Si, hay espadas de goma, un cóndor que se quiere escapar
mientras su portador cabalga al galope, vestuario comprado en una tienda de
disfraces y que este es de cavernícola en lugar de guerrero, pero está servido
todo con tan poca gracia e incapacidad que, convirtiéndose, efectivamente, en
una película genuina, la torpeza eclipsa todos los elementos que resaltan por descabellados, es decir; que si, que
vemos las espadas de goma, pero son tan obvias y la peli es tan coñazo, que nos
da absolutamente lo mismo.
El argumento –inexistente por otro lado- gira en torno a un mundo post apocalíptico en el que los hombres y las mujeres están en guerra, y
hay un guerrero, Tunka, que hace lo posible porque ambos bandos se hagan
amigos. Entre medias, incapacidad absoluta y los diálogos más simples que te
puedas imaginar. Vamos, que no llegan ni a marcianos… que no sueltas ni una
sonrisilla.
Dentro de la categoría de “Malas pero divertidas”, esta
mierda está infinitamente sobre valorada. No sirve ni para hacerla añicos. Una
de las películas más aburridas y mal hechas que he visto. Y siempre, en el mal
sentido.
Pero lo realmente interesante, es el hombre por el que esta
película existe, el anteriormente mentado Dan Barry (le hemos visto, haciendo
más o menos lo mismo en “Los Cantabros”), de nombre real Joaquín Gómez, que
además dirigió la película.
Este hombre se le llena la boca diciendo que la película es
una mierda debido al presupuesto mínimo y la incapacidad del director de
fotografía, el montador, etc, etc… vamos, que todos tienen la culpa de que esta
película sea una mierda, menos el, que tan bien lo hacía todo. Solo excusas
para camuflar lo obvio.
El caso es que la película es tan puta mierda, que rodada
entre los años de 1983 y 1986 (¡¡¡tres putos años para rodar esto!!!), una vez
finalizada, ni tan siquiera se estrenó en salas (con lo permisivas que estas
eran con el género por aquel entonces), siendo relegada al video club, dónde se
editaba cualquier cosa, y de tapadillo, es decir, que tampoco era una de las
películas más populares para alquilar. De hecho, era una película totalmente
desconocida, hasta que de hace unos años para acá, como bien he dicho antes,
victima de la moda imperante, alguien ha dicho que “Tunka, el guerrero” molaba
y esto ha hecho que esté en boca de todos. Incluso en la mía.
Pero todo el despropósito de la película era culpa de las circunstancias,
el presupuesto y el equipo, no de Dan Barry. Por eso, la otra película que rodó
en 1983, “Perdidos en el tiempo” tampoco se estrenó en cines. De hecho, esta no
tuvo ni distribución en vídeo clubs, o sea, que permanece inédita. Y yo que me
cago por verla, por incunable, aunque dudo que vaya a ver algo mejor que esto,
si es que llego a dar con una copia. Y esto, es bastante poca cosa para mis
retinas. Una porquería, vaya.
La carrera de Barry, tras unas cuantas películas de género,
no acabó de cuajar siendo su último trabajo hasta la fecha, dar voz a un
personaje secundario de la serie infantil “Los Aurones”. Como director, pues
nada más que lo aquí comentado. Ahora, me encanta que existan películas como
esta, y personajes como este. Son los que me hacen amar esta mierda.