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lunes, 23 de marzo de 2009

PHANTASMADAS

Tal y como ya anuncié en su momento, ahí va un repaso completo -pero dinámico- a la saga "Phantasma", compuesta por cinco títulos (y cuidao que, cómo no, se están mirando lo del remake), todos ellos con Don Coscarelli a la batuta y con el mismo reparto... bueno, salvo un pequeño desliz en la segunda parte que luego comentaré. Vamos, que canta a la legua que estas pelis están hechas entre amigos.
Todas ellas giran en torno al Hombre Alto, criatura llegada de otra dimensión con un único fin: esclavizar a nuestros muertos, y al trio de héroes (uno de ellos en forma espectral) que le persiguen e intentan acabar con sus diabluras.
Verlas seguidas resulta bastante curioso. Por un lado por el lógico envejecimiento de los actores, por otro los desvaríos que Coscarelli se saca de la manga con tal de seguir la narración (porque todas van pegadas cola con cola) y así mismo las alegres mutaciones que sufren algunos aspectos icónicos del film madre, destacando las famosas esferas voladoras, que son a "Phantasma" lo que la máscara de hockey a "Viernes 13" o la sierra mecánica a "La matanza de Texas".
En general son films bastante entrañables... majos... ninguno es una maravilla, pero cada uno de ellos tiene una serie de ingredientes que los hacen agradables de ver y razonablemente entretenidos. Sin embargo, individualmente tienen rasgos muy característicos, y aquí el menda se va a tomar la molestia de comentarlos.
PHANTASMA: Todos sabemos el hit que supuso esta peli en su época. La clave de tal éxito yo la atribuyo a que resultaba genuinamente aterradora. Vamos, que daba miedo. ¿Cómo?, esa es la gracia de todo, por lo mal hecha que está. Si la veis con atención, y más si la comparais con las subsiguientes secuelas, "Phantasma 1" es tremendamente acartonada, fria y sintética, de look plano, los actores se mueven casi como robots (a lo que ayuda su look super-hortera, muy de la época) y los diálogos son chorras a muerte, se nota que a Coscarelli le interesaba solo la parte visual. Esa sensación, parece que no, pero termina por volverse inquietante y extraña, lo que sumado a lo rara y confusa que es la trama, gracias a sus continuos delirios, hacen que uno se sienta realmente intranquilo viéndola. Al menos en los primeros visionados. Además, es tope seria.
PHANTASMA 2 (paso de comentar nada sobre la otra "Phantasma 2"): Es completamente evidente que Coscarelli vio "Evil Dead 2" antes de ponerse con su segunda entrega. Al fin y al cabo ambos casos son muy parecidos, largometraje de horror de gran éxito beneficiado por sus propias carencias, tiene secuela tardía en la que se produce un notable cambio estilístico y de tono. Igual que en "Evil Dead 2" (coño, si hasta hay una alusión directa a Sam Raimi!), Coscarelli se deja llevar por el desmadre. La sobriedad de la primera parte desaparece, y entramos en el terreno del látex a tutiplen, el gore, la acción, las macarradas, el humor y en general un rollo mucho más standard, sin el delirio surreal de la primera, aquí repartido en escenas sueltas, pero no en su conjunto. Llama la atención que el chaval prota de la primera es sustituido por el guaperas de James Le Gros, morritos de oro que acabaría inmerso en algunos films prestigiosos. El calvito, Reggie Bannister, comienza a ganar protagonismo. 
PHANTASMA 3: Esta es la única que yo vi en el cine. El actor que encarnara al chaval de "Phantasma 1" retoma la saga (y, más crecido, queda bien lejos del atractivo a lo repollo de Le Gros), pero el verdadero star de esta nueva entrega es Bannister, convertido en todo un héroe y verdadero impulsor del elemento humorístico, que esta vez es mayor que nunca. Se unen al cotarro personajes nuevos, como un irritante chaval que vendría a ser la versión hardcore del de "Sólo en casa". Y mientras, el Hombre Alto, Angus Scrimm, cada día está más y más abuelo. Por su lado, Coscarelli continúa retorciendo los elementos icónicos (los enanos, las puertas interdimensionales y las esferas, a las que solo les falta cantar y bailar).
PHANTASMA 4: Lo primero que uno nota viendo "Phantasma 4" es que Coscarelli cuenta con menos presupuesto que en las dos anteriores. Ello le obliga a contenerse y, por ende, el resultado se asemeja más al film original... sin querer decir ni por un momento que sea el mismo. Bannister tiene alguna secuencia de lucimiento a lo Bruce Campbell, pero poca cosa. El resto es un desvarío total, muy extraño. Llama la atención la cantidad de material descartado del primer film que es utilizado aquí. Angus Scrimm tiene algo más de protagonismo (vemos el pasado del Hombre Alto como un ser bondadoso) y el desenlace es de lo más imprevisto y raro. En realidad es la más floja de todas.

Actualización (27/11/2021)

PHANTASMA 5: Cuando escribí que la cuarta era la más floja, aún no se había estrenado esta quinta parte titulada "Phantasma: Desolación". Se trata, básicamente, de un fan film parido en formato vídeo y dirigido por otro menda. Aquí Coscarelli se limita a las tareas de producción y, en general, dar el visto bueno (¡pues menos mal!). Repiten todos los actores (Angus Scrimm la palmaría poco después) y, en fin, nos sitúan en una especie de ambiente posapocalíptico a la vez que juegan con la idea de que todo podría ser el delirio de un Reggie Bannister ya anciano. Un rollo de tomo y lomo. Una auténtica desgracia. Que colofón más triste para una saga tan maja.
Ah! y todavía no se ha hecho el remake... pero ya dudo que llegue a existir. Mejor, oiga.
Y phin.

domingo, 24 de enero de 2016

LOS FOTOCROMOS DE “PHANTASMA, EL PASAJE DEL TERROR” (EN TRIBUTO A ANGUS SCRIMM)

Hace una semana el Gran Alex Gardés y un servidor de ustedes coincidimos nuevamente bajo un mismo techo y volvió a cargarme las alforjas con más fotocromos (y algún excelso póster), material en sendos casos asombroso y que iré colgando por acá semanalmente, como hasta ahora, vamos.
Para comenzar esta nueva dosis había pensado en otros fotocromos, unos mucho más distinguidos, pero les daremos salida el próximo Domingo, ¿por qué?, pues por la oportunidad que nos brindan los de hoy para lanzar un último adiós al bueno de Angus Scrimm, el “Hombre Alto” de la saga “Phantasma” recientemente fallecido, saga a la que pertenece el título que les brindamos: “Phantasma, el pasaje del terror” o, dicho de otro modo, “Phantasma 3” con, obviamente, el homenajeado en funciones protagoniles y, por ende, notoria presencia en dos de los fotocromos que siguen a estas burdas letras.
¿La peli?. Ya hablé brevemente de ella en su momento, y suficiente hay con eso.
¿el amigo Angus?. Pues no es que fuera un actorazo de variado registro, pero además de su innegable icónica presencia en las “Phantasmadas”, también le recuerdo con cariño parodiando a su personaje emblema en la sanamente idiota “Transylvania Twist”.
En fin, descanse en paz “Hombre Alto”, esperemos que los enanitos babosos no se lo lleven a otra dimensión a currar, y si osan molestarle, bastará con que se ponga en pie, frunza el ceño y grite eso de “Chiiiicoooo!”. Seguro que los insensatos salen escopeteados!.










miércoles, 18 de marzo de 2009

ESCUELA DE SUPERVIVENCIA

Don Coscarelli, creador y director de "Phantasma", cuenta con una película no demasiado conocida y de la que raramente se habla. Figura entre "Phantasma 2 y 3" y se titula "Survival Quest", "Escuela de Supervivencia" en estos lares.
Dos escuelas de supervivencia, una en plan paramilitar y hardcore y la otra más campestre y cumbayá, coinciden en un bosque. Como era de esperar, los "malos" harán la puñeta a los "buenos"... y como era de esperar, el conflicto se agravará y estallará la violencia.
Don Coscarelli se apunta al cine "tipo Deliverance" con un film que, como queda bien patente en el párrafo anterior, todo en el es terriblemente previsible, está totalmente atado a fórmulas y los clichés andan a su antojo a lo largo del metraje. Los paramilitares son durísimos y medio psicópatas, la otra panda la conforman una niña pija y un delincuente juvenil rebelde que, ¡¡siiiiii!!, acabarán liados. Un abuelo con ganas de superación... un negro... en fin... y todos, incluso el más inútil, tendrá su momento de lucimiento. "Escuela de Supervivencia" es pura moralina barata, fábula de campamentos con moraleja, y todo ello enfocado de un modo aplastantemente inocente y chorra. De domingo por la tarde en Tele Cinco. El forzadísimo happy end resulta tan pretendidamente épico como absolutamente ridículo.
En el reparto destacan muchas caras conocidas, Lance Henriksen, Mark Rolston (lo recordaba como el preso violador de "Cadena Perpetua"), Steve Antin (uno de los gamberros de "Los Goonies"), Traci Lind (la chica en "Noche de miedo 2"), Dermot Mulroney (el novio deseado de "La boda de mi mejor amiga") o Catherine Keener (actualmente una respetadísima actriz que has visto en "Capote", "Virgen a los 40", "Asesinato en 8mm", "Johnny Suede"......). También tiene un breve papelillo el inconfundible Reggie Bannister, ¡¡¿cómo que quién?!!, ¡el calvito de la saga "Phantasma"!.
Vale, que sí... que es ochentera y video-clubera... que es del Coscarelli... que sale el Henriksen... pero a mi me ha costado tragarla entera (por feo que suene).

