sábado, 28 de agosto de 2010

BREAKDOWNS

A Art Spiegelman le tenía manía sin ni tan siquiera haber leído nada de su obra. ¿Un dibujante de comics que ha ganado el Pulitzer por un tebeo dramático sobre el Holocausto?, ¿alguien que reivindica el comic como arte?, ¿que trata temas respetables?... no se... aparentemente el caballero estaba a años luz de mis intereses comiqueros, que son muy muy pocos y se reducen a Johnny Ryan, John Holmstrom, Jacovitti, José Tomás, Jan, Crumb (aunque fuese una influencia en el amigo Art), etc... incluso en las publicaciones comandadas por el propio Holmstrom, los lectores solían despreciar a Spiegelman por pedante.
Pero va y un día mi padre se trae de la biblioteca "Maus", el mentado comic sobre nazis y judíos. Me lo comienzo a leer y, sí, contra todo pronóstico me gusta bastante. Es ameno, instructivo y hasta toca la fibra. Coño, pienso, este Spiegelman no está ni tan mal.
Dicho buen arranque se consolida con "Breakdowns", enorme álbum de tapa dura recientemente editado en las Españas y que recopila parte de la obra del dibujante. Empujado por la curiosidad, lo pillé en la biblioteca de mi barrio y ocurrió algo que no me pasaba con un cómic desde hace lustros: Me fascinó. "Breakdowns" recopila los primeros comics serios -en intención- del dibujante, de cuando vivía en San Francisco y decidió dejar de dibujar gilipolleces acordes al cliché underground (cacas que hablan, números de pederastia, etc) para, uno, tocar temas más personales, dos, volcarse en las viñetas asumiéndolas como una forma de arte respetable. Así pues, en "Breakdowns" tenemos arrebatos autobiográficos (muy curiosa la parte dedicada a hablar de su amistad con el cineasta experimental Ken Jacobs) y luego tebeos puramente vanguardistas, en los que juega mucho con estéticas, colores y narrativas.
Imagino que estarás leyendo esto y pensando "Tío, déjate de mierdas... este comic tiene toda la pinta de ser un peñazo", sin embargo debo aclarar que yo soy el primero en odiar la pedantería artística, lo que ocurre es que en el álbum Art Spiegelman se aproxima a todo ello con un modo de dibujar muy simpático, alegre, colorista y cómico y, afortunadamente, sin perder pizca del sentido del humor, algo que yo agradezco mucho.
El caso es que disfruté mucho leyéndolo, no se, me aportó algo diferente, novedoso, fresco, divertido y sorprendente.