Sea como fuere, la película es una suerte de Neo-Noir con
ademanes de cine de vanguardia que coquetea con el cine más zetoso y con la pornografía soft. Ahí es
nada.
Pero la gracia del asunto es que se trata de una película de
1973 con guion de Lloyd Kaufman cuando este estaba en la universidad y no tenía
todavía la mentalidad “Tromatizada”. La otra curiosidad, es que el co-
productor de la misma, es nada menos que un primerizo Oliver Stone.
Ante la proliferación del cine “Nudie” y el “Sexploitation”,
la película se estrenó como si fuera una más adscrita al subgénero, pero nada
más lejos de la realidad; está más cercana al Underground que a cualquier otra
cosa. De hecho, figuras relevantes de aquel movimiento aparecen como actores en la cinta, dirigida por
Theodore Gershuny, de la misma forma que lo hacían en su anterior película
“Noche Silenciosa, Noche Sangrienta”, lo que convierte a Gershuny en una rara
avis muy curiosa que no rodó mucho más.
En cualquier caso, y como si de una película de estudio se tratara, Gershuny
está aquí contratado; la película es de Kaufman, que años después la
distribuiría por su propia compañía, la Troma.
Cuenta la historia de un productor de pornografía, que con
malas artes consigue que una modelo se suicide ante la cámara. A partir de ahí
ya me lío, pero creo que , más o menos, lo que pasa es que una tía contacta con
otra actriz que es igual que la que se ha suicidado, se enrolla con ella (de
ahí lo de “Lesbianismo Asesino”, supongo) se la folla, y se conchaban para
vengarse del productor porno… y lo rellenan con escenas en las que un gordo
hace ejercicio, entre otras fruslerías.
Pues mi veredicto es que es mala a rabiar, aburrida hasta la
consternación y carente de algún atributo,
o la gracia suficiente como para que decida guardar le película en un DVD.
Algún ramalazo estilístico y poco más, porque no funciona como película
alternativa ni como película de género. Pasan las cosas, y el espectador se
queda igual.
Tan solo salvo los 10 minutos iniciales hasta que la tía se
suicida, a partir de ahí, es como ver crecer una planta.