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viernes, 22 de mayo de 2015

HOTEL INFERNO

Siendo yo una persona a la que le gusta el gore, también me he dado cuenta de que me gusta dentro de un contexto puramente cinematográfico. A mí cuéntame una historia y si tiene que haber violencia en ella, que sea bien gore. Y artesanal a ser posible. Ahora, no me pases un ultra-gore Alemán, porque eso es repugnante pornografía, no para cinéfilos, sino para pajilleros que disfrutan con la sangre y las vísceras. Es decir; me gusta el gore que nos puede ofrecer, por ejemplo “Maniac”, pero odio el que nos da “Necromantik”, por poner un ejemplo, aún gustándome esta película por motivos ajenos al gore extremo. Incluso, creo que el ultra-gore es un sub-sub-género muy para granudos adolescentes y terriblemente de los noventa. Vamos, que a estas alturas ya no solo lo veo anticuado y desfasado, sino que, si además, este gore es generado por ordenador, apaga y vámonos. Para que hablar, si este, además, está combinado con la estética de los vídeo- juegos.
Aún así, como la curiosidad mató al gato y sin salirnos de Europa, descubro al colectivo Italiano –e independiente- Necrostorm, capitaneado por  Giulio de Santi, que con las miras puestas en el mercado internacional se rueda en inglés una serie de películas donde lo que prima es el gore más desopilante, al estilo del ultra-gore alemán, pero en plan contemporáneo y con la tecnología por bandera. Me llama la atención este “Hotel Inferno”, así que cojo y lo veo. Se pegan la machada de asegurar, erróneamente, que se trata de la primera película filmada en primera persona: La cámara la lleva el protagonista en las gafas, y vamos viendo lo que él ve. Vamos, como en un videojuego de “matamata”. Una vuelta de tuerca al “found footage” que quieren darle estos mediterráneos, que en un principio podría estar bien, pero cansa. Y con el rollo videojueguero ya se lo cargan del todo. Pero no es  eso lo peor; lo peor es el gore por el gore, el reventamiento de cerebros, extracción de cabezas  y órganos del que hace gala la película, totalmente inofensivo –no me vayan a tomar a mí por un retrogrado- pero tremendamente aburrido, poco original, y como ya he dicho, para pajilleros.
Un asesino a sueldo es contratado por un excéntrico millonario para que vaya a un hotel a matar a dos personas, con unas armas arcaicas en concreto, y pagando una suma prohibitiva, para que  triture sus sesos y remueva sus entrañas. Así, le dan unas gafas para que ellos desde una central puedan ver como se los carga. Pero, sin dar más explicaciones, tras matar a uno de ellos, una serie de tipos, unos más monstruosos, otros menos,  empiezan a atacar a nuestro protagonista, que, como es natural, los irá matando a todos de las formas mas brutas y violentas posibles. Y sin ninguna imaginación. Como ver a Nacho Vidal atragantando a alguna adolescente con  su maltrecha polla.
La cosa es tan aburrida, como ver jugar a un amigo tuyo a su videojuego favorito, pero a eso hay que añadirle, el afán de provocar que tiene de Santi, sin conseguirlo en ningún momento. Pura mierda.
Si estos son los derroteros que va a llevar el fantástico Europeo, mejor me voy a ver la última de Adam Sandler.
Al cabo de los muchísimos visionados que me pego diariamente, veo montones de películas que no me gustan, pero ninguna que me guste tan poco como este “Hotel Inferno”. Y es que esta película no es para, como ya he dicho antes, los amantes del séptimo arte: lo es para esos jóvenes góticos que quieren llamar la atención en youtube diciendo que son satánicos y que se van a suicidar; en definitiva, para la puta morralla.
Ahora, es sorprendente, como se impone el arte digital en el cine independiente – casi amateur, paradójicamente-. Las cotas de perfección del gore infográfico, son ya asombrosas y, sin embargo, accesibles para cualquiera, lo que me da mucho, mucho miedo. No obstante, si te fijas bien, se nota que es infografía… pero he de reconocer, que está tan perfeccionada, que en un principio, y gracias a la decapitación que abre la película (y que le gusta tanto a los patanes de sus responsables, que luego la vuelven a mostrar en la película por segunda vez), no sabía si estaba viendo una película de ficción, o un documental de Narcos Mexicanos y sus películas “Snuff” reales. Sea como sea, puta basura.
Giulio de Santi, que podría usar su pericia con los F/X infográficos, que también llevan su firma, para productos un poco más interesantes, también ha puesto las imágenes al servicio de esta en otra película anterior “Teater City” y se ve que a los pajillerros les gusta, así que tendremos “Necrostorm” para rato.

