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martes, 2 de septiembre de 2014

DEL ESPACIO PROFUNDO

Un experimento letal del gobierno que flota por el espacio se desbarata y cae a la tierra, donde despertará en forma de tentaculoso monstruo chungo y se irá papeando a todo aquel que pase por allí, hasta que el inevitable poli duro de rigor acabe con su miserable existencia.
Hoy día películas como "Del espacio profundo" ("Deep Space" en v.o.) las veríamos directamente en el Syfy Channel, protagonizadas por alguna ex-estrella decadente y chorreando CGI. Pero en 1988 estas cosas tenían su verdadero mercado en el vídeo-club, y Fred Olen Ray (sospechoso habitual) era el puto amo en esas lides. Además, como bien sabrán, los ordenas todavía no daban pa tanto, y los trucos seguían fabricándose con látex u otras sustancias pringosas (y aquí no es que se luzcan mucho, la criatura apesta a muñecote sin cuello cada vez que asoma y su torso-escupe-tentáculos parece una puta sábana tendida).
La verdad es que, temática, narrativa y estructuralmente las cosas no han cambiado mucho en lo que se refiere a esta ralea de productos, siguen tirando de las mismas salidas que, básicamente, se limitan a muuuuchos diálogos idiotas para rellenar metraje (de verdad, Fred Olen Ray debe tener horror vacui porque prácticamente nunca deja un puto fotograma en silencio) y toda suerte de clichés y salidas ultra-previsibles, propias de mentes perezosas que no se cansan demasiado durante el proceso creativo. La diferencia aquí es que, A, semejante desaguisado tiene más encanto cuanto más añejo es y, B, Olen Ray siempre sabía dotar a sus ñordas de cierto "touch" que las hacía un pelín sobresalientes (dejando de lado su tendencia al estatismo asesino). En este caso nos referimos al desenlace, donde el poli prota se enfrenta a la bestia mediante sierra mecánica, lo que se traduce en un alegre baño de líquidos pringosos y salpicaduras mil. Curiosamente dicha parte (y otra en la que los tentáculos del bicho actúan como ramas con vida propia) parece guardar ciertas similitudes con "Posesión Infernal". Podría ser solo invención del menda, cierto, pero lo que sí es evidente es que Ray y su co-guionista (y habitual colaborator) T.L. Lankford toman buena nota de, claaaro, las "monster movies" clásicas y, claaaaro, "Alien, el 8º pasajero" (menos que de costumbre, eso sí). Ya no solo por el look del marciano, ahí con su cabeza apepinada, también por secuencias como aquella en la que un segurata sale a la caza de un gato mientras a sus espaldas el e.t. se alza lentamente. Y si no, que se lo pregunten a Harry.
El reparto de esta cosilla es tan colorista como solía serlo en todas las pelis del amigo Alfredo. El entrañablemente feo Charles Napier se erige como un simpático y cínico poli macarra (la escena que se viste de gaitero
para seducir a la prota, según el manual de "Rambo", está entre lo brillante y la pura vergüenza ajena). Esta no es otra que Ann Turkel, que venía de "El puente de Cassandra" y "Humanoides del abismo" y que vería con horror cómo su nombre aparece mal escrito en los títulos de crédito. Les acompañan Bo Svenson, el televisivo Ron Glass (de aspecto genuinamente repugnante. Señalar que lograría un papel relevante en la serie "Firefly" -y, por ende, la película "Serenity"-), el gran James Booth como científico malcarado y la malograda Elisabeth Brooks en un rol bien tonto, de esos confeccionados para únicamente permitir un cameo, en este caso el de la mujer-loba sexy de "Aullidos".
También rulan por ahí actores veteranos provenientes del cine que Fred Olen Ray consumía de chaval y que ya solía fichar para sus despropósitos: Julie Newmar, la "Catwoman" del "Batman" de los años 60 (y que también anduvo por la ultra serie Z "Evils of the Night", compartiendo experiencia con una del clan Ray, Dawn Wildsmith), interpreta un papel totalmente estúpido, el de una psíquica que no aporta absolutamente NADA a la trama. Norman Burton anduvo en algunos títulos de "El planeta de los simios". Michael Forest y Anthony Eisley no solo curraron para el inevitable Roger Corman durante su etapa como realizador de cine de terror barato, además el segundo asomó por algunos auténticos hitos del trash como "Operación Goldman" (exploit Bondiano firmado por Antonio Margheriti), "Journey to the Center of Time" y "The Mighty Gorga" (del super-zetoso David L. Hewitt) o, rizando el rizo, "The doll squad" de Ted V. Mikels y el "Dracula vs. Frankenstein" de Al Adamson. ¡Que le hagan un mono-mento!.
No pueden faltar los "Regulars Ray" delante de la cámara que, pa la ocasión, se reservan roles muy escuetos (la Wildsmith, Fox Harris, Susan Stokey, William Fair, Richard Wiley o Richard Hench) y detrás (Gary Graver, Bret Mixon). La simpática y rayante banda sonora parece de Chuck Cirino, pero no lo es. El mismo amigo Ray se marca un cameo como camionero (y cuela su "The Tomb" en una pantalla de televisión). Las escenas del bicho llegando a la tierra son, como de costumbre, extraídas de una peli previa de mayor presupuesto y temática parecida, en este caso se trata de "El terror llama a su puerta". Y dado el relativo parecido que "Del espacio profundo" guarda con la Rayada "Biohazard", no sorprende que compartan momentos casi idénticos, como esa "cría extraterrestre" que sale de su "recipiente" en la mesa de la cocina entre humo y gruñidos.
"Del espacio profundo" es lo que es. En mi etapa como Fredmaníaco me encantaba. Luego, más en frío, volví a consumirla y me pareció un coñazo tremendo. Hoy por hoy les digo que, en fin, no es ningún dechado de ingenio y creatividad, pero si le pones paciencia un Domingo por la tarde, se puede ver... especialmente porque merece la pena aguantar hasta el final, con ese cierre absurdamente espectacular y llamativo.
Como grand finale les dejo el (inmerecido) súper-cartel que ilustró el reputado Graham Humphreys para su rarísimo y casi fugaz estreno en salas de cine angloparlantes. Enjoy-en...



