Tony Manero vuelve después de cinco años tras "Fiebre del Sábado noche", dirigido por un Sylvester Stallone con mas ambición que talento, en una secuela tan sosa como electrizante fue su predecesora.
Manero lleva cinco años viviendo en Manhattan, buscándose la vida como bailarín. Tiene gran éxito con las chicas y conoce a una ramerita que no le conviene y le introduce en un espectáculo de Broadway. Entre bailoteo y bailoteo y rollos de amor transcurre la película, que no es ni la sombra de lo que fue la anterior, con un guión que va a trompicones y Stallone filmando de manera (cree él) artística una historia que no se sostiene por ningún lado.
Un montaje caótico, donde las transiciones estándar, al estilo "Studio 9", van de escena en escena.
La peli no deja de ser curiosa, pero mala como un ella sola, aunque resulte graciosa, y la frase final - “¿Sabes lo que más me apetece ahora? ¡ Fardar!", mientras suena la música de los "Bee Gees", con Travolta caminando de forma chulesca por Manhattan , y desapareciendo antes de los créditos-, aseguran solaz y carcajadas.
"Fiebre del Sábado Noche" no era hortera, esta sí.
Los "Bee Gees", a cargo de la banda sonora, tampoco supieron estar a la altura.
Manero lleva cinco años viviendo en Manhattan, buscándose la vida como bailarín. Tiene gran éxito con las chicas y conoce a una ramerita que no le conviene y le introduce en un espectáculo de Broadway. Entre bailoteo y bailoteo y rollos de amor transcurre la película, que no es ni la sombra de lo que fue la anterior, con un guión que va a trompicones y Stallone filmando de manera (cree él) artística una historia que no se sostiene por ningún lado.
Un montaje caótico, donde las transiciones estándar, al estilo "Studio 9", van de escena en escena.
La peli no deja de ser curiosa, pero mala como un ella sola, aunque resulte graciosa, y la frase final - “¿Sabes lo que más me apetece ahora? ¡ Fardar!", mientras suena la música de los "Bee Gees", con Travolta caminando de forma chulesca por Manhattan , y desapareciendo antes de los créditos-, aseguran solaz y carcajadas.
"Fiebre del Sábado Noche" no era hortera, esta sí.
Los "Bee Gees", a cargo de la banda sonora, tampoco supieron estar a la altura.