Obviamente, muchas de sus coproducciones con América,
resultaron un negocio redondo debido a la venta internacional de estas
películas, (aunque en cines de nuestro país, “Pulsaciones” congregó a unos nada
despreciables 245.000 espectadores) y en
ese sentido la calidad de las mismas daba un poco lo mismo. Bastaba con una
estrella en el reparto y un póster llamativo. En esta ocasión, la estrella era
Daniel Greene, actor musculado que descubrió Frade para el cine —seguiría
vinculado al productor en películas como “Elvira, Reina de las tinieblas”— y
que en los videoclubes funcionaba a la perfección gracias a films como
“Destroyer (brazo de acero)” de Martino o “Hammer” de Castellari, pero el primer papel
importante se lo daría Frade en esta “Pulsaciones”. Luego hizo un poco de serieZ, y acabó sus días en producciones mainstream, eso sí, en calidad de,
prácticamente, extra cinematográfico.
Entonces aquí tenemos a Daniel Greene, interactuando con
actores españoles de la factoría Frade como Helga Line, Alicia Moro o Alex
Intriago, y queda todo de lo más extraño y bizarro.
Greene, es un armario. Su capacidad como actor es tan nula
que no queda más remedio que esgrimir media sonrisa al verlo (solo media
sonrisa, que para tanto no es) hacer exhibiciones de su fortaleza, o
interactuando con otros actores.
Por otro lado, tenemos una historia absolutamente estúpida,
con un gimnasio de fitness que regenta el personaje de Daniel Greene dónde se
suceden secuencias de entrenamiento con pesas (esos títulos de crédito…) de dos
o tres minutos, o numeritos musicales que sirven para rellenar metraje y en la
que no pasa nada. Un par de amoríos, protagonistas que entrenan, que van y
vienen y, por supuesto, una competición de fitness que sirve como hilo
conductor de las demás chorradas que van ocurriendo y que pondrá el colofón a
tal desaguisado.
En su momento ya debió ser mala de pelotas, de hecho, no
trascendió como sí lo hicieron otras coproducciones de Frade como por ejemplo
“Los gusanos no llevan bufanda” de Javier Elorrieta, pero a día de hoy, ver
“Pulsaciones”, incluso aunque nos sentemos ante la pantalla con toda la
predisposición del mundo, es un autentico suplicio.
Para dirigir la película, Frade, contrató a Maurice Tobias,
señora esta que no se había puesto jamás detrás de las cámaras y que nunca más
lo volvería a hacer, aunque sí que se dedicó a la dirección de doblaje en los
USA muchos años después.
“Pulsaciones” es motivo de chanza y de mofa en los USA. De
hecho, Steven Puchalski de "Shock Cinema Magazine", se dirige a ella
despectivamente como “esa película que produjeron españoles en Miami”, pero más
allá de la curiosidad que pueda suscitar, la verdad es que no hay nada que haga
a la película merecedora de un visionado.
El póster americano es de lo más espectacular, pero he
preferido adjuntar el que se estrenó en España, mucho menos sugerente (el
otro búsquenlo en la red bajo el título de “Pulsebeats”), pero con una frase
promocional que tratando de ser moderna y enrollada, finalmente, parece la
sentencia de cualquier border line: “La película que se mueve al ritmo de tu
música y hace vibrar todo tu cuerpo”. Ni que te estuvieran pegando un polvazo.
Horrorosa.