sábado, 14 de mayo de 2022

COMMANDO PARA MATAR

Sigo revisando las producciones más impersonales y sosas del Fred Olen Ray ochentero gracias a la generosidad de Don Enorm. Hace unas semanas le dimos un meneo a "Cyclone, al filo de la muerte" y, ya entonces, introduje toooodo el rollete con respecto a por qué no me gustaron en su día. Si necesitan instruirse, vayan para allá y échenle un ojo.
Ahora toca la otra "action movie" que el cineasta parió en 1987 para "Trans World Entertainment", esta "Commando para matar", "Commando Squad" en v.o. Siempre me llamó la atención que el título español incluyera la segunda M anglófila en comando (supongo que con el afán de churrupetear del entonces aún reciente éxito de la maravillosa película de Arnold Schwarzenegger), cosa que ha sido finalmente corregida en versiones más actuales.
Con el fin de detener a unos malvados narcos, una serie de agentes son enviados a México city. Todos morirán... menos el último, que secuestran y torturan. Así pues, ante el desespero, el encargo recae en una pava. Será la que acabará poniendo orden, salvando a su colega y matando a los malos.
Nada que destacar. Acción del montón, pero un poco más a lo pobre. El ritmo es farragoso. Las escenas de persecuciones y tiroteos carecen de suspense o emoción. Lo mismo que los "stunts" que, aunque los hay, son menos espectaculares que los de "Cyclone, al filo de la muerte". La violencia escasea y, en fin, que no, no funciona. "Commando para matar" es bastante palizas.
Siendo otro el director, esta reseña terminaría aquí. Pero hablamos de San Fred Olen Ray, y su incomparable universo, y es ahí donde localizamos todos aquellos elementos llamativos que hacen de la experiencia algo medianamente más interesting.
Para empezar, que no falte el "momento Ray_ante" de rigor. Pal caso, tenemos la aparición de una legendaria tienda de coleccionismo cinematográfico allá en Los Ángeles ("Hollywood Book & Poster") que se supone tapadera para armar a los agentes (entre el arsenal disponible ¡un espectacular cuchillo con hoja rellena de ácido!). Justamente, antes de que la prota haga su entrada, vemos a la dependienta venderle un póster de "El misterio de la pirámide" -del mismo Ray- a un chavalín (he intentado localizar al actor, pero no figura en ninguna parte. ¿Tal vez el hijo del dire? En ese caso hablaríamos del hoy también filmmaker Christopher Olen Ray), previo comentario: "No se por qué, pero por lo visto a todos los niños les gustan esta clase de películas". Graciosísimo. Y, justamente, ya que mentamos ese título en concreto, señalar que en él aparecía una avioneta estallando en mil pedazos. Ray, como buen alumno que era de Roger Corman, la reutiliza en "Commando para matar" (a pesar de que el escenario sea sensiblemente distinto) y la hace petar por efecto de un certero disparo mediante recortada. ¡Toma puntería!.
Pero esos no son los únicos toques llamativos del film, hay más... aunque por la vía negativa. Errores, unos bastante tochos. Por ejemplo, un personaje procura ocultar su identidad a los ojos de un villano, que lo conoce previamente. Justo a continuación, ambos se encuentran cara a cara y el villano reacciona como si no supiera quien es. ¿Pa qué tanto disfraz entonces?. El héroe secuestrado anda metido en una caseta en medio del campamento de los narcos. Se supone que, por esa razón, debería ser el lugar más vigilado. Pues no, lo cierto es que es un cachondeo. Cuando el guarda de la puerta desaparece, nadie le da la más mínima importancia, ni siquiera uno de los esbirros que pasa por allí. Hay más (como que veamos perfectamente las colchonetas en las que caen algunos actores cuando son abatidos... podría ser cosa del formato, pero es así), todas igual de absurdas o, como dicen hoy día, "WTF".
En cuanto a los actores, y demás individuos pululando delante de la cámara, tenemos a los integrantes de la secta FOR (de Fred Olen Ray), todos en roles segundones: Robert Quarry, Dawn Wildsmith (interpretando, como siempre, a una tipa dura y mal lechada), Ross Hagen, Michelle Bauer en un papel no acreditado y despelotado y el mismo Señor Director jugando al póquer. Debuta como nuevo miembro el mítico Russ Tamblyn.
Del resto destacan otra de esas "bimbos" ex-chica Playboy, Kathy Shower, a la que hemos podido gozar como dios trajo al mundo en "Las aventuras de Tennessee Buck". Todo un clásico de la acción ochentera, Brian Thompson. Dos leyendas del exploitation, William Smith y Sid Haig (que haría buenas migas con el dire y saldría también en "Warlords", acá da vida a un esbirro que se pone como una moto cuando inflige dolor). Y, finalmente, un par de "antiguos", de esos que Ray fichaba por puro fanatismo, como Mel Welles (el Mushnick original de "La pequeña tienda de los horrores") o Marie Windsor, con una filmografía repletita de clásicos y subclásicos del fantastique de segunda o tercera división.
El guion corre a cargo de otro jefe, Michael Sonye (ya saben, cantante de "Haunted Garage" y responsable del libreto de "Fonda Sangrienta"). El todoterreno Gary Graver se responsabilizó de la fotografía. El supuesto México donde se desarrolla la acción no resulta demasiado convincente (sobre todo la aldea. Pa mi que el diseñador de producción no hizo los deberes), tiene toda la pinta de ser uno de los escenarios favoritos y habituales de Olen Ray, las cuevas de Bronson Canyon, hogar de mucho cine de monstruos barato en los años 50 y 60. ¡Ah! y uno de los personajes masculinos responde al chispeante nombre de: Putita.
¿Qué otra peli de baja estofa da más?.

Como colofón, y por aquello de no perder la costumbre, les dejo la caratula completa del VHS surgida de los archivos de Don Enorm.

domingo, 31 de agosto de 2008

WARLORDS

"Warlords" es la primera y única incursión del "gran" Fred Olen Ray en el terreno de la aventura post-apocalíptica línea "Mad Max 2". Naturalmente, todo dentro de los parámetros de su peculiar estilo (o anti-estilo), es decir, precariedad, escasa imaginación, look sintético y visualmente nada atractivo y mucho mucho palique para rellenar metraje desesperadamente.
Un David Carradine pre "Kill Bill" (ya había currado para Ray en "El poder de las armas" y repetiría aluego con "El diablillo caliente") interpreta al héroe de la función, un tipo que busca a su mujer (nada menos que una bastante más joven Brinke Stevens, ¡menudo viejo verde!), quien se supone es prisionera del mega-malo de turno, el simpático Sid Haig antes de renacer de la mano de Rob Zombie (y que, curiosamente, ejerce también de director de segunda unidad). La sorpresa que le espera al ex “Kung-Fu” no tiene precio. Por el camino se encontrará con una tipa, la irritante Dawn Wildsmith, que le ayudará en su misión, cargándose de paso a unos cuantos mutantes (tres tipos disfrazados igual que interpretan a un ejército).
La peli acaba resultando muy cutre y tremendamente pobre. Un único decorado (el resto es desierto), coches tuneados de modo ridículo (atención a cuando dos de estos salen por los aires por efecto de una rampa que podemos apreciar perfectamente) y ese "error genético" con aspecto de patata que, vamos, es cosa fina, realmente desternillante (de hecho, es lo mejor del pifostio).
Destaca especialmente la interpretación de Carradine. El tipo tiene toda la pinta de aburrirse tanto como el espectador, moviéndose pesadamente (la pelea final es de juzgado de guardia) y con absoluta desgana. Ni tan siquiera el pretendido humor cazurro que imprime su realizador ayuda a que la cosa sea salvable. Aún así, tiene su "gracia", aunque solo sea por el inconfundible (en algunos casos para su desgracia) toque Ray.

