jueves, 31 de julio de 2008

THE COOK

Una hermandad universitaria femenina se prepara para pasar un fin de semana lleno de alcohol y drogas. Contratan los servicios de un cocinero y se presenta un guapo y fornido caballeroo húngaro que no sabe ni una sola palabra de Inglés. Entre rollito lesbio y folleteo estúpido, entre juerga tonta y borracheras, el cocinero irá matando poco a poco a todas las chavalitas, cocinándolas y dándoselas de comer a las que aún quedan vivas.
Muy simpático y divertido slasher que, aunque en el cartel se nos presente como una comedia gore y goce de un agradable sentido del humor, es bastante más seria de lo que parece. Los pocos toques de comedia que tiene son bastante inteligentes. Para empezar, y a pesar de desconocer el inglés, el cocinero no para de parlotear en húngaro y, entre sonrisitas, va diciendo a las muchachitas que las va a matar a todas y servir de cena. Ellas, como no entienden, y con la dulzura que desprende el gachó, se ríen y no se enteran de nada.
En cuanto a gore, es una de las pelis mas bestias que he visto últimamente, y como psycho killer, el cocinero funciona a la perfección. Un experto en despedazar con los cuchillos de cocina.
Hay una escena que me pareció especialmente simpática en la que los chavalitos están jugando al trivial, y una de las preguntas hace referencia a la cuarta parte de "Viernes 13". Se emocionan y empiezan a comentar una de las secuencias mas brutales de la película, mientras el cocinero está haciendo 
en la cocina lo mismo que "Jason" con una de sus amigas . Brutal y divertidísimo.
Luego en tema tetillas, tampoco anda mal. Y digo tetillas, porque aunque hay un par de jamonas de grandes cántaros, los senos que salen desnudos son únicamente los de las chavalitas que andan un poco planillas.
El ritmo de la película es perfecto. Empieza bien, tranquilamente, se nos presenta a los personajes... y el cocinero se toma su tiempo, hasta el minuto quince mas o menos, no se carga a nadie. Luego, como él mismo les dice en húngaro 
a las chicas, matará a más después, que de momento no le apetece y ya retoma las tareas homicidas hasta el minuto 45, eso sí, le vemos cocinar. A partir del minuto 50, la peli se convierte en un “tour de force”, en el que, a mil por hora, no queda vivo ni el tato.
El director es Gregg Simon, que no ha trabajado demasiado y esta es su tercera película. Pues le ha salido una gozada
.