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lunes, 23 de marzo de 2009

PHANTASMADAS

Tal y como ya anuncié en su momento, ahí va un repaso completo -pero dinámico- a la saga "Phantasma", compuesta por cinco títulos (y cuidao que, cómo no, se están mirando lo del remake), todos ellos con Don Coscarelli a la batuta y con el mismo reparto... bueno, salvo un pequeño desliz en la segunda parte que luego comentaré. Vamos, que canta a la legua que estas pelis están hechas entre amigos.
Todas ellas giran en torno al Hombre Alto, criatura llegada de otra dimensión con un único fin: esclavizar a nuestros muertos, y al trio de héroes (uno de ellos en forma espectral) que le persiguen e intentan acabar con sus diabluras.
Verlas seguidas resulta bastante curioso. Por un lado por el lógico envejecimiento de los actores, por otro los desvaríos que Coscarelli se saca de la manga con tal de seguir la narración (porque todas van pegadas cola con cola) y así mismo las alegres mutaciones que sufren algunos aspectos icónicos del film madre, destacando las famosas esferas voladoras, que son a "Phantasma" lo que la máscara de hockey a "Viernes 13" o la sierra mecánica a "La matanza de Texas".
En general son films bastante entrañables... majos... ninguno es una maravilla, pero cada uno de ellos tiene una serie de ingredientes que los hacen agradables de ver y razonablemente entretenidos. Sin embargo, individualmente tienen rasgos muy característicos, y aquí el menda se va a tomar la molestia de comentarlos.
PHANTASMA: Todos sabemos el hit que supuso esta peli en su época. La clave de tal éxito yo la atribuyo a que resultaba genuinamente aterradora. Vamos, que daba miedo. ¿Cómo?, esa es la gracia de todo, por lo mal hecha que está. Si la veis con atención, y más si la comparais con las subsiguientes secuelas, "Phantasma 1" es tremendamente acartonada, fria y sintética, de look plano, los actores se mueven casi como robots (a lo que ayuda su look super-hortera, muy de la época) y los diálogos son chorras a muerte, se nota que a Coscarelli le interesaba solo la parte visual. Esa sensación, parece que no, pero termina por volverse inquietante y extraña, lo que sumado a lo rara y confusa que es la trama, gracias a sus continuos delirios, hacen que uno se sienta realmente intranquilo viéndola. Al menos en los primeros visionados. Además, es tope seria.
PHANTASMA 2 (paso de comentar nada sobre la otra "Phantasma 2"): Es completamente evidente que Coscarelli vio "Evil Dead 2" antes de ponerse con su segunda entrega. Al fin y al cabo ambos casos son muy parecidos, largometraje de horror de gran éxito beneficiado por sus propias carencias, tiene secuela tardía en la que se produce un notable cambio estilístico y de tono. Igual que en "Evil Dead 2" (coño, si hasta hay una alusión directa a Sam Raimi!), Coscarelli se deja llevar por el desmadre. La sobriedad de la primera parte desaparece, y entramos en el terreno del látex a tutiplen, el gore, la acción, las macarradas, el humor y en general un rollo mucho más standard, sin el delirio surreal de la primera, aquí repartido en escenas sueltas, pero no en su conjunto. Llama la atención que el chaval prota de la primera es sustituido por el guaperas de James Le Gros, morritos de oro que acabaría inmerso en algunos films prestigiosos. El calvito, Reggie Bannister, comienza a ganar protagonismo. 
PHANTASMA 3: Esta es la única que yo vi en el cine. El actor que encarnara al chaval de "Phantasma 1" retoma la saga (y, más crecido, queda bien lejos del atractivo a lo repollo de Le Gros), pero el verdadero star de esta nueva entrega es Bannister, convertido en todo un héroe y verdadero impulsor del elemento humorístico, que esta vez es mayor que nunca. Se unen al cotarro personajes nuevos, como un irritante chaval que vendría a ser la versión hardcore del de "Sólo en casa". Y mientras, el Hombre Alto, Angus Scrimm, cada día está más y más abuelo. Por su lado, Coscarelli continúa retorciendo los elementos icónicos (los enanos, las puertas interdimensionales y las esferas, a las que solo les falta cantar y bailar).
PHANTASMA 4: Lo primero que uno nota viendo "Phantasma 4" es que Coscarelli cuenta con menos presupuesto que en las dos anteriores. Ello le obliga a contenerse y, por ende, el resultado se asemeja más al film original... sin querer decir ni por un momento que sea el mismo. Bannister tiene alguna secuencia de lucimiento a lo Bruce Campbell, pero poca cosa. El resto es un desvarío total, muy extraño. Llama la atención la cantidad de material descartado del primer film que es utilizado aquí. Angus Scrimm tiene algo más de protagonismo (vemos el pasado del Hombre Alto como un ser bondadoso) y el desenlace es de lo más imprevisto y raro. En realidad es la más floja de todas.