sábado, 13 de noviembre de 2021

DER TODESENGEL / ANGEL OF DEATH: FUCK OR DIE

Algunos recordamos lo dolorosa y profundamente que el llamado ultra-gore alemán nos dio por el ojete ahí en los noventa. No entendíamos cómo productos tan infames en su mayoría -especialmente los de Andreas Schnaas, el Covid-19 del cine- podían despertar semejantes pasiones y hasta alcanzar ventas considerables -para lo que eran, por supuesto-, aunque intuíamos sin demasiado esfuerzo que se trataba únicamente del gore. El gore por el gore, importando un pimiento todo lo demás. Una tendencia que fue febrilmente común entre el aborregado y hostiable fandom de aquellos tiempos. Entonces, como toda irritante moda, la tontería pasó. Se fue por el desagüe, y con ella la mayoría de los oportunistas de rigor. Sin embargo, para bien o para mal, dejó huella. Sobre todo en su tierra, y transcurridos unos años surgieron un puñadito -tampoco muchos- de tipejos dispuestos a mantener la llama bien viva. Aunque, en la mayoría de casos, el plumero era tan evidente en su condición exploiter como para mezclar todo aquel ultra-gore con el otro gore, el porno. De entre el mogollón destacó Andreas Bethmann. Y no lo digo por ese peinado estilo yunque tan impresionante que lucía, sino porque es el que hizo más ruido... con permiso del hijoputa de Marian Dora y sus jodidísimas películas. Pero esa es una historia un pelo distinta, cuyas pretensiones artísticas la apartan de lo que era común en el mundillo: hacer basura de género totalmente explotativa destinada al pajero medio.
Otra diferencia notoria con respecto a la obra de Dora, es que esta resultaba genuinamente perturbadora y traumática porque, nos guste o no, estaba muy bien facturada. Había algo de talento en sus horribles imágenes. Mientras que Bethmann y sus iguales eran unos... bueno, unos negados. Sus películas, todas grabadas en vídeo, por supuesto, denotan un amateurismo que quema los ojos. No tanto en lo técnico que, sin llegar a ser brillante, cumple con unos mínimos. Me refiero más bien al resto. El modo de narrar, los temibles diálogos, lo elemental de las tramas o los patéticos actores. Una de las cosas que más sorprenden de Andreas Bethmann y su "cine" es que todos los hombres que asoman en él, o casi todos, tienen una pinta de poligoneros machaca-cráneos que espanta. ¿Es así el fandom medio Alemán? Porque lo flipas. Y es que Andreas era un genuino fanático. No solo hacía sus películas y distribuía las de otros con su sello "X-Rated Kult Video", también publicaba dos revistas afines ("X-Rated" y "Art of Horror") y se declaraba incondicional de señores como Aristide Massaccesi, Jess Franco y el euro-trash al completo, tanto como para dedicarles sendos libros con títulos como "Jess Franco Chronicles" o "Porno Holocaust, die Filme des Joe D'Amato".
Para hacernos una idea visual de todo el pifostio, nada como echar un ojo a uno de sus "hits", este "Der Todesengel" de 1998, graciosamente titulado en inglés "Angel of Death: Fuck or Die" (es decir, "Ángel de la muerte: Folla o muere") y que, ya lo adelanto, tuvo secuela en el 2007. Se trata de un "rape and revenge" pasado por el pervertido filtro del porno-gore germano. Existe una versión mucho más extensa (de dos horas y pico) que la que he visto. Suponía que contendría material estrictamente pornográfico (ya que en la reseñada todo es muy "soft"), pero al parecer no es así. Tampoco he logrado descifrar cual es la diferencia exacta. Sin embargo, celebro haber topado con un "Der Todesengel" de 90 minutos, porque uno con mayor minutaje puede ser parecido a meter la punta del nabo en una licuadora.
