Hace un tiempo comentaba mi última y perversa afición: Escuchar música tirando de películas con pinta mierdosa como acompañamiento visual, por aquello de sacrificar diálogos y sonidos sin sentirme culpable. Eventualmente continúo practicándola y, en general, sigue siendo un pasatiempo de lo más ameno. Pero el otro día, buscando un largometraje adecuado, ocurrió algo curioso. Elegí "Big Legend", producto "indie" del 2018 sobre un tipo al que el bigfoot le asesina la novia y, tras unos meses en el loquero, decide armarse y tomarse la revancha, con ayuda de un cazador furtivo. Estaba convencido que sería roña propia de la era digital, esa que tanto abunda por estos mundos plataformeros de dios. Sin embargo, los primeros minutos resultaron algo mejores de lo esperado: Una pareja de enamorados retoza alegremente por unos bosques muy bellos, y muy bien fotografiados. Llegada la noche y, metidos en su tienda de campaña, son acosados por el "monstro" de manera incluso levemente inquietante. Comencé a dejar de prestar atención a las canciones, detuve la música y decidí centrarme en la película.
Aunque resulte casi un chiste predecible, al final lo mejor de "Big Legend" está, justo, en esos primeros quince minutos. El resto consiste en abundante diálogo y momentos muertos de caminatas bosquiles. Suerte que estos, como decía, son muy bonitos de ver (especialmente esos árboles rebozados en musgo) y, sí, al responsable de la fotografía le sobra capacidad. Vale, un buen guion es siempre lo más importante. También contribuyen unos actores solventes (y nada que lamentar de los protagonistas del "film" reseñado). Pero el empaque visual, como ven, ayuda. Principio que siempre defendió John Carpenter, de ahí su encabezonamiento en destinar buena parte de los escasos cuartos disponibles a una cámara más que decente para inmortalizar "La noche de Halloween". Obviamente, hablamos de cine comercial, con aspiraciones de atraer a cuanta más plebe, mejor.
En lo referente a elementos "exploitativos", "Big Legend" cojea. El bicho -de aspecto digno- sale poco, y la sangre no abunda. Resumiendo: es una película sosa, más bien plomiza, pero no ofende. Hay basura muchísimo peor ahí fuera.
Y como es toda una costumbre en esta clase de materia, se recurre al fichaje -en roles segundones- de nombres de cierta solera para el fandom. Una estrategia algo pestilente, pero que aceptas deportivamente. Hablamos de Amanda Wyss, la "Tina" del "Pesadilla en Elm Street" original, dando vida a una doctora. Adrienne Barbeau -que no necesita presentación- como madre del protagonista en una interpretación con mucha carga emocional. Siempre que veo a estos actores "condenados" ejercer un papel más "serio y dramático" de lo habitual, a base de diálogo, sin gritos, ni enfrentarse a bestias cavernosas, ni enseñar pechuga, no puedo evitar pensar lo mucho que estarán disfrutando -pudiendo, por fin, actuar de verdad- y, a la vez, sentir algo de pena por ello/as. Y, finalmente, el omnipresente Lance Henriksen en un desenlace que pretende asemejarse a lo que hacía "Marvel Studios" en 2018 (¡¡buenos tiempos!!) pero en plan ultra-humilde. Aparece encasquetado en una silla de ruedas, dando vida al jefazo de un clan de cazadores dispuestos a acabar con el bigfoot e intentando convencer al protagonista para que se una a la causa. Todo ello justo antes de anunciar una secuela que, de momento, no se ha materializado. ¿¿A caso Justin Lee, director y guionista, intentaba demostrar a los gerifaltes de "Marvel" que era bien capaz de introducirse en sus filas?? A saber. Lo único obvio aquí es su condición de "carne de cañón" de la era digital, con un puñadito de largometrajes en su haber de los que, así a rasgos generales, nadie ha tenido mucha noticia. Hay terror, sí, pero también western y algún drama. Entre el mogollón destaca una supuesta serie titulada "Resident Evil: Welcome to Raccoon City". Sin embargo, nada tiene que ver con la que produjo "Netflix". Tampoco con la película de Johannes Roberts. Además, únicamente existe un capítulo. ¿¿Intentaba Lee venderle la moto a alguna cadena?? ¿¿Producto "fan made"?? Ni puñetera idea, oiga.