jueves, 16 de junio de 2011

PHANTASMAGORIA

"Phantasmagoria" es un entretenido documental en el que se analiza, recuerda y repasa, obvio es, la saga "Phantasma" ( a la que yo mismo dediqué un completo -y escueto- notable recorrido hace un tiempo).
Bien, ya sabéis en qué consisten estos inventos, entrevistas a todos los implicados (director y actores principales, los chicos de los efectos especiales, etc), secuencias extraídas de los films originales y material visual tan curioso como imágenes de los diversos rodajes, unas tomadas en Super 8, otras en vídeo. El ritmo de todo el mejunje es acelerado y muy dinámico, arrancando por las primeras y desconocidas películas de Don Coscarelli (a las que se les dedica poco tiempo, la verdad), pasando por el gen del primer film de la franquicia (fascinante hecho el de que su director se encerrara varios días en una solitaria y destartalada cabaña en la montaña para escribir el guión), los problemas que Coscarelli tuvo en la segunda cuando le impusieron a otro actor para el rol protagonista, las quejas de los fans respecto al excesivo tono humorístico de la tercera entrega y deteniéndose demasiado a profundizar en la que hace cuatro, última hasta la fecha (y peor). Tanto es así que llegué a dudar de si "Phantasmagoria" no sería en realidad un gran escaparate para promocionarla... pero no, ya que los separan nada menos que siete años.
Agradezco que cuando se habla de la segunda entrega no se pase por alto lo que es un hecho: la gran influencia que "Evil Dead 2" (o "Terroríficamente muertos") tuvo en su confección. No se esputa de modo oficial, pero es evidente... entre otras cosas porque ambas usaron el mismo equipo de efectos de látex, el mismo decorador y.... bueno, que Sam Raimi hace un cameo en la peli, aunque sea de modo indirecto. De hecho, en general se ignoran las probables influencias, y es una pena, porque estos datos resultan siempre interesantes. Las que no se salvan son las diferentes esferas que aparecen a lo largo de los cuatro films, acto obligado teniendo en cuenta su condición icónica con respecto a la serie.
Pues eso, que salvo la parte dedicada a "Phantasma 4", en general se trata de un documental de lo más divertido y entrañable de ver, recomendado tanto a fans de la franquicia como amantes del fantástico en general. Su director es Jake West, que cuando se mete a dirigir "ficción" hace cosas tan malas como "Evil Aliens" o "La venganza del infierno". Mejor que se dedique únicamente a documentar el trabajo de otros.

martes, 8 de septiembre de 2009

HELLMASTER

La primera vez que supe de esta peliculilla fue leyendo "Fangoria", en su edición española (Luis Vigil mediante). No se por qué, pero me llamó la atención. Sin embargo, he tenido que "esperar" 16 años para verla... y una vez más, como suele ser habitual y acorde al infastuoso terror de los 90, la decepción ha sido notable.
John Saxon interpreta a un científico loco que, tras 20 años de haberla armado gorda experimentando con una droga rara en un insti, vuelve para seguir con sus travesuras. Un periodista que perdió a su mujer en aquella ocasión, e interpreta David Emge del "Dawn of the dead" original, será el que le plante cara con una ballesta armada de jeringuillas.
Bueno, pues para poder explicaros todo esto, necesité cerca de 60 minutos de peli. Que sea culpa de la incapacidad del director por narrar con solvencia o de mi perrería a la hora de seguir una historia retorcida, lo dejo a vuestro criterio. Lo que sí está claro es que "Hellmaster" resulta muy mediocre y aburrida, a pesar de que se esfuerza por destacar del montón, aportando material estéticamente llamativo y narrativamente surreal y/o inquietante que recuerda a "Phantasma", "Pesadilla en Elm Street" y un David Lynch tirando a torpe. Encima, está plagado de absurdas rayadas filosóficas sobre dios y su puta madre.
Vamos, que si en estos 16 años la raza humana hubiese desaparecido de la faz de la tierra víctima de un cataclismo -yo incluido- con la consiguiente imposibilidad de ver "Hellmaster"... no hubiera pasado nada.

viernes, 2 de enero de 2015

BLOODY BLOODY BIBLE CAMP

No hay mayor enemigo para el cine de terror que el propio fan medio del cine de terror. Al fan le gusta mucho este “Bloody Bloody Bible Camp” ( a mí me gusta pronunciar este título… ¡que musicalidad!) y “Bloody Bloody Bible Camp” se caga en el “Slasher” y en los demás sub géneros. No obstante, igual que los fans americanos lo flipan con esta mierda de película, los de aquí, si esta llegara a nuestro mercado, la sacarían en procesión  como los católicos a la virgen y, a buen seguro, formaría parte de sus estúpidas preferencias. La película es tan repugnante, que incluso tiene su propia edición de VHS para los coleccionistas yankies. No se puede ser más chachi… y esnob. Indirectamente, es una consecuencia de toda esa basura creada por Tarantino y Rodríguez, y que ahora los paletos veintentones españoles que ven cine de terror conocen como “Grindhouse” (gracias a dios que como todas las modas, esta ya está pasando).
Ya saben entonces que pasa con esta película ¿no? mucho gore y cachondeo. Pero mal servido. Y peor mezclado… esto que tan delirante quiere parecer, es más aburrido que una carta de ajuste.
Y es una lastima, porque, sin embargo, la idea de una monja con máscara de diablo que masacra jóvenes en un campamento para adolescentes católicos puede tener su gracia si se hubiera llevado a través de otros derroteros. Pero no, se opta por el cachondeo y la saturación de los colores para darle a la peli un tono festivo, y un falso look ochentero para homenajear (cuando las películas de terror de aquella época eran todas deprimentes y paupérrimas visualmente).
El cerebro tras esto es Vito Trabucco, director que por lo visto, si le das cuatro pesetas, te vuelve con una vistosa película que triplicará su presupuesto a base de beneficios, y que tiene a todo el fandom USA en el bolsillo, cosechando, en consecuencia, unas críticas favorables, que hacen reforzar este estilo que desarrolla. A mí me parece una puta mierda. Atractiva, porque a mí en principio me llamó la atención, pero luego, este tono complaciente con el fan retarded y ese cachondeo tan tonto, me provocan el más feroz de mis rechazos.
En los años setenta, en un campamento católico, una monja psicópata dio matarile a una serie de campistas que estaban practicando sexo. En los años ochenta, el campamento es conocido por los alrededores como “Bloody Bloody Bible Camp” debido a aquella matanza, y ahora la historia se va a repetir en un grupo de campistas comandados por el padre Richard. Así que vemos dos veces lo mismo…
Tras una puesta en escena prometedora de un cuarto de hora en la que, mientras vemos los créditos vemos como los primeros campistas van siendo masacrados por esta monja, pasamos a los años ochenta, y ahí ya la película se vuelve espantosa. Si algo podíamos destacar de ella es el gore, que resulta efectivo, pero una vez entrados en situación y hasta la recta final de la película, esta se desarrolla como comedia, con los campistas y el cura haciendo cosas supuestamente graciosas –el concurso para ganar una Biblia en español- pero que en absoluto funciona, porque el tal Trabucco, curtido, por supuesto, en el cine de terror, es incapaz de elaborar un solo buen gag o una sola situación cómica, por lo que la película cae en saco roto. Un espanto, un despropósito. Luego, ya si, hace acto de presencia la monja asesina que se cepillará al personal, sin más. Pues se termina la película, te quedas igual, y encima enfureces. Y me da rabia porque luego es cierto que el look del asesino es de lo más molón… y si la película fuera un “Slasher” serio, o no tan autoparódico, resultaría de lo más impactante, pero….. Pero es tan poco original…. Tan poco osado… con decir que la película tiene hasta la intervención de Ron Jeremy ¡¡Como montones de películas malas de terror!! Hasta para eso es poco original el colega. 
Una manera de definir lo que es “Bloody Bloody Bible Camp” sería “Los Albóndigas meets Viernes 13 para retrasados”.
La película, que en un alarde de velocidad fue rodada en tan solo diez días, tiene en el reparto  a rostros punteros dentro de la serie B, como puedan ser Reggie Bannister, conocido por la saga de “Phantasma” y visto en infinidad de películas en roles minúsculos, aquí es el padre Richard, protagonista absoluto de la peli.  Tim Sullivan, director de “2001 Maniacos”, “2001 Maniacs: Fields od Screams”o algún segmento de “Chillerama”, es también productor de infinidad de productos pequeños de terror, sin ir más lejos, el que nos ocupa y  tendría un papel de reparto e interpretaría a la monja “Slashística” del póster. El resto del reparto, carece de importancia. Como la película misma.
En cuanto a Trabucco, a razón de peli por año, saborea las mieles, y nos traerá más basura de este porte. No voy a ver ni una más.

