
A medio camino entre el thriller Europeo y la comedia ramplona Italiana, pero vendida al resto del mundo como una película de terror bizarra (por culpa de “something weird video”) o un Slasher (la edición en VHS española, da a entender eso), EL CARNICERO DE VIENA, co-producción Italo – Alemana, resulta un ameno entretenimiento, retorcido y malsano, que nos envuelve en un ambiente repugnante y sórdido, paradójicamente, usando unos colores muy chillones, y sin una sola gota de sangre. Todo muy verde, muy azul, muy alegre, pero a la vez, asqueroso. Esos planos del carnicero cortando con destreza la carne, y las asquerosas salchichas que tiene expuestas en el escaparate de su tienda, no ayudan demasiado a contener las arcadas.
No obstante, y aunque el espectador sabe que las salchichas son de carne humana, nunca vemos los asesinatos que este ejecuta, los intuimos, así que a poco que el espectador no tenga demasiadas luces, puede parecer que estamos viendo una comedia costumbrista.
La cosa es simplona, el trillado argumento de servir comida a base de carne humana, mostrado de una manera muy Light a fin de cuentas, y como en el resto de películas de similar argumento, la cosa es efectiva.
Rodada únicamente en decorados, el resultado es tan enfermizo como simpático y entretenido.
Conocida por ahí con diversos títulos como THE MAD BUTCHER, I´M THE BEST BUCHT IN VIENA, o MEAT IS MEAT, está dirigida por el Italiano Guido Zurli, que para la ocasión firmó como John Zurli, que se desenvolvió después entre el “Poliziesco” y el cine erótico, destacando títulos como GARGANTA PROFUNDA NEGRA o LA ESPADA DEL ZORRO.