Y el helicóptero del cartel no aparece por ningún lado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

EL PODER DE LAS ARMAS

Tengo un ejemplar de la revista francesa "Impact" -Octubre del 87- con una entrevista muy maja a Fred Olen Ray (pueden disfrutarla aquí) En ella, el amigo comenta literalmente que le gustaría trabajar para compañías de más peso como "New World Pictures" o, ya puestos, "Paramount". Sí queridos, Ray tuvo también sueños de grandeza. Nadie nace aspirando a ser el rey de la serie B o Z. Por eso "El poder de las armas" (originalmente titulada "Armed Response" y "Respuesta armada" en su "nueva" versión castellana) es una peli tan importante en su carrera. Fue la primera (¿y la única?) que rodó con un presupuesto algo holgado (un millón y medio de dólares del año 1986), la primera para la que tenía un equipo en condiciones (en "Impact" cuenta lo flipante que le resultó ver una calle entera cortada para su rodaje y con una filera enorme de caravanas) y la primera distribuida por una "major". Diré más, fue la única peli de Fred Olen Ray estrenada en los cines de Barcelona. Incluso se habló de ella en algún que otro programa dedicado a los estrenos semanales. Inaudito. A toda esta ensalada de virtudes, debemos añadir una más: seguramente sea su peli más soportable y entretenida.
Dos detectives contratados por la mafia japonesa la lían parda en un intercambio de intereses. El uno traiciona al otro. Este segundo, muere, por lo que su familia al completo decide tomarse la revancha.
Llevo tantos años viendo ponzoñas firmadas por Fred Olen Ray que había olvidado lo placentero que resulta, para variar, encontrarse con una realmente visible. "El poder de las armas" es un thriller de acción sencillito, correcto, pero sobre todo, que no aburre y pasa relativamente rápido (además dura 80 minutos). Bien facturado técnicamente, con las justas dosis de explosiones y tiros y un reparto muy carismático y simpático que, esencialmente, contribuye también al buen regusto que deja. Acompañando a los astros David Carradine y Lee Van Cleef (este segundo especialmente gracioso), nos encontramos un montón de rostros de serie B como los de Dick Miller (un clásico en el cine de Roger Corman y Joe Dante), Laurene Landon (musa de Larry Cohen), Brent Huff (trabajó en más de una ocasión para Bruno Mattei) o el mítico Michael Berryman (el feo de "Las colinas tienen ojos" original) en el rol de un simpático matón al que le encanta repartir galletas de la fortuna. En el lado de los malotes (bueno, Berryman también entra), mucho rostro asiático reconocible de mucha peli videoclubera, destacando el jefe de todos ellos, Mako, que has visto en tropecientos títulos (realmente, "El poder de las armas" parece un regreso a la época en la que la serie B de Hollywood estaba volcada en explotar el "terror amarillo", dato este evidenciado por el visionado de uno de esos añejos films en un televisor). Y claro está, no podemos olvidar a la escudería Olen Ray, que salvo Ross Hagen (otro de los malos), se limita a papeles muy pequeños o minúsculos: Susan Stokey, David O´Hara, Dawn Wildsmith (ex-señora Ray), Bobbie Bresee, Fox Harris y Michelle Bauer... enseñando teta, cómo no. El propio Ray se reserva su papelito como soldado amigo de Carradine en los flash-backs situados en Vietnam (donde muere acribillado). El guión corre a cargo de otro clásico de la casa, T.L.Lankford (suyos son también los de "El misterio de la pirámide", "Cyclone", "Hollywood Chainsaw Hookers" o "Espacio Profundo").
Vale, hay algun momento que descarrila un poco (el tiroteo del clímax final es bastante torpe), pero acostumbrados a las ñordas haituales de Fred Olen Ray, "El poder de las armas" vendría a ser el "Ciudadano Kane" de su carrera. En serio.

martes, 19 de agosto de 2008

BEVERLY HILLS VAMP

Sin contar "The Alien Dead", y dentro de su dinámica semi-industrial de rodar pelis como salchichas en cinco días, para mi esta es la mejor obra del insigne Fred Olen Ray. La mayoría siempre poseen algún elemento interesante -aunque hablemos de la ridícula criatura que acompaña a David Carradine en "Warlords"- mientras que el resto apesta y, sí, mata de aburrimiento. Sin embargo, y a pesar de todas sus carencias, "Beverly Hills Vamp" es razonablemente entretenida e incluso divertida.
Tres chavales de pueblo, cuyo sueño es hacer una película, van a Hollywood a pedir ayuda a un productor de series Z. Mientras esperan una respuesta a sus plegarias, deciden pasar la noche en un prostíbulo que, fíjate tu, está regentado por vampiras. Solo logrará escapar uno, quien recurrirá al mentado productor, y un cura, para poner fin a la amenaza.
Todo ello, claro está, en forma de comedia bufa, muy muy tonta, y facturado a la inevitable manera del Ray más perezoso, a saber, planos casi secuencia, muuuucho diálogo y look estéril, sin vida (por mucho que metan alguna luz verde o roja de fondo para dar más de "algo" al "decorado"). El humor, como decía, es mega-chorra, pero en ocasiones funciona, una, gracias a estultísimos pero acertados efectos sonoros, y dos, y eso sí es curioso, gracias al doblaje español, destacando el que le pone la voz al prota, el comediante de serie Z Eddie Deezen (al que hemos podido ver en "Grease" y "1941", nada menos, y sobrevive gracias al doblaje de dibujos animados y la televisión. El film reseñado no representa su único escarceo con el zetismo , volvió a colaborar con Olen Ray en "Mobb Boss" y se las vio también con Mark Pirro , aunque en aquella ocasión se largó del rodaje sin completar su parte). Suelta algunas frases que son una risa, sobre todo a lo largo del desenlace.
Acompañan a Deezen en tareas interpretativas Britt Ekland (ex-chica Bond y actriz en algunos títulos de culto del cine de género Británico de los 70), Michelle Bauer (inevitable en una de Olen Ray e inevitable verla en cueros. La primera secuencia en la que aparece de esa guisa sobre un tipo, es material descartado de "The Tomb / El misterio de la pirámide", del mismo cineasta), Jay Richardson (otro habitual de Alfredo, quien da vida al productor, lo que permite muchas coñas privadas), Robert Quarry (ex-Conde Yorga, personaje este a costa del cual se permite bromear y todo), Dawn Wildsmith (pareja sentimental del realizador en aquella época) y Tim Conway Jr., hijo del popular comediante televisivo (quien formó pareja junto a Don Knotts en la mítica "Detectives casi privados").
En el apartado técnico también se repiten los habituales de la plantilla, Ernest D. Farino en el guión (su porción más grande del pastel está como diseñador de créditos para films de James Cameron ¡¡!!), T.L.Lankford como "consultor creativo", Bret Mixon en los créditos y las animaciones... y, eso si, el gran Chuck Cirino en lo musical, quien como siempre hace gala de un talento innato para crear sencillos pero efectivos temillas pegadizos, y si no que se lo digan al público que asistió a un pase casual de "Deathstalker 2" y tarareó a grito pelado la fanfarria principal, obra del compositor y sus sintetizadores.

