La Cannon , que con toda la fama (merecida) de cutre que tiene con sus películas baratas, con la tontería, tenia montado un emporio que no solo ocupaba la exhibición de las Américas, si no también la de Europa, con lo que el mercado mundial, quedaba copado. ¿Y que triunfaba en Europa a finales de los ochenta? Pues por lo que respecta a Italia, España y sobretodo Alemania, las películas de Bud Spencer y Terence Hill. Así, mientras que ese mismo año 1987, en USA la Cannon se lo montaba con MASTERS DEL UNIVERSO o YO SOY LA JUSTICIA 2, en Italia se hacían una de Bud Spencer, y dirigida por Bruno Corbucci, que hace poco había triunfado internacionalmente con la pareja cómica que nos atañe con DOS SUPER POLICIAS EN MIAMI. Pero los señores Menahen Golan y Yoran Globus, recogieron los restos de ese fenómeno social, y con su película “Spenceriana” pusieron fin, tras un fracaso, a una relación que, seguro, en un principio, intuían fructífera. Los Spencer/Hill, ya no pegaban tan duro.
Y al fracaso de ALADINO, seguramente ayudó lo extraño de la propuesta:
Un joven de Miami llama do Al Haddin (que original, por dios!!), pobre, no obstante como cualquier niño sucio del neo-realismo, se encuentra en la tienda de antigüedades donde trabaja una costrosa lámpara de aceite. Esta resulta ser la lámpara de Aladino, así que pronto aparecerá el genio para hacer realidad, sus churretosos y pobretones deseos. La amistad surge entre amo y genio, y pronto se propondrán acabar con la red organizada de mafiosos que tiene explotada a la madre de Al Haddin. De mientras, y como no puede ser de otra manera, las situaciones cómicas se suceden.
Lo primero que me ha llamado la atención tras esta revisión, tras muchos, muchos años de haberla visto por primera vez, es que se trata de una película tremendamente pobre. Si, está rodada en Miami para que parezca americana, pero todo en ella es cutre y chabacano. El primer deseo de Al Haddin, es un Rolls Royce, y cuando el genio concede el deseo, vemos un cochecillo, que si, parece un Rolls, pero es mucho mas pequeño, y no se le ve el glamour por ninguna parte.
Siendo esta una película que requiere de efectos especiales, estos, se solucionan artesanalmente a base de infames trasparencias que hacen parecer a las de SUPERMAN IV el más competente C.G.I, sosas desapariciones e infectos chromas, como en la escena en la que el genio y Al Haddin huyen del gobierno montados en una alfombra voladora. No solo notamos el chroma, si no que la alfombra, al estar en realidad en el suelo, vuela mas tiesa que una plancha de madera, y para mas inri, vemos claramente que el genio está sentado en una banqueta sobre la alfombra, la cual intentan disimular con sus ropajes. Lejos de provocar hilaridad, el tercermundismo de los f/x, da mucha pena.
Sin embargo, la producción intentó incluir elementos vendibles para forrarse… Como la saga de KARATE KID triunfaba, buscaron a un Al Haddin lo mas parecido posible a Ralf Maccio, y efectivamente, el muchacho elegido, Luca Venantini (visto en MIEDO EN LA CIUDAD DE LOS MUERTOS VIVIENTES o EL EXTERMINADOR DE LA CARRETERA) es un clónico de Ralf Maccio muy logrado… de hecho, en la época yo me creía que era el, ayudado, por supuesto, por el doblaje español, en el que se encargaron de contratar al mismo actor que dobló a Maccio. Por otro lado la relación entre el genio y Al Haddin, es muy similar a la de Daniel San y el Señor Miyagi.
Ahora, ¿En que radica el fracaso de la película? primordialmente en la dirección de Corbucci, que tras el dinamismo y velocidad de DOS SUPER POLICIAS EN MIAMI, hizo esta como sin ganas, ventilándose los planos rápidamente, como si fuera una peliculilla de mierda que le ha tocado hacer. Y, por supuesto, en que no hay más que una pelea en toda la película, y eso, en una película de Bud Spencer, es intolerable… claro que aquí ya estaba mayor el hombre.
Por lo demás, se deja ver, aunque se ha quedado tremendamente desfasada con el paso del tiempo, no así su banda sonora, cuyo tema principal, entre el Disco y la electrónica, me parece de lo más pegadizo y bailable.