Actualización (27/11/2021)

PHANTASMA 5: Cuando escribí que la cuarta era la más floja, aún no se había estrenado esta quinta parte titulada "Phantasma: Desolación". Se trata, básicamente, de un fan film parido en formato vídeo y dirigido por otro menda. Aquí Coscarelli se limita a las tareas de producción y, en general, dar el visto bueno (¡pues menos mal!). Repiten todos los actores (Angus Scrimm la palmaría poco después) y, en fin, nos sitúan en una especie de ambiente posapocalíptico a la vez que juegan con la idea de que todo podría ser el delirio de un Reggie Bannister ya anciano. Un rollo de tomo y lomo. Una auténtica desgracia. Que colofón más triste para una saga tan maja.
Ah! y todavía no se ha hecho el remake... pero ya dudo que llegue a existir. Mejor, oiga.
Y phin.

domingo, 24 de enero de 2016

LOS FOTOCROMOS DE “PHANTASMA, EL PASAJE DEL TERROR” (EN TRIBUTO A ANGUS SCRIMM)

Hace una semana el Gran Alex Gardés y un servidor de ustedes coincidimos nuevamente bajo un mismo techo y volvió a cargarme las alforjas con más fotocromos (y algún excelso póster), material en sendos casos asombroso y que iré colgando por acá semanalmente, como hasta ahora, vamos.
Para comenzar esta nueva dosis había pensado en otros fotocromos, unos mucho más distinguidos, pero les daremos salida el próximo Domingo, ¿por qué?, pues por la oportunidad que nos brindan los de hoy para lanzar un último adiós al bueno de Angus Scrimm, el “Hombre Alto” de la saga “Phantasma” recientemente fallecido, saga a la que pertenece el título que les brindamos: “Phantasma, el pasaje del terror” o, dicho de otro modo, “Phantasma 3” con, obviamente, el homenajeado en funciones protagoniles y, por ende, notoria presencia en dos de los fotocromos que siguen a estas burdas letras.
¿La peli?. Ya hablé brevemente de ella en su momento, y suficiente hay con eso.
¿el amigo Angus?. Pues no es que fuera un actorazo de variado registro, pero además de su innegable icónica presencia en las “Phantasmadas”, también le recuerdo con cariño parodiando a su personaje emblema en la sanamente idiota “Transylvania Twist”.
En fin, descanse en paz “Hombre Alto”, esperemos que los enanitos babosos no se lo lleven a otra dimensión a currar, y si osan molestarle, bastará con que se ponga en pie, frunza el ceño y grite eso de “Chiiiicoooo!”. Seguro que los insensatos salen escopeteados!.