lunes, 31 de mayo de 2010

EL MISTERIO DE LA PIRÁMIDE

Hubo un tiempo, hace ya años, en el que era fan de Fred Olen Ray, uno de los más característicos cineastas de "serie B/Z" de los ochenta. Y hubo un tiempo, hace ya años, en el que era totalmente capaz de sacarle tropecientos aspectos positivos a una peli como "El misterio de la pirámide" (también conocida como "El tesoro de la tumba egipcia" o "The Tomb" en su versión original). Ya saben, el amor es ciego. Hoy, desfredolenrayado y curado, puedo decir que me he quitado la venda de los ojos y ya no me dejo engañar (o un poco menos). ¡"El misterio de la pirámide" es una castaña de mucho cuidao!, peeeeero, es una castaña dirigida por Fred Olen Ray tres décadas atrás, por lo que, aunque los motivos sean extra-cinematográficos, se le puede perdonar todo... comenzando por el aburrimiento y terminando en.... hummm, ¡el aburrimiento!.
Un ladrón de tumbas, de rulo por Egipto, libera a una diosa malcarada que le seguirá hasta los USA con el fin de hacerle pagar por su osadía y recuperar ciertas reliquias. Y bla, bla, bla. El guión lo firma Kenneth J. Hall, todo un astro de las letras en esa época dorada del cine parido directamente pal vídeo-club a quien debemos, en tareas de director (o uno de los varios que participó), aquel entrañable engendro conocido como... ¡pues eso!, "Engendro Satánico" (¡"Evil Spawn", polla!).
Según mis largos años de estudios, tengo entendido que "The Tomb" fue la primera peli "realmente profesional / estándar" de Olen Ray, quien rodó una especie de promo en los decorados de un anuncio de tejanos que recreaba un poco la moda de entonces, "Indiana Jones". Mostró dicho atentado a una productora / distribuidora de segunda y le dieron luz verde para facturar un largo. Es cierto que la peli intenta colarnos un poco el rollo aventurero que tanto molaba a todo el mundo entonces (de hecho, en España también pretendían hacérnosla pasar por un seudo-"Rambo", como bien se ve en la caratula), pero en realidad se trata de un film de terror ( o un "thriller sobrenatural") más deudor de "La Momia" que de látigos y sombreros de ala. Eso sí, todo ello haciendo gala (que no ala) de la mitológica incapacidad de Fred Olen Ray para dotar de ritmo a sus productos. En "El misterio de la pirámide" todo es bla, bla, bla y más bla, cámara estática y actores pasando por delante sin hacer gran cosa. Escuetos momentos de "horror", aún más escuetos momentos de sangre... algunos momentos de tetilla (la hermosa Michelle Bauer hace de mala, luciendo palmito. Justamente, una escena de este film fue extirpada -por motivos moralistas- y reutilizada posteriormente por el cineasta para su superior "Beverly Hills Vamp") y la sosería, y el aburrimiento (of course), habitual en esta clase de cine. Vamos, que ayer la aguanté entera haciendo un esfuerzo sobrehumano.
Al final, lo mejor son los momentos de humor (Ray nunca se tomaba muy en serio a sí mismo, y se agradece), las cagadillas (ver foto, se supone que ese señor que sujeta el sarcófago -quien, diría, es el mismo director- no debería estar ahí, claro que todo pinta a incompatibilidad de formatos), los títulos de crédito geniales (os los dejo al final del texto, formato vídeo. Este tipo de cosas eran las que, en mi época de fan, consideraba muy "estilo Fred Olen Ray", motivo por el que le admiraba... ejem) y el colorido reparto. Por un lado, las viejas glorias (Cameron Mitchell, John Carradine), por otro, los habituales del universo Alfredo (la Bauer, Susan Stokey, Dawn Wildsmith, Richard Alan Hench) y en último lugar, las "frikadas" (micro-rol para la todopoderosa Sybil Danning y otro para la ex-musa de Russ Meyer, Kitten Natividad, mostrando generosamente sus ultra-tetas).
Pero creedme, es más divertido reseñarla, que verla. Ahí va el vídeo....





Y ahí, la caratula completa del VHS...

