Película zetosa y más mala que un dolor, cuyo aliciente es
que tenemos combinadas a partes iguales unas cuantas dosis de vigilantísmo
femenino, otro tanto de artes marciales de baratillo y otro poco de WIP, junto
con cuatro o seis de las mejores tetas y dos de los mejores culos que se pueden
ver en una película hecha con cuatro pesetas. No se dejen engañar por el
estupendo cartel; no es una película española de los tiempos de la movida. Se
trata de una película dirigida a seis manos por el filipino Ed Palmos, de
extensa filmografía en su país natal y hasta cierto prestigio, en colaboración
con Víctor M. Ordoñez y All Valleta, que no han dirigido nada más a parte de
esto, aunque Valleta ha hecho de actor en varias películas. A esta triada con
tanto apellido exótico, no se le ocurrió otra cosa que firmar la película bajo
un pseudónimo que sonara algo más anglosajón que sus nombres y, así de paso,
hacer parecer que la película la dirigía un solo individuo. El pseudónimo en
cuestión es de fardona sonoridad: Edward Victor. “Alley Cat” es un proyecto
filipino que tras unas buenas gestiones se rueda en USA y con capital y equipo
norteamericano, algo así como un exploit de “El justiciero de la noche” y
“Calles Salvajes”, pero extremadamente pobretón e incompetente.
Cuenta —de muy mala manera— como una pandilla de
delincuentes intenta robar los tapacubos de un coche aparcado en una acera.
Resulta que este coche es de Billie, una aspirante a cinturón negro con muy
malas pulgas que vive en la casa de al lado, así que, les da una pequeña palicilla
a los malhechores. En consecuencia, estos zurrarán al
abuelo octogenario (pero interpretado por un sesentón) de la chica, por
lo que esta decidirá emprender una
cruzada contra ellos con tan mala suerte, que cuando acude al rescate de una
damisela que va a ser violada por ellos, evita esa violación, pero es capturada
por la policía que la lleva a juicio por ir armada, por lo que entra en
prisión. Un joven madero se enamora de ella, paga la fianza y juntos lucharán
contra esa panda de delincuentes, lo que generará la continua entrada y salida
en la cárcel de nuestra heroína.
Un puto coñazo tedioso y absurdo que no deja de tener cierta
gracia por lo cutre que es todo, por esos diálogos soltados sin ganas y
escritos por alguien con autismo y, sobre todo, por esas escenas de acción tan
mal coreografiadas y sosas. A parte, como les he dicho antes, los manojos de
tetas. Puro cine trash.
Lo mejor de la película es que nos presenta como estrella
absoluta a Karin Mani, una especie de versión cutre y temprana de Cyntia
Rothrock que reparte estopa y que además está verdaderamente buena, por lo que,
como no podía ser de otra forma, además de dar mamporros, protagoniza escenas
eróticas ya sean estas de corte heterosexual, ya sean lésbicas y entre rejas.
La muchacha, algo hábil dando patadas, pero nula en lo referente a la
interpretación, no tuvo demasiada suerte, por lo que sus apariciones en el cine
fueron un visto y no visto, limitándose estas a esta película y su
participación en “Angel 2” con un pequeño papel y como especialista.
Con un montón de problemas de producción, quedándose esta
sin dinero en varias ocasiones mientras rodaban, “Alley Cat” es una película
que pasó inadvertida durante años para los aficionados, pero durante los
últimos tiempos, estos parecen haberse dado cuenta de que esta película existe
gracias a sus recientes ediciones en DVD, especialmente la amparada bajo la
colección “Katarina’s Kat Skratch cinema” que apadrina la musa de la lucha
libre Katarina Leigh Watters y que aglutina películas de acción un tanto curiosas,
bizarras o extrañas, por lo que, aunque sea treinta y tantos años después,
estamos ante una verdadera película de culto. Pero es bastante sosita, no llega
a ser lo suficiente memorable como para tenerla muy en cuenta en lo que a buen
cine trash se refiere. Ver, saciar curiosidad, olvidar para siempre.