Tras un extraño accidente en un entierro, y un encontronazo con un repugnante retrasado mental albino, una chica queda embarazada sin haber sido penetrada. Su padre y su maltratadora hermana, tras descubrir que la muchacha tiene el himen intacto, comienzan a fantasear con la idea de que al igual que la virgen María, puede haber sido engendrada por la gracia de dios. Claro que, cuando la muchacha comienza a matar gente para aplacar la sed de sangre de su todavía “no nacido” hijo, el espectador comprenderá que no es un engendro de dios. Y cuando con la ecografía vemos que tiene cuernos y cara monstruosa, ya descubrimos que ha sido preñada por el diablo. Y hasta llegar ahí se tarda, si no fuera porque el ridículo título español ya nos lo deja claro desde un principio. Hay que ser pazguato. “Born, el embrión del mal”, como si “Born” fuera un nombre de pila. Con lo fácil que hubiera sido titularla “Nacimiento” dado que su título original es "Born". Esto me recuerda otro caso videoclubero de los 80. La película "Born Invencible", un clasicazo del cine de Kung Fu, que cuando se estrenó en España lo hizo como "Born el invencible", cuando la traducción real (y bien hecha) sería "Nacido Invencible", título con el que salieron sus posteriores ediciones. Pues con este "Born, el embrión del mal", pasa lo mismo.¿La peli? Una estupidez mayúscula, pero no carente de cierto encanto. En el reparto tenemos a Kane Hodder (el más famoso de los que interpretó a "Jason" en las pelis de "Viernes 13") y él, y solo él, parece el motivo por el que existe esta película: “tenemos a Kane Hodder, démosle dos papeles y pongámosle en los créditos” y lo cierto es que sus dos papeles, si no aparecieran, daría lo mismo, son puro relleno. Un cardenal y un tipo que dice ser el diablo y le cuenta la película a una psiquiatra, literalmente.
Y esta es mala de cojones, pero me encanta la intención de pretender ser algo muy descabellado y bizarro: La hermana mayor de la prota, la maltrata abiertamente delante de su padre con total impunidad, un albino con los ojos blancos que en cuanto lo vemos, sabemos que es el que ha engendrado a la tipa. Numeritos lésbicos totalmente gratuitos, destetes también gratuitos, mucha sobreactuación, y sobre todo, el pequeño demonio que habita en las entrañas de la prota generado, de manera muy triste, por C.G.I (creo que solo lo supera en cutrez el esqueleto del "Comedor de huesos"), que si bien hace el mal de manera retorcida, también tiene tiempo para efectuar chistosas cucamonas que anulan todo el posible mal rollo que pudiera desprender (otra cosa es que lo desprenda).
En definitiva, una porquería, una chorrada que además tiene muy poquito gore, que alarga escenas hasta la extenuación, que es eternísima (dura casi dos horas), que la historia nos importa menos que un comino, que es exagerada, que es cutre, que es malísima… pero que no se por qué extraño motivo, me ha caído muy simpática.
Dirige Richard Friedman, ya saben, un televisivo con un par de productos videocluberos de género.
Véanla, seguro que han aguantado cosas mucho peores.