sábado, 5 de diciembre de 2020

ALIENATOR

Aunque cueste creerlo, "Films 4" estaba convencida de que con "Alienator" tenía un bombazo entre manos, de ahí que apostaran por hacer mucha más publicidad de lo normal, cosa que recordarán aquellos que leyeran la prensa cinematográfica de la época y localizaran el respectivo anuncio a doble página, desde luego nada habitual para esta clase de productos. Pero a poco que escarbes en el mediocre catálogo de la distribuidora, entiendes perfectamente que se dejaran llevar. A fin de cuentas, y como todo buen exploitation, el título era cojonudo, super-atractivo, ¿cómo no se le había ocurrido a nadie antes lo de unir Alien con el recurrente "ator"? (eso pensé cuando en su día inventé Cybernator. Pero por lo visto no era una idea tan estupenda. Tardó un tiempo en surgir una película legítima con semejante título, y encima era de tercera regional). El cerebro ejecutor tras tal estratagema no fue otro que el mítico Fred Olen Ray, del que tanto hemos hablado por aquí, quien rodó la película en escasos días reutilizando material ajeno para las escenas galácticas y, por supuesto, una fábrica como decorado futurista. La historia es una combinación de diversas fuentes, "Terminator", "Depredador", hay quien cita "Critters" y alguna de las pelis baratas de ciencia ficción de los 50 que tanto gustaban a su director.
Kol, un temible villano del espacio, va a ser ejecutado, pero logra escapar y refugiarse en la tierra, engañando para ello a un grupo de jovenzuelos con pelos en los huevos, un guarda forestal y un veterano de guerra. Hasta allí llega Alienator, una robota cuyo fin es cazar al fugado sin importar a quien se lleve por delante. Se carga a unos cuantos inocentes... aunque al final de la peli todo quede olvidado y el resto del reparto la vea como a una heroína, "toda una mujer". Tremendo.
En la época que "Alienator" llegó a nuestros estantes, andaba loco por Fred Olen Ray y su cine, así que el "estreno" fue un acontecimiento para mi. Claro, con tantas ansias me la puse y me aburrió de tal manera, que desde entonces siempre la he odiado. Probablemente, es la peli que más detesto de su director... y no será porque no tiene material para despertar tan feo sentimiento. Pero "Alienator", además de la modorra habitual, la falta de gracia, el look plano, aburrido y mortecino, la fría puesta en escena, la saturación de diálogos idiotas y, en definitiva, la basura recurrente en toda Ray-movie que se precie, supuso una gigantesca decepción. Por mera nostalgia decidí darle una segunda oportunidad... y requerí de CUATRO intentos porque me dormía en cada uno. Que sí, que es una mierda. Pero es una mierda de Fred Olen Ray y eso hace de ella una mierda diferente.
Como suele ser habitual en las producciones del amigo, lo más divertido lo encontramos en el reparto, repleto de actores en decadencia, nombres afines al género que el cineasta fichaba por puro fanatismo  y los habituales del clan Ray. Así pues, la cosa queda de esta manera: Jan-Michael Vincent y John Phillip Law en las últimas, P.J.Soles (de "La noche de Halloween"), Leo Gordon (habitual de la factoría Corman), Robert Clarke (presente en muchas monster movies de antaño), Hoke Howell como cansino redneck palurdo, Joseph Pilato (el cabronísimo "Rhodes" de "El día de los muertos") y la inconfundible Teagan Clive, señora que se dedicaba al culturismo y también asomó el jeto en cosas tan variopintas como "Armados y peligrosos", el "Simbad" de Enzo Castellari y otras de San Olen Ray. Tampoco faltan los de toda la vida, Ross Hagen (el Antonio Mayans yanki), Dawn Wildsmith o Robert Quarry en el papel más insignificante y tonto de toda su carrera (básicamente está ahí para ser asesinado). También se deja ver Dan Golden, director de cutrismos a la misma altura que los de su colega.
La música la firma el gran Chuck Cirino pero, según fuentes consultadas, en realidad no es cosa suya, los productores dejaron el nombre pero extirparon su labor. Escribe el insaboro guion Paul Garson, quien para Fred Olen Ray también se encargó del libreto de la igualmente anodina "Cyclone". No volvió a guionizar nunca más tras "Alienator". Tampoco me extraña nada.
La peli está dedicada al entonces recién fallecido Fox Harris, actor de escueta pero estrambótica filmografía, en la que descubrimos otras pelis de Ray, productos de misma naturaleza exploit, títulos dirigidos por Alex Cox e incluso cosas rodadas directamente en vídeo. Flaco favor le hicieron dedicándole semejante mojonator.
Hacer notar que en el cartel español -este que tienen a la vista- le pegaron a Alienator un brazo izquierdo recortado de alguna otra fuente y que destaca por su escasa resolución. Buenos viejos tiempos los del caratuleo chungo.

sábado, 7 de mayo de 2022

CYCLONE, AL FILO DE LA MUERTE

Suelo lamentarme de que, desde hace ya demasiados años, la carrera del otrora rey del zetismo Fred Olen Ray ande medio muerta, con el tipo dedicándose a la facturación de productos desalmados, sin frescura, ni pizca de las simpáticas extravagancias que eran habituales en su etapa ochentera, cuando más volcado andaba en el fantastique y el terror, géneros estos prácticamente desaparecidos de su filmografía. Pero, siendo justos, es cierto que en aquellos añorados entonces Ray también dirigió alguna película afín al material actual. Meros encargos huérfanos de amor en sus fotogramas (aunque puede, solo puede, que un pelo mejor presupuestados y distribuidos) Eran los años en los que el filmmaker soñaba con integrarse en el sistema de los grandes estudios. Creía firmemente seguir la senda correcta, aspirando a convertirse en un mero pero feliz artesano. Para bien o para mal, nunca lo consiguió.
Siendo entonces yo super-fan suyo, detestaba esas películas. Me aburrían mortalmente (es decir, más de lo habitual en su cine) Eran las etiquetables de "acción y/o thriller", como "Commando para matar", "Terminal Force", "El poder de las armas" o la que me dispongo a comentar hoy, "Cyclone, al filo de la muerte" (puede que las otras caigan también en el futuro -salvo "El poder de las armas", que ya está reseñada-, dependerá de lo que logren mis conseguidores personales. ¡Gracias pishas!) Ya saben que, últimamente, ando en plan "zen", intentando deglutir las películas que en el pasado me atormentaron -por malas pero, sobre todo, palizas- invirtiendo toda mi atención y esforzándome al máximo en busca de impresiones positivas.
Un tipo ha inventado una moto mega-futurista y "chanin" que se alimenta, principalmente, de una batería la mar de duradera y beneficiosa para el medio ambiente. Una corporación malvada hará lo que sea por agenciarse el juguete, así que, simplemente, se cepillan al científico. Lo que no saben es que, a partir de ahí, será su novia la que se encargue de proteger el invento y, de paso, vengar la muerte del pocholo.
A pesar de contar con más medios de lo habitual, "Cyclone, al filo de la muerte" sigue teniendo un presupuesto ajustado, de ahí que el señor director -haciendo honor a su "modus operandi"- continúe abusando de diálogos. Aunque al menos no son tan excesivos, ni tan tontos, como solía ser habitual. La peli cuenta con su accion-cilla. Sus "stunts" espectaculares (hay uno, con un coche que sale disparado por un puente, francamente llamativo) Explosiones generosas. Y todos aquellos elementos tan de la década (está fechada en 1987) que contribuyen a distraerte el ojo y la mente, como la banda sonora a base de sintetizador y un poco de repelente AOR. Así pues, como pasatiempo dominguero, la cosa tiene un pase. Sí, se puede ver.
Quizás la escena más maja -y más Ray_ante, dicho de modo positivo- sea cuando la prota y el novio acuden a un local "punk" para ver un concierto (con el mismo Fred Olen Ray interpretando al portero) En seguida pensé aquello de "Ay dios, a ver qué concepto tiene este hombre de lo que es punk... seguro que nada bueno" Y, vale, es verdad que las pintas del público son más propias de unos "New Romantics", sin embargo, y por esta vez, el grupo está a la altura. Hablo de "Haunted Garage", que se curran una canción un rato guapa y, además, cuentan como cantante con Michael Sonye, auténtico devoto del cine de terror y el "trash", hasta el punto de meter mano en "la industria" apareciendo en toda suerte de títulos. Lo has visto en muchas otras "obras maestras" del mismo Olen Ray, pero también de David DeCoteau o Donald G. Jackson. Ejercía como Mengele (!!!) en "Los surfistas nazis deben morir" Y se prestó a participar en los desvaríos primero underground, pornográficos después, de Eric Brummer. Como guionista, Sonye tampoco es manco, y entre sus libretos más notorios localizamos la falsa cuarta entrega de "El Exterminador" , "Commando para matar" del mismo Ray y, sobre todo, el clásico videoclubero "Fonda Sangrienta". Vamos, que el tío es toda una leyenda y merecería muchas más atenciones (justo al ladito de William Butler).
Ya que estamos con el personal que colabora o aparece en "Cyclone, al filo de la muerte", siempre tan interesante como entonces era norma en el cine de su director, sigamos indagando. Pal caso destacan Heather Thomas, la típica "bimbo" californiana supuestamente sexy que, a mi, me echa patrás. El colega Jeffrey Combs, aún caliente de su paso por "Re-Animator" y que repetiría con Fred Olen Ray en subsiguientes películas, como "Los Dreggs" (de la que siempre se arrepintió) o "Bandidos Americanos" (un western coñazo que ni pude terminar) El actor y especialista Dar Robinson, que moriría poco después de "Cyclone..." rodando otra peli (estrelló la moto contra un árbol, quedando empalado por una rama, nada menos) y al que se hace una dedicatoria antes de los créditos finales. La ex-"chica Bond" y ex-chica "Hammer Films" Martine Beswick. Un Martin Landau en pleno naufragio por los contornos del cine barato. Huntz Hall de los "Bowery Boys" como mecánico salido (este y la Beswick seguramente sean elecciones del Olen Ray más fan) Troy Donahue (repetiría con el director en "Terminal Force") Tim Conway Jr. (volveríamos a verle en una de las mejores Ray-adas, "Beverly Hills Vamp") Dawn Wildsmith (la por entonces pareja del cineasta) Y un par más de los habituales de la casa, Robert "Conde Yorga" Quarry y una Michelle Bauer vista y no vista ejerciendo de stripper, cómo no. Tanta fidelidad se prolonga al personal tras las cámaras, como un Donald G. Jackson en función de asistente, Bret Mixon a los efectos especiales + visuales y T.L.Lankford retocando el guion de Paul Garson, quien poco después escribiría también el de "Alienator".

