sábado, 22 de noviembre de 2025

JOHN CARPENTER´S SUBURBAN SCREAMS

John Carpenter era uno de los pocos viejos maestros -todavía vivos- que no había tirado del todo su carrera por el retrete. Cierto que la última película con cara y ojos del hombre ("Encerrada") quedaba lejos de ser memorable, aunque tampoco llegaba al nivel de la basurilla pura (y, siendo justos, cinco años antes había alcanzado uno de los momentos más inspirados y mejor considerados a esas alturas de su trayectoria). Debíamos tal estatus en parte a que se limitaba a vivir un poco de renta, guionizar tebeos, responder entrevistas y, muy especialmente, componer música, alejado -voluntariamente o no- de las cámaras. Y todo iba así de bien hasta que la plataforma "Peacock" le convenció (muy evidentemente, mediante billetera) para liarse en una serie de historias de terror supuestamente reales. Junto a su señora, Sandy King, mayormente ejercería de productor ejecutivo y, también, compondría las respectivas músicas con ayuda de su hijo -y el resto de la troupe-. Aceptó.
Sin embargo, y tras la primigenia, previsible e ingenua algarabía al respectivo anuncio de su creación, hubo un silencio sepulcral. Nadie decía nada y, los pocos que lo hacían, soltaban bastante bilis. ¿Realmente "Suburban Screams" -que así se llama el asunto- era TAN mala?... ya sabemos cómo funcionan estas cosas. ¿Carpenter hizo algo más que únicamente poner su nombre (un poco a la manera de George A. Romero con aquella oscura "Deadtime Stories")?. Tenía mucha curiosidad / morbo de echar luz al misterio, y me la agencié, consumiendo pacientemente cada uno de sus capítulos, dispuesto a reseñarlos en riguroso orden.
El resultado, a continuación...

1-  Kelly / Un modo de morir : Unos amigos contactan mediante Ouija con el espíritu atormentado de una chavala cuyo cadáver anda perdido y reclama ser localizado. Era íntima de la novia del prota, que pasó de ella cuando desapareció en su día. Ahora, ante la determinación y obsesión de su maromo por encontrarla, le deja a él. Menuda pájara. Da más miedo pensar que ahí fuera existen personas así, que la misma historia de fantasmas, recuerden, supuestamente verídica. Por lo demás, rutina pura. Es tan de manual, tan previsible en todos los aspectos, que da hasta un pelín de vergüenza ajena. Dirige un tal Jan Pavlacky.

2- A killer comes home / Un asesino viene a casa : El matón oficial de un pequeño pueblo de Canadá comete un crimen. El periodista local que se ceba con él vive atemorizado por las posibles represalias. No obstante el homicida es detenido y encerrado. Todo va bien hasta que, unos pocos años después, escapa, vuelve a su pueblo y comienza a matar a los habitantes de manera indiscriminada, sin que la poli consiga detenerle. No hace falta decir que el periodista pasará de atemorizado a totalmente acojonado. Este capítulo mejora sustancialmente respecto al anterior, cuanto menos la historia -se supone que real, y en este caso sí da miedo planteársela como tal- es lo suficientemente intrigante / inquietante como para evitar la modorra. Por lo demás, estéticamente no hay mucha diferencia, aunque el director, Jordan Roberts -también uno de los productores-, consciente de que a "la trama" le chorrea suficiente fuerza por sí sola, prefiere centrarse en las declaraciones de los testigos antes que recrear hechos mediante actores. Sabia decisión.

3- The house next door / La casa de al lado : Un chaval descubre que el padre de la familia vecina oculta un terrible secreto, goza torturando y matando animales en el desván (eso y que sea dentista de profesión, vendrían a convertirlo en la versión hardcore del "Dr.Orin Scrivello" de "La tienda de los horrores"). Además, tiene sometido al resto del clan, cuya hija adolescente será blanco de los amoríos de nuestro protagonista. Aburridilla a ratos, pero funcional. En esta ocasión, y para darle un poco de color, inyectan dosis de romanticismo a la trama. Como supuesto hecho real, da moderado mal rollo... pero también es cierto que, en algunos pasajes, se les va un poco la pinza haciéndola demasiado peliculera y poco creíble. Echen la culpa a la directora, Michelle Latimer.
Nota graciosa: uno de los testigos entrevistados responde al nombre de Michael/Mike Myers.

4- The Bunny Man / El hombre conejo : A principios de los años setenta, allí en la américa más profunda, alguien decidió otorgar vida a cierta leyenda urbana en torno a un asesino disfrazado de conejito y armado con un hacha. La diferencia es que esta encarnación "reciente" jamás llegó a matar a nadie, pero sí encogió muchos ojetes. Los testigos de aquello narran la odisea y los peliculantes se encargan de inventarse algunos pasajes, mediante actores, propios de un slasher de quinta regional. Pero el tono a lá reportaje de "Cuarto Milenio" (incluidas sus risibles recreaciones), gana la partida, y por eso este capítulo entra bastante decentemente. Dirige de nuevo Don Jan Pavlacky.

5- Cursed Neighborhood / Vecindario Maldito : Los cabreados espíritus de una panda de colonizadores, asesinados por indios en su día, atormentan a los residentes instalados en el terreno donde fenecieron. El capítulo se centra en las tropelías que gastan a una familia de actores mediocres. Lo que aquí tenemos es el inevitable "Amityville" de chichinabo, o el "Insidious" de "Hacendado" si lo prefieren, especialmente mal interpretado (ojo al padre sobreactuador) y no exento de ciertos apuntes de comedia involuntaria. Este podría ser el punto más bajo de la serie. Repite en la dirección una poco atinada Michelle Latimer.

6- Phone Stalker / Acosador Telefónico : Al poco de arrancar la confección de "Suburban Screams", John Carpenter presumía en redes sociales de dirigir su aportación sin salir de la choza que tiene allá en Los Angeles, apoltronando el arrugado bul en un sillón y lanzando indicaciones a través de pantallas. Las ¿¿ventajas?? de la moderna tecnología (ya que el rodaje se desarrolló en Praga, nada menos... cosas del bajo presupuesto). ¿Iba ello a contribuir negativamente a sus quehaceres?. La cuestión acá es que, al no estar previamente más informado que lo justo y necesario, desconocía la implicación como director del idem de "La Cosa".... cosa de la que me enteré en los créditos finales. ¿Percibí la supuesta mejoría durante el trayecto? Pos no. Se ve como un capítulo más... tal vez algo mejor que otros, pero desde luego nada excepcional. Contribuye a ello, sin duda, la verdadera mandanga que la inspira, el despiadado y brutal acoso telefónico al que es sometido una pobre pava (supongo que los más eruditos encontrarán paralelismos con uno de los primeros trabajos de Carpenter, igualmente destinado a la televisión, "Someone´s watching me!"... pero no me atrevo a tanto porque, sinceramente, recuerdo muy poco de aquel). Que durante la entrevista con la víctima a esta le tiemble sutilmente el perolo, fruto de sendos espasmos nerviosos, es del todo comprensivo atestiguando su drama y, sobre todo, asistiendo al respectivo desenlace. La verdad es que el capítulo acongoja un pelo y, eso sí, es el único que logró darme UN ÚNICO, pero existente, escalofrío. ¿Mérito del señor director? Qui lo sá.
Con todo, pertenece al grupo de los más decentes, al lado del segundo.