sábado, 11 de enero de 2025

EL RIESGO DEL VÉRTIGO

Comencé a escribir esta reseña asumiendo que "El riesgo del vértigo" (extraño y retorcido título español para "Deadfall", algo así como "Caída Mortal") era pura consecuencia del éxito de Quentin Tarantino con "Reservoir Dogs", recién iniciados los noventa. De cuando se puso de moda el cine negro protagonizado por villanos "cool" y enrollados. Pero, tras reflexionarlo, me di cuenta que, aunque dicha apreciación podía ser en parte acertada, no se trataba de un pleno. Al fin y al cabo, "El riesgo del vértigo" se hizo en 1993, y el Tarantinismo realmente petó con "Pulp Fiction" en 1994. Hasta cierto punto, y aún manteniendo su deuda con "Reservoir Dogs" -y la idea ya palpitante de que el cine """independiente""" podía ser comercial y violento sin renunciar a cierto prestigio autoral-, la verdadera conexión estaba con otra de las tendencias muy de aquella época en cuanto a ficción cinematográfica: David Lynch, quien revitalizó el cine negro, el thriller, añadiéndole unas gotas de delirio. En ocasiones lo suficientemente controladas como para no enturbiar la trama de base, contándote una historia de gangsters más o menos común en la que, súbitamente, colaba una locura visual o personaje extravagante ("Frank Booth", "Bobby Peru"...), que te descolocaba un poco, pero no lo suficiente como para sacarte de la película, dotándola incluso de cierta gracia extra. Una tendencia a la que muchos se apuntaron, entre ellos Christopher Coppola, sobrino de Francis Ford.
No es la primera vez que asoma por acá. Hablé de él cuando comentamos su largometraje de debut, "Condesa Drácula", y mencioné, regocijantemente, su condición de alumno/amigo del gran George Kuchar. Aquella curiosa pero mediocre película no hizo mucho por su carrera, así pues Christopher acabó recurriendo a lo fácil y, dada su posición, lógico: the family +, supongo, algún contacto por ahí que le ayudara a levantar el nuevo proyecto con el que soñaba. Consecuentemente, y hurgando entre el personal implicado en "El riesgo del vértigo", damos también con Talia Shire, su tía, y, muy especialmente, Nicolas Cage, su hermano.
Retomando aquello de los personajes extravagantes propios del Lynchismo noventero, pal caso tenemos tres ejemplos claros, un villano con una aparatosa y poco creíble mano falsa en forma de amenazadora tijera (al que, graciosamente, da vida el mismísimo Angus Scrimm, "Hombre Alto" en la saga "Phantasma"), un experto jugador de billar de modales exquisitos encarnado por otro coleguita del director, Charlie Sheen (seguido muy de cerca por su hermana Renée Estevez... ambos hijos del protagonista de "Apocalipsis Now"), o aquel al que insufla vida -o debería decir, sobredosis de vida- el hermano de Christopher. No es baladí pues la mención a David Lynch considerando que, parte del prestigio que entonces acarreaba Nicolas se fundamentaba en su papel protagonista para, justo, uno de esos thrillers raros del padre de "Cabeza Borradora", "Corazón Salvaje". Así, contar con él como reclamo sería de cierta ayuda (aunque se tratara de un rol secundario). Claro, ¿cuál es el problema? que Christopher dio carta blanca al actor para que hiciera lo que le diera la santa gana... y ya sabemos lo arriesgado que es eso, comentario muy oportuno considerando el título patrio del film. En "El riesgo del vértigo" Nicolas Cage pierde los papeles que