A modo "frikoso", les dejamos una captura del film donde, muy de refilón, se cuela el estupendo póster de una no menos estupenda película recién estrenada entonces... ¿la reconocen? Más les vale porque, esta vez, no pienso desvelar de cual se trata.


Aprovechando que estamos generosos, también les dejamos con la caratula del VHS patrio completita, cortesía del gran Enorm.

viernes, 5 de julio de 2013

LOS DREGGS

Y ya tenemos aquí, una vez más, al hijo pródigo, Fred Olen Ray. Todo un clásico de este blog. Para la ocasión, hablaremos de una de las películas de su filmografía cómodamente instaladas en lo que podríamos llamar, no sin cierto temor, la "etapa dorada" del sr.director, 1988, es decir, los años en los que se había apoltronado definitivamente en la serie B/Z como uno de sus más apreciados y populares representantes, produciendo morralla a troche y moche, siempre con un amplio sentido del humor y un equipo casi fijo de actores y técnicos. ¡Ah!, y por entonces aún rodaba en 35mm. Eran tiempos en los que el cineasta disponía de productora propia, la infame "American-Independent Pictures" (no confundir con "American International Pictures" ni con "Action International Pictures"), y básicamente hacía lo que le daba la gana... sin salirse del guión, de SU guión, el del Roger Corman de los 80, por así decirlo.
En concreto "Los Dreggs" vendría a ser un especie de homenaje a los seriales de ciencia ficción y aventuras de los años 30, pero pasados por el tamiz Fred Olen Ray, es decir: muchos diálogos para rellenar metraje (y extremadamente estúpidos, añado), incapacidad de dotar de un mínimo de ritmo a nada y reciclaje desesperado. No en balde, su título original es "The Phantom Empire", exactamente igual que un serial del año 1935 con protagonismo de Gene Autry (a quien se cita directamente a modo de guiño fricoso durante una charla). Eso sí, sin ningún vínculo real más allá de la -imagino que- buscada coincidencia titular. 
La peli que nos ocupa a España llegó de la mano del entrañable sello "Lightning Video" que, aprovechando la presencia en la trama de unos bichejos caníbales de ojos blancos, intentaron colárnosla como un especie de exploitation de "Gremlins" bautizándolos como "Dreggs" (aunque no recuerdo que en el film se mencione ese nombre... y no será porque no le dan al pico, los muy hijos de su madre). Al menos la caratula era de lo más llamativa, prometiendo emociones mil, monstruos, robots, chicas malas, etc... lástima que en ningún lado pusieran que se había rodado en tan sólo seis llamativos días, por aquello de aprovechar el equipo que Ray había alquilado para alguna de sus producciones previas. Tío listo.
Un cazatesoros en plena mala racha es contratado por una chica rica para buscar una civilización oculta bajo tierra donde, se supone, encontrarán diamantes de incalculable valor. Pero antes de llegar, tendrán que enfrentarse a toda suerte de peligros tales como una tribu caníbal, un robot mortífero, dinosaurios y una jefa alien con pinta de amazona y muchas malas pulgas.
¡¿Qué gran concepto, verdad?!. Sí. Lástima, como decía, que todo ello esté facturado con la habitual desgana y pereza del cine de Fred Olen Ray. ¿Por dónde empiezo?... ¡hay tanto!. La peli se abre con un absurdo texto en el que el mismo director asegura que lo que va a narrarnos es totalmente verídico. ¿Recuerdan cuando en la reseña de "Biohazard" les hablaba del "toque Ray"?, bien, pues en "Los Dreggs" esto que les comento ejerce como tal. Seguidamente, viene la que, a mi gusto, es la mejor escena del film, en la que un monstruo de patético y ridículo aspecto altamente zetoso (un tipo con una evidente máscara de carnaval) sale de una cueva, ataca a una familia de picnic y le arranca la cabeza al padre. ¿Gore?, sí, un poco, pero también increíblemente cutre y mal parido... ver el cambio de expresión de la cara de la víctima de perola entera a cercenada resulta im-pa-ga-ble. Con todo, yo de chaval tenía la costumbre de ver los primeros cinco minutos de la peli unas horas antes de sentarme en serio frente a la tele. Y claro, con un arranque así, uno se lleva fácilmente a engaño.
El resto, pues un coñazo. Las peligrosas grutas por las que se desplaza el equipo explorador son todo el rato las mismas cuatro paredes, perfectamente iluminadas y con un amplio y cómodo pasadizo totalmente aplanado para que los actores puedan caminar sin demasiada dificultad. Una vez llegan al mundo perdido bajo tierra, este se limita a ser el puto exterior, justificando la luz solar como efecto de un volcán en perpetua erupción (sacado de vaya usted a saber qué documental). ¡¡Mamón, al menos pon algún filtro!!. Naturalmente este mundo está tirando a desolado, cuatro tipas en biquini y una amazona reina de aparatosa indumentaria leather. Poco más, todo muy pobre y triste. Completan el paisaje un puñado de dinosaurios en stop-motion directamente robados del film de 1977 "El planeta de los dinosaurios". Además de este reciclaje, tenemos muchos otros, destacando la aparición de una versión tuneada de "Robby, el robot" de "Planeta Prohibido" (el modo patoso y desordenado, casi verbenero, en el que los exploradores se enfrentan a él, resulta más que hilarante) y, mi favorito, el vehículo supuestamente futurista que aparecía en la serie de televisión de "La fuga de Logan" y que muchos que compartan edad conmigo recordarán afectuosamente. También localizamos la nave espacial que luego Olen Ray reutilizaría para su película "Alienator" (y que, probablemente, venía de reutilizar de alguna otra... ¿"Prison Ship" tal vez?) en un tremebundo efecto de perspectiva forzada, el truco favorito del cineasta que, si ya suele usarlo habitualmente en sus películas, en esta es un no parar. Tenemos esqueletos de dinosaurio, cráteres y diamantes, todas muy mal paridas.
Tanto delante como detrás de las cámaras encontramos nombres muy habituales del universo Ray, sobre todo en aquella época. Veamos: Ross Hagen, Dawn Wildsmith (la ex del director se marca un rol altamente irritante y odiable), Robert "Conde Yorga" Quarry, Susan Stokey, el malogrado Russ Tamblyn en un papel muy escueto, Michelle Bauer (enseñando pechamen, ¡claro!, aunque menos de lo habitual) y Michael Sonye como el decapitado del prólogo (y que, entre sus habituales funciones de guionista -además de cantante en el grupo "Haunted Garage"- está el haber firmado el libreto de la popular "Fonda Sangrienta"). Inevitablemente, la jamona Sybil Danning interpreta a la reina alien medio-amazona en esta, su segunda colaboración con Fred Olen Ray tras "El misterio de la pirámide", atención a la secuencia altamente patética en la que se enfrenta a un dinosaurio gracias a una lanza que localiza por pura casualidad. Sin embargo, la medalla se la lleva Jeffrey Combs, sí, el mismísimo "Herbert West" de "Re-Animator" (y que, cómo no, se reserva el chascarrillo complaciente citando "Miskatonic"). Venía de colaborar con Ray en una peli previa, la aburrida "Cyclone", y supongo que por cosas de contrato, se vería obligado a intervenir en "Los Dreggs". Viéndolo, es fácil compartir su dolor. Quiero decir que a los habituales de Ray, Hagen, Wildsmith, Bauer o Quarry, los ves en su salsa... pero con Combs sufres verdadera vergüenza ajena, no puedes evitar sentirte mal por/con él oyéndolo soltar esas frases tan chorras, viéndolo correr arriba y abajo o enfrentándose incapazmente al robot. Para mi que se sentiría totalmente fuera de lugar... ¡¿qué hacía él metido ahí, entre toda esa peña de la serie Z?!. En alguna entrevista posterior, ha confesado honestamente estar muy arrepentido de la experiencia. Sin embargo, años después repetiría con el director en el western "Bandidos Americanos".
En el apartado técnico, encontramos a T.L.Lankford, Gary Graver y Bart/Bret Mixon. Destaca por curioso Tony Malanowski como co-montador, un tipo que ha pasado media vida disculpándose por haber dirigido la peli que le abrió las puertas del cine profesional, "The Curse of the Screaming Dead", una costrosa fábula de zombies altamente zetosa que acabó en las arca(da)s de la Troma (¿quién si no?) como "Curse of the Cannibal Confederates". Si les digo que el mismo Lloyd Kaufman la considera una de las peores de su catálogo, se lo digo todo todito.
Me puse a revisar "Los Dreggs" ayer noche con ganas y mucha voluntad, por eso quizás me pareció un 10% menos aburrida y terrible de lo que la recordaba. Pero no nos engañemos, eso es exactamente lo que es, por mucho que Ray intente salvar la papeleta a base de humor... claro que, pal caso, a veces este hace más daño que bien, acercando en demasiadas ocasiones el conjunto al puro patetismo. Eso respecto a los momentos cómicos, el resto ya resulta miserable por si solo.
Únicamente recomendada a fans del director y su troupe... después de pegarse un lingotazo de trinaranjus y una clencha de petazetas. 