jueves, 27 de diciembre de 2018

S&MAN

Ya he comentado en otras ocasiones lo mucho que me fascinan las convenciones dedicadas al cine de terror que se celebran en Estados Unidos. Ese mundo plagado de actores en decadencia y aficionados que graban sus propias películas con la cámara de vídeo y tienen la oportunidad no solo de venderlas, también de convertirse en pequeñas estrellas. Es lo que se ha dado en llamar el "underground horror". Siempre me ha molestado mucho que se use la palabra "underground" para definir un tipo de producto acomodado que no busca nuevas vías de expresión ni es, simple y llanamente, libre. Obras que se aferran a las convenciones del cine standard. Incluso el llamado mainstream. Y especialmente a los dogmas del género del terror. Con su inicio, desarrollo y final, sus planos perfectamente académicos y sin el mínimo riesgo creativo. Eso para mí NO es "cine underground". Aunque puedo tolerar ese subapartado referido estrictamente al terror como un universo paralelo donde el fan de Jason Voorhees, "La matanza de Texas" y "Phantasma" puede acceder a un tipo de producto audiovisual que los grandes estudios, e incluso muchas compañías supuestamente más modestas como "Blumhouse", nunca le darían y donde podrá encontrar material extremo. Violencia brutal. Gore a raudales. Y sexo enfermizo. Esta es otra vertiente tan fascinante como inquietante. Que haya fans del género que se dejen los ahorros en pequeñas producciones caseras cuyo único reclamo sea ver cómo chicas de grandes pechos son asesinadas de formas cruentas. En ocasiones hablamos de auténticos vídeos fetichistas generosos en sordidez, como los del veterano y famoso sello "W.A.V.E. Productions" regentado por Gary Whitson. Mediometrajes y largometrajes grabados según las más elementales leyes de la creatividad audiovisual (es decir, planos generales y poca cosa más) en los que se muestran chicas siendo estranguladas, recibiendo balazos en zonas concretas del cuerpo (incluidas vaginas castigadas por los rayos surgidos de unas manos monstruosas ¿?) y siendo electrocutadas, de manera que al sacudir sus cuerpos nos recreamos a cámara lenta en el zarandeo de las ubres. Muy alucinante, más si tenemos en cuenta que mucho de este material está hecho por encargo. Es decir, la fórmula secreta del éxito de Whitson es que te ofrece la oportunidad de que mandes un guión con lo que quieres ver y ellos te lo producen, por lo que la veda queda abierta para que todo aquel tarado y pervertido pueda plasmar en imágenes y con chicas de carne, hueso y silicona su fantasía más retorcida.
A J.T.Petty toda esta morralla le flipaba tanto como a mí, por lo que decidió dedicarle un documental. O, mejor dicho, una docu-ficción. Para ello se puso a recorrer convenciones en busca del más retorcido "underground horror". Y aunque uno de los creadores a los que entrevista es el mismo Gary Whitson, prefiere centrarse en otros tres personajes, Bill Zebub, Fred Vogel y Eric Rost. Algo que no deja de resultar curioso si tenemos en cuenta que Petty es un profesional respetado, especialmente gracias a su primera obra,"Soft for Digging", seguida por títulos como "Mimic 3: El guardián", "The Burrowers" o "Hellbender".
Las intervenciones de Bill Zebub, videoasta del que hemos hablado largo y tendido, son las más divertidas del documental, tanto por las declaraciones que esputa ("Mírame ¿Tengo aspecto de saber hacer una película?") como por el momento en el que le vemos grabar uno de sus proyectos. A Fred Vogel le conoceréis por sus famosas e infames "August Underground", supuestos y muy verosímiles vídeos caseros perpetrados por un asesino en serie. Confieso que nunca me ha apetecido ver ninguna de ellas a pesar de que no me han faltado oportunidades. En cuanto a Eric Rost, pues ahí entramos en el apartado "ficción". Petty juega con una idea que no por manida resulta menos escalofriante, ¿y si uno de estos tipos fuese un auténtico psicópata y sus grabaciones caseras crímenes reales?.
Conocemos al tal Eric vendiendo
en las convenciones sus dvd's bajo mano. "S&Man" es el título genérico y en todos ellos acosa a una chica grabándola en vídeo mientras camina por la calle. Luego se cuela en su casa para practicarle vudú. Y finalmente la secuestra y la mata delante de la cámara. Ni que decir que el actor elegido para interpretar al tipo encaja muy bien en el aspecto del típico "nerd" regordete que vive en el sótano de casa de su madre y asegura que ver esos vídeos es un pequeño desahogo para aquellos que, como él, no tienen demasiado éxito con las chicas. Ya del todo metidos en lo propiamente peliculero, la obsesión de Petty por saber más del chaval y su "obra" acabará irremediablemente en tragedia.
A la par que todo esto se desarrolla, "S&Man" reflexiona sobre el "placer" de visionar imágenes de violencia extrema y misoginia,
con ayuda de algunos especialistas no excesivamente brasas, tocando incluso temas como el "snuff" o los vídeos de ejecuciones confeccionados por terroristas. El resultado final es bastante entretenido y sobre todo interesante. J.T. Petty sabe integrar muy bien la ficción dentro del meollo y recrear a la perfección, y de manera muy perturbadora, esos supuestos crímenes auténticos que presenciamos.
Y sí, al terminar te haces unas cuantas preguntas y te replanteas algunas cosas.
Recomendable.

sábado, 30 de julio de 2011

EQUINOX

Lean atentamente: Un grupo de jovenzuelos se dirigen a una cabaña en el bosque, habitada por un profesor que está traduciendo un antiguo libro. Al leerlo, se abre un pasaje al infierno, por el que comienzan a salir extrañas criaturas y entes que van poseyendo a los muchachos. Les suena, ¿verdad?. Pero no, no estoy hablando de esa masterpiece titulada "Posesión Infernal", estoy hablando de "Equinox", curioso film rodado más de diez años antes que el clásico de Sam Raimi. Y es que "Equinox" no solo se ha convertido en un cult-film por ese motivo, también por otros muchos igualmente jugosos.
Originalmente lo rodó el año 1967 como mediometraje estudiantil un ambicioso/joven Dennis Muren, devoto del fantástico y el stop-motion que acabaría currando en títulos de tanta solera como "La guerra de las galaxias", "Encuentros en la tercera fase", "El retorno del Jedi", "Terminator 2" o la reciente "Super 8" y ganando algunos Oscars. Ahí es nada. Para la ocasión, contó con otros colegas suyos que, como él, con el paso de los años tendrían mucho que aportar al cine en cuanto a efectos especiales se refiere: Dave Allen (habitual de los productos "Empire") y Jim Danforth ("Furia de Titanes", "La Cosa", "En los límites de la realidad", "El día de los muertos", "Commando" o "El príncipe de las tinieblas"). Encima, como asistente de cámara nos topamos con Ed Begley Jr., el reconocible actor rubio que acompañaba a Jeff Goldblum en "Transylvania 6-5000".
Total, que dadas las circunstancias, y el bajo presupuesto, "Equinox" no quedó ni tan mal. Tanto es así que fue adquirida por una compañía para su comercialización (y actualmente luce en un lujoso dvd de "Criterion", sello especializado en pelis de "cualité" y arte y ensayo!!!!). El problema estaba en la duración, así que contrataron a un habitual técnico de efectos de sonido (también con lustroso curriculum), de nombre Jack Woods, quien se encargó de rodar y, ya de paso, protagonizar material nuevo. La chungo es que, finalmente, la peli se estrenó en 1970 y Woods figuraba como único director, relegando a Dennis Muren a funciones de productor y efectos especiales. Por cierto, su distribuidor no fue otro que Jack H. Harris, famoso por producir el original "The Blob". "Equinox" es en esencia un producto totalmente amateur y casero. Los efectos especiales, a base de criaturas animadas mediante stop-motion, son crudos y sangrantemente artesanos, lo que, por otro lado, le confiere mucho encanto. Los actores son bastante malos, y hay unos cuantos suculentos momentos para el cachondeo (sobre todo cuando el jeta de Jack Woods acerca sus morritos al objetivo de la cámara). En cuanto al parecido con "Posesión Infernal" (e incluso "Terroríficamente muertos" y "El ejército de las tinieblas"), se trata de algo totalmente casual según han afirmado Sam Raimi y Tom Sullivan. Y sí, superado el susto inicial de la trama, en realidad guardan muy poco parecido... pero algo hay, incluso ciertas resoluciones visuales o momentos tan reconocibles como cuando los jovenzuelos, sentados en círculo, leen lo que el profesor ha escrito sobre el misterioso libro. O la secuencia en la que una de las chicas es poseída y ataca a otra, con la imposibilidad de detenerla por parte de uno de los mozos. Claro que "Posesión Infernal" no es la única... también el "Phantasma" de Don Coscarelli guarda cierto parecido, sobre todo en el momento en que los chavales encuentran una entrada a otra dimensión -descubierta alargando el brazo que desaparece en la nada-, una dimensión filmada con filtro rojo y que nos muestra a un grupo de monjes encapuchados andando por parajes desérticos. ¿Suena, eh?.
Sin embargo, dejando de lado parecidos, nombres famosos, amateurismo y cultos varios, hay que reconocer que "Equinox" es, como dicen en la misma peli, "heavy stuff"... traducido en los subtítulos como "Un coñazo".