En cualquier caso, la movida va de una modelo fotográfica que, de camino a una sesión, es asaltada por dos tipos repulsivos que se dedican a buscar chicas para explotar sexualmente, matar mucho y entonar interminables diálogos "tarantinianos" sin gracejo. Estos la violan y, por alguna razón inexplicable (la peli está repletita de ellas), la dejan viva. Las consecuencias de tan magra experiencia harán de nuestra protagonista una justiciera psicópata que no solo saldrá a la caza de sus agresores, también se cepillará a cualquier barón o hembra con intenciones carnales que se le cruce por el camino.
Andreas Bethmann (quien, by  the way, interpreta al fotógrafo de la policía) pretende ofendernos, dejarnos en shock a base de ultra-violencia hiper-gratuita, personajes amorales y sexo enfermizo, pero no lo consigue. Y no lo consigue porque todo en esta peli es risiblemente acartonado, mal ejecutado y está a años luz del realismo. Que la prota le corte la cabeza a un tipo y la use para frotarse el coño nos deja fríos, porque aunque aquella no está especialmente mal moldeada, se nota de pega. Que reciba sangrantes latigazos por parte una dominatrix, tampoco nos dice nada, porque son graciosamente contenidos. Y así con todo. Aunque yo creo que el culmen son los actores y, sobre todo, las actrices. Sin ir más lejos, la protagonista es de una nulidad que espanta, casi tanto como esas horribles tetas de goma. Mucho mejor es la segundona Katharina Herm, por talento, belleza y ubres. Lástima que haya hecho tan poca cosa. Y ya que estamos con el personal, mentar la presencia de Timo Rose, otro "pope" del ultra-gore post noventero en funciones de director y cuyo nombre, como pueden deducir, no solo entra de lleno en nuestra lista de nombres graciosos, también mola porque no puede ser más HONESTO respecto a la calidad de sus obras.
No obstante, y a pesar de mi aparente linchamiento tecleado, lo cierto es que Bethmann me cae en gracia. Supongo que es algo que no puedo evitar cuando me las veo con otro infeliz dispuesto a plasmar sus fantasías cámara de vídeo mediante (sobre todo si es extranjero). Y me encanta que sea tan jodidamente políticamente incorrecto. Adoro imaginar que las feministas le cogerían por los huevos y clavarían en un palo puntiagudo. De hecho, suya es la paternidad de una película cuya caratula me parece fascinante por lo ofensiva que resulta (no a mi, pero sí para determinados círculos). La dejo cerca y se hacen una idea. Obviamente he tenido que censurarla (ya saben, blogger y sus tonterías), pero si buscan bien por la red, pueden localizarla íntegra. Maravilloso.
Por desgracia, nada dura eternamente. Alcanzados mediados de los dosmildiez, el bueno de Andreas confesó estar ya un poco harto de tanta sordidez y suciedad, e intentó facturar una película que resultara algo más aceptable para el "media". Ni que fuese por técnica, estética o narrativa (la movida iba de casa encantada y el gore era escaso). Sin embargo, no salió del todo bien. Sus fieles la encontraron demasiado "light" y al resto le importó tres cojones. Así que, en 2014, regresó a "terreno conocido". Y, desde entonces, no se sabe nada del Bethmann "direktor", aunque sí ha producido algunos vídeos con entrevistas a peña de la farándula.

