martes, 9 de septiembre de 2008

VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA EN 3-D

Esta es la sexta peli que veo en tres dimensiones. De las otras destaco la –precisamente- sexta epopeya de Freddy Krueger y "Spy Kids 3D". En ambas el efecto tridimensional era fiel a la vieja fórmula del rojo y el azul, y al dolor de cabeza también. Suerte que el tema ha mejorado y hoy día las tres dimensiones son mucho más nítidas y cómodas de ver (allá el lerdo que reivindique el antiguo sistema, espero que se empache de gelocatiles). Por eso, cuando se anunció que se iba a estrenar una nueva versión de "Viaje al centro de la tierra" y que podía verse en –el mejorado- 3D me dije "¡¿Por qué no?!". Se lo propuse a un colega y esta misma tarde he tenido el honor de verla. Bueno, lo del honor es un decir. Lo chocante es que las gafas parecían más de sol que de tres dimensiones, pero bueno, molan, me las quedo de recuerdo por lo que pudiera pasar (eso sí, la entrada era sustancialmente más cara por ese motivo... la próxima peli en 3D a la que vaya me llevaré mis propias gafas, a ver si así me ahorro unas perras).
¿La peli?, bueno, es una mierda... pero eso ya lo esperaba, quiero decir, de no ser por las tres dimensiones, la hubiera reservado para el dvd, y aún así tendría que pensármelo. Básicamente va de un tipo que, usando la novela de Julio Verne como guía, decide visitar el centro de la tierra... pero desaparece. Diez años después, su hermano y su hijo van a buscarle, con la ayuda de una guía (esta de carne y hueso). Y ya está. La verdad es que el film resulta algo austero narrativamente, hay un segmento hacia la mitad que se hace muy muy pesado. Al ser una producción Disney abunda la ñoñería.
Obviamente, el fuerte son las secuencias en las que sacan partido a las tres dimensiones (y que tampoco son muchas), destacando la de las vagonetas totalmente inspirada en la de "Indiana Jones y el templo maldito". De hecho, en general los efectos especiales de ordenador son terribles, pero quedan algo disimulados gracias a, precisamente, su tridimensionalidad.
El público, como era de esperar, mal educado y chillón... y con la tontería del 3D, no os digo nada. ¿A quien coño se le ocurre llevarse a un puto crío de tres años a ver una peli como esa?. La tipa de mi lado era una jodida histérica, cada vez que te lanzaban algún objeto -o monstruo- a la cara pegaba unos chillidos de mil demonios y con sus espasmos hacía tambalear toda la fila de butacas. ¿Cuando inventarán un home cinema adaptado al 3D?.
Pues eso, que si os planteáis verla en formato estándar, yo me lo pensaba dos veces. En ese caso, recurrid al moro de la esquina.