da gusto. Desde la elección de su look, ahí con nariz y moreno de pega, peluquín, bigotillo, gafas de sol y vestuario colorista (no son pocas las ediciones que recurren a una estampa suya sin todos los abalorios, o únicamente un mostacho pintarrajeado, para evitar espantar al posible cliente -ver imagen adjunta-), a, sobre todo, las maneras. Decir histriónico es quedarse corto. Usar la palabra sobreactuado sería un insulto para los sobreactuadores del mundo libre. Nic no se pasa tres pueblos, se pasa tres estados, tres planetas y tres universos. Provocando el ridículo y la vergüenza ajena. Es agotador. Celebré con bailes y cánticos cuando su presencia deja de ser continua. Verlo para creerlo. Lo gracioso del caso es que, tanto gozó desfasando, que en 2017 decidió retomar al personaje para una película ajena titulada "Arsenal". Manda cojones.
Suerte que ahí están un Michael Biehn todavía "biehn" posicionado, el gran James Coburn, Peter Fonda y
 Mickey Dolenz de los "Monkees" -+ los mentados Angus Scrimm / Charlie Sheen- para contrarrestar las psicóticas cucamonas de Nicolas. Por aquello de cerrar el círculo, mentar a Nick Vallelonga, co-guionista, quien se marca un papelillo. Con los años lograría alcanzar el cielo ganando el Oscar por el libreto de la decente -y políticamente correcta- "Green Book".
"El riesgo del vértigo" narra la epopeya de un estafador profesional que, accidentalmente, mata a su padre durante un (que no "de un") golpe. Supuestamente las balas eran de fogueo, pero no. Agonizante, papá le pide que busque a su hermano (tío del prota) y reclame "la tarta". Así pues, el chaval decide hacer realidad el último deseo de su progenitor. Cuando localice al personaje en cuestión, se las verá con su matón de confianza, celoso ante las atenciones que se lleva el recién llegado, y se colará por la seudonovia de aquel. Como resultado, muchos conflictos, algunas muertes y varias sorpresas.
Aunque me sonaba haber leído críticas positivas de "El riesgo del vértigo" -al menos en su día- lo cierto es que, revisando, descubro más bien lo contrario. La tendencia general consiste en ponerla a bajar de un burro. Michael Biehn dice que es lo peor que ha hecho en su vida (¿¿en serio?? permíteme dudarlo). Incluso Christopher Coppola la desprecia y asegura que únicamente se la pone de vez en cuando para descojonarse con el trabajo de su hermano (!!!). Fue tal el desastre financiero, que recomendaron al joven director desaparecer un par de años, por aquello de limpiar su imagen y que Hollywood le retirara de la lista negra. No hizo ni caso, obvio. Y lo celebro. Así, su carrera consiguiente se mantuvo en un razonable tránsito de pura mediocridad, a base de westerns tardíos, alguna película infantil y la que, a día de hoy, sigue siendo la que más curiosidad me despierta, "The Creature of the Sunny Side Up Trailer Park" (algún día caerá) En fin, no sé, a mi "El riesgo del vértigo", consumida sin conocimiento de toda esta mandanga, me gustó y entretuvo. Tampoco veo que sea TAN terrible... salvo por ya saben quien. Pero incluso eso es perdonable... o divertido, según lo vean. Claro que podría estar siendo traicionado por las simpatías que siento hacia Christopher Coppola. No lo niego. Arrastrando el apellido que arrastra, que se haya convertido un poco en la "oveja negra" del clan, algo así como el reverso tenebroso de Sophia Coppola, mola mucho.