jueves, 19 de junio de 2008

DARD DIVORCE

Puede que muchos recuerden a Olaf Ittenbach por sus contribuciones a lo que en los 90 se dio por llamar ultra-gore Alemán, o dicho de otro modo, vídeos caseros cuyo único mérito, y punto de interés, era su desmedida fijación por explotar la sangre y las tripas, incluso sobrepasando la línea de lo "normal". Francamente, siempre consideré que era una ful, el gore me mola como parte de una trama, pero como único motivo, no, porque por lo general sus responsables demuestran mínimo interés en el resto de lo que hacen, y aburren hasta las cabras. De toda esa legión destacó por méritos propios el Sr.Olaf, quien parecía tener algo más de capacidad que el resto de sus compañeros de generación (Jörg Buttgereit no cuenta, era demasiado pedante, y Andreas Schnaas fue, y sigue siendo, uno de los realizadores más incapaces de la historia del género... pero no me pregunten por el resto de la lista). La prueba la tenemos en que, con los años, el muchacho ha acabado integrado, si no en el horror mainstream, desde luego en algo muy parecido, facturando producciones que, aunque explotan el gore y la crueldad, están bien lejos de los tiempos excesivos de "Black Past" o "Burning Moon".
"Dard Divorce" cuenta la retorcida historia de un tipo divorciado que aprovecha una situación delicada en la que se mete (robar farla y dinero a unos traficantes) para putear a la mujer que lo despechó (Martina Ittenbach, esposa del dire y actriz horrible). O eso es lo que yo he entendido, porque o soy muy lerdo (lo que es posible, ya que al cine voy a que me entretengan, no a pensar) o Ittenbach quiere meterse tantas medallas con el guión, que al final se pierde.
Hay quien creerá que cuando Eli Roth hizo "Hostel", se limitó a "robar" lo que algunos de los realizadores ultra-gore germanos habían hecho previamente en formatos caseros y desde la más radical "independencia", es decir, mostrar las más atroces torturas por el placer de hacerlo (lo que no es para nada fiel a la verdad, a fin de cuentas Ittenbach, Schnaas y los otros mangaron del gore italiano y el exploitation de los 70 en general), sin embargo, ahora se da la vuelta a la tortilla y es el mismo Olaf quien se inspira muy mucho en la ya algo decadente moda del "torture porn", metiendo en la confusa trama toda suerte de castigos corporales, pero que, y eso sí que me sorprende, se quedan bastante lejos de lo que pudimos ver en los dos "Hostels" (de hecho, incluso le roba la estética de los posters y, como esos, miente)... vamos, que quien no haya visto nunca un film de estos, flipará, pero quien conozca las obras primerizas del realizador Alemán, se decepcionará por el tono light (para su nivel) y de hecho, se aburrirá como una ostra. No es la peor peli del colega (nada supera a la negación de "Premutos"), pero tampoco te metas prisa en alquilarla (o descargarla, malandrín).
¡Ah si!, y como comentaba Víctor, además Ittenbach se permite el dudoso lujo de imitar a un imitador, Tarantino. A fin de cuentas, lo mejor de la peli (el asesino implacable que, contra todo pronóstico, cae bajo las zarpas de su presa) ya lo vimos en "Amor a quemarropa".

