No sé ustedes, pero a mi me parece TRÁGICO que un film tan subversivo, rompedor, duro e icónico como fue en su día, y es, el clásico de Tobe Hooper, termine convertido en materia de merchandising risible y ridículo. Maldigo el día que la pasión por el cine de terror se convirtió en algo banal, intrascendente, frívolo y superficial (+ info al respecto, aquí).
Hooper debe estar revolviéndose en su tumba... pero no por ver su obra maestra mancillada de este modo, sino por no poder agenciarse los respectivos dólares de tan dolorosa operación.