CONCLUSIONANDO: Pero, en términos generales, ¿está "Suburban Screams" a la altura de aquel que la apadrina? Hombre, no mucho... aunque, considerando las mandangas audiovisuales ejecutadas por otros compañeros de generación, esto no es lo peor que podría parir un avejentado y evidentemente cansado John Carpenter. Se deja ver, sin más. Y si hicieran una segunda tanda -cosa que dudo-, me la zamparía también. Entretenimiento funcional. Tal como está hoy día el patio, no es la peor clasificación posible.

martes, 18 de noviembre de 2025

MALDITOS VECINOS

Dentro de los relevos generacionales de actores cómicos, si durante años el trono lo ostentaron aquellos surgidos de la televisión y, más concretamente, del “Saturday Night Live”, en la pasada década está claro que la corona la portaron esa cuadrilla de locos contemporáneos salidos de distintos lugares, fuesen películas, series de televisión y clubes de comedia, y de la que forman parte actores del todo solventes —algunos de ellos incluso nominados a los Oscar—, como James Franco, Danny McBride, Jonah Hill, Paul Rudd, Dave Franco o Seth Rogen. Sin duda, fueron reclamo para la taquilla y al público les encantaban (no tanto aquí en España, que los números en nada se asemejan a los americanos y hay quien incluso les desprecia). Asimismo, como herederos naturales de la comedia gamberra de toda la vida, ejercieron de paladines en las sex comedies de las dos últimas décadas protagonizado (o escribiendo, o dirigiendo...) algunas de las más punteras de años recientes, con permiso de “Resacón en Las Vegas".
Sin embargo, los tiempos que corren no son buenos para la lírica, y si bien el sexo no es tratado en abundancia en los films correspondientes a lo que nos ha tocado vivir desde finales de los 90, sí que se le pasa una buena factura a la escatología y la incorrección política verbal, es decir, que se habla mucho de follar, de pollas, de tetas y culos, pero no vemos nada de eso en pantalla. Y si lo vemos, suele ser dentro de un contexto netamente cómico y en forma de prótesis de látex, para que ni mamas, ni miembros viriles erectos y purulentos genuninos, aparezcan dentro del encuadre.
A niveles generales, su propuesta funciona (y me funciona).
“Malditos vecinos” se adscribe a esta corriente de la cual les acabo de hablar. Y que sirva de muestra los 270 millones de recaudación mundial que se consiguieron con una nimia inversión de 18 gastados en apenas cinco semanas de rodaje. Se trata de la comedia más taquillera de su protagonista, Seth Rogen, así como la cuarta comedia para mayores de 18 años con mayor recaudación el fin de semana de su estreno, gracias a sus casi 50 millones acumulados. Aquí en España apenas llegaría a congregar 400.000 espectadores. Sin embargo, y a pesar de los excelentes resultados de taquilla, no sería tan redonda como otras propuestas muy superiores con cualquiera de los miembros de esta cuadrilla dentro de sus repartos. “Malditos vecinos” sería una "frat movie" con todos los ingredientes para pasar a la posteridad como tal. De hecho, la película comienza con la pareja protagonista follando delante de su bebé, lo que, entre otras cosas, serviría para que la calificación de la película fuera una R. Me parece una declaración de intenciones estupenda y un magnífico comienzo para una "sex comedy". Por otro lado, combina, en este caso —y siempre bajo producción de Evan Goldberg— elementos de las comedias estudiantiles de los ochenta (puestos al día) con la comedia de enredo más actual y comercial, generando así una película a priori súper atractiva, pero que peca de repetitiva y, por momentos, cursi, motivos estos que no nos privan de pasar un par de horas de lo más entretenidas con las peripecias de estos malditos vecinos y los alcornoques de la fraternidad sita en la casa de al lado.
Un matrimonio que recientemente acaban de ser padres, se instalan en un tranquilo barrio residencial  donde educarán a su hija dentro de un ambiente propicio. La casa contigua está alquilada por una hermandad masculina de una universidad cercana. El matrimonio, inmerso en la treintena, se empieza a emparanoiar con las fiestas que se supone que se van a celebrar allí, por lo que deciden ir a hablar con los vecinos para pedirles que, por favor, no hagan ruido. La fraternidad hará caso omiso y la liarán bien gorda. Como el matrimonio no ha conseguido la paz por las buenas, decidirá hacerlo por las malas, así comenzará una guerra sin cuartel entre adultos y universitarios, con trágicas consecuencias y descacharrantes acontecimientos.
Diversión funcional, sin más. Algunos gags son muy buenos, otros más flojos, otros se puede prescindir de ellos. No obstante, también es un film que, aún con su bajo presupuesto, tiene un acabado técnico excepcional, porque así funciona Hollywood.