jueves, 25 de octubre de 2018

BLOOD FEAST 2016

"Blood Feast" fue la primera película gore tal y como las conocemos hoy. Y la primera de ese tipo realizada por Herschell Gordon Lewis. Luego haría más, pero tenderían a parapetarse en el humor. Voluntario, claro, porque de involuntario hay para dar y regalar en la filmografía del legendario cineasta. Dicho de otro modo, de haberse aplicado más talento en la realización de "Blood Feast" -y algo más de dinero-  podría haber sido una película muy dura e impactante en su gráfica violencia. Luego, con los años, llegaron los homenajes y los semi-remakes, pero todos hacían gala de ese mismo humor, de comedia, como "Bloodsucking Pharaohs in Pittsburgh", "Fonda Sangrienta" o "2001 Maníacos". ¿Qué pasaría si alguien decidiera tomársela en serio? actualizar sus imágenes extremas y su historia sobre un psycho-killer demente que trocea muchachas aplicando efectos especiales de alta calidad y sin soltar chistecillos durante el proceso. ¿Y si ése alguien viniera del llamado ultra-gore alemán? Desde luego muchos pensarían que es el candidato IDEAL para modernizar el cine de H.G.Lewis con la misma cruda honestidad y finalidad, recreándose en el gore bruto de modo enfermizamente detallado por el mero placer de hacerlo, desacomplejadamente pornográfico y sin auto-censura. Si al pack añades un reparto prinicipal tan curioso como el guaperas teen de los 80 Robert Rusler (al que has podido ver en "La mujer explosiva", "Pesadilla en Elm Street 2", "Los centinelas" o "Vamp"), Caroline Williams, superviviente femenina de "Masacre en Texas 2", y la morritos calientes Sophie Monk, entonces estamos ante lo que se dice un proyecto altamente prometedor, que es lo que parecía este remake oficial -y gélidamente serio- del clásico de Gordon Lewis.
Y es que, encima, resulta que la peli se reserva algunas buenas ideas, leves variaciones
bastante ingeniosas con respecto al film de 1963, como aquella según la cual la devoción hacia la diosa Ishtar del protagonista viene motivada por probables alucinaciones consecuencia de abandonar cierta medicación. Vamos, que el cuento de sacrificar inocentes con saña en nombre de la deidad sumeriana es una empanada que el tipo tiene en su cabeza. Todo ello rodado con profesionalidad, de manera sobria, unas dosis de drama para incrementar el tono serio de la movida y efectos especiales del también realizador Ryan Nicholson. Hasta ahí bien, el problema viene cuando tras mucho bla, bla asistimos al primer crimen... en el que se supone veremos una castración y.... ¿qué?, ¡¿fuera de cámara?!, ¿sin mostrarme hasta el mínimo crudo detalle de la misma?!. Espera, algo no funciona. ¿Estaré viendo una versión censurada?. Tras informarme descubro que esa es la íntegra y que, sí, por muy sorprendente que sea, el "Blood Feast" de 2016 va extremedamente escaso en lo referente a truculencia. No lo digo de broma, una puesta al día del clásico del cine gore.... al que le falta este último elemento. De hecho, encontraremos más gore en productos tan estandarizados como "Hostel" o alguna de las secuelas de "Saw". Así se lo digo. ¿Qué sentido tiene? Y más viniendo de Marcel Walz, un realizador independiente germano que, en mayor o menor medida, hasta ahora se había especializado en ese cine -grabado vídeo mediante- generoso en cuanto a horror y hemoglobina. De entre todas sus obras previas destaca "Seed 2", la secuela de una de las ultra-violentas películas que Uwe Boll rodó desde el resentimiento por toda la caña que le estaban dando. Vale, puede que Walz no sea Andreas Schnaas o alguno de esos pirados, pero con él implicado en la producción de "Blood Feast 2016", algo más de chicha podrías esperar. Sin embargo, da la sensación de que el tipo, consciente de que esta peli disponía de una envergadura levemente superior a lo habitual en su filmografía (ni que fuese por tratarse del remake de un film popular y por la intervención de algunos actores de cierto curriculum), decidió que fuese su trampolín al mainstream, apostando por una "dirección de actores" más currada (parece que algunos de ellos crean estar en una candidata a los Oscars), más drama y una rebaja notable del elemento violencia para hacer el resultado final mucho más "aceptable". Y ojo, que me parece muy respetable... pero coño, ¡¡no lo hagas con un remake del "Blood Feast" de Herschell Gordon Lewis!!, porque todo eso es justamente lo que menos necesita.
Total, que el film termina resultando extremadamente aburrido. Pesado. Desaborío. Y las pocas escenas sangrientas no aportan nada llamativo, novedoso o espectacular. Una auténtica decepción o, peor, una oportunidad salvajemente desaprovechada.
Como era de esperar, va incluido papelillo para The Godfather of Gore himself (al que apenas le quedaban ya dos telediarios).

