Pedro Villanueva Branda, más conocido popularmente como “Melcochita”, es un comediante de 83 años de edad cuyo estatus y
popularidad en su Perú natal sería similar a la que tuviera en España Chiquito de la Calzada.
Procedente de la corriente de cómicos ambulantes, Mecolchita
de hace popular por sus chistes y la manera peculiar que tenía de contarlos,
así como por sus canciones, en las que mezclaba rock y salsa. Alcanza su cenit
en el mundo de la televisión donde nunca desciende su fama y da el relevo
a varias generaciones de cómicos sin retirarse nunca.
Lo lógico y natural es que acabara protagonizando películas como todo
comediante que se precie. Sin embargo, no es Perú un país que tuviese
facilidades a la hora de hacer cine por el caro coste de las producciones…
hasta la era del vídeo y las cinematografías emergentes de los países
latinos.
Ahora, en esta última década, con la llegada del HD, el 4K y
los bajos costes de producción, es hora de hacer esas películas que debían
haber hecho estos cómicos en su momento. Como muestra les remito a la reseña de
“Macho Peruano que se respeta” al servicio del humorista Carlos Vilchez,
dirigida, al igual que esta, por el realizador Carlos Landeo.
Pero el caso de “Gemelos sin cura” tiene más miga que
la anteriormente mentada, aunque solo sea porque es la primera vez que un señor
con una carrera de más de 60 años tiene la oportunidad de protagonizar su
primera película.
“Gemelos sin cura” cuenta la típica historia de individuo fuera
de su hábitat e intercambio de personalidades. Todo más visto que el tebeo,
al menos en Europa.
Dos hermanos gemelos muy distintos, uno cura, el otro un
buscavidas, acaban intercambiando personalidades en el momento en el que, por
una serie de trapicheos al hermano macarra, le persiguen unos mafiosos por un
asunto de un maletín lleno de dinero. Al ir a pedirle ayuda a su hermano cura,
mientras la cosa se soluciona, el ejercerá de sacerdote. Mientras el embrollo
de desenmaraña, investigación policial mediante, el cura se las tendrá que ver
en las cantinas con borrachos y gente de mal vivir, mientras que el buscavidas
tendrá que dar las misas, o peor aún ¡practicar exorcismos! Naturalmente, todo
acabará bien para ambos.
La película tiene la ingenuidad y el cutrerío propio de las
cinematografías emergentes, si bien los peruanos, con más de 10 años de
tradición "do it yourself " gracias al cine regional sacan ventaja a otros países vecinos, por lo que, curiosamente, y a pesar de
sus casi dos horas de duración “Gemelos sin cura” va bastante bien de ritmo, y
como toda comedia tontorrona, independientemente del país del que provenga, se
deja ver estupendamente.
Por otro lado, junto a Melcochita, tenemos en el reparto a
otro viejo conocido del humor peruano que ya tardaba en hacer cine: Cachay.
Mientras esperamos la que será su gran puesta de largo, podemos verle aquí en
un suculento secundario dando vida a un mafioso de tercera.
Por supuesto, ni el director Carlos Landea, ni la película,
tienen su respectiva ficha en imdb ¡Qué se le va a hacer!