viernes, 11 de marzo de 2022

SÁBADO, SABADETE

“Sábado, Sabadete” se concibe en una mala época para el cine “S”, justo cuando este está en declive, el porno legalizado y el subgénero emitía ya sus últimos estertores.
Sin embargo, y teniendo en cuenta lo paliza que era a rasgos generales el cine de dicha clasificación, “Sábado, Sabadete” es también una de las películas más divertidas y con inventiva de cuantas se rodaron.
Como he explicado en anteriores reseñas, Rodjara, su director, se lía la manta a la cabeza porque necesita dinero para completar su película de animación “El pequeño vagabundo”, y con lo que gana dirigiendo “Sábado, Sabadete”, sufraga los gastos de su proyecto de animación. Y aun siendo una película con todas las carencias propias del cine “S”, también deja claro que Rodjara era un director, al menos, distinto a los que, de manera alimenticia, se incorporaban al cine erótico. Como que tiene algo más de estilo.
La cosa es sencilla; cinco alegres jovenzuelas se van de vacaciones al campo con el fin de acampar y pasar una temporada en un entorno rural. En consecuencia, y poniéndose en pelotas cada cinco minutos,  se las tendrán que ver con paletos de enorme miembro viril a los que las chicas complacerán sin mayor problema. Asimismo la película cuenta con una subtrama en la que una de las chicas no tiene por norma acostarse con el primero que llega, lo que creará un conflicto entre sus liberadas amigas, que la tomarán por lesbiana.
Siendo “Sábado, Sabadete” más una película de despelote que de escenas de folleteo —desde luego no complacerá a los amantes del soft— cuenta con una baza fuerte que es su sentido del humor. Entre despelote y despelote, despliega un arsenal de gags, unos más afortunados que otros, que ayuda a que el visionado sea soportable. Sin ir más lejos, me entró la risa tonta cuando un  guarda forestal baja por el monte con un burro, y le dice a este que “hay cosas de la vida que él jamás entenderá porque es muy burro”. Una chorrada, pero a mí me hizo gracia.
Por lo demás, lo de siempre: Mucho alboroto, chicas pizpiretas y vodevil barato en lo que puede que sea una de las últimas películas del cine “S” y, al igual que su director, una de las más olvidadas, pese a la reivindicación de nicho que de un tiempo a esta parte se viene haciendo del amigo Rodjara.
Con Ricard Reguant como ayudante de dirección, cuenta en su blog que, durante el rodaje,  hubo tiempo para ligarse a alguna de las chicas y que resultó una filmación divertida, destacando también el hecho de que una de las actrices secundarias fue apuñalada por su novio, que estaba pasado de drogas, al tiempo que rodaban la película. Por suerte no falleció, pero estos hechos dejaron conmocionado al equipo del film.
Por otra parte, la película está trufada de caras conocidas del cine español, esos actores de profesión que tenían que comer y se apuntaban a un bombardeo; mejoran la película las intervenciones de Rafael Hernández (posiblemente uno de los mejores secundarios del cine español, injustamente ninguneado y olvidado), el entrañable José Riesgo (Julián de “Barrio Sésamo”) y, en un papel ínfimo, un primerizo Ramón Langa aparece brevemente acreditado bajo el seudónimo de Ramón L. Cartón. Nada relevante y, si no conoces el dato, ni notarás su presencia.
Otra curiosa película del no menos curioso Rodjara, y hasta aquí el ciclo. Por lo menos hasta que consiga agenciarme sendas copias de sus últimos títulos de animación “Una novia para 7 hermanos” y “Ali-Babá (El tesoro)”.