sábado, 18 de noviembre de 2023

TERMINAL FORCE

Nick Tyree es un policía alcohólico de gatillo fácil. Y no un gatillo cualquiera, hablamos de toda una magnum 44, nada menos, el revólver más potente del mundo, capaz de vo.... bueno, ya se saben el resto. En cualquier caso, el hombre es suspendido por cargarse a un maleante que quería atracar una licorería. Justo entonces, un mafioso de lo más temible, Johnny Ventura, secuestra a la hija de un camionero dispuesto a testificar en su contra. Así las cosas, deciden devolverle la placa a Nick para que vaya al rescate. Él, muy a regañadientes, acepta.
"Terminal Force" vendría a ser uno de los títulos menores, y más prescindibles, en la "etapa dorada" (o la menos marrón) de la carrera de Fred Olen Ray. Ya, ya, suena a chiste usar las palabras "menores" y "prescindibles" en este contexto, pero sí, tiene sentido. Fue todo un precedente de aquello en lo que, superados los 90, devendría la filmografía completa de su director, productos sosos, aburridos, desalmados y sin chispa de vida, ni ninguna otra clase. No obstante, incluso así, "Terminal Force" es... mmmmh, usar la palabra "mejor" sería excesivo, lo dejaremos en más entrañable que todos aquellos. No por la sobadísima trama. Ni por la habitual ejecución directiva de Ray, tan inimaginativa y perezosa, a base de planos fijos de gente hablando y hablando sin parar. Es una cosa bárbara, en serio. Creo que en toda la película hay un 15% de acción. 20 si me apuran. Y el resto es verborrea desatada, incluso para contar las mayores chuminadas. U otras tan evidentes que no lo necesitaban. Pero son esos 35 milímetros maravillosos con los que fue rodada (en cinco días), esos actores -sobre todo secundarios- más acartonados que un pack de tetrabriks y, sobre todo, la interminable ristra de rostros simpáticos, mucho habitual del subproducto e, inevitable, un montonaco de los integrantes de la secta Olen Ray, lo que "salvan" la papeleta. Bueno, y sus escasos 83 minutos de duración, por supuesto.
Richard Harrison no necesita presentación en este blog pero, vamos, el papel le va que ni pintado. Troy Donahue aparece como segundo de cartel (de hecho, su rostro se come más de la mitad de la caratula del VHS patrio), aunque lo cierto es que su papel es tan insignificante como irrelevante. Siendo un jovenzuelo de lo más guapete tuvo un arranque prometedor, asomando en "Invitación a la vida" de Douglas Sirk. Sin embargo, y conociendo a Olen Ray, sus gustos y manías, apuesto a que lo fichó únicamente porque en 1958 actuó en "Monster in the campus", considerada uno de los momentos menos inspirados de Jack Arnold. En cualquier caso, poco a poco la carrera del joven Donahue se fue desinflando, lo que, inevitablemente, le llevó al abuso de toda suerte de sustancias, especialmente bebercio (anda que... entre él y Harrison, menudo plantel). James R. Sweeney era ya todo un veterano del subproducto, había aparecido en la "sex comedy" "Esta chica es mía" y, seguidamente, prestó sus servicios para gentuza como David DeCoteau, Richard Gabai o Rick Sloane (quien, by the way, se encarga de diseñar los feos títulos de crédito de "Terminal Force"). No mucho después, Sweeney repitió con Olen Ray en "Bad Girls from Mars". Y hablando de girls, mencionar al bombón que interpreta a la secuestrada, Angela Porcell, una actriz que, seguramente, iba para "scream queen" pero se cansó de enseñar ese par de tremendos melonazos que gastaba, retirándose cuando apenas había sumado seis títulos en su filmografía. Claro que, menudos son. Localizamos otra vez a Rick Sloane con "Academia antivicio", "Deadly Reactor" del infamemente famoso David Heavener, "Chance" con el ínclito Joseph Merhi metido de por medio y la que todo lo empezó, "Glitch!", "sex comedy" firmada Nico Mastorakis. Impresionante. Tanto como las ubres de la muchacha, que en "Terminal Force" Olen Ray filma con gratuitosa delectación. Es que incluso le dedica primeros planos sin venir a cuento. Puro "exploitation" para ojos perversos como los míos y los suyos, por supuesto. De ahí que decidiera sacar este hermoso par -nunca mejor expresado- de instantáneas....