jueves, 14 de noviembre de 2013

KILL BOTS

Sin duda, la mejor etapa del amigo Jim Wynorski, fueron los ochenta, valga el tópico y la nostalgia, y mi película favorita de su extensa filmografía es esta “Kill Bots”.
A nuestro país llegó en vídeo gracias a la franquicia española de la “Vestron Vídeo” que al igual que “Lightning Vídeo”, nos abasteció, en territorio bastardo, de muchos clásicos de serie B, hoy imprescindibles históricamente hablando.
Se la conoce también como “Choping Mall”, ya que por lo visto, en el momento de su estreno con “Kill Bots” en el póster, no captó muchos espectadores, por lo que deprisa y corriendo se cambió el título por el de “Choping Mall”, que traducido sería algo así como “centro comercial chungo”, que era más acorde con los tiempos que corrían, dónde lo que de verdad estaba de moda en 1986 era ir al centro comercial. Y así lograron recaudar algo de pasta. No obstante, son muchos los países Europeos a los que la película llegó como “Kill Bots”, el nuestro incluido, y cada póster promocional era más engañoso…en la edición española, vemos una mano zombie robotizada sujetando una bolsa con partes del cuerpo humano en su interior. Bien, pues jamás llegamos a ver esos zombies robotizados en la película,  puesto que los robots asesinos que aparecen, son pequeños robotitos de corte clásico, a lo “Nono” de “Ulises 31” o el robotito de la serie animada de “Los 4 Fantásticos”. No obstante, el resto de carteles son igual de engañosos, variando únicamente la mano robotizada que sujeta la bolsa de partes humanas pero, jamás, apareciendo las pinzas que usan los robots auténticos para sujetar las cosas.
Que el engaño “caratulil” no sea óbice para dejar de ver la película. Con todas sus carencias, sin robots monstruosos, ni partes humanas en bolsas, es harto disfrutable.
La tecnología ha conseguido que se diseñen unos robots para un centro comercial que detendrán a los cacos gracias a un súper ordenador que los controla y que hace distinguir a los trabajadores de los ladrones. La mala suerte quiere que la noche en que debutan estos policías mecanizados, una tormenta joda el ordenador, por lo que los robots fallan, convirtiéndose en asesinos en potencia. Un grupo de jóvenes que se queda dentro del centro comercial celebrando una fiesta, tomará las armas y se enfrentará a ellos, antes de que se cobren más víctimas.
Un divertimento fuera de todo precedente, con un ritmo endiablado y buenos efectos especiales en según que momentos – el reventamiento de cabeza de una de las jovencitas protagonistas, no tiene mucho que envidiar ni a los de “Scanners” ni al de “Maniac”- que además de una duración escueta, como era habitual en estos productos, proporcionan entretenimiento inofensivo y eficaz. No existe película menos pretenciosa que esta.
Desde luego, si Wynorsky es lo que es, es por películas como esta, por la ingenuidad (a la hora de rodar, que no en el resto de los aspectos que supone hacer una película… de hecho decía que si se metió a esto del cine era para hacer pasta y follar… y vaya si lo consiguió) que destila, por lo que hoy es lo que es este hombre, porque lo cierto es que con sus películas actuales, no solo se le ve el plumero, sino que además, las carencias están ahí de forma expresa, por lo que su cine actual ya carece de sentido. Tomen como ejemplo “Pirañaconda”. No así con este “Kill Bots”.
Como curiosidad frikosa, decir que la película entera está llena de pósteres de las films de aquella época en las que Wynorsky o Corman tenían algo que ver, como, reconocibles por mi, “Los Rompecocos”, “La reina de barbaria”, etc, etc…
En el reparto destaca la “Scream Queen” por antonomasia Barbara Crampton, que está especialmente histérica en esta peli, y que nos regala un destete –que era por lo que, primordialmente, se la contrataba- de lo más edificante. Aunque la prota femenina es otra "Scream Queen" de segunda, Kelly Maroney, que actuaba en esta cosa. Así mismo, asoman el careto otros personajes tan cormanianos (no en balde la peli la produce Julie Corman) como Paul Bartel, Mary Woronov, Dick Miller y Mel Welles. También están el gran Gerrit Graham y nada menos que Angus Scrimm. La banda sonora la firma todo un clásico de la serie B/Z, Chuck Cirino.
Muy buena para pasar el rato.

sábado, 7 de mayo de 2016

EL POSTER DE "JAKE SPEED, LA AVENTURA DE ÁFRICA"

Hace una semana murió el actor, productor, guionista y eventual director Wayne Crawford. Antaño en "Aquí Vale Todo" solíamos publicar breves necrológicas cuando fallecía una personalidad del cine que nos mola. Pero dejamos tal práctica porque, en esencia, no somos un blog de noticias. Sin embargo, puntualmente, siendo personajes por los que sentimos especial afecto y a los que se ningunea ya no solo en medios generalistas, sino también en los que están a nuestro mismo nivel, nos gusta comentar algo. Lo hicimos con Robert Z´Dar en formato podcast. Y con Angus Scrimm en formato fotocromo (vale, también el más que reconocido Wes Craven pasó por esa tesitura). Y hoy le toca a Crawford en formato poster. Lo que me va de perlas porque no tenía ni idea de qué hacer con este pedazo de hermoso papel satinado dado que, A, no tenemos los fotocromos de la peli y, B, yo mismo la reseñé a fondo, narrando también lo que supuso para mí en la época.
Y es que decir que ha fallecido Crawford significa no solo decir que se ha ido un tipo ligado a títulos como "Barracuda" o "La noche del cometa", significa también llorar por la muerte de uno de mis héroes de ficción favoritos de la adolescencia, ¡"Jake Speed"!.
Y de "Jake Speed, La aventura de África" es el poster con el que mandamos un afectuoso adiós a este fantástico personaje de serie B, de novela barata, y al tipo que tuvo la sabia idea de darle vida, en carne y papel (ya que fue co-guionista de la empresa, además de co-productor).
Así pues, R.I.P. Sr. Crawford.
R.I.P. "Jake Speed".