lunes, 5 de mayo de 2014

VIVIR RODANDO

Todos sabemos que durante los abominables años 90 el cine alcanzó cotas de mierdismo nunca vistas. Y siempre solemos recurrir a la coletilla de que el más sufriente fue el género de mis amores, el terror. Descarao... pero hubo más. La otra cinematografía que se fue al gerete de forma definitoria durante tan diabólica década fue el absurdamente llamado cine independiente. Hasta la llegada del puto Tarantino, su "Reservoir Dogs" y la repugnante gentuza de "Miramax", el cine "indie" no solo no se llamaba así, sino que lo conformaban películas genuinamente libres rodadas con poca pasta y en las que, ciñéndonos  a la rama más "artística", cualquier atisbo de "cine de género" puro y duro quedaba bien lejos de los intereses y las intenciones de sus creadores. Gracias al éxito de Tarantonto, y Robert Rodriguez aprés, el cine “indie" se convirtió en un género en si mismo, una etiqueta a la que los estudios y demás corporaciones podían recurrir para atraer a un tipo de audiencia no exprimida hasta entonces (aquella que se cree más inteligente y mejor porque ve películas independientes… cuando, solo por ello, está demostrando ser más retrasada que un cholo poligonero). También comenzó a llenarse de pistolas y ultra-violencia (algo muy efectivo de cara a la posible taquilla) y adquirió un lenguaje más propio del "exploitation", solo que disfrazado de "cool". La oleada de películas independientes que se aferraban a esos esquemas fueron legión, dando pie al nacimiento y expansión de auteurs tan oportunos y oportunistas como el insufrible Gregg Araki, por decir uno.
La prueba del grado de auto-consciencia del mal llamado cine “indie", de su condición de nuevo género con sus propias reglas, la tenemos en "Vivir Rodando" ("Living in Oblivion" en v.o.) que, para más inri, viene protagonizada por un rostro de lo más habitual en ese gueto, Steve Buscemi (uno de los "Reservoir Dogs", ¡ups!) y dirigida por la versión "fácil" de Jim Jarmusch, Tom Di Cillo, cuyo film de debut era, pues eso, una peli de Jarmusch (con especial fijación en "Vacaciones permanentes") destinada a escolapios y espectadores habituados a las multi-salas y con protagonismo de todo un guaperas que acabaría petándolo, Brad Pitt, "Johnny Suede". No es casual, Di Cillo fue director de fotografía en los primeros films del cineasta del pelo blanco.
Todo esto que digo no es necesariamente malo... pero tampoco creo que sea cine "indie". Otra evidencia la tenemos en lo poco que DiCillo tardó en confeccionar su primer título pretendidamente "mainstream" y la notoria hostia que se metió ("Una rubia auténtica"). Entre medias facturó algunas comedias dramáticas más (repasando su filmografía he recordado "Box of moonlight", que mi cerebro había relegado a un rincón desde que la consumí en el cine... por algo será) para, finalmente, verse condenado a dirigir de modo exclusivo series de televisión a troche y moche como "Monk", "Ley y orden: acción criminal" o "Chicago fire". Resumiendo, Tom DiCillo representa el "bluff" del cine mal llamado "indie" de los 90. Es su viva materialización en carne y pelo.
"Vivir rodando" narra las trifulcas del rodaje de una película "indie" de bajo presupuesto, con sus problemas técnicos y humanos. Todo ello enfocado de modo esencialmente humorístico y levemente dramático. That´s it.
Lo que decía, cine "indie" hablando de las entrañas del cine "indie", de sus miserias y dificultades. Todo muy acorde a la mentalidad que predominaba en los 90 en los pasillos de "Sundance": Hollywood es el gran malo de la función. Es decir, todos aspiramos a llegar allí, pero hasta que lo consigamos, es el malo. "Vivir rodando" se divide en unos pocos segmentos que, por aquello de ser un mínimo arty, se suponen sueños y terminan/enlazan con metafóricas puertas que se abren y cierran. Bien, uno de esos segmentos narra cómo un guaperas de Hollywood, actor de éxito que ha accedido a salir en una peli modesta en busca de prestigio, es la fuente de los conflictos a base de divismo y de querer interferir creativamente (¿puya de DiCillo a Pitt?). Muy de manual. Al repollo en cuestión lo interpreta un adecuado James Le Gros (protagonista de "Phantasma: el regreso") y en un momento dado confiesa que si se metió en ese berenjenal fue porque se pensaba que el director era como Quentin Tarantino. Fijaos hasta qué punto el "indiesmo" era ya algo establecido y digerido, que se recurre a sus "nombres de peso" para marcarse una coñeta.
Por esa misma regla de tres, otro de los cineastas del gremio parodiados, muy de moda en los 90, es David Lynch. Sin embargo, el momento en cuestión proporciona una de las mejores... er.... no, la mejor escena de toda la película. Se supone que nuestros protagonistas están rodando un sueño. Una chica vestida de novia en una habitación pintada de ¿naranja? dice "Estoy tan hambrienta…". Entonces se abre una puertecita de marco torcido y sale un enano con smoking que sujeta una manzana y da vueltas alrededor de la chavala. Gracioso, pero no tanto como cuando la "persona pequeña" (el hoy reputado actor Peter Dinklage gracias a "Juego de tronos" y su papel en la esperada "X-Men: días del futuro pasado") se cabrea y le echa al aspirante a gran director, Buscemi, una bronca, una de lo más inspirada en la que se ríe de la manía de cierto sector del cine artístico por incluir enanos en sus escenas oníricas para dárselas de raro y que termina con una brillante frase: "¡Nadie sueña con enanos, ni tan siquiera yo sueño con enanos!". Solo por los 2 o 3 minutos que dura este discurso, merece la pena ver "Vivir rodando". Yo me partí de risa cuando la consumí en un mini-cine con cuatro gatos más y el otro día, revisándola en dvd.
¿El resto?, bueno, pasable. La mayoría de salidas humorísticas o gags son muy facilones, algo infantiles y previsibles. DiCillo se esfuerza en crear personajes carismáticos que dejen huella, como el cámara "Lobo", pero no lo consigue. Por aquello de que quede clara su condición de película "indie", entremezcla color con blanco y negro. En los sueños las imágenes de la vida real son blanco y negro, y la peli que están rodando es color. Luego, ocurre justamente lo opuesto. Imagino que hay alguna intención metafórica y metafísica en todo ello... o no, tal vez solo sea una pijadilla estética muy propia de la superficialidad y la artificiosidad de este cine "indie" de mentirijillas. Junto al gag del enano, lo mejor de toda la puta peli es su -se supone que- moraleja final, en la que, tras miles de problemas y dificultades, logran rodar entera una escena gracias a la espontaneidad, a la improvisación y a la creación pura “in situ”, tirando guión y preparativos por la borda. Estoy muy a favor de eso... claro que, una vez más, todo es fachada ya que para hacer su película, Tom DiCillo se aferró al guión como un pajillero se aferra a su castigado micro-pene. Y quien lo ponga en duda, que se agencie de la biblioteca del barrio el dvd editado por el "Fnac" y se mire los extras, donde encontrará una curiosa proyección festivalera en la que, posteriormente, actor y director comentan cosillas de la película.
Aunque tal vez lo más clarificador sea escuchar las palabras del responsable de organizar el evento, que trata a "Vivir rodando" casi de obra de arte minoritaria comparándola con uno de los clásicos de Fellini, por aquello de que también son artísticos y minoritarios. Ta claro, también las películas de Fred Olen Ray las ve poca gente y no por eso se parecen a "8 y medio". Eso sí, termina soltando la puya a la película de Hollywood de rigor, que no es otra que "El proyecto de la bruja de Blair" que entonces lo estaba petando en las taquillas del planeta. Bien, es una comparación un poco injusta, ¿no créeis?. De hecho, me parece a mi que es fruto de la pura, dura y vil envidia. "Blair" era una película parida con menos medios que "Vivir rodando" y mucho más arriesgada, revolucionaria y poco complaciente en su estética. Cámara en mano, vídeo y ni una gota de gore. ¿Qué culpa tuvo ella de conectar con las audiencias masivas y cosechar tanto éxito?, ¿de que a sus creadores se les ocurriera una ingeniosa táctica promocional (o la copiaran -mejorándola- a "The last Broadcast")?, ¿hay que condenarla por eso?, ¿es porque pertenece al terror, el género "maldito" por excelencia?. Pues oigan, no sé yo qué decirles, porque al fin y al cabo la peli de Tom DiCillo no es más que una comedieta amable y muy simplona perfectamente digerible por un público poco exigente. Ni es rompedora, ni es diferente, ni es artística, tampoco es que sea una mierda, entretiene lo justo y te hace sonreír (salvo la escena del enano, que ahí te ríes a gusto). Una peli muy acomodaticia que te deja igual, se olvida con facilidad y no supera la barrera del tiempo (es muy de su época).... cosas estas impropias de lo que debería ser un cine genuinamente libre y personal.

