viernes, 18 de enero de 2013

DJANGO DESENCADENADO

Lo primero  de todo decir que, despojado de prejuicios, me reconcilié con Tarantino tras ver “MalditosBastardos” donde la estrella (es más estrella que director) alcanza la mayoría de edad como director y autor. Y mi desprecio se dirige hacia ese fandom de Tarantino que lleva camisetas de Jules Winfield, pero desconocen las referencias que homenajea y/o plagia el director. Alaban  el trabajo de Tarantino, pero no tienen ni pajolera de quien es, por ejemplo, Sergio Corbucci.
Y si “Malditos Bastardos” ya me pareció cojonuda, “Django desencadenado” me parece magistral. Atrás quedaron los tiempos “indies” de Tarantino. Estando tras sus películas los grandes estudios, Tarantino  es mucho mejor.
Y me da la sensación, de que para Tarantino, el ser Tarantino empieza a ser un lastre, quiero decir, que parece que se ve obligado a meter con calzador las referencias cinéfilas, pero que ya comienzan a molestarle.  Aquí, obviamente su homenaje al “Spaguetti Western”, las referencias son muy marcadas, parece querernos decir “Aquí os las dejo, y dejadme ya en paz”, así, las dislumbramos en los títulos de crédito, la banda sonora, los zooms y el cameo de Franco Nero, pero están metidas ahí como para  quitárselas de encima. Luego el resto de la película es el film que Tarantino ha querido hacer. Por lo tanto, no encontramos primerísimos primeros planos a lo Sergio Leone, ni la película en general parece un “Spaguetti Western”, parece más bien un homenaje al western Americano, y los tonos que se usan en la película, más grisaceos que naranjas, evocan al western contemporáneo, así que, referencias a parte, “Django Desencadenado” está más cerca de la también magistral “Valor de ley” de los Cohen que de, por ejemplo, “Por un puñado de dólares” o el “Django” original de Sergio Corbucci.
También es cierto, que su estructura, sin dejar de ser la típica de Tarantino, si que adolece un poco de esos eternos diálogos que le han hecho famoso, en pro de conversaciones con menos texto y  planos más visuales, que hay menos acción de la esperada, así como mucha más violencia y sangre de lo habitual, y también, humor más chabacano al estilo de la nueva comedia americana (no en vano, JonahHill aparece en una de esas secuencias), pero lo mejor de “Django desencadenado” es que es la cosa más entretenida del mundo. Tres horas que pasan en un santiamén, dejando al espectador un agradable sabor de boca.
Muchos personajes aparecen en pantalla, y además del anteriormente mentado Franco Nero, podemos ver también a Tom Savini, Don Johnson, y los demás que se me escapan.
En cuanto a los actores, están todos cojonudos, desde Jamie Foxx hasta Samuel L. Jackson, si bien es cierto que quien se lleva la palma es Christoph Waltz, verdadero protagonista de la peli, que da gusto verlo.
El argumento es lo de menos. Un dentista caza recompensas alemán que odia la esclavitud, compra un esclavo para que le ayude a matar a unos antiguos negreros suyos requeridos por la ley. Tras concederle la libertad, el dentista, ayudará al esclavo a salvar a su esposa, que sirve en un campo de algodón de Mississipi.
Por otra parte, decir que a Spike Lee le come la envidia… Por todos es sabido que arremetió muchas veces contra el cine de Tarantino, acusándole de racista por la cantidad de veces que se empleaba la palabra “nigga” en sus películas. “Django desencadenado”, sin embargo, es un alegato antiracista que coloca a los padres fundadores de América en su lugar, y Spike Lee ha vuelto a poner el grito en el cielo, volviendo, como no, a acusar a esta película de racista. Es lo que tiene el ser relegado al video-club.
Así pues, no se me caen los anillos al reconocer que “Django desencadenado” es la película más divertida, vibrante, interesante y bien hecha de los últimos años. Tarantino, sigue así campeón, que te vas a convertir en un clásico.