Larry Fessenden es, en un principio, un personaje muy interesante. La aparente perfecta combinación entre "auteur" y cineasta de género (con especial predilección por el fantástico y el terror). ¿En qué se traduce ello?, en un director que hace el tipo de pelis que nos molan, pero desde la independencia y con una individualidad creativa que le da la libertad de rodar lo que quiera, sin depender de las demandas del mercado y poder marcarse detalles más personales, que dan a su cine un toque diferente y, encima, lo aproximan a dos épocas ya pasadas (70 y 80) en las que el género gozaba de mejor salud. Lástima que, por lo demás, lo que hace Fessenden me parece un coñazo (al menos lo que he visto).
Suerte tenemos de Ti West, que no porque si es algo así como el "protegido" de Fessenden, y su versión mejorada, aunque sólo sea porque, por edad (West está a punto de cumplir 30, si no lo ha hecho ya), sus influencias son, simple y llanamente, el cine de terror de los 80. Como ya dije en la reseña de su estupendísima película "The house of the devil", West no se limita a homenajear aquellas pelis al estilo Tarantino/Rodriguez, es decir, metiendo humor y muchas estridencias estéticas para que el público actual no se agobie... Ti West lo recrea de modo honesto y real, respetándolo, aunque ello suponga apostar sin miedo por un tempo pausado cuyo fin es crear una atmósfera, evitar moderneces (eso incluye el abuso de CGI) y permitirse flipadas tan cojonudas como rodar este "The Roost" con una cámara de 16mm puesta en el hombro o inspirarse en el Dogma de Lars Von Trier para su aportación al cine de supervivencia con "Trigger Man". Ello le ha marcado como la peste entre los fans más cerrados del horror, pero se la trae floja, no tiene ningún problema en tildar de experimental a algunas de sus obras y en considerarse a si mismo más como parte de la comunidad de cine independiente que del género específico del horror.
Y es que un tipo que dice algo como esto: "Me gusta la gente prolífica. No quiero hacer una película que cambie el mundo. Prefiero hacer cincuenta que la gente pueda decir, "Bien, algunas de ellas me gustan más que otras. Pero en general están todas bastante bien", eso, para mi, es una carrera de la que estar orgulloso" o esto otro: "Si alguien me dice, "la gente va a odiar la película, tenemos que cambiarla" es como, no, que les jodan. Porque si la cambiamos la gente que la amaría podría odiarla. No puedes ganar y todo es subjetivo", me tiene el corazón robado. Ti West, sin salirse de nuestro género predilecto, es inquieto, no tiene miedo a probar cosas diferentes ni a cambiar, y yo eso lo respeto profundamente.
Centrándonos en "The Roost" (su primer largo, del que había oído hablar no demasiado bien), es interesante señalar que ya nos encontramos algunas de las señas de identidad que tan bien funcionaban en "The house of the devil", aún no del todo pulidas. Un film de horror con la oscuridad como verdadero protagonista. Por eso, como decía arriba, West se vale del formato de los 16mm para dotar a lo rodado de una crudeza y suciedad (ese maravilloso y, a ratos, super-llamativo grano) que nos retrotrae totalmente a parte del horror de décadas pasadas.
Un grupo de chavales tiene un accidente (en plena noche de Halloween) y recalan en una granja, infestada de murciélagos encabritados. Como veis, la historia de base no puede ser más clásica, básica y poco original... pero es lo de menos, lo que la hace distinta y a ratos fascinante es el modo en que está contada y rodada... lo mismo que le ocurría a "Posesión Infernal", ¿no?... peli esta con la que "The Roost" guarda muchos puntos en común, el look, la estupenda banda sonora (a ratos es idéntica!) o momentos tan icónicos como uno de los infectados por el virus de los murciélagos (que se vuelven medio zombie, medio vampiro) asomando por una trampilla para atacar a una chica.
Como en "The house of the devil", West se lo toma con muuuucha calma... lo primero es hablarnos de unos personajes humanos y creíbles, y lo segundo, moldear una atmósfera macabra, en la que imagen y sonido combinados crean momentos francamente inquietantes (sobre todo el sonido, verdadero pilar del miedo en esta peli). El realizador se esfuerza mucho en que su obra dé escalofríos, juega con tiempos muertos, puertas chirriantes, voces en la penumbra... y aunque a veces no lo consigue, otras sí.
Destaca el personaje que interpreta Tom Noonan (quien repetiría con West en "The house of the devil"), un especie de tio Creepy que introduce la historia al estilo de los cutre-shows televisivos dedicados al cine de horror (muy apreciados en los Estados Unidos, y muy bien recreado en "The Roost", con esos decorados y utensilios la mar de artesanos y chapuceros, pero rebosantes de encanto), luego reaparece a la mitad y se despide al final, dejando claro -el personaje y el director- que acabamos de presenciar un efectivo cuento de miedo "old school".
Encima, "The Roost" cuenta con dos desenlaces, y ambos son cojonudos.
No es una peli perfecta, pero está cargada de buenas ideas y de estilo, algo que no podemos decir de la gran mayoría del cine de horror moderno.