sábado, 5 de marzo de 2022

SCREAM 2022

Cuando me enfrento a la enésima entrega -tardía y motivada por la nostalgia más mercantilista- de un film de mi género favorito, tiendo a deglutir todas las pelis precedentes, en orden, antes de llegar a la más reciente. Es un juego divertido que incluye ver evolucionar la historia y envejecer a los personajes / actores. Procedí así con la saga "Saw", por ejemplo. Ahora, con el lanzamiento de la nueva "Scream" (la quinta, aunque no lo ponga en el título), me animé a repetir la hazaña. Vi las cuatro previas. A una por día. La intención original consistía en escribir sobre todas. Un repaso escueto, pero conciso, como el que en su día dediqué a "Phantasma". El problema es que, a rasgos generales, las "Scream" movies no me inspiraron ni una sola línea. Seloplico...
Nunca he sido fan de la saga. Reconozco que el primer "Scream" -que vi en su día en el cine- dispone de un sutil encanto. Es razonablemente entretenida. Un genuino film de terror. Las tonterías posmodernas y auto conscientes aún suenan algo novedosas. Y se ciñe con bastante dignidad al modelo slasher. Es cierto que sus tics noventeros irritan (ese reparto repleto de niños guapos, blanquitos y ricos, la sobre iluminación, la ausencia de genuinos elementos exploitation), pero incluso, vistos hoy, tienen su gracia. Así que esta puedo tolerarla. Sin embargo, las consiguientes continuaciones son terriblemente malas. De la segunda a la cuarta. En muchos casos casi parecen telefilms. Y ni siquiera de terror. Da la sensación que en cualquier momento, en cualquiera de ellos, entrará en escena Angela Lansbury.
Tal vez por eso afronté este "Scream 2022" con desgana (aunque curiosidad). Y, tal vez, esa es la razón por la que me sentó mejor. O quizás sea, simplemente, una buena película, lista para ver y olvidar. 
La cuestión es que entramos en el terreno de lo que, en la misma trama, califican de "recuela". Es decir, un remake disfrazado de secuela tardía y que incorpora personajes avejentados de los films "antiguos". En este caso Neve Campbell, David Arquette, una feísima Courtney Cox (da grima compararla con la versión monísima y pizpireta que aparecía en "Masters del universo") y Skeet Ulrich. Podríamos añadir también a Marley Shelton, que salía en la cuarta. Estos se entremezclan con los personajes nuevos, una panda de jovenzuelos no excesivamente repugnantes (y donde, por supuesto, caben un gay, una lesbiana y uno de piel tirando a oscura). Juntos tendrán que descubrir la identidad del nuevo Ghostface, al que le ha dado por asesinar peña relacionada con aquellos que murieron en las pelis previas. Los crímenes son un pelín más gráficos de lo que la franquicia nos tenía acostumbrados (¡¡han tenido que pasar 26 años para ello!!). Y, esto sí sorprende, la figura del psycho-killer resulta más amenazante que nunca. Impone, a pesar de lucir el disfraz reglamentario que todos conocemos. Eso significa que, por primera vez, alguien ha sabido filmarlo debidamente. ¿Tal vez el problema que tenían los "Scream" precedentes era.... Wes Craven? Al fin y al cabo, ya entonces encajaba como un guante en el rol de "cineasta maduro hastiado de su vinculación con el género". En esta ocasión no dirige por razones obvias, de eso se encargan Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, responsables de una peli que parece gustar a todo el mundo menos a mi, "Noche de bodas". Tampoco el guion es de Kevin Williamson, sino de  James "Zodiac" Vanderbilt y Guy Busick quien, por cierto, ha escrito la nueva "Destino Final". Ambos se aferran bien fuerte, y con delectación, a los tropos de la franquicia. Si en las entregas previas se hacían "discursos" -tirando a críticos- sobre la nueva tendencia en cine de terror del momento, ahora toca meterle un -merecido- cachete a esa cosa aburrida y pedante que algunos llaman "terror elevado" (la única que me funciona del pack es "Midsommar"). Luego, la "friki" del grupo (que pal caso folla con otros coños, todo un cambio) suelta un "speech" muy logrado, y perfectamente medido, sobre el mentado fenómeno de la "recuelas". Uno que encaja mucho y muy bien en lo que cuenta la misma "Scream 2022".
Pues lo dicho, una cosa más o menos entretenida. Nada que nos haga vibrar, ni saltar del sillón (salvo algunos sustos que te funcionarán si no estás muy puesto en estas lides). Pero se deja ver y, sobre todo, devuelve cierta "dignidad" a la saga, una que no lucía desde 1996.

sábado, 27 de junio de 2020

MALEVOLENCE 3: KILLER

Sorprende, y no para bien, el caso de esta tercera y -al menos de momento- última entrega de la saga "Malevolence". Después de los notorios resultados de la segunda parte, desconcierta presenciar un auténtico paso atrás. Da la sensación que Stevan Mena (más pluriempleado que nunca: director, guionista, productor, editor y compositor de la banda sonora) hiciera un poco lo que Don Coscarelli cuando no consigue levantar el proyecto que quiere: Recurrir a aquella franquicia que sabe le funciona a la hora de atraer la atención de inversores, prensa y público. Sin importar si el presupuesto es menor, mucho menor, y si los medios y actores con los que ahora cuenta quedan por debajo del título precedente. En el caso de Coscarelli es "Phantasma", en el de Mena es "Malevolence". Y con ambos ejemplos, hablamos de un modo muy poco lustroso de jorobar tu propio legado.
"Malevolence 3: Killer" arranca justo donde terminaba la primera (no olvidemos que la segunda era una precuela). El asesino escapa de aquellos que quieren matarle y se dirige a su antiguo hogar, que ahora habitan un oportuno grupo de preciosas estudiantes a las que no les importa pasearse con poca ropa. Todo ello a la par que el "Dr.Loomis" de rigor lo persigue y, en el camino, se topa con la abuela del psycho killer, a la que da vida en plan guiño tremendo Adrienne Barbeau. ¿El resto? Pues unos cuantos crímenes y poco más.
Así pues, estamos ante un auténtico regreso al slasher más ortodoxo, y además de verdad, perfectamente recreado y sin odiosas postmoderneces. Por ejemplo, las escenas de asesinatos son intensas, sí, pero sin perder las formas, sin excesos, que es un mal muy común de todas aquellas pelis que se venden como homenajes a los clásicos. Sin embargo, eso que para muchos de ustedes puede ser una aspecto positivo, a mi ya no me vale. He deglutido demasiados slashers en mi vida como para encontrarle algo especial a este, tan aferrado a los dogmas del subgenero. Su misma cualidad es a la vez su mayor enemigo. Al menos no es tan aburrida como la primera entrega, aunque sí denota una cuantiosa falta de medios. Se ve un pelo más cutre.
Solo para fieles a la saga o adictos al slasher sin posibilidad de redención. Me quedo con "Bereavement". Pero de largo.
Si Mena fuese un tío listo, no haría una cuarta.

