Esta curiosidad rondaba las estanterías de los locales mejor
surtidos. A lo que voy es, que aunque todos recordemas la carátula que ilustra la entrada, no era una de las cintas habituales. Vamos, que en la época,
finales de los ochenta, ya era rarilla.
De hecho, cuando se decidió distribuirse, los de “CBS Fox” optaron por doblarla
en un estudio del país Vasco a fin de ahorrarse unos durillos.
Ahora, ¿llegaron ustedes a alquilarla? Yo tampoco. Por suerte
en estos tiempos en los que la tecnología le hace parecer a un cuarentón un
abuelete –por aquello de que no se entera-, y con internet tan navegable que
hasta el mongólico sin vida que te ha
tocado como compañero de curro sabe buscar en lugares que tú ni sabías que
existían, no ha sido fácil localizar la película una vez la han colgado, ya que
es pasto de esos "sites" para socios tan sectarios, de esos que se adjudican la
autoría de una película solo porque han cogido un rip del DVD yankie y le han
puesto el audio de un viejo VHS. De esos tan patéticos. Pero, por suerte,
sabiendo que está en la red, el buscador de nuestra querida mula hace el resto.
La peli, como siempre, es lo de menos cuando has satisfecho
la curiosidad inicial. Con todo, “Come y Corre” no es, ni mucho menos, de las
más insoportables.
Cuenta la historia de una nave extraterrestre que se
estrella en algún lugar de los Estados Unidos. Con ella viene un extraterrestre
obeso de apariencia humana, pero con afilados colmillos que le dan un aspecto
amenazador. Como la primera toma de contacto que tiene es con un repartidor de
salchichas italianas –ergo, italiano- nuestro extraterrestre decide comérselo, desarrollando
así cierto gusto por los italianos, lo que lleva a un atolondrado detective a
investigar el caso de una serie de muertes de
ciudadanos provenientes del país mediterráneo, llegando incluso a juzgar
al extraterrestre por ello.
Una auténtica marcianada, nunca mejor dicho.
El principal problema de la película es que es muy
tontorrona y el humor, deudor en algunos momentos del "spoof", en otros lo es de películas tan inocuas como “Johnny
Peligroso” (no se me ocurre otro título de la época para comparar. Se trata de un humor soso, pero que funciona), es insulso más
allá de la gracia que te pueda hacer un extraterrestre gordo y feo que come
italianos, o que el detective haga la voz en of in situ mientras narra lo que
ve (y por lo que sus interlocutores le mandan callar). No es muy allá.
Sin embargo, si que es una película a tener en cuenta por el
ignotismo que la acompaña; apenas hay información en internet, y su
director, Christopher Hart, no ha vuelto a dirigir más después de
esta, su ópera prima. Aunque si lo piensas en frío, la película es, en
definitiva, tan olvidable, que es hasta normal que no haya casi nada.
Como curiosidad, decir que el protagonista no es otro que Ron
Silver , aquí, todavía sin su barbita característica –de hecho en una escena en la que aparece con el torso desnudo, tiene más pelo en el cuerpo que en la cara- quien en sus apariciones cinematográficas como galán en los 90 tiene más
aspecto de ser un Álvaro Vitali californiano que otra cosa.
Como digo siempre, para satisfacer la curiosidad, alcanza.