Que duda cabe que, a mediados de los años ochenta, Albert Pyun era el cineasta "de la modernez" por excelencia. Sus pelis iban repletas de protas -se supone que- adolescentes, rock del más actual como banda sonora, integrantes de "tribus urbanas" (sobre todo punks y nuevaoleros, que era lo que se llevaba entonces), vestuarios y peinados adecuados para la década, fluorescentes y unas gotas de estética video-clipera. De entre todos los films que integran esta etapa de su carrera, el más famoso -y que encaja perfectamente en todo lo antes expuesto- posiblemente sea "Sueños Radioactivos". Y "Los centinelas" ("Dangerously Close" en v.o.) le va a la zaga, aunque dentro de otro género, el thriller.
Producida por el sello "Cannon", para quien Pyun curró en más de una ocasión, la peli se sitúa en un instituto de niños ricos en el que un grupito de estudiantes se dedican a controlar a los maleantes y entes de mal vivir. Naturalmente este segundo grupo lo forman los chavales pobres que han ido a parar allí gracias a un programa estatal y entre los que abunda el pelo largo, el maquillaje nuevaolero y alguna cresta. Sin embargo, a los vigilantes (que se auto-denominan, obvio, "Los Centinelas") se le va la olla y sus castigos comienzan a sobrepasar los límites, hasta que uno de los indeseados fallece. Otro de ellos, el insufrible pseudo-punk-nuevaolero-medionewromantic, chillón, estúpido, cargante y mal educado (acorde a los cánones propios de la época) tiene por amigo al chico pobre-pero-guapo-y-buen-estudiante que quiere ser periodista e investigará los hechos para dar con los culpables.
"Los centinelas" podría funcionar a un nivel propiamente nostálgico en su estética y forma, el problema es que resulta de lo más insulsa y plomiza, es incapaz de emocionarnos, ni hacernos reír, ni hacernos vibrar, nada... todo se desarrolla de un modo tan parsimonioso y correcto que, en fin, podemos llegar hasta el "the end" vivos, pero nos cuesta. Y es una lástima, porque el desenlace del desenlace, tiene su gracejo.
El reparto es de lo más simpático y florido. John Stockwell, habitual en el cine de Pyun y actualmente realizador, interpreta al "malo/bueno" de la historia, una historia de la que él mismo es medio responsable en funciones de co-guionista (el muchacho ya apuntaba maneras). Al prota-prota, J. Eddie Peck, no lo recuerda nadie. La guapa Carey Lowell llegaría a lucirse en algunos títulos de interés, de entre los que rescato el injustamente olvidado film Bondiano "Licencia para matar". A Thom Mathews lo has visto en la sexta parte de "Viernes 13" (haciendo de Tommy Jarvis, el que fuera héroe de la saga durante unos pocos títulos) y las dos primeras de "El regreso de los muertos vivientes". Justamente, y curiosamente, otro de los secundarios, Miguel A. Núñez Jr., salía tanto en "El regreso de los muertos vivientes" (haciendo de punko, igual que en "Los centinelas") como en ¡la quinta de "Viernes 13"!. También tenemos a la siempre encantadora Dedee Pfeiffer, hermana de Michelle y que has visto en "Vamp". Y justamente en "Vamp" ejercía de co-protagonista masculino Robert Rusler, que en "Los centinelas" tiene un papel enanísimo de camarero con ansias vengativas. ¡¡Todo queda en familia!!, ¿no es curioso?... de hecho, posiblemente estas coincidencias en el reparto juvenil de "Los centinelas" sea lo más interesante de ella, porque por lo demás, ni vale la pena molestarse.
La banda sonora no tiene desperdicio: "The Smithereens", "TSOL", "The Lords of the New Church", "Fine Young Cannibals", "Depeche Mode" y el bueno de Robert Palmer.
Para acabar, una pregunta misteriosa: ¿Qué hace Wings Hauser en la contra-portada de la caratula si NO aparece en ningún fotograma de la peli? (ampliar imagen para una mejor comprobación). Que en la época nos engañaran distribuidoras rancias lo comprendo y acepto pero... ¿¿Ízaro-Cannon??... ¿acaso querían superar en desidia y descaro a su primo bastardo Pícaro-Zannon?. ¡¡Qui lo sa!!.