sábado, 7 de marzo de 2020

TRUE INDIE

No es que sea fan de Don Coscarelli, ni mucho menos. La única peli suya que poseo legalmente es el primer "Phantasma" y tampoco me vuelve loco, pero le tengo aprecio. A partir de ahí, me hicieron gracia en su día alguna de las secuelas de aquella, pero poca cosa más. Sin embargo, me apasiona leer biografías y autobiografías de gente de cine, especialmente si se dedican a mi género favorito... muy a su pesar. Y sí, me temo que Coscarelli es exactamente como el 95% (el otro 5% pertenece al gran John Carpenter) de los "maestros del horror" que arrancaron durante los años setenta, alguien que dio sus primeros pasos muy muy joven rodando nada menos que un melodrama con padre alcohólico e hijo sufriente. Quería ganarse un respeto desde buen principio, hacer cine de calidad, pero eso no da pasta. Tampoco la dio su siguiente obra, una comedia amable proto-nostálgica titulada "Kenny & Company", así que finalmente se rindió a la evidencia: Hay que facturar una de terror, que son las que funcionan en taquilla. Y joder si funcionó. Pero junto a los billetes verdes viene el encasillamiento por parte de industria y fandom, especialmente estos últimos, que no dejan a sus héroes avanzar y probar cosas distintas. Les aman tanto que les condenan a terminar visitando convenciones, sentándose tras una triste mesa, cobrando por firmar posters y posar en fotos al lado de retardados con sobrepeso. Fatídico día aquel en el que el amor por el cine de terror se convirtió en una religión. Una secta. Muy deprimente.
Pero Don Coscarelli quiere dejar claro que, a pesar de todo, es un tipo feliz y enfoca todos los episodios de su vida con alegría. Incluso los más miserables, como la ocasión en la que se lió a producir de forma totalmente amateur la infame "Phantasm: Ravager". Para otro hubiese sido el último clavo del ataúd, pero no para él, que lo tomó como un regreso a sus felices tiempos de estudiante. Entre medias, pues nos da envidia explicando lo bien que se lo pasó cenando junto a Carpenter, John Landis, Stuart Gordon o Larry Cohen en un encuentro coleguero. Cómo se reunía con Sam Raimi para intercambiar anécdotas. O recurre al socorrido Quentin Tarantino para explicarnos que lo conoció cuando era un pipiolo y aconsejó sabiamente... hasta que el dire de "Malditos Bastardos"  alcanzó cotas demasiado elevadas como para seguir tratando con el bueno de Don Coscarelli. Un cineasta sencillo, que ha sufrido constantemente el rechazo de grandes productoras y, puntualmente, algún festival de renombre, viéndose obligado a buscarse las habichuelas, conseguir la pasta por su cuenta (aunque siempre contó con el apoyo -económico y anímico- de sus generosos padres), tragarse el orgullo innumerables veces, arrastrarse otras tantas y rodar películas desde la independencia más absoluta que, no obstante, suelen tener un acabado harto profesional (un buen título alternativo para el libro, teniendo en cuenta todo lo dicho, sería "True Indie... porque no me quedan más cojones").
Por fortuna, Coscarelli no pierde el tiempo con chorradas. Desde buen principio el libro se centra en la confección de sus películas, de la primera a la última, usando para ello una prosa super-sencilla, sin florituras, ni absolutamente nada que complique o enturbie la lectura. Es cierto que no detalla mucho algunos aspectos de sus rodajes que podrían ser interesantes, pero se centra en otros nada desdeñables y que despiertan una sonrisa. No tenía ni idea que "Beastmaster" himself, Marc Singer, era un auténtico capullo que hizo la vida imposible a su director. Y se/te pone tierno cada vez que habla de sus inseparables Michael Baldwin, Reggie Bannister, Bill Thornbury y Angus Scrimm, al que dedica un muy sentido capítulo. Los llama "phamilia" y, visto lo visto + leído lo leído, no es para menos.
Recomendable.

sábado, 18 de abril de 2015

DIGGING UP THE MARROW

¿Nunca te has preguntado donde van a ir a parar los recién nacidos deformes?. William Dekker, detective retirado, lleva años investigando y lo sabe. Habitan bajo tierra y tiene localizada la entrada de su escondrijo situada en un viejo cementerio. Para documentar la terrible verdad se pone en contacto con el cineasta "cult" especializado en terrores Adam Green, autor de pelis como "Frozen" o la saga "Hatchet", quien decide apuntarse al sarao, sobre todo a partir de la noche en la que ve con sus propios ojos una de esas criaturas. La cosa se va convirtiendo en obsesión, a pesar de que su mujer no anda nada contenta y su equipo le recrimina que pierda el tiempo con chorradas, hasta que un día comienza a sospechar que todo es una estafa, una tomadura de pelo, por lo que decide visitar él solo (y su cámara) la siniestra fosa supuestamente habitada por monstruos. Mala idea.
"Digging up the marrow" es la más reciente película de, sí, ese Adam Green del que hablaba más arriba. Y, como veis, se trata de un concepto muy interesante que recuerda vagamente al de "La nueva pesadilla" de Wes Craven. Cine dentro del cine. Es por ello que Green se interpreta a sí mismo, algo que también hace su (ex) mujer (que pa algo es actriz), el cámara, el montador y algunos rostros populares en sendos cameos muy agradecidos. Por ejemplo, están Don Coscarelli (el otro amigo de Víctor), el inevitable Lloyd Kaufman, Tony Todd y en apartados más destacados Kane Hodder (gracioso verle no-reaccionar frente a las imágenes del primer monstruo. Muy en su línea) y especialmente Tom "Noche de miedo" Holland y Mick "unpocodetodo" Garris, que son quienes más se prestan a la broma. Si algo te preguntas durante el visionado de la película es "¿Por qué el detective no recurre a un director más famoso que Adam Green?". Y ahí está la coña, cuando el cineasta lo comenta con Holland y Garris, estos le tratan de idiota y le cuentan que el tipo ya les vino a ellos (y a Landis, y Carpenter, y Del Toro...) con la misma historia, solo que no le hicieron ni puto caso. Un gag que parece un corto de colegas improvisado (ejem...), algo que me moló mucho, ¿pa qué negarlo?. Por lo demás, y sin salirnos de terreno puramente friquista, tenemos un auténtico festival de camisetas ("Phantasma", "Evil Dead" y muchas de las pelis del mismo Green) y toda la saga de "Viernes 13" en vhs asentada en una estantería.
Cabe decir que estamos ante una combinación bastante curiosa de "found footage" y "mockumentary". Incluso se permiten unas cuantas coñas al respecto, como cuando Adam Green exclama: "¡Esto no es un found footage, es un... footage footage!". O la fobia a los infrarrojos del cámara, que evita usarlos a lo largo de la peli, aunque la oscuridad sea total y absoluta.
La trama se va desarrollando básicamente a base de diálogos y diálogos, centrándose en la relación de Green y el detective, interpretado por el carismático y veterano Ray Wise (especialmente famoso por la serie "Twin Peaks"). Y dadas las circunstancias, no se hace la cosa demasiado pesada, la pareja tiene feeling y se tira bastante del humor sin resultar demasiado cafre. Cuando llegan las pinceladas de terror y monstruosidades, pues bueno, no funcionan demasiado en el apartado miedo/sustos. En cuanto a los efectos especiales, se agradece que tiren más de látex que de CGI, reducido este último a lo mínimo, aunque los monstruos se ven igualmente bastantes cutres. Esto no debería importar por el rollo nostálgico, de que sean trucos físicos y no píxeles, pero el supuesto realismo pseudo-documentalista de la propuesta no casa bien con todo ello. Tal vez el más efectivo sea el "cabeza de payaso", pero pa entender esta parte de la reseña tendréis que ver la película.
El desenlace está a la altura de la mayoría de found footages... te deja un poco en plan "po fale".
En fin, no es una mierda, se aguanta bien y tiene su gracejo, sin ser nada del otro jueves... algo que, a la larga, tampoco es tan malo.