Seth Rogen encabeza el reparto secundado por Rose Byrne, actriz australiana de indudable vis cómica a la que ya pudimos ver en “La boda de mi mejor amiga”. Pero, sin duda, el rey de la función es Zac Efron. El chico guapo de la factoría Disney se prodiga aquí como un actor cómico de primer orden, eso sí, agarrándose como clavo ardiendo al arquetipo del  jock, deportista musculado y cortito de miras, que le dará más de una alegría en posteriores trabajos; antes Efron era el chico guapo de “High School Musical”, hoy es ese cachondo de las pelis de risa al que, en su vida privada, un aparatoso accidente doméstico y una serie de operaciones estéticas han convertido en meme de las redes sociales. No obstante, en estas comedias desarrolla un cambio de registro que, aunque le libera del encasillamiento como chico Disney, igualmente le ancla en el de tío bueno tontorrón. Pero su comicidad, tanto en esta como en otras muchas películas posteriores, es indudable.
También tenemos en el reparto, en un rol destacado, a Dave Franco, el hermano pequeño de James Franco. Su presencia en la cinta es toda una anécdota. Dave Franco debería haber aparecido junto a toda la pandilla en la estupenda “Juerga hasta el fin”. Su papel en aquella película consistía en, interpretándose a sí mismo, morir de manera ultra violenta ante los ojos de su hermano James, que también se interpretaba a sí mismo. Seth Rogen, que co-dirigía, pensó que esa escena era demasiado cruel y deprimente, por lo que se eliminó del guion sin ser rodada siquiera. Por tal motivo se las ingenió para tenerle en un papel destacado en “Malditos vecinos” y compensarle, ya que, al fin y al cabo, Dave Franco era un actor emergente que empezaba y le jodió no tener esa gran escena.
“Malditos vecinos”, titulada “Neighbors” en su versión americana, y “Bad Neighbours” fuera de EUA para que no se le confundiera con la serie australiana del mismo nombre, nace en la cabeza de sus guionistas Andrew J. Cohen y Brendan O'Brien, inspirados por el miedo a las responsabilidades en su transición de la juventud a la adultez, lo que dio lugar al libreto que, en un principio, era una cosa sobre adultos en la fraternidad, una temática que recordaba un poco a la de “Aquellas juergas universitarias” motivo este por el cual el director contratado, Nick Stoller, rescribió la película para que las similitudes no fueran tales.  Así, se sacó a Rogen de la fraternidad, y se le metió como vecino adulto en la casa de al lado, declarando la guerra a los chavales. Y para que el peso no recayera únicamente sobre este personaje, se le añadió una esposa y una hija que darían mucha más consistencia a la trama principal. Fue la propia pareja de Rogen la que sugirió que una esposa daría más credibilidad al asunto. Y acertó, Para ello se contrató a Rose Byrne con la que la química ha dado posteriormente para una estupenda serie de la dupla titulada “Platónico”.
Todos esos personajes se escribieron sobre el papel teniendo muy en cuenta el reparto, por lo que a la hora de repartir los 18 millones que se consiguieron de presupuesto, absolutamente todos tuvieron que rebajar sus cachés para ajustarse a este, cosa para la que no hubo mayor problema.
Tras el éxito mundial de la cinta, Seth Rogen tuvo que vérselas con cierta polémica. Resulta que, por aquella época, un universitario británico, bastante poco agraciado y que acusaba una recalcitrante misoginia, había sido detenido por el asesinato de varias personas en California. Resulta que era fan de Seth Rogen y había visto en varias ocasiones “Malditos vecinos”. A una crítica cinematográfica del "Washington Post", Anne Hornaday, no se le ocurrió otra cosa que culpar de la muerte de estas personas a Rogen, aseverando que sus películas no mostraban con realismo lo que podía ser el día a día de una persona poco agraciada físicamente en lo concerniente a sus relaciones sociales. Rogen siempre salía retratado como un individuo gordo y feo sin problemas a la hora de relacionarse románticamente, por lo que el estudiante pudo quedar frustrado y, como consecuencia, cometiera dichos asesinatos. Rogen se defendió al respecto. Por descontado, tales acusaciones de tamaña estupidez se quedaron en mera anécdota, aunque trajeron a Seth Rogen algún que otro quebradero de cabeza.
Como curiosidad, decir también que la ropa que viste el actor en la película pertenece a "Golf Wang", marca deportiva centrada en prendas de golf creada por el rapero new age Tyler The Creator. 
Como “Malditos vecinos” fue un éxito de taquilla y también de crítica, era cuestión de tiempo que se produjera una secuela. Así, en 2016 se rodó una continuación directa en la que repetía la mayoría del equipo, “Malditos vecinos 2”, también dirigida por Nick Stoller y que tuvo menos éxito. Resulta bastante mediocre: comienza igual que la primera, con un polvo de los protagonistas —con la variante de que ella está embarazada y, del meneo, vomita sobre la cara de él— y ya el resto se limita a plagiar gags de la original, cambiando la hermandad masculina por una femenina y el descanso de los protagonistas por la venta de la casa en la que están; con tanto ruido, nadie querrá comprarla. Muy floja. Eso sí, cuenta con la presencia de la deliciosa Chloë Grace Moretz, vista en la franquicia “Kick Ass” o en “Carrie (2013)
Consumidas "Malditos vecinos 1 y 2" seguidas en programa doble, podrían funcionar. Aunque no se a qué niveles.

