Y es que como ex – fan del “Mondo”, he de decir que no existe
sub-genero cinematográfico más cruel y denunciable que este. Gracias a dios,
fue una moda, y duró mientras que dio dinero, pero cuando dejó de darlo se
esfumó –aunque existen todavía fugaces muestras del género, como pueda ser
“Orozco, el embalsamador”- por suerte. Porque hay que ser cruel para filmar y
vender de esa manera, no ya las ejecuciones o rituales mortales humanos, si no
por los pobres animales que mataban nada más que para alimentar el morbo de
cuatro palilleros de mierda.
Aún así, como fenómeno cinematográfico de su tiempo, si que
me siguen produciendo cierta curiosidad.
Obviamente, los reyes de la corona, siguen siendo los
“mondos” italianos. Los más salvajes, brutos, crueles y sensacionalistas, y los
que menos escenas falsas contienen.
Sin embargo, este “Asia perversa, continente del sexo y el
horror”, internacionalmente conocido como “Shocking Asia”, tiene bastante fama,
a pesar de que no muestra nada que no se nos haya mostrado en “Mondos” más
famosos, incluso, sería de los más edulcorados, pero tiene momentos
verdaderamente repugnantes y he tenido que girar la cabeza como antes he dicho.
Con la excusa de mostrarnos los estilos de vida, costumbres
bárbaras y aberraciones sexuales varias, se filma rituales tercermundistas en
la India, donde tiran cuerpos muertos al Ganges y el resto de indios se bañan
en esas aguas, e incluso las beben, o vemos enfermos de polio, o japoneses que
comen cojones de cerdo. Vemos todo tipo de guarrerías, de muertes de animales,
aunque sean con motivos alimenticios, los barrios de putas, y demás, y el plato
fuerte del asunto: Una operación de cambio de sexo, en vivo y en directo, sin trampa ni cartón. Y ahí es
donde he tenido que retirar la mirada, porque no podía soportarlo. Algo tan
grafico, me ha puesto un mal cuerpo de tres pares de pelotas.
La película existe, porque cuando los Italianos ya estaban
dejando de producir estas mierdas, y un avispado Alemán que se ganaba la vida
contando chistes y haciendo de actor en comedias, se asoció con una productora
China para rodar este documental, y pese a que ya en plenos ochenta, ya estaban
los mondos muy desfasados, este, por centrarse en el continente Asiático, fue
un éxito internacional, vamos, que se forraron, a pesar de que, como ya he
dicho, no destacaba mucho por encima del resto de “mondos”.
Se llamaba, Rolf Olsen.
La película, tuvo dos secuelas más “Shocking Asia II: The
last Taboos”, que también dirigió Olsen, ya
muy a destiempo en 1985, y ya en 1995, poco antes de morir, y
aprovechando una pequeña moda en los 90, que revivía el género, los chinorris,
sin su participación, rodaron una tercera entrega “Shocking Asia III: The
Dark”.
Puta basura asquerosa e inmunda.