sábado, 7 de marzo de 2020

TRUE INDIE

No es que sea fan de Don Coscarelli, ni mucho menos. La única peli suya que poseo legalmente es el primer "Phantasma" y tampoco me vuelve loco, pero le tengo aprecio. A partir de ahí, me hicieron gracia en su día alguna de las secuelas de aquella, pero poca cosa más. Sin embargo, me apasiona leer biografías y autobiografías de gente de cine, especialmente si se dedican a mi género favorito... muy a su pesar. Y sí, me temo que Coscarelli es exactamente como el 95% (el otro 5% pertenece al gran John Carpenter) de los "maestros del horror" que arrancaron durante los años setenta, alguien que dio sus primeros pasos muy muy joven rodando nada menos que un melodrama con padre alcohólico e hijo sufriente. Quería ganarse un respeto desde buen principio, hacer cine de calidad, pero eso no da pasta. Tampoco la dio su siguiente obra, una comedia amable proto-nostálgica titulada "Kenny & Company", así que finalmente se rindió a la evidencia: Hay que facturar una de terror, que son las que funcionan en taquilla. Y joder si funcionó. Pero junto a los billetes verdes viene el encasillamiento por parte de industria y fandom, especialmente estos últimos, que no dejan a sus héroes avanzar y probar cosas distintas. Les aman tanto que les condenan a terminar visitando convenciones, sentándose tras una triste mesa, cobrando por firmar posters y posar en fotos al lado de retardados con sobrepeso. Fatídico día aquel en el que el amor por el cine de terror se convirtió en una religión. Una secta. Muy deprimente.
Pero Don Coscarelli quiere dejar claro que, a pesar de todo, es un tipo feliz y enfoca todos los episodios de su vida con alegría. Incluso los más miserables, como la ocasión en la que se lió a producir de forma totalmente amateur la infame "Phantasm: Ravager". Para otro hubiese sido el último clavo del ataúd, pero no para él, que lo tomó como un regreso a sus felices tiempos de estudiante. Entre medias, pues nos da envidia explicando lo bien que se lo pasó cenando junto a Carpenter, John Landis, Stuart Gordon o Larry Cohen en un encuentro coleguero. Cómo se reunía con Sam Raimi para intercambiar anécdotas. O recurre al socorrido Quentin Tarantino para explicarnos que lo conoció cuando era un pipiolo y aconsejó sabiamente... hasta que el dire de "Malditos Bastardos"  alcanzó cotas demasiado elevadas como para seguir tratando con el bueno de Don Coscarelli. Un cineasta sencillo, que ha sufrido constantemente el rechazo de grandes productoras y, puntualmente, algún festival de renombre, viéndose obligado a buscarse las habichuelas, conseguir la pasta por su cuenta (aunque siempre contó con el apoyo -económico y anímico- de sus generosos padres), tragarse el orgullo innumerables veces, arrastrarse otras tantas y rodar películas desde la independencia más absoluta que, no obstante, suelen tener un acabado harto profesional (un buen título alternativo para el libro, teniendo en cuenta todo lo dicho, sería "True Indie... porque no me quedan más cojones").
Por fortuna, Coscarelli no pierde el tiempo con chorradas. Desde buen principio el libro se centra en la confección de sus películas, de la primera a la última, usando para ello una prosa super-sencilla, sin florituras, ni absolutamente nada que complique o enturbie la lectura. Es cierto que no detalla mucho algunos aspectos de sus rodajes que podrían ser interesantes, pero se centra en otros nada desdeñables y que despiertan una sonrisa. No tenía ni idea que "Beastmaster" himself, Marc Singer, era un auténtico capullo que hizo la vida imposible a su director. Y se/te pone tierno cada vez que habla de sus inseparables Michael Baldwin, Reggie Bannister, Bill Thornbury y Angus Scrimm, al que dedica un muy sentido capítulo. Los llama "phamilia" y, visto lo visto + leído lo leído, no es para menos.
Recomendable.