sábado, 15 de noviembre de 2025

ROBOCOP 4, POLICÍA DEL FUTURO

Conocemos la irritante manía de los yankis por estirar sus logros hasta hacerlos sangrar. Centrándonos en el cine y, más concretamente, ciertos personajes icónicos, no existe uno más perjudicado por tal práctica que "Robocop". Considerando naturaleza, tono, maneras y esencias de su maravillosa e inmortal película de debut, "Robocop" jamás tendría que haber sufrido los envites de la secuelitis, el merchandising y todo lo demás, incluidos comics, dibujos animados y, como veremos, series televisivas. Estaba hecho para una única ocasión y luego, palacaja. Habría sido una estrategia inteligente.... cualidad esta ausente en las oficinas de Hollywood cuando es el montante el que habla. Y oiga, no pretendo arrebatarle el mérito a sus padres putativos sobre el papel, Ed Neumeier y Michael Miner, pero, visto lo visto, está claro que fue la mano de Paul Verhoeven la que otorgó todo lo bueno, único e irrepetible a "Robocop". Y a las pruebas me remito: El año 1994, Neumeier y Miner recibieron el encargo de convertir a su creación en personaje de caja tonta y a ello se pusieron (partiendo de un libreto originalmente pensado para cine). El resultado es la dolorosa prueba fehaciente de que, sin el holandés loco de por medio, la cosa no funciona igual. Ya, claro, algo totalmente extensible a las secuelas cinematográficas, pero en aquellas el guion, como saben, corrió a cargo del prestigioso Frank Miller y, contrariamente a lo que muchos dicen por ahí, soy de la opinión que el laureado comiqueante lo hizo peor, imposible. Por supuesto, este señala las presiones y exigencias de la producción como culpables de que su labor se viera enturbiada. Pero no me lo trago. El padre de "Batman: el regreso del caballero oscuro" MATÓ a "Robocop" (igual que, equis años después, mató a "The Spirit", causa que tengo pendiente revisar). 
"Robocof, cof 4, policía del futuro", fue lanzada en su día en España por "Manga Films" -bajo el subsello "Strong Video"- como continuación directa de las películas. En realidad se trataba del episodio piloto, titulado "The Future of Law Enforcement" y partido en dos para su emisión en USA. "Manga Films" llegó a editar una "quinta dosis", aunque en aquella ocasión no ocultaba su serialización incorporando, justo, los episodios siguientes al piloto. Al final la serie dio de sí 23 capítulos. Por mucho que he buscado, no he localizado más (había oído rumores que se alcanzaron hasta ocho entregas), tal vez la cosa funcionó peor de lo esperado... quien sabe. Toda información será bien recibida (Actualización: escribe el amigo Javi Pueyo y nos aclara que, cuanto menos, hubo una sexta dosis. Gracias caballero. Seguimos para bingo).
La trama principal gira en torno a un científico loco que crea una especie de entidad cibernética partiendo de cerebros humanos -extraídos en vida y de modo totalmente clandestino- dispuesta a controlar la ciudad. Con ayuda de un malvado ejecutivo de la "OCP" conseguirá acariciar su objetivo, hasta la llegada de "Robocop". Entre medias, dos tramas paralelas. Por un lado las trifulcas familiares del ciber-madero y, por otro, la misma entidad cibernética, que acaba adquiriendo la forma de la persona humana sacrificada para su creación y ayudando al bueno de "Robo".
Muchas de las características reconocibles de la franquicia están ahí: los telediarios con noticias extravagantes. Los anuncios publicitarios no menos delirantes (hay uno muy decente de dibujos animados sobre un superhéroe consumista). Sendos "tics" propios de los films precedentes (la compañera de "Robocop" haciendo globos con su chicle, la cámara subjetiva mientras el robot reposa en el taller, sus intocables directrices...) de los que, sospecho, se mangan algunas escenas. No estoy seguro, ni me apetece hacer la comparación, pero diría que sendas explosiones apestan a reciclaje (una práctica bastante común en estas cosas. De hecho, el título principal, ahí con su tipografía y ese vuelo rasante por el "skyline", es el mismo del "Robocop" original). Y es que, lógicamente, ver al poli de hojalata en acción cuesta mucho dinero, algo de lo que no disponen sus artífices, así que, ya se sabe, la cosa viene muy limitada. Básicamente tenemos escenas de tiros y mamporros al principio, en medio y al final. El resto es imparable verborrea y un "Robo" "de baja" durante un buen puñado de minutos a causa de un intento por destruirle. Era normal verle sufrir desperfectos graves en las películas, pero aquí le sacan partido extra.
Quizás el aspecto más elogiable, y pura consecuencia de la presencia de Neumeier y Miner, sea la misma persona de "Robocop". Diríase que la intención por respetar su primigenia naturaleza era genuina, evitando los momentos ridículos y vergonzantes que Frank Miller incorporó a las secuelas. Aquí "Robo" es tremendamente serio, más trágico que nunca, prácticamente inexpresivo, frío, austero y habla poco. Cuando no lleva el casco, lo rodean de penumbra (tal vez para disimular el maquillaje, pero funciona de esa otra manera). Todo ello me pareció maravilloso. Aplaudible. Pero nada más... el resto no podría ir más en contra de lo que mostraban las películas (y aquí incluyo las tres), y siendo este "Robocop 4" un producto "cajatontil" de los noventa, se pueden imaginar a qué me refiero: la violencia no solo escasea, es que el mismo robopoli evita sesgar vidas, deteniendo a los villanos sin hacerles más daño que algún moratón. Y utiliza su icónica pistola lo menos posible. Tampoco el humor negro y la mala uva que Paul Verhoeven inyectó en su clásico asoman por ningún lado. Cuando acá se tira de comedia, es bufa, simplona y cargante (especialmente respecto a los personajes del científico loco y su socio, cuya cruel maldad tendría que haber sido justamente castigada con una muerte dolorosa) Y, como en "Robocop 3", que no falte el crío repelente, rematado por un final ñoño de cojones.
No soy tan tonto como parezco, y cuando me puse a ver esto lo hice sabiendo a qué me exponía, esperando lo peor. Por ello, tal vez, la primera mitad todavía entró más o menos bien. Pero cuando "Robocop" desaparece de escena, la cosa comienza a ponerse realmente pesadita. Pasa un poco como con el "Superman" de Christopher Reeve. Molaba tanto verle con el bonito atuendo, que importaba poco la calidad del material envolvente... hasta que su presencia pasaba a cero y comenzaban a doler los glúteos. Además, al robopoli siguen acompañándole las notas de su esplendoroso himno machacón (o una reconocible variación del mismo). Otro ingrediente que funciona.
El desconocido Richard Eden se encarga de sustituir las mandíbulas de Peter Weller y Robert Burke (aunque el doblador español es el mismo, detalle a agradecer). Claro, tampoco es que el pobre hombre aporte mucho, de ahí que su carrera posterior continuara por derroteros parecidos, todo series y telefilms.
Muerta la compañera de "Robo" en las películas, le buscan una nueva, interpretada por Yvette Nipar (ni papa). Y el resto del reparto, pues lo mismo. No repite ningún personaje de la gran pantalla, todos son sustituidos por actores y actorcillos. Destaca Cliff De Young sobreactuado como científico loco (al no palmar cuando debía, saldría en dos capítulos más).
Paul Lynch, director, arrancó su carrera con bastante buena mano responsabilizándose de dos slashers con cierta solera, especialmente el primero de ellos, "Prom Night". El otro fue "Humongous". También se implicó en la confección de la antología "Manía". Pero, salvo estos títulos, la mayor parte de su filmografía la compone mucha morralla televisiva. Eso sí, el hombre ha currado a destajo, nadie lo pone en duda.
Por si les interesa saberlo, este "Robocop" televisivo no pasó de una primera temporada gracias a las bajas audiencias y peores críticas. Otros directores interesantes implicados en la refriega fueron Mario Azzopardi y Timothy Bond. Sin embargo, y porque los yankis no aprenden, en 2001 lo intentaron de nuevo. "Robocop: Prime Directives" tenía la loable intención de retomar las maneras duras y violentas del film original, pero tampoco creo yo que colara mucho porque, en fin, ¿sabían ustedes de su existencia?. Para la ocasión se contó con otro matao oculto bajo el disfraz. Luego vendría un decepcionante remake y el continuo anuncio -¿amenaza?- de que, el día menos pensado, tendremos al madero cibernético de nuevo en nuestras pantallas, grandes, pequeñas, medianas o minúsculas.



El amigo Enorm nos manda las restantes caratulas. Gracias compañero.


jueves, 13 de noviembre de 2025

CUANDO LOS ÁRBOLES NO DEJAN VER "IL BOSCO 1"

En 1987 Andreas Marfori proyectaba su cortometraje "Sabbia Insanguinatta ("Gory Sand" como título internacional. Traducido al españolo sería "Arena Ensangrentada") dentro del marco del "Mysfest" o "Festival Internazionale del Giallo e del Mistero" -evento italiano dedicado al fantástico y todavía activo- donde fue muy bien recibido, a tenor de las letras que le dedicó el -siempre maravilloso- "Mad Movies" respectivo. Tras situarlo genéricamente entre la comedia y el gore, se rendía a sus capacidades -"gran dominio de la técnica"- y al hecho de estar confeccionado con medios más que solventes, cosa evidenciada por el uso de Steadycam y sonido Dolby. No era baladí, porque Marfori lo parió como parte de su paso por el prestigioso "Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma", lo que explica su presencia, nada menos, que en nuestra "Semana Internacional de Cine de Valladolid", edición 32. Curioso.