sábado, 28 de junio de 2014

DAS DEUTSCHE KETTENSÄGEN MASSAKER

En la lerda España de los 90 existía una costumbre entre el fandom, surgido a raíz del aborrecible "boom" del gore y demás, que consistía en interesarse por cualquier tipo de película, siempre y cuando sus fotogramas viniesen bien repletitos de sangre e higadillos. No importaba que fuera terror, comedia, drama, cine experimental o arte y ensayo. Si llevaba gore, molaba. Naturalmente todo se quedaba ahí, lo demás, cualquier otra cualidad, les importaba un huevo. Por un lado eso estaba muy bien, pero por otro muy mal. Buenos títulos quedaban totalmente desvirtuados. Y se puso en el pedestal a directores que no lo merecían. Elementos que hacían sus películas pretenciosas e intelectualoides cargadas de imágenes tan chocantes como gráficas y, en un notorio alarde de poca honestidad, evitaban reconocer y aceptar que su popularidad se debía a ello. Soñaban con que el mérito perteneciera al contenido "serio y profundo". Si, ya, mis cojones.
El caso expuesto se triplicaba si añadíamos una característica más a la ecuación, que el producto viniese de las germanias. Eran tiempos en los que el llamado ultra-gore Alemán se lo comía todo, y si en un bando teníamos a los anticristos del buen cine como eran (y son) Andreas Schnaas y Olaf Ittenbach, por otro estaban aquellos con más pretensiones artísticas, como Jörg Buttgereit, a los que les jodía que les metieran en el mismo saco que "Violent Shit" o "Black Past", pero tampoco hacían nada para evitarlo porque, en fin, ¿a quién le disgusta tener fama y aceptación aunque sea equivocada?. Siempre me sorprendió que el gore-fan medio opinara favorablemente de algo tan arty y pomposo como "Der Todesking". Que sí, que tenía una escena de castración, aunque solo duraba unos minutos y era el único material realmente explícito de toda la función. Incluso los hubo que, viniendo de esferas más artísticas, ajenas al cine y al gore, se subían al carro intentando sacar provecho, rodando sus propias películas sangrantes que eran abrazadas con pasión y entusiasmo por el mismo público que, en pose contra-cultural, abominaba de todo lo que oliera a arte. Así de pavo era el deglutidor medio, que aceptaba de buen grado que le tomaran por imbécil siempre y cuando le llenaran la boca de tripas, chicha y líquido rojo.
Uno de esos "auteurs" bendecidos/perjudicados por tan estúpida e irritante moda fue el -¡¡oh, sorpresa!!- alemán Christoph Schlingensief.
Proveniente del mundo del teatro y las performances, el amigo Schlingensief se había forjado una fama de provocador y "enfant terrible" que arrastraba a todos los festivales a los que acudía con sus mediometrajes de factura tosca, cruda y feista rodados en 16mm y que casi siempre eran recibidos entre el amor y el odio por unas escandalizadas plateas. Cineasta desde chavalín, y propietario de esos curriculums tan fascinantes en el folio pero tan temibles a la práctica (poseía una película únicamente compuesta a base de tomas falsas de otra previa), era tan fan del cine más prestigioso (el inevitable Fassbinder), como del "exploitation". Dio en la diana el día -de 1990- que se le ocurrió remakear a su manera "La matanza de Texas". Más que un remake se trataba de una parodia, pero no una cualquiera, ni mucho menos, una que servía como mera excusa para aquello que suelen hacer los artistas provocativos, soltar un discurso político en forma de sátira, en este caso sobre la reunificación de las Alemanias.
Una chica rubia de lo más guapa mata a su marido (en realidad una de las actrices que veremos más adelante, conscientemente mal caracterizada de hombre) y huye. Cruza la frontera hacia el oeste con el fin de encontrarse con el salido de su amante. Juntos, y tras un intento de violación, son atacados por una bizarra familia de tarados cuya especialidad consiste en matar a los visitantes del otro lado de la frontera y convertirlos en salchichas. Se llevan a la chica, pero esta se enamora de uno de los integrantes de la familia, que le corresponde y... bueno, aquí ya la cosa se desmadra tantísimo que seguir contando la no-trama carecería de tanto sentido como ella misma.
