martes, 29 de diciembre de 2009

EL PERRO MÁS PERRO

Como siempre, tremendo y fascinante el material que nos llega desde las Américas hispano parlantes. Esta vez vengo a comentarles una joyita de la que sí hay información en Internet, pero no "Imdb", lo que la vuelve aún más exótica si cabe.
México no es un país que se caracterice precisamente por tener una producción pobre, que va, de hecho de allí salen gente tan respetada en Hollywood como Gael García Bernal o el director de puzzles Gónzalez Iñarritu. Y es que buscándole símiles (quizás más suposiciones que otra cosa) el referente más directo del que se nutre esta película de pestazo amateur con pretensiones ultra-comerciales, es precisamente el "Amores Perros" de Iñarritu. Vale, quizás me estoy pasando, pero no puedo evitar soltar una sonrisilla con el tema. A Saber: Joven de buen corazón metido en asuntos turbios, peleas de perros incluidas, mafietas de barrio pobre, historias entrelazadas, amoríos que no se cree nadie, más canes… Sí, una puta explotación de "Amores Perros". Y lo que la hace grande es que todo el talento para contar historias que tenía el guionista de aquella, Guillermo Arriaga, o el buen hacer de Iñarritu detrás de la cámara, se desmorona en manos del director Rubén González. Digamos que esto es un anti-"Amores Perros".
Lo mejor es que estamos ante un revoltijo en el que no se cuenta nada concreto, pero ocurren muchas cosas a la vez, todo a boleo por ahí metido, a veces con calzador, diálogos mexicanos incomprensibles -bien por la jerga, bien porque se oye más alta la música (esto ultimo una constante en el cine hispanoamericano de tres pesetas)- y la poca moral y complejo de culpa que gastan sus artífices. Me explico: Uno de los protas tiene un "Rottweiler" al que está preparando para peleas ilegales. Bien, en un momento de la película, uno de los malos dispara al perro. Raudo, otro lo lleva al veterinario y lo cura, así que el dueño decide estudiar veterinaria para así salvar perritos. “Conciencia”, piensa el espectador; “el tío ha aprendido que las peleas de perros no son buenas”. ¡¡Los cojones!! Una vez fuera de peligro, le suelta al perro Satanás -así es como se llama-: “Verás la de lana que vamos a ganar cuando te recuperes”, o sea, que va curar a los perros pero para que sigan peleando, ¡¡¡ja ja ja ja!!! Al final se nos advierte que ninguno de los animales ha sufrido durante la filmación, que están entrenados para que parezca que se pegan, pero no lo hacen. No me creo ni una mierda. Vaya una panda de mamones.
Por otro lado, tenemos el secuestro de una niña pequeña a manos de una de las jamonas de la peli, que como rescate pide pasar un fin de semana en brazos del novio de la madre de aquella, con el cual tiene potentes sueños húmedos. Bien, pues cuando se cita con el galán en cuestión para negociar, se supone que tiene que hacer gestos de estar muy excitada. Hicieron falta el transcurso de cuantos unos minutos para darme cuenta de que la chavala no estaba poseída por el demonio… ¡¡La puta risa!!
En fin, da igual todo lo que les pueda contar sobre este tipo de pelis, porque es que hay que verlas para creerlas.
Yo, de momento, seguiré consumiendo cuantas pueda.
Sobre la productora, una mujer llamada Silvia A. Becerril O. (simpático nombre) sí hay info, y por lo que se ve es una habitual en este tipo de productos para su explotación en dvd. Entre estos me han llamado la atención "Arrieros somos y en el camino andamos", "El carretonero", "Cholo Americano" o, lean bien, "Ya la barranca parió". Tomaré buena nota.
¡Ah! y no duden que prefiero mil millones de veces "El perro más perro" a "Amores Perros".