En cualquier caso, el joven cineasta comentaba que aquel corto era un "test" para su primer largometraje, entonces titulado "Horror Queen". Dadas las circunstancias, nadie vio venir el desastre que se avecinaba.
"Horror Queen" acabó siendo materializado en 1988 gracias a unos cien millones de liras, la incorporación del mismo "Sabbia Insaguinatta" como parte de sus 85 minutos de duración y el llamativo protagonismo de Carolina Cataldi-Tassoni, hoy reconocida profesional, entonces "garantía" para el consumidor medio del terror tras sus papeles previos en dos productos marca Dario Argento, "Demons 2" y "Ópera". La diferencia es que, ahora, "Horror Queen" gastaba otro título, "Il Bosco 1", "El bosque 1". A Marfori le encanta aclarar que incluyó ese 1 como coña directa al abuso de secuelas que entonces era común en el cine fantástico. Pofale. Es posible, pero a mí me suena a efecto tardío en busca de cierta justificación. Sobre todo, considerando que en algunas muestras de prensa de la época aparece como "Presa Tenace". Aunque no adelantemos acontecimientos.
La cuestión es que hacía años que el terror italiano andaba bajo mínimos, ya casi sin dar señales de vida tras haber alegrado la existencia del aficionado desde los sesenta hasta los ochenta. Primero con altas dosis de goticismo, seguidos por la explosión del "giallo", hasta los inolvidables baños de ultra-gore licuoso protagonizados por zombies. Así, de entrada, la prensa especializada recibió al film con entusiasmo, anunciándolo como la necesaria y esperada "Nueva Ola del Horror Italiano".

Incluso Marfori logró venderla al mercado americano. Fue la inevitable "Troma" de Lloyd Kaufman (y Michael Herz) la que se llevó el gato al agua, retitulándolo "Evil Clutch" (garra maléfica, más o menos. Desconozco pues si la traducción al italiano de ese mismo título -"Presa Tenace"- vino antes o después del rebautismo por parte de los yankis) currándose un cartel tan llamativo y espectacular como la ex-factoría de New Jersey solía hacer. Desde luego, mucho mejor que el previo.

Pero claro, que "Troma" arramblara oficial y finalmente con los derechos de explotación en USA del debut de Andreas Marfori era, a la larga, una mala noticia. Más considerando las expectativas puestas en "Il Bosco 1". Conocemos de sobras, y hemos sufrido en general, el catálogo de títulos distribuidos por la compañía. Salvo excepciones, muy excepcionales, suelen tirar de auténtica roña cochambrosa rechazada previamente por todo ente humano racional dedicado al negocio. ¿Estaban pues justificados dichos temores?. Pregúntenle al fanzinero ilustre Lucas Balbo, quien dijo de todo menos bonito respecto a "Evil Clutch" en las páginas del británico "Shock Xpress". 

"Un plagio muy malo de "Posesión Infernal" dirigido por un adicto a "Fangoria" con una edad mental de trece años - y estoy siendo generoso". Así se las gastó el colega en su reseña, completada con puyas a la ausencia de una genuina trama, los interminables paseos de los protagonistas por aquello de alargar metraje, la escasa imaginación dispensada al -más o menos- generoso gore, el aburrimiento de todo ello y la incapacidad del señor director. Algo de razón tendría, porque aquella supuesta revitalización del horror “made in Italy” no fue tal.
La carrera de Marfori, no obstante, continuó. Llegaría a rodar tres películas más, de entre las que destaca el thriller de acción y disparos "Il ritmo del silenzio". Parido con miras internacionales, y lanzado en los USA como "Desperate Crimes", contaba en su reparto con una Traci Lords ya reconvertida a actriz legítima, por así decirlo. En 1993 firma "La forza della terra", comedia con presencia del filósofo del LSD Timothy Leary, y ahí acaba todo. Al menos, por un tiempo.
Como ha pasado en los USA con muchos cineastas originalmente considerados escoria (toda la ralea de "exploiters" de los sesenta hasta los ochenta) o en España (mírese el desvarío formado en torno al llamado "fantaterror"), la nueva generación italiana de fans del fantástico descubre la existencia de una película autóctona de terror a finales de los ochenta que, por singular, merece ser atendida (especialmente considerando su incursión en el catálogo de la “adorada” "Troma"). Ello insufla nueva vida a "Il Bosco 1" y a un Andreas Marfori retirado del cine y dedicado a la ventriloquía (¡¿?!). Claro, ya se conocen la cantinela, el desmadre es absoluto. Se tilda al film de legendario, se organizan tours por los lugares donde se rodó, Marfori es entrevistado, invitado a festivales especializados y el largometraje se reedita con todos los honores. No obstante, por mucho que los fans se dejen la piel intentando parapetar la verdadera naturaleza chusca del material, este es lo que es... solo que ahora no mola decirlo, a menos que sea con una sonrisilla y el ojo en efecto guiño. Así las cosas, Marfori corre a asegurar el tiro declarando que la hizo aposta de esa manera, regodeándose especialmente, como decía, en lo del 1 tras el título. Sí, ya, ahora cuéntame una de piratas, Andreito.
En cualquier caso, y dentro del tornado de descontrol, el director anuncia un "Il Bosco 1, 2" -bautismo inventado por mí, siguiendo la lógica de las cosas- rodada en formato digital y tira de "YouTube" para pedir montante. A día de hoy todavía no hay noticia de esa improbable secuela tardía, aunque sí de otro par de películas marca Marfori... por supuesto, acordes a su nuevo público, a tono con la imagen que se tenía de él, dentro del género con el que se le vinculaba y bien amarrado a las tendencias del momento. Se trata de dos extrañas coproducciones entre Italia y Rusia (¡ugh!), "Ataka sovetskikh zombi", que no falte una de muertos vivientes, y "Quest of fear", sobre un juego de mesa mortal. Todo ello parido a lo digital, claro y, desde luego, levantando muchas menos pasiones entre el fandom que aquel razonable viagra titulado "Il Bosco 1". La segunda de las películas mentadas está fechada el año 2018 y, desde entonces, Andreas Marfori no ha rodado nada más. Ni se sabe demasiado de él, ni de, por supuesto, su película de debut, beneficiada por el clásico arrebato de entusiasmo pasajero -y pajero- del fan medio, ese al que todo quisqui se apunta oportunamente y, tal como viene, se esfuma cuatro días después cual humareda (véanse los casos de "Troll 2", "Birdemic", "The Room", "Fateful Findings" etc, etc, etc...)