En el lado bueno tenemos, inevitablemente, el look de los 16mm, la cámara en mano, esa iluminación a base de tambaleante focazo directo a los actores, los efectos especiales consciente y voluntariamente toscos, caseros y bien lejos de todo lo que signifique técnica (dicho de otro modo, si la sierra corta un brazo, nos meten un jamón sin disimular lo más mínimo que se trata de eso, un jamón... cosa que me parece adorable, pero que desde buen principio alienará a todo gore-fan acostumbrado a los Tom Savini de rigor), los escenarios donde se desarrolla todo (casi siempre una vieja fábrica abandonada), el delirio y el caos, las ideas absurdas y surrealistas (como ese cuerpo partido por la mitad que canta o ese otro al que, por mucho que atraviesen con la sierra una y otra vez, nunca fallece), los diálogos y las acciones sin sentido (la especialidad de Schlingensief son las interpretaciones histéricas a base de berridos disonantes) y, rizando el rizo, el final: un actor se cansa de aullar y, consciente de que ha terminado su "speech", mira a cámara con mueca de agobio buscando el "corten". Que el director deje ese plano del careto antes de que salgan los créditos me parece brutal.
Peeero, y a pesar de lo expuesto, algo malo pasa con "Das deutsche Kettensägen Massaker" (traducible a "La matanza Alemana de la sierra mecánica"). Tiene todos los ingredientes estéticos y plásticos para fliparme, incluso el hecho de que sea tan cortita (63 maravillosos minutos), pero en cambio no me fascinó, ni me alucinó, ni me dejó con la boca abierta. Más bien me aburrió y me pareció una soberana tontería. Creo que se debe a que todo aquello que juguetea con cuestiones políticas me suele crear rechazo y antipatía. Estás utilizando lápices de colores y trazos infantiles para sermonear sobre algo tan aburrido, complicado, subjetivo y "de mayores" como la política. Tio, no mola. Tal vez necesite verla más veces para que despierte en mi el entusiasmo. I don´t know.
Las copias ilegales y en versión original (es decir, Alemán puro... ¿a quién le importaba entender los diálogos siempre y cuando hubiese sangre a porrillo?) de "Das deutsche Kettensägen Massaker" corrieron de mano en mano entre el fandom (la que he visto yo llevaba subtítulos en inglés, y eso lo pillo bien). Y, claro, pasa lo que pasa, a Christoph Schlingensief nadie le hacía ni puto caso -fuera de las corrientes artys- hasta que jugó con un clásico del terror. Así pues, ganado un nuevo sector del público, quiso repetir la jugada con otra movida más o menos parecida de gráfico -y molón- título, "Terror 2000", pero esta vez no coló y ningún gore-fan más volvió a interesarse por lo que tuviese que decir y filmar el tipo ese del apellido raro.
El rostro del reparto que más destaca en esta "matanza Alemana de la sierra mecánica" es el del famoso y carismático Udo Kier, actor por el que siento especial simpatía, amigo de Schlingensief (actuó en varias de sus películas) y que, pal caso, se marca tal vez la mejor escena, interpretando (si no contamos su breve aparición como Hitler fantasmagórico, referencia a un trabajo previo del actor con el mismo director) al benjamín de la familia caníbal en un alarde de locura e histrionismo sin igual. Eva-Maria Kurz es la que se marca el doble papel tío/tía y en su filmografía encontramos roles en películas de otro "enfant terrible" del cine Alemán, Rosa von Praunheim, y en ¡¡ups!! dos obras de Jörg Buttgereit, "Der Todesking" y "Nekromantik 2". Todo queda en casa. Por lo demás, sé que Christoph Schlingensief solía currar con actores de la cantera Fassbinder, pero así a simple vista no reconozco ninguno, ni me apetece ponerme a investigar, oiga, ¡que no cobro por hacer esto!.
Pasada la tormenta, Schlingensief siguió rodando sus excéntricas películas, fiel a su manera de entender el séptimo arte pero cambiando el celuloide por vídeo... perdón, por digital. Desafortunadamente, abandonó nuestra dimensión el año 2010 por culpa del cáncer y con tan solo 49 tacos.
En cuanto a "Das deutsche Kettensägen Massaker"... pues no sé muy bien qué decir, de momento dejémoslo en curiosa. Dentro de unos años tal vez lo intente de nuevo y, en fin, veremos qué pasa entonces.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