sábado, 19 de marzo de 2022

FANGORIA FILMS

Tras años dedicados a promocionar y desmenuzar el cine -de terror- creado por otros, la revista "Fangoria" -a la que, a pesar de sus altibajos, tengo en gran estima- se anima a producir su propia mierda recién inaugurados los años 90. Así, bajo el más que obvio nombre de "Fangoria Films", se casca tres largometrajes que me he tomado la molestia de consumir para comentar (a grosso modo) seguidamente (según la fuente, el año de producción varía. Yo me quedo con este orden porque me mola y lo dice Wikipedo):
ODISEA EN EL TIEMPO ("Mindwarp" en v.o.) fue la primera -1990- y se nota. De entrada todo pintaba estupendo: una de terror producida por "Fangoria" con protagonismo de Bruce Campbell y Angus Scrimm. Luego resultó que, narrativamente, estaba más cerca de "Mad Max 2" y Campbell lejos de su aún reciente rol en "Terroríficamente muertos". Sin embargo, vista ayer, confirmo que no está ni tan mal. Tiene su dinamismo y sus buenas dosis de truculencia (cortesía de KNB Group). La movida se sitúa en un futuro pos-nuclear. Los supervivientes más afortunados viven atados a una máquina que les proporciona fantasías estupendas a todas horas. La prota, aburrida, sedienta de aventuras y dispuesta a saber más de su desaparecido padre, sale al exterior donde conocerá a una especie de guerrero errante, serán capturados por una panda de caníbales mutantes y lucharán contra la sangrienta secta de un misterioso gurú. Ya digo, maja. Tiene su gracejo. Dirige Steve Barnett, un especialista en roña directa al video-club por ahí los 90.
En su año -1991- consideré LOS HIJOS DE LA NOCHE ("Children of the night" en v.o.) la mejor de las "Fangoria movies". Revisada ayer, no alcanzo a comprender qué motivó dicha apreciación. Esta vez la cosa va de vampiros. Dos adolescentes liberan a uno muy chungo que vive bajo el agua con los pulmones fuera del cuerpo -una idea original- y convertirá a todo el pueblo en chupasangre, menos a una de las chavalillas. Será un profe el encargado de salvarla y destruir al monstro. Una de las cosas que me gustaron de "Los hijos de la noche" fue su tendencia a marear mucho la cámara y dotar al conjunto de un aire visualmente grotesco (será porque, pa variar, el dire tenía tablas: Tony Randel, responsable la segunda entrega de "Hellraiser", "Amityville 1992" y "Ticks"), pero ahí queda todo. En cuanto al resto, podríamos decir que no hay una historia propiamente dicha (solo una combinación de momentos) y el gore es el más escaso de la trilogía. En el reparto, una Karen Black haciendo la vampira (con lo poco que le gustaba que se la asociara al terror, debería estar contentísima), el hijo de Dom DeLuise, la hija de uno de los "Monkees" y Garrett Morris (lo viste en "The Stuff / In-Natural" echando yogur mutante por la boca). Muuuuuuy flojita.
PLASMA MORTAL ("Severed Ties" en v.o.) fue la última -1992-. Supongo que por entonces el dinero y el talento disponibles escaseaban, lo que le pasa mucha factura. Cuenta la historia de un científico que crea un plasma capaz de regenerar piel y carne humanas, lo que le proporcionará un brazo monstruoso con el que vengarse de aquellos que le dieron mala vida, es decir, mamá y su pretendiente. A estos los interpretan un Oliver Reed en horas bajas y una Elke Sommer en horas bajísimas. Del reparto restante destacan Johnny Legend y un reincidente Garrett Morris. ¿La peli? telefílmica y deprimente hasta decir basta. Y aburrida, claro, pero eso lo damos por sentado. Los mediocres trucajes de KNB Group no desentonan. Y el gore, del montón. Lo único chulo es el nombre del director, Damon Santostefano. Lo demás, olvidable hasta la amnesia.
Tal y como habrán deducido, la cosa no funcionó demasiado bien y "Fangoria Films" bajó persiana. Tiempo después se animó a retomar un poco el tema, pero sin implicarse en exceso. Reeditaron títulos ajenos descatalogados, recopilaron cortos de los fans, bla, bla y bla. Hasta que, no hace demasiado (y, supongo, motivados por la fatídica llegada de herramientas digitales capaces de abaratar la confección de peliculismos), se animaron otra vez a producir roña propia, dando como resultado mediocridades nostálgicas ("VFW"), insípidas comedias ("Porno") o absolutas aberraciones inmisericordes (el remake de "Un castillo alucinante". De verdad, espantoso). Vamos, que lo de facturar cine no es lo suyo. Mejor limitarse a la revista (o a la página web, cuanto menos) que de pelis terroríficas en el peor de los sentidos vamos ya sobrados.