martes, 11 de noviembre de 2025

REVUELO EN LAS AULAS

“Revuelo en las aulas”, película cargada de buenas intenciones, es una comedia con mensaje social que trata de hacer partícipe al espectador del tipo de dictadura y totalitarismo al que están sometidos muchos estudiantes americanos por culpa de un sistema docente retrogrado que censura las artes y, peor aún, la educación sexual. El film intenta mostrar como los centros de enseñanza suelen estar, en muchos casos, regidos por absolutos ignorantes. Una comedia cuya principal premisa es concienciar al espectador, incluso por encima de que se ría.
Cuenta la historia de un grupo de adolescentes de escuela secundaria que, ante una serie de injustos suspensos ajenos a su nivel de estudio y sí con una serie de cuestiones de índole íntima, se organizan, ayudados por un profesor comprometido con sus causas, para reivindicar sus derechos e intentar cambiar el rectorado de su instituto. Entre medias, se sucederán los amoríos y los romances propios de las “teen movies”.
Se inspira en un caso real y las tres jóvenes en los que se basa el film, que incluso salen entrevistadas al final (resumiendo sus casos con breves pero certeros comentarios), fueron injustamente evaluados en sus colegios, sin ningún fundamento, por sus examinadores. Lanessa Riobe, una muchacha cuya madre tenia Sida, concienciada por el asunto comenzó a ponerse en el instituto una camiseta en la que una inscripción instaba a quien la leyera a usar preservativos. Ese motivo fue más que suficiente para que le suspendieran porque su comportamiento "no era el adecuado". Asimismo, Natalie Young fue suspendida por llevar una camiseta en la que decía “Barbie es lesbiana”, en reivindicación a la opción sexual. En clase de literatura, Rache Boim, fue suspendida por escribir una historia en la que una niña sufría una pesadilla violenta. Y solo por eso ya no le vale el aprobado. Su talento literario en realidad daba lo mismo a los docentes.
Tomando como base estos hechos, se construye la película.
Con un presupuesto de 700.000 dólares, una cantidad tan baja que lo natural es que a poco que estuviera un par de semanas en cartel sacara el doble de beneficios, fue un absoluto fracaso de taquilla. Recaudó tan solo 500.000 dólares. Por otro lado, la crítica fue demoledora con ella y eso acabó de truncar su carrera, aunque lo cierto es que la película, por sí misma, tenía todas las de perder; es un pastiche de conceptos a los que cuesta cogerle el hilo, amén de resultar aburrida como pocas. Por otro lado, todo el asunto de denuncia social resulta poco menos que cargante. Además, si el reclamo principal es el cartel, con su protagonista masculino en posición chulesca, rodeado del resto del reparto femenino y bajo las faldas de una animadora, el espectador se puede hacer una idea errónea de lo que va a ver, y cuando se encuentre con lo que de verdad ofrece “Revuelo en las aulas”, sin duda, se decepcionará. 
Como curiosidad, decir que esta película tiene el récord "Guinness" por incluir en los títulos de crédito el beso más largo mostrado en pantalla, de seis minutos de duración. Antes de que nuestros protagonistas procedan, una voz en off nos anuncia que pretenden batir dicho récord, que estaba en tres minutos y medio... o algo así. Verdaderamente infantiloide, cursi y patético, además de demostrar una cobardía supina al mostrarlo en los créditos finales, en lugar de incluirlo en el metraje de la cinta, rompiendo así el ritmo. Puede que, si lo hubieran hecho, “Revuelo en las aulas” hubiera sido, al menos, osada.
El reparto, lleno de desconocidos, se completa con cameos de menos de un minuto de gente muy famosa como Rosanna Arquette, Adam Arkin, Elisabeth Perkins o Samantha Mathis, que dan vida a padres y profesores de los alumnos.
Dirige, como el que no tiene otra cosa mejor que hacer, Josh Stolberg, dueño de una filmografía de lo más prescindible —incluido un “spoof” de los de la ultima hornada, esto es, más malo que pegar a un padre, “Los juegos del resacón”—, aunque es el guionista de cosas mucho más refrescantes que esta “Revuelo en las aulas”, como pueda ser “Piraña 3D” de Alexandre Aja.
Ni que decir tiene que, en nuestro país, la vimos gracias a los últimos años del videoclub, directamente en DVD.

sábado, 8 de noviembre de 2025

LA RESURRECCIÓN DEL MAL

Hace casi quince años aseguraba con bravuconería que jamás vería esta película. Y aquí me tienen, escribiendo sobre ella. ¡Ay, bocazas!. ¿A causa de qué solté tal sentencia? Pues acababa de pimplarme el título que la precedía, "Algunas veces ellos vuelven", telefilm basado en un relato de Stephen King cuyo éxito generó dos continuaciones directas a los estantes del vídeo-club que, dado el escaso entusiasmo provocado por aquella primera dosis, decidí ignorar. Concretamente, esta segunda juega al papel de remake disfrazado. Carece de conexión narrativa con la previa, pero viene a repetir el mismo esquema argumental salvo puntuales variaciones. Por lo que, si la presencia de King en aquella ya sería algo diluida (considerando que convertía en largometraje un relato corto), aquí directamente pasa a excusa.
Los gamberros del pueblo (el "leitmotiv" de la franquicia) son tan malos que realizan rituales satánicos. Aquello que un chaval es testigo de cómo sacrifican a su hermana de dieciocho recién cumplidas primaveras. Lógicamente ofuscado, acaba con ellos en plena celebración de la efeméride diabólica. Pasan treinta años, ahora el chaval es padre soltero de una hija apunto de cumplir mayoría de edad. Ello provoca que los gamberros regresen de los avernos con intención de usar a la moza para concluir el ritual interrumpido en su día.
Cambiar la tele por el vídeo-club (suspiro...) aporta ciertas ventajas, como poder incluir algo de sangre (muy comedida. De efectos especiales prácticos la cosa anda bien, aunque parapeten muertes tan risibles como la chavala cosida a "cartazos". Los visuales, en cambio, resultan menos convincentes, rozando por momentos un doloroso cutrismo) y unas pocas tetillas bonitas de ver. Pero ahí termina toda diferencia. Como producto noventero de terror de escaso montante, "La resurrección del mal" (traducción porculera de "Sometimes they comeback... again", "Algunas veces ellos vuelven, otra vez"), se deja ver sin mayores aspavientos. Es puro "fast food" de manual, con algunas salidas narrativas ridículas, de esas que parece que te tomen por tonto (como ver al protagonista librarse alegremente y sin mayores dificultades de la cadena que le inmoviliza. O la desesperada búsqueda de un objeto que, al final, resulta estar a la vista, fácilmente localizable...) y un "tic" muy irritante y de su tiempo, las maneras "a lá Freddy Krueger" que gasta el satánico jefe de la pandilla, es decir, "verborreando" hasta el paroxismo cada vez que asesina a alguien a base de pretendidas gracietas (algunas tan lamentablemente inimaginativas como cuando a un manco recién amputado le suelta aquello de "Gracias por echarme una mano").
A este le otorga (sobre)vida Alexis Arquette, perteneciente a la famosa casta y de rostro bastante peculiar. Llegó a dejarse ver en "Pulp Fiction" y luego fue el novio gótico de "La novia de Chucky" (donde, esta vez, él era el sacrificado durante un ritual). Posteriormente cambió de sexo, pero apenas tuvo tiempo de disfrutarlo ya que falleció en 2016.
Se enfrentan a él Michael Gross, eternamente ligado a la "sitcom" "Enredos de familia" y a otra franquicia segundona, "Temblores", y su hija, interpretada por una jovencita y muy bella Hilary Swank años antes de dar el salto a primera división. Les acompañan Patrick Renna, al que reconocía por su oronda figura y feo careto. Creía situarle en alguna película de cierto peso, pero no, se trata del tardío y aburrido slasher "Dark Ride" ("La casa del terror" en las españas). Su físico también le llevó a formar parte del cast de una comedia -igualmente tardía- de "National Lampoon", "Escuela de novatos". Otro rostro bastante familiar es el de Molly Hagan, que "En la resurrección del mal" hace de sheriff.
Igual que "Algunas veces ellos vuelven", y varias de las adaptaciones de Stephen King de esos años, produce -entre otros- el ex-"Amicus" Milton Subotsky. Guioniza Guy Riedel (siendo el único libreto de su filmografía, más centrada en labores de producción) a pachas con el director debutante, Adam Grossman. La experiencia le otorgaría puntos para responsabilizarse dos años después, bajo mandato "productil" de Wes Craven, de "El carnaval de las almas", supuesto remake de aquella cult-movie aburrida de cojones y con la que nunca he conseguido congeniar, "Carnival of Souls". Las malas críticas y, presupongo, escasa recaudación le condenaron a la inopia, salvo cuando co-escribió el guion de, justo, la tercera parte de la saga que nos ocupa, "Sometimes They Come Back... for More" ("Algunas veces ellos vuelven... a por más"), aquí marcianamente titulada "Infierno blanco" y situada esta vez en el inhóspito escenario de una base científica del ártico. No me pregunten sobre ella porque, ciertamente, mis recuerdos son escasos... casi inexistentes.