JOHNY SUNSHINE MAXIMUM VIOLENCE

En un futuro alternativo, la mitad de la población son humanos y la otra mitad zombies. Y en el mundo del cine para adultos, lo que más vende son las "snuff movies" y el porno zombie. Johny Sunshine, es la estrella del formato, que se lo monta con sus victimas antes de matarlas.
Producción directa para dvd que, aunque dispone de un argumento muy interesante, al director Matt Yeagger se le va la pinza, y alarga metraje con el fin de añadir a una cosa muy de género sus planos artísticos. Una mezcla entre el ultra gore Alemán, y el underground neoyorquino, que se queda a medio camino en ambas corrientes.
El caso es que, aunque tiene un montón de elementos sugestivos, al final la película es un coñazo de tres pares de cojones.
Eso si, la idea de que un productor sin escrúpulos, de caza a zombies femeninas para que un actor porno se las folle y las mate ante las cámaras, es una de las más originales que he visto en las pelis de muertos vivientes.
Por lo demás, montaje videoclipero que se entremezcla con planos muy lentos, gore burro, pero no tan desagradable como pretende ser, un arranque interesante que decae hasta el final y metraje de desesperante relleno. Una pena.

viernes, 26 de agosto de 2016

PIG

De la década pasada  data este “Pig” que se adscribe a esa corriente del cine independiente deudora del “Torture Porn” y que tiene, como única pretensión, el provocar al espectador, pero dotado todo de un halo realista -en parte gracias a la pátina de realidad que ofrecen  el vídeo- con el fin de conseguir mal rollo en el espectador, a base de mostrar todo lo que no se debe hacer a una persona, preferiblemente del sexo femenino.
Quizás es que uno ya está curtido y se insensibiliza ante todo lo que ve en una pantalla sabiendo que es ficción, pero si es cierto que otras películas en la misma línea, como la recientemente editada por “Vial of Delicatessens”, “The Bunny Game”, quizás  mejor rodada, técnicamente menos cutre, lo único que consiguen es mi es una sensación de pasividad pasmosa. No me provocan nada. Así bien, si digo que “The Bunny Game” me pareció hasta entretenida, si que he de decir que en realidad este subgénero es una absoluta mierda, no es cine, más bien defeca en el cine, es como el “Ultra Gore” Alemán, pero con menos talento aún, ya que si el subgénero germano procura al menos cierto estatus a la hora de mostrarnos el gore, esta corriente americana se lo ahorra, con lo que al final, lo que estamos viendo son vídeos semicaseros con muy mala baba.
Pero el público ya no pica, me parece a mí.
El caso de este “Pig” fue sonado.
La película muestra, básicamente, como un redneck tortura, golpea, folla, mata a una serie de personas que tiene secuestradas por ahí, por los alrededores de su autocaravana. La marcada de paquete está en que la película cuenta con un plano secuencia de 70 minutos. El fallo es que el espectador nota en todo momento los trucos que usa para meter el corte, y la realidad es que es una película malísima y Adam Mason, su director, tan inútil, que consigue que una cosa que en un principio ha de provocarnos arcadas por lo que vemos, nos cause una partida de culo monumental. Toda ella, todos los métodos que usa el Psycho Killer que la protagoniza, son verdaderamente ridículos. El momento de mayor hilaridad llega cuando después de ver como aniquila a una muchacha, como se bebe su sangre, como le saca las visceras y se las obliga a comer a otra muchacha que tiene por ahí, sube hasta una especia de jaula que tiene un poco más arriba del lugar dónde opera, y vemos a una chica, que hace como de retrasada mental que es tan mala actriz, que no podemos más que descojonarnos. Máxime, cuando haciendo ver que está embarazada lleva puesto un enorme cojín, que se mueve constantemente, ya que la retrasada va de arriba abajo jugueteando con la sangre y víctimas que su compañero redneck va dejando a su paso.
Para colmo de males, al final de la película, en un alarde de querer ser original, el director nos prepara un final sorpresa increíblemente estúpido. En definitiva, que esta pedazo de mierda está más cercana a aquella basura titulada “La Matanza Caníbal de los Garrulos Lisergicos” que a cualquier cosa malrollera existente. Verdaderamente es espantosa.
En su momento, con una campaña de marketing idiota que consistía en que incluso el propio director despreciara su película soltando a la prensa perlas tales como No qusiera que mi familia y amigos la vieran y, honestamente, me importaría una puta mierda si no la viera nadie” o “Es una película asquerosa, construida a base de máximo desprecio”, causaron el efecto contrario y consiguió que nadie quisiera distribuir esta puta mierda. Entonces, como honestamente, al director le importaba una mierda que no la viera nadie (puto falso e hipócrita de mierda…), ante la imposibilidad de poder darle una vida comercial a la película, decidió colgarla en internet de forma gratuita para que todo el mundo se la pudiera bajar. Menudo subnormal el Adam Mason este.
El director, responsable también de otra mierdecilla titulada “Broken”, sigue erre que erre a lo suyo, mientras escribe guiones para películas de Al Pacino como la reciente “Misconduct” aún inédita.