lunes, 16 de enero de 2012

WISHMASTER

Si algo bueno tiene "Wishmaster" es que parece... no, parece no, ES una peli hecha por fans del género directa para fans del género. O por lo menos, por gente que lo respeta y sabe perfectamente cómo alimentar a su fiel seguidor. Y yo eso, amiguitos, lo agradezco.
A causa de una serie de variados infortunios, un enorme ópalo de fuego cae en manos de una moza. Resulta que dentro del pedrusco vive atrapado un Djinn o, lo que es lo mismo, un genio cuyo único fin es salir y dominar el planeta. Nuestra prota deberá hacerle frente y pararle los pieses.
Uno de los aciertos de "Wishmaster" (desconozco si realmente original, pero al menos yo entonces aún no lo había visto) es la idea del genio concededor de deseos como ente malvada y que otorga lo que le piden de modo siempre muy mal intencionado y pernicioso. Resulta especialmente divertido ir descubriendo a lo largo de la película cómo el Djinn putea a la peña convirtiendo sus sueños en pesadillas. Este mismo es otro punto a favor del pitote al interpretarlo con mucho gracejo y carisma Andrew Divoff (es tal la coña que incluso en un momento dado, y antes de cometer una fechoría, lanza una mirada directa y cómplice al espectador). Al mejunje hay que añadir unos efectos especiales dignos e imaginativos (en este apartado nos encontramos con el también director Gary J. Tunnicliffe y el mítico Screaming Mad George) y mucho gore bien jugoso, aunque no especialmente traumático gracias a su abierta pátina fantasiosa y exagerada, que lo hace tan disfrutable como inofensivo.
Cuidao, no digo que "Wishmater" sea un joyón del copón, hay numerosos momentos para el ridículo absoluto, sustos baratos a mansalva y no menos ingredientes risibles, como las muecas de la actriz protagonista, algunos gestos del mismo Djinn o mi instante favorito, cuando este exclama con voz cavernosa: "¡Pues a la mierda!". Sin embargo, nada de todo esto molesta realmente, tal vez por lo que decía de que la peli es un regalo para los fans del terror menos exigentes y con más sentido del humor, o simplemente gracias a su espíritu festivo, la absoluta falta de pretensiones y que, ¡coño!, entretiene lo suyo. La historia está lo suficientemente bien hilvanada como para no aburrirnos.
Dirige Robert Kurtzman, antiguo integrante del reputado clan de efectos especiales KNB Group y director de pelis como "Enterrado Vivo" o "The Rage" (quien se marca un cameo como víctima decapitada). Produce/apadrina un Wes Craven en la cresta de la ola -en cuanto a popularidad- de su tormentosa carrera, habiendo dirigido un año antes la exitosa "Scream". Entre actores principales, secundarios y cameos, nos vemos cara a cara con Robert "Freddy" Englund, Kane "Jason" Hodder, Tony "Candyman" Todd, el eterno secundario de culto George Buck Flower, Ted Raimi (hermano de Sam), Angus "El hombre alto" Scrimm (como narrador), Reggie "Phantasma" Bannister, Howard Berger (del grupo KNB), Joseph "El día de los muertos" Pilato y Dan "Terroríficamente muertos" Hicks. El guionista, Peter Atkins, tiene en su haber títulos como "Hellraiser 2, 3 y 4" o "El puño de la estrella del norte". La música la firma Harry "Viernes 13" Manfredini. La canción final es de "Motorhead". Y hay aparición especial para la legendaria publicación "Psychotronic Video"... lo que yo decía, del fan para el fan.
Muy al contrario de lo expuesto hasta el momento, las secuelas dejaron bastante que desear. "Wishmaster 2", más cutre y barata, la dirigió un acabadísimo Jack Sholder y aún tenía la suerte de contar con Andrew Divoff en el rol de genio, algo de lo que no pueden presumir ni la tercera, ni la cuarta entregas, más enfocadas al público adolescente idiotizado por el mismo terror-poppy que, justamente, puso de moda Wes Craven.