jueves, 6 de noviembre de 2025

MINUTOS MUSICALES 41: LA TEORÍA DEL PATO VOLADOR

Es cierto que los LP´s de debut de la mayoría de bandas etiquetables como punk (especialmente aquel situado a finales de los setenta) son lo más mejor de sus respectivas discografías. Hay excepciones, pero se cuentan con los dedos de una mano. Ya saben, la energía, frescura y convicción desplegadas raramente volvían a repetirse en adelante. Y, a gusto personal, uno de los más redondos, escuchable prácticamente de principio a fin, es "Pure Mania" de "The Vibrators". Viene repletísimo de joyas sonoras como -por destacar algunas- "Keep it clean", "She´s bringing you down", la fabulosa "Whips & Furs", "Stiff Little Fingers" (y sí, de ahí sacó el nombre la respectiva formación hermana), "Wrecked on you" o "Bad Time".
No obstante, no he venido aquí a hablar de semejante y recomendable "maquinario". En realidad me dispongo a hacerlo del segundo LP de "The Vibrators", un grupo que, como muchos de los que su quinta y especie, mejor habrían hecho desapareciendo con el mismo punk, porque lo que siguió fue una sombra de sus mejores tiempos. Y poca broma, que duraron muchos muchos años y sacaron no menos discos. Pero la cuestión es que, habiendo dejado el listón tan arriba con "Pure Mania", parir el siguiente era todo un reto. Uno del que salieron bastante airosos. "V2", que así se llama, no es tan bueno... pero tampoco muchísimo peor. Tiene sus buenas canciones. Se me ocurren "Sulphate", "Feel Alright" o "Destroy" (posteriormente versionada por "G.B.H.". No sería la primera banda cuyo nombre venía compuesto de siglas que reinterpretara alguna de sus canciones, otros fueron nada menos que los ¡"R.E.M."!). Aunque para el muestrario sonoro he dejado mi favorita, "Flying Duck Theory". A ver, mi favorita de ESE disco, porque si tengo que elegir un caramelo musical compuesto por los vibradores, desde luego estaría en "Pure Mania" (y "Whips & Furs" se llevaría muchas papeletas), pero la cuestión es que esta teoría del pato volador es la primera copla suya que escuché (en un recopilatorio) y le tengo cariño, además de que sí, me encanta. Por ritmo, estribillo y sentido del humor. Escuchen, disfruten, pero no olviden que "Pure Mania" es mejor y bien merecería sus atenciones o, si se da el caso, sus dineros.


martes, 4 de noviembre de 2025

I LOVE YOU

Marco Ferreri es un director de los que podríamos considerar clásicos (suyas son “El pisito” o “El cochecito”) con películas académicamente impecables de impepinable prestigio a nivel internacional. A mí, a rasgos generales, me gusta mucho. Sin embargo, se obvia, también internacionalmente, que se trata de un director tan irregular, que, si cogemos la totalidad de su obra, y en una balanza depositamos a un lado las películas buenas y al otro las malas (o rematadamente malas) de su filmografía, van a pesar estas últimas por encima de las obras maestras, lo que numéricamente convierte a Ferreri en un director malo. Sin embargo, el mundo prefiere recordarlo por la docena de películas buenas (muy buenas, intachables) que rodó durante su carrera. Ojito con decir en según qué círculos esto que digo.
Pero, por encima de la calidad de su obra, destaca la personalidad de todas y cada una de sus películas. Las buenas, porque son incuestionablemente buenas, las malas porque, además de ser muy extrañas, son inconfundiblemente “ferrerianas” y, como además nunca se habla de ellas, yo creo que es el momento de reivindicarlas.
Olvidémonos de “La gran comilona” y de los títulos que todos conocemos; “I Love You”, de la más decadente etapa de Ferreri, mediados de los ochenta y primeros noventa, es probablemente su película de la que menos se habla, y, probablemente, también de las peores. Yo la definiría como curiosa. Aunque cuesta entrar al trapo, al final toda esta locura acaba teniendo cierta gracia.
Cuenta la historia de un individuo de clase media francesa que, harto de relacionarse con el sexo femenino de manera un tanto traumática, un buen día se encuentra un llavero con la efigie de una mujer que, cuando él le silba, el llavero dice “I Love You” y eso le encanta, tanto que termina enamorándose del llavero. Las cosas se irán poniendo tensas cuando alguien, de vez en cuando, le silba al llavero y este le responde con otro “I Love You”. Los celos se apoderarán del protagonista hasta conducirle a la locura.
Una película intencionadamente surrealista, pero tonta, rara y especialmente mal rodada y montada. Y con un tono tan europeo que casi parece una parodia. Es el acercamiento de un excéntrico como Ferreri a la modernidad europea de mediados de los ochenta; algo que le queda demasiado lejos.
Lo bueno es que tenemos aquí a un Christopher Lambert recién salido de su debut en Hollywood con “Greystoke, la leyenda de Tarzán, Rey de los monos”, volviendo a la madre patria para rodar una co-producción franco-italiana de presupuesto más bien tirando a bajo.  Casi a su vez, rodaba “Los Inmortales”. El caso es que, durante su estrellato en USA, nunca dejó de participar en toda suerte de películas europeas de presupuestos medios, saltando de una a otra y alterando su nombre según nacionalidad del film, era Christopher Lambert en las americanas y Christophe Lambert en las europeas. Y el caso es que, Lambert, espantoso actor donde los haya, mientras que en las yankis acaba siendo resultón, en las europeas, muchas veces dirigido por directores de postín, se evidencia lo malo que era en realidad. En “I Love You” se nota especialmente. Todo un alarde de inexpresividad y atolondramiento interpretativo. Por momentos parece que da vida a un discapacitado.
En el reparto le acompañan actores clásicos del cine franchute como puedan ser el también internacional Jean Reno o Eddy Mitchel ("Frankenstein 90").
Es una película de Ferreri, pero el cutrerío de esta compite con cualquier “serie B” de saldo y, al margen de que en cierto modo “I Love You” es una comedia pretendidamente rara, hay que sumarle las dosis de comedia involuntaria que también la hay. El resultado, en cualquier caso, es desconcertante. Pero, por el motivo que sea, acaba funcionando.