sábado, 9 de julio de 2022

ZOMBIE COP

El cop titular se enfrenta cara a cara con un temible traficante de día, brujo vudú de noche. Durante la trifulca "mueren" los dos... no antes de que el brujo lance una maldición al otro. Pasadas unas horas, revivirán y, básicamente, seguirán donde lo dejaron.
La primera vez que tuve noticia de esta... cosa, fue en las páginas de mi querida "Mad Movies". Salía publicado una especie de pre-cartel -el que aquí les dejo- cuyos elementos nada tendrían que ver con el producto acabado. Ni en la tipografía del título, ni el look del policía muerto viviente, ni siquiera esa ambientación "noir" con fulana buenorra, hotel sórdido y tal. Me fascinó y no tardó nada en formar parte de mis obsesiones. Poco sabía entonces que aquello era una idea del temible David DeCoteau siguiendo la ya clásica estrategia de "cúrrate un título chulo, con su póster no menos chulo, lánzalo y a ver qué pasa. Si lo merece, ya me buscaré la vida para hacer la película, invirtiendo el menor capital -y talento- posible/s" Pal caso el encargo recayó nada menos que en J.R.Bookwalter, por entonces asociado con el director de "Dreamaniac" (lo que dio pie a su primer atentando compartido, "Robot Ninja"). DeCoteau le cedió 5.000 dólares para la gestación de dos películas, "Kingdom of the vampire" y "Zombie Cop". Ambas se iban a parir en escasos días y, por supuesto, formato vídeo. Pero del de 1991. Así las cosas, Bookwalter pilló su equipo de Super-VHS, su Commodore Amiga 2000 (con el que solía currarse todos los feos gráficos de sus trabajos) y parte de la peña que le ayudó en la peli del ninja robótico. Grabaron en el propio apartamento del director (de ahí que aparezcan tantísimos pósters de producciones DeCoteau/Bookwlater, así como otras de Charles Band y colegas), el colmado familiar (cosa delatadísima nada más ver la marquesina) y allá donde les dejaran. Una vez terminada, se lanzó al mercado del vídeo junto a la mentada "Kingdom of the vampire" y pasó... pues lo que tenía que pasar.
Antes de seguir, es importante aclarar que el propio J.R. firma el desastre con el seudónimo de Lance Randas (aunque podría haberlo hecho en una segunda edición remasterizada, no la original) y que soltó declaraciones como estas: "Es un mal vídeo casero que nunca tendría que haber visto la luz". Más claro, el agua. Le doy toda la razón. "Zombie Cop" es un mojón de mucho cuidado... aunque, honestamente, no esperaba otra cosa. J.R.Bookwalter me cae bien. Respeto bastante lo que ha hecho a lo largo de su carrera. En cierto modo puede incluso despertar nuestra admiración. Pero también es verdad que el tipo no tiene lo que se dice mucho talento. Jamás ha facturado nada ni medianamente digno. Si encima nos enteramos que, durante la gestación de ambos largometrajes, fue "Kingdom of the vampire" el que se llevó más atenciones y mayores esfuerzos, pues entonces quedan perfectamente justificadas todas las carencias de "Zombie Cop", que van desde actores absolutamente negados, terribles, al más mínimo sentido de nada... sea ritmo, sea comedia voluntaria (atención al tipo que da vida a un árabe con una enorme toalla de baño mal puesta sobre la cabeza), sea suspense, sea acción, sea violencia, sea truculencia. Todo esto destaca especialmente en el tramo final, el -por llamarlo de alguna manera- clímax. Imaginen como será que, aún tratándose de una larga persecución, primero a pata (es absolutamente descojonable ver al poli zombie y al del vudú recorrer un parque infantil y cruzar entre los columpios y toboganes como si fuesen obstáculos difícilmente superables) y luego en coche, el resultado carece de la nimia emoción y, básicamente, aburre hasta las cabras. No ayudan nada esos puñetazos incapaces de impactar donde deben, el patosismo general en las "escenas de riesgo" y la música de teclado "Casio" repetitiva y rayante.
Un auténtico desastre, en mayúsculas, que aunque no salvaría ni el mismísimo Jesuscristo con un improbable milagro, sí reserva pequeñas curiosidades. Tenemos sendos cameos (el propio Bookwalter viendo y disfrutando de "Robot Ninja" en una tele -¡ah, era él!- y David DeCoteau como conductor pillado en medio de la "persecución"), muchos rostros reincidentes (los dos delincuentes que intentan atracar el colmado son los mismos pandilleros que salían en "Robot Ninja", hasta el extremo de vestir exactamente igual) y las inevitables citas/robos a "Robocop", "Terminator", "Phantasma" (Una de las favoritas de Bookwalter. El cementerio donde revive el prota se llama igual que en la peli de Coscarelli) y "Maniac Cop" (el look de "Zombie Cop" es extremadamente deudor de este) Detalle especialmente gracioso si tenemos en cuenta que aquellos "hipsters" y "esnobs" capaces de defender productos indefendibles como "Zombie Cop" -¡que los hay! especialmente en estos tiempos de tanta pose y tanta estupidez- tiran del discurso anti-Hollywood para reivindicar su condición "independiente y facturada con amor" (sí, ¡¡muchísimo!!), cuando justamente es de la meca del cine de donde se fusilan la mayoría de sus "ideas".
En los créditos finales lanzan una puyaza a Dr.Cyclops, el célebre reseñador de novedades videográficas de la revista "Fangoria" al que se la tenían jurada todos estos pelacañas porque solía soltar dolorosas verdades como puños sobre sus infrapelículas. Verdades como que "Zombie Cop" es una pedazo de ñorda inmisericorde... pero sabía que escribir sobre ella iba a ser la mar de divertido.

sábado, 11 de enero de 2025

EL RIESGO DEL VÉRTIGO

Comencé a escribir esta reseña asumiendo que "El riesgo del vértigo" (extraño y retorcido título español para "Deadfall", algo así como "Caída Mortal") era pura consecuencia del éxito de Quentin Tarantino con "Reservoir Dogs", recién iniciados los noventa. De cuando se puso de moda el cine negro protagonizado por villanos "cool" y enrollados. Pero, tras reflexionarlo, me di cuenta que, aunque dicha apreciación podía ser en parte acertada, no se trataba de un pleno. Al fin y al cabo, "El riesgo del vértigo" se hizo en 1993, y el Tarantinismo realmente petó con "Pulp Fiction" en 1994. Hasta cierto punto, y aún manteniendo su deuda con "Reservoir Dogs" -y la idea ya palpitante de que el cine """independiente""" podía ser comercial y violento sin renunciar a cierto prestigio autoral-, la verdadera conexión estaba con otra de las tendencias muy de aquella época en cuanto a ficción cinematográfica: David Lynch, quien revitalizó el cine negro, el thriller, añadiéndole unas gotas de delirio. En ocasiones lo suficientemente controladas como para no enturbiar la trama de base, contándote una historia de gangsters más o menos común en la que, súbitamente, colaba una locura visual o personaje extravagante ("Frank Booth", "Bobby Peru"...), que te descolocaba un poco, pero no lo suficiente como para sacarte de la película, dotándola incluso de cierta gracia extra. Una tendencia a la que muchos se apuntaron, entre ellos Christopher Coppola, sobrino de Francis Ford.
No es la primera vez que asoma por acá. Hablé de él cuando comentamos su largometraje de debut, "Condesa Drácula", y mencioné, regocijantemente, su condición de alumno/amigo del gran George Kuchar. Aquella curiosa pero mediocre película no hizo mucho por su carrera, así pues Christopher acabó recurriendo a lo fácil y, dada su posición, lógico: the family +, supongo, algún contacto por ahí que le ayudara a levantar el nuevo proyecto con el que soñaba. Consecuentemente, y hurgando entre el personal implicado en "El riesgo del vértigo", damos también con Talia Shire, su tía, y, muy especialmente, Nicolas Cage, su hermano.
Retomando aquello de los personajes extravagantes propios del Lynchismo noventero, pal caso tenemos tres ejemplos claros, un villano con una aparatosa y poco creíble mano falsa en forma de amenazadora tijera (al que, graciosamente, da vida el mismísimo Angus Scrimm, "Hombre Alto" en la saga "Phantasma"), un experto jugador de billar de modales exquisitos encarnado por otro coleguita del director, Charlie Sheen (seguido muy de cerca por su hermana Renée Estevez... ambos hijos del protagonista de "Apocalipsis Now"), o aquel al que insufla vida -o debería decir, sobredosis de vida- el hermano de Christopher. No es baladí pues la mención a David Lynch considerando que, parte del prestigio que entonces acarreaba Nicolas se fundamentaba en su papel protagonista para, justo, uno de esos thrillers raros del padre de "Cabeza Borradora", "Corazón Salvaje". Así, contar con él como reclamo sería de cierta ayuda (aunque se tratara de un rol secundario). Claro, ¿cuál es el problema? que Christopher dio carta blanca al actor para que hiciera lo que le diera la santa gana... y ya sabemos lo arriesgado que es eso, comentario muy oportuno considerando el título patrio del film. En "El riesgo del vértigo" Nicolas Cage pierde los papeles que da gusto. Desde la elección de su look, ahí con nariz y moreno de pega, peluquín, bigotillo, gafas de sol y vestuario colorista (no son pocas las ediciones que recurren a una estampa suya sin todos los abalorios, o únicamente un mostacho pintarrajeado, para evitar espantar al posible cliente -ver imagen adjunta-), a, sobre todo, las maneras. Decir histriónico es quedarse corto. Usar la palabra sobreactuado sería un insulto para los sobreactuadores del mundo libre. Nic no se pasa tres pueblos, se pasa tres estados, tres planetas y tres universos. Provocando el ridículo y la vergüenza ajena. Es agotador. Celebré con bailes y cánticos cuando su presencia deja de ser continua. Verlo para creerlo. Lo gracioso del caso es que, tanto gozó desfasando, que en 2017 decidió retomar al personaje para una película ajena titulada "Arsenal". Manda cojones.
Suerte que ahí están un Michael Biehn todavía "biehn" posicionado, el gran James Coburn, Peter Fonda y
 Mickey Dolenz de los "Monkees" -+ los mentados Angus Scrimm / Charlie Sheen- para contrarrestar las psicóticas cucamonas de Nicolas. Por aquello de cerrar el círculo, mentar a Nick Vallelonga, co-guionista, quien se marca un papelillo. Con los años lograría alcanzar el cielo ganando el Oscar por el libreto de la decente -y políticamente correcta- "Green Book".
"El riesgo del vértigo" narra la epopeya de un estafador profesional que, accidentalmente, mata a su padre durante un (que no "de un") golpe. Supuestamente las balas eran de fogueo, pero no. Agonizante, papá le pide que busque a su hermano (tío del prota) y reclame "la tarta". Así pues, el chaval decide hacer realidad el último deseo de su progenitor. Cuando localice al personaje en cuestión, se las verá con su matón de confianza, celoso ante las atenciones que se lleva el recién llegado, y se colará por la seudonovia de aquel. Como resultado, muchos conflictos, algunas muertes y varias sorpresas.
Aunque me sonaba haber leído críticas positivas de "El riesgo del vértigo" -al menos en su día- lo cierto es que, revisando, descubro más bien lo contrario. La tendencia general consiste en ponerla a bajar de un burro. Michael Biehn dice que es lo peor que ha hecho en su vida (¿¿en serio?? permíteme dudarlo). Incluso Christopher Coppola la desprecia y asegura que únicamente se la pone de vez en cuando para descojonarse con el trabajo de su hermano (!!!). Fue tal el desastre financiero, que recomendaron al joven director desaparecer un par de años, por aquello de limpiar su imagen y que Hollywood le retirara de la lista negra. No hizo ni caso, obvio. Y lo celebro. Así, su carrera consiguiente se mantuvo en un razonable tránsito de pura mediocridad, a base de westerns tardíos, alguna película infantil y la que, a día de hoy, sigue siendo la que más curiosidad me despierta, "The Creature of the Sunny Side Up Trailer Park" (algún día caerá) En fin, no sé, a mi "El riesgo del vértigo", consumida sin conocimiento de toda esta mandanga, me gustó y entretuvo. Tampoco veo que sea TAN terrible... salvo por ya saben quien. Pero incluso eso es perdonable... o divertido, según lo vean. Claro que podría estar siendo traicionado por las simpatías que siento hacia Christopher Coppola. No lo niego. Arrastrando el apellido que arrastra, que se haya convertido un poco en la "oveja negra" del clan, algo así como el reverso tenebroso de Sophia Coppola, mola mucho.

