Así nace el fenómeno Michael Coby y Paul Smith o como vulgarmente se les conoce en círculos
más o menos especializados “Los clones de Bud Spencer y Terence Hill”.
Obviamente, Bud y Terence lo petaron no solo en Europa, sino
que en estados unidos llegaron a tener algo de éxito.
Todo esto nos remite a los años setenta y tras el éxito de
“Le llamaban Trinidad”, que a algún despiadado productor Italiano, se le
ocurrió plagiar la película y para ello contrató a dos actores que se
parecieran a los astros, o al menos, que juntos pudieran crear confusión entre
las plateas europeas. Estos fueron el
americano Paul Smith y el Italiano
Michael Coby: el primero sería el sosias de Bud Spencer, y el segundo lo sería
de Terence Hill, y si bien es cierto que el primero tiene un gran parecido con
Spencer, el segundo, nacido con el nombre de Antonio Cantafora se parecía a
Hill únicamente en que era delgado y rubio. Pero efectivamente, juntos daban el
pego, y podían pasar por los auténticos ante el espectador más despistado,
máxime cuando, al estar rodadas las películas de Bud y Terence en Inglés, eran
doblados por los mismos actores que solían doblar a Bud Spencer y Terence Hill
en las versiones italianas de sus películas.
Así, el “exploitation” que generó “Le llamaban Trinidad”,
pasó a llamarse “Carambola”… y coló, ¡vaya si coló! La película fue lo
suficientemente rentable como para generar una secuela y tres
películas más con esta pareja, hasta que el engaño dejó de ser efectivo.
En España, pasó algo curiosísimo. Se estrenó la película
“Carambola” y pasó inadvertida, apenas congregó 30.000 espectadores de los años
setenta. Pero la secuela se estrenó con el título de “Les llamaban los hermanos
de Trinidad”, y esta si, congregó cerca
de los 700.000 espectadores. Así que se re-estrenó “Carambola” un año después
con la premisa de ser “De los creadores de “Les llamaban los hermanos de
Trinidad”” y metió en salas 500.000 espectadores más… pero ya la película
posterior, que es la que nos ocupa, no logró engañar a nadie y no la vio en
cine ni el Tato. Las ultimas, directamente, ni se estrenaron. Quizás en vídeo.
No obstante, y antes de pasar a comentar la película,
contaré una anécdota: Resulta que el productor de su última película como clones
“Simón y Mateo”, Edward L. Montoro, decidió estrenarla en Estados Unidos bajo
el título de “Convoy Buddies”, y para ver si los yankies picaban, borró de los
créditos los nombres de nuestros protagonistas, pasando a rebautizarles como ¡Bob Spencer y Terrance Hall! Esto cabreó
muchísimo a Smith que decía que el nombre era la única identidad de un actor, y
denunció a Montoro, ganando el litigio y siendo indemnizado por daños y
prejuicios. En consecuencia, se acabó el fenómeno de los clones de Bud Spencer
y Terence Hill, siguiendo cada uno de los actores sus carreras por separado. En
el caso de Smith, la cosa fue a mejor, ya que, tras hacer una película en
solitario como clon de Spencer en Israel –“Si me enfado… lo rompo todo”-, dónde
esta particular pareja gozó de mayor éxito, se trasladó a Hollywood, donde se
ganó un huequito en el “Star System”, haciendo de Brutus en el “Popeye” de
Robert Altman, y haciendo papeles en “El
Expreso de medianoche”, “Dune” e incluso un auto-homenaje en “Maverick”
junto a Mel Gibson, aunque siguió
haciendo roñas, incluso en España, donde participó en nuestra “Mil gritos tiene
la noche” de Juan Piquer Simón.
Por su parte, Coby, llegó a trabajar con directores como
Fellini, Skolomovski o Michael Winner, pero su carrera deambuló por la serie B
más feroz apareciendo en films como “Demons II”, “El Jugador” de Argento, y
fue la identidad secreta de “Supersonic
Man” de Juan Piquer Simón…. Así que
¡Ambos trabajaron a las ordenes de Juan Piquer Simón¡ ¿Conocería este estas
películas?
Por su parte, “Nosotros no somos ángeles” sería consecuencia
del éxito de “También los ángeles comen judías” y en algunos países como
Francia, llegó a estrenarse como tercera parte del binomio “Trinidad”, convirtiéndolo
en trilogía aunque nada tenía que ver. Aún así, esto tiene algo de sentido
porque esta película aprovechaba todos los tópicos del cine de Terence Hill y
Bud Spencer; Es decir, se parecía en el póster y en el título a “También losángeles comen judías” y Paul Smith aquí es luchador de lucha libre como lo era
Spencer en la que expolia, pero por otro lado, la película transcurre en el
lejano Oeste, pero ya con la mecánica instaurada, lo que les permite a nuestros
protagonistas, pelearse por la propiedad de un automóvil , como lo hacían Hill
y Spencer en “Y si no nos enfadamos”. Vamos, para que el público pique, si no
es por un lado, por otro. Huelga decir que en todas sus películas, nuestros
actores se peleaban (un tanto chusqueramente) e imitaban gestos y ademanes de Bud
y Terence, con el fin de asemejarse lo máximo posible.
“Nosotros no somos ángeles” tiene la trama más confusa y
peor explicada de la historia del cine. Vemos a nuestros actores haciéndolo
como los otros, pero todo lo demás falla, no solo el entretenimiento (esto es aburridísimo)
si no la dirección y la estructura de la película, con lo que nos enteramos de
poco, pero la película trata de contar la historia de dos hermanos que,
peleándose por un coche Europeo que han comprado, deciden poner una empresa de
automóviles en el oeste, donde este
vehículo aún no ha llegado, y donde los republicanos se oponen a tal progreso, lo que les acarreará un montón de
problemas que tendrán que resolver a base de mamporros y buenos sentimientos.
Ni que decir tiene, que las peleas de esta película están a años luz de las de
las películas de Terence Hill y Bud Spencer. Pero eso es lo grande de todo
esto. Con este tipo de películas, es mejor lo que hay detrás que las pelis en
si mismas, que siempre son insoportables.
Dirige la película bajo pseudónimo de Frank Kramer,
Gianfranco Parolini, artesano italiano como cualquier otro, que firmó cosas
como “Los 3 Supermen”, reputados
“Spaghetti Westerns” como “Adiós Sabata” o “Seis balas, una venganza, una
oración” y otras marcianadas como "Yeti: el abominable hombre de las nieves" o "El secreto del imperio de los incas".
Ahora vayamos con una de las ediciones videográficas de esta
película en nuestro país, y que muy bien podría ir en nuestra sección “Aquellas carátulas maravillosas”. Porque si en Italia eran expoliadores, aquí en
nuestros videoclubes, con tal de que alquiláramos como borregos, hacían con la
carátula lo que les salía de los cojones.
Vale que la peli se vende como si fuera de Terence Hill y
Bud Spencer –fíjense bien en el cartel que ilustra la reseña- pero si
presidiendo el póster tenemos una ilustración de Paul Smith… ¿Qué necesidad
había de poner otra del propio Terence Hill al lado y no de Michael Coby?. Y
por si eso fuera poco, miren el dibujillo de debajo de los actores. Ahora miren
este cartel de “Loca academia de Policía IV” que les he colocado a la derecha.
Saquen sus conclusiones.
En cualquier caso, resulta todo esto del todo fascinante.
Igual que el fenómeno “Clones”. Ahora ¿Las películas? Una puta mierda. Pero hay
que verlas y coleccionarlas… al menos yo no puedo evitarlo.