sábado, 1 de noviembre de 2025

FRENESÍ SANGRIENTO

Hal Freeman llevaba desde finales de los setenta dirigiendo porno y andaba desesperado por debutar en el cine legítimo. Finalmente se lanza al ruedo en 1987 invirtiendo 10.000 dólares de su propia "buchaca", parte de los cuales se destinan a película de 35mm. Dadas las circunstancias va a lo seguro: terror, sangre y evitar cualquier conexión con sus húmedas obras previas, de ahí que rechazara el ofrecimiento de Ron Jeremy para formar parte del reparto. La extrañísima ausencia de tetas suele atribuirse también a eso, pero lo cierto es que se había pactado con una actriz el airearlas y esta, a último segundo, no quiso. Tuvo incluso que llamar a su novio abogado para que se presentara al rodaje y lo impidiera. Uno que se prolongó dos ajustadas semanas, en pleno desierto y con un grupito de actores dispuestos a sudar la del pulpo (salvo cuando dormitaban en el bujero donde hospedaban, irónicamente llamado "Super-8 Motel", ¡no es coña!), ingredientes propios de un producto de escaso montante como aquel, estratégicamente diseñado en un guion reescrito por Ted Newsom, al que unían sendas colaboraciones previas con Hal Freeman. Según datos consultados, el libreto original respondía al título de "Warning - No traspassing" y se encargó de teclearlo nada menos que el legendario Ray Dennis Steckler. Newsom tampoco era novato en estas lides del cine de género, venía de implicarse en la caótica confección de "Engendro Satánico".
Una panda de "tarados" y su terapeuta se instalan en medio de la nada esperando así curar sus muchos males, fobias y manías. Uno de ellos cometió parricidio siendo crío y parece que eso de matar le mola, así pues se despachará a gusto con el personal. Nada muy complicado. La idea consistía en mezclar "Diez Negritos" con "Viernes 13". O Alfred Hitchcock, por el tema psicológico y "de misterio" -la parte "Frenesí" del título-, con Herschell Gordon Lewis, por aquello del gore y tal -la parte "Blood" del título-. Y aunque incluye ciertas dosis de hemoglobina, tampoco hablamos de nada excesivo ni imaginativo, casi todo consiste en el mismo efecto de degollación a base de unos trucajes escasamente convincentes. Por lo visto el primigenio responsable era un gordaco ultra-tatuado que presumía de haber fabricado la mitad pez de Daryl Hannah en "1,2,3 Splash". A medio rodaje terminaría entre rejas cuando la policía localizó armas automáticas en su furgoneta. Aunque existe una versión un pelo más amable según la cual todo obedece a cierta borrachera descontrolada. Ya saben como funciona esto del cine roñoso, las historias detrás de las cámaras (o la cámara) suelen ser más interesantes y emocionantes que la misma película, y en el caso de "Frenesí Sangriento" se cumple rigurosamente. Por previsible que suene, es un auténtico tocho aburrido, desaborío, plagado de diálogos tontolavas y, básicamente, prescindible hasta extremos de pura salud mental.
No obstante, Hal Freeman estaba tan seguro de sus posibilidades, que creó una distribuidora paralela a la del producto guarro. Su primigenia intención consistía en estrenarla en salas de cine, pero no coló, viéndose finalmente condenada al mercado del vídeo. A día de hoy, Ted Newsom asegura que, muy probablemente, el director no sacó ni un duro de la inversión. Por eso la carrera de Freeman, básicamente, continuó en el cine pajero, aunque de vez en cuando se permitía escapaditas llamativamente bizarras del calibre de "Earthquake Survival", un vídeo didáctico presentado por Shelley Duval sobre cómo sobrevivir a un terremoto, con presencia de Brinke Stevens, así mismo responsable del guion (¿¡!?). Poca broma, que fue un auténtico "hit" en su mercado. El tipo llegó a planear junto a Ted Newsom una nueva película de terror titulada "Judgement Night", sobre un exrecluso vengándose de aquellos que lo enchironaron. Lastimosamente, falleció antes de comenzar el rodaje. Se rumorea que pudo ser a causa del Sida, pero no está del todo claro. Newsom continuó guionizando cosuchas como "Teenage Exorcist" y dirigiendo eventualmente ficciones del calibre de "The Alien Within", aunque donde realmente brilló fue responsabilizándose de documentos audiovisuales en torno a las maravillas del cine fantástico de tirón más clásico.
En el reparto de "Frenesí Sangriento" localizamos algunos nombres singulares, ultra-segundones de aquellos con impresionantes filmografías repletas de cosas llamativas. Tony Montero, por ejemplo, estuvo en el "Del espacio profundo" del inevitable Fred Olen Ray. Hank Garrett era el orgulloso currelas que, en una entrevista televisada de "El justiciero de la ciudad", presumía de haber apalizado a un delincuente. Aunque el nombre más llamativo es el de una sobreactuada Lisa Loring, la "Miércoles Addams" original, con experiencia en esto del terror de bajo costo, y que si no se ha marcado un merecido cameo en la reciente versión de "Netflix" del personaje es porque murió hace dos años. Que en paz descanse. Lo mismo que el director de fotografía de "Frenesí Sangriento", Richard Pepin, por entonces a poco de asociarse con Joseph Merhi para crear la productora "City Lights" y, con ella, toda una serie de baratuchos y olvidables thrillers urbanos.