Otro que merece ser mencionado es Cleve Hall. De hecho, daría para un artículo entero. En "Terminal Force" interpreta a un asesino demente con pinta de rockero gótico -ya que pertenecía de forma genuina al gremio- y la cara de Pablo Carbonell. Es un actor pésimo, pero resulta muy gracioso. Se le puede ver en "El amo del calabozo", "La gran aventura de Pee-Wee", "Sueños Tortuosos", "Roller Blade Warriors: Taken by Force" de Donald G. Jackson, alguna de DeCoteau y otras tantas de Olen Ray. Aunque, realmente, lo suyo eran los efectos especiales, iniciándose nada menos que en "Pesadillas de una mente enferma" para, luego, pasar a currar con "Empire" en un montón de sus subclásicos (entiendo que asistiendo a John Carl Buechler) y clásicos. Una de sus últimas aportaciones fue fabricar al bicho protagonista de "El ataque del tiburón de dos cabezas", dirigida por Chris Ray, el hijo de Fred Olen Ray quien, ya puestos, tiene cameo en la misma "Terminal Force" como repartidor de periódicos. ¿No es encantador?. Al parecer, en 2012 Hall protagonizó un "reality" para "Syfy Channel" dedicado a su labor en el campo del látex titulado "Monster Man", lo que le otorgó cierta fama. Según la secretaria, colaboró en la confección del libro "It Came from the 80s!". Habría molado entrevistarle a fondo, pero por desgracia murió hace dos años. ¡Ah! olvidaba un último dato que aclara y contextualiza muchísimo de lo comentado hasta ahora, Cleve era hermano de Kenneth J. Hall.
Cerrando ya el apartado dedicado a los intérpretes "no Rayanos", queda Vincent Barbi, el típico superviviente de la era dorada del "exploitation" que Olen Ray fichaba por puro fanatismo. En sus años mozos, Barbi curró en el "The Blob / La masa devoradora" original de 1958. Luego, se prestó a salir en un puñado de los subproductos vomitados por Ted V. Mikels, en la serie y la película del "Batman" de Adam West, en la hoy reputada "Dolemite" y... a partir de aquí ya comienza a tantear terreno Rayano, coincidiendo con James R. Sweeney en "Capone", dirigida por el habitual colega/socio de Fred, Steve Carver (quien aparece en los agradecimientos de "Terminal Force") o haciendo de víctima en "El día después del juicio final" para entrar a formar parte de la mafia Olen Ray. Justo antes de palmar, Barbi tiene papelito en una cosa rarísima de naturaleza "indie" titulada "Suture". La vi en el Festival de Sitges, y se suponía el gran nuevo descubrimiento del palo, rollo "Reservoir Dogs", "El Mariachi" o "Clerks" (al fin y al cabo, estábamos en 1993), pero no coló. Incluía cierto elemento absurdo en su trama que provocó el rechazo de crítica y público.
Y, ahora sí, nos metemos de cabeza en el puro Fredolenrayismo... o esta reseña no terminará nunca. Los habituales que le acompañaban a todas partes durante los 80 y 90. Comenzando por su ex-mujer, Dawn Wildsmith, siguiendo con el gran gran Jay Richardson poniendo fondo y forma al mafioso jefe, un personaje detestable que el actor hace simpático. La inevitable Michelle Bauer, mostrando sus operadas ubres, claro. Ralph Lucas, que en "Beverly Hills Vamp" hacía del criado de las vampiras, esas que se papeaban a los amigos "nerds" del protagonista, uno de los cuales, Tom Shell, también asoma en "Terminal Force", solo que cambiando totalmente de registro. Aquí es el baranda que casi -casi- se tira al personaje de Angela Porcell. Hoy día, Shell se ha reciclado a director de productos desangelados, pero dispone de una filmografía como actor que es... verla para creerla. No pueden faltar tampoco el bueno de Joseph Pilato (acreditado Josef Piato) o el subdirector de subcine Dan Golden.
Pasemos directos a detrás de las cámaras. El fuerte de Ernest D. Farino han sido siempre los efectos especiales (y no solo de subproductos, también algunas películas de primer orden) pero, inquieto él (de joven editaba un fanzine dedicado íntegramente a Ray Harryhausen), en ocasiones lo ha intentado con la dirección y, como es el caso, la escritura de guion. Concretamente tres veces. Sorprende que de una mente tan imaginativa salga algo tan soso como lo reseñado, pero, en fin, ya se sabe. Sus otras dos aportaciones han sido igualmente para Fred Olen Ray, "Wizard of the demon sword" y la ya muy mencionada -y genuinamente divertida- "Beverly Hills Vamp".
Produce (entre otras cosas) Grant Austin Waldman, otro de los creyentes en la causa Ray. Pones la filmografía de uno al lado de la del otro, y casi van a la par. Waldman también lo ha intentado como director de sus propias cacotas, destacando entre las pocas "Teenage Exorcist".
A la hora de ilustrar esta interminable reseña, he echado mano de la sosa caratula del VHS español, básicamente porque así es como la alquilé en su día. Sin embargo, me ha sido imposible resistirme a sumarle la exageradísima y graciosa ilustración que corretea por ahí como cubierta de alguna edición extranjera. Más que nada porque es puro y duro "exploitation". Pilla los cuatro elementos atractivos, desmádralos, y añade alguna mentirijilla piadosa (ese Harrison hiper-musculado!!). Aaaaay (suspiro) los buenos viejos tiempos.