Resulta muy gracioso este corto documental del año 42, adscrito a los “hygiene films”, por dos motivos destacables: Primero, como es bien sabido, este tipo de productos vienen avalados por la exageración a la hora de mostrarnos secuencias escabrosas e “Higiene sexual” no escatima lo más mínimo en ello. Segundo, está dirigido nada menos que por el incontestable John Ford. Todo el metraje medico adicional es cosa de un tal Otto Brower, pero en esencia es una película de Ford. Aunque tiempo después el director de “La Diligencia” renegaría un poco de este producto sensacionalista y tirando a zetoso.
La cosa va de un escuadrón de soldados de los Estados Unidos que pasan sus horas de ocio como buenamente pueden; unos juegan al billar, otros en cambio practican sexo con prostitutas. Al descubrirse en el acuartelamiento que uno de los soldados ha sido infectado de sífilis, estos son convocados en una sala de proyecciones donde les proyectarán un documental que explica lo que son las enfermedades venéreas y como combatirlas, advirtiendo siempre que lo mejor para no contraerlas es la pura y dura abstinencia. Así, la pantalla se convierte en un festival de conservadurismo y, sobre todo, de pollas infectadas de sífilis, gonorrea y chancro. Todo se llena de pollas enormes y purulentas pertenecientes a afectados reales de las enfermedades que se nos muestran, por lo que el documental deambula a sus anchas entre lo humorístico (involuntariamente) y lo desagradable.
Por otro lado, lo más divertido es ver las explicaciones de cómo evitar contagiarse de esas enfermedades. Tengan en cuenta que se trata de una película de 1942 y por lo tanto todo es tosco y crudo, los preservativos no eran como ahora los conocemos y los métodos para prevenir una sífilis eran absolutamente abrasivos, por lo que uno se cuestiona si no es peor el remedio que la enfermedad… pobres los espectadores que viendo este documental siguieran al dedillo los consejos del médico militar que tenemos en pantalla.
Por supuesto, el mensaje conservador es divino y nos advierte que si algún ignorante nos echa en cara ser menos hombres por no tener sexo, no hagamos ni puto caso, porque las consecuencias de fornicar con una mujerzuela infectada pueden causarnos un gran sufrimiento no solo a nosotros, si no también a nuestras mujeres e hijos.
“Higiene Sexual” es una película propagandística francamente divertida.
Por supuesto, se trata de un encargo del Ejército de los Estados Unidos, que financió el documental con el fin de alentar a las tropas tras darse cuenta de la poca información que había al respecto entre los soldados americanos. El director y productor Darryl Zanuck, aunque llevaba una vida civil, era oficial del ejército en la reserva, por lo que fue la primera opción de los altos mandos a la hora de ponerse en contacto con la gente de Hollywood para llevar a cabo este proyecto. Sin embargo a Zanuck no le hacía mucha gracia filmar pollas descomponiéndose, así que pidió por favor que lo dirigiera a su colega John Ford. A Ford tampoco le apetecía mucho filmar pollas llenas de pus y heridas, pero como profesional que fue, tomó su cheque y rodó tantas como le trajeron. Y lo hizo en tan solo tres días. El ejército quedó más que contento con el documento entregado por John Ford. Y este después de de esta producción, continuó con lo suyo sin que esta película, de la que tampoco se sentía muy orgulloso, supusiera un borrón en su expediente.
A nivel anécdota, decir que dentro del reparto contamos con las presencias, más bien escuetas, de George Reeves quien fuera el mítico Superman en la televisión de los años 50 y Robert Lowery, menos mítico, pero que encarnaría a Batman en los seriales de, más o menos, la misma época.
Muy simpática esta “Higiene sexual”… Y también repugnante.