
En Titan (la luna de Saturno. El otro título disponible es el resultón "The Titan Find") una expedición encuentra la consabida forma de vida, una con la peculiaridad de apoderarse de la mente de los seres humanos y usarlos como arma asesina. La siguiente expedición que pisa el lugar se comerá todo el marrón.
Pues ello, que sí, que es pura rutina... pero, por el motivo que sea, guarda su encanto. Todo es muy oscuro en este film, algo perjudicial para lo que eran las ediciones videográficas de la época, es decir, cuesta verlo todo bien... y más al monstruo, que es como la versión "blaxploitation" de la creación de Giger. Al cotarro se une una buena y agradecida ración de gore.
Quizás lo más remarcable, en el campo de lo bizarro, sea la secuencia en la que la chica prota cita literalmente "El enigma de otro mundo" como inspiración para matar al monstruo mediante electricidad. Aquí ya no podemos hablar de homenaje, ni siquiera de plagio, en su descaro y honestidad (¿pa qué disimularlo?), es... algo completamente diferente, como decían los Monty Python.
En el reparto destacan un divertido Klaus Kinski y dos rostros habituales del cine de palomitas, Lyman Ward ("Sonámbulos", "Independence Day") y Wendy Schaal ("El chip prodigioso", "No matarás al vecino"). El director, William Malone, acabaría a los mandos de títulos más gordos, pero menos potables, como la horrible "House on haunted hill", la no menos horrible "Miedopuntocom" y algún episodio de "Masters of Horror".
Pa pasar el ratillo.