos de presidiarios y todos los que están allí, son los descendientes de esa gente. Pronto, secuestran a las féminas con el fin de copularlas, para que la saga siga, lo que, inevitablemente, provocara una masacre por parte de ambos bandos. Los buenos se cargan a los malos y viceversa. De entre medias un niño sin cara, pero babosísimo, una “redneck” con escopeta y la mentada feria de monstruitos.
Gore abundante, alguna escena con la que te ríes, aunque esa no sea la intención, y poquito más.
Bastante mala... que se le va a hacer.