sábado, 23 de marzo de 2013

ALIANZA MACABRA / THE MANGLER

Que tiempos aquellos en los que las respectivas carreras de Tobe Hooper y Stephen King estaban en pleno apogeo y a algún tio listo se le ocurrió que ya era hora de que uniesen fuerzas. Hooper aún arrastraba su "Matanza de Texas" (de la que únicamente habían pasado cinco años) y King iba a ser adaptado por segunda vez tras la estupenda "Carrie". Les hablo de 1979 y de "Salem´s Lot" o "El misterio de Salem´s Lot" o el infame "Phantasma 2" que, tratándose de un producto destinado a la caja tonta, y sin ser ni mucho menos la repolla, sí cumplía unos mínimos (incluso para alguien tan poco amigo de los vampiros como yo). A mediados de los temibles 90, con el terror sufriendo una de sus peores épocas, a otro tío -no tan- listo se le ocurrió que sería buena idea reunir de nuevo a Hooper y King en los roles de adaptador/adaptado tras tantos años desde aquel lejano "momento de gloria" (vale, en "Sonámbulos" habían vuelto a coincidir, pero sin lengua). Claro que entonces las carreras de ambos estaban ya bastante tocadas. El cineasta había rodado la infame "Combustión espontánea" y unos cuantos productos televisivos de menor calado, y el escritor pues puede que no pasara un momento TAN bajo, pero las adaptaciones que más triunfaban en aquellos tiempos eran las ajenas al terror, como "Eclipse total" o la estupenda "Cadena perpetua". El género de nuesos amores había quedado relegado a productos de segunda, simpáticos como "The Langoliers", sí, pero bien distantes del brillo de la mejor etapa de King-en-la-pantalla. Por todo eso, poco podíamos esperar de este "The Mangler" o "Alianza macabra".
En una lavandería de esas industriales, una enorme planchadora cobra vida tras probar la sangre y comienza a papearse a todo el que se aproxima demasiado. La cosa ya viene de lejos, de un pacto de origen diabólico tras el que se esconde el dueño del lugar, un anciano de lo más repulsivo. El inevitable poli protagonista, en inevitable crisis personal, será el encargado de descubrir el lío con la ayuda de un cuñado conocedor de toda clase de ciencias ocultas.
Vale, siempre he dicho que jugar con la idea de un objeto muerto que cobra vida para asesinar, no solo es terreno trillado, también muy delicado, porque resulta harto sencillo caer en el más absoluto y profundo de los ridículos. Da igual que Stephen King sea un especialista en el tema, sigue siendo un concepto que da pié a mucha caca y penuria (el relato del que parte la peli pertenece a su antología "El umbral de la noche", de donde también surgió "Maximum Overdrive", el debut en la dirección del escritor con una panda de camiones asesinos y un hostión en taquilla). Consciente de ello, Tobe Hooper opta por enfocar su película desde el humor, pero uno que surge de cierto tono irreal, semi-grotesco e incluso un pelín surrealista. El cineasta carga las tintas estéticamente, un poco en la línea de dos expertos en el barroquismo -y el agobio- como Tim Burton o Terry Gilliam (pero al estilo Hooper, quien no era nuevo en esas lides, basta repasar sus trabajos para la "Cannon"). Robert Englund, protagonista de la función, tomó buena nota de ello e interpreta al malvado dueño de la lavandería echando mano de unos cuantos histrionismos. Ted Levine (el famoso "Buffalo Bill" de "El silencio de los corderos") da vida al alucinado policía y, también, se suma al carro de la demencia, sobreactuando y encargándose de soltar los previsibles diálogos con fin apaciguador: "¿Una planchadora poseída por un demonio?, sí claro!". Y, justamente, ésta misma, la máquina que da nombre al film (a la que se bautiza como "la trituradora", que es lo que significa "The mangler"), es la que gasta el mayor de todo los excesos estilísticos, a base de unas formas pantagruélicas y un tamaño mas bien descomunal. Claro, todo esto está muy bien, quiero decir, es un buen intento por parte de Tobe Hooper de sacar algo potable de una serie de ideas tan estúpidas y absurdas... pero no lo consigue. Por un lado carga mucho (aunque a mi ya me suelen agobiar esta clase de excesos, así que no soy objetivo) y por otro, no logra que "The mangler" nos deje de parecer una chorrada. La parte final, con la máquina totalmente liberada, arrastrándose cual gusano y echando fuego cual dragón, es ya el cachondeo total y absoluto y, directamente, epitafio para la peli.
Sin embargo, tal vez estoy siendo injusto y la culpa no es totalmente del director de "La masacre de Toolbox", ya que, según fuentes (es decir, según Imdb), este solo rodó una parte de la peli, largándose del plató cuando aún no había terminado y otorgando las riendas al productor. Claro que yo no noto diferencia alguna.......
En la parte buena cabe destacar el elemento gore, bastante generoso, bastante gráfico y bastante bien facturado. Sí, queridos, podréis gozar todos viendo cómo la planchadora atrapa, aplasta, revienta y retuerce los cuerpos de sus agónicas víctimas, sin disimulos. De hecho, cuando el cadáver de la primera es descubierto por la policía, de entrada te lo muestran en rápidos flashes, tal y como Hooper hiciera al principio de "La matanza de Texas" con el mítico cadáver putrefacto, pero luego, planteándote tirar ya de pause para verlo bien, te lo enseñan perfectamente en un plano abierto e iluminado. Gracias a dios!.
Junto a Hooper, King, Englund y Levine, encontramos al legendario Harry Alan Towers en producciones ejecutivas, lo que explica la presencia de Sudáfrica como país co-productor.
El caso es que "The Mangler" debió funcionar bien de alguna manera, ya que en el 2002 hubo un "The Mangler 2" y en el 2005 un "The Mangler Reborn". ¡Que me lopliquen!.
Claro que no hacía falta soltar semejante parrafada para hablar de las poco honrosas mediocridades de la peli (sí, lo sé, demasiado tarde... lo siento), bastaba con señalar que estamos ante una producción de 1995 y todo habría quedado claro desde buen principio. Como dicen en no recuerdo qué película: "Sí amigo, aquel no fue un buen año..." yo diría más, aquella no fue una buena década.

miércoles, 18 de agosto de 2021

MARQUESINAS DE REFILÓN

Las marquesinas que aparecen en las siguientes imágenes muestran varios títulos adscritos al género fantástico + terror, algunos de indiscutible relumbrón. Pero no fueron tomadas directamente desde las sucias calles, no way, la gracia reside en que aparecen de fondo en los fotogramas de otras sendas películas. Y recalco de fondo, como si el director no hubiese dado ninguna importancia al hecho de que figuraban dentro del cuadro, porque en esos gloriosos momentos todas ellas eran simples películas, sin arrastrar el pesado petate "cult" que arrastran hoy.
Esa era la condición ecuánime para seleccionarlas 
(el caso contrario sería el del cine donde se proyecta "Phantasma" filmado por todo lo alto al arranque de "Arrebato"). Seguramente hay cientos más. Mil más. Pero las que siguen son las que mis cansados ojos detectaron en su momento y, ya puestos, las películas en las que tienen el placer de asomar.
Deleitense...



La horrible "Creepozoides" no fue directamente
a vídeo en los USA, tienen la prueba en este fugaz
fotograma de la tampoco muy inspirada "Acción Jackson".


Esto es la gloria: el "Dawn of the dead" original, 
"Posesión Infernal" y "Muertos y Enterrados" de una
sola tacada.... acojonante. Lo vimos en
"El mago de la velocidad y el tiempo" (y justamente
el que aparece es su director y prota, Mike Jittlow)


Otra sesión compartida de órdago, "Posesión Infernal"
y "XTRO" (la mejores, más sangrientas y
terroríficas películas jamás hechas)
juntitas en un cine de la calle 42 de Nueva York.
Lo vimos en "1,2,3... Splash".


Más Nueva York y más calle 42, en este caso
hablamos del clásico de Tobe Hooper, asomando
lo morros nada menos que en otro clásico, "Taxi
Driver", la mejor peli de Martin Scorsese.




Y para acabar, un poco de trampichuela, 
porque hablamos de la famosa serie de televisión
de "La Masa" con Lou Ferrigno. Pero no pude
contener el deseo de incluirla acá, ni que sea por esa
marquesina con "Fiebre del Sábado Noche" y, de paso, el
anuncio del "King Kong" de 1976.